OFICIO 220-171376 DEL 07 DE SEPTIEMBRE DE 2016 REF: PROHIBICIÓN PARA LOS ADMINISTRADORES DE REPRESENTAR ACCIONES O CUOTAS DISTINTAS DE LAS PROPIAS – ACTOS QUE PUEDEN REALIZAR LAS SOCIEDADES DISUELTAS Y EN ESTADO DE LIQUIDACIÓN Esta Oficina recibió el escrito radicado con el No. 2016-01-407259, mediante el cual, previa descripción de la forma como está compuesto el capital social en sociedad de responsabilidad limitada, pregunta: 1) Cómo podría votar cada uno de los socios frente a la aprobación de los estados financieros, en consideración a los cargos que ostentan, y 2) Si es posible que una sociedad disuelta y en estado de liquidación continúe produciendo y comercializando mercancía. Aunque es sabido, no está demás advertir que con fundamento en el artículo 28 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, sustituido por la Ley 1755 del 30 de junio de 2015, el derecho de petición en la modalidad de consulta tiene por objeto conocer un concepto u opinión de la Superintendencia sobre las materias a su cargo, mas no está dirigido a resolver situaciones concretas, menos a asesorar a los usuarios en la solución de diferencias relativas a la ejecución de actos o estipulaciones contractuales, en los que tengan interés como socios, administradores o asesores legales. Tampoco se encamina a definir la forma en que han de adoptarse las decisiones de los órganos sociales al interior de una sociedad particular, pues sus respuestas en esta instancia, se repite, son generales y abstractas, razón por la cual no tienen carácter vinculante ni compromete la responsabilidad de la Entidad. Bajo esas premisas se impone señalar que esta Oficina de tiempo atrás se ha ocupado del tema relativo a la aprobación de los estados financieros, cuando quiera que los socios o accionistas estén incursos en la prohibición del artículo 185 del Código de Comercio, según el cual: “(…) Salvo los casos de representación legal, los administradores y empleados de la sociedad no podrán representar en las reuniones de la asamblea o junta de socios acciones distintas de las propias, mientras estén en ejercicio de sus cargos, ni sustituir los poderes que se les confieran. Tampoco podrán votar los balances y cuentas de fin de ejercicio ni las de la liquidación”. Así para los fines de su inquietud es pertinente traer a colación apartes del oficio 220-020491 del 2 de abril de 2012: “(…) Al respecto, la norma como regla general prevé que los administradores, entre ellos los miembros de la junta directiva, no pueden representar acciones en las reuniones del máximo órgano social de la sociedad, su participación dependerá de que sean titulares de acciones o cuotas a nombre propio o que actúen en nombre y representación legal, entre otras situaciones, de una persona jurídica que al igual ostenta la calidad de socio o accionista de la misma. En síntesis, los administradores de la sociedad pueden representar acciones en las reuniones del máximo órgano social en dos eventos: i) cuando sean titulares de acciones o cuotas sociales y/o ii) cuando actúen como representante legal de una persona jurídica socia o accionista de la compañía. En claro los eventos en que los administradores y empleados de la compañía pueden asistir con voz y voto en las sesiones del máximo órgano social, es preciso también indicar que tratándose del balance general de fin de ejercicio “Tampoco podrán votar los balances y cuentas de fin de ejercicio…”, prohibición que tiene por objeto evitar que los administradores de la compañía aprueben su propia gestión. (…) "...el encargo hecho por la asamblea general de accionistas al representante legal y la junta directiva para administrar los negocios sociales, conlleva la obligación de rendir cuentas de su gestión ante el citado órgano social para que se cometa a su consideración, así las cosas el legislador estableció... la expresa prohibición a los administradores de votar los balances y cuentas de fin de ejercicio, ello con el objeto de evitar que aprueben su propia gestión. Tal prohibición se aplica absteniéndose el representante legal y los miembros de la junta directiva en el caso de que sean socios, de votar en la asamblea general de accionistas, al momento de someter a consideración los estados financieros de fin de ejercicio. En consecuencia el quórum y por consiguiente la mayoría decisoria para efecto de la aprobación de este punto del orden del día, se integrará con las cuotas o acciones de quienes tengan la aptitud para votar, esto es descontando previamente aquellas de que sean titulares las personas que están inhabilitadas para ese fin, pues solo de esta manera se concilia la aplicación de las normas que por una parte consagran para los administradores la obligación de preparar y someter a consideración del máximo órgano social el balance y las cuentas de fin de ejercicio y por otra les impiden emitir su voto. Lo anterior supone una excepción a las reglas generales que establecen los artículos 359 del Código de Comercio y 68 de la Ley 222 en materia de mayorías decisorias, pues no de otra forma podría cumplirse la finalidad que en últimas persigue la Ley, en esas circunstancias votarán el balance el, o los socios que no ostenten la calidad de administradores. Ahora bien cuando quiera que tengan todos esa condición, se entenderá que está dada implícitamente la correspondiente aprobación en la medida en que no haya objeción de parte de ninguno de los socios, pues el hecho de que por ser administradores estén inhabilitados para aprobarlo de manera expresa, no les impide formular reparos u objeciones, los que de presentarse habrán de ser atendidas por los restantes administradores a quienes corresponda, pues no hay que perder de vista que en todo caso es función privativa e indelegable del máximo órgano social, examinar, aprobar o improbar los balances y las cuentas que deban rendir los administradores de acuerdo con el numeral 2o., artículo 187 del Código citado, atribución de la que gozan individualmente todos los socios”. (Destacados fuera del texto original)…” Ahora bien, en cuanto hace a la aplicación de la citada prohibición para el caso de los suplentes la Entidad igualmente ha expresado su concepto, como se aprecia en el Oficio 220-10136 del 23 de marzo de 2001: “(…) La interpretación aludida, en un todo acorde con el pronunciamiento efectuado en el oficio 6371 del 20 de abril de 1977, en el que este organismo señaló que la junta directiva se integra como órgano social únicamente con la participación de los miembros principales, coincide con la posición reiterada de esta Superintendencia, teniendo en cuenta que los suplentes tienen tan sólo expectativas de intervenir en su composición, en los casos de ausencia temporal o definitiva de los principales. En este mismo sentido puede afirmarse que cualquier actuación de un miembro suplente de la junta directiva en las decisiones de este órgano social, supone obviamente el ejercicio efectivo del cargo que lo ubica dentro de la prohibición legal consagrada en el artículo 185 citado y por tanto queda impedido para representar acciones distintas de las propias, sin que circunstancia alguna como el hecho de haber actuado solo una vez o el de haber decidido una sola propuesta, configuren excepciones al referido precepto normativo, cuya interpretación atendiendo a los principios generales de interpretación de la ley, debe ser restrictiva...” Con el mismo criterio, en términos generales se debe concluir que a los administradores, así como a los empleados que tengan injerencia en la administración de la sociedad, les será aplicable la prohibición referida, pero frente a los suplentes, como la doctrina explica, hay que tener en cuenta si han ejercido o no el cargo en el año inmediatamente anterior al corte de las cuentas de fin de ejercicio, de lo que dependerá que les cobije o no la norma invocada. Por su parte en cuanto dice relación a los actos que puede realizar la sociedad una vez disuelta y en estado de liquidación, basta remitirse al texto del artículo 222 del Código de Comercio, a cuyo tenor es claro que la sociedad una vez disuelta debe proceder de inmediato a su liquidación; en consecuencia, no podrá iniciar nuevas operaciones en desarrollo de su objeto y conservará su capacidad jurídica únicamente para los actos necesarios a la inmediata liquidación. Como acontece con el tema anterior, la Superintendencia se ha pronunciado en diversas oportunidades en torno al sentido de la regla mencionada, entre ellas mediante Oficio 220-066235 del 23 de mayo de 2011, cuyos apartes procede transcribir (Una sociedad en liquidación solo conserva su capacidad jurídica para los actos necesarios a la inmediata liquidación – No implica parálisis total o cesación absoluta de actividad comercial. “Iniciado entonces el proceso liquidatorio, es preciso tener en cuenta que por mandato legal, la compañía no puede continuar desarrollando las actividades que conforman su objeto social y solo "conservará su capacidad jurídica únicamente para los actos necesarios a la inmediata liquidación. Cualquier operación o acto ajeno a este fin, salvo los autorizados expresamente por la ley hará responsables frente a la sociedad, a los asociados y a terceros, en forma ilimitada y solidaria, al liquidador, y al revisor fiscal que no se hubiere opuesto".(artículo 222 de la legislación mercantil). Lo anotado conlleva necesariamente a que el administrador de la sociedad, proceda a dar cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 238 ibídem, en donde vemos como de manera expresa se dispone que el liquidador debe concluir los negocios pendientes que tenía el ente jurídico al tiempo en que ocurrió la disolución, efectuar diligencias para recuperar cartera, realizar los activos de la compañía y un asunto que es de vital importancia, que consiste en pagar las deudas adquiridas por la sociedad tanto frente a los asociados como a los terceros en general, que en alguna oportunidad tuvieron relación con ella. Esto sin embargo no quiere decir parálisis total, inactividad plena o cesación de toda actividad comercial, pues como se manifestó debe adelantar diligencias relacionadas con la liquidación, que pueden consistir en actividad comercial realizada con el propósito de extinción de la persona jurídica, valoración que habrá de hacerse a la luz de cada negocio jurídico en particular. Ubicados en el escenario anterior, y delimitados los parámetros dentro de los cuales debe moverse el ente económico que está en proceso liquidatorio, debemos distinguir dos etapas que marcan la diferencia, pero que igualmente una es consecuencia de la otra. En efecto, en la primera etapa, encontramos los actos de comercio efectuados por las personas que están encargadas de la administración de una compañía que se encuentra disuelta y en la segunda etapa, vemos la responsabilidad de los administradores frente a las diversas consecuencias que dichas operaciones conllevan. En la primera etapa, los actos de comercio adelantados por la compañía que esta disuelta y en proceso de liquidación, a la luz de las normas legales, son válidos frente a los terceros que contratan con ella, siempre y cuando que los actos realizados estén enmarcados dentro del espectro de la capacidad de la sociedad y por ende, estén ajustados a los requerimientos que la ley les fijó de manera anticipada, en la segunda etapa, nos encontramos de frente con la inmensa responsabilidad que le incumbe o les incumbe a los administradores del ente jurídico que desarrollaron los actos, no dirigidos a la liquidación, sabiendo perfectamente que por expresa disposición legal se encontraban impedidos para adelantarlos. En este orden, es nítido lo que debe realizar la sociedad en proceso liquidatorio, dentro del cual debe ir tomando las medidas necesarias para ir terminando las diversas vinculaciones laborales con las personas que prestan sus servicios a la compañía, sin violentar bajo ninguna circunstancia las normas legales que rigen la vinculación laboral de los empleados. Es tarea delicada pero a la vez esencial de la administración, a medida que avanza el proceso liquidatorio, ir solucionando el presente asunto, hasta la terminación del citado proceso.” En los anteriores términos su solicitud ha sido atendida, con los efectos antes señalados, no sin antes advertir que en la P. WEB de esta entidad puede consultar directamente la normatividad, como los conceptos que la misma emite sobre las materias de su competencia incluidos los que se han citado, y la Circular Básica Jurídica, entre otros.