Vida i viajes de Hernando de Magallanes /

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lID.\ 1 YHJES
DE
HERNANDO DE ~IAGALLANES.
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VIDA 1 VIAJES
DE
HERNANDO DE ~11G1LL1NES,
POR
l\Iagallanes, señor, fué el primer hombre
Que abrienuo este camino le dió nombre.
ERCILLA, Arallcal1a, Canto 1, estrofa 8."
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santiago de Chile,
I:\lPRE:\TA
r\ACIO~AL,
CAUE
DE LA MONEDA,. NÚM
46.
- Junio de lPG'l. -
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~'i~J~JvI. Li,
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ADVERTENCIA PRELIMINA1L
Si el YlaJo cmprcnc1iJo por MagaUanes /rub¡era
producido solo el reconocimiento tIe la estrcmiclad me,
l'illional del continente americano, el descuhrimiento
del estrecho a 1ue la posteridad ha dado el nombre
del célehre marino, i la nuvcgacio:1 de mares uescoll()cirJos~deberi:¡ considerarse corno unn uo las mas
notaLles cmp:esas que se llevaron a cabo en aquel siglo de atrevidas esploraciones.
P~ro eso viajo señala
auemas uno Úe [os mas sólidos progresos que jama:.;
haya hecho la jeografía.
La cscuadrilla de MngalJanes, despues de tres años ue nD. vegacione3 i dcsgra ~
cias que la rc:dujcron a una sola na\,(;, llahia dado la
primera vuelta al mundo. La rCllonucz de la tierra,
que habian adirinado algunos sábios, fllé desde eutónees ua hecho probado por la espcrie'1cia. La jeografía rompió las ligaduras que la amarraban a las
preocupaciones del vulgo, i pudo desarrollarse libre-·
mente para llegar al estado en que hoi la vemos.
La impoz:tancia de este viaje fué reconocida pOl' los
contemporáneos de !\ragallancs. El cékbre culector
de las relaciones do Yiajeros Ju,i)1 lhatista Ramusi/),
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11
AunmTESCIA.
al publicar en el primer lomo de su coleccion, la tr:1uuccion italiana de la historia del viaje de Magullanes escrita por Maximiliano Transih'ano)
dccia en
una advertencia:
«El viaje ejecutado por los españolcs al rededor del mundo en el término ,de tre~
años es una de las mayores i mas maravillosas ewpresas que se hayan llevado a cabo cn nuestro siglo
i aun de las que sabemos de los anliguos, porque ésta
excede a todas las conocidas hasta ahora
i si
oyeran referir los granrles filósofos de la antiguedad
los acont.ecimientos i el fin de este viaje, 50 quedarian pasmados i fuera de síl). Posteriormente, se han
repetido estos mismos conceptos tal vez con mas elegancia, pero siempre con igllal admiracion i aplauso.
((No hai vida mas ter.rible que la de Milgallanes,
dice Michelet. Todo- es combate, lejanas navegaÓones, fugas i procesos, oaufrajios i asesinato frustrado, en Hn la muerte entre los hárbaros. Pelea en
Africa. Pelea en la India. Vive entre los malayos tan
bravos i tan feroces. El mismo pa¡'ece haberlo silla.
«En su larga residencia en Asia, recoje todos los
uatos, prepara su grande es-pedicion, su tentativa de ir
por la América a las islas Molucas. Estaba seguro de
encontrar la espcceria Luscándola en su país orijinario a mejor precio del que tenia entónces trayéndola
del occidente de la India. La empresa en su idea primitiva, fu'é enteramente comercial. Una rebaja en el
precio de la pimienta fué la inspiracion primera del
viaje mas heróico que jamas se haya hecho en este
planeta.
«El espíritu cortesano, la intriga dominaba eotónces en Portugal. Magallanes tratado mal, pasó a Ei·
paña, i Cárlos V le dió mag:lificamente cinco naves.
Pero, no se atrevió a fiarse enteramente en el tráns·
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,m"ERTEXCLI..
III
fuga portugucs: le impuso un asociado castellano.
l\Iagallanes partió entre dos peligros, la malquerencia castellana í la venganza portuguesa que lo busca ~
ba para asesinado. Víó la revolncion en su escuadra.
idesplegó un heroismo terrible, indomable i bárharo. Encadenó al asociauo, í se hizo el único jefe .
.Mandó apuñalear, degollar, descuartizar a los recal·citrantes. En meclio (lo lo(lo esto, naufra~ ios, na ves
perdidas. Na(lie queria scguirlc, cuando se divisó el
aspect.o aterrador lle la punta de la América, la desolada Tierra del fuego i el desolado cabo Forwanl.
Esta comarca arrancada del continente por violentas
convulsiones, por la furiosa ebullicion de mil volcanes, p3rcce una tormenta de granito. Hincha¡la, 1'0quicbrada por un súbito rcsfrialIlicn~o, causa harror.
Son picos agu(los, campanarios ccén!ricos, negra;;
telas, dientes atroces uc tres puntas; i toeJa esta masa
de luva, de basalto, está cubierta de IÚgubrc nicvc.
«Esto era de sobra para touos. Magallancs f1~0:
«Vamos adclantc». Buscó, volvió, se desenredó d~
cien islas, Gi1tró'en un mar sin límites, ¡lacífico este
cliu. i que ha conscn'auo el nombre de tal.
«(~Iaga\lancs pereció en las Filipinas. \.uatro navios
uesaparccieron.
El único que qucrló, la Ficloria, no
tenia al fin mas qne trece homhr~s, pero tenia su gran
piloto, intrépido c indestructible, el \'asco Sehastian,
que volvió solo habiendo si:lo el primer mortal que
diera la vuelta al mundo.
«Nada hai Illasgrandcque esto, Dosde entóll~es, el
globo cataba seguro de su rcdon(lez. Esta maravilla
física del agua uniformemente
estendida s0bre una
bola a que se auhiera sin separarse, esto milagro COltaba demostrado. El Pacífico estaba al fin reconocido,
c~c grande i mistcrics'J lahor;lf.ol'io donde, léjos de
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IV
ADVERTBNCíA.
nuestra vista, la naturaleza trabaja profundamente
la vida, nos elabora mundos, continentes nuevos.
«Revelacion de inmenso alcance; no solo material,
sino tambien moral que centuplicaba la audacia del
hombre i lo lanzaba en otro viaje sobre el libre oeeano de las ciencias, en el esfuerzo temerario i fecundo
de dar la vuelta a lo infinito» (1).
Sin embargo, si la posteriuad ha reconocido la importancia de este viaje, bien poco conoce acerca del
hombre que lo concibió i lo emprendió. Bajo este
punto de \'ista, Magallanos ha sido mucho ménos fe .•
liz de lo que merece. Miéntras se han escrito i publicado centenares <le volúmenes sobre viajeros i
descubridores de una importancia mui inferior a la
suya, sobre él no se posée un estudio completo, una
biografía capaz de darlo a conocer, de revelar el alcance de su jcnio, la direccion de su carácter, sus antecedentes i su vida, En las historias jenerales se ha
referido su viaje con mas o ménos acierto, con mas
o m6nos estension; pero se ba descuidado casi del todo
su persona.
Conozco solo tres ensayos biográficos de Hernando
de Magallanes (2). Escribió el primero el contraalrmrantc frances MI'. de Rassel (Biographie univel'(1') l\licltclet, La mer, lib. II, páj. 28<1, i siguientes, (París
]861.)
(2) N o merecen este nomure la erudita intl'oduccion qne ha
puesto Cirios Amoretti a su cuidada reimp:'esion del Primo
Viaggio allofllO II mondo, escrito por Antonio Pigafetta (Milan,
18(0), ni la pcquefla biografía pucsta al frente de la reproduccion
esta misma obra en las VO.1lagl'urs anciens elmodernci
de E. Charton (lom, 111, páj, 266, París ]850.) El JoU1'1w! illusIré des ¡;oyagcs el des voya.geurs, (lom, 11, páj, 95, Paris ]858)
ha pnblicado nna biografía
!\Iagalhncs, curiosa por 10i errores, junto con 1111 retrato (le pnra fantasía, para preceder Iln:l
'1\1C\'i. rcil\lrn~"ion
lid riuJ;:;;o de 1'4¡'Rfctla,
ue
ue
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ADYERTE~ClA.
y
selle, tomo XXVI) eon conocimiento lle las obras españolas que tratan ue ese "iaje; el segundo, don Martin
Fernanuez de Navarrete al frente del tomo IV ue su
importante Coleccion de los viajes i descubrimientos
que hicieron por mal' los españoles desde fines del siglo XV; el tercero, ha sido publicado por M. fcroinand Denis en el tomo XXXII 013 la NotwcUc biogra.
phie gélléralc.
Aunque todos ellos poseen cierto méri-
to, el segundo es sin uuua el mas esti:nahle i el mas
completo. Navanete publical)(l cntónccs un yo!úmen
de documcntos relativos a ese viajero, i
ellos i de
muehos libros tomó los datos sobre qllc ha basallo su
biografía; sin embargo, no ha sacado el pro\'cclJO que
pudo para dar a conocer al célebre navegante. Hai'
deílciencia de noticias en ciertas partes, i escasa ohsCf\'acion i poco gusto para reunidas i L1;~rllrartas, de
lUodo que de ellas resalte el retrato de ~.Ia5allanes
tan complcto como nos lo han trasmitíú,)
los mas
autorizados testimonios.
Como aquel célool'C ,'¡ajero fuó el primer dCBCU-
ue
bridordclterritorio
chileno, tuve quc estudiar sus
esploraciones para dadas a conocer cn U:)ll. historia
jeneral
:le Chile en que trabajo
desde muchos alíos
atraso En las }¡jstol'ius de los descubrimicntos i conquistas de los e"paiioles i portugueses en el siglo XVI,
encontré todo jénero de noticias; pcro q\li~o adelnnt:¡r
mis investigacÍ0¡:c5 en los uocumc~ll05 i relaciones
que pcrmanecen in6rlitos, i me engolf¿ en csta tal'C~a
durante mi via;c a Esrnña ea 1 :n:) i '1~~G;). Antes de
mucho tiempo, rudo pc::madirwc
d~ '[1.:8 el sabio l1Í~I()riógra[0 clan Juan Bwtista .Mu¡:oz, lH:bia ll('cllo J'L1todo
el trab~.io de inycstigac:ol1 con el propósito ue II'l~r.rlO
scrvir p:lra la contil1:.I:J.c¡o,1 dJ su !.Iisíoi'irl del ¡¡"e¡':;
:nHndo) dc (lI:C (bjt) p\Ó¡i~:d() U:1~ol,)["11!:)' )¡ll~m
.'
L
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VI
.U)VBIi'fBNCU .•
habia esplotado r.on todo acierto los archivos de España i Portugal, habia copiado los documentos mas
importantes i cstraclado los de ménos inleres, i habia
reunido el mas rico caudal de noticias que pudiera
apetccersc. Navarrete mismo ha hecho Dluí poco mas
que publical' los documentos que ya había recopilado
Muñoz en su valiosa coleccioD de manuscritos.
En esta coleccíon; que se conserva en la rica oi~
blioteca de la real academia de la historia de Madrid,
j a que tuve I¡hl'e acceso, merced a la ilustrada liberalidad de dicha corporacion, rccoj[ copiosos datos
que apuntaba escrupulosamente, i que pude aumentar pocos meses despues en el preciow archivo de
'Indias depositado en Sevillil. Insensiblemente, mis
notas excedieron los limiles que en un principio me
habia fijado, Buscanrlo noticias acerca del descubrimiento de la eSlremiclad meridional del continente
americano, habia recojido todos los antecedentes neccsarios para hacer una biografía de Magallanes tan
completa como me lo permitieran mis fuerzas i los
documentos que han quedado de aquel célebre viaje.
:Me era ya materialmente imposible hacer entrar en
una historia jeneral de ClJile todas las noticias que
habia rccojido. Forzoso me fué enLónces emprender
otro trabajo de distinto jénero, un ensayo especial so·
hre la vida i yiajes del famoso descubridor.
Tal fuó el oríjen del libro presente,
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c.\ Pi'1'ULO
1.
.~\[~eilllienlo i ¡;lIuilia dr. IIernal1l1o de j\f¡l"allanes.--Se
elliual'C';t
para In India.-F.speuicion
a la costa o~icntal del Africa.-Su
\'uelta a l'ortllg"I.-:\h:;¡~lla\lcs
hace la prim,~ra call1pai\:~
cuntra i\lalaca.--NulIrrag-u
cn los hajos de Padlla.-511 prc~cneia de cspíritll.-Asiste
a la ()(,lIpar:io¡¡ de noa i al sitio
de :llabca.-l\Ialograda
cspedicion a las ~Iol\lcas.- V\ld~·c
:'.Iagalluncs a Lisboa.-llace
\lila n\leva campana eu :\rricu.Sus correrías en Azalllor.-E~
hcrido de \lna lauzada.-El
reí desatiende SIIS sel'vicios.- Sus proyectos (k futuros U('5cuhrirnientos,--J{lIi
Faleíro.--;\Iagallaues
Stl lk;nuluraliza
en
Portugal i pasa a l:spana.
Nació Hcmando de :\Iagrrllancs en la {lcqlIC;!:\' aldea de
Sabrosa provincia de Tras·os-~lolHes, en el reino de Portugal. Los documentos faltan pam fijar la fecha de su nacilllientoj pero se puede colcjir sin temor de cquivocaro:c
mucho que debió tener lugar por los afíos d0 14RO, De
SIIS projcnitores se sabe· ~olo í[llC Sll padre 8e llamaba Pedro el),
Había en Poriil;al cinco gl\dos de noblt:;w .. Parece quc
b familia dc i\1n~illlan::~, () .vla~·alll;lens, COl110 c3cribcIl lo~
portugucscs, perlClllecia a la cunrla clase, ala de IUd "!itlalgos lle cotta d~ nr;nas e ger.:lyao, quc ten insignias de nobrcsa." T,rr familia tenia lIl' escudo de armasjaqucl:ulo
esto e.3, cOlll[lucdlOde c:ladrítos, como un tablero de ajedrc:l.
P03tcriorlll;~llte, a !1'ICS del siglo XVII, el rei UOll Pedro 11
diÍl el IÍlId,) de .•.izcOIlIJe d~ f'ollte Arcada a 11110de lo"
miembros de esta familia, a Pedro Jaques de :\1agnlhaens ('~).
(1) Véase la ilnstraeioll nÚm.!.
,2) :'.Ianorl Scverin de Fnria, .'V'oticin., rl~ P()I'I/lt:;nl, di;;r. fll.,
P:lj. 83, Ull i n~. r.,li,tlel Jallci!'0 ]740: ndicionrtda por J. Ihr'IO"U.
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~
VIDA
I VIAJES
Los primeros años de Hernando de l\Iagallancs están cn.
vueltos cn la incertid umbre. Se refiere solo que pasó su niñez en Lisboa, ocupado en el palacio en calidad de paje
de la reina doña Leonor, i del rei don .Manuel (3). En
ese rango, los herederos de los hidalgos portugueses, sin
dejar de prestar sus servicios, recibían una educacion mui
cuidada bajo la próteccion i vijilancia del soberano, que vijilal.¡a a los institutores de sus pajes, i repartia a ésto::!los premios a qne se hubieran hecho merecedorcs. Allí hizo }lagaHancs sus primeros estudios; pero es probable que su espíritu
inquieto i emprcndedor 1)0 pudiera sujctarse a la vida trllnquila i lllonótolHl J({la corte, i quc, deseoso de adquirir un
nombre i de buscar aventuras en un mundo casi desconocido, ofreciera voluntariamente sus servicios para ir a militar
en las apartadas rcjioncs del Asia, campo cntónc{'s de las
hazañas i conquistas de los portugueses.
La India era en efccto el teatro de gloriosas i productivas
cm presas, en que se sostenia una guerra llena de interesantes peripecias i en qlle se abria el rico mercado de la espccería, que habian csplotauo durante la edad media las rcpÚblicas italian"s. Las navegaciones
de Vasco de Gama i
de Cabral al rededor del Afriea habian abierto nuevo rumbo a ese comercio, de que a la sazon gozaban esclusivamente
los portugueses, nsentnnuo su dominacion tan pronto por
tratos pacíficos con los reyezuelos asiáticos que querían
someterse) como por meJio de la guerra i de la conquista
armada. La noticia de las resistencias que encontraban sus
soldados, determinó al reí don :Manuel a equipar una numerosa armada, la mas considerable que hasta entónces hubiera salido ue Portugal con ese rumbo. Componíase de
veinte i uos naves, de las cuales solo seis eran carabelas i
las otras gr\leoncs o navíos; i en ellas se embarcaron ;'mucllos i mui honrados hombres, muchos hidnlgos i caballe.
ros espcrimentaJos en la guerra,"
como dice un historiauor portugues. El mando de la escuadra i ue las tropns fué
confiado, con el rango de ..-irei de b India, a don Fran-
dr;
(:~) Argensola, Hisl. de las .JlJolllcas, lib. I.páj. G-Iu., ..'lnalcs
.'lragon, lih. 1, cap. 13, p.ij. I:.l3.
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3
DE HEn:'\A~DO DE nrAGALL.~:'\r.g.
de Almeidn., "persona
bles cualidades
para grnnJes
gllerras
contra
mentado"
moros
de Africa
i de G rallad,,-
110-
i en
mui csperi-
(il).
lHagallanes
tus los peligros
se alistó
de
cntre
estos
de sus bienes
los cspedicionarios.
para
Eran
jun·
i de las c¡lInpaU(IS en qlle
vinjes
i los esplor(ulores,
St; cmpeilalmn
los soldados
preparaban
e;;piritualmcnte
ponian
í
de altos merecimientos
i dificultosas empresas,
l:isco
como cristianos
que todos sC
fervientes, i dis-
el caso de morir
en I(l enlpresa.
~'I<1gallancs lo llizo a"í: ell ~l de diciemure de 150 1 otorgú
nn ::;OklllllC testamcnto
en BdclI, uarrio oc:cldclItal de Lisboa, que
i'crvj[l enlúllcc::; de
puerto'a
el viaje de las llll!:,IS. ~,;o tc::ieildo
ulediatos,
Ung-all<llles dejaba
Sil
las
hncian
IH\\'C;; qtle
otros hcreLlcrocl mas in-
patrilllOllio a
IIIHI
hernlana
c;\saúa CO;IJuan de Silva Tdlci>,jentil llOll!b:'c de palacio,
i 8::ilor del c:tstil1o lle l'ereira de
Suurosa, COIl oulig:lcioll de tra~lIlilir su ¡¡pelliJo jLllltO COll
sus armus a sus hereJeros (5). Anted de ilustrar ~II nomure
cun granúes hechos i de forlllar por sí mismo un noble
~\lya) dolía 'r,:resa,
trullCO
de familia,
lHagallanes
le legaroll
miraba
que
selTara
ell sus SO\;ri~lOS) ya que
I};lS
ticrnts si:¡ herederos
sus
mayores
nombre
lilas
con
di;~ilo orgullo
el
i ({lIeria que se con-
él podiu. SLlclllllbir en Icja-
directos.
1.a c;;cuadra cLjú las aguas del Tnjo el ~5 de marzo de
1505, el! ll1ec]io :le las mas solemnes celebraciones.
Los
soldados
de Almeitla
iban a establecer
la dominacioll
por-
i compromiso;! de los p~r!idus monarcas de aqudlos pa:sé;s. Las historius de estas cU:Hiuis:a3 recLlcrdan Illui rara \'ez el nomI:rc de l'la:~¡¡llall¡:s, qLle siu dlllla p{)" SI! W\l¡jO subaltc:ruo,
tuguesa
soure bases
m:lS sólidas
c<) h:(l~o (~C j',~::;'iL, Diclogos
:\ \',
.)~j. :¿-1l.
que 103 tmtadc3
<fe varia
"i~!ér¡(J,
tlial. IV
COj',
(i¡) El IC.;!:;¡;l('i:tO de :\1wr;¡;l;¡ncs
no !in Eido COllncitlo ~ino
R[.i, l; ((() de los heredero,,> de su IHII11hn lo c:cocubrió cn
L:-L¡;:l~i :Hll:linislró !l:l<l copia a :1. Fndiu<lnd DC!li" erlldilll es ..
,"':tor "o!m+ bs l'OS~~ del J1ra~i1. n 'luica (l:'bo el c()!lUcimienlo
:!e C','!Ci:l~'!:'c"aute do~nll1C'l\lo.
":1 ]
2
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4
\"IDA I VI.Uf.5
no tellia ocasion de distinguirse particularmente,
Parece,
sin embargo, que servía de ordinario en la mnrinu, i que en
ella adquirió los conocimientos i la práctica lJllC tan útiles
habian de serle mas tarde para consumar la empresa que
ha íllmortalizado su nornbre. En 1506, en efecto, se hicierOIl sentir violentas ajitaciones en los pequeños reinos de la
costa oriental del Africn, que los portuglleses habiall galiado a su alianza o hecho tributarios; i como Almeidu, bajo cuya depcndencia estalHtn tumbien esas colonias, COllOciera su importancia para la conservacion de llts posesiones de la India, de<;pachó una cscuadrilla a las órdenes de
Nllño Vaz Pereyra "con algunas personas señnJadas: una
Fernando de Magallanes, aquel nombrado de la Fama por
ilustre descubridor" (6). El prudente Vuz Pereyra colocó
en el trono de Quiloa a un monarca amígu de los portugueses, i restableció las buenas relaciones comerci<tles COIl
ese estado í con Sófala, país rico situado cn frcute de la
isla de Madagascar, que algunos jeógrafos de aquel siglo
denominaban el Otir de Salomon.
No es posible decir cuanto tiempo permaneció Magallanes en Africa, ni seíialar las empresng elÍ. que tomó parte
durante aquella espedicion. A principios de 150S se hallaba
de vuelta en Portugal, cuando el reí prepamb\l. ulla nucva
escuadrilla encargada de auelanlar los descubrimientos
i
conquistas en el Asia. Se hablaba entónces de la península de Malaca i de SIlS riquezas como del Quersoneso áurico de los antiguos. El soberano portugues, animado por
las noticias que le venian de la India, mandÚ aprestar cuatro naves, que puso bajo el mando de Diego Lopez de
Sequeira, con nombramiento
de g'obernador de una provincia que quería formur.
Magallanes se alistó en la nueva el!pcdícion, i COil ella
salió de Lisboa el ¡ de abril de 1508. Despues de haber
hecho un prolijo reconocimiento de la isla de .l\1adagascar,
(6) Manuel de Faria
i SOll~a; Jlsia porlllgllcsa:
(om.
J, parto
1, cap. 10, pij. 91
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DE n::R:-1ASDO D¡ !>1AGAI.I..\:'it:3.
la e!lcuaurilla se dirijió a Ceilan; pero, comlMlicla Jlor
,·ienlos contrarios, t.uvo que recalar tl Cochin en la costa
occidental de la India, donde tenia su residencia onlinari[1.
el virei. Almeida lel:! suministró nuevos recursos parll proseguir el viaje: alimentÓ la flota de Sequeira con otro na,'ío, i el número de SllS soldado!:! con sesenta IlOtllbrcs de
la guarnicion de Cochino Desplles dc esto, los espediciouaI ¡os dejaron el puerlo el 1<..1de ago¡;to de 1500.
Las naves de Sequeira reconocieron la isla de Sumalm,
incsplormla hasta cnlónces por los europeos; i, desrtles dt:
\'aria~ eS('L1I'siones, fueron a fondear en frente de la rj¡:a i
POPUIM<t ciudad de .\lalaca.
Por mas que p.1 mngo que
~Tagallanes ocupaha eW(JIlces fucra llllli subalterno, parece
que él observaba prolijall1ente aquellos países to!nalldo nota de cUallto "cia, no en la forma de un diario hislórico sino
tic una rcscí1ajeográfica. En medio de 103 afunes j futigas
consigllil~nles a e~as penosas campai1as, l\lagallanes, como
pocos de SIlS compañeros, tenia cuiuauo particular ue recojer i npunlar uOliÓas reférentes a la navegacion de aquellos
mares, i a la siluacion, clima ¡producciones
dc los países
que visitaba. Sin embargo, su residencia en i\'lalaca no pudo
prolongarEe mucho tiempo. Losindios malayos, despues de
haber recibido amistosamente a los portugueses i de haber
entrado en relacioncs cOlllerciales, concibieron el proyecto
de asesinar/os traidoramente, nsí en tierra como en las llaves, a una hora convenida. Pocos momentos antes de dar
el golpe, cuando los indios csperaban solo la seiIal para npn¡¡alear a Sequeirn. en su propio navío, l\lagallanes, noticioso del complot, se presentó al jencral i diÓ la, oz de alarma. Los indios se echaron al mar para ganar a ¡¡ado la ribera; pero en tierra, los portugueses fueron asesinados o tuvieron que asilarse en la casa de la factoría o que ganar los
botes i volver a bordo con gran peligro de SllS vida;; .. MagaIlan()sJ que no llabia perdido Sil sangre fria en medio del
conflicto, prestó 0rortunos ausilios asus compatriotas facilit;Ínclole8 el rcen:uarco. Entre los qllc entónccs se salvaron
de nna 11l11c¡-tesegllrn, merced a cstos csfuerzos, se contaba l"rancj~co Serrn\lo, o Serrao, camarada ¡quizá paricnte
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6
VIDA
1 VIAJES
de Magallanes, con quien contmjo una estrecha amistad
que duró hUi!ta su muerte (7).
Este conflicto [ué causa de que por cntónces desistieran
los portugueses del proyecto de establecerse en1VIalaca. Sequeira <] uernó dOli de sus na\'es que no podia manejnr por
falta tle tripulacion, se embarcó en la mejor de todas ellas
para volver directamente a Europa, i mandó a sus oficiulei
<¡ue en las otras dos, que estaban en mal estado, volviesen
a Cochin, i que carenadas en c"e puerto, se pu~iesen en
viaje para Portugal. A l\lagallanes le tocó quedar en estas
últimasí
Como lo habia dispuesto el jeneral, las dos naves volvieron a Cochin, i (le alli salieron en bre\'e para Europa. Desgraciadamente, al acercarse al archipiélago de Lasqucdivas,
las naves naufragaron en los bajos de Padutl, grupo considerable de arrecifes peligrosos. Las tripulaciones alcanzaron a tomar las chalupas i a sal varsc en un islote desierto,
donde no ie pensó mas que en ganar 1l0ll.tierra mas poblada i hospitalaria. Los jefes i las personas importantes pretendian embarcarse inmediatamente
en lo;; Dote,;, dejando a
los marineros i soldados en aquel islote miéntras les mandaban ausilio para ponerse en :salvamento. Magallanes, sin
embargo, no quiso gozar del benelicio que le daba su rango
de oficial: en lugar de embarcarse COIlsus compaileros, se
quedó en el islote con las tripulaciones, prefiriendo esponerse a perecer ántes que abandonadas despiadadamente. Tal,
vez esta accion contribuyó a salvar a [os infelices náufragos; los oficiales les enviaron [os socorros necesurioB, i pocos dias despues, Magallanes i los suyos llegaron a Can1\nor, capital de uno de los reinos occidentales del Illdostan.
Los historiadores así portugueses COlllO castellano" han referido este hecho encomiando ardicntemcnte la noble con·
ducta de Magallanes (8).
(7) Joaa de Barros, Décadas de .3sia, der. ff, lib. 1\', rapo
]V, páj. 417.-Latitan,
Ilisloire
rlrs dccouuerles
eL COll7l!cstes
des p¡¡rlugfÚs, lib. V, tomo 11, plíj. ~7.
(8) llarro~, dce. 11, Jib.IV, cap. 1, p:íj. 375.-IIcrrcra,
flechos
de {oseaslellanos rn las [¡¡rlia~ ol;cid,:n!alrs, dec. 1/, lib. JI, cap.
XIX, p:ij. (jG. E'l. de :\fadrid !GOL
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DE I1Ell"'A:.rnO
DE MAGALLANElil.
7
Se ehconlraban todavía los náurragos en esa ciudad cuanclo pasó por allí el nuevo goLJernuuor de la India, Alfonso
de Alburquerqllc) en viaje para Onnuz. Habia salido de
Cochin COII fuerzas considerables para emprender n llevas
conquistas en In. Persio. i llcgnr hasta el mar Rojo i el Ejiptú. Eu Cananor, embarcó en Sll escuadra a Mag-al!anes i sus
dcmas compauero::l de illfúrtnnio. Ayudáronle estos a som~ter la importante cimlad de Goa, i a est.llblecer la autoritlnd
de los pOl'lu;\"llescs en la eosla de Matabar (noviembre de
I5la) i mas taruc en \lila nueva campaua eontra el reine
de ;\1alaca. El sitio de esta dudarl, puest.o enjulio de 1511,
fllé el teatro en quc los portugueses tle::;p[eguron dot.cs mi·
lilarcs tle que h.tsta el1t611ces 110habian necesitado ell la
India. Jamas 103 pneUo3 asiáticos hauian opue~to m:l)'or resistencia a los c<):1<jllistadores europeos. Cada calle, cada
cdiJkio fué el sitio de tlll Iluevo comuate. Al fill, el valor de
los s¡tiadures: el jcnio tlc Alburqucrr¡ue
pudieron mas que
la eneljía de los malayos; i los portuguese:; ocnparon Í<t
ciudad mcdio arrllin,ul¡\ ucspues de nueve di¡ts de lucha
tenaz. En ella, i\'lagallanesse distinguiÓ, "dando de sí l11ui
buenas muestms," dice un historiULlor ea·;teUana (~;).
La conquista uc l\Ia[aca, tuvo grande iltlpOrlUncin política
i militar en casi toda el Asia. Los sobcmn03 de los diveros
reinos dc In Jndo-Chinu i de las i"las inmedi<llus, mandaron embajauores a felicitar a Aluunjuerc¡ne i a solicitar 8lI
ali:tIJza. Los portng~lese3 se encontraron entÚ¡¡ccs cn situa.
cíOIl tle cmprender nuevo" viajes de esplorncion ell los ma·
res vccinos para recono-:;er los innulllenlble~ archipélagos
quc CirClll1tlall la parte oriental de ar¡uel continente. Desde
JUataca, despachó Alburquerqllc lres naves bajo el Illanuo
de .Antoniu de Abr311) tlislinguitlo capitan qnc llevaba cn·
c~lrgo tic rcconocc;' las islas de I3anda ¡las Molucas, fan1O'¡3.Scn el r.o:nercio p3r sus valios~tS prodllcciunes tIc nllcces Illoscadas j duv'os de olor.
Un h:3tC'l'jadol' cspafíol rcClcrc quc ;\'~agallullcs hizo cste
,,¡aje de esplomciol\ (10). En él dcsempcfí() tamLicn UIl pn
(fl) l[clTcra, tlec. Il,lib, Ir., cap. XIX, pÚj, GG.
(1 O) Ar~cJlstlJn) ,rliol"ria de las ~~¡a1,(ca."¡il¡ /l, ,";j, G
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8
VII)A
J VIAJES
}le!importante aquel amigo suyo Francisco Serrano, a quíen
salvó la vida en la primera espedicion a Malaca. Separado
de la escuadrilla el buque que mandaba Serrano, se des·
trozó en uno de esos archipiélagos, que los historiadores
llaman de Lucopinas, salvándose sin embargo la tripulacion; pero habiendo ofrecido Sll ayuda a los isleños en las
guerras que los tenían divididos, alcanzó a llegar a Ternate, una de las l\Iolucas, donde levantó fuertes e hizo alianzas para asegurar la futura dominaclOn europea en aquellos
mares.
Míénlras Serrano l!C establecía eu Ternate, Abren i .Maga!lanes volvían a Malaca con un rico cargamento de esrecefía recojldo en su viaje. Rechazados por vientos contrarías, ¡¡¡¡.bian reconocido la pequeiia isla de Amboina ¡otras
del archipiélago de B.mda donde cargnron completamente
sus naves i dieron la vuella a la lr\dia para anunciar su
descubrimiento i vender las mercaderías traídas de aquellas
islas. Por pobre que parezca el resultado inmediato de este
primer viaje de esplorncion, él abrió el camino a las espedíciones subsiguiente:! ¡un Iluevo campo a la actividad comercÍ<l.!de los europeos.
Poco despues de la vuelta de los ei'pedicionaríos, ~nlió
para Portugal una escuadra m~ndada por Hernan Perezde
Anurade, el esplorador de las costas de la China. En el/a
se embarcó Abreu para regresar a su patria cargado de honores i provisto de bienes (le fortuna, i es probable que lo
acompañara t.ambien Magalbnes puesto que a meuiados de
1512, se hallaba en Lisboa de vuelta de SllS viajes i de su:!
campañas. l\:lénos feliz que él, el valiente Abreu murió en
la na...-egacion.
.Magallanes quedó empleado en el servicio de palacio con
el rango de mozo fidalgo, i con una pension de mil reís
mensuales i lIna racion diaria de cebada, derecho!:; que la
casa real pagaba a los buenos sel"\'idores con el nOlnbre
de moradía. En julio de ese mismo año obt.uvo en esta
pensiol1 un aumeÍ1to considerable por el \'alor de los ga.ie~,
pc;'c mas aun por la importancia que él daba en la COI'-
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DE IH;JtSA.'iDO
le (L 1). Magallancs
deiro,
con una pcnsiou
n
DE :\L~GALr..~~E~.
flié elevado
aL rango
ue 18.30 reis;
de
pero,
fidalgo
esclI-
léjos de conten_
tarse con tallll1ebl!uinos
honores, solicitó permiso para pasar
al Africa,
donde los 50lda(los portugueses
sosteuian
lllHt
gllerra
quistas
gloria.
llena de peripecias
i peligros,
i estenuian
SIlS concon mcnos ventajas que en la India, pero con iguaL
A mediados de 1;')1:3, el rei equipó \Ina esclHlllra de
watrocientos
bnques de todo porte, i un ejército de 19,000
hombres de guerrn, que puso bajo eL mando lle su sobrino
don Jaimc de Brnganba.
Es probabLe qne de ese número
fuera Hernando
de Magallanes,
si bien el prolijo histuriador
de las conquistas de 108 portugueses
en Africa 110 seíiala Sil
1I0011brc entre
los per~(l:lnjes
distingnidos
de la espe(li-
cion (12).
De cualquier
modo qUt~ sea, Magallanes
sirvió ell la g'lle-
rra contra 10sberbcl·iscus ¡t las órdenes deJuan
Suarez, unu
de los olicialcs que ocuparon lu importante
plaza ue Azamor, cuando ou'; habitantes,
mal preparados
para la (lefen.
sa, la ofrecieron
al jcnernl
pDrtllgnes.
No P,tSÓ, sin ell\lmr-
~o, mtlcho til:lllPO (1:3[/1) Sill quc las trupas del rci de Fez
i despllc;; [as del de J\IequiJlcz
volvieran a ¿itiar esa plaza.
l\Ltgallanes
se distinguió
cutando lliversas salidas
valor i alcanzó
una
lal\zaua
ulIa pierna
ascellSos mil itares.
en Ull muslo
para el resto
mnyor,
rango ef]uivalente
parria,
hizo uua
la plaza
motivo
llueva
ochocientos
oe ganado.
clamaciones
particularmente
en la lle;ellsa, ejecontra los morus en que acreuitó Sll
que
En
uc su vida.
quizá
correría
novcnta
una de ellas,
le prohibió
cllibre
Nombrado
al dc capitall
despues
prisioneros
recibió
uso
ue
cuadrillero
de uJla COlJl-
de la clIal
trajo
l\
i uos mil cabezas
El reparto de este uotin dió lugnr a quejas i rede todo jénero, que habian de ser mas tarue
de graves
disgustos
pa.ra Mngallanes
Nittural era qtle esperase nuevos
estos servicios. En efecto, \Iagallanes
(13).
honorcs en premio da
volvió a Portugal,
i
(11) Dor.llnlelllo3 rccojido5 por J[uHoz en los archivos de
Lishoa.
(l:!) Faria i SOlloU, .lJfr¡ca por/llg11esa, r.ap. VII, páj. 108.
(13) J 1)[lO de Barro~, rke. I! 1, lib . .): ('ap. ~, páj. 6·!7.
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10
nVA
1 VUJES
s;,\icitó del rei don Manuel un aumento en los gajes que se
le pagaban. No parece que fuera la codicia de dinero lo
que le estimulara a hacer esta solicitud, porque el aumento
tle la pension era casi insignificante, miéntms que el valimiento que se ganaba con el nscenso era mui considerable.
"Subir cinco reales en dinero, dice un historiador portugues, es subir muchos grados en calidad" (14)
"porque
crecer en esto un real es crecer mucho en opinion" (15 i.
Magallanes, sin embargo, recibió la mas dura repnlsa: el reí,
sin querer oir sus recla:llacionp-~ ni reconocer sus servicios,
le mandó que vol viera a Azamor para .i \Istificarse de los cargos que se le hacian por el reparto del botin cojido en la correría de que hemos dado c,!enta. Inútil fué que l\lagllllaIles pasase a aquella plaza i se presentase de nucvo en Lisboa. con los justificativos de su inocencia, porque el rei, al
mismo tiempo que premiaba a otros hombros de lllénos mérito, desairÚ Sil solicitud i lo tlejÓ cn el mismo rango (16).
Los historiadores que. han recordado estc contratiempo,
no han dejado de sefialar que la envidia ue hombres dc escaso mérito tuvo una parte principal para q nc se consnmara
esta injusticia. Uno solo hai que, asumiendo \In lOna morali:r.ador, Jice que los hombres estiman siempre SllS méritos ellll1aS de lo quc valen (17): observacion inj lisIa cuando
se aplica a ilhgallanes, cuyo jÚnio i cuyo carácter le destinaban para llevar a crAbo emprcsas tlignas de Colon i de
Gama.
Desde entónces, 4>olltrájose parlicularlllcnte al cstllllio
teórico de la cosmografía i de la náutica, corno igllnlmcnle
ala composicion de una obra sobre los países que había visitado. De esta época de su vida data sin duda la "dcscripcian de los reínos, costas, puertos e islas tle la India," que
hl\ llegado hast<t nosotros en lengua castellan<t, i r¡\le aun
r,
r
(14) Faria i SOllSa,./l.,¿a portuguesa, tOIllO
parto 1[, cap. V.
(1,';) fr!. Europa porlu~l/.esa, tomo 11, par!. IV, cap. L-Lalitan, lib. VIlf, torno rrr, páj. ~5.
(16) Barros, Loc. cit.
(17) :\ra:lci, Historia
indicarum,
lib. \' 1[1, páj. 309. (Caen
1611.)
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lH: HE RNAN'no IlE l\IAGAI.T.ANE;<.
11
permanece inédita. A :milaciol) de los .i'~{¡gTnfo"de m si.
glo, Mugnllallcs descriu'l1!.'1uello~ paÍ:lcs rccorrien(1o la, costas (iesde e' caho de H:ICII1lE~rerallí';a pnra adclallte, scñalando los puertos, islas ¡ciudades i descriIJicudo mili SIlmar;amente las cu.,tlllllbres de <511:; Itauilantes. POI' Illn." que
el frontispicio del lYiallllniSlo espllilol diga C¡llr W <1lltor FerIHlIHlo Magallanes vi¿ i anduvo todo lo qlle describe, e5 evidente qlle los copistns o trndwlorcs caslcllanos hicieron intercdaciones i variantes de tmscendl'ncia (18). De este lila.
do, una obra mui importante para cuuoccr el plinto a que
habían llegado los cOllocimientos jcográficos de los portugUel:ies ell aquella época, i mas útil todavía pnra cunuccr la
eSLCI1"iollde los viajes de .\lagallanes en la India, ha sido
imperfeccionaJa por ngregaciones posteriores (Jue le han
arrebatado la mayor parle de m mérito.
Tanto en Lisboa, como en Oporto, donde tcnia irlagallanes una residencia mas fija, buscaba a los nlarillUS i cosmógrafos de mayor nota, i recojja de ellus j de Jas car/<lSde
navegar que se le prcsenlabilll, dat.os illlpOl'lante8 sobre la
lonjilud del milr, "materia, ngT(-~g-aUll historiauor rur1ugues, que tiene echados a ¡wrder mas portugueses ignorantes, tic lo que han ganado los doctos por ella" (1:1). Magallalles, sin embargo, no buscaba la SOIllciull de lInu de
esos problemas que estraviau el juicio: Sll pmyecto cra I1IUS
osado '111elos cálculos q uc se elaboran en un gabinete, pero una vez concebido solo necesitaba de audacia para lIevario a cabo. La amistad que lo liy,aha con Franci~co Scr.
rano no se habja enfriado por la distancia (¡UC los separaba.
(18) La oom dc Jlagallancs se titula: Descripcion
de lo.~ rei1IOS, costas, pllerto.~ e islas qne Iwi en el mar de la India ori,'I!fal desde el cabo de lJIlPna-F..~7)p.rallza
!tasto la Chilla: dp ll).~
usos i costllntbre.~ 'de sus natlira/es:
1m gobierno,
nlijioll,
1:1)merciú i navegacion,
i de los .fi·ut¡)s i efectos qne 7Jro!/.IIC'1t {"IIlP//'M l'(lstas rrjioncs, (;on otras noticias 7Ilui curiosas: COlJlllllcsto
por j,'ór7umdo Jlfagallallcs,
piloto IJorl ugues que /0 riú i (/)/111(/;1)
todo.--He
examinado
\Ina copia
de CHla obra, dc ¡"Ira dd ~Iglo
XVI, '1ne poseía en llladrid el erudito hiIJliúfi!o d,)n l'aHcu;¡] de
Gayangos.
(19) Banos, ¡Jec. I1I, lib. V, cap.
v. 1 V. DE M.
vra.
3
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1'2
VIDA I VIAJES
Lejos de eso, desde las islas "Moluca~ le escribia para eomunicarle noticias jeográficas de ese archipiélago, i darle
cuenta de In gran distancia que lo separaba de Malaca,i re.
ferirle los servicios que desde allí prestaba a su patria. Mngallanes contestaba CS<lS cartas anunciándole que pronto se
verian en quellus países, ya fuera por el camino que ~egnian
los portugueses, ya por el derrotero que lIevahan los castellanos para trasladarse a las rejiones recjen descubiertas .(20)
Entre otras personas con quienes Magallalles contrajo
amistad en esas circunstancia!;, se distinguia Rui o Rourigo
Faleiro, vecino del pequeño villorrio de Cubilla, "grande
hombre en la cosmografía i astrolojía i otras ciencias humanas", como dice Oviedo (21). S us enemigos, enconados
contra él por su carácter atrabililiarío, i mas que todo por
haberse empeíIado en la empresa ue M.agallanes, decían de
él que era un ignomnte, i que solo las inspiraciones de un
demonio familiar podian hacerla pasar por sabio en ciertas
ocasiones (21). Sin embargo, Faleiro poseia los conocimientos mas sólidos que entónces se tuvieran sobre la náutica; comprendió el pensamiento de Magallanes i se asoció
asu empresa con {o:la resolucion. Un hermano suyo, lt'rancisco Faleiro, homhre de bastante méri.to tamblCn, se ofreció gustoso a a,:olupañarlos en sus trabajos.
Pero el viaje que meditaban no podia llevarse a cabo
sin la cooperacion de un gobierno; i todos ellos temieron
que el rei dQn Manuel de Portugal no habria dp, aceptar
sus propuestas. Nada podia esperar Magallanes del soberano que tan en ménos habia mirado sus servicios, i dádoles
tan pobre premio. Les fallaban recursos para acometer la
empresa por sn propia cuenta; i sobre todo, carecían tlel permiso necesario para emprender un viaje en que debían tocar posesiones que estaban cerradas a todo -tráfico que no
fuera autorizado por el monarca español. Magallanes i sus
nmigos se resolvieron al fin a abandonar el Portugal i pasar
(20) 10ao dt' Barros, dec. 11I, lib. V, cap. VII ¡VIII.
Oviedo, lJisloriajeneral de las Indias, ILb XX, cap. 1.
1,22) IlerrclU, dee, II, lib. 11, cap. XIX.
,21)
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DE lIERN'ANDO
DE l\IAGAI.LANES.
13
a Bspaiia para manifesLar sus proyectos i preparar su viaje,
Antes de dejat' su paLria, MagaIlanes quiso desnaturali2arse de ella, como cumplía a un hidalgo del siglo XVI.
Hizolo, en efecto, por actos públicos, i con toda solemnidad, para quedar libre de ofrecer SllS servicios a quien mejor quisiera (23). Separándose entónces de sus amigos, a
quienes queria adelantarse, se poso en viaje para Sevilla.
Llegó a esta ciudad el 20 de octubre de 1517, dispuesto a
presentarse nI rei Cárlos 1de España i hacerle sus propuesk"lS para emprender el viaje. Hasta elJtónces, Magallanes no
habia revelado su pensamiento: en España iba a descubrir
los planes que habia meditado largos años, í que habian de
consumar la obra de Colon j producir una revoluciol1 complcta en los conocimientos jeográficos de SlI siglo.
(23) Faria i Sousa, Comentarios a la Luisiada de Comoens,
tomo n, comentario a la octava 140 del canto X.-·Barbosa, Bibliotlleca Lusitana, tomo 11, páj. 31.
.•...
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CAPITULO
n.
Familia de Diego fiarbosa.-Se casa Magallanes con una hija
de éste.-Hace sus propuestas a la casa de contratacíon de Sevilla.-Llnca divisOl'iade la;; posesiones cspafiolas i portuguesas.-.Tnan de Aranda.-Pl'imeras desavenencias con Faleiro.- Viaje de l.\Jagallallesi Faleiro a Valladolid.-S('rvicio~
prestados a ambos por Aranda.-Cclcbran con éste un convenio participándole de los beneficios de la empresa.
Cuamlo M.agallanes llegó a Sevilla, residía en esta ciu·
dad un antiguo marino portugues llamado Diego Barbosa.
En el rango de capitm'1 de una nave del rei don Manuel
habia hecho en 1501 una importunte espcllicion l\ los mares de la India con la escuaurilla de Juan de NO\'l1.l{ue batió una flota de los moros qne negociaban en CalcUla, i
descubrió las islas de la Concepcion i de Salita Helena (1) .
Habiéntlose separado del servicio i retírádose a España,
Barboso. encontró en esta nueva patria un alto protector en
In persona de don Alvaro de Portugal, hermano <.Ielcélebreduque de Uraganza mandado decapitar en Lisboa en 1483
por el rei don Juan II. Uespues de ese tníjico acontecinlienlo, don Alvaro se habia asilado en España, donde alcanzó de los reyes católicos, SlISparientes, honores i consideraciones de lodo jénero. í los cargos de presidente del
consejo de los reyes i de alcaide del alcazar de Sevilla (2),
(1) Faria í Sonsa, .!l,~iaportuguesa, part. T, cap. V, tomo 1,
páj. 50.-Lafitan, Bis/oire des decoulJcrtes el cOllquestes des
Portugais, l¡b.lI, tomo 1, páj. 175 i si¡,ruientcs.
(2) Lopcz de Haro, Nobiliario de }~spafta, líU. VIf. part. !l,
páj. 189. -Ortiz de Zúníga, .JJnales (le SellWa, lib. XIV, tomo 1II, páj. 409 (Madrid
1796).
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16
VIDA I VIAJES
que le sil'\'ió para protejer i dar un ventajoso acomodo a
su compatriota. Barbolla, en efecto, fllé hecho comendador del órden de Santiago, i teniente alcaid~ del mismo alcázar. Este alto puesto importaba para él una posicion ventajo~m, merced Il la cuaL contrajo matrimonio con una señora principaL de esa cilldad, Llamada dofi3 María Caldera.
F'rutode este enlace fllé una hija, doña Beatriz, que vino
a ser mas tarde La esposa de Magallanes.
ALIado de Barbosa vivía tambien un hijo mayor qne ha.
bía traído de Portugal, i que como él habia navegado ea
los mares de la India. Duarte Barbnsa, este era su nombre,
habia csplorado casi todas las lndias i Los archipiélagos inmediatos, i habia observado esas rejiones con una sagacidad rara en los soldados i marinos de su siglo. Prnto de
estas observaciones fllé un Libro descriptivo sobre aqllello~
países, que habia tenninado a su vuelta a Europa (3). Los
conocimientos que habia adquirido en sus viajes fueron, como se verá mas adelante, de grande utilidad para llevar a
cabo la empresa de su compatriota.
MagalLanes encontró en esa familia la mas cOI'diíl! acoji.
da, sea que Lejanos vínculos de parentesco lo unieran a Barhosa, o que solo Sll nacionalidad fuera suficiente título para
su estiruacion. Vivió con ella el tiempo que residió en Sevilla, i contrajo matrimonio con la hija de su huésped 81 poco tiempo de haber llegado de Portugal.
I.as relnciones de Barbosa debian serIe de grande utiLidad
en los trabajos a que tenia que consagnHsc. MagaIlane3, en
efecto, no desatendia sus proyectos un solo instante; ¡aun
sin aguardar a que Llegaran sus compañeros, dió principio a
sus dilijcllcias. Los reyes católicos habían establecido en
(3) El colector italiano J. B. Rarnusio publicó en 1554, en
el primer volúlI1cn de sus •.y'(wigationi e víaggi, una traduccion
ineompleta de la interesante re(¡lcion de Duarte Barbosa. Solo
en 1813 se ha publicado en Lisboa el orijinal completo de estI' libro en el tomo 11 de la Colr.clfao de noticias para a histo~
ría e ~eogrlifíc,. das nac;oes 1l1tramarinas.-En
un documento
contemporáneo
de Dl1arte Rarbosa, se dice que era sobrino de
Diego. Véase la carta de Sebastian Alvarez al reí de Portugal
en el tomo VI de la Coleccíon de N avarl'ctc, pájina 153.
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DE lIER~ANDO
DE )UGAI.I.AXES.
17
Sevilla uno. gmnde oficina que) con el nombae de casa de
cotltrata~ioll, tenia facultadés par[\, dar licencia de armar
naves i fijarles Sil rumbo, recojer ualos sobre las nuevas
colonias, informar al gobierno acerca ue las mejorus que
pudieran introuucirse en ellas) i consLituir:5een tribunal pa·
ra entender en los pleitos que pudieran suscilarse a consecuencias ue los viajes particulares (4). Magallanes se dirij ió
a la casa de contratacíon a fin de hacer sus propuestas para el
viaje que proyectaba, sin descubrir sin embargo los detalles
ue su plan. Ofrecia simplemente
llegar a las islas de la
cspecería, las Molucas i demas de los archipiélagos orientales de la India, por un camino diverso del que hasta entónces seguían los portugueses, asegurando que aquellas islas e"taban situadas dentro de la ruya de las posesiones españolas.
J)espues del primer viaje de Colon) en efecto) el papa
Alejandro VI, n peticion de los reyes católicos, habia des.
lindado con una línea imajinaria las pretensiones de los
cspafloles i portugucses al dominio de los paíscs desconocíuos. lJ nos i otros uuscauan la Indin. en sus viajes i esploraciones; i miéntras ae¡ue\los encontraban en sn camino \111
llUCVO continentc)
éstos emprendian
la circunnnvegacion
del Afríca para llegar n los paises apetecidos. gl papa haIJía corrido la línea de demarcacion de polo a polo) a cien
leguas al poniente de las islas Azores, i dió n los espnfloles
la posesiol1 de cuantas tierras descubrieran mas adelante,
dejando a los portugueses en facultad de descubrir i conquistar lo::!países poblauos por infieles al oriente de esa raya.
Por un convenio posterior entre ambos gobiernos, se fijó ese
límite a doscientas setenta:; leguas mas al occidente (5).
(-1) Veitia i ~illaje, Norte de l.a c()ntr~t~cioll de las Jndias
Occidentales,
lib. 1, cap. I.-Ortlz de ZUflJga, ./lnales de Sevilla, tomo III, pÚj. 190.-SoJorzano, Política indiana, li). VI,
cap. 17._Navarretc,
Coleccion, cte., tomo 11, doc. 148, pájina
285 publica íntegras las primeras ordenanzas de la casa dc contrat~cion, que solo conoció de referencia Vcitia ¡Linaje.
(5) Muiíoz, Ilisloría <lelo Nuevo Mundo, I~b. JV, seceion
18 a 30.-Nuvarrclc,
ColecctOlI, ele., tomo lJ, numeros 17 i 18.
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YIDA
1 V[AJES.
Al hacer este reparto de las tierras que no eran pobladas
por cristianos, el papa procedia en conformidad con las
creencias de ese siglo. La bula de donacion dice que por
su pura liberalidad, su ciencia cierta i por la plenitud de 3U
potesdad apostólica (6), Alejandl'ú VI concedida a los reyes
de f:spaña la propiedad de las islas i tierros qne dcscubrie.
rnn mas allá de la línea eei'íalada. Como cm lIatural suponer que navegando en direcciones opuestas los espai'íoles i
portugueses habian de encontrarse en su camino, ambos
gobiernos comprendieron que In línea divisoria se estcndiu
al otro hemisferio, i formaba el meridiano completo al re·
dedor de la tierra.
Esta misma creencia fué jeneral por mucho tiempo entre loa jeógrafos i navegantes. Colon murió en In.
, convic.
cion de que las tierras que habia descubierto formaba parte del Japon o de In. China; pero cuando los esploradores
castellanos vieron que 1M tierras recien halladas se dilataban al parecer de un polo a otro formando una barrera invencible, i cuando se internaron en las tierras i descubrieron
el mar del SlIr, percibieron pue pisaban un continente desconocido. Entóncesse buscó un paso que llevara las nuves
españolas a los mares recíen hallados i a las rejiones de la
Indía, ménos ricas en oro, perlas i piedras preciosas, pero
cuyas producciones de especerías eran tan codiciadas en los
mereauos europeos. No hubo golfo que no mereciera un
estudiQ especial, creyendo los esplorndorcs encontrar allí
el canal que buscabalÍ con tanto empeño. Engañados por
los caudalosos rios que vacían sus aguas en el océano, re.
montaron SUB corrientes para penetrarse en breve de que no
estaba allí el tan deseado estrecho. Los viajeros esplararon de esta manera fa costa oriental del continente americano hastn. las máljenes del Tio de In Plata.
Natural perecia que el go!Jierno eapai'íol aceptara las propue8tas de Magallanes. El marino portugues ofrecia no solo descubrir el paso tan buscado hasta entónces entre uno i
(6) De nostra mera liberalitatc, et ex certa sciencia nc de
Apostolicre Potcstatis plenitudini ...•.•
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VE IlER:olANDO DE l\IAGALLASES.
19
Qtro mar, i llevar a los españoles a las islas de la especerÍll
por un camino que nadie conocía i que nadie podia tlisputarles, sino 'lile se proponía probar que aq'lellas i;¡lns estaban en los límites fijados pOI' el papa a las po;¡e,;jnncs del
reí ue España. Los ajentes de la casa de contratacion, sin
embt\rgo, no entraron en arreglo alguno con Magallanes.
Sea (IUC 110 cstuvieran autorizados por el reí, o 'lile des·
confiaran de las promes¡ts de un avcnturero estraiío i t1esconacido, ellos oyeron SIlS propucstas sin intcresarse en los
proyectos úe futuros descubrimientos.
Afortunadamcnte,
desdc un año atras, descmpclhba cl
cargo de factor de la casa de contratacion un caballero de
Burgos llamado Jmi.n de Aranda, hombre entnsiasta por ese
jénero de~1l1presas i capaz tIc comprender In importancia
del viaje qlle meditaba 1Vlugallanes. Antes de ernpeiíarse
en este trabajo, Aranda hizo recojer en Portugal informes
acerC<1de! rccien /legado; i como éstos fueran completamente satisfactorios, tomó un vivo ¡nteres en favor suyo i
de SllS proycdo3. l\1ugidlancs, (Iue hasta cutánces había
guanlado el pla!} dc su viaje con gran reserva, dcscubrió a
Aranda sus propósitos dispuesto a asociado en sW:llmbajos,
como tautbien en el benelicio de aquella empresa.
LW:l circustancias se presentaban
lIlui favorables para llevar a callo el proyectado viaje de NIagalluucs. El19 dc setiembrc habia desembarcado cn Villaviciosa de Asturias el
hercdero de la corona de 8spaiía, CÚrJos dc Austria, jóvcll.
iutelijcnte i clll:lrendedor que había de ilustral' su reinado
con grandes aCl:ioi1C::l.Aprovechándose de la ventajosa posíciun en qllc le culocaba su empleo, Aranda escribió reservadamente al gran canciller del rei, quc era cntónces un
flamcnco de csca,;o mérito, NIr. Sauv[lge, lluccsor intligno
del g'mn Gisnerus (7). l\lagalluncs, sin cmbarg-o, no tuvo
(7) El cl'onista Lopp.7. de GOl1lara en el cap. XC. (lE, su lJis
torin.iencl'ú,Z de l((.~ 1nrlia,~, ha illcmrido en el error de asentar
que j\[a~al1anes hizo sus tratos con el cardenal Jimencz de Cisneros. Don JOS(; Vnrg-as i ['once, autor dI' la rclacion histórica t!e
los \"i¡~jes al estrceho de i\TagalJanes, 411~ lH~ompa!1a el Viaje
de lafragala Sa¡¡ta .iW:aria de las Cabezas, rp,pite lo mism()~
v.
1 V. DE ~t.
4
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VIDA I VIAJES
noticia alguna de esta primern. dilijencia de sn protector.
Mes i medio hada que se hallaba en Sevilla, cuando llegó, alJí Rui Faleiro acompañado de su hermano Francisco.
Desconfiado por carácter, temeroso de que álguien pudiera
aprovechar!'e de sus revelaciones pam emprender antes que
ellos el viaje proyectado, Faleiro se PU80 rabioso al saher
que .MagalJanes habia habh\do de Slls planes <:011 el faet OF
Arane/a. Echóle en cara S\1 lijereza i el mal cumplimiento
que daba a sus compromisos. La amistad que los habia ligado estuvo un lIlomento a punto de romperse; pero la
fria razon se sobrepuso al fin a los arranq ues de la rabia.
Calmóse la irritacion de J?aleiro, reanudaron sus buenas,
relaciones i quedaron convenidos en mantener Sll alianza
fraternal hasta la conslllnacion de la empresa.
Desde luego pensaron ambos que lo mejor que habiaque
hacer era ponerse en camino prtl"a Valladolid, donde estaba
la corte, i presentarse al rei para esponerle sus proyectos.
Sabedor Amnda de este propósito, les representó que retardaran f'U viaje hasta que llegara la contestacion a la carta
que habia escrito poco ánte!3; pel'O esta nueva rcvelacioll, en
vez de producir el efecto que se proponía el factor, enfureció de nuevo a Faleíro. Magallanes mÍiimo se quejó amargamente de la conducta que Sll confidente habia observado
en este negocio. Las reconvenciones tomaron entónces un
aire de acritud 'llle parecía destinado a producir una violenta i final separacion.
Aranda fué todavía mas prudente que ambos. Por mas
que él viese que era rnui difícil sino imposible mantener
SlISbuenas relaciones COI1 MagalluJle<;, estando de pOI' mevéase la páj. 180.--La
misma equivocion ha cometiuo el baron de Hnmboldt
en el t0ll10 1, pájina 304 de Sil Histoire de la
geograpltie du nOIl11eauconline¡,t, i Amoretti en la. introdur.cion
puesta al viaje de Pigafetta, pájina XXXI. Los autores de la Historia de la real marina espaf/ola (Madrid 1854) repiten este error
junto con muchos otros que hacen indigna de todo crédito esta
obra.
Jímenez de Cisneros murió el 8 de noviembre
de 1517, i
MatT¡¡llanes solo comenzó a tratar con los ministros del rei en
reb;ero de 1518.
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DE HERNANDO
DE !'tlAGALr.ANES.
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dio Puleiro con su carácter atrabiliario i dominante, el factor soportó con paciencia estos disgustos i aceptó el proyecto de presentarse en la corte, ofreciénuose él mismo a aCOll1pañados. ¡'-'alciro, sin embargo, no quiso aceptar Sil WHI p<\ñía. La natural desconfianza del jeógrafo portnglleg le hizo
creer sin duda qne Aran(li\ se proponia solo sonsacnrles los
fundamentos í bases de su p;·oyecl.udo viaje para. esplotarlo!l
en provecho propio í dejados burlados. Por toda contestaeion a sus amistosos ofrecimientos, Faleiro i Magallnnes
convinieron en seguir por el camino de Toledo, miélllnl8
el factor de la casa de contratacion marchaba por la vía de
Estremadurn., para reunirse los tres en Medina del Campo
i entrar juntos a Valladolid.
En todas estas relacionefl, em sin duda Faleiro el que
imprimia carácter a los trabajo:'! de la empre;<a. l\'ln.galIn.
nes, el hombre práctico, el navegante esperimentado, el
soldado atreviuo de la guerra de la India, se doblegaba fncilmente ante las nl.rabiliarias exijencias de su compañero,
el hombre teórico, el jeógrafo de gabinefe que en los 1l1<\pns i en los globos babía meditado la posibilidad i ventajas del viaje que los preor.ul'aba. Ese ascendiente, ¡¡in em·
bargo, manifestado con tnnt.a terquedad, no pobia durar m ucho tiempo: Magallunes, mas discreto en su trato i mas prár.tico en el arte de la navcgacion como en las relaciones ordinarias de la vida, se abría naturalmente un camino mM
ancho í espedito i se conquistaba mpjor la voluntad de
cuantos le conocian. Sin él, tal vez el factor Aranda les habría negado para en adelante Sll utilísima proteccion; pero,
por fortuna, supo sohrellevar con calma las impertinentes
desconfianzas de Faleiro i cooperar a la realizacion de tan
importante empresn.
PCI"O Anmda hizo ma.-'lque soportal' con pl\cíencia las estravagancias de Faleiro. 1)esde los primeros dias de su arribo a Sevilla, faltaron a éste lo~ rCCIIJ"S03
necp.sarios para vivir en una ciudad en que era cumpletarncnl.e desconocido.
Elltóuces la bolsa dd factor <.lela casa de conlratncioll sirvió
jenerosamellte pllm atcnder u l1\s Ilecesidacles del hombre
desconlhdo <¡\le vela uoa acechnllza en cada r(\sga
ami~-
ue
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VIDA 1 VIAJES
tad de su protector, un mal propósito en cada dilijencia hecha por éste en favor de los proyectos que había ¡l'Ieditado.
Por fin, llegó el tiempo de ponerse en camino para la corte. El 20 de enero de 1518 salieron de SeviUu los trea, fl<Jr
los distinfos caminos que hahian señalado. Aranda tomó la
vía de Es/remadura; i Mugallullc6 i Faleiro, agregándoie
a la comitiva de doña 3eatriz de Pacheco, duquesa viuda
de Arcos e hija del marques de Villena, fueron eOIl esta
Beñom por el camino de Cllstilla hasta Escalona, en los estados de esta nohlefamilia. No se habiau alejado mucho de
Sevilla cuando los f1lcanzó un correo con noticias de Juan
de Aranda. COlllUnicábales éste haber recibido ulla carta del rei, en que le recomendaba preS<3ntn.rsecunnto ántes
en la corte con Hernando de Magallanes para tratar dal
proyecto de viaje a los mares de la Indía qua lo había traído a Espttña. Cárlos de Austria se manifeslu!m ueseoso de
conocer 1'\1 navegante pOrlug'ues que venia a ofreccrle III
posesion de las islas d~ la especería, i al:} empeílaha en arreglar con él el modo i forma de emprender un viaje que, segun se creia, habia de <1ertan provechoso a la corona.
Al fin se encontraron los tres viajeros reuuidos en Medin a
del Campo, preparándu3e para entrar en Valladolid a presentarse al rei. Magallunes rebosaua de contento al verse a
punto de acometer la empresa que había meditado tan pacientemente i en qne cifraba SllS esperanzas de fortuna j de
gloria. 8n !ltl al bOrQEOno vaciló en ofrecer a su protector
Amnda la quinta parte de las utilidades del futnro viaje;
pero F'aleiro, siempre ex:ijente i atrabiliario, se negó a aceptar la base que proponian AranJa i su propio cOlllpaílero.
Sin comprender la jcnerosídad con que aquel le habia ser·
vida hasta (;nIÓnCC>l, avenínse apénas a qne se le asegurara
la octava parte de 103 provechos de la empres[\, i esto en el
caso en que el rei hiciera de su cuenta los gastos de la ar·
mada.
Este fllé el coO\'enio final que hicieron los tres. Recieñ
llegados a Valladolid, el 23 de febrero, estendierol1 una cscriturapública ante el c8cribano de SlIS altezas Diego 0011zalez de Santingo. En ella decian los dos avcntureros
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DE lIERNANDO
DE MAGALJ,ANE!I.
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portuglleses: "tollo el provecho e intereses que hubiéramos Jet uC8cuurimiento de las tierras e islas, que plnciendo a Dios hemos de doscubril' e de hullar en las tierras e
límites e demarcaciones del rei nuestro señor don Cárlos,
que vos hayais In oclava parte, e que vos daremos de lodo
el inlerese e provecho que dello nos suceda en dinero o en
parlirnento o en renta o en oficio o en otra cualquier cosa
,¡tiC soa de cualquier cant.itlad o cualidad, sin vos facor falla alguna, e sin sacar ni aceptar cosa alguna de lodo lo que
hubiéramos" (8).
Este convenio no se podi:J. llevar a cabo sin un tratado
en forma con el rei, para ir a descubrir en aquellas tierras.
El factor de la casa de contratacíon,
empeiTado ya ell la
empresa por un interes mas sólido qu~ la. simple proteccion
a los aventureros portugneses, se dispuso a presentados a
los ministros del rei i hacer valer sns relaciones e inJiujo pam que el proyecto puuiefU realizarse,
(8) Este documento ha sido publicado por Navarratc cn la
pá.jinu 110 del tomo IV. de su ColecÚon.-Los hechos referentes a las rdaciollC¡; tie Aranda lcon i\Jagallanes j Faleiro eslall
basados en un curioso espcdicnte de que daremos noticia en la
ilustrt.cion nÚm, 11.
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CAPíTULO 111.
La corte del rei de E~pnfía.-Mag-allanes i Faleiro cncuentran
tUl pt'Olcctor cn el obispo de BlIrgos.-Sus
primeras conferencias con 1m,ministros del rei.-Manificstan sus proyectos
i hacen proposiciones para ir a descnbrir.-Dudas
cosmográfical>que despiertan estos proyectos.-Confianza de MagallalIes.-Contrato celehrado con la corona. -Disposiciones del
rei cn favor del víaje.-Celos de la corte de Portugal.-Sus
rf'c1amacioncs díplomáticas.--Dificultades
que oponen los
ofieiales dc la casa de contratacion.-EI reí las allana.-Nuevas e inútiles reclamaciones del embajador portuglles.
El príncipe Cárlos, sus ministros i consejeros estaban
prcocupados con los afanes consiguientes al reconocimiento
del primero en el rango de rei dc Bspaña, clIando MagaIlnnes i Faleiro llegaron a Vallauolid. Las cortes de Castilla
convocadas para este objeto en dicha ciudad, despucs de
alarmantes discusioncs, habian prestado el reconocimiento
pedido; pero cl ánimo del nuevo soberano no estuba libre
de inquietudes i sinsabores despues de ese acto de sumision.
Síntomas alarmantes de futuras rebeliones hacian temer por
la lranquiJidaJ de la monarquía.
De este modo, las lisonjeras espectativas que 101;1 aventuI'f~rospUllieron haber concebido al principio sobre la juventud i el entusiarno del príncipe, debieron sufrir una notable
modificacíon a la vista de la corte i de las circunstancios
que la mantenian enajenada. Agréguese a esto que entre
los consejeros del rei no se veía uno solo capaz de iuteresarse por uua empresa de esta naturaleza.
Dominaba en
odia, en calidad de ministro, Guillermo de Croy, señor de
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26
VIDA I VIJJE8
Chievres, hombre de talento es verdad, pero avasallado por
una codícia insaciaule que lo habría hecho desatender
cualquiera empresa de que no hubiera sacado I1n provecho
personal (1). El gran canciller de Castillo., Juan Sallvage,
lo igualaba ell codicia siu poseer las prendas necesarias pa.
ra el gobierno, i sin interesarse por él (2); i el cardenal
Adriano de Utrech, antiguo preceptor del rei, a quien éste
habin encargado que compartiera con Cisneros la rejencia
de EspaíIa, era un hombre débil, sin conocillliento dejas
cosas de gobierno, que gozaba apénas de \lila efímera reputacioll por su erudicion en la leolojía escolÚstica (3). No
eran sin duda éstos los hombres aparentes para comprender
i patrocinar proyectos como los que traian a Castillo. MagaHanes i Faleil'O.
Por fortuna, el reí i la corte daban gran crédito en todo
lo referente al gobierno de las nuevas colonias i a los proyectos de futuros descubrimientos
al obispo de Hurgos,
Juan Rodriguez de Fonseca, miembro del consejo de Indias i su presidente en ausencia del gran canciller. Era éste un prelado mundano, mas aficionado a los asuntos de
gobierno que al desempeño de sus funciones episGopaJes,
intrigante i rencoroso. Eu~migo declarado de los hombres
de un mérito sólido, contrarió cuanto pudo los proyectos
de Golon, de Balboa i de Cortez haciendo valer su inflUjO
cerca de los reyes i empleando siempre manejos lindignos (4). Fonseca, sin embargo, observó con Mn,gallanes i
Paleiro mui distinta conducta. Sita que de sus proyectados
(1) Sandoval, Historia de Cárlos V, lib. In, ~ XVI, fol. 77,
(Valladolid 1604).--Mií'lana, Confinl1acion de la Historia de
.1Ifariarlll, lib. 1, cap. IJI.-Petrus
Martyr, Opus epistolaTllm epist.
662, 662 i 173.-Ferrer del Hio ha pul,lieado en castellano estas tres epístolas entre los documentos de su llistoria (le las
comunidades de Castilla (Madrid 1851).
(2) Sandoval, lib. 1II, § XLIX, fol. 62.
(3\ Robcrtson, History oi Charles, V book 1.
(4) Los historia{lores espanoles, respetando el c.arácter quc
invertía este prelado, no se atrevieron a caracterizado con su
verdadero colorido. Véasfl a W.lrving, Li(e oi Colombus, i particularmente el apéndire núm. XXXII al fin ue esa obra.
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DE ¡¡¡:;¡',A~;!lO IJE ;\L\GAI.r ..\:\"1:S.
viajes c5jlemsc \In prc\"ceh::l persoi1al, o que c:en h prutcccion de estos avcntureros
qllis¡cra
rcponer~e
<.lcl lll\tur,¡\
ucsprcslijio
que ucbi(\\~ hnberlc granjeado
S,IS alltc.riore" intrig:¡s, el obj~po de Burgos se dc::lar,j (Jcsde lu¡;~o ell Sll decitlido proteCit)r ~lillc d rei i Sil::; consejeros.
Ea efecto, álltes dt) lllllcllO-; dim:, los portugucó:e.5 fueron"
prcsell(¡ldos a lus lIlinistros
del rci por el ¡,¡i;;n1o FOllseen.
para qne pcrsonalmcnte
espllsieran sus proyectos.
illugallalles llevaba consigo un globo pintado en que estaban scilulaJas los mares i costas hasta enlónces
el cual lmuin. dejado íntencionalmetlte
por doade
p~lIsaln
conocillo3, pero en
ea blnnc(J el punto
hacer su vi¡¡jc (¡i). La primera. cLlestion
qw: se sllseitÍ> fllé In. de ~muer si las idas
ros se proponían
los límites
fijados
por
(!lIC
i conquistar,
liescubrir
el papa
lo; rt\'cnture-
estaban
u las posesiones
dentro
dc
del reí de
Espaila"
Enlónccs
Fnleiro
mostró
con el compaz
en la.
mallU quc c:;as i¡;las cs[almn comprenJidas
por la línea de
demarcacioll
dp, Alcj:mdro
VI (G).
Salvada
Faleiro
sieron
Cárlos
esta
dificultad,
hicieran
[lié
por cscrito
neccsario
sus
i
que lHagallanes
propnc31as
al rei.
Propu-
en efeclo dos proyectos de espcJicion,
yn. fucm 'IUC
qui;;icsc hacer los gn.stos de la cmjlresa o qne acep-
(ara solo unn. parte de sus futuras utilidadcs
a truequc
de
dades r~rllliso P:II";I haccr el \"Íaje con fondos pn.rticlllures.
En esos dias,
merciante
relaciones
('ault/mentc,
habín. lIr.:;aLlo a Caslillu
un co-
llamado Crislúbal
de lIara que poseía cstensas
mercantiles
en Africa, i en la ciudad de Ambe-
res) dO/lllc teuja Sll rcsidencia
habitual.
Haro habin. celebrado \l1l cOf!"c:nio con el reí don Manucl de Portugal para
negociar en la costa de Guinen.; pero habiendo mandado
a
nr¡ucllos mares nlgl1l1os de sus buques,
guardaban
la costa le ccharon ¡¡ piquc
el rei (!llisiem
reparar
tan gnt\"e dnlÍ0
los portugueses
qlle
siete na\"es, sin qUe
(7;'
.l"atllrnl
(6) Hcr¡"cra eb:. U, lib. H, cap" XIX.
(O) Lopez r'l) Cl'íni'lctla,
/Jisloria
do rIr.lcoi);·imenfo
'1!li,~tada IlIdia pe.r los Jiortugueses,
(7) Documl)ntos
cstractados
tOI11.
e¡¡ Li"bo;t
1,
em (!ue
e
COII-
n.
l\111-
illt;·odllecion.
por dun Jllilll
fiCl.
Ii.
¡ ':. LJ F. ;11.
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28
VIOA 1 V1AJES
el acuuualaJo comerciante de Amberes, co[,rara zaih contra el soberano (lue tan mal cumplía sus comprolllisos. Ea
efecto, IIaro vió en la empresa de l\lagallanes i Faleiro nI}
solo un campo de provechosas especulaciones,
sino tambien un medio para vengarse de la perfidia del reí de Portugal; i les ofreció los recursos necesarios para acometer su
empresa. De ahí provino que los aventureros propusieran ni
rei hacer el viaje p;)r su propia cllenta,ofreciénuole
el quinto de tOlio el illteres i provecho de In. empresa con tal que
la corona les garuntizam ln. dominacion i gob-iemo de las
islas que habian de descubrir.
Por si el el monarca no aceptalm estas proposiciones) Fa• leiro i Magallanes pedjan al rei que les diese para ellos i sus
herederos, i con el título de almirante) el gobierno de las
tierras que descuhriesen junto con la vijésima purte de los
frutos que produjeran. Solo en el caso de que pasaran d~
seis las islM que hallasen en su camino, podrian ser dueITos
de do.;; de ellas; pero de todos moJos reclamabun qne se
prohibiera a cualesquiera otros empresarios hacer viajes de
esploracion i de comercio en el término de diez aITos, a las
islas que ellos descubriesen (8) ..
Esta última propuestn fué la que pareció mas aceptable
al soberano. Cárlos quería que el descubrimiento se hiciera
por cuen~a de la corona; pero, como no tuviera mucha
confianza en los conocimientos de los portugueses, les pidió que señalasen el rumbo que pensaban seguir en su viaje ya que con tanta seguridad hablaban de pasar el mar del
sur por un camino hastn entóttces desconocido, i que sin
embargo habian buscado con tanto ahinco los \narinos i esploradores castellanos. Habin en c~la descunfianza del reí
algo de desagrndable i bochonoso para l\'htg¡dlnnes, tanto
mas cuanto que no le era posible dar \lna rcspll('~{n satisfactoria n una cuestion de esa naturaleza. Despucs de IOi! infructuosos viajes hechos en busca de un eSlrecho f¡\lO corntt·
(8) Estas propuestas, COIl nlgunos artículos de meno!' importancin, exi¡;ten en copia en el archím oe Indias, ¡fueron publi{'adas por Kil"arret~ en la pRj. 113 deltolll. IV de su Co!~c':/011.
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DE llER~ANPO
20
DE lIIhGALr.A:-iES.
nicasc los dos océanos, los espmloles habían aCi.tbado por
creer (IUC el contincnte americano se dilatab[t sin illterrupdon del uno al otro polo, como una barrera puesta por la
naturaleza para separar los !H[tres occidental
de los orientales, «ue forrna, uice un escritor de a<¡llclla época, que ell
ninguna manem se pwlicse pasar ni navegar por allí para
ir háci[t el oriente" (9).
Mugallanes, sin embn.rgo, pensaba de mni uistillta ma·
nera. En sus vi[tjes al reueuor del Afrim hahía podido ob·
servar la forma píramiJal lle este continente; i los datos recojidos hasta cntóllces por los \Tiajcros espaiíolcs acerca de
la confonnacion de la Améric[t meridional, deuieron sujer¡de el pensamiento de que em posible circunnavegarla
como Vasco tle Gama lo habia hecho en Afríca. Desptlcs
de la espcdícion de Diego de Lepe (1500) i de la obsen-acion quc hizo este navegante de qne doblando el cabo de
San Agustin las costas de la América sc inclinaball violentamente h~ícin.el sur-oeste, los viajeros cspaíIoles l{Ue esploraron hasta las orillas del rio de la Plata, no cesaron de obscr\'ar (lUCel nucvo continente seguia siempre esa inclinacion vertical. Esas observaciones debieron hacer creer a
l\lagullanes que la América terminaba en una punta, i que
no em difícil encol1irar ahí el paso que comunicara los uos
océanos (10). En las almas apasionadas, estas conjeturas
se convierten pronto en convicciones profundas; i lVIagall[tnes debió sacar de allí i de otras suposiciones mas o ménos
ínjeniosas, I,l fé sincera que tenia de hallar el camino que
10 llevase a los marcs del oriente, adelantando los reconocimicntos quc los espalioles habian llccho en las costas amcIlcanas.
Pero, si csas conjcturas tenian en Sll ánimo el valor de
los datos mas autorizados, temió, como cra nutural, que
fucran dcspreciadas por el reí de Espaiín. i SllS consejeros.
e"
(9) i\raximi[iano Transilvano.
Relacion -del descubrimiento
de las .7Jfolucas, en Navarrcte Coleccion ctc. tomo IV páj. 255.
(lO) Véanse las sagaC'cs ¡eruditas
obsen'uciolles que a estl3
respecto hace Humholdt., Histoire de la geograp,Úe fin n01Wea't
:onl¿nelll, 10m. 1, páj. 328 i siguieutes_
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:i0
VID..\. I VLlJf.S
En circunstancias semejantcs, cuando loS! doctores i lo~
teólogos negauan n Colon la posibilidad de llegar a las Iñdias saliendo de España con rumbo nI occidente, el gran
descuuridor repetía en su apoyo los versos de \lna trajedia
de Séneca. Cuando el rei i SIlS ministros pidieron n lVIa·
gallancs que seílnlnra los fundamentos dc sn proyecto,
sospechó éste que se iban a reir de esas olJservaciol\cs que
no estaban basadas en una ('ita ambígua de nlgun padre de
la iglesia o de algllll filÓsofo de I¡~untiguedad. El fuluro
descubridor dijo entónces, que en la tesorcría del rei Portugal habia visto una carta de nrtvegar levrtlltrtda en años
atrás por un famoso jeógrafo llamado Martin Bebairn, en
que estaba scílnlmla una comunicacion en(re áll1bos mares,
qnc él pensalJa hallar en su viaje (11). A la referencia de
esta autoridad, Nbgallatics agregaba qllc sí no hnIlase el
pasnjc que buscaba, iría por el "camino de los portugueses, pues que para mostrar qtlC las l\Iolucas caían en la
demnrcacion de Cn~tilla, bien se podia ir por su camino Sill
perjuuícarlcs"
(12).
Talvez uastó la autoridad qne cÍtaba ~lagnllanes para
rcsol\'cr la3 dificultades de In empresa. El rei i sus ministros, uescontiados al principio, aceptaron en brcve sus propuestas, i con fecha de 22 de marzo mandaron estender la
capitulacion o contrato en que sc autorizaba el proyectado
viaje de los aventureros portugucses. Cornprometíase cl reí
a no dar licencia a persona alguna, por el término de diez
años, para que fuese a descubrir por el camino que ellos
pl'Oponian. Para este viaje, Cárlos mandaria armar cinco
nuvíos, abastecidos de jente, en nÚmero de 23-1 personas,
de vívcres para dos años, i de In comrctcnte dotacian de nrtillería, concediendo el mando de e~a esclladril¡;¡ a Faleiro
i Magallnncs, como tambien la vcinteava pnrte <le ha utilidades de los dcscubrimientos, í el título pnra e Has i sus sucesores de adelantados i gobernadores de las tierras e islns
(11) \T éa5C la ilustraciol1 núm. IIT.
(12:. Herer!l~ dec. II~ lib. 11, cap. XIX.
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DE llERXA:'iDO DE l\IAr..\Ll..\:-;CS.
,[He encontrasen
31
en su viaje (13). (~lll1bl11o din ~¿.¿de mal'.
de 1518, eLreí <liÓ a l\lagullu.lles i Faleiro el título de
capitanes de uicha armada con poLler i facultad para ejercer
el mando por sí o por sus tenientes, tanto cn I:llH COIIlOcn
tierra i miéntras ducase el viaje, debi[~nLlo5eles guardar los
respetos i con~jd~racjones corrcspondiclltes al cnrg·o f]lle se
les confiaba (1<1), De:3Je la [eclm de cste nO:II:Hamicnlu,
la ca:;a de contratacion de Sevilla ueuía abo:ltrles el sllcl ..
do de SO,OOO mantvedis.
En el si"-'luito de In corte salieron e.e V alludohla principios
delllles ue abril. Cárlos habia eOllsc:?;uido que las cortes de
Casti[[a lo reconociesea i jurascn CO;:lO rei, i malTlmua a
Zaragoza a reclamar igl:al jura\11c:lto de los aragoneses.
En Sll viaje, se detuvo algunos <lias en Aramli\ lle Duero,
residencia entÚnccs ue Sll hermano, el illfall~e Fernando,
príncipe sagaz i bondadoso, cuya popularidad le despcrtabn.
vivos recelos. En esta ciudad, dictó el rd \'aqas providencias dcstill<ldas a ncclcmr los aprestos P:Wl la c~peLliciol1u~
ry'Ia~nllallcs. lHandÚ que se l1umcntase el sueldo ue los des
portugucscs con 8,000 maru\'cclis mensualc~ miénfms Sil'vieran cn la escuadrilla quc sc prepardlil, i di;,puso qua
desdc luego se cr.tregasen a cal:lt uno 20,ODO mnmvedis
p<lra ayuda de costas. Por otras cédulas C3pedillas en la
filisrna ciuuad, ol'llcnó que se eUl~1plieral1 Cil SllS hcrcd:ll'oS
las mercedes (IL1Cles había conccllido, fncultó a 1'Iagallanes i Fal~iro parD.r¡ue pre~cntasen los pilotos quc debieran
ir CIl ltt nrnwrln ,\ fin Jc que fueran e:·,¡w,iuu!us pnr la caSil de CUlllrillacion, asignálldoles ventajo>,o; sueldos, i (;11CD.rgó a dicha casa que se cntendicra con all!~)os pal'a Gprestal' las nG\'cs i acelerar la parli(~a lb la c~peJieio:l (15).
Pero si el rei cstaba tan bien clis¡Jt~esto para protejer i
activar b empre~a de I\~rtgnlbJe"~, !la lnsJ r!lucho tiempo
sil! que se suscitaran nuevas di:icll[tltde~. 1::1 rci uc Portu7.0
(13) Estc conlrato ba sido publicatIo ínteqo por Navarrete
en la pij. 110 (lel tomo ¡V tIe ~u Culccciou..'"
(14) NU\'¡:rr3t3, Colcccion, ete., tomo IV,páj.12I.
(15) N¡mmetc ha tomado de la col:;ccion (~e papeles que dejó don Jllo.n B. r,Iul1oz el estmcto de estas reales cédulas.
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:~:!
"IDA
I VIAJES
gal, noticioso de los proyectos de SllS antiguos súbditos í
divisando en ellos futuros peligros para la. seguriuatl de sus
pOE'csioncsJe la India, trató de combatir la empresa por
cualquiera medio que se present.ara. Los celos que los descubrimientos i conquistas de los cast.ellanos habian llespcrt.ado en la corte de los reyes del Por/ugal eran demasiado vehementes, i se habian hecho sentir por proyectos uignos de un siglo en que los preceptos de la moral eran muí
mal comprendidos.
Ouando Cristóbal Colon de vuclta (le
su primer viaje, arribó a Lisboa combatido por una violenta tempestau, no faltó en aquella corte quien propusiera al
rei el espedient.e de asesinar al descubridor para dest.ruir el
secreto de su viaje i aprovecharlo llespues en favor de Portugal (16). Posteriormcnte, en 1512, cllando f'ernahdo el
calólico mondó aprestar algunos buques para que Juan
Di~z de Soli8 fuese en busca de las islas de la especerin,
el embnjador del Portugn\ biza tan enérjicns reclamaciones que [lié lIecesario desistir por enlónces de ese proyecto (17) . .l';alural era q lIe la corte portuguesa, consecuente
COIIesta política de celos i rivalidades, tratara de estorbar
el viaje de J\1agallancs.
Hallábase entónces en EspaDa el emunjatlor porlugues
don Alvaro de Oosta, encargado de solicitar la muno de la
infanta dofia Leonor para el rei don Manuel de Portugal.
Con motivo de esra alianza, el embajador no cesaba de ha.cer SllS repre$entaciones contra los proyectos de Mngallanes,
i aun trató de disuadir a éste representándole que era iudigno de un hidalgo el empeñarse en empresas que habian
de redundar en peljuicio de Sll rei i de su patria. Pero, como todas estas dilíjellcias 110 surlieran el efecto apetecido,
se trató ell lus consejos tlel rei de Portugal de buscar un
remedio mas eficaz a aquella contrariedad. En esas delibera(16) Berrera, dec. 1, lib. Il, cap. I11.-Agu5tin Manuel de
VascolJce/]os,
Vida i acciones del rei don Juan JI, decimo tercero reí de Portugal, lib. VI, fol. ~93 i 2~H (Madrid 163: ).
(17) V (;anse las cartas del embajador
de Porlugnl a Sil rei,
publicadas por Naval'l'cte en el tomo ]]J, páj. 127 i sjglliente~
su Colecciono
ue
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Dr.: JlF.RXA:';DO
DE i\fAGAI.LAl'ES.
33
;;iones) fuÍl llll prelado portugues el (lnc propll~o el arbitrio
lilas alroz. 'Don Fernalluo <.leVasconcelos, oui",po ue Lamego, indicó que era llljcnle atracrse a l\1l1gallanes por
medio de gracias ¡favores,
o IlO.cedo asesinar en caso <le
que no los aceptase (18).
Por grande quc fuera la rescrvu con que se diera estrconsejo, la noticia (Iel peligro que con'ian los aventureros
portugueses llegó a Espaiia cuando estos se hallabnn en
Zmagozn, residencia accidental de la corte. Como es fácil
suponer, alllbos tomaron todas las precauciones nccesarias
para librarse <.le ser asesinuuos. El obispo de Burgos, el
lllas empeiioso de SllS protect.ores, los hacia eseollar de 110che por los criados de su servidumure para sal varlos de ulla
celu.t1a; i ellos tenir..n particular cuidado de salir raras veces
de su casa (19).
Un peligro mas sério que el que amaguba sus vidas,
mnenuzabu en esos momentos a la proyectada. espedicion
de Magallanes. Los oficiales de la casa de contratacion de
Sc\'illa recibieron mal la noticia del con\'enío celebrado
entre los dos portugueses j el reí de Espaua, í trataron de
poner dilicultades í tropiesos a su cumplimiento. Con este
lllotivo, represent¡!ron al rei las dificultades de la empresa,
lo ineicrto de sus rcsultados i provechos i la escaces de di·
llero para hacer frente a los gasLGsque exijia el equipo de
la escuuL!rílll1.. Pero, CárIos no estaba dispuesto a desi¿tir
de SllS :proyeclos ante dificultaues de ese jénero, í ménrs
¡¡un por las reflcxiones que pudiera:! hacerle sus empleados dependientes.
Escribió a éstos qlle era su \'oluntl1u
f1c\'al' a cabo el viaje proyectado; i q uc de una remesa de
oro q lIe acaba' •.Hl. de llegur de las Iflllhs se gastasen hasta.
u,UOOducn.dos, o lo que fuere necesario, consultando para
llS\ Faria i S')l1sa, Europa Portuguesa, part. IV, cap. 1, LOmo 11, p5j. ¡'~3.--~I.iesuila
Lafilau, que ha dado cuenta de eslp.
hecho ([{ls/r¡ire des desc01werles
el conljllcsles des porlugais,
lih. \"111, lomo 111, páj. 41) oculta elllombrc del autor dc e~te
cnllSCjO, si bicn dice qne fué U!lO de los IllJS llcredila(los seilOres tic la corte.
(In) .I1erl'l'l"1: ,Icl'. 11, lib. 11, rapo ~l.
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3-1
VIDA
I YlI.Jr.s
todo a :\Jélgallancs i Fahiro.
Al mismo ticmpo, el reí in-,partió órdenes para que se comprasen
CII
fiscara i eu
Flandes (0" articulas navales rllle alli se puJicran cons<:guir a mejor precio (;¿O).
Para activar mas aun estos apre3tos, dió el reí nI mismo
Nlngallallcs >;ll carIa para los oficiales de [,\ casa de contratacían i le encargó qne se presentara cuanto ántcs en Sevilla a fin de ullanar lada dificultad i de preparar pOl' sí
mismo los elementos
ncce.'iurios para la cspcrlic1ol1. Por
gracia especial, CárIos condecoró a Magallane'3 i a Faleiro
con las cruces de comendadores de la ón]eu Je Santiago,
rlistincioll honrosa quc los rt:yes no concedian sino a sus
mas seilnlados servidores. Magallanes salió tle Zaragoza a
fines de j\dio, i Hegó a Sevilla a mediados de agoslO, donde fué recibido con scilalcs de agrado por los oficial e>;de In
contrataríOll.
En curta l:" I G J~ ese mes decian al rcÍ que
f.e holg-aban del cO/l,·cllio
cdelmldo con Magallanes,
que
creian 1II11i honro,'a i provedlOsa esta negociucion, ¡que
si el oro llc~ado poco állles de las Indias no uustCl.ha para
los gastos de In Clllpre~n, acababan de recibir Ilna nueva i
mas considerable remcsa, de la cual podrian sacarse los fonclos necesarios. La. encljía del rei habia deshecho la resistencia de los enen¡jgos de la. emprcsCl. (21).
'ranln actividad ¡(anta desicion uc parte del monarca en
favor del viaje de .l\lagallanes, no desalentaron
al embujador de POrlugal. Don A I\'aro de Costa no desmayaba en
Sil empeño d,: representar n los ministros del reí de .España
los uerechcs de Sil soberano a las islas de la espcccria, los
inconvenientes
i dillcultaues del viaje proyectado, i lo que
es mas que todo, la pretendida incompetencia
de l\Iagallanes i Fuleiro par¡'( dar cima a tan granue aura. Inútil era
que los ministros de Cárlos le ¡:eiIaluran un artículo de la
contrata celebrada con ar[llellos por el cual se les prohiuia
de ulIa manera. tCl'lllinante que en su viaje tocótran en alguna de las pO$csiones ud rci
Portugal, o que en lo mas
ue
(:'20) Carta del reí a los olicia/es de la contratacion de 20
d•.julio
151~, cstractaJa
los rrjistt'Os de rralcs cédlllH~.
\ ~ 1'\ Documento
c>,!!'ac:far!o po!' don Jllan B. ~Illf\oz,
ue
ue
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;Ilinimo
¡lir¡erau
los intereses
tIc un
ese IllislllO t10CUlllc;110 t.!~nolllil1a\¡a
nmado tio í hermano".
El embnjador
tollo,
n~onr,rc[t a quien
su "mui
persistia,
en SllS c!llpeilo> i trabnjos.
(1;';13), npro\'ecL;:;ldo~e
En sc:ic:nLre
dau del lnini.itro CiIieures, don
cia con el rci C:l r¡ne le hubi0
en-
caro i mui
a pesar de
dc una
enferme,
U:la conferenaHllltos con una
1.1\'<11':1 ¡,\I'él
('.C c:;105
Jl~ra l'r;ulquc33. :':"rú~o!e q:1C era in(;i~ilO :le uu rei el I'ecilJir en 511 s;~:'\':cio a los vasnllos de otro rcí amigo suyo
pon¡ae cso ¡'O se ac03~umbraba
cutre bUCllOS cauullel"'Jsj
ql:e 110 C1',L lielllp:> dc dissust,lr
a un monarca
amigo por
CO~ltde lilil ]1:JL:l illlpu,tilllcia
i ta:l iucierta; i que en Espa'b, tenia \,(15,\;10:, :;¡¡2:os :uui cnp,lcl'C, tl~ Imccl' descubrimientos, sin l/ece3il:.ll! de c¡llpIear a 106 ]lar:t!~ut~ces que veniari
dis3L:S(udos (le su r2í, í de lltlie:lcs é<r: tl;~hja naturalmente
7\d
(t~'H~r d":SCO;lfi~~iJ;¿a.
pcso cn el
cion,
Úlli!IlO
del
v~z
Por toda conteióta-
diju al c¡;¡b:1j,Hlur I\lle 11::blara ,;ourc t:l particular
el cardcnal
:\dri:lIlO,
a quien
confe¡-encir,s,
portugucs
el,l.b,¡ un sesgo enteramente
mncioncs.
No halJlaba
Ir.
las islas de
negados,
especería,
sino solo
cIl/plcaba
ya de
de
el ellllJlljaúor
p::rsoual
a ~us recla-
de su soberano a
ser discutidos i tal vez
los derechos
que podian
las personas
para cste viaje,
jar a los portugueses
¡izada. Esta mnncra
Cllll
e~till!:llJa llIas que a cualql:ie-
m otro de ~¡::i cunsejeros.
COIllO se '.'e, e:l estas últimas
quietó
algull
c.:;~as nll;U:lCS tuvieron
IllOnarc:t cspa;lul.
qU:l el rei
pensullllo
quizá
de I';~pa¡¡a
11ue brlst.alm ale-
de la emprcsa pina que quedara. paracspeciosa ue prescntnr sus quejas, in-
n!go al cardenal,
hombre
d3bil de caráctcr
i de ca-
beza, i lo indujo a rcunir
el eon~ejo de Iudias para con.
8ultarlo solJre el particular.
El o!)ispo FOl1scca i sus colegas sacaron de c:nbara:ws a s:¡ ,'oi: dijeron ellos que el descllurilllient.o ¡¡¡editadu cai:¡ en los limites fi.iclllo:l por el papa
lus pu::;esio'lcS c~rniIúl¡IS, plinto principal de la cuestioi1 ; i
que poco ill1portab¡l que el reí de Espaiía
empleara
dos
ti
portl1~lIeses
:lt qu:cncs
~ran hO::1brC3 de poca
':"'o1'tl1;n] se sr.r\'ia
,l.
1 ','.
'1E ~,.
decian
los mismos
imporlancia,
de muchos
reclamantes
que
el
re: de
desicion
~acó
siendo
espafioles.
Esta
que
G
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36
VIDA I VIAJES DE lIF.IL'\,\.\'DO DE :lIAGAI.l.A1\'ES •
.¡~vacilacioncs al cardel1:ll; i el llli~;¡l1oministro ChielJre~,
imtado por el embajador para que detcnninara al rei a
vol\·er atras, se apoyÓ ell la resolucion del consejo de [li_
dias, dicicndo que en este asunto era el obispo de llul'sos
i los castellanos sus amigos, los únicos instigadorcs del
rei (22).
Despllcs de oir tales escusas i sobre to(lo de nolar lit reióolucion cn que se hallaban Cárlos i sm consejero" de llevar adelante cl proyecto de viaje, parecia natural qur: el
embajador porlugllcs se hubicra dejado de toda reclamacion
i dc toda instancia. No succdió así sin embargo; don Alvaro volvió a insist.ir de nue\'o en sus exijencias p:lra que
se separara a i\lagallanes del servicio de E:3p:lila i se desi:3ticra por cntóllces de aquella empresa; pero el reí había tomado al fin una resolucion irrevocable, i por mas que elupIeara las fórmulas mas mclí{\uas de la diplolllácia, llla:'chab~1 derecho hácia Sll objeto sin cuidarse de los in(cre~t':3
ajenos ni de las quejas de su pariente ¡aliado.
,22) Carta de C()st~ al rci de Portugal, Zarag1lza 28 di' setiembre de 1518, cstra('tada por i\luiloz en los archivos de T.i,lJOa.
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CAPíTULO IV.
lnlltilitlad de Fa;eíro para los trauajos de la l'scuadra.-Aclividad de :'.Iagallanes.--ConlrarieJades
que sufna.-DcsúrdeJ1
provocado en conlra slIya.--JlIsticia
que hace el reí a l\fagallancs.--ActiviJad
en los aprestos de la escuaúra.-In~trllcciones del reí.-Los
ajentes portugueses tratan de ganarse n
i\Iagatlalles í Falciro.-EI
rei separa a (!sle de la escuaúra.Ultill10S aprestos--i\lagatlanes
recibe el eSlarlllarte rcal.--Sulen las naves de Sevilla.-Testarnento
de l\Iagdlanes.-La
espedicion zlrpa de San Lucar de 13arrameda.
Desde que l\1agllllllnes estuvo ue vuelta. en Serilla, no
pensó mas que en a.ctinll' el apresto tle la arll1aua espctlidonaría, temeroso quizas de que puJieran soureyenir algunas dificultades que emuaruznsen la realizacion dc su pensamiento. Si al principio se hL\bia prescntndo solo como un
asociauo subalterno de los proyectos de Palciro, ahora la
corte ¡,touas las personas con quienes tenia que trutar veian
en él el alnm uc la empresa. Su nombre, que al principio
figuraba en los documcntos en segunuo órden, uespues dd
de Faleiro, comenzaba a obtener la precedencia.
Faleiro, en efecto, no era. el hombre npnrente para coopcrar en trabajos tle este jénero. Cosmógrafú de cstudios
teóricos, tenia pocos conocimientos del mundo i de la práctica de la viJa, se desngradaua por las dificultad'es que era
preciso vencer, i c1lOcnba con todos los hombres con quienes tcuia que tratar. l\1agnllallcs, por el conlrario, en vez
de abalirse por los obstáculos, cobraba en ellos mayor fuerza, los comllatia COII cllcljía, i Ilcg,d.l<la la realizacioE de
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:{S
VIVA
J n,\J~;s
Sll pensamienlo ganánuose a algunas ue las personas quc
los cunlrariaban, venciendo resueltamente la resistencia de
las otras.
Por fortnna, Magallanes encontró en Sevilla útiles e importantes colaboradores 1':\1"<1 sus trabajos) que lleraron Sil
celo hasta sllll1inistrarle los recursos peculIiarios que le entregaban con dilicultad los empleados del reí. El tesurero
AlollSO Gutíerrez) ¡Cristóbal uc Raro suplieron con dincro
propio una parfe de los recursos que fa[laban; i por comideraciones al obispo de Blll'gos, (Iue se llabia declarado en el
mas decidido protector tle la elllpresa, alglltlO3 comerciantes de Sevilla pusieron ell 011:-. los capítalesque faltaban (1).
Pero, sí l\lagallalles alcanzaba lan jencrosa proteccjon de
parte dcnlg-ulIas personas, no le [alulhnn, en cambio, ene·
l1ligos declarados de su empresa u quicnes cOlllbatir. Las
resistencias <¡ue hallaba en sus afanes, naciall de ordill[\I'jo
del cmpcfío lJue el rei de Portugal ponia Oll separado del
servicio de España. Las nlagiiefías proll1cs¡\" que ron este
moti\'o se le hicieron, no bastaron a inclinar n Magallancs
a desistir de sus proj'edos; i entónccs pemaron sus encmigas que lo que con venia era tenderle asechanzas, promoverle dificultades, fomentar la discordia ent.re sus mi!lmos parciales i fatigado con estas hostilidades hasta que desmayara en sus propósitos.
A los enemigo,; que le hacían este jencro de guerra atribuyó Magallanes de ordinario las obstáculos con que tropezaba. El mismo ha referido con gran minuciosidad uno de
esos accidentes, que tantas molestias e incomodidades le
causaron.
Tratábuse de sacar a la ribera del Gw\dalt¡ui\'jr una de
las naves que tenia el nombre de Trinidad, para cnrellada
en tierra. Cayendo la marea al amanecer, ;\Iagallanes se
levantó a las tres de lit mafíana uel dia 22 de octubre (1518)
a fin de hacer los apreslos para el trabajo. Cuando llegó l¡t
hora de comenzar la faena, mandó poner cuatro banderns
(1) Herl'cra, llec, 11, [ih. 1\', rap. IX, páj. 129.-Argrl1sola,
•.171ales de ,.Ilrtlgun, lib. J, ('ap. liU, pÚj. 739.
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nE
1IF.ltXA;l/OO
39
DE NAGAI.LANES.
con sus prGpias arma!3 en los cab~estantes
dondé
se ncostum-
um.ba lle,",lr las insignias
de los capitanes,
dejando
lugar
para. cotocar mas arriba el estandarte
ud reí i el de la nave,
f;ue era alusivo
al nombre
darnente,
estas bandems
to no se pudo colocadas
Los
Cl1I'josOR
que se le había dado.
Desgracia-
no estaban aun pintadas, i por tanal tiempo de emprender
el trabajo.
qne se lwbinn
agrnplulo
a. la ribera
comenza-
ron a. 1I1111'1nlll'<\r
de lo quc vcinn, diciendo qlle ernn nqucllas las handeras
del reí de Portugal,
ql1e Mngnllallcss
enarboInllll. insolentelllcnle
bia rtlguicn
raciones;
pero,
cuando
cOI)currcntcs
(lue
dcsÚrdcn
mnnfes.
espafíola.
provocando
continuaba
llegó un alc[\lde
alTnncasen
se acercó
con
sus truhnjo~
ha-
sin fijara los
esos estanuartes
apariencias
a los grupos
tanto a ellos como ni alcalde
Ilns anr\[\s r¡ne ycian
'I'alvez
esas murmu
de mar diciendo
i rompiesen
iba a. comenznr
Magnllanes
rcprest~ntó
na\'e
ni pueblo
el capitan
se en nada,
. El
en una
que incitaba
mui
i les
de curiosos,
de
mar,
pint:1I1ns en las b:mderas
que
.
alaraque-
de la nave,
eran las de su fUI~ília,i no las del reí de Portugal,
de cuyo
servicio se habia scparndo
pnra servir al reí de España.
Pero estns esplícaciones
no valieron nada para el n\caltle ni
pnra los amotinndos,
los cuales tan pronto como
ncs hubo vllclto, a SllS trahajos, quisieron arrnecar
dems que ílnmeauan
en la n~we. Ilullábase
allí
Sancho
de l\h(ienzo,
canónigo
de la cntedral de
primer
oficial
de la cnsa de
C!lto que Be iba [\. cometer,
petos
para con el alcalde
gallanes
i viendo el desa-
contrntacíonj
interpll~o
BU
Magullalas hanel doctor
Sevilla i
autoridau
í sus res-
de mar, í en segn ida pidió
quc quita¡;e esas banderas,
causa
a lVla-
ucltnmulto
i de
la irritacíon popular.
Había. en estn exijcncia
nlgo de vergonzoso para el allí\'o c[\pitan, tanto mas cunnto
que allí
cerca est[\ba un lIjente del rei de Portug-al, a quien conocia
;U¡lgalbne::;,
i qllc era quizá el instigador del des-
mllc[¡o
ÓnJen.
El
doctor
Matienzo)
c«pitan,
sin embargo,
i quitó
accedió
lns banderas
a la peticioll
para
del
restablecer
la
calma.
gsta
medida
de prudencia
~fccto ljuc cm de cspernrse.
no produjo,
sin embargo,~!
[<~lnlca.ldc de mar habia ido el:
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10
VIIH
I l'IAJf:S
UU$cadel teniente de almirantc, cmpleado cquivalenle a 105
capitanes de puerto de nuestros días, i volvia con él dispucsto a cumplir la orden que el primero habia dado. El teniente requirió a l\Iagallanes para que entregase aqucllas banderas; i como éste eontestase resueltamente
quc no tenia
cuenta alguna que dar por aquel suceso, aquel empleado levantó su mano contra el capitan portuguc3 llamaudo a gritos a los alguaciles para que lo prcndieran corno
igualmcnte a los suyos, que manifestaban di~posicion de defenderlo. La lucha se iba a trubar; pcro el doctor ;\,Iatieuzo
se intcrpuso reclamando a nombre del rei que no se comet¡('se nn atentado tan contrario a su servido. El teniente de
nlmirallte i los hombres que lo acompaiiaban, se pusieron
furiosos con esta contrariedad; i cchando mano sobre aq l/cl
alto funcioimrio, sacaron SllScspadas i las csgri míelOn sobre
su cabeza como si quisieran descargar sus golpes. Lajcntc
ue 1\bgallancs, que había recibido Sll salario adelantado i
que veía el peligro que podia correr, aprovechó aquella
confllsion para comenzar a uesbandarse; i el mismo capitan,
en un momcnto de justa ira, protestó de aquclla tropelia i
anunció que abandonaba la ni1.veen manos de los alcaldcs
i alguaciles, confiado en que encontraria repararion de
aqucl agravio. Solo entónces se aquietaron los espíritlls: la
autoridad del doctor I\1atienzo fué reconocida; i sus empellOS sirvieron para determinar a Magi1.11ancsa vo1\'cr al tm,bajo comenzado.
Fácil es sllponer cuaii grande seria la irritacion quc este
sllceso produjo en el ánimo del altivo capitan. 1I1agallanes
dió cuenta al reí del agravio dcclarándole que aquella
afrenta hecha a él en su carácter de capitan dc las ni1.ves
españolas, necesitaba una pronta reparncion, i pidiéndoJe
que sc sirviera impartir las órdcnes necesarias para evitar
que esos atentados se repitiesen, i que en adelante se le
guardasen las cOl13íderacioncs debidas a su carácter (2).
(~J Carta de )Iagallanes al reí, escrita en Sevilla a 21 de octubre de 1518. Herrera,que debió conocer esta carta, ha dado cuenta detenida de este suceso en la dec. 11, lib, íV, cap, IX de Sil
Historia de las IlIdias. De allí sacó sin duda MgeJl~o!a las nOliEste Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
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4.1
;'Ii\gallltnc~ tenia razoll pam confiar en ([ue el reí hurill
Desde Zl\rag07.11.)el soberano le
escribió ulla carta c;;prcsálldole Sil desagrado por aquel suceso i Sll sati;;[accioll (lor III conducta del doctor I\1atícnzo. El
reí hizo mas IOdavír.: reprendió II las autoridades de Sevillu
por no lH\ber llcucliJo en socorro de su capitan) i encllrgó
que la casa de conf.ratncion recibiese infonl1l\cion del hecho
para castigar sereralllente a SllSautores.
Estos incidentes relardllban, entre tanto, los aprestos para
la salilla de llt espcdicion. El obispo de Hurgas, sin embargo, no cesaba de reiterar sus exijencias para obtencr el pronto despacho de Cllanto podia interesar a la cmpresa de Magnltanes. Acolllpai1ando a la corte t:n su viaje u Barcelona
a principios de l;:'í1~),el obispo Fonseca insistía cerClLdel
rei en la lieccsidad de lanzar al mar cuanto ántes la escuadrilla descubrído¡·a. En [tcluclla ciudaú despachó el reí,
desde úllill1o~ de Illarzo hasta principios dc mayo, muchas
cédulas que revelan el ¡nlares que (enia en favor ue la empresa. NombrÍl tcsorero de la espcúicio!t a Luis de Mendo·
ZlLj i, debicndo mandar dos de las naves l\1agullanes i Fa··
lciro, dió el cargo de capita!t de lrt tercera a Jultn de Cartajena con el empleo de veedor jencral, i la capitanía de la
cuarta nave a Oasp:\I' de QlleZl\Úa. En sus comunicaciones
(\.la casa de contr;ttacion, enca.rgaba el rei q uc si era posihlc
se disminuyese el número de los hombres (pie debian ir en
la fluta) i que se consultl\se siempre a i.\lngalJanes, sobre la
admision de los marincros i demas jcnte de las naves. "pGr
ClllHl(Otienc de eslo mas espcriencía." Encargaba tambien
que los dos murinos portugueses cspllsiem!t por escrito el
rumbo que pensauan seguir i Ins dermIS instrucciones que
debieran servir a todos los pilotos de la esredicían. COIl
igual empeÑo atendía (\.los intereses de [os comerciantes (lllC
suministrllbnn armamento, dinero o mercaderías II la escuadra, llsignáudcles una parte proporcior?ul de las utiliul\.Clcs
en é5te i en los tres primeros viajcs quc hicieron n las islas
.1 u~licia a sus reclamaciones.
l~í:l.~
<¡\lC
dc e~te hecho
ha publicmlu en
~ll~
JJ.¡¡aZc8 dc .'1rrt!Jull)
lib. 1, cap. 7De páj. 7'10.
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IIIJA
1 n.\Jf.S
de la cspeccría. Deseando di;;poncr una SCglllHIacspcdicion,
el reí mandó quc se encargara su direccion a Franci,¡co
Faleiro, COIlel sueldo de 3;) ,000 maravcdis 1l1¡éntra~ e~tuviese ocupado en esle trabajo. A los pilolOS i maeslres de la
escuadra les prometió prerninrlos con privilcjios de cahallería ¡otras grncins n la vuelta de !';u vinjP; i para atcndcr a
las neecsillndcs de la espo:"a de i\Iagallanc:5, d\Jl;a Be<llriz
dc llarhoon, madre ya de 1Ill niilo, lIlandó <]i1C se lc pngara
durante el viaje el sneldo de Sll marido. 'roda~ Ct:ta;: disposiciones dieron un rápido e importante impulso a lo;; aprcstos de la cspeclicion (3).
En esos mismos dias se formaron en la cortc las instrucciones que elrci daba a .!\lagatlnncs i Paleiro para normnr
la conducla que debieran observnr en Sll viaje. Esc docllmeoto, que llem la fecha de S de mayo de L,) 10, conticnc
74 artÍc,ulosqnc rcvclan la prolijida(l i cuidado con qlle entónces se fijaban las operacioncs de este jéllero de empresas. En ellas seiialaba el reí el peso de equipaje que se de.
bíu permitir a cada uno de los empleados de la escuadra,
recomendaba él.los jefes de ésta In línea de conducta que
habían de obsel'vnr con sus subalternos i en SIlS tralos con
los reyezuclos de las tierras qne descubriesen, a quil~ncs ha.
bian de ngns¡~jar amistosamcnte, descollfinndo siempre de
sus promcsas i¡dhag05; prl'O les encarglllJa tamhien que en
sus negocios con ellos tmtaran de poner las mercaderías españolas en el lTIrryor rrecio que lcs fuese posible (4).
Con este documento, auemas, el reí habia querido evitar
toda di(icultlld con su parientc don Manuel de Portugal.
El nrt. 1.0 dice así testualmcnte: "La principal cosa que
vos mandamos i encarg-amos es que en nillgllll;1 m<1ncra no
consintais que se toquc ni descubra lierra, ni otra ninguna
cosa dentro en los límites del serenísimo rei dc Por(ugal,
mi muí caro e mlli amado tio ¡hermano, ní en su peljuicio,
(3) Estas rrales cédulas, junto con otras de mcnor importancia, fueron prolijamcnte
estractada~ pOI' UOI1.Juan Balltista :\[\1noz en su preciosa colecciol1 de 1\1ss. para la hi"toria dI' Arn"lica.
(4) Esta instl'llccion ha sido publicada por l\;l\'arrctlJ en el
tml1. IV, páj. 130 de su Col~ccioll.
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DI: HER:\'ANDO
DE 1\IAGALLANES
49
porque mi voluntad e.:!lque lo capitulado e asentauo entre la
curona real ue Castilla i la de Portugal, se guarde i clImpla
mui enteramente, así como está capitulado."
Los celos del rei de Portugal no se calmaron, sin embargo, con esta declaracion. Lejos de eso, los ajentes que hn~
bía en viado a Bspai'ía no desistieron de sus proyectos de ganurse a Magallanes, o de suscitarle dificultades a su empresa. A mediados de julio llegaron a S.evilla Cristóbal de Ha1'0, Juan de Cnrtnjena i otros cmpleados de la escuadra con
instrucciones particulares que no estaban C11perfecta armonía con las instrucciones dadas al capitan, de donde se ori ,
jinaro11 algunns dificultades de que se trulaba. en In cnsa de
contratacion. El ajcntc dd reí de Portugal en aquella ciudad, Sebastian Alvnrez, quiso aprovecharse de aquella coYUllturn para fomentar la discordia i separnr a Magallanes.
Con este ohjeto se presentó en la posada en q U6 vivia el
capitan.Hallólo componiendo las vituallas i conservas para
el vi,0e; e inmediatamente trabó conversncion con él soure
la empresa en CJuese habia comprometido. Alvarez le dijo
que aquella seria la última vez que le hablase como amigo
i compatriota, puesto que lo' veía resuelto a llevar adelante
un proyecto tan peligroso i tan contrario a los intcrese3 de
su reí. En contestaciull n estM palabras, Magallanes espuso
que su honor no le pennitin fallar al trato que habia cele
brado con el rei; pero, como A.l\'<\¡'ezle objetara que no era
honra lo que se ganaba indebidamente, i que hasta los mismos castellanos lo miraban como l'IIin i traidor, el capitan
}lortugues respondió con altivez i dignidad que los descubrimientos que realizara en su viaje iban a redundar tamo
bien en beneficio del rei don Manuel, apesar de que no to.
caria en ninguna de sus posesione¡¡.-" Basta descubrír en
demarcacion de Castilla las ríq uezas que ofreceis para que
hngais un gran darro al Portugal", contestó Ah'arez. En el
siglo de l\lagallanes se creia como principio inconcuso que
la prosperidad i riqueza de un estado importaba un grave
daño para otros.
El ajente portugues llegó a convencerse que con ese jénel'o de representaciones no conseguiría disuadir a SlI como
v. 1 V. DE j\-l.
'7
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VlO,\ l VIAJr.5
patriota. ReclI1'rió entónces a los alhagos ¡promesas, i a irritBr su ánimo recordándole las úificultades que se habían
suscitado. Espúsole COIl este motivo, que si queria pasarse
al servicio del reí de Portugal, el mismo Alvarez sería Sll
.mediador, asegmándo[e que obtendria de aquel monarca
graciag i favores que se le dispensaban en España por interes i no por afeccion a Sll persona. Pidióle ademas que no
hiciera caso del cariño que le manifestaba el obispo de Burgos porque no habia en él sinceridad alguna. Ta[ vez MagnIlanes sintió vacilar su natural firmeza a[ oir estas pa.labras; pero, recobrando Sll ánimo, conte,~ló que miéntras el
rei de 8spaila estuviera dispuesto a cumplir lo pactado, él
~o abandonnria su servicio, en la 3eguridad de que sus protectores allanarían las dificultades que habian nacido (5).
Despues de esta neg:J.livu, Alvarez pensó en ganarse a
Rui Faleiro, cuyo carácter atrabiliario i uomimmle lo tenia
quejoso de ;YIagallullcs i dc los empleados de [a casa de contratacíon por las dificultades que se suscitaban. Palciro, sin
embargo, se manifestó mas firme i resuelto que su compa.
ñero. A las representaciones del ajente del soberano portugues, contestaba que nunca abandonaria el servicio del rei
de España su seilor, quc tantas mercedes le había heeho.
Al oír esta respuesta, repetida varias veces con igual resolucion, Alvarez acabó por creer que el cosmógrafo portllgues habia perdido la razon, i así lo escribió a su soberano.
Nadn.. de eso había ocurrido, sin embargo. Paleiro conservaba su juicio; pero las desavenencias que en el principio había tenido con Mngallll.nes, iban tomando poco a poco
el carácter de abierta ruptura. No era posible que dos hombres igualmcnte resueltos pero de mili distinto jénio, pudieran determinarse a emprender el viaje, teniendo ambos un
rango igual i el mismo mando en la escuadra espedicionaria.
El rei ttlvoqueelejir
entre losdos pl\raconfi~r aunosoloel
mando de las naves i el estandarte real j pero como no quisiera desairar ;\ ninguno de ellos, tuvo que dar olro sezgo él
(5) Carta de Srbastian Alvarez al rei de Portugal, escrita en
Sevilla el18 de julio de 1519, i estl'actada pOI' don J. B. Munoz
en los archivos
de Lisboa.
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DE lIER.'iANDO
DE l\IAGDI.LDNES.
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su resolucion. Por real cédula dada ei1 llarcelona a 26 de
julio (1519), dispuso el soberano que Faleiro, que a la su·
zon no se hallaba en entera salud, quedarse en Sevilla a
fin de hacer I03apreslos para un nuevo viaje <lue dcbía llevarse a cabo con igual rumbo (G).
'l'odavia hizo mas elrei a fin ue revestir a Magallancs de
toda la autoridr.d necesaria para ejercer el I1lUlH.10
durante el
viaje. En esa misma real cédula, ascendia a Juan <le Cartajcna al mando de la nave que debía capitanear Fulciro; pe.
ro, mandaba tambicn, que el tesorero Luis de Mendoza,
que se habia puesto en choque con lVIagallanes, prestara a
éste la obediencia que era debida nI jefe de la escuadra.
Para conseguir este mismo resultado, el reí separó de su
servicio a dos marinos portugueses que comenzaban ama.
nifestarse turbulentos.
Con tan enérjicas resolucioñes, todo estuvo pronto a finei!
(le julio para emprender el viaje. Las cinco naves se halla.
bau provistas de armas i municiones, con víveres proporcionados para un viaje de dos años, i con 265 hombres de tri.
pulacion entre capitanes, pilotos, cirujanos, escribanos, trabajadores i marineros (7). Las uificultades entre Magalla.
nes i la casa de contrntacion habian ido desapareciendo
poco a poco merced al empello que en ello ponia el reí; i
Magallanes mismo se hallaba dispuesto a cOllfiar el mando
de una de las naves al hermano de Falciro, sí se avenia éste
a facilitarle una copia de las tablas de lonj ¡tud que habia
dispuesto para el viaje. Fruncisco Faleiro cm) en e[cclo, un
(6) No he podido encontrar esta real cédu;a; pero sc hace
mérito de ella en varios documentos de la p.poca, i particularmente en el requerimiento que hizo MagaIlanes a los oficiales
de la contratacion para que se le prestara obc0iellcia. Herrera,
que tal vez conoció esa real cédula, ha referido esto mismo en
la dec. ]f, lib. IV, cap. IX, páj. 130 .-Argensola, .!1nales de
.8.ragon, lib. J, cap. 79, páj. 740.
(7) Entre los documentos reunidos por lHuíloz se encuentra
la noticia del costo de las naves. númer0 i nomhre de todos sns
pasajeros, sus provisiones de \;íver€s, armas, medicamentos i
herramientas. El costo dc la escuadra excedió ve 8.000,000 de
maravedis, de los cuales cerca de una cuarta p!\rte habian sido
suministrados por C¡:istóbal de Ha:?;
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52
\"IDA
1 VIAJES
hombre de importantes conocimientos n,tuticos que podia
ser l11uiútil a la espeuicion (8), pero, sea que no quisiera
nceptilr el puesto quc se le ofrecia por enemistad con Maga.
[[anes o que tuviera cualquier otro inconveniente, el hermano del astrónomo se qucdó en Sevilla dispuesto a partir en
ot-ro viaje. Rlli Faleiro, sin embargo, entregó a su antiguo
compañero el tmlauo de lonJitudes quc habia de servirle
para la naxegacion (9).
Arrreglauo touo esto, se uispuso la. ceremonia del jura.
mento de Mngallnnes i de la entrega del estandarte real
quc había uc llevar en la espedicioll. Elijióse para csta fiesta
una iglesia que con el nombre de Santa Maria de la Victoria, acababan de construir en el barrio de Triana los padres
franciscanos mínimos. El asistente de Sevilla, Sancho !\Iartinez de Leivn, recibió de lVIagallanes, scgun las cost.umbres delticmpo, eljllramento i pleito homenaje de que llcvaria a cabo la empresa con toua fidelidad como leal vasallo
del rei de Bspai1a e Indias, con lo cual puso en su manos
elestundarte
real. En seguida, Magallanes exijió de los capitanes i oficiales de sus naves el juramento de que seguirian el rumbo quc él les trazase, i le obedecerian en todo.
La ceremonia quedó terminada de esta manera.
En la mañana del] O de agosto de 1519, las naves, despues de hacer una descarga de artilleria, soltaron sus amarras i bajanuo por las aguas del Guadalquivir, fueron a fondear en el puerto de San Lúcar de Barrameda, donde debian terminarse los aprestos de la cspedicion. Magallanes,
sin embargo, quedó en Sevilla algunos dias mas, ocupado
de los últimos trabajos. Hizo entónces un solemne testamentu por el cual distribuia sus bienes para el caso que muries~
en el viaje. I)isponia en él, que la décima parte de los pro.
ductos de la espedicion se repartiera entre cuatro conventos
de Sevilla, de Aranda, de Duero, de Barcelolln i de Opor(8) N ayarrete, Disertacio7t sobre la historia de la náutica.
parto 11I, páj. 147, (Madrid 1846).
(9) Joao de Barros, dec. 11I, lib. V, cap. X, refiere que poseía
el cuarto capítulo de los treinta que formaban este tratado. l'\"
se tienen otrali noticias accrca de él. Véase In ilustracion n'.
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DE l\UGAI.I..\:-IES.
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i quc se aplicara la quinta parte de SllS bienes en sufrajios por el descanso de su alma. Del gobieruo (ltle el rei
le habia concedido por via de IlHtyorazgo de las tierras que
Ilescnbriere, Magallanes instituia primer heredero a su hijo
Rodriga, que entónces solo tenia seis meses de etlad, o en
defecto de éste al hijo o hija q!le le naciera de su esposa,
que se hallaba en cinta. A falta de éstos, el maY@l'azgo debía pasar a la familia de Magallanes, con la indispensable
condícion de 1Ilwar 511 apellído, lIsar sus armas i re¡;idir í casarse en Castilla. Allí mismo nombra por albacea de sus
bienes al comendador Diego de Barbosa, su suegro, i [11 doctor Sancho de Matíenzo, canónigo de Sevilla i oficial de
la casa de contratacion. El primero de estos, ademas, debia
desempeñar el cargo de curador de sus hijos haslaque llegaran a la edad de diez i ocho años (10).
Se ocupó tall1bien MagaIlanes durante los últimos días de
su residencia en Sevilla, en disponer un memorial que quería dejar al rei antes de partir, para declarar las alturasi si-,
(uacion de las tierras i cabos principales, "porque podria.
ser, dice, que el rei de Portugal quisiera en aJgun tiempa
decir que las islas Molucas están en su demarcncion, i po·
dría mandar cambiar las derrotas de las costas i acortar los
golfos de la mal', sin que nadie se lo entendiese, ansí como
yo lo entiendo, i sé cómo se podría hacer" (ll). Estas precauciones parecían necesarias en esos momentos porque se
anunciaba que elrei de Portugal se disponía a hacer salír
algunas naves para estorbar el viaje de Magallanes, sosteniendo sus derechos al :dominio de las tierras que este navegante se proponía descubrir.
Despues de esto, los capitanes que habian quedado en
Sevilla, tomaron las chalupas para bajar el río i reunirse a
la escuadra, que se hallaba fondeada, como hemos dicho,
en San Lúear de Barrameda. Allí se ocuparon algunos dias
tOi
(10) Este testamento fLlé encontrado en Sevilla por don J. B.
1\lufioz, quien lo copió en. estractos en su valiosa coleccion de
Manuscritos.
(11) F.ste memorial ha sido publicallo pOI' N aVarrete en el
tomo IV de Sil Coleccion,.p{lj. ]8&,
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VIDA I VIAJES
DE lIF.R:'iAXDO
DE IIfAGAI.LANES.
en provCcr a las naves de los víveres que faltaban. rI'odas
las mañanas las tripulaciones bajaban a tierra para oir misa
en la iglesia de nuestra Señora de Bnrrameda; i ántcs de
partir, el capitan dió la órden -de que toda la jcnte de su
escuadra se confesase, disponiéndose espiritualmente para
tan largo viaje. Magallanes prohibió ad~mas bajo penas rigorosas que se llevase -n bordo mujer alguna (12).
Estas disposiciones no podian I~etardar mucho tiempo mas
la salida de la escuadra. EI20 de setiembre, habiéndose levantado un favoralJle viento S. O., Magallanes mandó levaranclas i desplegar las velas para alejarse de aquellas tierras a donde no debian volver sino unos pocos de sus compañeros _dcspues de haber llevado a cabo el viaje mas portent(ISO que hasta entótlces se hubiera hecho.
(12) Pigafctta, Primo viaggio.
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CAPITULO
_-
-_ .. ------.-.
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V.
Noticiasde la e¡¡;\uadrillado Magallanes.-Di¡¡posiciones para arreglar la marcha.-Permanencia en Tenolife.-Primeras dificultades con Juan de Cartajena.-!IIagallanes lo pone preso.-La
escuadrilla avista las costas ameríeanas.-Enlra en la bahía de
Rio-Janeiro.-Negociaciones con los indíjenas:=-Reconocimiento del Río de la Plata.-Arribo a la-bahía de San-julian.-Ma~
gallanes se decide 'á pasar allí el invierno.-D~scontenlo do sus
capitanes.-Traman un complot.-Se apoderan 105 sublevados de
tres naves.-Entereza de l\Iagallanes.-Muerto de Luis de Men.•.
doza.-E1 jefe de la escuadra sofoca la sublevacion.-Castigo de
los amotinados.
La escuadrilla con que habia salido Magalli1.nes dc San
Lúcar de Barrameda,
era compuesta, como gueJa dicho,
tIe cinco naves de poco porte, pero bien construidns i provistas en sus estre:llidadcs de una elevada obra muerta que
tenia el nombre de castillo. La mejor de estas naves, aunque no la mas grande, era la T,-inidad que mandaba en
persona l\1ugallancs; la segunda, la San-Antonio, era mandada por Juan de Cartajcna, qne l\ su cargo de C<.'\pitall
unía el de veedor de la armada, i el título de "conjunta
persona" de Magallanes; la tercera, la Concc}Jcion, tenia
por capitall a Gaspar de Quesada¡ la cUdrta, la Victoria,
al tesorero de la m"maúa Luis <.le Mendoza¡ i la quinta,
la Santiago, que apenas medía poco mas de 80 toneladas,
tenia por jefe al piloto Juan Serrano.
A parte de estos capitanes, iban en la escuadra algunas
personas de conocida dislincíoll, qne Magallanes habia
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nVA
l VIAJf:S
ncomodado en Sil propia nave. Figuraba cntre éstos un
indio maJayo, bautizado con el nomore de Enrique, í que
el cnpitnn en jefe habia embarcado consigo en el humilde
rango de criado, para que le sirviera de iatérprete en sus
negociaciones con los reyezuelos dc las islas que iba a
descubrir. lbn allí, tnmbien, Dual'te Barbosa, aquel portugues cuiiado de MagaIlanes, tan notable por SllS esploraciones en el Asia ¡por eltrntado jeogrático en que las describió. Figuraba ademas, entre ellos, Antonio de Pigafetta,
a quícn los e¡¡pafioJes denominan .Antonio LOlllba'rJo, por
ser naturnl de Vicencia en Lombanlía,
(lue al saber los
aprestos de la atrevida espedicion que Magallanes i Faleiro preparaban en Espnilíl, pidió nI rei el permiso de hacer
este viaje, cuya historia habia de narrar lilas tarde con tanta sencillez j tanto agrado . .En la Ilota se cmbarcaron, ade.
mas, algunos portugueses, italianos, fmoceses, f-lumencos
i hasta un ingles natural· de Brislo!. Ocupaban éstos, en
su mayor p..1.l'te,\.-"l\rgosmui subalternos: unos eran soldados, otros marineros o artesanos, i algunos solo eran criados de los capitanes (1).
En los primeros días del viaje, reinó en la escnadra tlll
órden admirable. MagalIanes !labia tenido particular cui.
dado de dictar en tien(\. los mas prol ijos regl amen tos no
solo para ordeaar las seiiales de llna llave a otra siuo tam(1) Véansc las listas de las t¡'¡pulaciones publicadas por Nannrete en el IV tomo de su Coleccion, páj. 12 a 22.-Ellaborioso e iutelijente historiador brasilero don Francisco Adolfo de
Varnhagen, refiere en su Historia geral do Brazil, S('C. I1, to~
n/O 1, pájina 31, i en una ilustracíon puesta en la pájilla 436
del mismo tomo, que iba tambien en la espedicion un piloto
portugues lIamadoJuan de Lisboa que antes uc esta época habia estaúo en el Brasil i que escribió un libro sobre la marina,
perdido ahora, pero cuyo descubrimiento seria tal vez de gran
importancia para el esclarecimiento de la historia de la jeografía. Tul vez en lus listas publicadas por N avarrete, Juan de
Lisboa está apuntado con otro nombre. t~1título de su obra era
ell'iguiente: "Tratado da agulha de marfilr nchallo por Joao
de Lisboa ho anno de 1514, pollo que se pode saber en cURIlquer parte que homem estiver quanto he arl'edado do meridiano." Juan de Lisboa fllé hecho mas tarde piJ0lo mayor de Portugal, i fallcció antes dI' 1,'.,34.
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DE llEn:-;ANIlO
DE lIUGALLAN¡':S.
ú7
bien para la disciplina.
A fin de qUf. la esclIadm fuese
siempre en órden, estableció para los pilotos i lo ¡;Illestres
las reglas siguientes. Su nave deu;a prccedp,' siempre a
las otras; para que no la penlieran de vista ¡; Ir"lte la noche, fijaba en la popa una nnt~rcllU de maLlciu llamada
farol. Si ademas de éste, encendía una linterna o un pedazo de cuerda de esparto, las olras naves debían bacer
otro tanto }Jara manifestade que lo seguian.
Cuando a
mas del farol encendia dos fuegos, las naves debían cambiar de díreccion, seo. rara mejornr el rumbo o ya a causa
del viento contmrio. Cuando encenúia tres fuegos, era señeLlde que debía quitarse la boneta, que es lino. parte del
velámen qne se coloca bajo la gran \'c!a cuando el tiempo
es bueno, a fin de tomar mejor el viento i acelerar h marcha. C u~\tro fuegos eran señal de qlle se debian recojer to.das lus \'clus, o desplegarlas si estaban recojítlas. Mucho8
fnegos o algunos cañonazos serviun para advertir que la
escuadra estaba cerca. de tierra o de algun uajo, i que por
eonsiguiente era necesario navegar con mucha precaucion.
Hubia ademas otra sellal que indicaba .cuando se debía
echar el anclll.
"Se hacia tres guardias cada noche; la primera, al principio de la noche, la segunda, que se llamaba meúia hom,
a medía noche, i la tercera ántes de amanecer. Por cOllsi.
guiente, toua la tripulacion estaba dividida en tres guardias: la primera bajo las órdenes del capitan; el piloto pre~idía la segunda, i la tercera pertenecia al maestre. El
comandante jeneral exijió de la tripulacion la mus estricta
disciplina a fin de asegurar por este medio el feliz exilo del
(C
viaje" (2).
El sesto dia de navegacíon, esto es el 2G de setiembre,
la escuadra llegó a un puerto de la isla de rrenerife, donde
se detuvo tres días para cargllr carne, agua i lella. De ahí
pasó al puerto de la Montaña Roja, en el que permanecieron tres lIias esperando tina carabela que llevaba pez
(~) Pigafetta, Primo viaggo attomo il
lruc(';olles del reí a !\Iagallanes.
v.
1 \".
nE
:\1.
m01/fln.
lib. J.-In:'l-
8
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fí8
VIDA 1 nAJES
para la escuadra (3). El2 de octubre, eulrlHla ya la noche, las naves se hicieron de nuevo a la vela con rumbo
al S. O. A meJiodill. del 3 de octubre, ~Iagaltanes hizo un
pequeño cambio en el rumbo de la flota sin pedir consejo
a los otros capitanes i pilotos. Este cambio no estaba indicado en la il1strucccion náutica que el jefe hahia dado ánles de embarcarse a los otros capitanes. J nan de Cartajena,
que por ser llamado en la cédula de su I\omlmuniento
"conj unta persona" de Magallaile~, se creia su igual en el
mando, se sintió de que se hiciera una variacioll de esa
naturaleza, sin preceder el acuerdo de los capitanes i pilotos; i así lo reclamó formalmente. El comandante jeneral,
que no era hombre para sufrir contradicciones de esta especie, contestó terminantemente que si habia error en
aquella in,;tnrccion, él estaba dispuesto a salvarlo, que no
reconocia. conjunta persona en la escuaura ni tenia que
dar CUeI1ta a nadie ue sus operaciones náuticas, debiendo
segllirlo de dia por la bandera i de noche por el fa:roll!in
ha~erle observaciones ni reparos (4). Carlajeoa no se atrevió a insistír ante tan firme resoJucion, i aunque con mucho disgusto, tuvo que obedecer [\ Magallancs, guardando en su cOr:\zon un profundo despecho.
La escuadrilla pasó entre la costa de Afríca i las islas de
Cabo Verde, i despues de algunos días de viaje mui próspero por la costa de Guinea, llegó a los 8' lal.. N. a la altura de la montaña denominada Sierra Lcona. Allí espetimentaron vientos contrarios o grandes calmas junto con
una fuerte lluvia que los acompañó hasta mas aue/ante de
la. línea equinoccíal, durante sesenta días. En ese tiempo,
Jas dificultades que comenzaron a suscitarse entre l\iagalIanes i Cartajena a su saliua de Tenerife, tomaron cuerpo
hasta el punto de protlucir una. víolent.'l ruptura. Era costumbre en la marina española que en la tarde, a las oraciones, todos los capitanes de tina flota mandaran
saludar
(3) Rerrera, dec. II, part)V, cap. X, páj. 131 (l\fadrid, 1601)
(4) Herrera, id. id. páj. 132 i 133.-Navarretc, Helaeion del
viaje, tomo IV de su ColeCcwlt páj. 29.
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DE llEll.NANDO
DE l\IAGALLA.NES.
59
al jefe de ella. En tas iustrucciones que el rei habia dado
para el vinje de JIi' ¡tgallanes, encargaba éste que hiciera
cumplir csta práctica (5), i así se hacia en efecto cnda dia
al anocheccr. Una tarde, el marinero que dió el recado de
Cartnjena, dijo a J\t~¡tgallanes:-" Dios os salve, señor capitan i maestrc, e buena cornpaiiia." El capitan portugues
·"ió en cste saludo un uesacato cometido contra su autoridml) i por tOlla respucsta mandó l¡ecir a Cartajena que 5e
guanlnra bien de satlldarlo en esa forma, sino dándole el
tratamiento de c<1.pitanjeneral que le correspondía.
"Le
he satud<1.do COIl el mejor marinero de la navc, i quizá
otro dia le salude con un paje", contestó resueltamente
Cartajcna; i en efecto dejó pasar algunos días sin enviarle
el recallo de ordemwza.
MngaJIar.c;:, sin embargo, no era hombre de dejarse burlar por SllS snbalt(;rnos, i mucho ménos por uno que pretendia ser su igual en el mando. :No pudiendo tolerar la
altanería de Cartajena, i creyendo sin duda que no solo
perjudicaba u Sll tlignidad ue jefe de la escuadra sino tambien a la neccsariJ. subordinacion de los demas capitanes,
resolvió castigarlo con una ejemplar severidad. Un dia reunió en la Trinidad a todos los capitanes i pilotos para discutir el rumbo que debiera fijarse n. las naves. Tratóse allí,
aclemas, de la manera de saludarse en las tnrdes; i Cartajenn, alentado sin duda con su primer triunfo, trabó sobre
esta materia una irritnÍltc diswsion.
Magal1anes no quiso
oir nada; i echando muna de Juan de Cartajena,
lo tomó
del pecho diciéndole:-"Sed
preso." Inútil fué que Cartajena reclamara el amilio de los otros capitanes i pilo. tos para apresar a Ungallanes,
porque sea que estuvieran
convencidos de la justicia de su proceder, o que temieran la saña de su jefe, todDs ellos se quedaron inertes sin
tratar de oponede resistencia alguna.. Cartajena fué arras.
trado al cepo, i colocado allí de los piés en castigo de su
insolencia; pero como algunos de los capitanes intercedieran respetuosamente por él pidiendo que lo entregara preso
(5) lnstruccion dada a l\Iagallanes, etc. arto 3. o
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60
nDA
r VIAHS
a UBO de ellos, Magallanes lo confió al c:¡pitan de la Victo,'ia Luis de Menuoza, despues de haberle recíbiuo el juramento de tener preso a Cartnjena i ue pl'esentál'sclo cada
vez que 10 pidiere (6). El mando de la nave S(tJ¿-Alltonio
{ué contiauo al contador Antonio de Coca.
La escuadrilla tomó el I'llmbo de! S. O. tan pronto como pasaron las calmas que la habian detenido en la costa
de Guinea. El 29 de noviembre estaba enfrente del cabo
San.Agustin,
en la costa de América, i de alli siguió su
viaje hácia el sur hasta el dia S de dicielllbre, en que avis.
tó las playas del Brasil cerca de los 20· de latitud meridional. Continuando por este camino, el 13 de ese mes entró
en la bahía de Río Janeil'o, a <]lIe los españoles dieron el
nombre del santo del día, lIamándola Santa LlIda. "Aquí
hicimos, dice el historÍ<\(lor de la espedicion, una pl'ovisioll
de gallinas, patatas, una. especie de fruta que se asemeja
al cono del pino, pero que es estremadamente
dulce i de
un gusto esquisito (la pifia), caña~mui dulces, carne de anta, que se asemeja a la de vaca, ete., cte. Hicill103 exceJentes negocios. Por un anzuelo o por un cuchillo nos da.
ban cínco o seis gallinas; dos ganzos por un peine; por
un espejito o un par de tijeras obteníamos pescauo suficiente para alimentar diez persolH\s; por un cascabel o por
una cinta, los indíjenas nos traían llna canasta. de patatas.
A precios tun altos como esos cambiáhamos las figuras de
los naipes: por un rei me dieron seis gallinas, i los indios
creyeron que habian hecho un negocio excelente" (7).
Por largo tiempo se ha creído que MagaUane, fué el
primer esploraúor de aquella hermo.:;ísima bahía. DoCltmentos de inconte.:;table autoridad han venido, sin cmbar-.
go, a revelar que desde ocho ailos ántes, desde 1511, llevaba el nombre de bahía del Cabo Fria, i que en ella se
habian establecido algunos portugueses que negociaban con
los indíjenns, cargando SllS naves de palo de tinte. Maga(6) Carta del contador Juan Lopez de Rocalde al ohispo, de
Burgo!!, publicada por N al'arrete ca el tomo IV de Sil C01CCCIOII,
páj. 20 I.
(7) Pigafctta,
lib. I.
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DE IlERNANDO
DE '\IAGALL,\NJ:;~.
61
\luncs, CUlI todo, no encontró allí mas que indios 'fupinatllbas, tribu pacífica ue la raza Guaraní que poblaba aquellas
costas. Queriendo cumplir con las instrucciones que le llabia dado el rei, ,\iagaIlunes prohibió bajo pena de la vida
que se tomara algullos indios como ,esclavos; porque no
queria uar pretesto a las reclamaciones i quejas del rei de
Portugn.l, ni cargar sus naves COIl inútiles consumidores de
vi\-eres.
Ln. permanencia de los esploradores en la bahía de Rio
Janeiro no duró mas que catorce dias. El27 de diciembre,
despues de proveer bien sus buques de aves i frutas, Magallunes desplegó de nuevo l~s vcl~i siguió su viaje en la
misma direccion que Ile\'a la costa del continente, aunque
sin avistar In. tierra, hasta que ellO de enero de 1520 se
encontró en frente del cn.bo de Santa María situado en la
embocadura ud caullaloso río de la Plata, que denominaban los marinos Río de Solis, en memoria de su célebre
cuanto infortunado descubridor. El comandante en jefe de
la escuadra quiso adelantar los reconocimientos jeográfic9s j
i en consecllencia remontó las aguas del rio i esploró hasta
el 7 de febrero sus dos máljenes i algunas de SllS islas. En
estos reconocimientos, Magallanes examinó un cerrito situado en la orilla norte que formaba I1n contraste singular
con las bajas i dilatadas llanuras que se estienden en ¡'quel/os lugares. Dieron los españoles a aquella altura el nombre de Monle-Vidi, de donde se ha derivado el nombre actual de Montevideo. Algunos salvnjes de las inmediaciones,
que inducidos por la curiosidad visitaron las na ves, fueron
obsequiados por Mngallanes, sin entrar, sin embargo, en
tratos í negociaciones.
El viaje se continuó el 14 de febrero, siguiendo siempre
las naves la inclinacion de la costa, pero sufriendo ahora
las constantes borrascas de otoño que las dispersaban por
algunos dias, i embarazaban sus operaciones. l\Ingnllanes,
como el primer esplorador que habia. visto aquellos lugares, reconocia prolijamente los cubos i hahías de la costa,
deseoso de encontrar el tan deseado estrecho, objeto principal de la espedicion. Todos sus afanes, sin embargo, {la-
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l'IDA
I VIAJES
redan inútiles: los reconocimientos practicados no ofrecian
ningun resultlldo; í la estacion lluviosa se acercaba mas rápidamente de lo que era de creerse i de desearse. Por fin,
el 31 de rnar~o entró la escuadrilla al pU.2rto de San Julian, dOi1de l\'Iagallunes queria invernal'.
Las discordias de los marinos habian ido, entre tanto,
haciéndose cada día mas sensibles i peligrosas. En la bahía del Janeiro, MngaIlanes, receloso de la fidelidad de
Antonio de Coca, a quien él mismo habia elevado al rango de capitan, le qui¡{¡ el mando de la nave San-Antonio
i la entregó a su primo hermano Alyaro de :M:esquita, portugues de nacimieilto. El mismo dia que anibarol1 al puerto de San J ulían, al saber la {esolucion que tenia MngaIlanes de pasar allí el invierno, i de acortar para ello las
raciones de vívercs, los otros capitanes i las tripulaciones,
acordándose mas de las comodidades que dejaban en España que de los comprpmisos que habían contraido con el
reí, i de la gloria inmensa que les iba a reportar aquella
empresa, recabaron de MagalIanes que alargase las racioDes o se volviese atras, puesto que parecía temerario el
proyecto de buscar un e5trecho que era imposible hallar, i
que bastaba haber navegado hasta donde nadie se habia
atrevido a llegar, i donde poclia mui bien suceder que alguna tempestad deshecha les arrojase a alguna costa de
la cual no pudiesen salir.
Las inmediaciones del puerto de San Julian eran, en
efecto) despobladas, desprovistas de víveres i ademas :30rnamente frias. MngalIanes, sin embargo, no se arredró
por la pobreza del lugar , ni por el rigor de la estacion, ni
por la resistencia que trataba de oponerle su Jcnte. En
contestacion n esas exijencias, dijo resueltamente que estaba dispuesto a morir o a cumplir lo que había prometido
al rei, de quien tenia encargo de viajRr hasta el término
de aquella tierra en busca de un estrecho que indudablemente habia de hallar mas adelante. Si In estacion era
fria, .Magallunes creia que en pocos mcses mas volveria el
verano, i entonces los esploradores tendrian dius mas largos miéntras mas se acercaran al polo sur; i si ellos se
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DE. lIIo:R:-¡ANDO
DE l\olAGALLA-'ll;S.
63
qucjabnn de la fdlta de víveres i bastimeútos, el jefe les
rccordó que en aquel lugar habia leña abunJallte,
agua
excelente i gran variedad de pescaJos i mariscos, i que
ndemas, acortando las raciones, no les faltaría nunca el
pan ni el vino (S).
Pero, las resistencias que comenzaba a encontrar entre
los suyos iban tomando poco a poco un carácter mas sérío
i alar:nanle. El siguiente dia de su arribo al puerto de San
Julian) el LO de abril, era domingo de ramos (9) j i queriendo solemnizar esta feslivida{l con una misa i demas
funciones relijiosns que pudieran practicarse en aquelln tierra desierta, l\bgallanes invitó n todos los capitanes, oficiales i pilotos que desembarcasen
a oir la misa i pasasen a
comer dcspucs en Sil compaiíia en su pl'Opin nave. Solo Alvaro de Mezquita i Antonio de Coca fueron a tierra con las
tripulaciones, i únicamente el primero de estos pasó a la nl1\'e 1'1'inidad a comer con el comandante en jefe. Mngullancs sospechó desde entónces que algo se tramaba en contra
suya; pero se lI1antu 1'0 a la espectutiva, re~ue\lo a hacer
frente a cualquier movimiento, a resistirlo i a dominarlo.
Tmmábase, en efecto, un vigoroso complot contra Hernando de Mogalluncs. En la noche de ese mismo dia,
Guspar de Qucsada, capitan de la nave Conccpcion, que
tenia preso a su bordo a Juan de Cartajena, puso a éste
en libertad i armó treinta hombres resueltos para dar un
asalto a la nave San-Antonio. Este proyecto pudo reali;¡;arsc fácilmente durante la oscuridad de la noche; i una
vez a bordo de la San Antonio, Quesada apresó i puso
n,
(8) Berrera, dec.
lib. IX, cap XII, páj. 297. Este cronista
ha referido con una minuciosa prolijidad todos los pormenores
del viaje dc l\JagalJancs desde Rio Janeiro hasta el puerto de
San .Julian. El interesante diario escrito por Francisco Albo i
publicatlo por N avarrete cn el tomo IV dc su Coleccion, pájina 209 i siguiente>" así como la carta citaua uel contador Lopez de Recalde i la relucian de l\laximiliano Trasilvano,
tiencn
mui pocos pormenores que no haya consignado aquel ilustrado
cronista.
(9) Pascua Florida, dice equivocaddrncnte
dp.~. 1I~ lib. IX, cap. XI.
el cronista
Herrf'fa
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64
VIDA I VUJES
grillos aL capitan Alvaro de Mezquita, declarando que la
Concepcion i La Victoria, donde mandaba Luis de Mendoza, se habían pronunciado contra la autoridad
:\'Iagallanes a quien querian obligar a que tratase con mas consideraciones a los capitanes i oficiales subalternos.
El
maestre de In nave, Juan de Elorriagn, salió a la dcfens[\
de su capitnn; pero Quesada le dió cuatro puñaladas en
un urazo que lo pusieron fuera de todo proyecto de resis.
tencia, i consiguió hncer8e reconocer como capitan de la
nave. De este modo, los sublevados quedaron dueños de
la San Antonio, cuyo mando tornó el mismo Quesada, de
la Co1tccpcion, de que se hizo capitan Cartajena i de la
Victoria qne mandaba Luis de Mendozn (10).
Magallanes enlrelanto, dormia tranquilamente en h\ nave Trinidad. Fácil es concebir cual seria su sorpresa en
la mañana siguiente cuando supo la noticia. de la revolucion consumada en la noche en tres de las naves de su escuadra. Tan ufano~ eslal¡¡¡n los sublevado! con ~u facilísimo triunfo, que al mllal1eCer, creyéndose venceuores, mandaron un emisnrio subalterno a notificar al comandante en
jefe de lo ocurrido i a requerirlo por el cumplimiento de las
órdenes del rei respecto del tratamiento que habia de dar n
los demas capitanes i oficiales de la escuadra. Los amotinados decían que se habían apoderado de aquellas naves para
evitar CI1 adelante el mal trato que hasta en\Ónccs habían
recibido; pero, que si l\'Iagallanes se avenia a entrar en capitulaciones, estaban dispuestos a dade el tratamiento de
señoría, respetar sus órdenes i besade pies i manos (1L).
Para el caso en que sus proposiciones no fuesen aceptadas,
los tres capitanes habían prep:trado las armas de sus buque,;
respectivos.
uc
(10) Consta todo de las informaciones
que mandó le\'anlar
l\lagallanes en el puerto de San Julian, i que se hallan publicadas en el IV tomo de la Coleccioll de Navarrele,
páj. 189 i
~iguientes.
(11) Este requerimiento consta de la carta del contador Recalde ya citada, el cual lo recojió de las declaraciones dada!< en
Sevilla por algnnos de los mismos amotinados. Es probable ([11("
no fuese tan re'·petllOso su mcn,¡ajc.
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'1J1::
IIER:'iA:'IDO
DE
bIAG.\LLA:'iES.
6;)
El jefe de la espedicion no era hombre que enlendiera
(le transacciones con los amotinados.
Mag:dl:lI1es sabia demasiado que una primera debilidad seria la causa ue Sll
co:npleta ruina; i con ánimo superior, se resolvió a resistir
¡t esas representaciones
i exijencias. Por toua respuesta a.
sus instancias, los n~anuú llamar a su propia nave; pero
los c<tpitanes sublev"dos temieron ser aprehendidos i maltratados, i le conteslaron que pasara el jefe a la nave San
Antonio, donde se reunirian todos para t~isculÍr lo que con_
veilia hacer en esas circuslancias.
En vez de aceplar esta invilacion, l\1i\gallanes tletcnninó sofocar a mano armada la insurreccion de sus suhalternos. La empresa parecia difícíl, vista la superioridad i ventajas de los amotinados; pero, el resuelto capitan se preparó a dar el golpe, i despachó nna c1mlllpa tripulada por el
alguacil Gonzalo Gomez de Espinosa i sei::; hombres c/e su
confianza pam que llevaran 'al r.apitan de la Victoria la
€mlen de presentarse inmediatamente.
Luis de Mcndoza
leia la órden de .'\Iugnllanes con cierta sonrj::;a maliciosa
como si hubiera descubierto en ella. 1Ina trama. contra la
cual era menester ponerse en guardia, cuando Gomez ue
Espinosn. sacÓ repentinamente un puiíal que llebaba oculto
¡le dió lIna cuchillada cn la garganta. Uno de los suyos
descargó sobre la cabeza del infeliz ;'\iendoza un segundo
golpe que lo dejó muerto en la cubierta.
La lucha se iba a trabar tal vez entre los hombres de
Espinosa i la Iripulacion de la nave, i sin duda que aqucllos iban a SlIcumbir ante el mayor número; pero l\lagaUanes era demasiado previsor para qlle hubiera espl\eslo a los
suyos a tamalío peligro. Casi en el momento en que sucumbia Luis de '\lendoza, llegaha a la llave el clIiíado de
Magallancs, Duarte Barhosa, o[icial tan intrépido como
intelijellte, con quince hombres bien armados, i se cnselíoI'calJa tic ella sin la mellor resistencia, izalldo en SIISmástiles IIlIa bandera en selíal dc triunfo. Para prcveÚirse contra
un golpe de mano de los alllotinauos, Barbosa sacó la Victoria, del punto donde se hallaba fondeada i [lié a colocarlu
¿~llat1o de la llave capitana. Elmellor de lo,;;buques espc
v- 1 V. DE M.
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66
VIDA
I VIAJE~
didonarios, <lue a las ónleues de J uao Sermno, habin per~
manecido fiel al comandante en jefe, siguió este ejemplo
para roner~e tambicn fuera del alcance de los sublevados.
Los plnncs de ()urtajena iQuesada
se hallamn desconcerlmlos. Es cierto que aun les queuaba la OO1lccpcion rta
Sa1t Antonio, en que eran recopocidos como capitanes;
pero, sea que no tuuiemn plena confianza en las tripulaciones, o lo que es mas probable, que se sintíemn abatidos
por la firmeza incontrastable de Magallanes, amuos jefes no
]lenSaron mas que en fugar i en dar la vuelta a Espaiía.
Este mismo proyecto les pareció irrealizable el dja 3 de abril
cuando trataban de ponerlo en ejecucion. l\1agallaucs estaba colocado con sus tres naves en la embocadura del pUel'7
to, i no em posible que los dejara 'salir libremente.
Quezada conciLió entónces otro pensamiento. En su nave mantenia preso con grillos i encerrado en un camarote
al capilan Alvaro de Mezqni"ta, primo hermano, como hemos dicho, <.leHermmuo de Magallanes. El capitan revolucionario creyó que le convenia ponerlo en liuertad i em·
pIcado como ¡nte.mediado para obtener del comandante
en jefe una provechosa capitulacion.
Mezquita, sin cm·
bargo, no accptó la comision que se le confiaba: conocía
demasiado a Sil primo para creer que éste puúiera entrar en
'convenio con los amotinados, i espuso francamente a éstos
que perdieran toda esperanza de arribar a un avenimien·
to con .Magallancs. Desde cntónces, Quesada i Carh0ena
cambiaron de plan: pensaban salí r del puerto en la misma
noche, esperando poner en la proa de una de sus naves al
capitun l\1ezquira para <¡ue desde allí hiciera sus proposiciones al Jcfc úe la escuadra.
En la noche, en efecto, se puso en cjecucion este plan.
La nave San Antonio se acercaba ya a la 'capitana, cuando
Magallanes hizo romper los [llegas de artillería j masque·
tería, disponiendo inmediatamente
el abordaje. Los suyos
asaltaron la navc dc los sublevados preguntándoles en voz
alta: "¡por <}uién estais?" a lo que contestó la tripulacion:
"Por el rei nuestro señor, i por vuestra merced".
Desde
cntónces, tooa teutalivn de resistencia de parte de los nmo-
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1)"\':IIERNANDO
l>E lIUG.u.L,~Nr.S.
(i7
dandos fllé impasible. Magallanes apresÓ sin esfuerzo alguno u Qucsaua, al contador AÚtonio de Coca i a los demas cabezas del motill; í mando tomar en la COllccpcion
úl capitall Cartajcnu, que tuvo que eutregarse humildemente a los vencedores.
No bastaba sofocar el motin: era tambien necesariO, a
juicio de lUagallahes, castigar a SllS autores para escarmien··
to i ejemplo de [os marinos. El siguiente dia 4 de abril,
J.\.Iagallanes mandó desembar(;ar el cadáver de Luis de
Mendoza i descuartizado en tierra, haciendo pregonar Sil
traicion; í tr~s dia::; de::;rucs, es lo es el 'j, condenó a la pena tIc muerte a Gaspar de Quesaúa, í a un criullo suyo lIa~
mado Luis de Molino; si bien este último alcanzó su pe •...
don a trueque de servir de verdugo para la ejecucion de
su amo. Quesada fué decapitado en tierra con toda la solemnidad posible; i su cadáver fué igualmente descuartiza00 miénlms se preg-onaba su traiciono No fué Magallancs
mucho mas benigno con Juun de Cartajena: tan lo ést.e como el capcllan Pedro Sanchcz de la Reinn, que poco tiempo despnes fué sorprcmlido en una trama rcvohlcionaria,
fueron cOllllermdo;; a quetlar abandonados en aquella playa desicna (12).
Era preciso justificar ante el rei cste proceder, duro,
violento si se quiere, pero necesario rara mantener la disciplina i la. moralidad en la escuadrilla espedicionaria. Magnllanes sabia bien lo que hallia que haccr en tal caso. Su
primo. Alvaro de Mezquita entabló su querella por escrito.
El cnpitan en jefe quc t.raia en StlS naves escribanos i alguaciles, les encargó la formaciol1 de una sumarilt i el esclareci,niento jucli~i(tl de t.odo lo ocurrido. Para esto, se
recojieroll prolijas declaraciones de los lesligos i <tclores de
(12) Estos succ~os. n~;.>ridos <"(ln pe'lueiias divCl:j"lIclas
por lIi'rl'Cl':J,
,.ec, ] 1, l¡h. IX, 1:'111 XII, constan <1" lti carta del contador J.op"z de
I{~"ald." en yista dc In informadon
'lile
se ,,,yanta)):! <>0 S,'villa CIl
mayo d" 152], í l'n clu" .kdarahan
pal'liculal'IIll'IIt" I"s enl',"i;ros dc
Magall:lIles, "lllpCllat]os en Ilcusarlo. i <le otm illfol'lnacion It'vantada f'll
nctubr •• de 1522, a la yuelta de h nave Victori(l., para I'sdarecer las
\)('urrencias
dt.·J viaje. - J[t'lTera di("e qlw ('1 ('ll~rigoJ'c\"olu('ioTlul'io era
d~> Elo¡·i·iap;a r!,Il!;i6 eIl San-JulínIl
'" 11 d •• julio, <1•• 1'1'
SUltllS de las hel'ldas que l'ccJ/lIU <1e Inano <le quesada
Asi CGusta de
:·¡-anccs.
-·,]l.iiJn
las listas de los nnli' •."tos tlul'ante
]a espcdicioll
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68
VIDA 1 VUJE.5
aquel drama s¿lHgrienlo¡ j se levantó el proceso' qne debj"
ser presentado al rei a la vuelta de viaje. Esas declaraciones que han llegado a llueslros días como un importanle
documenlo Jlislórico, justificaron n Mogallanes ante el sobe·
rano, i han formado una prueba ¡rrecusable d': la cncrjía •
resolucion con que el esforzado navegante supo dominar
la sublevacion de sus subalternos (13).
(13) Esta informaeion ha sido publicada por ~avllrrete
i srguicntes del tomo IV dc su importante colecciono
en la páj. IHg
---II..a.".M_IIID_--
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CAPíTULO
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Vi.
:'I1a-gallanes manda hacer un rcconocimi,'nto al sur de la bu lIia de San
Juliull.-Navl'gacion
de Juan Serrano con este objc1o_-.Hecon~)c<' el
)'jo de Santa-CrUz.-Su
nallfrajio.--;\!agallunes
socorre a los naufra
gas, que vuelven u rl'unirsele.-Esploracion
al interior. --Se dejan
ver algunos habitantes de tl'luellas l"t'jíones.-Su
aparente ,J¡fornll
dad.-Itelaciunes
de :\Iagallanes con los I'atagones.-Cumbate
de
los castellanos con los putag.-,nes.-:Hagallanes
sale del puerto de
San-Julian. - Una tempestad lo oblig'a a recalar al rio de Santa-Cruz
-ContinÚa
la nuvcgacion.-Avista
d cabo de las Virjelles.--Dos
\la
ves se adelantan u hacer' una esploraciun.Entrada al cstrcrho.
Restablecida 10. obediencia en la escuadrilla espedicionn¡-in, i habiendo cc,lmado algo las lluvias, Mngaflanes determinó mandar hacer reconocimienlos en las costas vecinas
para buscar el desendo estrecho. La illuccioll n que se veía
reducido por los rigores del invieruo, i las cOllstnnles
tormenlns de aquellos mnres,
tenia tnlvez mas desasosegado con los temores de ilUevas suulevnciones, contra lns
cuales había hallado UIl remedio tan eflcnz. Mediante lil
nctividnd del llavegnnle portngues, en los úllimos din::;de
abril estuvo todo pronto para practicar un reconocimiento
al sur de la bnhia ¡Je San-J ulíal!.
J lInl1·Serrano [lié elcjido PUITI. dirijir csta operncioll. La
nave que éste mandnbn, la Santiago, quizá por que em
la carnl.Jcla mellor de la escuadrilln, fllé destinada pnra este
ohjeto. l\ing-allnnes cncargÓ al C<1pitnll Serrallo <¡\le IHl\'1'
lo
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gundo a 10 largo ue la costa h;icia el sur, buscase el estre-cho que debía hallmse cercano. El esplorador, sin emLargo, 110 pouia nlejarse mucho del reslo de la escuadra;
si 110encontraba el estrecho a cierto número de leguas, debia volverse a S:m-Julian a reunirse a sus cornpniIeros.
Felices fueron los primeros días dc navegacion
Sermno
siguió costeando cerca uc veinte leguas, hastu que el:3 dc
mayo se halló en la boca de UIl río, cuya flnchura tle maS'
de un[\, legua le hizo creer tal vez que era la entrada del
estrecho buscado. En conmemoracion de la fiesta que el!
ese dia celebra la iglesia, Scrn\l1o lo llamó de Santa-Cruz,.
nombre que hasta hoi ha conservado ese río. Allí. se estuvo
seis dias reconociendo la cosla, pescando: i cazando lobos
marinos que se cncontraban cn grnn abundancia, i de \10
tamafío desconocido hasta enlúnces por los ñavegantes castellanos. Estos no se descuidaron de selialar en SllS reIncioo '
nos del viajc que \(110 de estos animales,. despojado dd
cnero,. de la cabeza i de la grasa,. pesaua diez i nueve arro-'
bas (l).
Convencido de qtle allí no eslaba el estrecho que uuscaun, Serrano siguió su viaje al sur sin scpnn\rse mucho de
la costa. Apénns había navegado algullfis leguas cuando se
vió delenído por los temibles temporales, tan frecucnles en
aquellos mares. El 22 de mayo cargó el vien~o con grnl)
furor, reduciendo a jirones las velas de la nave. El timan
fué arrancado por las olas; i la nave ll1i:mlU, arrastrada por
el viento, [ué a vararse a la costa. l:'elizmenle,.la playa em
bajal ¡pudo encallarse la proa dando tiempo a que la trí·
pulacioll, en número de trcinta i siele hombres, unjase a
tierra. Solo ullnegro, c:3clavo de Juan Serrano, se ahogó
en aquel conflicto (2). La nnve, destrozada por las olas: se
r
(1) Berrera,
Dec. II Lib. IX, cap, XIII.
(2) La f\,('!la de ('stc suceso, i la l"'rdi<1a dd csdavo de S('l'l'ano
('ollola (tú las listas de las personas qne pen'eiel'on \'n la es~"d¡('i()n.
lIcl'l'<'ra, que ,'1\ el libl'o ¡capítulo ('itad(ls da las mejores l\ol;CI1lS del
Ilaufrajio, l'elícl'e cfjuivo(,ildamente
que !lO !lI'rC('lÓ lIadll' en el. --:\1nximiliano Tl'ansílvano relíel'C este naufrajio I la muerte dd I'sdavo
como oeun'illos en agosto, clIando l\1¡If','allilues recouflcia aqud!as costas con su escuadrilla. El mismo e!Tor ha eopiado Var¡¡:as 1'on('(' t'n la
J'elacioll del Viaje rJ,; Santlf-Jfflrín
ti!' /«" ('f(beza<, páj. lH9,
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7)
a pique en pocos momentos, ,<:inque los G\stelIanos
huuicrnn podido salvar cosa nlgllllU de su carga.
Ocho tlias pasr,ron los l1:lufragos en aquel lugar .sin saber
n qué nrbitrio rec\If:ir para reunirse a sus cOll1pafieros qUl',
habian quedado en la bnhia de San-J ulian. Faltos de 0(1'0
alimento quc las laras que encoutrahan en las rocas tic la
costa, resolvieron al fin emprender el viaje por tierra. Cargaron para cllo las tablas de la lH\Ve que el mar habia alTo·
jado a la playa, u fiu de construir una balsa que les sirviera
para pasar cirio de Santa-Cruz.
La <lislancia que los separaba de este rio cra apénas de seis leguas; pero estenua
dos por la fatiga idesprovistos de otro alimento \¡ue las ycrhas
que cojian en la marclw, los nállfragos tardaron cllntro diaF
i se vieroll obligados a abandonar una parte considerable dc
la madera que conducían. Al fin llegaron a las orillas tic
aquel rio que les ofrecia auundantes recursos úe pesqueria;
i allí construyeron una pequefía unlsa en que plllli'O'ron pasar dos homures a la ribera opuesta para seguir su lIw.rc!l,"t
hasta el puerto de San-Julían.
Todavia tardaron once dins
en este viaje. Alimenlábansc de yerbas silvestres i tic m¡-..riscos crudos; i sufrieron talltas fatigas i penurias que ni
presentarse a Mngalllanes, ni éste ni SllS compaíleros los
podian reconocer.
El jefe de la espedicíon no se abatió por este nuevo COIl·
tmste. El mar continuaba bormscoso: tempestades frecuen·
tes i prolongadas no permitian n los mnrinos prestar a sus
compafíeros un nusilio pronto ¡eficaz; pero Magallanes diopuso inmediatnmente
que salieran por tierra veínte hombres cargados de pan, vino ¡otros unstimentos, i que fueran
n buscar a Serrano i los náufragos a las orillas del rio dc
Santa-Cruz.
Los castellanos vencieron las tlíficultades fJlIC
les oponinn la asperesa de los campos que atravezubun i
los rigores de la estaciono Se vieron ouligado, a tlerrelir el
hielo para proveerse de agua; i para socorrer cuanto tintes
a sus cumpatriotas, marchaban de prisa po." campos desiertos, sembrados de rocas n \'eces, o cubiertos de eSCllrcha ;
dc nieve. Llegaron al fin al rio de Sauta- Cruz donde lo"
esperaball Serrano i los soyos, Illncilcntos, cslenuados d~
lUC
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VIDA 1 VIAJE~
fatiga. Allí lardaron tudavia dos dias en pasar el rio en {a
peqllefía balsa que habian conslruido anterionncnle.
Los
custellalíOs aprovechuron este retardu en esplorar el sitio
delnaufrnJio i en recojer los reslos de la nuyc i de la curga
que el lIlar habia arrojildo a la ribera (3). Solo entónces
llieron la yuelfa a la bahía (.le San-Julian.
Las penalidades
de la mnrcha se repilieron enlónces; pero superiores a lunlo
padecimicnto, los esploradores se reunieron al jefe de la espedicion sin perder un solo hOI.lbrc.
MagaJluncs dis(ribuyó n los lláufrngos {lc la carabela en
las olras llaves de la escuadrilla. Juun St;;rrano, que se ha.
bia hecho lIolar por su fidelidad, i que aun en medio de
alJuel contrnlielOpo hnbia desplegado grun clleljía, fue
nombrado cnpitnn de COIICf'jJcion. Pero lejos de acome.
ter nucvas cmpres¡¡s de esploracioll en aquellos mnres, Ma.
gallnncs se resolvió al fiu a no salir de la buhía miéntms
los rigores de lu e~lacioll ofrecieran nlglln peligro. Se ocu,
pó sí en rcfaecional' lns nuves, para lo c\lullevuntó en tie.
rrn una pe(juefía cllsnde pictlra en que estableció la herre.
ría de su ll1í\cstmnza. Era fan intenso el fria q llC allí se
esperimentaba que tres de los trabajadores perdieron las
manos. A pesar de e\l(o, el jefe espeuicionario trató de hacer
1m rcconocimiento en el interior del país. Cllall'O hombres
bicn nrmauos fueron enviados eon este objeto. Debian He,
gilr IJasla treinfa leguas tierra adentro, plantar una cruz, i
enl[\blar relt~ciolles con los I¡¡¡bitantes de ae¡ llel/os lugares
si los hallaban, i si la tierra o[recia socorros dc víveres j
bastimenlos. Los esploradorc8, faltos tic ilgua i de alimentos, que no hnllaron en Sil marchu: volvieron a San-Julinn
avi~ando IlllC el pnís parecía enteramente despoblmlo.
Mucho tiempo pasaron los castcllanos en este puerto, sin
ver un solo habitante de (\(1 uellas rejiones. Creían ya que
la tierra em despoblada, cuando divisaron culos arenales
de la costa lIn hombre casi desnudo, de figma jigantcsca,
que ¡:anlaua j bnilaba echándose ¡¡rcna en la cnbcza ('1).
(3) Ilcrrcra,
D~('. 2 Lib
dn!' LOlll'7. de 1(('('«1<1,',
IX,
('al', XIlI.-('al'ta
(';tu<1a del
("lI1ta,
(1) El ('¡¡pitan C'onk obs,'. v'; que los indij\~lla5 <1,' la isla de )]ul,tolo, s(· (:'{'haban éll:PlU (.'0 la eUbt';r.H l'n ~1')lal dI' pa.z: \'o!jtl!Jc {hr~ l'
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DE HERNANDO
DE lIUGALLA:-'·ES.
'{'[$
Mngallanes mandó a lierra a un marinero, con ónlen dc
"acer los mismos movimientos, como una muestra de amistad i ue paz. El jigante pareció aceptar estas proposiciones,
i pasó a \1\1 islote dondc habia desembarcado el jefe de la
escuadra. Su sorpresa a ta vista de los espafioles no se po·
dia ocultar. Levantaba el uedo como si quisiera decir que
los esl runjeros vcnian del cielo.
No em menor la sorprcSll. de los espaíioles. Por una singular inclillacion (l ver en lodas partes algo de maravilloso,
mui natural en los aventureros del siglo XVI, 16s compafieros de NlagaJlanes creyeron que ese l10mbrt fuerte, grande, membrudo <luC tenirm uelanle, formaba partc uc alguna
lríbus tic jiganlcs hasta enlónces desconociua dc los euro·
peos. "Esle hombre era tan grande, escribia el historiador
de la espediciotl, que nllcs{ra cabeza alcanzaua a'pénas a su
cint\l1"a. Era de una hermosa estatura: su rostro cra ancho
i tcfiido de rojo, los ojos cstauan roueados de amarillo, i
Cll SllS mejillus tenia dos manchas en forllla de corazon.
Sus cabellos, <¡IlCcran ll1ui reducidos, parecían emulan(luecidos COII algun polvo. Su vestiuo, o mcjor dicho, su
capa~ era heclm úe cucros de un ar.illlal <¡ue abullLlu cn
este país. Este animaltienc
la cabeza i las orejas dc lIlula,
el cuerpo de camello, las piernas de ciervo i la cola de ea·
bailo, i relinclm como és{e" (5).
Los colllpalíeros de Magallanes creyeron corno Pigafet(n
que nqllel hombre era un jiganle. Los vinjeros que posteriormente visitaron esos países repitieron las mismas notícias acerca de la estatura de aqucllos salvajes (6); i aun
los sabios lllOdcrnos quc los examinaron con toua detencioll,
estuvicron a PUllto de dejarse engafiar por las apariencias,
";\io llevemos di¡;imularllos, dice D'Orbigny, que nosotros
mi5rnos nos hcmos cngafíado por las apariencias al aspecto
de CllOS homures. El ancho de sus espaldas, su cabeza deshÍ'misplw/'c lIustn'¡ 10m. ]JI cap. ]11, poj. 8B (Pal'is 1773) La mí¡;llla
(;()~tlllnhre hahia ob~~rvaclo Dampícrre entre los huhitnntcs de la ("IISIn ocddelltal
de la \'ucva Guinea.
(5) P'igaf,·tla,
Viaggin ctc. lih. 1.- -El animal que !an ílll[l('rf('ctaltwntc dcscriu'l el vi¡'j\'ru italia1\1I debe St'l" el guanaco.
(1)) Véa~e la ilu¡;tl'acion,
y, IV. DI': 111.
nÚIU. \'.
10
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'74
VIDA 1 VIA.JI: S
uda, la manera C0ll10 se cubren de la calteza a los piés
con capas de pieles de animales salvajes cocidas de uña sola pieza, nos hacían (al ¡Iusion, que ántes 'de medidos los
habríamos tomados por hombrcs de una titila estraordinaria,
miénfrus que la observacioll directa los reducia al órden
comUll. il\'o Imll podido dejarse iuJ1ucllciar otros viajeros
por las apHlicncias sin buscar COIllOnasal ros la verdad por
medio de medidas exactas'?" (7).
lVIagallnnes recibió afablemente al salvaje. Mandó dad e
de comer, i que le pusieran delante Ull espejo grande de
acero que le cau~ógran sorpresa i admiracion. "El jigall(e,
(lile llO tellja la mellor idea de eSle mueble, í que sin duda
veía por primera \'ez su propia figura, retrocedió tan espulltado que echó al suelo a cuatro de nucstros hombres que'
eslalmn dClrns de él" (8). J)espues de hacerle algunos obscquio.;;, l\Iognllulles mandó dejado ClI ticrra. haciéndolo
nCOlllpllDnr por cuatro hombres arma.dos.
1\"0 tardaroll ell preSelllnrse otros salvnjes. Alentauos sin
duda. por la. esperanza de obtener obsequios semejantes [\
los r¡ue recibió el que Iwbia eSlUuo a boruo, manifestaron
SlISdeseos de \'isitnr las naves. Los cspuñoles los recojicron
en la chalupa ¡los transporfaron a la 1'rinida{l para que
los conociera el capilun de la cspedicion. Magallanes los
recibió con la misma afabilidad, haciéndoles servir una comida onlillaría, pero abundante que los salvajes devoraron
cn un IllOlllcnlo. Dcspues de comer i de visitar las nav~8>
hicieron seuas de que querian volver a. tierra.; i el cupita.n
los mandó dejar en In chalupa. (9). Los espai1oles, maravillados ue la. aparente disformidad de aquellos naturules, i
sobre todo del gran tall1auo de SllS pies, les dieron el nombrc de pa(agollcs, con (lue son conocidos hasla ahora. (10).
IJ
(7) D'Orlligny,
L'},m¡w¡e amél'icain, tom, lT, páj. G7. (Parjs 1839),
(l\) PigafeUa, l'iaU'Iio ••te.
(9) llcl'l'era, dce. ll, lib. IX, cap. XII.
(lO) Oviedo, m"t. de la,~ lu,lias, lib. XX, cap. VI.-Ciomam.
Hi-,toria
de las ¡lid"!.,, ea!" XCI, fol. 11\) (EJ, ,1•• AmlJel'cs, 1551) Este ultimo
(lutor da ¿¡Jgunus noticias \'ef,'rellk~ a los patagones,
tOl1lada~ i exajcradas dt~ Ja~ pl'inwras )'{'la('iones de Pi~afl'tta, que trasel'il)inlo~
eu
,<'guid(l: ":\Ietia i "acávanse 1'01' el gargll,'ro una Hecha para espantar
¡¡ J(l~ cstl'anjl"ros,
¡¡ lo que IlIostl'aV¿1I1, aunqne
dL,"1l nl;!ullos que lo
usan lXtl'tl gl'll1ital I'stan<.lo lt:ll't~.;~J i cl1i1ndo hun lHCllt'stt'r las nw_n{)s.
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?;j
La::; visitas de los indíjcnns continuaron todn.vin. Uno dt:
ellos, que parccia de carácter mas snarc i sociable, pcrll1[\ncció vnrios dias CII Ins naves, nprendió n pronuncinr algulHIS palabras
castellrlnas, i pidiÓ que lo brlutisaran. Los cspniíolos le dieron el nombre de JlWIl .1ignntc, le hicieron
diferentes obsequios dc ropa, espcjitos, chn.f1uira:; i olms
bngrltelas, i lo llwndaron dejrlr en tierra, cuando así lo solicitó. Durante su perll1Hllencia en In. navc, se comía o Ilevnba consigo 105 rntollcs que cazaban Los mrlrineros.
'l'all grandc fué la ndmiracion que cuusó CII l\IngalIancs
In presencia de esos snlvnjes quc, npesar lle Sil firme propÓ.
sito dc 110 cargar Sll escuadrilla con bocas inútiles, concibiÓ
el proyecto de embúrcur dos para prescntarlos en Espalla, u la vuelln. de su viaje, como seres sobrcnnturalcs.
~o tardó en prescntársele la oportunidad quc deseaba. j)espucs de haber pasado ulgunos dins sin ver un solo patagoll,
eL 28 dc Julio, se l.CE'\"caronn.la ribera cuatro de los mismos
quc IHlbian visitallo nntcriormente
{ns naves. Magallalles
los hizo transportar ti bordo, i ahí apartó los dos quc dcstinaba para llevar a Espaua, permiticndo que volviesen a
tierra los otros dos. (11) Nada podin. hacerle sospechar quc
aqnella visita de los indíjenas, quc parecían lnll dócilcs i
mn.nsos, pudiera euvol ver algun peligro para suscompaiíeros.
En la noche, sin embargo, sc hicieron sentir síntomas
alarmantes. Hasta cntónces, los marinos castellanos no habían distinguido chozas ni fogatas g nc les revelaran qu e
aqucLlas ti cITas cran habiladns. l.os pocos flal\'ajes que se
ncercn.ban a la co:;tn pnrecinn micmbros de alguna tribu que
o los pies. Trayan er)J"onas como ch'l'igo, i el de mas cabello largo, i
trenza,l" (:,1110 UI1 cordel, ('11 que suden atar las saetas yenu,) a caza
o guerra.
Yenian con :IIJi\leas, i vpstidos de pcllejlls, ¡ IIlgnl10s mui
pinlados,"-lluffon,
trallserihienr!o
un fragmento
del viaje 11" CaVt~ndisIJ, estractado
el! la (',·I,·I,re ('oleeeioll JIlt:I,'sa d,' viHjt's de Ilarris,
qUt: segun l'St~ yiajt'l'u,
_\lagalJalw~
llclnbrú J1~lt:lg-Il11l:S n esos
nuJvajt~S !>/))'l1ue su estfltura erél dc cin('o codlls, o siete pips s('i~ pulga~
dil'~
H
das. ~() dicc, ag-l'cp-a, t~n (~uc lcTlhU~ la pnlahl':l pat\1{!lln t~Spl'l.'Ba esa
"stalul'1l:' (l)eUtTI'S ,le /JllffUI/,
tomo XII, p"j, 3D5, ed. d •. lfl31). Es curioso hallar estas elluívocaciones
en escl"it.Ol"t'Rde tallta altura.
(11) l'ignfdta
refi,'rt> con cÍI'cunstau('ins noveh'scas
la prisioll de 1<1';
dos. lwtaf!orll's, Fué llIl"llcslcl', S"gull ,:1, ¡>ollelll's grillos por engaiiu,
h'\l"Il'lldoles l'lltentllT de 'lIlC se quería "uSl'quial'les
I'S(,S lí"ITOS i J"'Ilt'l'selos cn los piés para q\l(~ pudieran
Ilevál'selos
a ti"ITa. I'rillllJ
"ifl1yi(),
lib. 1. Gl.llll;lra copia ('stos JllislOOK p(H'lnrnnrps.
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76
nOA
1 VI,l.JES
leuiu SU residencia a 10 léjúsj pero CIl la noche se dejároll
ver ciertos fuegos cn la ribera, como si hubiera llegado del
jnterior una nueva pal'lida de inJíjcnns. Al anHlllecer, Magallancs despachó siete hombres en reconocimiento.
Los
csplorudores, sin clllbargo,.no encontraron UlI solo hombre
en el lugar .douuc Imuian visto aquellos fuegos. Quedaban'
solo los vcstijios de Sll perl'llaucncia en aquel sitio i las cenisas dc sus fogatas, que habian abanuollauo.
Los salvajes
habian huido dejando impresa su huella en lá nieve, (lue
cubría IlIs llanuras inmediatas. No parecia. naturnl que siete
110m brcs mal ar/llados se aventuraran en su persccllcion: los
castellano!;, con todo, siguieron las huellas de los indíjenas
durante todo cl dia sin divisar uno solo. Cansados de tan
inútil esclII'sion, i tcmicndo qlle les sorprendicra la noche,
resolvicron dar la vuelta a las naves, cllundo se viclon acometidos por nueve patugoncs completamente desnudos i arIllados de ileclllls, quc habian venido siguiéndolos a la distancia. En c111l0lllcnto se trabó el combatc. Los cspañoles no
tenianlllas arma de fllego que un arcauuz: Jlevauau en cambio sus espadas para acuchillar u sus enemigos) i sus rodclas
para defenderse de las flechas. La lucha fué encarnizada:
un castellano, soldado de la nao Trinidad, IInl\1ndo Diego
Barrusa, cayó 1II0rtaJIllcnte herido; pera sus cO/llpuíleros reiloblaran su empeño) cargaron cuerpo a cuerpo u los enemigos i los pusieron Cl! pavorosa fuga como tUlflhien a sus mujeres que estauan reunidas en las inmediacioncs. Los españoles hallaron en aquel lugar una abundante pw\'isioll de
camc medio cruda, ljUC los sah'ajes i sus familias abandonaban en la fuga. Cargaron la que pudieron lIevur consigo, i se
retimrou a pasar la nuche a un monte vecino, j a cenar ni
lado del fuego. El dia siguiente volvieron al puerto de SanJulian. La relucion de su correría, i mas que lodo la périlida
de l3arrnsa, cuusaron en el ánimo de .Mngullanes una profunda impresiono Deseando vCllgarlo, despachó veinte hombres
ni iuterior del país j pero despucs de oclJO dias de. inútiles
cscllrsiones, volvieroll estos sin haber hallndo un solo salvaje. Los espedicionarios no hicieron olra cosa que dar sepultura ¡ll cndá \'er de SlI camarada.
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j,;1 cosmógrafo de la espedicion Andres dé San Martín se
ocupó, unrante los días quc las naves permanecieron en
aquel pnerto, en hacer ~liferentes observncíones para medir
la lonjilud segun el ~istema que Rui .F'aleiro había indicado
en Sevilla. El 24 de agoslo, estando ya lodo diopucsto pnra
el vinje, repitió sus observaciones i fijó la latitud de 49° 18,
dato imporlante para continuar la nnvegacíon comenznda.
DE HERNANDO
DE l\IAGALr.ANE5.
Magallanes, en efecto, lo había dispucsto todo para la
marcha. Habia hecho en sus naves las I'eparac.iolles quc se
creinn necesarias; i reservándose para sí el mando de la 1'rí.
nidad, había entregado el de las otrns a hombres que le merecjan plena confianza. Alvaro de JVlezquita ¡Juan Serrnno
iban de capitanes de las naos San Anton~oi Conccpcion (12);
i Dunrte Bnrbost1, el cuITado de lVIngallnnes, quedó al mando de la Victoria (13) Antes de levnr ancla¡::, el jefe de la
cspedicíon mandó dcjar en tierra, en cumplimiento de la
Sentencia dictada anteriormente,
a Juan de Cartajena i al
clérigo Pedro Sanchez de Reina, COll \lna rí'gular provision
de galletas i vino. Los marinos castellanos se despidieron
con g'ran lastima de aquellos desgraciados; pero no se levantó una voz en la escuadrilla para oponerse a la voluntad de
, su jefe, tan grande em el respeto que habia sabido infundir
úespucs del castigo de los amotinados. La escuadrilla salió
al fin del puerto el 24 ue agosto (14), despues de hnberse
confesado i cOlllulgado todos los hombres que la componian ..
Todo hacia creer que los temporales der invierno habinn pnsado. El mal' estaba trnnquilo, las lluvias habian cesado, i el viento soplaba con ménos fuerza. Los nnvegantes siguieron su v¡nje sin separarse mucho de la costn,
j con el mismo rumbo que en meses atrns había llevado Senano en su desgraciada esplorncion; pero al ucercnr;:e al río
de Santa GI'lIZ, la tempestad habia vuelto a aparecer. El 26
de octubrc, al entrar cn ese río, "fallÓ poco para quc la eS(:\l[l(12) lIenem, [)ec. n, lib. IX. cap. XIII ¡XV.
(13) BaTl:os, Der.. lII,. i lib. V, cap. IX .....
(H) DiariO de naVe¡;aClOn úe FranCISCO Albo- RelaclOn
110
Transilvuno.
,le>. :lIaxllnll¡a-
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ViDA 1 VIAJES
{1m i1uufragase a causa de los vientos furi'osos que soplaban
i <.lela grue,:i\ mal' que levantaban, dice el historiador de la
espedicioll; pero Dios i los cuerpos de los santos es decir los
fuegos que re,:plandeciall en la punta de los mástiles, nos
socorrieron i nos salvaron" ([5). Los fucgos producidos por
la electricidad que en medio de Ia~ tempestades se dejan ver
frecuentemente en los mástiles de las naves, habían orijina.
do una supcrsticíolll11ui jeneralizuda entre los navegantes de
aquella época. Los marinos del tiempo de Magallnnes creian
que eran los cuerpos de San Telmo, San -Nicolas i Santa
Clnra, como los antiguos creian ver a Cástor i Pólux, que
venían en auxilio de los viaj~ros desventmados.
Solo en
nuestro siglo se ha (fado una esplicucion racional a estos fuegos, i se ha desterrado para siempre esa sllpcrticion (t6).
En el río de Santa Cruz pasó Magnllanes cerca de dos
meses. Ocuparon 100 castellanos este tiempo en hacer una
Luena provisíon de agua i leña, i en cojer i secar el pescado
que Ghí se encllenlra en abundancia (11). BI cronista Herrera refiere tambien que elll de octubre, a las diez horas i
ocho minutos de In mañana, el cnpilan Juan Serrano bajó é.l.
tierra ¡l observar un eclipse de sol, que debía tener lugn\', si
Lien el resultado de sus obsen'aciones no sirvió de onda
para determina\' la IOlljitud de ar¡llellllgar, que era lo que
se buscaba (1S).
(15) Pigafelta,
Vi(/ggio lib. 1.
(16) V. la ilustrarían
VI.
(17) El eapitan Fítz-Ray,
al hablar de este puerto, da muchas noti·
cias, ¡publica
\Hl plano i muchas
vistas en el cap. XVI de sus Voya[JC3
o{ M'enlure ul1illie<!!lle,
between 1826 and 1836, Vol. 11.
(18) La manera confusa como Herrera (dec. n. lib. IX. cap. XIV.)
da cuenta de la observadon
practicada por S"rrano, ha hedw creer a
Amoretti, el ilustrado editor de Pigafdta,
que el cronísta "~Jlañol asegura que t'! eelipse tuvo lugar en efecto; as('rcion 'JUl. ('1 contradice
ell VIsta .lel sileneio
que a este resp(,to guarda él viaj<'ro italiano. Henl'ra dice s"lo que a la hora señalada pareció desnudarse
la claridad
del sol "pero no cn tal lllanel'1l que el cuerpo del sol (,n todo ni elOI'artt> SP. pu<líesc haber escul'l'cido."
De sn relaeion se des¡m·nde que
"n las instruecinnes
que ll"vaban cOllsif!o los castellano3, sin dud~.Ias
que h,s dió Falt:iro en S.'villa, habia ilHlicaci(\n tle un ec'lipse que ,J:c.
bía tener lugar en ese <lía, pero tI,'ja ve!' 'Iu,' no fut'! visibh' NI d lugar donde se hallaba :llagallanes.
'.\1. l'lllg¡'(; en su Crolllluyie
ll¡'~ eclipses, publicarla en..t primer volúmen <1.\ Ca,.t dC'¡'"rifi"r le., ¡lit/es (2." "didon) s.'llaJa un .'clip5(' solar (Jue tuvt' lugar 1,1 11 de octubre de 1520.
'IUe no fué visible en la Patagonía,
PUl'sto que nada tlie('1\ a este respecto d t'ia!/gio de l'ig-afetta, el ,liado ti •. Albo, ni los documentos
quc
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DE IIEIU;Ali'1l0
DE MAGALLANES.
7!)
La primavera había ltrarccido definitivamente CII ¡¡queHas rejiones. Los días eran ya mucho mas largos que las
noches; )¡¡s tormentas habian calmado, el viento batiu con
ménos fuerza ¡ el tiempo se presenlalm propicio pura emprender el viaje de esploracion en busca del estrecho deseado. El 18 de oeLubre, Mngallanes mandó levar anclas, i dió
ñ su escnadra el rumbo de sllr oeste, siglliendo siempre la
prolongacion de aquella costa. Los vieutos del sur, reinUlltes en aquella estacion) que retardaban Sil mnrcha, no pudieron sin embargo embarazada.
Los Illnrinos caslellnnos
avanzaban con pavor por aquellos mares desconocidos, i
por aquellas latitudes a donde jumas había llegado navegante alguno; pero Jlngallnnes, lleno de confianza i ue resolucion, habia dec;arado a sus compníTeros en la insll'llccioll
que les dió ántes de salir del rio de Santa CI"IIZ, quc estaba
rcsllelto a seguir adelante Iwsta descllbrir el estrecho, aunque le fuera necesario llegar hasta los 75° de latitud uustral,
i aunque las tormentas desaparejaran sus naves. Solo en caso de no hall¡¡¡ el estrecho, pensaba tomar rumbo al este,
e ir ti Ins l\'Iolucas por el sur del cnbo de Buena Esperanza (1H).
Dos dias se mantuvo la escuaurilla voJtejeanuo a causa de
los vientos contrarios que retardaban su marcha; pero, camhiado el viento, avanzó con toda felicidad hasta los 50" de
latitud. El 2L de octubre, estando a distancia de cinco leconsultó el prolijo cronista llen'l'ra i qlle no lJan Jlei-iauo hasta noso
tros.
El lJistol'i¡lllor portugups F,'rnando Lopez de Casla j'¡pda ('n su Ilisto
ria, tlo rh"":O/I1'imcl'/o
i 1:O~191tiSta,de India )Jcr los '1'ortuy"'·'<c."
lih. VI, di('"
que ;\Ii\;;allanes se SlrVIlJ de un eclipse de sol que se H'l'ilicó el 17 de
abril de 1520, pal'il dctermillllr "segun las l'('~las que le babiall sido
dadas p0" Faleir", que l¡¡lbia 61" ue direreneia de lonjitud entre Sevilla
i cIrio d,) Santa Cruz.,: A ser ei~l'to (~ste becll!) , probaria que los nave~antps cas~el1anos t"l1Ian en esa epo('¡¡ reglas uast,nntt's prceis¡¡s P"1'a
hJal' la lonJltUlI de los Iu~al'('s, pueslo 'Iu" la ("lul\'O('aC10n sf"'ia solo
de mellos de ÚO, f\'l'ado,; i basta 1c<'I'e/ ('¡¡p. IX. lib. V. , f'C. 1J J do:
la histol'irr de llal'l'Os para 1"'lIdl'aI'5(' d,~ las nolahlt,s cOlltra,li('('i~n'~s
qUt' !Ja!Ja!wn los castdlallos al ha('(~I' la, oh»en a('iou('s 5''''\111 las regIas .le Faleil'o. Aparto: de esto,
!••·ello as.'nla,lo pOI' ('¡~taiil'dil e»
(:0111 pletamentl'
falso .. l'ill¡.;~é "!l la obra ~,itada !lO 'f'Jiu '.:\ .'di 1"1' ;d.
\:uno en el 17 (L~ alml de I".:!O; J ('1~ (.'Sc (~Ia }!;!;:a!J¡lIlt', J SUs ('olopallel'OS no 5e ha!Jab,1ll en el no de :;anca Lruz SlllO cn la bah ia de S,¡¡¡
.Tulian,
(19) Barros, Der. lIf, lib. V, cap. lX-Carla
(le! (unl: .••lor Lo[lf'z ,1.;
!teca !lit> .
.,¡
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80
V IDA 1 VIAJES
guas de tierra, avistó ulla larga punta de tierra baja i arena.
sa que se eslendía hacia el sur oeste. Las nave? se acercaron n reconocerla: era \In cabo detras del cual se Jistinguia
tllla abra de algulIas leguas dc ancho. En recuerdo de la
fiesta que aquel dja eeleum la iglesia, el cabo fllé uenomi.
nado de las Once mil víljenes, que conscrva hasta hoi (20) .
.'\Iagallanes creyó desde luego que aquella era la enlrada
del eslrecho que buscaba. Inmcdiatalllente,
dió ónJen a
Mezquitp. i a Serrano que se adelantasell eOIl lag naves San
Aulonio i OOllcepciona practicar unreconoeimiellto,
liIiélltras él qucdaha cOIl las olras dos llaves en el mismo h;gar
esperando su regreso. Los esploradores no debian tardar
mas ue CÍlICOdías en aquella operacíon.
En la lloche sobrevino una lerrible borrasca que duró
frf:inla i seis horas, i quc obligó a las dos naves que Iwbiall
qucl1auo con Mngallanes a abanuonar los anclas i a dejarsearrastrar a merced ue las olas i del viento. Las otra;; dos
naves sufrieron el mismo lemporal; e imposibilitadas para
reunirse al reslo de la escuadrilla, a causa de un promonlorio q\le se levan!:lba en la orilla norte del canal, sin duda el
cabo de la Posesioll, se dejaron llevar por el viento al fondo
de lo que creian que era solo \lna bahia, espernndo vararse de
un momento a otro. En el instante en q\le se creian perdi.
dos, vieron una per¡uelía abertura, que tomaron por mi recodo de la bahia, i se dirijiel'OlI hacia aquel punto. Era esta
sin duda la angostura dehominada ahora de Nueslra Serrora
de la Esperanza. Navegando siempre adelante, siguieron su
viaje hasla \lila. l>I\hia, a que los espalíoles dieron Illas tarde
el nombre dc San Gregario. Allí se les presentó a In. vista
una nueva angostura, (',onocida desplles COIIel nombre de
San Simon, pasada In cllal, los marinos entrnron a unrt her- \
mosa bahia, la mas espaciosa que hasta entónces hubieran
visto ell aquellos canales. La borrasca habia calmado enlónces: los esptoradores despues de reconocerlos lijenullcnte,
creyeron que debían volver a reunirse con el jefe de la
espedicion, para darle cuenta. de lo quc habían visto (21).
(20) Diario ,le navegacían
<lc Francisco Alho,
(21) Pigafctta,
Primo Vi"99io ctc, lih, L
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ne
Magallancs,
neRNANDO
entre
llC
tanto,
81
lITAGALtANES.
ngllardaba
por momentos
el re-
greso de las \Iavcs esplorndoras. Aunr¡ue no hauia espirado
d plazo qlle les seiialó para 'Su vuelta, comenzaba a temer
,)lIe huhieran
Sllcllmbíuo en 111.tormenta qlle él mismo babía sufride.
Desde
Lo:>buques
se
divisaban
en
la tierra
inmediata
un"s columna>! de hUlIlo. l\:lagallnlles i SlIS compo.íleros conjeturaron
q\IC los qHe habian salvado del nallfrajio encen~1i[mfucg(l::l para allunciarles
su existcncia ipedides auxilio.
"Pero, miénlrns estúbal1los Cll esta incertidumbre, escribe el
historiador
de In e~pedicion,
vimos
velns desplegadas
i con pabellones
da nosotros. Cl¡ando c;;tuvieron
ellos tiros de bOlllbarda3,
las dos naves stucnndo
a
110tantes que venian há-
mas cerca ~!ispClmron mll-
lanzando
gritos
de alegria .. Noso-
tros I{icim~g otro tanto; ¡cuando
Sl\ rimas
por ellos que
hauian visto hl conlillllac.ioll
de la uahía, o por mejor decir,
dd eSlred:o,
nos preparamos
para
segl\ir
nuestro cami·
no" (24).
Los marinos
de cada
ulla
de
ll\::l
naves
dieron
a Magnlla-
nes di\'crsas noticias acercn dc Itl e:;plomcioit que acababal!
de practicar.
Refl:riall los de \lila qlle no ImuÍan hallado
mas que algu1los golfos de mar baja COII altísimas riueru~,
Los otros decian
quc
aqllel
era un estrecho,
porque
hauirUl
'Caminado tres llia:> ;;in di\-i::lar salida, echando frecuentemente la sonda sin cncontrar Il'lU ~hns veces el fondo. Ha·
bian notado ¡tdemus grand es corrientes,
i mui pequeíias
meIlJlIall~e:;, [o fJuc [es hacia creer ,¡ue ar¡lIcl canal ilJtl a
vaciar su::; aguas
E:3tas noticias
hácia el poniente
en un mar desconocido.
vinieron a conli ruwr a l\Iagallanes eñ sus
convicciones.
Inmediatamente,
se adelantó con toda su escuadrilla
hasta \lna legua ad~ntro del cClnaL Allí mandó
surjir, i despac1ló a tierra ulla chúlupa eDil diez hombres pura que reconociese
la tierra vecina. Hallaron
éstos una dw_
za con mas de doscientas
sepulturas
de indio;;, porque segun su costUll1br0, viven de ordinario
ell el illferior rlc sus
tierras, í solo se acercan
a las orillas del IllClf ell la eslacioll
~21) ¡>ig.lfetta,
Via;¡:;io, lib. J.
V. 1 V. DE 1\[,
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82
"IDA
I VIAJI'~
de verano, i entónces elltierrall n los muertos. Eu la playa
encontraron tambíen una bnllena mncrta i muchos huesos
de esos animales e sparcidos por los alrededores, lo f¡f1e les
hizo cleer que era lugur de grundes IOrllH'nlns. Apnrle de
esto no encontl'nron homure nlgtlllo, ni otl'03 vestijios de
(Jue la tierra fuera poblada ..
"D~stte aquel sil io, dispnso l\'lngallanes q ti e la nno &111
Antonio hiciera una flUCVU. esploracion cn los cnn<lles que
corrian hácia el POl)icllte. E,te vínje no ti ió sin embargo por
resultado ellecollocimiento
filial que se espemua. La nao
volvió pocos ellas <Iesplles: Mezquita
nn\'cgó cincuenta le_
guas sin hallar término a aquel c<lonl, que pal'eria dilatarse
todavía mucho mas. 8llt.ónces dió [a vuelta n reunirse con
el jefe de la espedicion" (25).
Sí algunos marinos se sobresallnro n con esla noticin, si
creyeron que la travesia de ~\(lucIlas angostnras presentaba
" gran"peligro sin ofrecer esperanza tle huen resultado, M¡¡gnJlallcs, en cambio, cobró nuevos ánimos i se dispnso a emprender la mn\'ch~. Ya no le cabía duda que eslaba en la
embocadura del eSlrecho qne habia buscado eOIl tanto leson, que había tle lIevarlo n (os mares de la India, i quc Imbia de inmortalizar Sil nombre.
(25) lIcl'rcrn, déc.••.
II. lib. IX, cap.
xiv,
4e .•
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CAPíTULOVIt.
lIIngal]an.,~ l'l"ln.· n sus pilotos en consPjo.-Eslévan
GSmez.-Combate •.1 proyedo ,le Magallaucs.-p.'netril.
la f'scuadrilla en el estr,,\~h().-Se s"pam la nao Snn-,tntonio. - :\lag111anes consulta de nuevo
ti 105 capitanes de su ('scuadra.-P.1l't'Cer
del piloto Auur.,s de SanMartiu.-Se
continÚa IR csploracioll dd estl'~cho.-De~ •.ubrimiento
d •.1 mar Pa(·ific().-:-Sublevacioll
en la uao $an-Anlom·tJ.-Llegan
a.
Sevilh los subll'vatlos.-Lev3utMe
en la ('orte Ull proceso para descubrir la conducta de ellos, i prisioll de los principales.
Resuelto n seguir adelante en su proyectaua viaje, Maga .•
Halles quiso. sin em bargo Gil' el ,parecer de las capitanes i pilotos de sn escuadrilla. Mandó que todos ellas se reunieran
en In. Trinidad, i que trnjesen naticia cierta tle los bastimentas que tenian las naves par<\.continuar el viaje hasta
las 1\101úcas. Lareunion tll\'O lugar, en efecto.: los capitanes
dijeron que babia víveres para tres meses; i como el jefe de
la espedícion se rña!1ifestalm tan decidido a llevar a cabo la.
proyeclada empres:\, los del consejo, sea por entusiasmo a,
la que es mas prObable, p.or el respeto q uc l\Iagallanes habia sabida i.lspirnrIes, declararon que no er,\ digna de ellos
dar la vuelta a C1.stilla sín haber consumado la obrn que el
rei les habia encomenuado.
Entre los pilotos q lle asistieron al cOllsejo, habia sin embargo uno que desde tiempo atras tenia queja de Mngalla.
nes. Era. éste un pariente suyo, partugues tamb ien de na"
cimiento, llaJ~ado Estévan Gómez, que se habia cnrolado
en la cspedicion por empeño de Sil jefe (1). El viajero Pigafetta, testigo presencial de estos altercadas, refiere que Gó·
mez aborrecía n J.\ilagalIa~es porque cuando éste pasó a Eapnña a hacer sus proposiciones ni emperador para llegar a
las Molucas por el oeste, Gómez había pedido i estaba a pun.
to de obtener algunas ca.rabelas, p:\ra una c3peuicion de qne
él habría sido. el jefe; pero que la empresa de Magallan'es ha.
bia auulado ~us proyectos, reduciéndolo a nceplar el puesto
(1) l3arras,
déc.
nI,
lib. V, cap. YIlI,
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84
fTe piloto (2). No parece
probal)(e
esta
ascrcioll
dd
vlil]el'o
j'alinno: Estéran
GÓIl1CZ se habia enrol:\llo
voluntnl'inrnenle en la escuadrilla cspecliciollal'ia,
cediendo
wlo ni intlutlJ
de l\Iagnllanús;
i quizá siempre habria
marchado
en bue;¡a
n no desclIbrir
armonía
en el jefe ciertas
preferenl'.ias que
'.irieron su :tmor propio. Cuando,
a c'ollsecuel1cia úe la del!obedicncia
(te algllnos
capitanes,
Mllgallanes
dió a Sil primo Ato;nro de Mezquita el lHando de la nao San AlI[ol1io,
GÓlI1CZ se ofendió de c~ln distincion
í se creyó injuriado con
la úlelncion de 1111/1olllbrc que se habia emlJnrcado en el
mngo de sO[)I'csafieotc, i la postergncjon suya, que desempefiaba
slIcesos
el cargo de piloto.
Estos antecedentes
que tuvieron
l ligar en la escuadra.
eEplican
fos
En el consejo de los capitanes,
cun ndo éstos i los piloto3
apoyaban
el parecer de l\1ngallaneg,
Gómez se atrevió a C~presnr uoa opinion contraria.
E;pllso allí que pueslo lJue ya
se /1nuia /1nllado el estrecho para pn.snr nI otro llJ:lr ¡llegar
a las Molucns, era
cncontrabnn
larg.\s
je que ¡enian que
veres o por caw;a
gran calma al oir
le era caraclerísticn,
tiempo <.le volverse
a Castilla, porque si
calmas o tempestades
en el dilntndo via»ilcer, pereceriall
todos, o por falla de vi.
de las borrascas.
1\1 agallanes aparenló
esle discUl'oo; pero con la resolucion que
contes:óque
nunqne
supiese que len-
dria que comer en la navegacíon
los cuero" de vaca en (Jue
iban formdlls las entenas de las naves, él no volveria
atraS
hnsla no descubrir lo q(~ había pl'OlHetillo al emperador,
porque
esperaba
()ue Dios
lo ayuual'ia
en nqllell[l
empre-
sa (3;.
Era de temerse que esta oposicion
fuera el principio de
Iluevas disencioues
en la escuadrilla
ESIé\'nll Gómez no
cra un piloto vulgar. Por SllS conocimiclltos,
su eneljía i su
carácter goznba de gran crédito enl re sus cumarnuas.
Maga.
lIanes divisó el peligro;
i án(cs de emplear las medidas de
(2\ rí~nf..tt.', 1';11.'1.'1;0, liu. 1.
(3) lIelT"ra, del'. \l, lib. IX, rapo XV.-Pigaretta
refiere que cuando
dudahan los (,olll}1añl'ros de :I[agallalws dt' que aquel canal fu,,,e el
f'strccho IlllsruJo, este {Iijo qu,' e;;talJa sef!uro de ello por habcrlo visto trazado ell \lna l'¡¡rta de 1I1l1rCar dibujada
por 7I-Iartlll
I3chaim, que
~l' ('OllS('ITllba ell la l""ol"cria
del rei de Portugal. -v. la l!us:"ociml
UÚlIl.
1I1.
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DE nelt:qANDO
UE l\I.\GALr.,\:Ilf.B.
SiJ
fl1ror como habia tenido (IUC hacerla en la bahía de Sal •.
'"
1Ilian,
prdirill emuarazar todo proyecto de resistencia.
Mandó pregonar en las naves que al dia siguientc lIlui d~
mañana se elllprenderia
el viaje, onlenLllldo ademas que
estuviese toJo pronto para este oujeto, i pruhiuiendo unjo
pena de la villa qucse hahlase d0 la3 di{icultmlc.::ide la elllpresa i de la falta probable de vÍ\'crcs.
El dia siguien.te, ell efecto, la escUilllrjlla se hizo a la vcl¡t
pasando por los mismos sitios que poco :ílltes hauian reconocido las dos naves e3plomdoras unjo el lIIilllllo de i\lezquinti de Serrano. Pasaron pUl' las dus an~o-;lura3 Jll esplo.
mdas, i llegaroll hasla la u:dlía de S.m U¡u'lvIUIUé, enfrente
de unas islas de lliferellte.::i t¡llllailus (1). l\Ia~allalles se allt:lalltú 10lhvlallli poco lilas, pero nllvió ltwgo a aquclla bahía, donde echó el ancla. Al principio, cl paisaje ((ue se prescntó ¡\ la vistll de los navcganlc;, era 11 iste i pol/re; estcndidas play¡\s de arCl!a ualidu.s [lor 1m vicnto fria, cmincnciai
lle::provi:5tas de vcjelaCillll i rut:a3 áridas i pll[¡.Hbs fué todo lo
(]ue vierun en la prilllcra parte del estrccho, "'las adelanre,
d país(\je call1lJió repcntinamcllle:
las alturas illIllCdil\t.us t\
la costa c3taball cubiertas de árboles de agradable vista, el
suelo se veia tapizaJo de verde yerba, i 1111ciclo despejado
qne reillzaba la:; bellczas del Pllisaje, hicicron decir r~ los
españoles que las tierras de una i otra parte del estrecho
eranlus lilas hermosas dellllUlldo (5).
En esta csploracion, M,\g-aIlane::sse habia f¡jallo pl\rticlllarmcnte en las lierra dc la parte norte del e"trecllO, que suponía. que. seria el térrnltlo del nuevo continente. En las tierras del sur habia divisado enlus noches alglllH\S fogatas esparcidas ell diversas partes de la costa. Llamólas por esto
j
,
('1) Para comrr,~nu\'r mejor la e~]lloracion del estrecho
puede \'érse
la earta levantaun en 1767 por lo~ marinos
que compollinn la espedidon fl'anersa de "'1. de Bougainville,
puhlic;vla con la l'elacion de S1l
viaje en 1772; la que di,~ron a lU7.('n 1788 los marinos esraiíole~ de la
fra~ata S(lIlh ,l{1O'¡a rlclll8 Callezas, i quP. aCOlmpaiía igualmente
a la reJaeion cipj "inj!'; i la que levantó la cOlllision hid •.o"ráfir-a in¡;lesa lJa·
jo la direccion dp. los capitane" Killg i Fitz-Roy, que O('S, sin disJluta, la
Il¡('jor de todas. Las carto" antcriores son dl'fectuosisimns.
(fi) Hel'rera! de,'. ll, lib. IX., ('al'. XV-Véase,la
prolija lk~crip('io'\
df'l estrec~o, 1 sus terrenos, 1 prod u<,clOn.f's en el Viaje de l.! fl rt9ltt<A.
Santa .Ilana de las G.lbezas, paJ- 2!)2 1 sIgUIentes.
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86
V1DA I VIAJE 5
motivo Tierra del fuego (6), nombre quc han conservado
hasta hoi. En esas mismas tierras, hahía distinguiJo In cmbocadura de UlI canal, ~in duda el de San Jerónimo, que se
dilataha nI sur-este cntre unas sierras cubiertas de nieve,
con las apariencias de un Iluevo estrecho. Inmediatamente,
mandó que las nnos San AntulIio i Concepcion fuesen a hacer un reconodmiento por aqucllado, con encargo de "01ver en el término lIe cuatro dias (7). La prilllera de est!l~naves marchó [\ velas desplegadas a hacer esta espluracioll: In
segllnda se <Juedó mui atras, i ,'ulvió en brcvc a junlurse
con ,'VlngalLanessin haber adelalltado gran cosa en el reco_
Jlocimienlo.
Miéntras la nao San Antonio prneticaba esta esploracioll ,
la escuadrilla pasó un poco mas adelantc, pero volvió en
scguida al lugar seíIalado para la rcunion de todas las na_
ves. Allí pasaron seis dia; los marinos castellanos OCllradus
en pescar ¡;nrdillas j róbalos, que había cn gran abundancia,
i en hacer provisiones de agua i de ,u"na leíIa olorosa que 1'ecojieroll en cantidad. Iuquietos por la tardanza de la nave
que mandaba :lIczquita, J'.Ingallanes mandó qlle la nao Victoria fuera .en su bust:a; pero volvió en breve sin haber po·di·.lo huIlarla. En medio de la inquietud (llle esta (¡ullanza
podia prouucir, i cuando las otras naves se prepan\ball para
ir ell· su ullsea, el piloto Andrcs de San-.\'Iarlin tlijo a 1\1agallanes qlle no gastase tiempo en buscar la nave penJida,
porq ue su ponia q lle se ha~ia vuelto u Espuria (S). El jefe de
la espedicion creia tambien o que 10'3 marinos de aquella.
nave se habian sublevado contra Mezquita i cambiado Su
rumbo, o que habian naufragado en deanal que debian esplomr (9). Quiso sin em,bargo, esperar todavía algunos dias
i aun hacer algunas pe(}llCíIas esploruciones por l'eI' si lograba reunirse con sus compaíIeros; hasta que disgustado
por la pérdida de los víveres que llevaba aquella nave, i
(ñ) Maximiliano
Transilvano,
Rl'lacion ctc, ~ IX-OviedlJ,
ral de las Indias, tom,IIl,
par,e 1I, lib. XX, cap, L
(7) Carta citada del contador Lopcz de Recalde, Pigafctta,
sia, lib, L
(8) Herrera, lo~, cit.
19¡ Max, Transih.-ano, Rel~ion>
IX.
I1ist. jene-.
l'1'imo t'iag-
e
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DE llERXAXDO
DE ~UGALLA:-¡Eg.
87
clJllVenCillo de In. illutiliuad de SllS esfuerzos, se determinó a
seguir la marcha. Navcgando al sur, segun la inclinaciolt
de la cosra, los castellanos llegaron ti. un cabo, cl tle San
Isiúro, donde "e e~trcclHl algo mas el canal, i en seguida.
cumbiumlo el rumbo !lácia el sur-oeste, avanzaron hasta la
punta mas meridional del continente, C]lIelos españoles llamaron lilas lanle morro de Santa Agueda, i los ingleses ea·
bo Foward. Allí observaron los pilotos la posícioll jeognitiea del IlIgar, i la fijaron C1l 53", 40' de latitllLl sm (10).
Basla mirnr \lIla carta model'lla del estrecho para como
prenúer a (lué grado de presicion habian llegado los m\Vcgantes españoles dc pri1lciI,ios del siglo XVI para fijar la
latitllll tic los lu,~arci5 C]llCrccorrian. COIl e3casos conocimientas lli5tronóll1icos, con instrumcntos ue obscrvacion sumamenlc imperfectos, ellos scñalaball con mui poca d ifcrenci,t la \'cf(hdem situacíon de las lugares ¡;Oll respecto a la
linca equinoccinl. Xo sucedia lo mislIlo en la uesignacion
de las 10lljitudes, problema qlle parccia elllónces casi irresoluhle, ¡que tlió lugar a que se tuviera por locos a los
hOlllhres (lile, como Faleiro, el primcr compañero llc Nragallanes, sc empciíaban ell su estudio i llegaban a fijar algunas reglas (ll).
Dcsde cse cabo que forma la estremiJad sur del continente americano, L\Iagallal1es fijó el rumbo al noroeste, i siguió navegando hasta Ilna enscu1\da situada a los 53". La
escuadra fondcó en este lllgar por órden de su jefe. La separacion de la nao San Antonio le hacia temcr Iluevas di>:!censioncs entre SIli5sllbalterno:!!. Sabia bien ;)Iagallalles C]ue
casi todos éstos marchaban a su pcsar, embargados por ellemor quc él habia sabido inspirarles, i qlle aprovecharit\n In.
primera oportunidad que se les pl'ci5cntam p:lra sublcval'se.
(10) El capitan, King fijó la latitud del cabo Fowaru en los ,';30 53,
V()lJa9e.~o{ A¡;enllt?'e and Beagle, Vol. I.
(ll) Barros, d,;c, IIl, Iib, V, cap, VIII i IX
Navarrek
ha compuesto una illteresantc ¡erudita
.11elllf)rirt sobre la.
tentativas
"echas i lll'emios
ofrecidas en Espaf"t
(ti qtLC ?'csúluil-'1'e el problenw de ea !onjitwl en Clllt(t?',
Hnhiellun 'lllcclado inc;ow'[usa tlieh,t m'~moria, un nieto op) nutor, <Ion Eust;u]uio Fernánd,'7. de ~avn.rretlJ, la
terminó i la publicó PIlla Coleccion de ,lucumcl1tus i/léditos p(u'a la hislO,'ja (I~Espnf¡,a, tom, XXI.
43'
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88
La pérdida de su pariente Ah',no de J\Iezq Ilitn, que redllÓa
el número de los homhres de su cOlllianta en la escuadrilla
espedit:iollnrin, no era Illénos scnsilJle para M¡¡gallanes: pero, si él pesaba en Sil in(erior estos contratiempos, !to le falla.
loa ánimo para hacer frellte a las di¡icllllnl!es de SlIsi/uaciun.
Queríen(lo evitar "clmiooes pelj¡~ro~as en 8U propio. nave. u
la vez que conocer cuáles enlrc los capitanes, pilo!61s, maes/res i COll(mlTIaestrcsernn contrnrios ¡¡ la cspcdicion, espídió el 21 de no\·jelJlhre una rirclIlar a todus las na.ves, pí(liendo d pnrecel' de los hOlllbres Cl\l'nclcrizfldús de cntla una
tle elJasnccrca de [o que del>ería hacerse. Decia allí que {>(
lHmca desechaba el parecer de los demas, i que serviall Illal
al emperador í faltauan al juranlento que a éllllislllo .e habian prestado los qne no lo nyudaban con SIIS comejos'
"Por lo ClIfll, agregaba: os mando de la p,ute de dicho se.
ñor, i de la mia mego i encomiendo que todo (lquello que
senlisr[lle conviene a nue::;tru.jOl'llaua, así de ir adelante como de volvemos, me deis vueslros pareceres por escrilo, catia uno de por sí, declarando las cosas i razones porque de.
hemos de ir adelante, () \'ol\'erno '" nn teniendo respeto a
COS(lalguna porque dejeis de ¡Iecir la verdad; eOIl las cuales rnzolles diré el Illio i deleJ'lninacioJl par<.l(omar COIle/llsion en lo que hemos de hacer".
No se conoce la contestacion que darinil todos los marinos n esln cOllsull:\; pero el cosmó~mfo Andres de SanMartin, qne ser\'ia de piloto en la nao Victoria dió un informe confra la prosecllcion del viaje. Sea qlle hubiera reciuido ofensas graves de Magallanes, como los enemigos de
éste dijeron en Espaiía (12), o lo que es mas probable quP,
temiera por el resultado de la esredicion, San-Martil) dió un
cslenso i respetuoso informe, en que "consejaba al jefe de
la escundrilla que despues de reconocido el estrecho, diera
la vuclla a Castilla. El hábil piloto no dudaua que por aquel
(12) El contador
LOIH'Z de RecalJ(' dict~ ('n su carta citada q\le eula
bahía de San .Juliau, l\Iagallanes aplicÓ tOl'llltmtll a San-)Ial'tin
pOl'llu<,
!labia hecho \lila carta dt:! viajl', que arrojó JUt'go alIIlUI', "La hizo dar,
dice, tn·s tra',Os de cuel'da ('on servidol"'s
de lornbart]a a los pit's, en
que le desconyuntó ... Esta noticia no ('ousta de ninguna otra autoridad;
i es probable que sea solo una ¡nveneion pal'U acusar n ilIagallane;t
ante d reí,
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DF. IIERN.\l'iJ)()
camino
sc pUtliera
89
DE 'UGAI.I •.\NES.
llegnr a las j~lns
de
la especeria,
pero rc-
presentnba
el mal estado de la:> naves, la falta de víveres, el
abatimiento
i dcbilidallllc
la jentc, la" fre~\lent.es horrascas
de nc¡nellos Inare~, i la eslremada
p\'lllongacioll
del \·¡aje.
{'Yo tengo didlO !o q\le sienf(l, níladia al cOllcluir, ¡lo f]IHl
alcanzo por clIInplir con Dios ¡con \'Ilesa merce!l,
i con lo
que me p:lJ'cce servicio de S. i\1. i bicn de la armada:
v\lemcrced haga lo r¡IlC le p¡\reze:I".
l\lagallanc>:1 no hahia abrigado
el propÓ3ilO de dejarse
convencer
por Cf'a~ representacioncs.
Pcnsaba
sielllpr<~ en
SEL
se~\lír
adelante
sus subaltcl'llos.
nlllll!lle
COll
fuera
contra
la vollllllatl
c~le fUI, diÚ a los capitalles
de
totlos
Illla pro-
lija inst.1'llccion dc los motivo" qllc tcnia para llevar aúelante su viaje, onlenanllo
q\lc 10llos lo siguiesen,
pucs con h
proteccion divina hallía de llegar a huen término.
Notificada esta resolucioll
nnclas el siguiente
ell las 1l:l\'C';::, l\bgallanes
mandó
levar
dia en medio ue las salva" de sus arl'.il-
buceros (13::.
La escuadrilla
s:gniÓ navegando
el estrecho eOIl rtlllll)()
al l1uroeslej p¡~ro :\Iagallancs
no podia resignarsc a ab:tIlt!ullar aquellos
c[\!lales sin mJ'luil'Ír
nuevas
noticins
acerca
de
la na\'c San-Antonio. Se lleluvo tOllavia cnla embocadura
de UI1 ri[\chuelo,
que ofrecia a la escuadra
al.HllllJanle pesea de sardinas, i mandó qne la nave Victorirt volviese al ras .
J)lwrte
Barbosn,
que mandaba
esle buque, lIO hahicndo
hallado a sus compaí1CI'03; plnntó ulla bandera
en \lua nlt ura inmediata
n la bahía dc la Posesion (14), en cuyo pié
pllSO Ullt\ marmita cOII una caria en que señalaba el rumbo
de la espc(liciou,
i dió la vuelta ajuntarse
con !\1a~allane~.
Miéntrus tanto, \lila chalup:\ Imhia ido lt esplorar la desembocadura occidcntal del eslrccho.
Los hombres (lne la mon(13) nanos,
dec. III, lib. v, rapo 9. El historiador
portug'ues,
Cjue
ha rOllsigiludo en su céldJl'" hL,torin estos ilJlportantl's uocument.o:,;,
l'pliere CJUI' <':1tenia en su pOller el libro de diario del piloto AncJr,~s
ue San-.\Jartin,
<¡ue falleeil; t'n el viaje, i <¡ue Je el sacó la inslrll('('iel\
<le 1\Iagallanes,
el mfOl'llle ud piloto í muchas otras noticias referentes a esta nuvcg:u·ion.
(11) Tal\'~7. en los m~n~l~s Cjuc Bougainvill,',
en recui'r<lo de un romance de C1hallcrías mui popular en Francia, dCl\Ominó Aymolld i
sus cuutro hijos. V,'ase .su Voyage nu.tOlll' dlt monde ¡){l.,' la fregttle cid
no: la lJoudense etc., ParlS, 1771, Pal't. 1, cap. VlIl, páj. 125.
V. 1 V. DE lit.
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90
YInA I YlAJts
tauan, se acercarun alIado de la Tierra del fuego, i observuron de pa80 diversos canales, que la corl'lbaJl formalldo
islas dircrsas. Al llegar l\ la úl1illla de é3tas, dctrns de una
pllllla cubierta de arrccifcs, descubrieron un Hlar inlllcllso
que se eSlelldia sin límites hácia el oeste, Volvieron altcrcer dia, i anunciaro/l quc habian vislo el cabo en que acababa el cstrccho. "Todos l/oramos de al¡'gria, dice el historÍ<lllor de la cspedicion. Al) lIe/la pllllla fnú llamada cabo
Deseado, por qne cn cfecto deseába/llOS vedo desde largo
tiempo" (L;'».
Ya no era posible c~pcrar mas tiempo n la llave San-Antonio. J)esplIes de la" últimas noticias, los castellanos sig'lIieron su viajc POI'el cSlrecho. En el :;ilcllcio dc eSllS soledadcs, "\lagallanes oia las repercll siolles i bramidos del
/llar al otro lado de las tierras del sm, i sin <lllcrer esplorarlas delenidamentc, creyó <lue el país quc habia dCllolllinado Tierra del fuego debía ser fOrlllado por algunas islus
cortadas pllr canales (16). Aquellas rejiolles parecían enteramcnte dcspouladas; los ca~tellanos no )¡auiall visto un
solo lJOmbre en todo el cstrecho, pero los fuegos ,¡ue divisaron
Cll las ticrms dcl sur i las sepulturns que eucolltraroll en la
costa del contiuclllC, lcs hicieron crel'r <¡ue los habitalltes de
aquellos países estaban retirados hácin el illterior. En la
escuadrilla lmuia, adcllIns, dos palngones tolllados en In.
bahia de San-J ulian, <luCpudieroll dndes noticias acerca de
los pobladores de esas rejioneso Uno dc ellos se habia quedado en la nave San-Antonioj pcro el otro estaba cnla eSCllaurilla, lIoude era objcto de la curiosidad de .los marinos, i
pnrticulannente
de un prolijo investigador. "Durnntc. el
viaje, yo enlrcleuia lo mejor que Ille em posiblc al jigante
palagoll que estaba en nuestro navio; i por medio de afta
especie de pan10mima, le pregullté el nombre patagon de
muchos objetos, de manera que llegué a formar UJ1 pequeño \'ocabulario. Se habia acostumbrado tanto a esto, que
npénas me \Ocía tomar la pluma i el papel, se acercaba a
dccirme los !Iombres dc los objetos quc tenia a su vista i de
(15) Pigafetta, P1'imo Viflggío Lih, 1.
(16) ~IaJ[imiliano Transilv<lno, Rclacion
~
IX,
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nE. HEIt:'<ANDO
as op~mciones
ftl
Dl': ;\IAGALL.l~F.~.
que veiu hacer.
Un dia que le mostré
In cruz,
me hizo entenJer
por Slld .i0:ót03 que S3leúog (17) se me entraria en el cuerpo i \I1C haria rel-entar.
Sintiéndose
enfermo, i creyendo próximo el litl (le SU3 llias, pidió la cruz que
bcsó, i ¡¡OS pidió que lo ¡mutizáramos.
Lo hicimos
la, dándole el nombre de Pablo"
(18). El patagon
poco dcspues de la salida del c3trecf¡o.
El 27 de noviembre
dc 152ll, la nao
adelante
de las otra"" desellbríó
punln,
tlllil
Victoria,
descle
efec·
murió
ClI
quc iba
JOl\lle
las
costas del IlUrte cambiaban
\'íoknlalllclIte
de direceíon.
Aquel sítio [ué dellOlnilJallo cabo ViL:1oria, en hOllar lk la
nave que lo había dc:;cubierlo.
Dcspnes de e3C calJo, cstaba
el gmnue
oceano que ulIscaba :\'Iag-l\l!alles para seguir Sil
viaje a las ¡sIne de la C8pecería.
Los espnfíulcs, i el mi:ólllo
l\Iagnllanes,
dieron al estrecho el nomure
de To(los los
Santos, en recucrdo de la fiesta que celebra la iglesia el l. o
tic noviembre,
dia
Cll
qu~ cntraron
cn
SilS
canales.
La
p:lS-
tcridlul, mas justiciera
con el lIavegallte
portllgnes
de lo
que fué con la IIlayor pnrlc de los dcsculmdores
<.le su si.
glo, le dió el no!nbre que l\Oí conserva (19).
Magalhwes
habia enl plcad,) ccrC>i de tUl mes en pnsnr el
estrecho (l\1e había buscado
con tanto ahínco.
Ulla parte
de este tiempo Illluia sido elllpleaJo
en c8ploraciolles inúti-
les, en discusiones con su., subaltemos, i en esperar quc se
les reuniem la nave &ln-Anlonio, de que no se tenia noticia cierta. Por desgracia, las sospechas de una sublc\'acioll
a boróo i de su vuelta a g::;paíia, de que le habia hablado
el piloto San-Mnrlin,
tenian
sobrado
fundalllento.
Parece que desde que esa llave fué despachada pOI' Her.
nanoo de l\lagallanes pal'U reconocer un canal en las tierras
del sur, el pilolo Estévan
Gómez i otros amigos suyos habian concebido
el proyecto de separarse
de la escuadrilla
espedicionaria.
Ellos, sin emuargo, no revelaron ma3 tarde
este proyecto,
i refirieron el Sllceso tle la lI1an~rJ. que pasa-
mos {\ contado.
(17) El gran rletnflnio.-D'OllJigny
que apullta de! idioma patagoll,
(l8) Pígllfetta, Viaggio, lib..1.
no sciiah
esta palabra
cntl'e las
(10) Vcase la lhutracion núm. VII,
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92
YIDA 1 n.\JES
Los Il}nrinos de la nave San-Alltollio practi¡;aron el reconocimiento
de :\(!llel canal sin reslll~adu nlglll1o, i al ler·
eer día \'ulvieroll a reunirse con la ~sclladrilla en el Iil"ar
que le!' hnhia indicado MagalIanes.
1\0 hallaron allí buque
C>
alguno:
las otras
naves
habian
pasado
addallle
ese díf\ e11
reconocimiento
dd eslredlO. El capilan 1\ lvaro de ~lezl/nira quiso eulónce3 seguir el vi¡~ie para rGullirse C,)Il 1\lagallanesj
pero el piloto ESlé\-all Gólllez i el escriuano Jerónimo Gilcrra se oponían a este proyeclo, i trataban de volver a EspaDa. Ln. discllsioll lkbió ser demasiado ncalornda,
a tal plinto qlle i\lezljllit,¡,
\'¡cndo descullocida S\I autoridad,
delerminó
hacerse
rcspetar por la fuerza, i dió l/na estocada en lIna pierna al piloto G:mHlz. E3te a Sll vez, sacó ~tl
espada, e hirió al caritan en la lllallO i7.ll'lierda. i\Ictfj u it¡~
no gozaba de preslijio alguno entre lo:! hOl\llJre~ de la Iripulacioll:
el ouio qlle 105 cilstellallU:! tenían [\ iVIagallanes
p:Jf los succ"os del puerto d(} San-lldiall
se habia eslen¡Ji¡Jo
a su p¡lrieIllC, que habia descII1Pcilado un p.1p~1 princíp:ll
en !as cjeclIt.:ionc.> quc se siguieron a aquel motín. Así, ell
vez de nyuuarlo contra el pilolo revelado, los marinos se
echaron sobre él i lo apresaron. l':n segllid,l, fllé 1I01llOrn·
do capílan dc la llave el escrihallo Gnerr,l, c¡¡¡ien mandó
cambiar el rt/lllbo, i scguir viajll a Gspníla.
Lo.> nmo(illudos trataroll de recojcr cn su n,we ni "eeJor
Juan de Cartajena i al clérigo Peuro Sanchcz de la Reina,
que Magallancs habja dejado cn la costa patngónicaj pero
sea que desistieran de este pensamiento. pam no perder
tiempo CIl Sil viaje, o que no los hallaran cn el ~ilio en qne
habian queuado} continnaron
su na.vegacioll incllllándose
háeia la eosla de Afrien (20). No lardó mucho en hacerse
sentir la falta tle víveres ell la llavc. {<'ué necesario reducir
el alimento de cada persona a tres libras de pan por lIia .
.E! palttgún que ílH\ en esa nave, fallec.ió ánles de llegar a
E~pnña.
(20) El histnria,!or pOI·tngU<~5.Juan <1,' narro" ,lec. llJ, l¡h, V, cap,
IX, "s quien !la consig¡¡~<lo esta noticia, siu <!rcir si h1!llaron o no !l
los dos C'onfinados.-Argensola
en sn histuT'ia de la COIl'lui..ta de las
,lfolucas, lib. 1, páj. 17, dice espresamcntc
'lup- los rebellles los encontra·
ron i los lleval'on a CasUlla. Este es un ('tTUf, C01ll0 se verá mas adelaTl~c.
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r'E IIEn ..••.
\:;ll'-' D:: 3!:.C.\f.I,A;\'F.S.
93
Durante el \' iaje, los sublc\'[\(los le rantaron una informncioJ}
de lo ocnrrido en la esclladrill:l,
para justificar SIl COlll!lIt't[\
nnte el reí. Habiendo
nplícado tormento nI c¡¡pitan Mez·quita,
obtuvieron
dc él 1:\5 declaraciones
que <¡lIieicron
para SIl descargo; i al arribar a Sevilla cl 6 de lIWYO tic
1521, se presenlaroll a los oficiales de la casa de cOlltratacion i entregaron al preso. Dijeron que las crueldades COIl·
slllllndns por j\Iagallanes
tenían por oríjcll los requcrimien'
tos qne le hnbian hecho para q \le guardase el órde\l Iijada
por !ns provisiones reales; aí1adiendo que el jefe <.lela escuadrilla no llevaba 1'lImbo liíjo en su ~ia.ie i quc perdia el
1ielllpu i COIlRUlllia los l>resl imC\l(os si ti pro ved 10 alguno, F; I
Slle;;ro de l\bgallnnes,
Diego llarlJosn, que, COIllO queda.
dicho, desempcí1aba
el cargo de teniente alcalde del ¡dcizar de Sevilla, salió a su defensa, i pidió la libertn<.l del
capiu\II Mezquitn.
Nada pudo consf'guir sin emhargo: los
oficiales de la conlralacion
levantaron
lln sllmario, i recibieroll declaraciones
de cincllenta i cinco personas que ihan
en la llave, 10m n ron preso a Jerónimo
Guerm, al piluto
ESlérnn GÚIl1CZ, a. los s(>bre~alicnteJ Juan de Chinchilla i
Francisco de Angulo, i dos marinos mas que purecian los
lilas complicados
en la sublevaeion.
Los delllas fueron
pue~los en libert<1d pam cvilnr gastos inútiles. El contadol'
de la contmrncion,
Junn Lopez de Recnlde se encargó de
dar cuenta de todo al cardenal rejente del reino, dur:lllte la
ausencia de Cárlos V (21), i al presidente del con-3ejo de
Indias.
Lct conducta de los oficiales L1ela cOl\lrnlncion (lié aprohada en la cortc. Se mnndó que se vijilara a la mujer e hijos
de Hel'llando de Mngnllanes,
pnru qUa no pudieran fugarse ni Porlugnl, i CJue se trasladase a los presos a Hurgas,
donúc residia la corte, para tenerlos seguros hasta que pu.
diera uescllbrírse la veruad <.letodo lo ocurrido en el viaje,
Se dí~puso 1!\I11Lien que no se les pngnsc suelúo algulIo
IHlsla ql1e no se {Ijllslaran las cuentas de cada lino tic ellos.
1':1 11'0<:eso debia necesnriamente
~er lnrgo, puesto qne solo
(2Il Est(~ informe es la carta tantas veccs cit:«la ud contador L"l'ez
'LC l{c('uh.h'.
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91
nDA I VIAJES
ti. la vlIella tle Magallanes o de Sil escllndrilIn podia lIegm'
a término; pero el castigo de los prJcesados comenzaba
desde eUlóllces. Hechos de c;5la lH\tllrnleza no son raros'
6n los juicio::! que se siguieron a 10;5 esforz:1.dos varones que
uescubrieron i conquistaron el nuevo mundo.
El consejo de lndins se ncordó tambien de aquellos dos
desgraciados que ubgallanes dejó en la costa palagónica,
i particularmente de Juan e1.e Carla.;ena, qlle oClIpaba una
posicion mas espectable que su compañero de infortunio.
1\Iandó (IUC la casa tle contratador) enviase ulla nave a
buscados; pero pare.t'c que jalllas se logrócsle restillado (22).
l'ii en los historiadores conlemporáneos,
lIi Cl'} los documrntos mas prolijos se CCllentra mencion de qlle hubieran
\'IICItO
a España aquellos dos personajes. Se PlIede decir
ca~i COIIseguridad que la justicia de Magallulles se hizo lun
cllmplida como él lo hnbia querido,
(22) Carta
dc('. n, lib.
hf'cha al reí
blicado por
de Lopez de nf',,;¡lue <1" 12
IX, ('ap. XV, i de('. IlI, lib.
por Di"go Barhosa, en 1523.
~avlll'rete en la páj. 298 del
___
D:mllil ••••
de mayo de 1521.-Hcr¡-era,
1, cap. IV.-Hepresentacion
Este <1oC'llll1cntoha sido putomo IV de su Colecciono
_
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=========~~~- .=-:-_~"~O--''----'-=-'~======~=
CAPíTULO
V([L
l.a E'ficunurilla de ;\lagallnnl's entra (>n el grande oeéano.-Los
nmrí1105 t'spañoll's le clan el nombre de mar Pacifico.- Tocan en unas
islas (¡ue llamaron Desve1lturu<las.-Sufl'imientos
en la eseuadrilla:
enf.~rll1edades i hambrc.-AlTioo
a las islas ,le los Ladrones.-Rl'ladones de los castellanos
con los i~leiios.-R"oanse
éstos una
chalupa i son castigados.-Reconoce
Magullanes otras islas que
IInm" dl~ San Lázaro.-l>l'scmourca
I'n una de •.lIas.-Sus
r •.la¡-iones i tratos con 105 ¡sll'lios.-AlTivo
a la isla d,' :Uasaguá.-OoscCJuios camoiados
con el rei <le esta isla. -El eaoallero
Pigafelta
\'a a tierra en comi8ion.
Las tres naves a que hauía queuado reducido la escuadrilla de Mllgallanes, (muian entrado por fin al grnm]e occano. Los mnrinos daban gracias al cielo por llilbcr 811lido
felizmente del estrccho, i haber llegado a aqucllos mares,
que nadie Iwbia surcnno ántes que ellos. Dejaban ntms las
lempestades (lue habían puesto en grave peligro SIIS naves
i comenzauan a alejarse bajo los mejores auspicios de laS
frias rejiones del estrecho. Aunque la mar era gruesa, 110
tllvieroll que padecer borrascas ni otros contratiempos. En
su regocijo, los castellanos bautizaron el oceano con el
nombre de mar Pacífico, que conserva hasta hoi (1).
Favorecida por vientos propicios. la escuadrilla continuó
felizmente Sll vilye con l'lIlllbo hácia el norte. Los marinos
divisaron n su derecha, ell.o de diciembre, dos islas de los
innumerables
nrchipiélngos qlle se levantan en la costa
(1) Pigafctta,
Vill[¡Oio, lib. II.-HcrI'l'l'a,
dcc. T, lio. IX, cap. XII.
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VIDA
1 VIAJES
occidental de la Palngollin; i alejándose algo de tierra nu.
vegaron Iwsta el ~J de enero del aíio siguiente, 1521, i
hasta pOllerse en :a lat.itlld de 16° 15' sin distinguir ni el
continellle ni las isI.ts illlllediatas (2). EIl ese dia cnconlraron ulla peqlleiia isla, en Cllyas coslas 110 pudieron fondcnr,
i a la cllal dieron cl nombre dc San-Pablo.
Poco llIas adelante divisaron otra isla que llalllal'Oll de los rl'al)urone~;
pero no habicllLlo hallallo en ellas habitHllte~, ni vívereH,
dieron a ambas elnolnbrc de Desventuradas (:3) .
.l\Iagallanes se (\l~ercab¡\ a las isla; que cllcontraba cn Sll
camino para renovar los vívcrcs de S113 n:wes. "L:r faita de
V¡lllall", cm yit tauta, dice el cronisl:t lIerrcra, lJue com¡ul\
por onzns i beb:arl agua hedionda, i guisaban el arroz con
¡¡gIl(\. dc la mar, por lo cual se murieron
veinte hombrcs i
o!ros lalllosadolecieron, que causó gran Iri31eza en cllos"(4).
':\[as pillloresco es todavía el viajero Pigafella cuando rdiere las miserias qllc él i sus comp nñeros ~lIfriel'On en aqllella navegacion. "La gallela qlle co minl1Jos, dicp., ya no era
pan, sino \In poh'o mezclado de gll~anos 'lile }¡¡¡binndevonulo toda la suslnncia, í que tenia adelllas una ucrillld iusoporlable por estar impregnada de Ol'ines dc ratas. El aglla
que bebiamos era igualmente pÚlri da i ane. ~os vimos obli·
gado~, para no morirnos de hambre, a COlller los pcda;r.os
de cucro con que se habia forrado la gran verga para in1petlir que la madera no gastase las cuerllas. 8sto:3 cueros,
espuestos siemprc ni agllfl, al sol i a los vientos, eran tan
duros, que se neccsitalm mantcncrlos cuatro o cinco días
cn cl mar para. hacerlos un poco tiernos; en segllid1l, los
poniamos nI fuego para camerlos. l.\luchas veces nos vimos
reducidos a alimentamos con acerrin de madera; i las ratas
mismas, tan repugnantes, para el hOlllbre, habian llegado n
(2) Diario de Albo.
(3) En 1812 puhlic6
{'n Lóndres el intl'lijente jeógrafo español don
José de Espinosa Ull<tcarta dd mal' ,J¡>I sur en que señaló el dt~l'l'otero
de la escuadrilla ,lt! l\lagallanes.
Este derrotero es el mas .~xacto que
se conozca. Los demas son de pura illv,~ncioll, o eopi<tdos de la cart:!
de Espinosa.Véase la ilustl'aeion VII!.
(.1) lIerrera, ,lec. ,11 lib. IX, cap. XV.-Dc
las listas ántes citadas,
que existen orijinales en los archivos de Indias, i que fuel'On publicadas en el tomo IV de la Coleccion de :-iavarl'l'te, aparece que fué menol' el nÚmero de los muel'tos.
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\H: ¡H:n:-¡.\SIlO DI:: )L\G,\I.I •.\l'\F.S
:;Ci'
:)i
un alimento tan buscauo, que se pag:\ba IW.St311 mcdio
ducado nula unr..
"Esto no era todo. Nllestra mayor dusgrncia consistia Cll
vernos atacados por una especie de enfermCllad, con la cunl
las encias se hinchaban a [lllnto de ocultar los dientes de
nll1bas mandíbulas. Los qlle eran [llacados de esta enfermedan no pouian tomal" ningnn ¡¡I¡mento. Adcmas tle los muerlOS, tttvill10S \"einte i cinco a trPointa marineros enfermo:;, que
sufrian dolores en lo, brazos, en las piernns i en otras pnrtes del cuerpo, pero nI fin se curaron. En cuanto [t mí, yo
no puedo llar sulicieutcmente ~r(lcias (l Dies de q\le durante todo este tiempo~ i en mcdio de tantos enfcrmos, no lH1ya
csperimciltado la menor cnfermcdad"
(5).
gn medio de tales sufrimientos, continuó Sll viaje la cse\wllri\la dmanle cerca de tres mcses. FeliznJente, el vien·
to les habia silla favorabie; í siguiendo con rUlllbo noroeste,
el 13 de fcurero pasaron la ¡¡(lea c<]llinoccial, i el 6 de mnrzo
"v¡stmon' nnas islas situadas n los 130 de latitud norte (1;).
Al accrcarse las nan:s a Ilna de esas islas pnra tomar
agua i provisionc:;;, los castellanos vieron \lila multitud de
canoas qllc nuvegaban con Hila rapjdez nsomurosa, con la
nyuda de !lnas velas triangulares formadas de un tejido
tOSGO lle hojas de palmcra. Por esta razon dieron a. aquella!;
tjerrns clno'nbrc de i:,;Iasd·~ las V~las l((ti/tus (7). L:¡s iElellos iban a las naves atraídos 110 solo por la curiosidad, sino
{Q.I\JUienpor el deseo de negociar los vívcrcs que lIcvabnn,
(3) Pi¡ruf,'lla, \-:o!iUío, lib. rr. La ('¡¡[l'i'mcdaJ J" r¡uL' habla el viajo."
m ,,"a ,,1 e~('()rbuto.
(O) EstilS [l'e!las ':Htal1 \"isiblcml'nt('
cql1:vCl('adag en II,'!'j'I'l'a. Se¡willlos ('1 diario de ,\1\)0. q\1l: cstá aturde ('on ('1 ¡ri~IU(lí) ,lc l'igaf"tta.
(i) Diario o•. Albo. :,I¡¡xilllilinno TranHil vano lIilllla ¡vagaIla,
la isla
:¡ quc apOl't<Í .lIa¡:;allarws. Dt'\)" St'r la isla de Gllilhan O dc SaIl Juall
de la ('arta ,lel jesuita ,'spaiiol Alonso Lope7., 'lile C:1 la mas JnL'l'iú:o,
ual ,¡"l nrc!lipiclap:o de la5 ~Iar;anas.
El cdd¡n: nav.'gnnte ¡n~¡"s .Jorje An¡;on, '111L'1't'(,(\lo\'iú "ste a1'(·l1i·
l'i<',11Igo en 171:!, di('e ('n ('1 ('1Ip. Y, lib. 111 <1" su V"y(li/c '111" las isla,;
l'ccl)jllwjd1ls
pOI' clI1Igallall"s
"ll es'" 1I1Thip:,'L,c:() d"¡J '/1 S,'" la, ,lt: S1I'··
1'"11 i Tilliull,
siLllildas
(,1I!.•.e los 1,," i j(¡" t1.,latitUiI
IIl"·k.
E;;t:¡ POS!'
rion no St') aCIJJooda ('n\l I..l C]UL' ili<li(':t Alho
l~n ~u diarill.
,\d~.'ln:ls, la
St'gulllla
de ('¡.;a$; i$lilS POSt:c unas ndnm; lllUí 1lf)t":Idt~s, que sin duda
habrian
llamado
la iltl'uci()T1 dr'} pl'olijo Pig lfc-tt:l. \\"tdter, ri:dnctol' tll'l
Je :\11:-;on, ila('l' t'n (:1 lllislllfl ('<.Jpilu!o una df'.';'('l'ipciotl
d" l'sas i~lag,llandn
tanlbipTl ¡.t1t"unns vist/!o; tlt' t·Jl;l~, j l:11:1 llliaa( in::;;¡ tl;~Jdi< dei·'jl
de ~us n<.:vps, acofl\l'{1ilad:l
dt~ una lÚlllilla.
V, 1 V. LJE :11.
1~~
Viiljt~
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08
i dc rohnr a
nDA [ nuf.S
]0;; cslralljcros
los objefos que pudieran
halfil;:
a nwno. A pretesto do visitar/os,
subieron a bordo cn lal!
gran IIÚlllCro qlle ya 110 c:1bi:1n en la esclHHlrilla.
Viéndo.
I()~ elllpefíndos CIl no querer unjar a SIlS canoas,
J\lagalla1lCS nntllló quo los arrojaran
por fllerza, lo que prnclicarolt
I,.s rnnrjncros
COII I>aslanle facilIdndj
pero los salvajes !lO
tardaron en volver tlrmados de piedras i de vnras de made_
ra endmecidns
al fllt.'go, 'luc arrojauan
a IDs espai'iole;;
desde StlS calloas. 1\ 1 [1rillcir)io, ellcargó Mag-llllnncs qlle no
les hiciemn mallllgullo:
alenlatlus
ron esla inuccion,
que
ellos nlrihuinn Inl vez a cobnrdía,
se hicieron
mas agresivos; i fllé necesario cllsligHrlOS con tina descargA. tle artillería. Grnndcs fucron los deslrozos (lile d fuego ¡lizo en los
grupos de indios que cerca han In:; IHlYCS, obligándolos
ti
rctii'Llrse; pero cmll l¡¡tl L,árbaros <¡ue!lo dejaron de volver
ell breve a cl\llIbi¡¡r H!S vívncs por bs unralijns (jue les <la¡¡flll los espnfíoles (8).
Emn nqucllos indios
dieslrbill10s
ladrones.
En
la tanle,
llIiénlras
lIcgociahnn
cerca de las na\·e;;, tuvieron la habilidntl de robarse la <:llalupa que estaba
amarrada
a 1IlH\
tle ellas. Los castellanos
¡lOff,rOn cn urevc su falla. Maga.
Halles 1IH1I1l1úfondear su escuadrilla
en el misnío sitio; j en
la 1lH\i'iana siguiente dis]l\ISO quc 1l0vcIIla homures embarcados en <los challlpas uesclllumc¡,sell
en ulIlugar
inmediato,
al
p¡é de una si~rrn, dOl1l1e se \'cian Illuchas chozas de indios. El desemuarco
no fué difícil:
los salvajes lmlaron de
opoller ulla tenaz rcsi~lellcía díspamndo
tan gran call1idad
<le piedras
que parecía
que
granizaba;
pero
a la primera
descarga de arcabucería
huycron
despavoridos.
Los castellanos ocuparon
aquel lugar.
QucnH\ron
cuarenta
o cincuenta chozas,
malartlll
siele hcmbres,
i recojieroll una
gran cnntiLlad de provisiones.
"Cuallllo
lJucstra jellte
a los iskí'íos con sns flechas) quc ellus no conocían,
vesándolos
ue una palie a elra, dice el hisloriador
espcllicion,
estos
dl',grnciatio:3
Imlnb:m
de arrancarse
hería
alra-
uc
la
las
!lil ¡¡"lT"ra, t!loc. Tl!, lib. T, cnp. JII-Prl'vost
di,·" en SU Bist. ,,('nen,,,t t'\L'~ \ oyn{!l's. tomo X. l'''.i. 31;6, (·die. de Paris li52, eitanclo 11 Pigafdla. qu(' (·"tos sa "'aj('s apn,udicl"On ,Ir' los (ollll'ui"icl'oS de ~¡a¡.(allallc~
(" uso del fut.'g"(), l'iF:¡fctta no dice tal ('l)SH.
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b~; IlERNA:-¡IHJ
DE )UGAI.I.A:<CES.
I~ec"as de 8\1 cucrpo, lan prol\to por una parle <:omo pOI'
la otra, i frecuentemenle Il¡orian de la herida, lo [pIe no
dejaba de causamos compa"ioll."
Los salvajes cOllOcieroll
que aqnel ata[lue era orijinado por el robo de la chalupa; i
temiendo que el castigo continllase con IIUCVOS horrores, la
ccJ.¡nron al agua para (llle la recojicl'an sus enemigos (9)Segun ::5evcia, la csplon1.l',ioll lll:lS delcllillil de a(lllella~
islas, i la prolollgacioll de la pcrmancll<:ia de los castcll,l1105en ellas, no tenia olljelO algullo, Magallallcs se dispuso en breve pan\ darse a la vela; manúó hacer aguada pa·
ra surtir su escuadrilla, i tlispw:1oque los víveres nego<:iados
con los salvajes o arrancados a ést.os por la fuerz(\ el dia del
uesembarco, fuesen dislribllidos cn 10Llas Itts naves para socorrer (l los enfermos que el hambre o la Calta dc alimcnlOs frescos ha'hiltll producido e'l la cscnéu1ríllla. Las ví\'cres
I'ccojiJos CIl las islas eran cocos, ilames, especie de papas,
algun arroz i plátanos, que fueron de gmn Ulílídad en la>;
naves dc L\lngallallcs, Term ¡liada psla eliSlr¡[¡\lcion, el n lk
marzo se alejalOn de esas i~las COll 11ll\1bo'hácin el sur oesle. Reconla1ll10 lo quc les Imbia pasado CIl aqnellas isla",
las llamaron de los Ladrones, lIombre con qtle SOIl jCllcmlmente conoeillas (10).
Los espuílolcs cOll1cnzaban a navcgar elltóilcCS cn medio
dc los illllUll1crables nr<:hipié[ngos <¡I~e se lcvantnn en los
mares orientales lid Asia. El lG de marzo, hauiélldosc
alejado como tresciclllas leguas de las i"lits de los Ladroncs,
(9) Pigafetla,
Vi(iggill lib. U. E~te \'inj"I'<l t1á alguno>; pormeno!'!'.,
acerca <1(~ l;ts cosLu1111H\'s dl' aqutdlol.) s:ll\' 1.j¡.oS.-f{{~1'l'l~l'a. luC'. cit .
. (101 El ~lnv"~:lI1te ho/:¡ntlc.; Olivel·i.) Van 'IIO(lI't, '111" v;nj1 P')(' estas
l::;las. en 1600, da CUI'IO ;;H noLIClas aCCI'C.l (lu };l~ t'ostunllH'cK d(~ sns
habitantes ,que reYel~n. el! 1Illa l\lZIlI1 tUY,) .\la¡pllullt'S para darles "5,'
IlOn!lJl'l~;ve"~e su \'J1IJ'~ en t:l t!HIIO lll, del U"<:IIcU dl's VOY"'}'. ~lIi Ollt
-'en;, r< 1 c.<hl,lissclllent el (1/l.C Jlruy1'c':' de la (.r",'})a.~II'e <les I¡ules ,,,'¡cnta'
les, p;'j. 8:! i 83, el!, ,k Hou'Jn 17:!5. i el btra('¡" qu" de rl ha h,,eho I' •.,;vo,.t en sU /li~lo1'ic (jrllfn<lc des VU!jIl!iL'S, tll:JlI) X paj ;J5¡, ('dil'lun de PUI'l:{.
El I'ad •.•, Jesuita ,\lon7(1) Llljwz, misiolll'1O /'11 l's:.as Islas levant';
una et":t,, d,; ellas '1ue, fué publicada el1 1':~lY<1ia, i ha sido r:,produeida en j·rlUlcla. (~ndistintas ocaSWlll'S -La~ l'-'!as dp lus L¡'llll'Olll'::; son
dC:llolnin':Hias t·t~nhit"'n :\lal'i;Lla~ }l(lr los ('SflH~I·/.OS i ~.lst\l~ qUl: Iiir.o I•.
~
re~n.a dona :\LllTl,Ana dl~,\ u:-;trlU, 'n~'lll'C: dI' (';ídn;-; ! " rnl':l t·.:;t:~hlt'C·, l'
a 1.1 v;¡}n (·iVtlizada.
\"Pí1~;('
lIis!c>/ ie {l"s .iJ.tri'Ir,;<!",
Lu·is. 2.' ",IIC.
JnlS10J1t'Sen l:¡li\.~I J't.'clUCII' a su;.; h:¡!Ht:111tC'R
la obra ,1t·1 l.'. Gobien litlllé\da
1701. en 12.
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'
100
VIDA
1 VI,\JES
se encontraron al salir el sol 1:erca de UlJa tierra ele\'ucla
,
que luego reconocIeron
Illas c lE'
aramellte.
ra (l'1uelIa una
isla, a que los naturales daban el nombre de Znmal (11).
Algunas cnnoas que se ll~jaron ver, se alejaban a gmn
prisa nI acercarse los castellanos. Reconocieron cn seguida
otra ista vecina i i navegando al oeste encontraron otra enteramente despoblnda, que tenia por nombre Hlllllunll (12).
Magallanes mandó desembarcar allí el dm siguiente para
bacer agllUllu con ~cguridnd, i gozar de nlgun descanso
dC1'pues de tan largo viaje. Hizo adcmas levantar dos lienllas para los enfermos i mandó matar una pOHpezucln, to_
mada sin duda en las islas de los Ladrones.
Fué m]\1cl un dia de descanso para los Iwvegnntes. Co.
mo era el quinto domingo de cuaresma llamado comlln.
mente de Lázaro, los castellanos dierol1 al archipiélngo en
que enlraban el ÚOlllbre de San Lázaro, í a la isla en que
se bailaban el de Aguada de los bucnos indicios. Pensaban t,,1 vez pennanecer allí nlgulJos días; pero en la tarde
siguiente, vieron llegar Itácia ellos \lila chalupa con Ilue.
ve hombres. l\lagtlllal1es dispuso que nadie hic:icse el menor movimiento ni pronunciase una palabra sin su permi~o." Cuando eSluvicn'll en tícrra, su jefe se diríjió al
capilan jcnerrlI manifeslándole pOI' jcstiwlaciones el placer
que tenia de vemos. Viéndolos tan pacíficos, Mngallanes
les hizo dar que comer, i les ofreció al mismo tiempo algunos bonetes colorados, espejitos, pcines, nvalorios, telas,
varias nlhajas de marfil i olras bagalelas semejalltes. Los
isll ño:::, prcnuauos. de la cortesía del cnpilan, le dieron
pescndo, un jarro lleno de VillO de pnlmern, (lue ellos Ilamnn umca, unos plátanos grandes i otros chicos que son
de llH'jor gusto, i dos cocos. 1\'os illdicnbnn all1lismo tiempo por jcsticuhlcio1Jes, que enlónccs no tenían otra com
que ofrecemos) pero rlllc \'oh'erinn dentro de cuatro dias i
(] t) En los mnp:¡s ti. nl' Sil'l1'!lJ'l' el nflrr,brl' (le 5,'0 nI'. El <l¡¡;rio de
Alho Ilallla Suluan i Yun"¡wlJ
as ¡,ril1lt'fHS bIliS (¡ue los ('astellanos
rt~('()l~f)cicron i'n ~lqtH~l tlt"('l;ipit',hlgo.
(ni ASlla II;'m" l'i¡.rafl'!la. ,\Ibl) la nomhra Cn(la. Debe 5l'r lap('IfUl'lía hila de Guigull, situada ;¡} ~. E. de ~al1lí~r. 'lUl' }Ja~ta lJoi pt'rma~
l)\'se d(·spnblaua.
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DE HERl'íA~DO
DE MAG.U.LAXES.
10]
nos traerian arras, que eItos llaman umai, cocos i olros vi·
verea" (13). Er\ estos tratos, Magallanes llegó a fallliliari.
zarse con los ¡sleITos, i a ganurse Sil amistad. L1c\"áronlo a
h isla vecina, llamada ZlIltml1, (t1) i le mostraron S\lS al·
macenes de mercaderías, llenos de clavos de olor, canela,
pimienta i nueces mascadas, hn.ciémlole entender que los
países a donde se dirijian proJ\lcian en gran ablll1dancia.
estas especies. A su vez, Magallancs los cOlll'iJÓ a bordo
de sus naves, i allí les manifestó todo lo que podia llamar
su ntencion por la novedad. "Al momento en que iban [l
partir, hizo disparar un callonazo, que los espantó singlllaI'tnente, de modo que muchos estauan a punto de alTO'
jarse al mur para huir, pero no fllé Ill~~ncstermueho traba.
jo para persuaúidos que no uebian temer nada. Así fub
que se separaron trallquilamenl.e,
asegul'Ulido que volverian pronto como J,¡ Imbinn prometido."
Los isleITos cum plieron fielmente Sll palabra. Volvieron a la isla en que
estaban acampadoil los castellan03, les trajeron grandes
cantidades de víveres, cocos, naranjas, vino de palmera, i
hasta un gnllo, para mostrar que tenian gallil1as. Con ellos
venia su jefe, que era un anciano, auornauo con pelldienles en las orejas. En cambio de sus obsequios, recibieron
algunas bawtijas de Ins que 'Magallanes hnbia embarcado
el). Sevilla para hacer SllS cambios en las tierras que
visitase. Sin detenerse mucho en aquel lugar, siguió mwegando hácia el oesle i sureste por entre pcqncfíus islitas úes.
pobladas.
Los castellanos distinguieron en la noche del 27 de
marzo UIIOSfuegos lej¡mos, que les hicieron cOllocer que por
aquella pnrte habia una isla poblada. Eu la mauana si·
guiente, Magallanes dirijíó sus naves hácia ese plinto, i
cuando estuvo cerca. de tierra, vió una chalupa con ocho
hombres que se acercaba a la escuadrilla. Como diji.
mos mas atras, el capitan traia consigo UIl esclavo asiá·
(13) I'igarctta,
l'iaO!lio cte. lib. l.
_ (14) En las cartas mutle~nas se llama Suluan. Es una islita pPqUl)\la adyacente
a la costa OrIental de la isla de Leíte. V"asc el lJiccio·
llariojeog?'rí/ico ¡le las Islas Filipinas por 105 1'1'. Buzeta j HI'.1\'O, t()111 !T,
Madriú 1850.
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"lOA 1 VIAJeS
102
{¡ea, natural de Sumalra, bantizallo con el nombre de gnrie¡ue, ¡que habia tmido en sus naves para qne le sirviera
dc intérprete. El esclavo habló en SIl idioma lll\tivo a los
hombres de la c1lUlupn, ¡estos cntendieron lo quc queria
decir, pare¡ue el uso de fa lengua malaya estalxl jenerulizado hasla aqllellos archiriélilgos que comenzaban a reconocer 103 castellanos. Los isleíios, sin elllhargo, se colocaron
al lado de 1,\s naves, pero se llegaron a subir a bordo ¡aun
lcmiall acercarse dClllUsiado a los cslrunjeros. Notando es,
la tlesconfianza,
i\lagallanes mandó arrojar al IIHlr un bonete colorado i algunas hagnlelas amarradas n 11111\ labLn,
que los salvnjes rccojieron con mueslras de gran contento.
Partieron ~slos en seguida a dar rnrte a sn reí del arribo de
aquellos hombres desconocidos. No tardó en llegar el rei
ClI persona,
trnycndo valiosos obsequios de oro i jenjibre,
que i\lagnllalles 110 (luiso ¡¡('eptar quiza por 110 revelar codicia n nr¡lIellos isIeilos, ói bien les obscqllió algunas bagatelas (15).
En la lnrde, la escuadrilla fondeó cercadc
la isla en
frente de llna per¡lIcilu poblacion en que estaba situado el
pnlacio del rei (16). El siguiente dia, 29 d: marzo, (Jlle era
\'jérncs santo, l\lng-allanes mandó ti ticrra ~'l.su cscluvo con
encargo de decir .11 rei de aquella isln que los eSlranjcros
eran vasnllos del rei de Castilln, qlle r¡Ilerian hacer paz
con él i conlratar las mercnderías que llevaba, i que si le·
ni'l víveres, le rugaba que se los diese i se los pagaría. El
rei respondió qllc no los habia para tanla jeute, pero que
partida con ellos lo (lile tenia (17). Los castellanos supieron entónces que aquclla isla se llamaba l\Iasnvá, o Masa-
gu,í.
No tardó 1I111cho el rei de la isla en ir a las náves llevando a los castellanos \'aliosos presentes de arroz i ofros
víveres. Comenzó por abrnzar nmislos[\lr,ente a Mngalla.
neSj i éste a su vez hizo, en Illclliodc las manifestaciones
(J,~) Pi¡wfl·tta,
FiU!,'!jin lib. n...
IU;) Es la peC¡lIciía ¡slit d., Limasng'Ia,
<J
Limai;av:l, r¡1I'~ p'gilr,·tta
llama Massallu i Albll ;\lasaguá. Está situada al SUl' de la bla ,h, L,·íle.
--El P. ('lllin, .'n SllS .Irist",·;"s tl}"l'tÓlicos <le los I)I¡n~'os tl~ la CC1H¡.ahi«
dI! J"ms,
lib. 1,enp. \'III, la llallHI llima<;,avan.
inl llerrera, dl'C'. !ll, lib. 1, cnl" 111.
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Df~ lH:.RX,\:'/DO DE "'lH'.U.l •.\;';I:';;.
lU]
,:':e amistad, \'ario::; obscquios, de t.ela;, esr¡~jito:;), cllchi·
Hos i otms bagatda,,<;, al rei i i\ I\)s hombre" de SIl COlllitiva.
gl esclavo r¡ue servia dc intérprele, se encargÓ de advertir
11. los isleiíos q1tC el .ier(~\k la escuadrilla
qlleria vivir como
hermnno con el reí de Masagllá, lo (11lCfllé para este callsa de gran coutento.
1\fagallanes presentó al rci tclas de Jiversos colorcs ¡la::;
clelllas mercaderías ({tle t.mia en las naves. Le lllDslró lodw.:
las armas dc [llego, i aun mandó disparar al~{IlIlOScallallazos pnra Ill{Hlifeslar SlI poder. Le lIIanifesló las al'ln,tllllr:\s
de acero de que se revestían SllS soldllllos, (lile los haci<tn
invulnerables (l 1,1 e.'lpadtt i al pulíal, haciéndole entender
que calla 1IlH1.dt': SIISnaves tenia UIl nÚmcro considerable
de sollbdos annildvs con la mis1\1(1,solidez. DeSptle3 de cs'
10 lo condujo al castillo de popa, i llloslrálldole ulla brÚjula í In carta de su navegilcioll. Magallanes le e,:plicú por
medio del intérprete las dificultades de Sll vinje, el estrecho
qne hahia uescuhierto para llegar a aquellos mares, i bs
lunas que habia pasatlu en clmar sin divi",ar la tierra.
Fácil es ,:olllprcnder c~lUngrande seria la sorpresa del
rei de Mai:'aguá i de su comitiva al ver aqllello:l ()"j,~tos i al
oír las et'plicncioncs de ;.\'Iagallilnes. Los hnbililtltes de aque
!la isla habían salido ya úe ese estallo de barbarie en 4un
los llOtnures de las tribu:.; salvajes miran con desdcll, o 11lo
ménos con ('stÚpida indiferencia los mayorcf'l prodijios de
la (;ivil\zaciou. No solo culfivaban las tierras par<\. rccojer
las valiosas protluccciones ue aquellas islas sino I1llC fabri·
caban con cierta h~lbilidad los objetos qlle eran nccesarios
para Sil cOlllOdiuad, i negociaban SIlSproductos COIllas i,¡las
vecinas. El reí comprendió la superioridad úe los estranjeros, ¡creyéndose honraJo con ilU amistad, trató <.lcfestejarlos i obsequiados,
pensando sin duda sacar provecho de
SIlSrelacioneil con ellos. Queriendo vulver a lierra, suplicó
a MlIgallanes r¡uc le permitiese desctlluar..:ar cun du~ castellano~ para haccrles ver a Sol t.urno algunas }nrticularidudes dc s:: p~í:;). ['~Ijefe de la espcdi(;io!1 tlcccdió a esta
solicilllll, i elijió a dos hombre~ de las naves para aCOIllpaliar al reí. Uno de ellos era el caballero Antonio de Pi<ra·
'"
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104
VIDA
I VIAJES
felta, que h(\ cOilsignado con una sencillez admirable en fa
¡'elacian de Sil \'iaje las impresiones que recibió cn el desempeño de esla comisioll.
"Cuando descllluarcamos, el reí levantó las roanos al
cielo i se volvió a nosotros: hicimos 011'0 tanto, nsí COIllO
todos los que HOS seguian, i Jespncs nos colocamos debajo
de un cobertizo hecho de cailas donde había un balangai,
embarcacion de cincllcnta piés de largo, i nos sClllarnos en
la popa, procllrando hncernos enlender por sei¡as, por no
tener intérprete. Los de la comitiva Jel rei pennanccian
de pié, anlludos tle lanzas i escudos.
"Sirviéronos un plato de carne de cel'do, con un CálL
taro lleno de vino; a cada bocado bebíamos Ilnn escudilla
de es le licor, i si dejabamos algun resto lo arrojaban en un
cánlaro átltes de \'olver a llenar/a. Nadie se atrevia a tocar
la escudilla del rei, esceplo yo. Apesar tic ser \'iél'l1cS san·
to, no pude ménos ue comer cm'nc,
"Anles de cenar, presenté al rei varias casillas que hahia
llevado conmigo, i le pregunlé el nombre de muchos objelos
eula lengua del país; grande fué la sorpresa de lodos cuando me vieron escribir.
"A la hom ue cenar ,tmjeron dos grandes platos tle porcela~[\, uno con arras i otro con carne de cerdo guisalJ¿,;
bebimos en las mismns escudillas que en la comida) i cuando acabamos, fuimos al palacio del reí, que tiene la forma
de un mooton de heno, \:ubierlo con hojas de plátano í ~ostenido por cuatro vigas bastante «Ilas; se sube por una cscala de mano.
"Cuando
llegamos a la estancia rClll, nos mandó el reí
sentar en el suelo con las piernas cruzadas. Media hora.
uespues trajeron un plato de pescado asado) cortado en pedazos, gengibre i vino. t:;1 hijo mayor del rei, que no hnbiamos visto hasta entónces, fué n senlarse entre su padre i
yo. Sirvléronnos dos platos mas, uno de pescado í otro de
arras, los que comimos en compnñía del príncipe heredero .
.Mi compañero bebió descomedida/Dcule i se embriagó.
"Sus candelas son hechas con una especie de goma o
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DE IlERNANDO
DE lIIAGU.I.A:'iES.
105
resina tIe nn árbol que llaman anima, envueltas en hojas
sccas de pulmera o higuern.
"Cuando el reí quiso acostarse, nos hizo seiías para que
nos fuesell1os, i Ilosotros dormimos aquella noche al lado
lle su hijo, en Ul:a cstera de caí'ias con almolladas de hojas
de árboles.
"Al siguiente día, vino el rei a bnscamos para almorzar
con él; pcro, habiendo visto nucstra chal upa ql!e habia venido " bllScarnos para volver a bordo, le dimos las gracias
i partimos con ud compañero. El rei estaba de bucn lllllIlor: nos besó las lllallOS i nosotros le bes;\lnos las suyas.
Sn hermuno, que era. reí de otra idn, se vi liD con :1050'
Iras acompaiíado por tres hombres. El capitnn jeneral le
convidó a comcr i le regaló varias bagalelilt'.
"Este reí nos dijo que en su isla habia pedazos de oro
gruesos como ll11eCeSi aun como InlCvos) mezclados con
tierra, i qne todos los jarros i adornos de su casa eran
ue aquel metal. Iba vestido con bastante decencia: era de
hermoso nspeclo: sus negros cabellos le caíun por encima
tic los hombros: llevaba ,pendientes de oro i la cabeza en·
vuelta cn un velo de sed". Ceília una especie de daga o
cspaua con pUllO ue oro i vaina de madera mui bien labra.
da. En cada uno ue sus dientes se veian tres mancllitas tic
oro ¡le modo que parecia que touo. la dentadura estaba ata·
da COll este mct.al. Iba pcrfumado de estoraque i benjuÍ) i
se pintaba el cÚlis.
"Su permanencia ordinaria es tina isla en donue se ha.
llanlos países de Butuan i Calagan (Itl), pcro C\HlIH.lO
uos
reyes fluieren confercnciar, se jUlltun en la isla <lc ;\,Iasana
que em domle estábamos. El primero lle dichos reyes se
llama raj ah Colullllm i el segundo rajah Siagu.
"81 uia de Pascua, qne era el último del mes de marzo)
el capitan jenerul envió uesue por la maíTana a tierra, al
capellan i a algunos hombres para hacer los preparativo::!
necesarios para decir misa. Envió al mismo tiempo al csc!,t\'o intérprete para que notificase al rei que ibaInos a su
(18) En In. isla ele :\IinJanao. l3utuan está al norte de dicha isla,
(,¡¡Jugan o CUJ'ugan, ul sur.
V.IV.DEIII.
14
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lOG
nDA
1
nAJES
isla, no para comer, sino para cumplir con \lna cercmonia
de lIl/esfro culto; el rei lo aprobó todo, í nos mandó dos
cerdos <]11(: JI:d,i:1 11I:ltado.
"Desellllmrcanlos
en número de cincucnta rnellio armados i vestido decentemente. En Cuanto lJe¡raroll las lanchas
"
a tierra, se dispararon seis bOlllbardas en sefial
de paz. Al
saltar ell tierra, salieron a reeil,irnos los dos reyes, que dieron l/n abrazo al jCllcra( j le pusieron cn mcuio dc 11mb:.!::;.
"En este úrdcll llegamos al sitio dOllde deuia decirse la
misa, i ántes de empezar, el jeneral ro¡;ió a (os dos soberanos con agua de almizcle. En la ob!acion, besaron In cruz,
como nosotros, pero no hicieron ofrenda. Al alzar la hostia
consagraua, adoraron la Eucaristia, imilando todo Cl/aula
haciamos nosotros. Los buqlles, a{kertidos por 1I11aseiTa,
hicieron en este morn cnto ulla sal va jcneral, i desplles de
In misa, muchos de los nuestros cOllllllgaroll.
El jeneraf mandó traer en seguida una grall cruz, g'unrnecida con los dm'os i la corona de espina, ante la cual
nos arrodjllalllO~ lo mismo que los ¡slerros. El illtÚrpretc
dijo n los reyes, de parte uel capitan, que aquella cruz em
el estandarte quc le habia confiado el emperador para que
la plnnlasc en tallas partes donde llegase; que por cOllsiguiente Cjlleria dejar una allí, para qlle cuando arriba"e ¡\
la isla ulgua buque europeo, supiese que habiamos sido
recibidos como all1igo~, i tratase del mislllO modo a los naturules, respetando personas i haciendas. Afiadió que em
preciso pOller esta cruz en el paraje m"-s elevlulo para que
todo el mundo la viese, i ql/e cada lllaiTana debían adorarIn. Los reyes le prometieron, por medio del intérprete,
cumplir exactalllento todo cuanto le enwrgaba el jcneral.
"Preguntámosle
si eran moros o jentiles: respondieron
que no ndoraban ningun objeto terrestre, pero levantando
las manos al cielo, dieron a entender que reconocian a un
ser sl/premo a quien daban el nombre de AMa, lo que llenó de satisfuccion al jeneral. Est.e dijo al rei que si lenia
nlgun enemigo, iriamos n combatirlo con nuestros buques.
Respondió el soberano islerro ql\e en efecto se hallaban en
guerra abierta coÚ los habitantes de dos islas vecinas, pero
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DE
(lUC
no siendo
IIERNANDO
tiempo
DE
107
MAGALl.ANE~.
a propósilO
para
atacades,
no podia
aceptar Sil jeneroso ofrecimiento.
"Re~resalllos
a 1>ortlo, i por la tnl'lle volvimos (l t ¡erra i
fuimos, en cornp~iiia de los reyezuelos
a plantar la cl'uz en
la monlaíh
ma;; elevada de la" cercanías.
El capitan dió a
cOlloc~r a los isleiiú" l[\s vClllaja.:> que akanr.ariall
de COIlseryar nqllel elll1>lcma de sall'acioll, anle el cualllo:s arro(li1Il\1\l05 todos los circunstantes.
Al b:ljar de lit montalí,l,
alra\"[~sallJOS Il\uchos campos cllltivados,
i fuilllOS al parilje
dOlldl~ estaua el lmlangai, donde los rej"3s no" sirvieron varios refrescos"
(10).
La,; ¡slns qne cniónec3
reconocia
Magallanes
pertenecían
al nrcllil'iélago
qne I!,,\)i;t denol\linaclo
de San-Lázaro,
i
<¡ne dpspnes fllé lIalll:H!O dt) las Filipinas
en honor del hijo
de Cárlos V. (20) ";1\ c~as i~la,; hauian hallado los caslclla·
\lOS \lila favoraule acujida, "í\-crC5 en. auundancia
i tlescan.
so d'l los sufrimientos
de una larga i peno3a \lavegacioll'
I)csgrnciadamentc,
los verdaderos
¡grandes
pauecilllientos
de la escuadrilla
cspedicionariu
no halJian
comenzado
to'
dnbia.
(In) Pigafe~ta,
Via9gio lih, 11. La
lin pocu abreviwla en el t."sto.
l'eJueioll
(lel \"¡aj(~!'o itali;lllo
escá
l'ara SI"ialal' el itinerario
de "¡a¡¡allanes
en hs bJas Filipinas he
(",!ido pUl' Únicos gllÍa!; ,,¡ di,u'jo tl" Albo, publieado po!' :\'avul'l'de i
la l't'ltl(·jn1) lh~ Pi:rlfL·tta, leniellúo sil~·.npl·e a la vista In <:arla ¡]P. aquel
arehil'irlago
publicada en ;lJad!'i" I'n lH!J po!' d jesuita esp:liiol Pe·
dro ,\Imillo de Be\¡ll'lk 1"1 su JliStol'ili IW b. ¡,Ilas fili¡Jill (($ , la I¡UC
al'lllllp:uia los viaj'" .¡" 1000dAnson, i la pulJlica¡J'l ÚJt.Íinuml'nte en :lladrio! ,'1) el AtIa, de ('(1(:110, Las nori('ia~ que acerca de este vinjl\ han
l'ul)li('udo t'J ¡>a<ll'f~CoJín. f·n su oh:" citadll. F!'ili Juan F!'an<'isc() dlJ
~an·Alltonio cn SU ('róllim ¡[dos tl".c,,[oos di! Sall-Fmnl'isc()
en Filipinas,
i los l'adrl'~ l1li~iol)t'ros lJuzda
i Bravo en la lntl'Odul'('ioll ,Ic- su Vic'ciorll'rio Jcogrri(ico ¡[e ¡as isl(l$ ¡:ili[l"¡t(l,~. contienen
l'l'rores notaui<'",
llal:Í,lo,; ~in duda lit. que IlO conoc¡"rtln l(l~ (loc:um •.mos llue nos hall
~:f'I'\'ido dt~ guia i euya autenticidatl
no puetlp pO~lPl'SC en dulla. El
lJicciU)'CL1'io
de los padrt:~ lIuzt:ta i Bra\'o nos ha senÍ<lo sin embal'~o,
Jlm'a da!' el 1l00nb,e llloderno a lo~ lugarcs sei¡alados por ,\luu ¡ Pi¡;a.
f~t~n.
J.'lJt·do verse tnmbit'n la ohra l'ublicatla ('n lllll> en rari~ por l\ll',
lIlnll"t con ..t titulo <1•. L/w 1'/¡i/i¡!Jli!I('.<,dos volÚnH'nc5 t:n 4,° ('on lln
atlas, La oJ)I'U titulada L'Occunie [l',H' M, ,1" HicllZi (pat'is, 3 \'01. en
B,") ('<Jnti"nt: muchos t:'Ton's al halJ[ar del de:;cubdllliento
tle las FíJjpj})[ls.
/20) Los pa(II'CS Brnvo i Bnzda
¡ ca~¡ todos ¡os cs('rilor~s cspaiíoles
ya clt",lo~, l'l'ccn e'jUIVocatlalllcn,e
que el a!'chil'j( la¡.(o de Sun·Lázaro
e:; el 1l\iS1l10'IUl~ Jlagallancs
habia d,'norninutlo de lo; LnJrone~, VéaSt' l'l diario de AI!,I> i el Viaggiv de Pig¡¡fdta. '111(' son las yernaderas
Hut(lridndL's
n
('~tl'
l·t·...:.pccvJ.
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CAPíTULO
IX.
Llega
:\Iu¡;allant's a la isla de Z.·bÚ:-Sus
prim\'r()~ Cl)utmtos COTI el
dt' ('sta jsJn.-J1,aotislOo Ut~l 1'('1, d(~ la reina 1 dl' ('{'n'a dt' llC'f¡r,('iento, is!t-iíos.-Caslih"
de los puhladon's
de la isla ,le :\Iaetan.i\·J(q.~·•• llnnl's (}pt,'rrnilltl ataen1'lo!; al sabt~r 'llW t'stll!-{ ~p nt'trahan a
reCo!T"r la autoridad
dI,] rt:i Llc Espaiía.-·-AC'llllwte
esta "In]>r"sa
('ontra el paree •.r de los capitanes ,le la eseuadrilla.--Comhate
dd
27 Lle abril lit- 1521. -Arroju temerorio l1<,Ma¡(allanes.-~;u
muerte.
-Su retrato tl'1lzauo por •.1 c¡¡ba!lC'I'f) ¡'>i¡rafetta.-Los
VellCCUOTl'Sse
niegan a entregar el caLláver de Magallanes.
l'pi
Parecía f]ue Magal/anes habia olvidado el ohjeto principal de su céleure espec:icion. La favorable acojida qne había recibido de los pobladores de ae¡uellas islas, las muestras de oro que le llGbian presentado, las ricas producciones
dc especeria que recibia en retorno de sus obsequios,
preocupaban su espíritu de tal manera, que casi habia descuidado el proyecto de continuar su viaje a las Molucas.
En la isla de Lirnnsagua preguntó n lo,; reyezuclos con
q lIiencs habia estado en comimicacion,
cuál era el pucrLo
dc Ins inmediaciones mns nparellle rarn negociar sus mercaderías i provecr de víveres SIIS naves. Supo enlónces que
Imuia tres puertus de granúe importancia en aquellas islas,
Ceylon, ZIIUÚ i Cnlagan (1). Hauiéndole dicho qne el de
ZUUII o Zcbú era el 111a"rico de tOllos, determinó dirijirse
a í~J.
En la marrana del 1.° ~Ie abril la escuadrilla. csLnua lista
para t!nrsc a la vela. El rei de Mnsagu¡í pidió entbnces n los
castellanos cjue se dcmorarnn cn su isla para ayudarle a
. (ll. C"J'jnll, (, ~,ihllli, ('n!11n('s('rilll~ ,\Ibn, ('lila ¡sl.l lIt' Lcite, %uhn n
Zpbu ('nla Isla d~ 0stl' nmUbl'f.' i Calagílll () ('unlgan en la costa (Irll'n
Ud dé la bla de )lindan;;(l.
'
.
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110
llUcer
VIDA
BYS
cosechas,
ofl
I VI,\,)ES
él mi:mlO a ser\' ide de
eciéndose
gil
in.
Magallanes
aceptó sns proposicio nes, i
a tierra algunos soldaJos de sus nnves.
terl11inndo el 4 de abril, i en la maña-
en su vinje a Zeuú.
llH1.lldó que bajaran
Este trabnjo queJó
na siguiente
los esploradores
se dieron a la vela. Pasnndo
por el estrecho q\le ,;epam la i:;la de Lcyte de la de Bohol,
/legaron a la isla de Zebú, j (ondearon
en el puerto de éste
1l0ndJre el dia 7 del mismo mes, que era dOlllillgo. Los
caslellanos
observaron
en la costa nlUchas ¡íldeas, cuyas casas eslauan cOllstrtlidas
sllbrc los Úrbulcil. Al aCI~rCilr:;e al
puerto, Magallnncs
hacer \lna descarga
mandó
cnnrbolDr
todas las banderas i
de artilleria
que causó grnnue alarma
entre los ¡sleiTos.
Illlllediatalllente,
el jefe de la escuadrilla
despachó a UIlO
de los SIlYOS con el esclavo que le serl'ia
illté •.prete para
conferenciar
con el reí de ZebÚ. 1~;llcolltraron a éste rodeado de mas de dlls nlíl hombre::; armado::; de lanzas
i pave-
ve
ees que
rnirnban
con
grande
espanlO
LIS
naves
casI ella-
IIas (2). EL esdal'o
Le hizo presente qlle las det'Cargas de
nrlj!lería cran wlo tina seiTalde
paz í de amistad COIl qnc
los europeos llCnraban i salu(laban
a los príncipes con qnieDes estaban en UUCIlUS relaciones,
que el jefe dc las naves
estabn al serv~cio del mnyor reí de la tierra, i que el objeto
de su viaje cm llegar
hasla
las
islas Molucas,
pero que el
rei de l\1asagná le habia hecho tanlo elojio de la persona i
del poder del rcí de Zebú
que se había resuellO a hacerle
una visita, deseando ademas refrescar EUS víveres ¡negociar
las merC<lderÍas c¡tle traia a bordo.
Esta declaracion
tranquilizó algo al seiior de la isla; pero acostUl11ur,ulo
a las
consideraciones
qne le gnardaban
los reyes de las islas vecinas, creyó C¡IIC estaha en el caso de hacerse respetar ue
los cstmll.iero~, í comenzó por cobrar un derecho que le pagaban todas las elllbarcaciones
que se nccrcauan a SllS dominios. El intérprete
de los castelbnos
contestó que el crtpitan de un rei tan p(lLleroso !lO pagaria
derecho
a uingull
reí de la tierra,
GOIllO
¡que
eSlaba
tan dispuesto
a ofrecer
la paz
a aceptar la gncrm.
\2) fi¡;afetta,
Vi!l[¡[¡io lib. lI-I1enL'l"u
dec. llI, lib. 1, cap. llI.
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111
D[' lIZn:'i.l.'l:DO DE ¡\J,\tóAl.r.A~'E~.
lIalláhase
cabalmente
en
merciante
de Sillm que tenia
la
isla de ZelJÚ !In !lloro conoticias persoJlil[cS de las ha-
. zauas de los portugueses
ellllt India,
i conocia dema5iado
la muncra CUIlIO los na\'cgnnlcs
e~Hopeos lIegociaban
COIl
los rc}'ezuelos
del Asia, i ]ns venlajas de SIlS elementos
de
guerra.
l>escnnt1o cvil"r al rei de Zeuú los cll,hnrazos que
]w.biall de suscifnrle sus prctensiones
respecto a los castcllanos, le hubló dc las conquistas
de los portugueses
en la India i le aconsejó que evitara toda dificultad que pudiera suscitnrse. El intÚrprele,
que entendió
las esplicacioncs
del
comerciantc
\lloro, nglcgó al seuor de Zehú que el rei de
CaslilJa, n quien scrvia l\lngnllanes,
era tOllavía Illucho Inas
poderuso i mas temible qlle el rei de [)orlugal, i que si hu·
bien preferido IHlcer la gucrra habria mandado
unn escundra considerable
pnra hacerse respetar.
El rei de l\Insnguá,
qne uajó a tierra para estrechar Ins rdncíones
entre los caslellanos ¡los ¡sleuos, allanó todas las dificullalles.
La paz
quedó
convenida:
el rei de Zehú se allanaba
n hacerse
lrilHllnr;o del rej de CaslilJa, pero se le dijo qde no se exijia de él otro derecho (IUC el privilejio esclusivo de negociar
en sus dominios. Segun In costumbre de aqneJlos ¡sleuos, cra
necesario
que MagaIJanes
i el reí se sangrasen
pllnl beber
recíprocamente
Sll sangre en signo de amistad j alianza (3).
Despues de hauerse camuiado
los obseqllios
lie una ¡otra
parte, i de l11uchns ceremonias
qlle el historiador
ue ]a cspedicion ha referido wn gran recargo de pcnncnores,
In
paz quel16 dcfinilivalllcllle
njnslaua.
El reí de ZeLJÚ se mnnife¡;ló ui,pllcsto a reciLJ;r el·LJulIlisl\1o.
Los isleuos d ¡eran principio a sus negociaciones.
Llevaban a lns llaves gallinas,
pnercos, cabras, nrros, cocos, names i diversns frulns, i Ins "endian
por caseabeles,
cuentas
de vidrios i Ins telas que MngnlInnes (mia ell sus naves. Hnlian cslO con lodas Ins npariel1cjns
de sinccra ami"tad i su])lisian a los es:ralljeros.
El rei de Zebú e~prt~"ó SIlS desees
de llnccrsc cristiano,
nsí COIIIO lIIUcllOS otros scrrores de sus
dominios,
i pid ió a l\f;lgallancs
que ántcs de vol ver a Ell'
ropa le tÍlja3e ell
~ll
Ua nlgul)o::; hombre3
,3, Pi;,;"fdL:l J"¡":J9;n, jit- . .lI
f[lll:
lo ill"lrli)'e.
!:,.1'J'<:l'U, dcl'. 111, lih. ¡, "lp.
11 f
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1\2
VIDA
1 Vl.\JE~
sen en los misterios i en los deberes de la relijion cristiana.
El jefe espedici~nario accellió a e:5ta solicitud, bajo COlldicioll dequc el reí le confiara dos jóvenes de los princ"¡pales de sus estados para llevados consigo a E~parrn, donde
aprenLlcrian la lengua castellana, a fin de c¡ue a su vuclta
pudieran darle Ulln idca dc lo que hubiesen vislo.
Al fin se fijó el domingo 14 de abril para la ceremonia
del bautismo. Los castcllanos levantaron en la plaza principal del pueblo de .zcbú, un tahlado cilbierto de lapicerías
i de hojas de palmera. Magallancs mandó descmbarcar
cuarcnta hombres, idos lllas armados dc piés \l cabeza c¡ue
prcccdian el ¡;stanLlarre real. La escuadrilla hizo una salva
de artillería para solemnizar el acto. Despucs de ahrazarse
cordialmcnte, el rci de Zebú i :\Iagallanes sc sentaron cn
rit;os silloncs: los otros sefíores de la isla cn cojines o en csteras. L'~ljefe espedicionnrio hizo presente aL rei las velltajas c¡ue le iban a resultar dc abrazar al cristianismo, una de
las cuntes era la de poder venc('\" lilas fácihllcnte a SllS enemigos. Supo entónccs por el reí quc h~uia "en los estados
ue éste algunos jefes c¡ue no siempre esr~b~n dispuestos a.
rcconocer Sll autoridad. M~gall~nes los hizo llamar i les dijo por medio del intérprete c¡uc si no obedeci~ll al reí como
su scherano los haria malar i uaria a ~r¡ueltoJos sus bicnes.
Al oir esta amenaza,
todos los jefes prometicron reconocer
la autoridad real.
"Despues dc baber plal1l:'\oo una gran cruz en el centro
ue la rlazn, se pregouó un a viso para c¡uc el c¡llC q uisicse
nurazar al cristianismo destrlly~se sus íJolos í pusiese la
cruz en su lugar. Todos a<:eplaron la condiciono Tomando
enlónces al rci por la mano, l\lngallanes lo wndujo al ta¡¡lado donde se le vislió cnteramcute llc blanw, í se le uautizó junio con el rei de l\In~agllá, el I'ríllcipe su sobrino, el
mercader 1I10ro¡otras persOIws en núulcro dc c¡uinientos.
El rci, quc sc l\arÍlnba Rajáh-Humaboll,
fué llamado Cárlos ell houor dd reí de Espaíla. Gelebróse en scguida la
/ lIlisa, dcspucs dc la cual el capilan invitó al rei a comer;
pero éste se escusó ¡nos acompníló hast[t las chalupas, que
nos lleraron a la cscuadl'll, la (IUC hizo ulla descarga dc toda su artillería.
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DI: lIEI1:'i.1.NDO
DE l\IAGALL.\NES.
. 113
"Despuús de comer, tlcselllban:all1os en gran núme"o
para uautizar n In reína i olras mujeres. Subimos eOIl ella:::
al mismo tnulmlo. Mostré {\ la reina un bustito que replcsentuba la víljen con el l!ifío Jeslls, lo que le agradó mucho i Ir, enterneció. 1\1e lo pidió para ponerlo en el lugar
tle SlISídolos, u lo que eon5entí COIl mucho gusto. Se dió
n ((1.reina el nombre de J llttlla, en honor de In madre de!.
emper.lllor: el de Gatalilll1. n la lllujel' del príncipe, i el de
Isabel a (a reina de Masagu<Í. Bautizamos e~te dia cerca
de ochocicntns pcrsonns entre hombres, mujeres i nifíos"( 4).
Estos ceremonias se prolongaron muchos días mas. Los
islefíos, atrn.idos mas pOi' lrt curiosidad que por el pi¡doso
deseo de cnmbinr de rclijion, acudiall en tropel a recibir
las ai~nas del bautismo. Un villorrio de la. vecina isla de
Maetan, cuyos habitantes se negaban a recoi'locer la ::1.11tOl'idal', del reí de ZebÚ, fué incendi,ulo; i se plantó ulla cruz
en el lngm' que ántes ocupaban los caserios. l\1ogallanes
cxijió del rei (I.e Zeb(~ el jllramclito de fidelidad i sumí·
s;on al rei de Espalía, en la misma forma que solían preso
tado los castelIallos, esto CS, con tllla espada úesenvt1.illada
en la mano i delante l~e lIna imáJcn de la ví,jen. L03 otros
seiíores de Irt isla a Sll vez, juraron obediencia nL rei.
~3in emJ.Jt1rgo,todas estas manifestaciones de acatamienlo
i de respeto estaban revestidas de cierla esterioridad que
ha')ria dado qlle temer a homures ménos resueltos qlle Maga'danes i sus COll1pafíeros. Apesar de la facilillad con que
adoplaban la nueva relijioll, los islelías persistían cn rendir
cuila a SllS ídolos. Fl1é neccsario qlle Mogallanes curara a
un hermano llel príncipe que se hallaba gravemente enrermo, i quc los isleños atribuyeran a milagro del cielo Sil
cl.1racion par"- que la rclijion de los europcos cotncnzara a
gozar de algun preslíjio ea aquellas ¡slos.
(1) l'i¡.mfdto, l'iayqio,lib,
rl.--Ikl'l't'ra,
,tt'C, II!,
¡¡h l,I'i1p. lII.El 1'. Clllin en SU 1.,t/;,,}' b'r<!ljdicll,
.'[;/lis/críos Ajllls!Ú/;l.'os l~ los oMc/Os 1/" l,~ ('omJllli'¡r!.
t1é .ICS/lS ('Jl /"g isllls Fi¡il.i/Hls. lib. 1, ('nI). XIX, l't~.
J.l'l'~ '1U" Cl,auc!o '" n,1.du',larlll ~Jif!lH'l
LllP"¡' <1" Legasp" 1l1'L~ú a la
"la rk ZebÚ eU 15u.3 n a,ell'n¡
l'U ella la '¡,)lIlillHCion
l'spaiiola, ]¡u!P¡
ILna imajt'll
Ile bulto llel niii 1 .Jc5IlS, i mas tank las í'l'UCt:5 r¡ut: ha.
bia levantad I :\Ia~;¡llan('s, J,¡u.; (1U\~ se conselvnban
llIil;lglO-;i.ln}{'nt(~ a.
~)c~ar (le los incendios i de t,tra:~ d\:~lfuc(:iow:J r¡ut.: r"~itln' lllUi l·~:_;..:n··
,.1.mente el piadoso hí.'ll'l'la·llll'.
,
V
l V. ¡) E I'.j
..
.~
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111
VID.t
I VIAJES
Los castellanos pnsnron todavía muchos t1ías en la -Íi:ila
de Zcuú. Al OI·jente (lo ella, separada solo por un calHrl
mui angosto, i casi en frente del puerto donde habia foudcado la escuadrilla, está situada una ida pequclia llamada Mnelan, que habian visitado los soldados dc Magallanes
j donde habí[l,ll inccndialto un villorrio porq tiC SllS habiturt.
tcs se negaban a reconocer la autoridad del rei aliado.
Ef viéri'lcs 20 tic abril recibió el capitan cspedicionario
l1l1 mensaje de lino de los seliorcs de em isla, llamado ZuIn. Enviál.mle é~te con uno de sus hijos dos cabras, haciéndole saber que sino le remitia todos los obsequios prometidos no era por fn,lta suya sino por caUiOade otro jefe llamado Silapulapu, que, irritado por el inceildio de uno de
sus villorrios, no queria rúconocer la autoridad de los cstWlljeros; pero que si queria mandnr en Sil socorro uno. chalupa con algunos hOlllbres armados, él se comprometía a
balir í sojuzgúT a SIl rival.
Magallanes no se hizo repetir el mensaje. El espíritu
marcial del antiguo soldado de la India Re avcnia mal con
Ins dilaciones; i lalvez sentia haber navegado tanto tiempo
i haber vi;¡itado países desconocidos sín enconlrar ocasion
t.le mcdir sus arlllas í de desplegar los recu rsos dc Sll cnrác~
ter osado i aventurero. Inmediatamentc
[armó lo. determinacion de ir n atacarlos en persono. con la jentc de que podia disponer. J nútíles fueron las representaciones que para
disuadido le hicieron los suyos i aun el mismo reí de Zebú. El capitan Juan 'Serrano le aconst'jó que no pensase
cn aquella jurnada, porquo ademas qllc de ella no sacaría
provecho alguno: las naves iban a quedar tan desprovistas
de jente que mili pocos hombres podrian tomadas, i por
último, que si n pesar de todo persislia en aquella emplesa,
no fuesc él mismo sino que onvi[\se a otro en Sil lugar (5).
Magallanes no aeepló este consejo: insistió en quc era mo·
nester castignr a los rebeldes, i dijo que como buen pastor
no pOllia abandonar Sll rebnlio (ti).
En la noche de ese mismo dia qucdaron
hechos los
U¡) llr1'l'rl'll, ¡Jec. lIT, lib. I, {'nI'.
(f;) l'igafl'tln,
Vi"gg;o, lilJ. 1L
IV.
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DE nCUNANDO
DE llfAGAI.UNES.
115
a·prestos ll:\m aqnella cmpresa. Magallalles no pllLlo reuuir
mn.s que sesenta hombres armatlos de corazas i tic cascos:
103 dCIIHl.'3 estabnll tod¡wia enfermos
a causa de I,)s sufrimientos cOllsigll ¡entes a la prolongada navegacion en el
mar Pncíl1co i a la escasez de víveres que habian padecido.
A media noche se embarcaron éstos en las chalupas i se
dirijeron a la'isla de Mactan. Los seguian el rei tic Zebú,
uno de los príncipes de su familia, varios seD:ol'cs de aquella
isla í gran cantidad tic hombres armados de picas. Magal1unes se acercó a Maclan ántes de amanecer; i no pudiendo
desembarcar su jente a callSll de la baja mal', despachó al
comerciante moro a prevenir a los rebeldes que sí queriall
reconocer la soberania delrei de EspaD:a, prestar obediencia al rej cristiano de Zebú i pagar los tributos exijid03, lo~
consideraria como amigos; pero que en caso contrario esta.
ha dispuesto a castigados con sus armas. Los ¡sleITos no se
illlimidaron con estas amenazas. Contestaron al emisario
de j'l¡lagnllanes <¡He cUos l:\Inbien eontabun con sus l\l'mas
p:tnt dcfender::;e, i <¡Helo único (llle pediau era que 110 se
les atacara ue noche .
.Eljefe de los ca~teHanos queria embestir inmetlíatamente al villorrio en que dominaban los suubvados. Los con.
sejos ucI reí de Zebú lo disuadieron de este propó,ito. Mani.
f~5lúle t¡lle los rebeldes habian abierto muchos hoyos, ell
los cuales habian clavado gran cantidad de c~(acns agudas
para fple los castel/anos sucumbieran en caso de un ataque
nocturno, como debia suceder si daban crédito al mensaje
del jefe de los islelíos. NlagnlJunes se resolvió nI fin a espera\' el dia para emprende\' el ataque; pero creia tan segura
la victoria qne 110 quiso acepta\' el nusilio que le ofrecia el
rei de Zchú. Pedia éste que se le dej,.se acometer primero
con sus mil hombres, confiado en que si los castellanos lo
ayudaban, la victoria era segura. M:tgallancs no consintió
en el/o: convencido de que sus soldados bastaban para derrotar a los enemigos, dijo a su aliado que se mantuviese a
la cspcL:lativil) viendo solo como se batiau los cllropeos (7)_
(7) lfl'rl'Cl\\, <lec. IlI, lib.
~ XII.
1, cap.
JV. -:Haxilllilian~
Transih-,IIlO
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llG
VIDA
I VIAJES
Al rayar el día 27 de abril de 1521 comenzó el deS6mb:\I"co. A causa de las rows que uOl'lleabal1 la riberu, los
castellai10s no pudieron acercarse n tierra, i tuvieron que
caminar un uuenlrecho con el ngua hasta la cintura. Alguilos de ellos qnedaron al cuidado de las chalupas, de
modo que la diminuta division de Magallalles eSlaba UUIl
Illas reducida al pisar In rivera (8). Se preparaban a seguir
adelante c\ll\ndo se presentó un cuerpo de indios por UIl
flanco. Al momenlo de atacados, se descubrió otro cuerpo
por el otro lado; i ánlcs que los castellanos se dividiesen en
úos pelotones para acometer a los enemigos, se dejÓ ver un
tercer cuerpo por el frenle. DUI'ante media hora, los soldauos de Magallunes sostuvieron el combate mante-niéndose
a alguna dístuucin de los islc[¡os, dírijéndoles sus flechas i
"n fuego sostenido de mosqtleteria sin causar cutre ellos
g-rave mal, pOl'que, l\U nq ue Illuchos fueron heridos, ni las
balas ni los dardos les daban la mllcrtc súbita que ellos temian del pOller i de los elementos de gucrra con qne conlaban los estranjeros. Lejos llc intimidarse por los lijerOil
daños que recibi,lIl, los islefios, confiauos en la superiorillad
de Sll número, volvían a( combate 1)):1.3 atrevillos i furiosos,
i lanzauan contra los castellanos nubes de cañas, de varas
cndurecidas al fllego i de piedras, dirijíendo princípnlmentc
SllS ataques contra Mag<\llanes, [l. quien reconocian perfec.
tamente. Deseando éste separarlos o intimidarlos, dispuso
que se prendiera fuego n. las cllosas del pueblo vecino. Su
órden sc ejecllló en el aclo; pero la visla de la3 llamas no
hizo mas que enfurecerlos .• .\lgnnos corrieron al lugar
mismo del incendio, i allí mataron a dos castcllanos qlle
encontraron separados de los suyos.
Antes de mucho tiempo, los isleños notaron que los cs- •
trnnjcros eran invulnerables siempre que los golpes que se
les dirijinn se estrellaban contra los cascos que cubrían Slls
cabezas o las corazas que resgllnrdaban SUB pechos. Pensaron
cntónees que dirijicndo sus tiros a Ins piernas de los castellanos habian de hacer mayores estrngos. Magallaue; reci(B) Ilrl'l'cra,
,liCl" en d lll¡;ar citado, '!llC deSelllU'\I'Caron 5.3 110mb,.",:
Pig'\f~"tto. asienta
(iuC ~ulo flh~n\ll ·llJ.
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DE UBRNANDO
DE MAGALLAEXS.
117
bi6 nn flechazo
CIl tina pierna,
i se víó obligado n ordenar
la retirada. Por dcsgmcíu, su jentc estul.m clesonlenmla: el
dll1lCro de los enemigos í el vigor wn qllc r.ol\\lmtían la
b\bía a!nnnmlo de tal modo que ya I\U pellsaltu sino en In.
fuga. Los callan es, qlle l1alJinl1 quedado cn las chalupa,
no podían uyudar a lo, espafíoles a causa de los unjas i
arrecifes de la cos!¡¡ quc les illlpediall Ilegur Imst;] el silio lid
cambute. l\hgallanes,
rodeado dc unos pocos IlOli\brl!s, los
mas fieles i atrevidos de sus compafíeros, se retinba siempre combatienllo tenazmente i disputando 1)(\lmo a palmo
el terrcno que ahar:do[luhn. Su jcnte c,;l.abu ya en b ribera,
con cl nglla )¡usta las rodillas; pero no roclia ganar aun. la':!
chulupas i recilJia los dUl'dos i las pellradas de los is-
iellos.
En medio llel coní1iclo, J\1agallanes nlentalm a los suyos
con la pnlahra i el ejcmplo, csponienúo SLlvidr. valientemente. Dos vcceo, lus pedradas de los enemigos perfectamente dirijidas contra Sll persona, hicieron saltar el casco
que cuhría su ca'Jcza; pcro su valor no se entibió por eso.
Este desigual COlllb,,-leduró cerca de un"- 110m COIlel mismo nnlol'.
Un isleiío llegó [\ herir Cll la frentc al capitan de los
castcllanos, i aUI1f]llCéste lo traspasÓ con su lanza, perdió
su arma que dejó sUll1idu en el cuerpo dc su allversarío.
Quiso entóllces desenvainnr SIl esp,llla, pcro este movimiento le [lié imposible porque Sll brazo uerecho estaba tall1bicn herillo. Los encmigos, pcrcibiendo que est(\'.1~.llesanllado, cargaron contra él: UIIOde cllos le dió un go' pe tan reci (1
en la pienm que lo eclló al suelo de cara. IlllllClliulal11cnle
se arrojaron sobre él para nltimadu. Cllundo se vió aC08"-do por los enello.igos, se volvió lJ1uchas veces bácia los suyos para ver si podian sal vario; pero esto era imposible.
"Como no habia cntre nosotros uno solo quc no estuviese
herido, ¡como :10 nos cnconlrálm!l1os en estado de socorrer
o de vcngar a nuestro jcneral, dice un tcstigo i actor de
ésta fatul jornada, nos preci pitamos Bou!'e flueslras chal upas
que estaban a punto ue partir. Nuestra sulvucioll [ué debida a la muerte de nuestro capitun, porquc en el momento
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118
"IDA
I VIAJES
en que pereció tallos los islefios corrieron
habia caido" (9).
al lugar donde
La retirada de los compañeros de lHagallanes 110 fué
lIIénos peligrosa. El rei dc Zebú, cumpliendo las órdenes
t1eljr:ncral, habia sido simple espectador del combate, prc.
senciánuolo desde SIlSembarcaciones; i los castellanos qlle
habían quedado en las chalupas, creyendo allsilíar a sus
compaiieros, rompieron el fuego uc nrlilllcl'Ía cuando e:ltos
trataban de embarcarse, causando asi mayor, confusion
entre los fujitivos. La jornada costó la vida a ocho casteHanos in cuatro isleITos llUulísados, que seguían de cerca a
.l\iagallanes. Uno ue aquellos era Cristóval Rabelo, que
deslle algunos días atras mandaba la nave Vict07'ia (10).
Oasi todos los castellanos que vol vieron n la escuadra estaban heridos ue resultas de aquel encal'llizado combate.
"Así pereció nuestro guia, Iluestra luz i nuestro sosten",
escribe el historiador de nuestra espedicion. 1 mas adelallte
agrega: "Pero la gloria de Magallanes sobrevivirá a su muerte. Estaba adornauo de todas las virtudes: mostró siempre
una constancia incontrastable en medio de las mayores
ud I'el'didades. En el mar, se condenaba a las mismas penosas privacioncs que cl resto de la tripulacíon. Versado mas
flue ningul1 011'0 cn el conocimiento de las cartas náuticas,
poseía perfectamente el arte de In navegacion, como lo pro-
l'igafdta,
l'if~!JfJ¡O lib. ll.-·E,tos
SIlCCoOS
han si,!o referid,)s con
mas o menos tliver,los por Arg'''nsola, en su lJistori(~ de hs ,110GOlnal'U, Ovíello i 1I"l'l'cra en sus Historias de l¡lS Indias, i :\'Iaximiliano 'l'l'ansilvallo i'n su relacion dd viaje, publicada en ¡taliano
en el prinwr volillllc'n de la cell'lJl'C roleccion de It'lmusio, í .m castellallo, en el IV vol. de la cO!I)ccion de :>;avarretc. I le preferid;) sChuir
casi ni pie de la Idra la rdaeion de l'igafetta,
que merece ¡nol> fe
como testigo verídico, aunque no cscento de algullas cxajeraciones.
Los histol'Íadores de las islas Filipinas sonjeneralm"nte
mui inexa.ctos ni tratar del viaje i de la muertl' de ~Ia"allanes.
El padre Colin se
limita casi a recorrlar la voluntad divina. "Para 'lue se vea, dice, que
no hahia sido elejido de Dios :llagallanes
para otl'O descubrimiento
ni
con<!uistll, 'lue el de Filipinas,
permite ,,1 ciclo (lue con bien lijcl'u
ocasion, le se'a corta,lo all¡ el hijo de la ,'i,la, i que (¡ueda. sppultal!o
ell ella, a'lue1 g"rande /'apitan, como sc'nilla lI,' la j"nerosa planta lid
"vanj('lio, í poblac¡oll t'spaiiola que Dios ]Jl'etenúia en estas islas" Lu/'01' cmnjélic,( cte. lib. 1, eap, XIX, páj 115.
(!)\
/ldalks
!¡/C(l$,
(10) ltclaeioll ,le las personas
V¿<t!J!iio, lib, 11.
<jllC perc('ieron
en la i'seuadrv,--l'i¡n-
f,'Ha,
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DE llEn:iANDO
DE DUGAI.I.ANES.
119
bó dando la primern. vuelta al mu ndo, lo que nadie álltcs
qllc él habjn intentado" (11).
POI' grandes que setll1los conocimientos
n állticos dcl marino portuges, i las virtudes quc le atribuya Pigafctla, que
Ilizo con él aquclla célebre espcdicion, el rnzgo distintivo
de su cnníctcr es la conviccion profunda con q uc concibió
sus proyectos i la firmesf.t con quc supo lIcvados a cabo. En
.lHagallaIles se encontmuan reunidas las prcndns quc distinguen a los hombres de verdadero jenio, alta intelijcncia
para concebir, constancia para realizar su pensnmiento i
cneljia para vencer las dificultades que encontraba en su
camino. fi'lngallnnes fllé tan firme i tenaz en SllS negociaciones con la cone de Espnña pnm empeñada en Sil empresa, como valiente i decidido delante del peligro en las
tempestades del mal' i en las borrascas que bs suscitaron SllS
compafieros (12).
Los castellanos, privados Mí de su jefe, tuvieron todavía
el sentimiento <.leno podcr dar sepultura a su cadáver. El
rei de Zebú, de acuerdo con los espaíToles, mandó decir a
los sllulevallos de Maclan, que si <¡ucrian entregar el cucrpo de Magallnnes, los estraujcros les darían la cantidad que
pidieran de ae¡ucllu3 Illercaderíns quc llevaban en sus lIllVes.
(U) Pigafdta,
Viaggio, lib. rL-Magallanes
no akan7.6 a dar In \'ue/ta al mundo en su eéld.>rc viaje; p"ro en su juv'~lltud habia ]Jt'gaelo
a Malaea por el cubo de Buena ESlll'ran7.a, i en su última esp"elicioll,
la muerte lo sorpreOllió "n los mares elel Asia, a poca tlistuncia de
los lugares (Jue rectJJ'J'ian los portugueses,
(12) Los escritores portu¡:(lleses que han tratado tle esta ('élebrc cspedicion, no hnn disimulado su eneono, ni hall escaseatlo su censura
contra
iVIagallanes,
aeusándolo
particularmente
de deslealtad
para
con el rei de Portugal por haber hecho su viaj" al servicio del rei de
España. El historiador
Ju:m de Burros, superior muchas veces a ¡al;
preocupaciones
de su sigln, parece crecl', como los diplomáticos
del
rei don Manuel, que toda empresa r¡ue redundara
el1 provecho
deull
cslr:1110 era un jlN,juirio Jlam el soherano de Portugal.
Su pri'(lispo~i.
('ion contra Magullan!'s,
a pesar de reconoe, de su gt'Un nll\,';to <l"
lHlVt'¡:!allte j de ~oldatlo, s.~ deja trnslucir en ('ada una de la~ pocas
pújinlls IJIlC ha consngrado n tan ('(>1,,111'(' \'¡aje, Este mismo sl'ntimit'nto l'espira .• los L'scl'itus <le otros hist0riadoJ'es
(le lni'nos t'lev:l('ion r¡llc
Barros.
(';¡!Il(\C'US misrno,
tan Hthnirador
<-1(' In;:; hClll\IIt,(>s d('" v('rdndero
medtu ('omo L'nl'lni¡ro <le lo~ cortesanos,
haula de la dl'slt·altal de !Ha¡:(allanes ('n ((H'lllilloS demasiado duros, a punto (],> dccir '111(' ('ra inrlit:no de haber nacido P0l'tugues,
En las J.II iSÍ/l(lw , ('anto 10 ellcon11';111:('.:;:
"O !\Iagalliues, no feito con veldatk
I'ortuguez,
por~m lIao na lealdad,'"
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120
VI DA I VIAJES
Los vencedores, enorgullecidos con tan reílido i complelo
triunfo, respondieron que nuda podría reducidos a de¡¡hacerse del cadáver (le Ull homure como el j\lfe dc los cnstcllanos, i quc ellos quedan guunlarlo como un monUIllcnto
de Sll victorin. Por I1lns ultrajantc que fuera t:sta respuesta
pnrn.los clHopeos, ellos tuvieron que resignurse a esta IlUC'
\"(\h 1I1ll illacioll.
--_IIl1lllIllJ~
_
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L\ rl'i'ULO .\.
::\ccclos ,le 105 rast<-llu:IO,; <le,pues ,le la lIltlCI't.' t11~ ;11a":..tila;l(·ti , - :,ntra d rei d" ZdJ"¡ ,~t1 In r.)mplo: e,u'ra dlos,- \[-¡la'l7.l del l.'
de m'n'o d.,' 1;3~1.--T,,'na d mnn.l" de la C,;cuJlII'illa .J uan Cill',IU:llIo,-~;e retira L1,' la isla de Zl'l111, dejando abandona·)o a Juan ~;,,_
¡'I'anO, -Destruye
la nao COllcc)"Í'ln en la isla d,~ Bo:.o!' - \,i,;ta varias islas i es dcplles~O
d01 ll11n;lo, --L1I'[~an los e~ ,t<'lI::l105 a 1115
ilTolucas,~Tr¡Íjieo un de FI'U:wis('o Serra'lo,
Los r,'.)'('s d" a'llll'lIas
islas rcronoc:en la autoridud dd 1'<'; de Espaiia.-Ln
Vir'lo!'i,,- ,In la
vuelta a Europa. - T'ad"eimi,'ntos
d,' la n~Yc;;aei()j1. - Los P0IÚI!!Ul'se, le tornan trl'(:e llO'nbrcs <le Sll tril'uhcion
('n las ;slas 11" Cabu
VerIJ".---Al'l'ibo a ""villa. Premios eonrellitlos ]lOI' el rp;'a S,'ba,j ian ,h~Eleano.-Conelusil,n,
Desplles de In. muerte de Mngnllnnús, Sll;l compaíicro.;
solo prcsintieron desgmcias en el porV'enir de la cspedicio;l.
Los espaiíoles que hnhian tlesemunrcado C,l Zehú pnra
negociar sus mcrcaderías, se apresuraron n volvcr u bordo,
tcmiéndolo todo de los indíjcnas rcbclados. Fall¡índole" el
jcfe que hasta cntúllces los IHlllin. d¡rijido cOlí tanto acicrlo,
los castcllanos se pllsicrOli bajo elnlrtndo de J uall Sl~rrano
i Dunrtc íJaruosa (i) quc, corno S~3'UllUOS Jc ?lngallnilcs,
habirtn manifestado las dotcs de capitanes cspcrimclltados.
La situarion de los cO:l1pafieros de :iJa;-all".llcS [';11 aquellas
islns eomcnz:lba a ser mui <ulg-mlinda. El prcslijio de invencibles de fjllC h:thi:lil eslaJo rcdeadoil (;/1 [os primcros
dias, se llllbia perdido completUIl1C;11e. :\:iiraban con recdo
a sns propios aliado:;, i temi,lIl a cada momcnto [literas
(11 Pi:~'f('d,n.
líi).
JI.-- G;¡narJ,
l/hlo,'¡"
d .. {¡¡S I/ltli:rs,
(';1). ,\('l[
f·(l. tI,· :\ll):)~\'l~'dl' 15-3L--GrJ:1UI';t
die;.. (':1 ('~~ 1 P:l1'(p (1IIt:
~~i!l'h(l~a era ~.ll'n;·O d0 ~.;c::rf1UailPS. ~:)n{u~!~lil':l.:fJn a'iu;'1 con ~;:l ¡ndrp. Di0t.{O BHJ'lJosa que ];:¡bl[l qUt'dn(¡o ,'n >.•...·nlla.
~lltiu
12ó,
V. IV.
DE
ni.
1/;
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t~2
"IDA 1 nAJE S
dificultades i nuevos descalabros. En efecto, los reyezuelo;!
enemigos del rei de Zeoú estaban reunidos CII b. isla de
l\1actan i le haciau lo. amenaza tic malaria i deSlmir sus
tierras si no tomaba las armas para acabar con los castellanos i <[uitades sus naves (2). Tu! vez \'í\cílí\ba aque! jefe
álltes de'tomar parte el1 el complot a que se le convidaba,
cuando Ull accidente inesperado vino a determinado a obrar .
.El esclavo de ~.lngaIfulles, qne había serviJo tic intérprete
de la cspedicion, se creyó desligado de toda obediencia
11espllcs de la muerte de Sil amo; pero habiendo recibido
111<\108 tratamieIltos
del capitan 13arbosa, que como (Icudo
de .l\1ag~llanes había tomado la administracjoll de sus i.Jielle~, detel"lllinó \'engarse de los castellanos. Parn conse.~ujr
SlI ohjeto .. refirió al reí de Zebú que los europeos habían
abrigado el propósito de atuenrlo a él, npresarlo ¡llevado
caulivo en sus navcs (~). E~le [¡¡:I:;;otlcllullcio prOllujo el
cf.::cto que se deseaba. El reí de Zeuú se determinó (\ hacer 10 c¡Ile se le ped ia.
De antemano había ofrecido a lo::;castellanos uiH\ valiosa
joya que debía ser prcsenlada al reí dc Ca~liJla en seua! de
vasallaje. A prelesto de enlregnrles esa joya, el rci de Zebú
convidó a comer en tierra a los capitanes Bnrbosa i Scrrano,
cncnrgándolcs que asistiesen en compai1ía de los pilotos i
demns personns nOlables de la escuadrilla. DlIarte Barbosa
no vaciló un instante en aceptar la invitacíon que se le
hacia. No así Jllan Serrano, que lemiendo alguna acechanza, creía que la prudencia le aconsejaba no bajar a
tierra. Fuéle forzoso ncceder 11 las instancias de Sil companero deseanuo c¡ue 110 se nchacase n lemor Sil negati va.
En la mafíanlt del J.o de mayo desembarcaron ámhos
jefes acompaílat1os de veintisiete pcrsonns, entre tus cuales
figuraban Luis Alfonso de Gois, marino porlllg-ues, qu e
uesde la }¡werte de MnJullnnes uescmpeíia.bn el cargo de
cnpitall de la nao Vié'lol'ia, el hábil piloto Allllrcs de Sall1
le) JklTl'j';],I1.'r'.lII,lil>.l,(,:lp.
JX.--nnlT"3,J(;~·.
J[f,liiJ. Y,cap.X.
131 D,' '¡;ll,,¡<,ioa tI" ::;I'IJas~i"n ,:e Lk¡¡no l'a la instrul'l'ion
lV\'ulltad'l
"1\ 1522.- ¡"i¡:lfdta, Jil.!. ·ti. - .\faximilinll"
Tl'JIl:,ih':mo,
R (-!;¡t"Í 011,
~ Xl 11. - G(~nl~trn, ¡: i<. ('(Jp. XCI [,- O\'ictlo, 11Ú,!orÚt de las J"dias part
11, lib. ~,>.,(,Jl'. 11.
1
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DE p.Cn:-<A:'ODO Dl:. )iAL.U,L.\:\E.,.
1~c.
jiJarlin, los escribal\os Si\ncl~o de Lcrcdí:l i 'Lnn de EL:pcletn i cl clérigo Pedro dc '¡'ahtcrr':lll(l. El re; dc hcb¡,
los e~rcrnuu en la ribc,'n I'od~atlo de ,,1!~l¡;lOS Il)n~b:-e;, de
Sll sequito.
COtl(,Gjúios a nil ];0>'1:10 de pu{¡ncr,.s donde
tcnia prepunH:u l[l, comiJn con C]tle ti¡;j;¡~ CJEC(jll'UrlOS;
pero
{(la luego como se scn!nrOi1 se vieron acometí,;::!> do Iodos
1ados por Ull illlrcilso llÚ¡;¡Cro de isicho", ':'oda rosis:c:1Cin.
fui: imposible: la fU;'i3 de lo.s ag;'cso;'cs i su nÚ;;Jc],o considerable decidieron Sll lr¡un;o deslle el P;i¡;lCI' mon:elllo:
tOllos los cnslelbr.os
fll~roll o.scsir.udvs lll':l\:~1G.numcnte,
Solo se rcspc;ó Lt \'ida lid cnpitutl [Jcrrilno Fr ([uicn los
isIeílos tenían i1L1Y01' estimucÍon.
En la esclladrilIn, entre tanto, no ~~ le;¡in ¡lc:licin alguna
(lo lo que ocurría en tierra; pcro CII lJl'c\'c l!c~a::J¡l a las nn.
ves dos de los compaiicros de Sel'm:1O, ((lÚl~e~, desjJ,:es de
¡laber desembarcado, se separaron dc J.::¡" s:;:;'o:::; Sospc:dlrll1do
que se Ics tend:n ulla reta(la, Era ~l:JO (lc C~lC3 el piloto
porlugues Juan CumlJH!lo, n C¡:¡;¡:ll pr su rosician corresponllia el I11Ul)[;O tic la cscuadriiL: l'Jr ~altL~(13 2arl.:usa i de
Serrallo.
Camktl:o mundó illl;lcdirllrli:le::la (~lC las naves
ea acercasen
n la riucra i que la artillería rom,)!cse el (llCgO
sl;brc el pueblo \'cci ¡¡o ,
Lo.> i,,¡erres no se asustaron por esto. Foc::JG i:lsla:Hes despues se prcSClllll'On
en la playa en CO:1;iJ:,';J tro¡,cl r,rrastrr¡¡¡¡Jo
cOlloigo al illí'diz LiclTano herido i ;naáltal:o. DC.3(fc allí
pedia a los SUYOil que Sllspclldiem:l
todo n·;;rJ de hostilidad
p0/,(ll1e radia
co~lllrIe la viún, i (:
llJ to rcscnlamll de l"s
nlanos dc sus nprehollwres
obs~q ~1;ándo.eJ nJganrrs el:; lag
mercnderías q:1C quedaballl\ bordo. 'l'odo llli; Cn VUiIO: C(].rnunllo temía una Tluc\'n tml:m i 1;0 pensub:t mas ljlle cn
abundonar aqnellas
islas. "J unn Serrnno, dice llll le~tigo
ocular, cOl.tinuuDu implornl1l:o
la ;Jicd<ld (:.~ su cOl:1padl'e
(Camballo),
diciendo C]ue se;'ir_ n"esii::',(:O LI1 el ::1omC:1to
en que nos (;'l~~cmGSn la. vela;) ";("ll;O q~lesllS (luejas cmll
inútiles, COlIlCnZJ u llllcer imprecac;ones
1 l'Ot'ubu u Dios <¡(le
cllJi:1 del jui:;io finnl pil;iese cuenta de su nJma n. Junn de
Cari1.lJallo Sll cO'11pndre. Fero ~10 se le csn'chó¡ i partimos
siliquc
despues
hnyan~os teni<.1o iJo,icia nJ¿;lllla de SLl vídl'.
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12J
\"IDA 1 VL\JES
de su muerte."
En el momento de salir del pncrto, los
cnstella:ios oyeron una grnn gritería, i supusieron que los
isIerros acababan de dar muerte al infeliz Serrano \4:.
La escuadrilla espcdiciollnria siguió su viaje i llegó a la
isb de llohol. Como su jentc estaba reducida a solo ciento
quince hombres, que no has([lhan I1m'a la maniobra de las
trcs naves, acordaron quemar la nao COJ/cepcion, 'lile era
la IU[lSviej~ e inútil de todas ellas. 'rocaron en \'arins islas
de aqucllos archipiélagos proveyéndose de víveres j haciendo tratos con su reyeznelos; i el 8 de julio llegaron a la
isla de llorneo, uOlllle fueron recibidos amigablemellte. El
historia(lor de la e'lpediciall refierc con gran prolijidad las
conferencias quc los caslellnnos tuvieron con el rei dc nquc.
Bu isla [11 travé" <.leuna especie de reja, pum celebmr la paz
i cambiar los presentes.
A pesar de esto, los c[lstellanos temieron que tras de
aquella aparente benevolencia se ocultase el pensamienle
ue alacarlos. Esta sospecha se corroboró COll 1\11 suceso
inesperado. En la mUllana del 29 de julio deroll acercarse
a la escuadrilb \lna gran canlidru! de pirngllns quc navegaball n loda prisa. TemÍenuo ser afacados, los espedicionarios
se dieron inmediatamente
a la \"ela, pero entóllces 1101 [\ron
que ocho juncos, o embarcaciones lI1ayores, se habían co¡ocudo de(rl\s de sus naves, como si se tratara de atacar!as
por tOLlosIa.dos. "N ueslro primer cuidado, dice el historiador de la espedicioi1, fué deselllbnraznrnos de (os juncos,
contra los cuales hicimos fuego de tal suerte que matamos
muchJ. jente. Cuatro de ellos cayeron en nuestro poder; los
otros cuatro se salvuron yendo t\ encnllar n tierra. En uno
de ellos estnba el hijo del reí de la isla de Luzon, que cm
capilan jenernl del reí de llorneo, í acababa de conquislar
con estos juncos una isla l/:lmada Laon." A pesar de que
J W\Il Cnrauallo dejaba en tierra a un hijo suyo Í otros dos
espaí101es que habían desembarcado par[l negociar con los
isleiíos, i a quienes habria podido c[lnjear con el hijo del
reí dG Luzon, cometió la torpeza de d[lr I¡llerlad a é~te el~
O
1\) l'i'::lfett;;;
li1>. 11
1h'rr,"·~" lit·C. 111, \il)
-;.[axil\1iliallO
Tr.:nsil\'~ll(),
? XlII
i XIY.--·
1, <'''1'- IX.
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DE HE.n.~A~DO
DE i\tAG.\LLA~~S.
1:1·~~
~a\\1hio dc algun 01'0. InÚtil,es fueron las jestíoncs que des;)UCS de e~lo hizo
Caraballo para oo:cll<lr el rercate de Sll
¡lijo i dú SUd compuíleros. Al fÍ11,se •.i6 obligado a darsc II
¡a "da, llC\"<\lldo ~oEsigo diez i seis hombres i tres mujeres
npresudos en los juncos (5).
L::s llaves ca,;tel1Ulllls, sin cluburgo, no estaba'l en est"do
de seguir SlI viaje. Una tempestad que sufrieron en la COStl~
de Borneo, las obligo a abrigarse en un pucno despoblado
parn hacer en eUas algunas reparaciones. Al f:alir de Hllí,
los castellnnos quitaron el mando a Caraballo i lo dividierou entre dos personas de las mas distingullbs de la escuadrilla, El mando de la 1í'inidad fué confiado a Gonzalo GOll1ez de Espinosa, i el de la Victoria [l Junll Seb¡¡stian úe Elcano, hidalgo vizcaino, que estaba deslillado
a llevar a cubo ~a empresa de IvJngallanes. Anbos capitanes pensaban solo en llegar cuanto ántc3 alas islas Molllcas,
de las cuules SCgULlsus cálculos i segnn las .1Oticins <¡ue
habían recibido, no POÚiUll distar IllllCI10. Les castellanos
seguiall SlI viaje por entre las numerosas islaE. de u(lucl!as
,archipiélHgos, i encontral.H\n con frecnencia alguna;:: cm·
l)arCllCiolles que se ocupaban en hi\Cer el comercio. En
algunas de esas naves que apresaron, enconlraron pilotos
práclicos en la nnvegacion de aquellos wares, (ltlC [cs sir·
vieron de gllÍa, 110 siempre ficles es verdad, para llegar
hasta las islus Molucas. El G de novicmbre divisaron a lo
Jéjos cuntro isbs, que se levantaban como a catorce lcgllas
hácia el Oriente. "BI piloto que /los guinba, dice el lIi;¡[u,
rindor de In espedicion, nos dijo qlte eran las :slas ~\lolucns,
J)im08 gracias n Oios; i en serral de ~lueslro regocijo, hicijl10S una descarga de loda la artillería. Nadie se sorprcude.
ní de la alegría que esperimcll(alllos a la visla de csl~l:;islas
cnando se col'sidere que :w.cjn veinti~ietc meses ménos l~a;;
dias que l'ccolrínmos los l:-Jares i que halJiUllws visilauo l!ill'.
Illfinidad de idas buscando sie'rlpi"c las ¡;;olllcas." El "iér.
Hes B de novie'11ure, Ires lloras ántes de poncr;;c el fiol,
f..;) ¡>ig~fdi.3, lib. Ill.--IJeaera,
De". lIr, lib. [, (':\J. X.-- ')¡u,io ,¡"
.\.l\)().-lJeclal'<tliou,'~
tomadas en Sevilla el! el T)\'Oíl'SU lle octllbl'~ de
J.[;22 ...
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¡:::G
YID.\ ¡ nA.TES
la esclIal1rilla
fondeó en el puerto de la i~ln de Titlor.
De2d~ lncbo, !os cnstel!anos entraron cn negocinciolles
eOIl el rcide nqllcUa isla. 'Permitíóles éste que desembal'cnnlll i ))(,;;oc:1\I'nn SllS II1cl'cnderí¡ls. Cnllluiárouse
valiosos
prcscntes dc una ¡otra partc: los cl\stcJ!allos dabnn su" telas,
pililos isedcl'íns, i rccilJiall CIl rctomo clavos de olur, !lueces
mosc[uhs i olms e~pccics Cll grande abundancia.
Allí SUPICI"OlI que Francisco SerrallO, cl nmi;ko i compailcl'O d0 ~1a6il!bIiC3, que io In',)ia il\~tigado a emprender
su célebre cspedicioll,
habia 1l11ICnO (~lI\'en~nadll
ocho
mcses ¿rIfes ell aquella misma ¡;:;la. E~tnblccido
desde muellOS aITos airas ell la ida dc 1'emnte,
Serrano habia llega.
do u ,;~r jcnc:aií,imJ de la~ 'ropas del rci de ella, i Ilabia
clllprelldil:O
llil1l C:ll1JpilfLa co!urn e[ rei d~ '1'idur, cn qlle
hnbia (Inrda:!a victor¡o3o. Su cnemigo, no olvidó 1I\l!lCa Sll
tlerratn i i muchos aITos d~splles, n. principios dl3 1521, !lr.bicwlo pn;:;atlu Srrrnno a edla i~ln, [lié envenenado
por
traiciono De e~le lIlodo, los dos soldados pOrlugdcses que
despues d~ J¡'lber mili!nt.!o jUlIlos en [a India í "i,,¡lUclo
uquc!!os marc.,;, habían mantcnido corre~pelluené\[l
pura
rcunirse por c:¡¡ninoJ llcsconocitl:.Js en la;; célebres islas de
ht e.3pecerin, lI1l11'i~rOIl Cl\~i a un mismo tiempo, cuando
estabnn a plllllO dú reunirse, i
realizar así Lts u.:,;pimcíonco:!llc Illuchos aiIo~.
Los reyes de las isla" vecinas fueroti con los ca~l.ellanos
igua[mcllte obsequiados que el de Tídor. COIllO los portugueses, que comcnzaban a navegar en aquellos ll1ures, les
hubieran dudo Illal tf'(ttl\lIliel1to, todos eHod se apreslll'aron
a reconocer la antoriJad L1el rei ([e Uas¡illa, a recibir la relijion cristiana. i a obse(luiar a los recieu venidos. Los espaIToles ear:;rarOll SllS naves con las valiosai3 producciones
de tlr¡uellas ¡sI,,::, i recojierou aves de diversas especies para
llev'\I'bs a Espaoa COIIIO muestra de Sll;! riquczas (6).
A mediados de dicicmbre eslu\'o todo dii3pucslo para
ue
(6) Estrado tom~,(¡opOI uulI J. ll. ::\Iuiio7. ,lc lu, 1'1C('S ",,('l1a.; pUl'
los ca5telluu", COIl los !'l'I'C, de las ¡"las l\lolucas. I'II lu colec('i"n ti",
Muñoz, en lu Bi"ljo~,'c:, el';;lu ¡"al Aeaú, mía ¡J" la )Jistol'ja el ••• :\l¡¡clt·j¡l.
El ol'ijinal existe Cll Sevilla, l'll el al'('}¡i\'u ele 11ll1,a:i.-.\luxlllllllano
Trau:;il\'ullo, ~ XlX.-l'i;;ufdt<1,
Jiu. 111.
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DE 17ER'L~:iDO DE. )UG.U.!.AE:'\'5.
121
de los c;;peuictol1nrio:3.
ct~lc:'¡nll é,tos vol\'cr a
__
~"p~ula n anuncia:'
Sli3 dcscll.uri1l1ie~ll():;
i ID, 1::).t03 que
:wuia.n cel.,l.Jrr1.d~ CJil lo:> reyezuelo3
de b" isln3 ~lo¡Ul;n'}j
pero cuando tralar.m de ~~tl;r~ldp::~:':o, :-~~JllGC:~l"(iI! CO¡I
jeneml se¡¡lírnicl1l0 <¡tle la nao 'j''';llE:!,d, quc hacia de
capitana, C3la.ba. cS:l'cpca~b. C~1ln ,¡;¡iU,¡ í rcr.::,ia. Ltnta ng-ll;l.
(]\Ie era impo3il.Jtc cOlltinuar el \'injc eo:: ella, '~' ..a::1;·on de
remediar el rnal, i ea:6nceG C0I10C;C¡'C:l <¡::o cm Ilcce~ar¡(l
uC2cargar In. na\'c pa:'Ll cé\rc:1ar~n, Si!1 c:nb:r~o,
la il1lpacic:,cía de 103 cns:e!bno3 era tal ciue 1:0 pu::ia:¡ rC2:Jnan;c
n. tina demora de. tn;3 IlWSC~, Aco:'d:t:'on on e;tc moli\'o
quc la naa Victo.,~rt; unjo el mando tlc J lHl1l Sr:1)u:;tiuu (\l:
f'l marcha
E!cuno,
p[\:~icr~
i¡lJl1CtE"tu~::e::te
I[ev;::;~:a
;:',8 cO::ltlllica-
CiO::C8 para el rei i bs 1:, c:'c:!de;';r,s r;::~ r::d¡:;:'a ClIl'ipr. L~l
olm lHn-C, la Trin?:~::
.l., :.Jd):a t;llcd:::'J:) cn ':':dn el tiC¡:1j1a
neCeErtrÍO rar~ Ctlrc:;a~'!n, 'rcrnlinada
~5!n CpCi·~·.(':~:)l1, debía
esla nnve <.~Í!·íjjrz,;r~ Pt~Ba:-:':ápnra r~~TdUr d~~de ~1Uí~u
car-
ga n. Bspnuit (7).
La JlictOl'ic) en ef~cto, eali;) de r;:'it!or d SI f.3 di:;¡cml)l'~
de 1521, 1l0\'undo sesenta IlOmb'es lb t:ipt:bc::;n, trece de
los clir.les cmn !;u:lII'r.!cs t!c nr¡l:d~a ¡~Ia (ti), Las cU3teltanos lUcnrOll todrvía en ul¡jI¡¡;nS islas en qL:e 53 provcyeron
dc pilllicllln, mndcr:¡ (;c s6.lIua;w i cn:;ela, i s'J'llic:OI1 úespaee ellllíJlllO Ulll1ino r¡t:G !!c\'[\L;m le:; P¡'t::~;ueSC3 en sus
vínjcs n la Indi:t. l,10!e~l;lro/l103al;o la3 lS:)J:;~stadcs en b
costa de Arrica e í~l!almellle
la escasez dc \';V ;'C8; p(;ro er¡1,
lDol su vcllcmcncin,
por \'ul',,~1' n EJll;¡ih ,¡{¡c l~O (li¡:cieron
acercarse n :;":ozmnuiquc n ref¡'Ci3WI' sus Vovi;;iJnes. Q.,!ince de los iildidtl¡ws de In tripulncioll
falkc:ci'Ol\
ullmnle
este viaje. Por fc.lrlunl1., b3 pennlitlnJe5 ll0 te:> c$plorutlore~
(i)
:,rux.¡n,iU~.ulO TI'Jn~jh'a::o, g
x.x,- ..pj8'~:rl·t~;1,l:~J.
!{',"Y¡jll¡';~ la
l{HSii'((cio,llX.
{Bl.Pi~ar,tf.a, li:l. rIl. -G(~1:1~1'í1,(\1tl.~~CY1Ii.- D. ~'·rtl\'tinFel'nant.!t'z
d~ ;\avuL'ct'~, el (-t'1....:LI\' ('uk{'~(}l'de (!II(;Uillla~(h
~;(J ;¡-",,'
h:i VL.lit'S l,t'
Ins CS;):.l11(;[:'3 ('[1 !os Rjgll)~; X\'
t XV~. d:cc eil Un,-l "(Jlt1 ~()Uei~ hi(l~
grá~iea de SebasUJn de EicilllO,
{lllbliet:da cn la CU:I~Lf. jo,t elf' clOcal/lcnto.>;
11r-T!' . .ia. hi~lur¡(/., de ¡':s;:(,¡w, t01Jl. 1, }J~j. :¿~i. t¡l!~ hi jl:'1) ri:ioi";'"
;';JliIJ
,le fIdo\' ,:1 ~l ,l" abnl ti" 1522, El l1\islI1o ('1'1'01' :li1 sido n'Jlt'ti"o ell
la lJlogl'd¡;a
do.: '::1c;lIlU, llada a Il¡Z en el tomo \'1 l <le 1<1 -"Ol"'f!l'~
jJio!),'ul'hic
!)";¡cm!,', p¡u';" , HJi;.).
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12&
"lOA
1 VIAJES
llegaban n su término. El ] 8 dc mayo avistaron la cslrcmidad mcriuional del Afríca; i doulnndo ~l1atro dias lles'
pucs el Cabo de Buena Espcranza, puuiel'On lll\vegar con
mas felicidad i por mures Illas conocidos.
A principios de julío sc hallu[;a la Victoria colocada cntre el continente africano, quc tenia a:su derecha, i las is/ns
de Cabo rcrdc, que se levantaban a su izquierda. Ln. e~cascz de vívercs em cntónces cstrcl1Iadn. "Ern. (¡d nucstra
miscria, cscribe el historiador de la espeuicioll, ljlle si cl
ciclo 110 nos hlllJicse conccdido un tiempo favorable todos
llUuriumos muerto ue hambre. El 9 de julio avistamos lus
islas de Cabo Yerde, i fuimos a fomlear [\ la quc Hen\ el
nomulc dc SUllllngo. Cómo sabíamos que nos 1H\llabamos
en ticrra enemiga i que no se dejaria de concebir sospechas
contra nosotros, tuvimos In precaucion de mandar decir,
pOI: medio de los que tripulaban la la1lchu que enviamos a
tierm pura hacer pro\'ision de víveres, que nuestrn arribada
a aq uel pt:erto era forzosa n causa de habérsenos roto nues'
tro mástil de lrinqucfc, al pasar In línea e1luinoccial, i que
110 tcníamos bastante jentc parn componerloj
nlludímos que
el capitnn jeneral habia continuado su rumbo hácin Espní1a con dos naos mas. En fin, les hublamos de modo que
·creyescn que veníamos de lu costa tle América i no del
Cabo de Buena Esperanza. Ellos lo creyeron así, i nos
enviaron dos veces la lancha llena de arroz en cambio de
llucslms mercaderías.
"Habiendo Inundado a tierra por tercera vez la c1mlupa
con trcce hombrcs para cargarla de provj~iones, notamos
que In detenían, i segun los movimientos que ernpezabun
a hacer algunas curabelus, sospechamos que querían tamiJicn upresur lluestra nao, lo que nos determinó II huccrnos
a In. vela al momento. Supimos lucgl' que el Inotivo de
haber apresado la laocha em porquc U110 de los marineros
que la tripulnbun, Imbia descubierto nuestro secreto, CODo
tnndo todo cuanto nos pasó, i aíTndic.ouo que nuc"tra Ilao
em la única de la anmu)a de MngalIanes que regres~lua a
F,\lropa" (9). Forzoso les f\lé darse a la \'ela precipitada
\<))
1'igafettu,
ti u. 1\'.
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1Jl>1rr.I(.';.\.'\DO
para.
:11CJ;~e
cvita:
J:?9
Di:: XAUALI..\~ES,
el peligro
de quclÍar
pri~ionc
¡Ir.
'03
loG
r)Orlugl~c8es.
Dmante
::;11 pcrmal.t'H:i,~
en al]udla
isln, 103 cas:elbnu3
quisiero'l
comp¡'o1J:lr la cxactitud
dc las diarios lle l~av~g-(~
t:Íon ql~~ lwhi::illlcvatlo
las pilolos,
".IIicimos
pr:lgulltar
Cll
tierra, Llice l)jgafet!:~, que día de la semallucm~I~llel.Se
110S cor:tcsté
que era juflves, lo que nos sorpr~ndió,
POi'qUC
s2~un
nuestros llinrios, cslaballlOs ~1l l1liÓrcoles. ~\o pOlliapcrwad:l'lLOs l.ue nos illluieramos
enga['Íé\Llo en un dirt.
Yo me sorpt'endí
mas que los otros, porque
lmuielldo cstado siempre cu !JIICllU salud para escribir mi di:\rio, I¡abitt
1l1OS
seí'íalado
los dias de la SCllH\lH\ i las fechas
sin intcrrupciun
delll1cs"
(10).
Los Últimos dias de Ilavcgat:ioll de la I\[W Vich-ria fueron
completamente
fdiccs.
Favorecidos
por los vieiltos,
[os
castellanos
avisturon las costas de Espaí'ía el t1 de seticmbrc, i dos días despL!cs entmron ell Irt bahía de :3an LÚcar
de Barrameda.
Tres ailos ántcs hauian salido de cóe 1l1ismo
puerto las cinco ¡Htves I[UC IlHtndaba
:;~ugalla.lcs;
i UlllL
sola volvia a Espaí'ía despues de haber realizUlJ:¡ tun ct:le·
bre cspedicion.
Ce los 235 hombres
que se hicieron a la
veb el 20 de sClicl:lbrc de 151U, solo volvi::n diez ¡ocho
i aun
eslos flneos
La mislrltl. nao
: cllfélnnos.
Imbirt salido de las Ho[ucas con srsellla
]rtcioil, dcjaba doce en las islas dc Cabo
Victoria q uc
hOlnbrcs de tripuV cnle, pri~iollcros
de los portugueses,
i los otros, dice Piga[ella,
~e liabian
fugado en la isla ,le 'finJOr, otros habiall siJo condcnados
a muerte por divcrsos crímcncs,
¡otros finalmclllc
habiun
perecido dc hamb:·c.
Dc Elcano no se demoró muchos
San LÚcur. El [(mcs 8 de setiel1lure,
dias Cll cl pucrto de
la nao Victoria fné
a fondear cercadel muelle de Sevilla, anullciando
su arribo
con unu salva je:lcrul de artillería.
(ll) El díu ~:gu¡etJle,
los castellanos
sendos
cirios
bajaron
a tierra
en _a mano,
(10) Vl;nSL' la n/lS/? uriOl1 nÚm. X.
(11) V.;as" la Ill/sLr'~cir;H IlOIlIl. XI
Y. 1 V. VE M.
en camisa
prtra
i dcsl:alzos,
ir n visitar
la islcsia
COIl
lit;
I ¡'
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1.jO
YIDA
nncstra
1 YI.\JES
i la dc Sanla
seilorn de la Victoria
tigua, como habian
peligro.
promctido
hacerla
;\laria
la An-
ell los IllOlllcntos
de
La noticia dd ~ríbo de la nao Victoria dc~puc,., de haber dado lIna vuclta al rededor dclllllltHlo,
sc estcndió rápidalllclJtc por todn Espaila. De Elcano se habia apresurado
n COlllllllic¡¡r al reí el resultado de SIl viajc dcsde S;\Il Lúcal' de
Barralllcda;
Alemania
por talllo
i Cárlos
V , ouc
acabaha
'1
de Ile!.!ar
do
,.
para castigar a los cOllluneros
rcbeldc3,
í que
se hallaba
rodeado de atenciones,
contestó
SlI
mensilje
eOIl fecha dc 13 de selielllllrc.
En su e:\I'13, el rei
sc fel¡citall:\ del regresQ de lllla de las naves lle ilt¡Uc\t.¡
célebre cspedicion,
i manifestaba
al afortunado
cap¡tan sus
deseos de ad'luirir
nOlicias acer.:a
plorado~. "1 porque yo IIlC quiero
de los paí~es r~cien esi¡¡funnar de va" lbcia,
Jlllli parlíclIbnllellle
del viaje (!lle haheis hecho i de lo ell
él sucedido,
\·os mando que luego que esta veai,:, lomeis
dos persollas
de las que han vellldo
con ,-os, las mas
cuerdas i de Illrjor rnZOIJ, i os parlais e vengais COll ellos
donde yo eSlll\icrc,
que con esle correo escribo il 103 oficiales de la (;a~a de Cuntrntacion
de Illdias que os yistan-¡
prove:lll de lodo lo necesario a vos i a las dichas d03 per-
sonas" (12).
su
Una de las personas
visila al clllperndor
fella,
Sevilla,
el célebre
historiador
dice éste,
la ¡mcra nwjes/ad
que acompafí[wJfl
a de Elcano en
fllé el caballero
Antonio de Piga.
de la espedicioa.
yo fuí a
ValladoliJ,
de don Cárlos,
"Salienllo
donde
prcsenté
no el oro ni la plata,
de
a
sino
cosas que a su~ ojos eran Illucho lilas prec¡osns.
Le ofrecí,
entre 011'0;:; ohjclu~, UIl libro e~cr¡to por mi mano,
en que
lija por dja baIlía apuntado
lodo lo qlle nos había ocurrido
durallte el viaje."
Dcspues
llIgal parn 'hacer al reí don
ses que acabaiJ:t de \'isitar.
de hizo igual re/acioll ala
rcjcntc
del reino;
de esto, Pi2;nfeun
la descripcion
J uall
pasó ti Porde los pai-
En segllida fué a Francia,
donIlladre de Frnnci3co 1, eatónces
i por último,
pasó aIlo.lia,
donde
dió
de
(12¡ ('~n!.a clC' C:l~·ln~ v a. ~t'h:l:".i.ian rll' El(':l!!I). puhJir;;d¿l
('11 L..l ('0/c"cio" tic tI'J['lu¡wnl's :nc'¡titus ¡)(1m la ¡,is/orir! 11"L'l'rula, tOI" !, l'<Íj, 217.
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DE :lEnXANDO
131
DE l\IAG~Lr.,\!,\I:s.
<.le SLl daje n. Felipe de Villl~rs ¡le 1'lsleAdum, gran nneslre ¡Jela órden de cnbnlleros de Rc,llas (13).
El empenu':'Jr prc!ll ió jeaero3:.lll1enl e los servicios de J uun
Sebnstil1.l1 de EkailO. (Jolmólo de honores i dis,inciones,
COllcediól:l una pension allual de quinientos
dl.cados
de
nuevo
la historia
oro, autol'izacioll
pnru llevar
sie:npre
dos hombres
para gmll"lln l:3 su persona, i \11\ escudo
cuarteles
nlu:.lian a vurias circunslallGÍas
cimera
era un
IlILlllt10
n.rmados
ue
arnns
cuyos
del viaje i cuya
Pl'imus cir-
con estu inscripcion:
cunrledisti me (l ,:).
Los compufIercs
de i'.1a;allanes
qne nlcunzaron
1\ volver
a 8uropa despucs (:e lnn c¿¡ebi'c cspcdicioll,
obstuvieron
ignalmente
prell~io3 i dist;llciones.
/.l.l\'aro <.le l\'lezqtlita,
cnpitnn de b nao [:Jan l..11tonio, preso por los amotinados
i
llevado a 1.:;Si~i:J:t, d~)¡1J3 era tlc~cllido en tina cárcel, fllé
pueslo en liberlad, si bicll se adelantó el l1J'oceso eOIl las
declart'.ciollcS
de :03 rec;cl1 nega.dos p::ra obtellet' el escla-
recill1icr:to
ue
la, suceso.:; de tall célebrc espedicioll.
~,=
La familia lb
et;;alltUlc3, sin embarci0' no pudo gozar
por ml~cho tlC;;1PO de los bencncios que debía haberle repo:,tudo este vi¡;jc, segun la eSliplllacicl1
celebrada
con el
El hija de 1.:n:;d¡~1l:CS murió CI1 1521, i StI esposa el
alío s¡;;~¡icnle. C.l g,'C,3TO i los de!lllos dc éstc fallecieron
pocos a;:os J~S~ll!CStlejaiH!u \'ac,mle lu I¡ereuda de rcntas
i hOllOres de Ln:.¡dlaiJe::;. Sola machos ailos mas tetrde, se
prescntó un rortl1Jl'es desvalido,
falto de r;cursoS hasla
rei.
para
li¡i~al', ('p,e ,,3 lla:m::';a
dar i
(F1C
n1agc.l!anes
reclL~in[l~Ja
h:\uia
zas í su gloria,
(n) Pi¡;llfdt:i,
ell
pr.rie:lle
VUllO
del célehre
la posesion
\le
m,llart:; sin mus lterederos
llescuhri-
SllS
que
bienes.
SllS proe-
(¡.le son !~::lOrtules.
Vi'D'jio,
LJ, 11f.'-\'eu:;c la llu.<frur'Oll
núm, XII.
jll) C{,dul".s l." ~,~,UC I'n •.'lO dI' 1523 i d(' 20 ti" muyo de 15?I, pu·
~11Cu<ks en la (II/Ct'CIOJI Ile uc"u/llrulos i¡¡étlitvs /)(1,'« 1(, llisto"ia
tic lOs')(1.')ur, tomo 1.-0v¡~uo, liistor¡(¿ j[}leral
(le lqs Indias, lib XX eap '-.
V"asc la IllIstT((ciolt r.ÚUl. :ÚlI ..
- I
•.
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PRTrE~A3 E ILUSTRACIOIit33,
i Uj S T l{ A
e ION
1.
(\"éa,;c, la páj. 1-)
L.as dudas e incc:'¡ ¡dumbres quc en\'\\clYen lo;; primeros alios
de Cristobal Co.on, se rrpetian al tratarse de llc'nando de Uagallanes. Los historiadores le designnron pOI' patria tan p:'onln
la cindad de Oporto :Argensola Historia de las J¡[aluCllS, lib. J,
páj. G: i en SlIS .!lna'es de .l1rar;Ol1: lib. 1, cap. ] :!, p:í.i. 1:33)
como la capital :lcl J :~ino P0l'tugucs, Lisboa (S:\Jl I{oman ¡¡isloria Jenel'al de la '-.uiia oriental, lib. 2, cap. 2:>, páj. 2/11). Po~teriormente, se ha crcontrauo en la hibliotcea de ()porto un curioso maullscrito qlle I1cva este t¡tlilo: .rlol¡iliari,) da Ca~11.do
Cazal do Pago, oIfe 'ceida a Gaspar de flarbozc J"rJalheiro ]ior
seo tia fr. JO(lO de Jl!adre de Deos. F:stc ma!luscrito, fjuc contiene lIna jeneaJojía :Ie la famili:t de iila~allalles
hac(~ nacer ¡:
Iíeruanuo
ell la villa uc Figueiro, provincia de E, trrm¡lIllll'a, (;1:
Portugal.
Dificil era resol ve:' algo en vi:>ta dc esta;; tj'(~Sonurst¡¡s lltltoI'idaues. Felizlllcnte, "e h~ cncontrado en Lisboa \;n testamento
otorglnlo por iHng-allr ¡jet; mismo en el barrio de :1c\CIl: e/m fecha de 1D de diciemLre de 1;")04, tres meses :í.lltes (le p.lIJbllrc::rse para la India, en1t1c declara se.' Ilatmal de la villa de Sahrosa, comarca de Vi/larreal, provincia úe Tras-o; -;ilontes. Es·te testamento, que h(, conocido en Paris gracias a la ben~voJll
amiSlau de ;\1r. Fenlir and Denis, el erudito hi~lt)ri:Hlor del Portugal i del Brasil, me Ia parecido decisivo; i lo he segnido en el
texto de csla historia.
l\I énos flicil tf, toda \·ja fijar el afío del Ilaeilllicnl -, de l\IagallaIles. Sin cmbargo, he "reido qne no hahia tcmor d~ rfjnivocarsc
l\Jucho cn fijar el ane de ]4.80, como época ¡le di naeirnien~o.
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134
nDA
I \,¡MES
~uponie~\do que tendría veinte j cinco años al tiempo en que
comcnza Sll carrera náutica i militar.
Las mismas duJas existen respecto a los padres de iUagallanes. El .iYvbiliario ántes citado dicr que Sll padre era Lopez Rodrigllez de i\TagallaneR, jentil-hol11bre de palacio, j que Sll madre se llamaba i\larg¡\I'i:a Nuflez p(¡seedorc~ ambos de un mayorazgo conociLlo con el nombre de Spiritll Sancto. El •.vobiliario n~rega <]lIe Lope era escribano de l/II trilJllnal, i que el padre
de I~sle se llamaba como Sll nieto, llel'llando de ;¡JaIYalhaens.
sefíor de Parada de Gatim en la provincia de 1\1;)]110.
nnl~cesal' de éste era Alfonso de :\Iagallane", sefíor de Porte da Darca, i de la torre de l\IagalhaclIs, de donde sacalla Sll oríjen la
El
Jamilia.
Por mas dignos de confianza qne parezcan estos datos, no es
posible spgllir el Nobiliario
que los contiene como una autol'idad ilT(,c)]"able. Existe en Sevilla, ('n el are:hivo de Illllias, un
voluminoso espediel;te ~eguido en ]537 por Lorenzo de MagalIanps para probar que siendo nir.to (le un primo hermano de!
célebre viajero. él era su descendicnte ¡el heredl'ro d~ las gratiticaciones ql1e e! rei le habia acordaUo. Para ésto, preselltÚ informaciones de testigos por las que aparece que el padre de Hernando se llamaba Uuí o Rodrigo, i 81 abl1rlo Pedro Alfonso de
i\Iagallal1es. El célebre compilador de documcntos, don :Unrlin
Fcm:uHlez (le Navanete,
que no cono('ió el Jli'ob¿liario (~lltes
citado, pero sí los autos del arcJlivo de Indins, tomó de ellos
esa notitÍa en la introduccion hiog-:·:í.fica que 1m puesto al tomo
IV de 511 Col~ccioll de los 1:irrj3s i dcscu¿'ri7¡Ú::7,los (IJ les espaiioles, paj. XXIII.
Sin embarg-o, doculllentos de otro jl'nero vienen a contmuccir
estas noticias. Don Juan Bautista :\1 u\) 07., tan prolijo invcsli;auor como crítico distinguido,
encontró en 11)5 archiv0s de la
torre do Tomho de Lisboa los libros de morudías que p:\gabu
la casa real, i en ellos un recibo firmado por l\Iarrnllancs de la
pell~ion o salario que se le habia asignado en su calidad de mozo
fidalg-o de palacio. En ese mismo reciho, que lIem ~a fecha de
]2 dejnllio de 1512, se llama hijo de Pedro de l\Iagallanes. Sin
duda, qlle esta autorida(j merece maR r¡; ql1e el .1I/'c?liliario antedicho ¡que rl espediente srguido en 1567.
ILCSTHACION
Ir.
(\\'{l~Cla pé.j. 23.)
En 1518. rl fiscal (lel cOlls(>jo de Indias instrllY() Iln proceso
n .J Ilall de Aranda por haher hecho 111I convenio prirado con
M agallall(,s i Fulciro, acnsándnlll
de haber aceptado dáJi¡-as i
pro,nesas miéntras LlesemlH'lluL¡¡ un p\:esto tan i/llportallte en la
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nF, IICP.:-i.U'lno
n3
)IAGAI.I.A:-;E~.
13·:;
admilli,;tl'ati"n.
Aranua se defendió I'ríirirJ1!11l Sil: I'tlari{1lJes con
los dos rorll1r::I!~SCS. los ~c\Ticios. dI! 1111('arál't('rprira~lo
q\le
les k\b¡l~ [¡('('hll, I¡¡~ mole:'l as 1 dlfc;;w~ru <[11e ha!Ha lCllUJOfjl!lJ
~'orod~:' rlli"1\;:. íT.:·;hs ;,1 ~'rr\'icio d~ ;~"'Jlr,i1rl.j l;t jellcrositlnd de
r,¡~c.;a~;.~;lC:~
p~~"l c:(~['c:l~ 2:;-;O:~t::.:~~~:~1~1!~:~
la or.tava pnrlc de
lC3 ..Jbcllef~{;ir:.j~:21~!:..' .';j.~: ~l. ~:n0 dp ¡10' Ji.. dl~)l'C del lnislllo nl\.o.
Llac'nllune" j:<.1e;,o p'.-t·cL;lt'Ollpor (,r,iell tlel r~i ~1I'~ ucelnracill\1~SoCll C.,tc as·.1I1('), i c:\ cll1.l~ co:;,¡'j ,a¡ 011 ia I'X~I'ljllld de los
hccl!os rc;e:idcs por f.i"i.\ntla en ~~u(~'<·(~ll~:a.
J:¡.;1-e t>pcdicntr, qlle
f'l~ cOí:oeido po;' dOil ,; lIall J. ~IlIn()7., COl1tiC¡lelIolicia~ 1I1ui illIcre~anLCS sobe b pe:mal;cilcia de r.'n;;allal!cs l'Il E~pai1a, ¡la,;
[lIljcn~ que ~;::pO.'C2:¡ a~~:'ra d~ ~;I'; I'é'h!cillilu con el 1~\CIOr
/.randa. ¡\ !1'cd:;¡,hs l:C jf;';!) se 1;';:I,:::a [~"jt' 1Il'!..!ociopor al COIIf.cjo dt) iatk,;, TIC c,,;ub;¡ nUilitlo I'\) )-;'¡:'('('!OIl:I,'lajo In p:-f'''¡'~"nci<t d('1 obbpo l:~~Il';~"::' Juan ¡(Odr¡,'ri[("~dI- ¡.'oll~c('a. L:I C(lI\sejo nlJsolvió (~Arunt;¡¡ de dicha acusac;"n.
f,:lIi e~casus lloticia~ he nodido encontrar
ncerca del fae~or
A¡'IlI:I)n, 'lIle lan i¡:I:~ortallie,; t'CJ'vicios P:C'¡IÓ a: ;a,rrallaIlCS, fllf'!'a
de les que cO:ltic¡le die/lO e¡;pct.:;clllc. C<>Il:;la ~()ln 'lile fué l'i
tCI'c~r ['ICto;' tlc: la CIl:'a I;~ cOlllrnlucicll, fj!lt.' 1:(: !)('11Z¡J 11 drscmpeTIal' en 1513, i 'l1l8 11111i'ióvcintc año:; (:~"rllr~, ('n ];';:3ii (\'eilia ¡Linaje,
l, críc r:.:: la co¡¡{ra{ucion Lí.!. 1, ('¡¡p. XXXV 11, paj.
I
202)
lLUSTBACION
lB.
(Véase la p~j. 30.)
Es fuera de todn. duda 'lile ¡.ragallanes ('¡taha en apoyo de sw.
teorías \lila carIa de: na\'el;ar levantada por J\llll'lin l3ehaim, que
deciu haber "isto en la tesorería del rei de i'·orluO'al. Lno da
los eompaílero3 (le f,U \'¡aje, historiúgra[u de la e;pcdieiolJ, el
caballero
Anionio i'iilufelln, refierc qu~ ella Ido llls naves
l.~agaIIancs clltraron en el estrecho, cURito,~(Js lo'; marinos pcn~
sal'on r¡ue no tenia "aJi¡]a al otro J!:ar, pero IlllC enlóllces el c¡¡pitan alenló a los suyos a~cgll;·6.;1:1oles con rI eonocilllirllto que
él teriia de aqr.cl/os IlIgares por elmll!la ti:: ,;ehaim. "Ferna'lu"
¡;apcba C:lC vi 1';\\ C]lleslO sL'cllo 1I1::1to o"ldl", per il <Juate si
p('.~enl na'.'i,r;al·e: ir che :'ve\'a veduLo d¡~.::'rilto ;:np:'a ulla carta
nella tesr:l'eria del re di l'orto~al1o;
la cual cana fn ¡illta per
lino eccellcnte nomo, t1itto j\jartin di DO('IlI:a." Ovil'do t()lrÚ de
cq lIí la llOlici:\ fj;¡e :lccrc;> de csla caria da en :;\l Historia je71eal de 1!i.7 "-Jl(?ia,~', I:J, XX, cap, ¡1.
Francisco _c.0I'C'. dc G,ímara, 'lIle publicú en Zarno-oza, cn
1':52 su L'isloriu cl.e las flldias, dice q\le 1\ •. 1!5ullanes ':'ali1'1l1aba que por la COe!a del Brasil i HlO dc la Plata, u\'ia paso a
las islas
la espaciería mncho mas cerca q:IC por el cabo de
buena E~pCrai\Za. A lo ménos ántes uc subir a setenla grados,
ue
ue
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1:10
\"IDA I \"LI"¡;S
Sr.g-UIlla caria de lllar,' ••r 'l'l;~tellia ('1 r~i d" !'u;'t,:,>;;¡J; hecha pc)l'
:lIarlin de J;o!'lllia. aawp": a'lu('lIa ('arla 110 pOllia pstrec!io nillg'uuo a ¡" CJ:ICoí <!CCL', ~iilO sol,) el a~i{,:¡~,)de ],)5 .;fulucos"
(cap. XC).
Anlonin de lIf'rrcra que publicó ('!! 11¡011a primcra p"rt(· (le
de los h~ch{)s de los ca~/('lIrtn()s ea las Indias. CIl
"ista (le los mejores docul,nenl()~, C:i~e qlle :\Tagallanes "iha nllli
cierto de hallar el estrecho, pnrqllc habia visto ulla carta 'de marcar
quc hizo Martin de Bohemia pOl'tuglles, nallll':11 de la isla de Llya1, cosm{,;;rafo de gl'lln opinioll a dnnde se tomaba nlllcha lnz
del estrecho." (Del'. 11, lib. 11, cap. X).
¿Qnién era este :\Iartin dc Bohcmia que ]('\'anta cartas capa('c;¡
de ilustrar a los tlescllbridores
del estrecho? El mejor de ~l:S
biógrafos. :11, Murr, ha dado ulla noticia baqante eOlllprensil'-l
de su vicla, de donde tomamos los datos silTuil'nles:
1\Iartin nehailll~'a
portugues, como I(~ercia lIerrcra. !" ~._
ció en Nnrel1lberg por los afíos de 1<130.Dedicado al cOinercio
de telas hizo un viaje a Vellecia en 1475, i a Malilies, :\mberes
i Viena en los ailOs de 1477 a 1479. Es probable que ~us relaciones con los viajeros (Iesarrollaron su gusto por la nayeg-acioJl
¡la jeogl'llfia. En 1480, pasó a p(lrlugal, dOllde si~lIió contraido
a esos estudios, adquirien(lo por ellos tal reputacion qlle cuatro
afios mas tarde fué nomhrado cosmúgl'af'o de ulla esprdicioll que
el rei don Juan de Portugal puso a las órdenes de Diego Cam,
con encargo de adclantar el reconocimiento
cle la Gasta dc Africa. Los e~'pl()radores pasaron la líllea equin()('cial i llegaron
hasta la costa de Congo, en la embocadul'll del rio Zagra, dondc levantaron (los columnas i grabaroll las armas del rei de Portugal, en recuerdo de aquel viaje. Parece que en premio de e"te
servicio, Behaim fué hecho cahallero portllg'ucs.
Inmediatamente dcspues, Behailll pasÓ a la isla de raya], (londe contrajo matrimonio, ell H86, con la hija (lél gohernador J(,bst
de HUrter, enviado ahí con una colonia ilamenca,a consecnellcia
de la donacíon que el reí Alfonso V habia hecho de la isla en
1466 a su tia Isabel de Borgoña, madre de Cárlos Temerario. nel~pcrmaneci(¡
en Fayal hasta 1,1\:>0, i es probable que
en esa ~
tratara a Colon, asegurálldose ambos en su con"iceion de la existencia (le las tiprras (lccidentalcs.
Segun docnmentos
puldicados reeientemenle
en Chile por el
señal' don Francisco Adolfo de Val'llhagen como apcnuice a 1111
opúsculo mui illteresante que lleva por título Vcrdadera Guanahani de Colon, los pOl'tll¡!lIcses hicieron en esos anos algnnos
"iajes en busca de nuevas tierras al occidente de Europa, ¡aun
en ello~ tomó partc 11\1 cauallero
aleman, pero no fué éste!
J\1artin Dehaim, como lo d ¡ee el scfíol' Varnhagcn. (V é.1SC el
0pÚsc\llo citado, p"¡. 107 i 108).
El jeógl'afo de N llI'cmberg estaba de nlCll~ el1 Sil pal ria C\I
1019\, i el ailO siguieule obscquió a sn ci\ldad \latal \lll globo
~u [lis/aria
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,lE
liERXA:WO
i37
DE i\IAG,ILL..IXLS
viOlado CI1 quc estaban r,cfi;).la(la~ las ticrra~ hasta allló:1C(,S coJ10cidas i ademas ")"llllas islar, cltllndas al occidente .1:, ks Aso.
res, talds como las ~upol1ia una tradicion ele la cdad I:l~:dia, .f!l1e
sirvió a Colon par" apoyar SIlS proyect03 de esplor;'clOllc:: J de
descubri/)) ientos.
En ]493 volvió a l';)J'tl1g:t1, i aUI1hizo 1111segllndo viaje a Fayal. F.n aqucl reino úesemrefí{¡ nll p:tpel importante como miemj,ro de !lna junta de cosmllgrafos, i por sel' el autor (¡ perfeccio ..
nador del astwlabio, illstrulÍlCllto de que se sin'icroll por mueho
tiempo los marillos para medir la altllra dc los aslr05 soure el
horizonte. Despues de nuevos "iajes a Flander, i (:e al'cnturas
qlle no es ¡Iel caso referi,' aquí, Behaim ml1rió en Lisboa, en
]506 scgun su biÓgrafo f.IU 1'1', en 1507, segnn otl'03 documentos.
Poco tiempo despues, cn 1520, un p.'ofesor de matemáticas
de Nurelllberg, llamado Juan Schoener ohsequió a la hihlioteca
de esta ciudad uu globo jeográlico en 'lne estaban llihujadas las
tierras conocidas
hasta cntúnces segull los ídtill1"s ()escuhrimientos, Posteriormente
se confundió este glooo con el de J3cllaim, atribuyéndose a éstc haber hecho decllbl'imienlo~ aun en
las tierras que no fueron esploradas sino dC;,pl!eS de Sil muerte,
Uno de los homhl'es mi'S sabios dcl siglo XV f, Gllillcrmo
Portel, tan af¡llnarlo oricntalista C0l\10 célehre visi Jllario, pllhlieó en la segunda mitad (lc ese siglo dos folletos, en quc, apoyándosc sin duda cn el globo de ScllOeller ntl'jhuido a Brhaim
í en la relacion del viaje de Pignfetta, Ilcgaba rc(lonllarncnle a
l\Jagallanes la gloria del dcscuhrimiento
del cslwcllO a <¡Ile la
Jlosteridad ha dado Sil nombre, (Cosnwgrc}ihicc:c discipli1/a: cmnpfndiulI! &, Basi/ea,
]56], cnp. 11, 1m;, ~2.- J)~ Il11ivfrsilalr
¡¡ber, in quo as! /'onomic:c ['" Paris, ] 6(j:~, pa,;, a;'). En ambos
libros, Pastel habla del 'ófretllm 1\1artini Bohl'llli o¡ Hngaglianrsin Lusitano Illias nUl1cnpatum, qllo()¡¡lle tena n illcog-nitam
.australem ab Atlantide "el'arat."
En \lna ohrn latina de fines del siglo X\ r, dcsconocida de 103
ernclitos í de los bibliógrafos, i que a lo m6nos ha "i(lo dos veces traducida a la lengna france"a, ell~olltl'!llllOS ciertos conccptos quc prueban que la opinion de Post el no tUI'O mucho crédito entre sus contemporáneos.
"F:I descubrill1il'n~o de este mar
(e] Pacífico), dice, es debido a i\lagallanes, porl1w todos los
otros pilotos afirmaban que no em mal' ...•
j en la carta marina de Juan de Bohemia (quc Manuel rei de Por!(rgal guardaba
cn su estudio,)
se cnC\1cntra que uo hui mar alg-Illlo descrito,
Con uerec)lO se dice se llama a cse m:tr lHarrallÚllica delnol11hrc de Sil descubridor
,)fa¡¡allunes, ellalld()~Jostrú
Ull call1ino
nÚc'·o i mas 0.0:'10 a las ¡¡rolucas. ta mernori;1 de este persoll~ie
dural'á sicmprc ?lo.'io~a n:i6nll'as (·1 Jlad;.~ :-);-;:('<1:1<) lIera:l~s
)PI' lns h01lúas ::Optclltrio;¡a~cs y,')'o ~ \"el' ~ la; r!¡: ~;':: d •.l ;ndin
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138
,lía."
\'li)A
I
'·¡AJES.
Wyt[Jiet,
J[i~t()il'e Fni\'cl'sdie
des Inucs Occidentalcs,
Douny, 1607, pájs. 8.3 i 8v.
Mu.chos escritores han repctillo posteriormente la mi~ma asc,·c¡oaClOntle POl'tcl cn obi·as mas o ménos especiales sobre el vcrdadero descnbridor del nuevo HlUIJ(Jo, i sobre la historia de Behaim i Sil familia. \.jn sabio bibliólilo i(allano, Francesco Cancellieri, cila diez autorcs q'lC habinn escrito sobre el particula¡"
hasta mediados \lel siglo Ú!timo. (.Yolizie biblingraflclLe (U Crist%ro Colombo, noma 1809, páj. 39). En esos trabajos se llegó hasta negar a Colon la prioridad dc sns dcscnbrimi::nlos,
atribnyénuose n Bchaim haber ,·isitado {ultes dc l~a2 los paises
dibujallos en el globo de 15:!0. Solo dos escritores, es verdad
<¡ue lle g:·un nota, salieron a la defensa de Colon i de i\IarrullalIes. Fueron {:"tos el historiador
ingles Hobertson en una ~rudita nota puesta al segulldo libro de su Ilislory (,1 Jlmiirica, í
VoItaire (Essai sur les 111Oell1'S, ('har. 145), quieu destruye COII
gran fil111l"acrítica ('Has aserciones en las Indabl"Us siguientes:
"No hahlo ar¡uí de un !\lurtin Behcm de Nurcmbr.rg, dc quien
se dice r¡ue l"uGel cstrec·J¡o de ~Iagallancs en 1460, con patente
de U:1Uduq\H'Sa de Dorgofla r¡\lC uo reinaba entonces i que por
tanto no po(lia dar patente de IInvei.;acioll. N o hablo tampoco
de las prctendit:as cartas qne se atribuyen a este l\Jartin Beh'3m
ni de las contraJicciones
qne Jcsacrerlitan esta fábula."
Sin cmbargo \In diplomático francrs, U\lllr¡\H!alen1an de nacimiento, Luis Gllillermo Otto, l1esempei'iaudo ulla cOlllisiou en
}:s([lllos Unidos, presentÓ cn J777 a la sociedad lilosólica de
},i]adcllia, una Jj:JC1::oria subte el dcswbri1llienlo
de In .!Jmérica,
qnc fllé pllulirlHla en el spg:llldo volúmen de lus ll1emorias de
dicha corporacion, reimpresa en Francia el aflo ~jgllienle, publicada en ingles en el Brilish rfj?islllr, i traducida al c¡lstellano i
dada a lnz en el E~pírilu de los 1I11júres diarios lilfrarios, números 127 i 128, Madrid, {j í 12 de mayo de J 788. Esta memoria es considerada con justicia como la mejo¡· (lefcnsa r¡ue pneda
hacerse de los pretendidos títulos de Behaim a la gloria de haber descubierto el nuevo mundo. Otto, sin embargo cOlloció solo por informes el globo de Rehaim, :se apoya en autoridades
jencralmentc
falsas i cspuestas
sin espeeificacion
particular, i
mereció, por tanto, las mas juiciosas críticas de varios eruditos
de su tiempo.
Un canónigo de Mallorca, don Cristóbal
Cladera, publicó en
J\Jallrid CII 1794, en respuesta a Otto, SllS /llvestir;acioncs
sobre
los dC:¡Cl/¿rimicllfos dJ los cs¡,a¡¡oles. El conde Juan Reinaldo
Cadi dió a luz en i\Iilan cn 1792 otra respuesta a Otto; i la reIll'Oll\lccion de la erudita biografía de Dehaim escrita por Cristóbal 'l'eúlilo de j\J urr, hecha por el canónigo Cladera junto con
ellac-sílllilc
dc ulla parte del verdadero globo del jeógrafo de
N uremberg, agregadas a las otras prueba~ aducidas, no dejaron
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DE lIEIL"I'A~1l0
DJi: :lIAGAI.LA~ES.
13H
¡ugar :t uuua sobre la nulillad (le los argumentos de los que atribuian a aquel el descuurilllienlo
dr.lnllc\'o mundo.
Inúlil ha siao C¡~lCen 1800 trala:'u C<ir!cs Amo:'ctti, el editúr
lb los vi¡'jer; de Pi:;aretla, de salir a la (L';en~a lle 103 llcrechos
de Bchaim en la introlluccion que puso a aquclla oo,'u, porc¡ue
la cncslion eSlaba llefinitivamcnle decidida. Desrlles de él, "1.
In'iu!! en el apéndice IlÍlm. 12 (le su D[e of (;olo1ll1J11>, í un
arlículo publicallo en la El1cy~lojJe(lie
..Vo1!vcllJ (In L~roux i
Itcynaucl [Pa:'is ]810. tom. 11, p{¡j.313] han ,:I·ll0 rr llC¡;ar a
!3ehaim los descubrimicntos que s:: 13 atriuuyen. Pero, el ma::;notable de toeJos los impug!\,dore.1 de los p¡'etcn,l:tlo3 dercchos
deljeógrafo de :Ku:'cmberg, i por tanto el 1,' cjor dcL'us,)rd~ la r;10ria de Colon i r;la6'ulIanes, es el baro:\ d~ liumuoldt. \,':\lse ht
Ilis(oire de lrl G'eogr({phi~ dll no/wel/it (O}//il!~l!í, tO¡¡¡. 1, páji!la 2jG i f;i".t1icII1~s.
No dc.ia~emos de recordar :quí tma ci;"~1I:1S::::1~i;¡C¡11~cO;':'ohora la convicci"n de que ánt8s d21 \'iaj8 (18 ;n.\:~allaI\2':; 1\0 podía habe •. carta algnna cn qlle estll\'jcl'a s~fjalado el r.str2c~1O d;!
su nombre. El ilustrallo i prolijo historial/o. (le las conquistas
de los portugueses
Juan de Barros, C¡U3cscribia pncos 1l~¡QS
despucs del descubrimiento,
i que COilil{¡] tó con IIn c¡¡idado csc¡uisito todos los documentos cle la rO\'O'1(l dc Portngal, no habla cn ninguna partr> de esos 111a[1a:;. CJ¡'c¡ur,tan"ia que 110habria
omitido jalllas si hubieran exis:::ln, pa:'¡¡ (1;s::creditar cn;l ",'a r~:'cTcncia a ;Hag-nllallc::;, a quiel\ prol~.;~ mu: n~a]a \'o]:mt:¡c! por ]¡a:'cr prcs:ado SIIS scrvicios 11 la Espaf:a.
A :\lagallalws
se puede aplic:lr tina ob~~l'\'r.cioll llena de
e:;actilud i de cspiritu:llídad epe V olta!!'!) npliratn
ni d~~cnbi'jdar de /.m~rira: "clI:wdo Colo:! p;'o:nctió 111\llll~l':) )¡emi~f;.>•.¡.-).
se le dijo que esl8 hemisferio no flo('ia (>:·;i:·:>; i ('unndo lo ('e::cubriÓ fC pretendió C]uc ya era CO:1oc:t!:l lk;:.h 1l~(le:lOtiemp()
atras:"
]LUSTHACION
(\'é:1SC la
IV.
r;;j. 52.)
Los motivos <lile ocasionaron la sepamcion lh Falciro de b
cscuaclrilIf\ de l\lagallalles, han sido esp!icados de mui diversa
manera. El carácter ¡Juro i a:rahiJial'io d~l astrólogo portugnes
[ué causa sin duda de C]ue algunos de f.US cOl1ten~ro:'::neos 10
creyeran loco, i asi lo escribe desde Sevilla al reí de Portugal
3U ajente Sebastiun Ah-nrez. Este 1'111\10:',
nacido particularmcnte
elltre ;;11::; encmig-os, ha pasallo n la lti:3toriu con 6'ranues \'isos de
vr¡'dad avcrip,'lluda.
ES::t ~lotic·ii.1 rll~ cOl~~jgila;!a ror ~..orc:; t!c GÓl~);Lu ('11 r C~i'
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140
'"IDA
I ViAJES
XC de la Ilistoria .ieneral de las Tndias, publicaJa en Zaragoza CII 1552. Dice allí que en Sevilla "enloqueció Ruy Faleiro,
<le pensamiento i de 110poder cilmplir con lo prometielo, o como
diccn otros de puro descontento por enojar i de servir a su reí.
En fin no fué a lós 31alucos." Oviedo refiere la misma especic
en su Historia jellcral de las Indias; par!. 11, lib. XX, cap. 1.
Ménos crédulo que los cronistas castellanos, el historiador
de las conquistas de los portugueses cn ]a India, Juan de Barros dicc, (dec. II/, ]ib. V, cap. VIII) que era voz comun 1Jue
Faleiro finjió ]a demencia, i que Dios permitió que fuese verda11era hasta quedar encerrado en una casa de locos de SevilIa;
pero sin dar entero crédito a ese rumor, infiere quc no hizo el
viaje por habcrse arrcpentido, o tal vez porque como astrólogo,
creyó adivinar el mal resultado de ]a empresa. Amorcui ha
aceptado esta última esplicacion eu ]a introduccion
puesta al
Primo viagjiio de Pigafetta. Dice así: "Faleiro habria podícl0
cmbarcarse con J\Iagallanes; pero, como prctendía ser astrólogo,
se escusó diciendo que preveia que esta navegacion le seria
fatal."
Despues de éstos, todos los historiadores que han tratado de
este viaje, con csccpcion de Antonio de Herrera,jeneralmcnte
el
mas estudioso i concienzudo de ellos, han repetido la misma
noticia de ]a demencia de Faleiro, ag-regando muchos que quedó
furioso en una casa de locos de Sevilla. Argensola en su Historia de 7as .~olucas, lib. 1, i en sns .9.nales de .9.ra~o1T, lib. T,
cap. 79; Illescas en su Jlistoria pontifical, parto 1I, lih. 6, párf.
14; i Fr. Juan Francisco de San Antonio en su Crónica de los
rlescalz(ls de San Francisco de Filipinas,
part. 1, lib. Ir, cap.
IV, son de este número. Frai Antonio de ]a Calancha, en su
Crónica 1Il0/'fllizada del órrlen de San .9.gustin en el Perú,
lib. 1, cap. VI, observa que toclos los descubridores de] mar del
sur tuvieron suerte adversa. Vasco Nuf\.ez de Balboa, dice, murió degollado; Ruy Fa7eiro, loco rabioso; el marinero de Lepe,
que primero lo vió, renegó de la fé i se hizo moro, i lIernando
de !IIag-aIlanes fué asesinado. La especie de la locura de Falcil'O
se encuentra repetida todavía en la corta aunque interesante
biografía de Magallanes, publicada recientemente por 1\'1. Fer()inane) Deni~.
N'avarretC', que a un conocimiento
profundo de los documentos unia bastante sagacidad histórica, ha sido el primero en
IlClT'.lr la locura de Faleiro. "Si hubiera sido tan estrcmada i
cie~·ta la locma, (lice, no era regular que el rei reservase a Faleiro ni para hacer otro viaje, ni para aprestarlo i prevenirlo: i
la espl'esion de que 110 fuese en éste por capitan, juntamente
con i\lagallancs, indic:a hastante que se quería prcca\'cr clre. sultado de la discordia i elesavenrncia que habia entre ellos i
)'lo(lia ser fatal ,,1 hilO de 1" c;;pedieion" lllustracion
XI ti su
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UZ HER~A:-¡DO
DE II!AG.\Lr,"\;'iE~
1-1).
'::¡iografía de :lIagallanesJ. En seguiúa, recuenb
¡¡Igutlos uo~umentos e in<:identes históricos
que vienen Jn 5U apoyo.
Faleiro habia llevado a Sevilla SL! filmilia, compuesta de su
paure, su maure i SIlS hermanos, segun lo avisaba Sebastian Alvarez al rei de Portugal en carta de 18 ue jJlio ue 1519. Habiendo uesistido del pensamiento de una segunda cspellicioll,
los padres ue Faleir(J volvicron a Portugal, a donde fué ¡\ vertos
el astrónomo a principios de junio de 1520. El 24 tle este mes,
hallándose en un campo llamado Oytero, fné apresauo por órden del rei de Portugal. Desde la prision, escribió al cardenal
Adriallo de lJtrcch, que gobemaba en CHst.Jla por ausencía lid
soberano, una carta latina que se eonser\'a orijinul en el archivo
de rndias, para pedirle que recauurU. su líbc1 tad. Sea que los cmpefios del rejente alcanzaran lo que soli('ittlba Faleiro, o que
éste se fugara de la prision, lo cierto es que a principios di)
1523 estaba de vuclta en Sevilla. Desde esta ciudaJ escribia el
22 de marzo dos cartas al rei Cárlo" parn manífestarle las ventajas que se pouian sacal' de I\lS uescubrirnientos
hechos por la
escuaurílla ue l\Iagallaues. Pcdia cn ellas que se le dieran los
sueldos que se le tenian ofrecidos por hallarse en gran nccesidad; i aconsejaua al soberano que hiciese salir cada afío una
nave a las islas de la especería. Pedíale, ademas~ licencia para
armar una o dos uaves i negociar-por Sil cnenta, o que le mandase por capitan de una nuel'a espedicioll cn (lue podia ser lIlui
útil, Ilevanuo sns cartas jeográficas i sus instrumcntos astronómicos. Dábale cueuta tambien del profundo sentimiento que
había causado al rei de Portugal el viaje de los españoles, i los
propósitus
en que estaba de alejados de aqnella cspeculacioll
mediante una fuerte suma de dinero. i el deseo que tellia de
atr<crse a Faleiro a su sl!rvicío, ofn:~iéndoJe gracitlG i Ihvore,;
porque saliera de España. Estas dos ([lrtaH, que existen ol'ijinales en el archiv() dú Indias, i de quc ha dado cuenta Ilerl'cr;l
(dcc. 1[1, lib. IV, cap. XX] no dejaran lugar a duda de que J; •.
locura tic Falciro, qno, segull ~e uiec, fué causa dl' C¡lle no :;~
emuarcase con iHagallanes, es una i:lI(lostlll'a, nacida de un l'll'
mor creaúo por sus encmigo;,!.
No existcn otras noticias rela[,vas al célchl'f' a~t;·ÚllOl1l.l
portugues.
ni se Sllue eu qué arlO muri(,. Sc ha dicho 'lue 0.\
hcrmallo Frallciseo publi::ó CIl fjc': illa, ea 153;), \111 [ra!ólllll .'tl
bre el arte de la llill't'~aci()n UJt:on l'itldo, ·';iúliul~cl!, {)(i~I'!~:¡
i occidcn!el), que parecc cum~)lelam:;flw p~rdido.
Un dlSlillgllillo jeúv,ra:'o l1l0der1lo, anlol' d;; 'J'¡~, ,·¡¡liu:.;tl.tic.:
cripcion {¡í:;lúr¡co-j::",:¡:::';i¡;~ d,¡ :;. .. :;1, :,' .. ; ;)~I ,\Y!':;; ,I~ (;:1_::::\1, 1m ~j,lpll:,;sto ,\11': '.\cLil'·' ':;". ; l ..,1,; "o.: ", '. :,.
161U¡ Jon elf.' r~lu:li.lf'~ ~·
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ent.·arao HC uauia d,~ d.:o <..: ..) .~l~~ll.
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1-12
\"IDA I VIAJES
zer O primo giro do globo." (CorograpllÍa brasilíca, tOIllO f,
in!. púj. :37, Janeiro 1833). Creo que este es el único escritor
de alguna nota qne hara podido caer en t'stc error tan grave ni
tratarse de aquel viaje.
ILOSTIUCION
V.
(Vcase la páj. 73.)
La descripcion de los patagont:'s hecha por el viaje)'o Pi<rafctla
es jcnera!mcnte exacta. "Si se separa de su narracion, die~, D'Orbigny, lo qne hai de mas en la talla qnc indica, se reconocerá
en todo el resto de cElos uetalles \lna c:,actitllll notable cn raZOll
tic la época." (L'llOmne a1J!pricain, tomo If, púj. 29).
Pero las cxnjcraciolles tte Pigafetla J'cL,reJltes a la cstatura de
los patagones son fi'(cur'ntes en los. i¡ljcros posteriores, i atla
culos que \,bital'oll aqlll'lIa3 J'cjiones a medi::tdos del siglo pasado. El pn'sioUllte de D¡,o~ses, en el tom. 11, páj, 324 i siguientes de su I:ístuil'J des ll(wigatiOl¡:; GIl;Cterres Ilustra les, impresa
en 1756, ha rcunido ahflllHls indicaciones
estracta(!as de lli\'er50S viajer\1s C¡'l!! ví,it"~'on h P"tagol!ia,
i de ellas ha deducido
que sus pobladorc3 eran vcrdaderos jígantes (V. tu páj, 331), si
bien cree r¡ue pertenecian a una fmnili¡l distinta de la de 108 europeos que los visitaban.
Entre estas referencias de los v¡::jel'os h'lÍ una qlle merece
llamar la atencion particnlurmente.
El comodol'O ingles Byroll,
que se detuvo a la p:ltrada del estrecho en 1764, i que cstuvo
en relaciones con un jef'c patagon, dice: No lo medí, pero sí
pueJo juzgar de sn altura cOll1)lurlÍndola a la mía, puello decir
que no era méllos dc ~ictc piús. Casi todos tenían una talla
igual a su jefe. Un olicial ingles, que tenia seis pié de alto, 8C
"eia transl<>rfllado, por decido así, cn pigmeo al lado de estos ji.
guntcs, ¡:Ol'(llI.:lse debe decir de los palagoncs que son jigantcs
mas bi:m que hombres d~ alta CJtatura."
Noticia:; sPl:wjantes a éstas se cncuentmn en la mayor parte
(le los v¡ajero!; de los siglos XVI i XVII. Un célebre marino
ingles, sill cmbu;'go, Francisco Drake, que estuvo en la bahía
de San-Jlllian on 1578, observó que los patagones no tenianla
grande estatura que les atribuian los espailoles, i que habia ingleses mas gralldes qua el mas alto de ellos. Esta observaeion
está consignada ea una relacíon de Sil viaje escrita por un compa~
triota suyo Edwac'" Clille. El historiador españot de las islas 310lueas, Aljensola, conoció segun parece esta noticia, i lu trasladó
¡¡ Sil libro sin e¡¡t(!!Iderl<l, i dándole un seutido
diametralmente
opucsto, haciondo hablar al mismo Drake. "Aquí aparecicl'oll
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DE IlCR'I.\:,<nO
nc
JI.HiH.r.'\:'<Cs.
143
ocho i:ltlios ji;rante;;, llice, qae dejaban b:ljO al mas al!o ingles."
(Lil>. lIJ, páj. 105)El lector encontrará lIna nn!ic!a completa (le :0 qne sobre el
pal'l:Ctllar hall e,crito los (:;\'ors03 v¡aiero~, n~¡ como un cuidadoso estudio fi.:iolójico de los pala6ones, en el tom.lI de la
obra citada de D'Orbigny,
lLUSTHACION
(\'éase
VI.
la p:~j.~8.)
F.!l tOllo tiempo se ha ohscrvallo tlnrante lns telllpcstadc;;
cierlas llamas () litilaciones 111111inor:~.s
en la est 'c:nilbd de lo;;
ctlerpos q:10 acaban cn pllnta cllando (~3la está ICI'a:ttada en el
nire, como los llIáslilt's de las naves i los campanarios de la;!
iglesias, Los navegantes antiguos i modernos han rodillo observar este fimómeu<l sin darlc tina esplicacioll sati;;;'lctoria hasta
que la ciencia ha eSludiado lo~ cf~ctos d8 la clectricidad.
EI\ lo;;
tiempos antiguos esas chispas eran cOII~iderada~; romo presajios, de tal mmlo que una sola Ila:n:l, que recibía clnombre
de
JIelena, era un signo de mal agué';'o para los navegantes, aSi
como dos lIama3, Cásto( i Pólux, anunciaban buenlicmpo,
ESla~ c\'cencias cambiaron ('0:1 l(ls siglos, pero la slIpersticion quedó siempre en pié. Los moJemos
han dallo al mismo
fenóm8no los no!n'Jrc;¡ de fuegos (le San-Telmo,
San-Pedro,
Sal1-~icolas,
Salita-Clara o S:\Ilta Elena. Un ~:abiClmoderno, F.
Arago ha reunid') dinrsas
cit:lcio:ws <1" muchos autores antignos en que se hace rncncion de esle fe:lómcno observado tant()
en el mal' como en tierrn; i no seria llil'í cil aumentar todavía el
número de cilaciones, Los escritores <¡tiC recnerdan estos hechos lo!! scnalan siemrre COil!Opresajio;; celes les, Plutarco, entre Olros, refierc quc cuund(l la nota (le Lis:lndro sdia del puerto
de Lampsace pnra alacar u los atenil'nscG, las e:;lrcllas (Ll Cás101' i Pó!us
fucron a colocarsc a 2.lllbos hulos de la galera del
almirante esparlano,
En la historia de Colon escrita rOL' su hijo Fernando se encuentra ('nnsigllallo un hecho sem~:.i:I~ltCqtW t:IVO Jugar el! una
noche tle! mes de octubre de l1U:3, tlnrantc una telllpestad,
"San- Telmo, dice el historiador, se mostró entónces sobre la
pn:lla dc IlI1 illJSlil COIIsiete círioJ ellccndido3, es deci¡', se percibió lns í":lcgns, de qU3 103 r.l:lrinero:i creen que f.OIl el cuerpo
de estc sallto. Jllm~llial;:mcl!te se ()';ú cantal' Illuchas letanías i
oraciones, por (I"C las jClltC.3 de Ill:l'[,creea qne el peligro dll la
lcmpest::t! :la pa~a:lo c1cde '¡:IC S.tl!-'Pclmo apareel!."
II0ITc;'a i P;gal'ella ¡nI! co:dgnado
hecllOs senwialltes alreferir las tellljlCsl;¡,;{e~ que sn;':'iú b esc.:nd;·ilJa de :\Iagallanes duEste Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
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111
Ylll.\
J
n.\Jr.~.
ralltu su ..:élebre viaje; pero el hecho mns curiuso que a éste
respecto se recucrde está consignado cn las memorias del célebrc marin(~ frances Forbin. "Durt\llte nna noche (en Hi\.l6, cerC? de las J:slas Baleares), se nnbló de repente en medio de relalllpagos I de truenos tprfl/,les. Suure los mástiles vimos mas
de treinta fuegos de San-Tolmo.
lIabia uno, sobre todo, encima
del gallardete del palo mayor ljue: tcnia mas de un pié i medio de
alto. Envié \In marino para que la bajara. Cut\ndo éste se halló
arriba Silllió (lile el fuego hacirt nI! ruido &emejante al de la pólvora que se prende despues de habeda mojado. Le onlen8 que
quitara el gaIJardete i que bajara, pero apénas la hubo arrancado de
su lugar, el fuego la abandonó j fllé a colocarse en la punta del
mástil sin qne fuese posible arrancado de ahí. Permaneció largo tiempo en el mismo lugar hasta <¡ne se consumió poco a
poco."
K o son ménos curiosas las referencias de fenómenos semejantes obsel'\'ados en tierra que se encuentran en esc~itores antigllOS i modernos. Ews mismos fuegos se han hecho notar en
bs Innzas de los soldados i cn las estremidades de algunos
campanarios. Arago ([.p, l'onnerre, chap. XXX) ha rennido algunos hechos snmamente clII'iosos tomados de los historiadorcs
Il obscl'I'udos por algunos sábjos modernos. Figuier (D5coltvertes scicllli.fiQllC8, vol. IV, le ParaI01men'c,
chap. 11) ha consignado los mismos hechos al referir las observaciones que precedieron al descubrillliento ud parill'ayos.
,'Cl,ando las nubes tempestuosas están Illui bajas, ordinariamente no hui r<:lámpagos. La electricidad producida por influencia es (an fuerte que se escapa de los puntos salientes bnjo forma de llumas, como se vé cn las puntas de las máquinas eléctricas. Este fenpmeno ha sido donominado
despues fuego de
Sun-Telma.
En invierno es cuanuo se obserm lilas frecuentemcnte. En las montañas es lilas comun este fenómeno cuando
las llldJes eléctricas pasan por su vecindad. N o hai necesidad
de decir que esta llama, apesar de su analojía con el fuego no
quema los objetos que toca, aoí como las pUlltas de nuestras
máquinas no se calicntan apesar de la gran cantidad de electricidad que las atraviesa.
"Existen entre las nubes i la licna olros ohjetos que pueden
ser electrizados por inlluenciaj i éstos pued,~u desligarse de la
eleclricidull visible bajo la forma de llanla. Si) ha visto frecuentemente durante una lempcstad Iljel'c fosforecente qne caia al
sucio i siempre 1mbia CIl el aire gran carga de electrici{lad."
(Kaemts, C(il'),~ com¡¡!et úe .1Jclcreo!ogit', lib. VI). Tal es la esp:icacioll <¡11ela cienci~ mudcrna da de este clIrioso fenómello.
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JLUSTIUCION
ni.
Mucha::; rcce::J ~e hu dicho que el mimlO l\L.&ulJancs dió b(,
al estrecho
que dcscubrió
ell Sll !;lIn()~a e"[llorarion,
Los padres i~uzeta i lln\\'o han repcti(lo este mismo error cn
la páj, 73 lle! primer tomo de su Dicciollario jcogrÚ.fico /iis"órico de las istas Filipi1ws, Sill embargo, ell la rclucillll de Pigafetta i cn el diario de }\lbo se I'é que el cÓ!ebrc navegan~e lo IhHllÓ s')lo estrc¡;ho tle todos los Santos.
A ll1cdiado~ del siglo ;~ V í, e:<le nombre habia sido ya completamente cll'ida:1o, Ell los u'atados de jcngmfía, cn las ca.rtas
o mapas i eJl lo::; liuros de hi:.;toria fe le llum:cb:l COll el nomure
de su descubridor,
Ell ¡('brero de 1580, el marino eS[laflOl, Pedro Sarmiento de Gamuoa, que pasaba el cstrecho cu busca uet
corsario in~lcs Drake, tomó poses ion de él Cll llumbre del rei
Felipe 11; j ell la acta (¡lIe al efecto levantó, cambiaba sobmentc
clnombre
de aljlld Fa~o, "!lClIl, dice, hago saber a todo~, que
para hacer este Vinjc i Descubri¡;liento
tom~ por AbogaÓt i Patrona a la serellbirna Seflora Nuestra Heinn de los Anjdcs San~
ta ,\laría !:ladre de Dios siempre VÍljen conforme a la Instruccion de Sli E:{celcneia. Por lo ellal, i pUl' [us milagros que Dies
Nuestro Sellor por ~n il\terce~ioll
ha usa,lo Clll1 N OUlJirOS cn
e~te Vinje i Descubrimiento,
i ell ¡os pcligro:; qne en él hClllos
tenido, p',les por nombre ~,esLC ESTllECtO D8 LA :\IADHE
DE DICS, pues que ántes se llamaba ESTHECIlO DE ~L\G,ILLA~
1\ ¡':S; i espero CII su Majestad,
~ielldo
COIIIO es, tan uel'lJto de la
:'.Iadl'c de DioG, le cOlllirmai':l este mesmo Nombre cn SllS Escriptoé' i Provisiolle~, pues Yo en su He:,1 Nombre se le pus::,
para que siendo Patrona ¡Abogada desln:l Hegiones i Partes
inlcreeda con sn preciosísimo llijo .Jcsu-Cl'isto Nucstro Senor
pUL' ellas al('unce de SlI bendítbll1a
?'rug( stad haya llli~erieordia
de las Gcnte:.; dellu3, i les cnvié su Santo Evanjelio para que ~u~
animas se salven, de lo qual resultará suma honra í gloria a los
Heyes de España que lo hícieren i flleren Ministros deJlo, en
este .:\~II11do i en el otro; i a la N aciOll E:lpaflola
que lo executere no menos honra i prorecho í acrec::ntamiento,"
En la rclacíoll histórica del Viaje de Sarmiento se dá aJ~Il1H\~
veces el nombre de Madre de DIOS al estrecho de .\lu<T¡dlanl's
(Viajc al estrecho de ,MagaLlanes por el w]!ilw¡ I'ed~'v Sl!i'mienlo de Gamúoa, en los anos de lb7\.1 i 1.580, :\faurid 1761:),
páj. [j12),
"'¡>usa!' de c:;ta solicilud
dc! c(.!ebrc marino c,;paiiol,
Fclír:: :: 8e ablul':1 d;) ('<1mb;,;:, h de ,oJIJinn::ioll a aqnel estr::cito; i tos ~li3tO,i~d<:~cJ ¡
. ':;;;'lIl ,. "",ido 'T~ltll,:nd"h eOIl (01.
¡wmure
:~cr::'J~':;
_.'
~ ,~.~1..::)"
1,
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• .1
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1'1G
VIDA I n.IJ!;s
ILUSTIL\CION
..
VIII.
(\'éase páj. \lG.)
¿Dómle están situadas las í~las que l\lagalJanes denominó
Desventuradas?
En los diarios de la navegaeion, i en la pl"Olija
narracioJl de Pig-afctta. faltan los datos para fijar prccisamentc'
la posicion de e~las islas, De ordinario se ha creido qlle son
las i;;las de San-Félix i San-Ambrosio,
(PW están situaúas enfrente de la costa de Chile u la altma del Huasco.
El celEbre marino espauol Pedro Sarmiento de Gamboa es de
esta opinion, cnando en la narracion de Sil viaje dice: ¡'Pasamo;,
por el O. diez í ocho leglla~ de las islas Desventuradas
que
están en 25° i un tercio, las cllales año de 1574, Jua¡¡ Fernandez, piloto, yendo a Chile aca~o las rlescubl'ió segunda vez año
qUE' desde que .Magallanes
las descubrió auo de 1520 no se
habían visto mas; i se llaman agora San-IN/L>.: i San-Ambrosio." (Viaje al estri!clw de J',fagallanes fl! los a;708 de 1579 i
1580, :\ladríd 17(8). Arjcusola eu el lib. IIf de su Historia de
7<1.~ MolllcaS, ha reproducido estas mismas palabras.
Sin emburgn, los datos que suminístl'l1 el diario de Alho malIitiestan que las islas visit:ulas pOI' Magallanes están situadas
en latitud S. de 10Q 40', lo qne no corresponde cu manera alguna a b posicioll indicada pOI' Sarmicnto, i repetida por Arjensola.
El.ieógrafo espaílol don José de E¡,:pin~sa, que examinó prolijamellte estos documentos
í que ¡c\'anto una carta del grande
occano, trazando cn ella el rumbo ,de las lIa\'es de i.\lagallallcs;
njó a estas islas lIlui diversa situacíoll, Segun él, la uc SanPablo está por los 1270 15' de lonjitud O. de Cálliz i la de los
Tiburones por II)S 136030' llel mismo meridiano. Vease la carta tic Espinosa grabada en Lúndres en 1812. Creemos que esta
opillion es la mas acertada
ILliSTn.-\CION
IX.
(V~}se la p áj. 127.1
La lino 1'rinidarl queJó en Tidor c:ll'enúndose uespues de
la partida de Srbastian de Elr.ano. El capilan Gomez de EspiIlosa hizo dcscmbarcar la artillcl'ía dc!al; n'l\'('s destruidas anteriOl'lllelltc pal'a \lO cal'~al' dcmasiadu la Trinidad, i determinó
dejada en tierra con alg-\l:los castellanos para c¡nc recibieran
illt~)l'mcs acerca del comcrcla de ar¡llellas islas i mantuvieran las
relaciollcs con los l'e\'rs cO:lIal'cantls. CJl'emHJa la nave, Gomez
de E"!pinosa salió de 'Tidur el 6 d:: abril de l{j:,!,!, La 1'rillidad
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DE ¡:,-n~,\:\DO DE ;'\l.\C,\LI.A~[~.
117
llevaba cillcu~nta hombre:.; de uotacion i U:la carga de novecientos quintal~s d~ clavos de olor.
El propó~ito LO les cn3tellan03 era lli:'j in::: n Panamá ~arn
volver a Europa por aqu~!la via. D('sgrac:aJa:ncllt~,
Ulla fun.osa
tempestad dcs~~ozÚ de tal mouo la nave fJ\le s~ vieron oblIgados a volver oiras i a ouscar un allt'j"o (':/ 1¡:'51l'las de los Ladrones que hnbin:¡ rccor:'ido pnco .tutca, l'cll:';;;,]lall volver a las
j\f olucas a rep¡;;'ar la ua\'(~ cnal1l1o e\lCOi]:I'¡UOll un barco cllya
jClIte couocia a los castdlallo:J, Snpie!'(H1 \:,lI()lICC:'; c¡ne a los
pocos dias de su saliua de Tiuor, l/IJa r¡:rtiua de portugllcses
manduda por el l'api!an Antonio de Blito, hahia lIegal:o a 1.1isla
lb Ternate i tomado pOi;esioa dc ella a 110111 Jre del rei de Portugal, const:uyendo
al efecto uaa Cortalc>:a.
Gomez de Espino3a ~c aprovechó dd enrucnt¡'O (le lWlIella
nave para dcspacl;u¡' en ella al escribano Bart:)lllln6 Sanche;/, COl\
una carta para el capilan portugues en q:1C le pedia empeilosamente fjlle le mandara algun socorro para ~lllir de la apura(la
situaeion en que se hallaba. Brito accediÓ a csta solicitud; i cn
conforlllida,lmandó
llos barcos en qUf) 108 castellanos plldiNon
trasla,larse a 'remate!. Los portu~llc';e"l sin embargo, apreoal'On
a Gnnwz de EoViuosa ¡sus Cl1Illpaflcl'(}!1fjll;lÚlldoles las earlas,
astrolabios, cuadrantes i derroteru,; fjtll' llel'ahall,
Los castellanos estuvieron prisioner'ls 1'01:10 cnatro meses.
De allí fueron trasladados a íines de febrero de 1523, a lil isla
de Banda, en sc~uida a la de .1a\'il i por Últi!llo a Malaca dlllH:e
mandaba J oria de Alburc¡uerqllc. Todavía permanecieron
ahí
Pl'isioneros lIIucho tiempo mas. Hecorrieron varias ciudades dc
la India hasta mediados de 1¿¡27 en c¡ue pudieron volver a Europa solo cuatro de ellos. EiI L¡~boa fuero:l puestos en la cárcel pÚblicli, (ionue muriÚ uno. Gon;~alo Comcz de Espinosa,
Gines de ;\laí'J'il i un clérigo apelldallo
i\Illlales desplles de siete mcses de prision, fu<::ron puestos ea libertad, por haberlo pedido así el réi de Esp::¡i:l, El rcsto lit) la t.'ipulacion de la llaO
Trinidall o habia llllll'rto P habi¡\ qU:!llado Cll la lnuia o en los
archipiélagos
inlllediatos. Algunos de e~tos Últimos volvieron
mas tarúe a E~paf¡a.
Los incidente!' relativos a esta Última parte de la historia de
la ct~lebre espcdicion ('~l{ln pl'nlijalllel\tl: r2f~ridos por lIerrera
en el rap, II, lib. IV, déc. II[ de su histol'la, i COll"tan de /as
declaraciollCs tomadas en Valladolid por el consejo de Indias
ea ngo!;lo do 1527 a los castellanos <¡ue volvieron de tan penosa percgl'inacion.
Estas declaraciones
[lan sitIo pnbllcadas
pOI' N (lvnrrete eula páj. 378 úel tomo I\T úe su célebre ColecCIOI/.
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VJlJA 1 V[A./E5.
ILUSTRACION
(V
éase la
pÚj,
X.
129,)
La Jifercncia notada por Pig-afetla entre el día (Iue señalaba
:m diario i la fecha qlle le indical'on los portugueses
en la"
Islas de Cabo Venlc, c..IíÓIlIgar a estrañas esplicaciones, si bien
110 tardó mucho
en eSpliClll'SCla verdad de estc lCnómcuo. Pedro :\fartyr de Anghiera, que era sin dnda uno de los hombres
mas eruditos que enlónces hubiera en Espaila, cscribió una carta dejando entrever quc couocia la verdadera cansa de aquella
aparente contra diccion, si bien parece burlarse c..Iela confusion
de los cornpai1eros de I\Jagallancs <¡ue les habia impedido guardar los preceptos d¡¡ la i¡{lcsia respecto a los ayunos i alimentos
¡O]nu el'is/olarllm, ep. 770, páj. 448, eJ. de Paris de 1670).
i\Iiéntras los hombrcs de alguna instruccion se afanaban por
dar una solucion razonable a este problema, no titilaron escritores que aseguráran
que la confusion provenia solo de un
crror en el dial'io de lo!; navegantes, i quc era inÚtil tratar de
darle otra esplicacion. Lopez de Gómara escribía cn 1552, tJl el
cap. XCVII de su /lis/oria
.felteral de las Indias, 10 que sigue: "Erl'ál'ollsc (los na\'rgantcs) un dia en la cueuta, i ,así comieron carne los vierne~, i celebraron la pa~eua en lúnes, trascordáronse o no contaron el bisiesto, Bien que algunos andan
filosofaudo sobre ello, i mas yerran- ellos quc los marineros,"
l'igalctta, que estaba mui se~uro de que no habia error en su
diario se empcñó cn el estudio de cste problema, i cn la rclacion de su viaje Ilpgó a esplicarlo satis¡ilctoriamcnte.
La misma esplicacion se encuentra en la [lisloria
.J\i'atllr.al i, .1~Ioral
de las Indias deljesuit.a
.Tosé Acosta, pnblieada en Sevilla en
}590. Así, pues, el problema del dia perdido que tU\'O confundidos a los contemporáneos,
fué esplicado satisfactoriamente
desde la primera mitad del siglo XVr.
lIoi, la csplicacion de este fcnómentl se Cncuentra consignada
en todos los tratados de astronomia. "Es e\'idente, dice :\1. Arago, que un viajero que diesc la vuelta a la tierra u\'anzand,tl
progresivamente
hácia el oriente para \'olver al punto de pa¡'tld¡¡, veria le\'antarse rI sol, pasar por el mcridiano i ponerse una
\'cz mas <1nc las personas qne qncdaron en el mismo lugar, i
que ganaría de este modo un dia entero. Por el contral'io, otr,o
\'i;0ero que pal'licsc de Paris avanzandu progresivamente
hácIa
el occidcnte, habría perdido un (lia cntero al volver despucs de
haber dado nna vnelta a la tierra, Ec;to es lo qne han observadu
los compafícros de .\bgalIanc5
a la vuclta det vi'lje (le circllllna\'(:gacion durante el cuallllurió el ilustre llavcgall~e portllil,lles.
El dia de Sil vuelta a S,lll-LÚClU' cra para ellos el :.!O de SCIICIIlure de ] '32:!, ll1iélltl'~" los habitantes l¡'~ la ciudad eontalJtln el
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n:>
E En'i'\:;OO
n¡::
:\lAG.\
Lr.A.:-i¡::S.
149
21." (u'1stronomie !JOp~t7ai/'e,.lib.
XX, cap. XX, ~?1Il. I1I, rijo
290). En esta c-sp]¡caelOn hal un erro\' de eronol0.llil, porque la
Ilao Victoria arribó a San-Lúcal' doce uta~ ántes.
lLUSTHACION
(Véase
XI.
la pÚj. 129.)
Francisco Lopez de Gómara en el capítnlo XCVII de Sll Hi::loria jencl'al
de las Indias, fol 130, dice: "La naye .n1'{Jos de
Jason, que pusieron en las estrella~, navegó lI1ui poquito en comparacían ue la nao Victoria, la cual se debiera guardar en las
atarazanas de Sevilla por memoria."
Estas palabra~, mal interpretadas por alg-unos cstranjeros, i lo
que es lilaS singular, por escritores espllfloles, ha dado lugar
a que se crea q:¡e la nao Victoria habia sido conservada en Sevilla en recuerdu del céleb¡'e viaje í de la primera navegacian al
rededor del mundo. Esta especie se halla consignada en la historia de los viajes .\el abate 1're\'08t, i en la introduccion del Voyage autour du monde de Bougainville. Sin emb.lI'go, los escritores franceses tomaron la noticia de alg-nnos españoles que
señala Vargas Ponce en la Relacion del vi(~je al /i;slrec!1O de ~Jagallanes
en 1785 i 178G.
Son lIotables partienlarmente
las palahras (Fl(~ se enc1.1r.ntl'an
en un libro ue Antonio de Tarquemalla,
impreso en Medina del
Campo en 1599 con el título de .Jardin dellores curiosas. En el
folio 226 vnclto .'le lée: "La nao quc se llama Victoria está en
las atarazanas de Sevilla, o a lo menos pstuvo eomo cosa de admiracion."
Otro escritor español, Martinez de la Puente, relirienuo los sucesos mas not::hles del viaje de !\IagalJanes en Sil Compendio de
las Hislorias de la [miirl Oriental, impreso en 168 J, dice: "Los
fragmentos de esta lIao Victoria se g-nardan ell Sevilla por memoria de haber sido ella sola quien dió vuella entera a todo el 01'he de la tierra ¡agua."
Apesar ue estas palabras, el hecho ue no hallarse consig-nada en los .Jlnrdes de Sevilla de Ortiz (le 7:únirr.l la noticia tle
que fuera conser\'ada de esa manera la. 11140 Vic(07'ltl haria sospe~
chal' que touo aquello era una illvcncion. Pero ¡mi una uutori(:ad
irrccusabk
para negar el accrto consignado en las obras citadas.
Gonzalez Fernandc7. de Driedo, el minucioso historiador de las
In(lias, refirió ni verdadero fin de la nao Victoria en el capítulo
1, libro XXI, de la ed. de 1547 dc su obra. Dice asi: "Salió aqucIla nao del río de SeviIJa i dió Hna vuelta al romo o redondez
del mundo i anlluho to(lo)o quc el SQI anda, en (;special por
aquel paralelo de 1" n<ll'e que he dicho bojé e! l'lUndl), ye:1(lo .)~"
poniente i tr:j'j~~.nt:'.."' re:- f'llc,·,'r:~~~; j ír.,l~··f' ~ ~.. 1~1~3Tn·r..:);,~'i!\'
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150
,"JDA
1 VI AJES.
aun,deSllUCS hi~o aquella ~lao Illl viaje desde Espai'laa esta cuil!ad
de Santo DOlnlllgo de la Isla Espafíola i tornó a S~"il!a i dt'sde
Sev il/,~ volvió a esta, isla! i 11 lit vuelta que volvió a Espaí'liJ se
]I:Jl'dlO,
que nunca Júmas se supo de ella ni de persona de los
quc en ella iball."
.
ILL"STltACION
XII.
(\'eJSC la páj. 131)
El caballero Francisco
Antonio de Pigarctta, que :\compalió
a Magallanes en RU céleore esposicion, i cuyo libro es una naI'nicion mili intcresante de los inRidentes de ese viaje, nació en
ViceJlcio, cn Lombanlía por los alias de ]491. Des(ic su ju\'en1.\1\1 mallirestÍ> grande afician a la na\'eg-acioll i a las ciclIsias (]Ile
ticncn rclecio1\ con ella. Pasó a ESj1afía en ]:) IH acompuflalldo
a Francisco Chiericato, emhajador dd papa Leo:1 X, i obll1\'O
permiso para acoll1paliar a :\]aJnl!ilnes en su ,'iaje en bUfcn de
las islas i\lolncas. Durante la llavcg-acio:l, Pi~afela se ganÚ la
confianza de su jele; i se aprovechó de sn ~it11acion i de SIlS
conocimientos
literarios para recojer ¡consignar
e11 :011diario
de vinje todas las noticias que acr.rca (le la I'spedicion i de los
paises visitados podian interesar a 101' curopeo~.
A su \'uella a Enropa, ¡>igafet.ta filé recibido con gran (listineion por muchos soberanos. El empe1'a(lor Cál']OS V, el rei
tle Portngal, el de Francia, los princi res de Italia i el papa Clemente V 11, lo colmaron de J¡onorc~ i pr2,<ent~~. El gran m:lestrr. (le la órden de Malta, Felipe Villcrs de l' Ile-Adam lo recibió en ella el 3 de octnbre de ]824, i le concedió la encomienda de N ossia. El re sto de la vida de Pigar~cta es casi dr.sconocido. Se sabe solo que hizo algnnas campaflas contra los
turCOS i qne volvió a sn patria dOI\l\r. mmió. Se ve todavía en
Vicellcio la casa de Pigafetla decorada con \In rosal esculpido
eOIl esta divisa: '·N o \¡ai rosa sin espinas."
La relacion del viaje de Pi!!afeUa (lié p11blic11(!asin fecha en
la primera mit:ul (lel siglo XVI, tr11lluc;lla cn lcngna francesa.
Esa retacion, sin embargo parece solo 1111compendio (Jc sn obra
(]lIe se creyó por mucho nicmpo perdida. en er\l(lilo italiano,
Cárlos Amoretti, conservador
de la bibliotr.ca amurosiana de
l\lilnn, descubrió en ella un manuscrito r¡l1C pa recia ser contemporáneo dd autor. Escrito en \111 lenguaje tosco, mezcla de
italiano, de espafiol i do dialecto veneciano: el libro necesitó de
una traduccion al italiano l1ara que .AmorcHi puditra darlo a ]uz
cn l\lilan en 1800. Amoretli lo t\'adu.i~ tambien al francos, i lo
publicó en Paris el afío IX de la repÚblIca. Esta edicion est~ ~c:
¡;lIiua de un vocabulario de las lenguas de los pneblos que \'I:"It.U
Pigafc\ta i \Ic otra obl'a de éste sobrE el arte de la navrgaclOlI.
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DE HEI1XAXDO DE :';.\CAI.I •.\~F.S.
151
Esta rclaeíon ha ~:jdo rcim¡)¡'csa (¡cspues i aun tra:lucida 111 castellano; p~!'o ~i~1:1¡1rehe tcnido a la "ista la edícion italiana d.:
I80a, i In. fraacc:;:¡, del ufí~ IX.
Amol'ettí acom\>aíiú la obra dc uua introdllueion hí0~:'úlica del
autor, f]ue pllcd~ eonsultarse eon provecho. Pueue versu tambien L~ Génie de la Navigalion pur :\1. F. Denis, páj. 26.
lLUSTHACIOH
XIIT.
(\'éasc la páj. 131,)
De una snmaria uoticia uio~r¡Í.iica de Jnun Sr.hastian (le Dcano €~crita por dO:1 :lIartin FCl'lIandez (le Na\';:u,\,('lC, tOlnumos
los hechos sie-:¡ic;¡tes para cO:lIJ>Iclar lo qU:J ne~'I'ca de este personnje !le!TIos)lIulicado ell ('1 tn:lo de esta 001';1.
"Fue J uall Scbastian de Elcano natural de Guetaria. villa mil..
rítima de Gnipncoa,
i fueron SIlS padres DOlllillljo Se'bastían de
Elcano i dona Ca:alinn dd Pucrlo. Dcuícado ,;eslle sus primeros a!103 a la na"cgacíoll cslu\"o JUf'go mandan:lo una nave de
200 ton~1.~, coa la cual hizo ímport<\l\tts s~rvicjos al estado en
Levante i ea ;,rríca, i talvez este concepto le proporcionó ser
dejillo pnl'a lJ1a('strp de b lIao CJllcrpC¿OIl
tina de las eineo de
que se compo,:ía la armada (Iu!' se prr>pnralm p"ra ir a la India,
al mal\l10 de F3mando de .\Iagallalles por otro camino que el
f]ue hallaron ]os portugucses. (V ienen en scgui,!a u Igunas noticias sobre el v;aje de i\IagnlblCs).
"Para componer las diferencias fluC por r.ll1únces se suscitaron
c:Jtre las corte.:; de Castilla i Portugal soure la pertenencia de
las ;,Jolucns, se reunieron jueces instruidos úe :llllbas nacioncs
entre .Julvcs i Ibdajoz. El emperatlor nombrú a Elcano con otras
personas doctas, cuyas razones i doctrinas dejaron decidida la
cucstíon a [¡I\'O!' del emperatlor, n la que contribuyó poderosamente la opinion de nuestro navegante f]ue acahaba de ser testigo ocular de la nrdadera
situacíon de aquellas islas. Concluiua
esta junta pa3ó E!ca:Jo a Portu~alele para aceleear la conslruccion de cuatl'o 11,<\,03 que llniu:ls a otras tres que se aprestahan
p.n la Coruña debian componer
la llueva espc(licion para las
Mol ucas al malicia del cOIl1cndador Fr. D. GareÍa de Lf)aí~a.
Elcano estuvo cntúnces en Glle~arja i cI::sde allí se trasladó a
la COl'lli1a con varios maestres, pilotos i jl~nte de mar, en cuyo
número contaba dos hermanos i olros parientes. Habilitada así
la espedicíon, ~alió a la mar el 24 de julio de ].')25, llevando a
Elcauo pOi' segundo jefe: sufrieron tal tormenta sobre la costa
del B:asil que se le separaron dos naos; las otras cinco tuvieron cleGpnes otra tempestad junto al cabo de las Vírjenes, qnc
causó la péruida de la nao cn que iha Elcano, quien inmediatamente trasb.o;·uó a otra, logmndo al (in dcselllllOcar el estrc-.
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". Banco de la República,Colombia
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.J
152
nDA
I VIAJES
DE. :'fAG,\Ll.AXES,
I'ho el 2G de mayo de 1526 con innumerables trabajos. Ya CI\
el mar Pacífico hubo nuevas scparar.iones i las enfermedades i
escases de víveres causaron irreparables pérdidas de jente. El
30 de julio ¡¡illeció el co:ncl\(ladol' Loaisa, i en su lugar tomó
el mundo Elc.1no, conforme a llna prnvicion secreta del emperador, con g-ran júbilo de aquellas jcntes; pero este consuelo
fue poco perm'lnente porqne cinco dias desplles terminó tambien Elcano su gloriosa carrera, el 4 de agosto, (lejallllo a sus
ilustres complliíerlls llenos de luto i de (hlor i su situacion
mui erítica i apnrada.
"Posteriormente
se ha consel'\'atlo con honra i aprecio la
memoria de Ull hombre tan ilustre. Don Pedro de Echave i Asu,
caballero del hábito de Calat)'a"a le erijió nn decoroso sepulcro en 167J; i don i\Ianllel de Agote, 'natural de Guctaria, le
dedicó una magnífica cstatua. trabajada por don .-\lfonso Ber;raz,
escultor de camara de S. :\T, i director de la academia de S,
Fern,lndo, fJllC sé colocó en la plaza pública de aqneHa villa
el a!1o de 1800 con varios adornos e ínscripcil1\JCs en ¡a(lIl,
"ascuence i castellano fJnc esplican las hazañas memorables de
este singular héroe dc la marina espa!1ola,"
CORRECCION.
En el capítulo 1, p6j. ] ] dimos cuenta de !lila Descripcion
de la Jndia oriental <¡!le existe inrdita i que se atribuye a :\1a ,
gsallane, como lo e,~presa el manuscrito que hemos consultado,
Don Martin Fcmandez de Nayarrete habia sospr>chado ya <¡ue
esta ohra no f!lese comjluesta por lUagallanes, pero el crúditcí
his~oriador
rIel Brasil don Francisco Adolfo (le Val'llhaCTen,
qlle examinó detenidamentc dicho munusr.rito, ouservó quc" era
solo una imperfecta traduccion castellana de la obra quc compuso Dllarte Barbosa sobre el mismo asunto, i qllc solo ha sido
publicada por primera vez en 1813, en la Cole~:ao lle noticias
]Jara a historia e Geografia da naroes ultramarinas, vo7. II. Tan
poco conocida era la obra de 13arb08a, aun en Portugal, fJlle al
comellzar Sil puhlicacion, sus editorcs la traducian del italiano de
la ('oleccion de RaIllnsio; i solo cuando estaba impresa una partc de ella SE:halló el manllscrito portugnes que/ se creia perdido.
No es estraflo que en Espai1a se hiciera cn el siglo XVI una
tradllccion de aqllella obra i que se atribuyera a Magallanes,
Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
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ADYEl\TENClA
PRELIMINAR ••.•.•
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CAPÍTULO I.
Nacimiento i familia de Hernando de Magallancs.-Se embarca
para la lndia.-Espedicion a la costa oriental del Africa.-Su
vuelta a PortugaJ.-Magallanes hace la primera campaña
contra Malacn.-Naufraga en los bajos de Padua.-Su presencia de espíritu.-Asiste a la ocupacion de Goa i al sitio de
Malaca.-Malograda espedicion a las Molucas.- Vuelve Ma.
gaBanes a Lisboa.-Hace una nueva campaña cn Afríca.Sus correrías en Azamor.-Es herido de una lanzada.-EI reí
desatiende sus servicios.-Sus proyectos de futuros descubrí.
mientos.-Rui Faleiro.-MagaBanes se desnaturaliza en Portugal i pasa a España ..•. " . " • " ., •.•.••......••
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CAPÍTULO
13
n.
Familia de Diego Bal'bosa.-Se casa Magallanes con una hija
de éste.- Hace sus propucstas a la casa de contratacion de Sevilla.-Línea divisoria de las posesiones españolas í portugucsas.-Juan de Aranda.-Primeras desavenencias con Faleiro.- Viaje de MagaBanes i Faleiro a Valladolid.-Servicíos
prestados a ambos por Aranda.-Celebran con éste un convenio participándole de los bondicíos de la empresa•...••. 15 a 23
CAPÍTULO nI.
La corte dcl rei de España.-Magallanes i Faleiro encuentran
un protector en el obispo de Burgos.-Sus primcras conferencias con los ministros del reL-Manifiestan sus proyectos
i hacen proposicionespara ir a descubrir.-Dudas cosmográfiCllSque despiertan estos proyectos.-Confianza de MagallaDes.-Contrato celebrado con la COl'ona.-Disposicionesdelrei
en favor del viaje.-Celos de la corte de Portugal.-Sus reclamaciones diplomáticas.-Dificultades que oponen los oficiales de la C:lsa de contratacion.-El rei las alIana.-Nuevas e
inútiles reclamaciones del embajador portugucs .•..... " 25 a 36
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15-1
f:-iDICE.
CAPLTCLO
IV.
Inutilidad de FaUm p:¡m los trab:tjos de la escuadra.-Actividad de Magallanes.-Contrariedades
que sufria.-Desórden
provocado en contra suya.-Justicia
que hace el rei a }faga1I.anes.-Actividad en los aprestos de la escuadra.-InstrucClOnes del reL-Los ajentes portugueses tratan de ganarse a
J\!agallanes i Faleiro.-EI
rel separa a éste dll la escuadra.Ultllnos aprestos.-Magallanes
recibe el estandarte real.-Salen .I~s naves de Scvilla.-Testalllento
de Magallanes.-La
espedl\:lOn zarpa de Lucar de Barrameda ..•.....••.•.....
37 a
61
CAPÍTULO V.
Noticias de la escuadrilla de Magallanes.-Disposiciones
para
arreglar la marcha.-Permanencia
en Tenerife.-Primeras
dificultades con Juan de Cartajena.-MagallaItes
lo pone presoLa escuadrilla avista las costas americanas.-Entra
en la bahía de H.io-Janeiro.-:-.1egociacioncs con los indijcnas.-H.econacimiento del Rio de la Plata.-Arribo
a la bahía de San-Julian.-Magallancs
se decide a pasar allí el invicrno.-Descontento de sus eapitanes.-Traman
un complot.-Se
apoderan
los sublevados de tres naves.-Enkreza
ne Magallanes.Muerte de Luis de l\fendoza.-E1 jefe de la escuadra sofoca
la sublevacion. -Castigo de los aUlOtinados .....••.••...
, 55 a
68
CAPÍTULO VI.
Magallanes manda hacer un reconecimiento al sur de la bahía
de San-Julian.-:-.1avegacion
de Juan Serrano con este objeto.
-Reconoce el rio de Santa-Cruz.-Su
naufrajio.-}Ia~allanes
socorre a los náufl'1lgos, que vuelven a reulllrsele.-Esploracion al interior.-Se
dt'jan ver algunos habitantes de aqueHas rejíones.-Su
aparente difonnidad.-Rdaciones
de }Iagallanes con los pata ganes. -Cum bate de los castellanos con
los patagones.-iVlagallanes
sale del puerto de San-Julian.Una tempestad lo obliga a recalar al rio de Santa-Cruz.Continúa la nav"gacion.-Avista
el cabo de las Vírjenes.Dos naves se adelantan a hacer una esploraeion.-Entrada
al
cstrecllO .•••
69 a
o ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
82
CAPÍTt:LO VII.
:'tlagallanes reUlle a sus pilotos en consejo. -Estevan
GÓmez.Combate el proyecto de Magallanes.-Penetra
la escuallrilla
en el estrecho.-Se
separa la nao San-Antonio.-lIIagallalles
consulta de nuevo a los capitanes de su escuallra.-Parecer
del piloto Alldres de San-:Vlartin.-Se continúa la esploracion
d!'1 estrecho.-Dcscubrimiento
dellllar Pacifico.-Sul.Jlevacion
en la nao San-Antonio.-Llegan
a Sevilla los sublevados.Levántase en la corle un proceso para descubrir la conducta de ellos, i prision de los principales .............•.
83 a
91
CAPÍTULO VIII.
La escuadrilla de Magallalles entra en el grande océnno.--Los
marinos españoles le dan el nombre de mar l'acifie~.-Tocan
en unas islas que llamaron Desveuturadas.-Sufl"lllllcntos
en
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155
hWICE.
la escuatlrilla: enfcrmetlades i hambre.-Arribo
a las islas de
los Ladroncs.-Relaciones
de los castellanos con los isleños.
-R6banse
éstos una chalupa i son castigadcs.-Reconoc~
Magallanes otras islas que llam6 de San Lázaro.-Desembar('a en una ellas.-Sus
relaciones i tratos con los isleños.Arribo a la ish de :\Iasaguá.-Obsllquios
cambiado, con e.1
rei de esta isla. -El caballero Pigafetta va a tierra en coml~;jon .••..•.••••.•..••.••••..•.•....••.••.••.•
, •••• , .•.• 95 a 107
CAPÍTULO
IX.
Llega Mag-allanes a la isla de ZebÍl.-Sus
primeros tratos
con el rei lÍe esta isla.-Bautismo
del rei, de la r.lina i de
cerca de ochocientos isleños.-Castigo
de los pobladores de
la isla de l\1aetan.-l\1agallanes
determina atacarlos al saber
que estos se llegaban a recorrer la autorillll,l llt-Irei de Espa·
ua. -Acomete esta empresa contl'a el parecer de los eapitatanes de la escuadrilla.~Combate
del 27 de al;ril .le 1521.·Arrojo temerario de :\Iagallanes.-Su
llluerte.-SII
retrato
trazado por el caballero Pil{afctta.-Los
vencedores se nieg.m
a entregar el cadável' de :Vlagullanes
,
109 a 12()
CA.PÍTCLO
X_
Recelos de los C:Istel1anos despues de la muert,~ de ~lag'al1an ••s.
--Entra el rei de Z.~bÚ en un complot contr,l ellos.-)latauza del 1.' de m'lYo de 1521.-Tolua el mando de la eseuudri!la Juan Carulnllo.-Se
:retira de la isla <le ZehÚ, dejando
nbandoll¡].(lo a Juan Serrano.-Destruye
la nao Conrr.¡wion en
ia isla de Bulto!. - VisIta varias islas, í es <ll'puesto ueJ man<.10.- LI..>ganl0" castellanos a las :\{o]ucas. -Trájico fin de Fmncis('" Serran".--Los
reyes <1<)aquellas islas rel'l)lJocen la autoridad d,'l reí ,le España.-La
Vict07·ía. da la l'ul'lta a EurolIa.-Padecimientos
de la nave¡racion.-Los
JlOl·tugueses le
toman trece hombres de su tripulacillu en las Jf;fas de Cabo
Venle.--Arribo
a ;;evilla.--Premios
concedidos por el l"'¡ a
Sebastian ue Elcauo.-ConclusioIl
•.•.•...•...•...••••.•
121 a 13l
PRVEIHS E ILUSTR,'-CIO:'JE~.
1lustracion
1
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IV •.•••.• _ ••••.•.•.....••.....••.•.•..••.•.
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VIII ......•..•.
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IX .....•..
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133 a 131
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