El efecto fiscal de los instrumentos financieros tras la reforma de la Ley 16/2007, de 4 de julio, y del Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre* BEGOÑA GARCÍA-ROZADO GONZÁLEZ Dirección General de Tributos SUMARIO 1. INTRODUCCIÓN.—2. LOS INSTRUMENTOS FINANCIEROS EN EL PGC 2007. 2.1. Los activos financieros. 2.1.1. Prés­ tamos y partidas a cobrar. 2.1.2. Los instrumentos de patrimonio. 2.1.2.1. Instrumentos de patrimonio man­ tenidos parea negociar. 2.1.2.2. Instrumentos de patrimonio en empresas del grupo, multigrupo y asociadas. 2.1.2.3. Instrumentos de patrimonio disponibles para la venta. 2.1.3. Los instrumentos representativos de deuda. 2.1.3.1. Inversiones mantenidas hasta el vencimiento. 2.1.3.2. Instrumentos de deuda mantenidos para negociar. 2.1.3.3. Instrumentos de deuda disponibles para la venta. 2.2. Los derivados financieros. 2.3. Instru­ mentos de patrimonio propio. 2.4. Instrumentos financieros híbridos. 2.5. Instrumentos financieros compues­ tos.—3. CONCLUSIONES. Palabras clave: Fiscalidad financiera, Impuesto sobre Sociedades, Plan General Contable, Instrumentos finan­ cieros. 1. INTRODUCCIÓN bilidad y de Información Financiera (NIC/NIFF). Estas modificaciones se han plasmado, tanto en las Directivas contables, en aquellos aspectos en que resultaran incompatibles con las NIC, fundamental­ mente en cuanto a la utilización del valor razonable como principio de aplicación contable, como en Reglamentos del Consejo y del Parlamento Euro­ peo, principalmente el de 7 de junio de 2002, que establece la directa aplicación en los Estados miembros de las NIC/NIFF publicadas en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas. No obstante, esta aplicación directa se produce exclusivamente para las cuentas consolidadas de las empresas coti­ zadas. Sin embargo, la oportunidad de este cambio legal hizo necesario un análisis en el ámbito interno sobre la posibilidad de aplicar criterios compatibles con las NIC/NIFF en las cuentas individuales de las empresas tanto cotizadas como no cotizadas, lo que ha determinado la reforma mercantil y conta­ ble habida en España con la finalidad de asumir La incidencia de la globalización y de la interna­ cionalización de la actividad empresarial ha hecho absolutamente necesaria la conveniencia de alcan­ zar una mayor comparabilidad en la información financiera y en los estados financieros de las empresas. Los usuarios de la información económi­ ca demandan, así, una mejor comprensión de la misma basada en unos criterios más o menos armonizados de elaboración, demanda que se hace especialmente relevante en el caso de empresas con valores admitidos a cotización en mercados regulados internacionales. Obviamente, la demanda de esta armonización internacional se ha visto agudizada en el ámbito de la Unión Europea, circunstancia que ha hecho necesario modificar la normativa comunitaria en el ámbito contable con el objeto de asumir esta demanda y de acoger los principios y criterios esta­ blecidos en las Normas Internacionales de Conta­ * Trabajo presentado al III Curso de Alta Especialización en Fiscalidad Financiera celebrado en la Escuela de la Hacienda Pública del Ins­ tituto de Estudios Fiscales en el segundo semestre de 2007. 67 Cuadernos de Formación. Colaboración 6/09. Volumen 7/2009 2. LOS INSTRUMENTOS PGC 2007 ciertos principios y criterios, reforma que se ha plasmado fundamentalmente en la Ley 16/2007, de 4 de julio, de reforma y adaptación de la legislación mercantil en materia contable para su armoniza­ ción internacional con base en la normativa de la Unión Europea, así como en el Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad. Por una parte, la relación formal entre contabili­ dad y fiscalidad viene establecida actualmente en el artículo 10, apartado 3 del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades (en adelante TRLIS), aprobado por Real Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo, según el cual: “en el método de estima­ ción directa, la base imponible se calculará corrigien­ do, mediante la aplicación de los preceptos establecidos en esta ley, el resultado contable deter­ minado de acuerdo con las normas previstas en el Código de Comercio, en las demás leyes relativas a dicha determinación y en las disposiciones que se dicten en desarrollo de las citadas normas”. Esta vinculación directa entre ambos ámbitos tiene como consecuencia el hecho de que, cual­ quier modificación que se produzca en el ámbito contable, tiene una influencia directa en el Impues­ to sobre Sociedades, en la medida en que la nor­ mativa que regula este último (actualmente el TRLIS), no establezca ninguna regla específica de aplicación. En otros casos, es posible que dicha normativa disponga limitaciones o criterios especí­ ficos de aplicación fiscal, que se separan de la pro­ pia norma contable. Cualquiera que sea la postura adoptada por la normativa del Impuesto, lo cierto es que resulta necesario analizar la nueva normativa contable y su impacto fiscal. A estos efectos, la Ley 16/2007, de 4 de julio, ha recogido igualmente las modificaciones necesarias en el ámbito fiscal con el objeto de per­ mitir la interconexión entre ambas normativas. En este sentido, el preámbulo de la citada Ley dispone que las modificaciones en el Impuesto se han reali­ zado persiguiendo que afecten lo menos posible a la cuantía de la base imponible que se deriva de las mismas, en comparación con la regulación anterior, es decir, se ha pretendido que el Impuesto sobre Sociedades tenga una posición neutral en la reforma contable, lo que en ocasiones, sin embargo, no será del todo posible. El presente artículo pretende realizar un análisis del impacto fiscal que supone la nueva regulación habida tanto en la Ley 16/2007, como en el Real Decreto 1514/2007 (PGC 2007 en adelante), en relación con los instrumentos financieros, que cons­ tituyen quizá los elementos patrimoniales que se ven más afectados por la nueva normativa a aplicar. FINANCIEROS EN EL El PGC 2007 recoge en el concepto de instru­ mentos financieros, todos aquellos contratos que generan un activo financiero en una empresa y, simultáneamente, un pasivo financiero o un instru­ mento de patrimonio en otra empresa. Por tanto, debemos distinguir entre activos financieros, pasivos financieros, derivados financieros e instrumentos de patrimonio propio. Asimismo, será necesario reali­ zar una mención a los instrumentos financieros de naturaleza compleja, es decir, los híbridos y los com­ puestos. No obstante, dado que una buena parte de los pasivos financieros siguen las mismas reglas de valoración que los activos financieros, no nos deten­ dremos en los mismos al ser asimilables totalmente las reglas de valoración previstas para estos últimos respecto de los primeros. Realizaremos, así, el aná­ lisis de los siguientes instrumentos financieros: — Activos financieros. — Derivados financieros. — Instrumentos de patrimonio propio. — Instrumentos financieros híbridos. — Instrumentos financieros compuestos. 2.1. Los activos financieros Un activo financiero es cualquier activo que sea dinero en efectivo, instrumento de patrimonio de otra empresa o suponga un derecho contractual a recibir efectivo u otro activo financiero, o a inter­ cambiar activos o pasivos financieros con terceros en condiciones potencialmente favorables. Dentro de los activos financieros, podemos distinguir las siguientes categorías con el propósito de proceder al análisis de su impacto en la fiscalidad: — Préstamos y partidas a cobrar. — Instrumentos de patrimonio. — Valores representativos de deuda. 2.1.1. Préstamos y partidas a cobrar La norma contable establece un tratamiento unitario para los créditos por operaciones comer­ ciales, y los créditos por operaciones no comercia­ les. Los primeros se refieren a los activos financieros que se originan en la venta de bienes y prestaciones de servicios por operaciones de tráfi­ co de la empresa, mientras que los segundos son instrumentos no derivados, que no tienen origen comercial, ni se negocian en mercados activos, y determinan una partida a cobrar. Estos instrumentos se valoran inicialmente, en el ámbito contable por su valor razonable. El con­ 68 El efecto fiscal de los instrumentos financieros tras la reforma de la Ley 16/2007, de 4 julio, y del Real Decreto 1514/2007, de... B EGOÑA G ARCÍA-R OZADO G ONZÁLEZ cepto de valor razonable lo encontramos en el marco conceptual de la primera parte del PGC, definido como el importe por el que puede ser intercambiado un activo o liquidado un pasivo, entre partes interesadas y debidamente informa­ das, que realicen una transacción en condiciones de independencia mutua. En el caso de los présta­ mos y partidas a cobrar, el valor razonable será el precio de la transacción, que coincidirá con el valor razonable de la contraprestación entregada más los gastos de transacción que sean directamente impu­ tables. Como novedad, cabe destacar la referencia expresa a la necesidad de considerar la existencia de intereses implícitos, salvo en aquellos activos de vencimiento inferior a un año en los que el impor­ te de dichos intereses no sea significativo. La valo­ ración posterior de estos elementos se realizará en función del coste amortizado, que no es otro que el importe inicial del activo junto con los intereses devengados y contabilizados en la cuenta de pérdi­ das y ganancias, de acuerdo no con el tipo de inte­ rés contractual, sino con el tipo de interés efectivo. Al menos al cierre del ejercicio se determinará la posible existencia de deterioro de estos activos, registrándose la correspondiente corrección valo­ rativa siempre que exista evidencia objetiva de que el valor de ese crédito se deteriora de forma que ocasiona una reducción o retraso en los flujos de efectivo estimados futuros, que puedan venir moti­ vados por la insolvencia del deudor. Todas las reglas señaladas tienen pleno efecto fiscal, si bien, es posible que el deterioro de valor del activo se encuentre limitado por aplicación del artículo 12. 2 del TRLIS. En este sentido, la norma fiscal no establece un cálculo específico del deterioro de valor sino que fija reglas específicas para determinar la posible deducibilidad fiscal de dicho deterioro. En este sentido, se establecen supuestos especí­ ficos de deducibilidad y no deducibilidad. En el análi­ sis de los primeros, las pérdidas por deterioro de los créditos derivadas de las posibles insolvencias de los deudores, sean o no comerciales, serán fiscalmente deducibles, cuando en el momento del devengo del impuesto concurra alguna de las siguientes circuns­ tancias, según establece el artículo 12. 2 del TRLIS: a) Que haya transcurrido el plazo de seis me­ ses desde el vencimiento de la obligación. b) Que el deudor esté declarado en situación de concurso. c) Que el deudor esté procesado por el deli­ to de alzamiento de bienes. d) Que las obligaciones hayan sido reclamadas judicialmente o sean objeto de un litigio judicial o procedimiento arbitral de cuya solución dependa su cobro. Por otra parte, se establecen asimismo, supues­ tos de no deducibilidad respecto de los siguientes créditos, excepto que sean objeto de un procedi­ miento arbitral o judicial que verse sobre su exis­ tencia o cuantía: a) Los adeudados o afianzados por entidades de derecho público. b) Los afianzados por entidades de crédito o sociedades de garantía recíproca. c) Los garantizados mediante derechos rea­ les, pacto de reserva de dominio y derecho de retención, excepto en los casos de pér­ dida o envilecimiento de la garantía. d) Los garantizados mediante un contrato de seguro de crédito o caución. e) Los que hayan sido objeto de renovación o prórroga expresa. Tampoco serán fiscalmente deducibles las pérdi­ das para la cobertura de riesgo derivado de las posi­ bles insolvencias personas o entidades vinculadas con el acreedor, salvo insolvencia judicialmente declara­ da, ni las pérdidas basadas en estimaciones globales del riesgo de insolvencias de clientes y deudores. 2.1.2. Los instrumentos de patrimonio En el caso de los instrumentos de patrimonio, el PGC 2007 establece distintas reglas de valoración contable teniendo en cuenta la finalidad para la cual han sido adquiridos. Esta circunstancia constituye una de las principales novedades introducidas en el ámbito contable y que, obviamente, tendrá inci­ dencia fiscal. Estos elementos pueden circunscri­ birse en alguna de las siguientes categorías en función de esta finalidad: — Instrumentos de patrimonio mantenidos para negociar. — Instrumentos de patrimonio en empresas del grupo, multigrupo y asociadas. — Instrumentos de patrimonio disponibles para la venta. 2.1.2.1. Instrumentos de patrimonio mantenidas para negociar De acuerdo con la norma de valoración 9.a 2. 3 del PGC 2007, un instrumento de patrimonio se posee para negociar cuando se origine con el pro­ pósito de venderlo a corto plazo o forme parte de una cartera de instrumentos financieros identifica­ dos y gestionados conjuntamente con el objeto de obtener ganancias en el corto plazo. 69 Cuadernos de Formación. Colaboración 6/09. Volumen 7/2009 Estos activos financieros se valoran inicialmente por su valor razonable, es decir, el valor razonable de la contraprestación entregada. Sin embargo, los gastos de transacción no forman parte del valor ini­ cial sino que se imputan directamente a la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio. Posterior­ mente, estos activos se valorarán por su valor razonable y los cambios en dichas valoraciones se imputarán a la cuenta de pérdidas y ganancias. Lo que significa que estos activos no se deterioran nunca, no existe norma de deterioro a aplicar. En el ámbito fiscal, estas reglas de valoración tienen dos efectos fundamentales: El primero de ellos, viene determinado por el efecto fiscal producido como consecuencia de las variaciones en el valor razonable de estos elemen­ tos. Dado que estas variaciones son imputables en la cuenta de pérdidas y ganancias, automáticamen­ te quedan integrados en la base imponible del Impuesto, sin que exista precepto alguno que los excluya de tributación. Quiere esto decir, que estas variaciones de valor se consideran realizadas en el ámbito fiscal. Así se establece en el artículo 15. 1 del TRLIS, según redacción dada al mismo por la Ley 16/2007, “... las variaciones de valor originadas por aplicación del criterio del valor razonable no ten­ drán efectos fiscales mientras no deban imputarse a la cuenta de pérdidas y ganancias”. Lo que tiene lógica, en el momento en que determinan la exis­ tencia de un resultado susceptible de distribución entre los accionistas de la entidad, es decir, que tie­ nen la consideración de beneficio realizado en el ámbito contable. Por ello, la norma fiscal acepta esta valoración contable y le atribuye efecto fiscal. El segundo efecto se produce en el ámbito de los deterioros de valor. Dado que, tal y como se señala en el ámbito contable, estos elementos patrimoniales no son susceptibles de “deterioro” no se aplicará sobre los mismos ningún tipo de limi­ tación de las señaladas en el artículo 12 del TRLIS. Es decir, las disminuciones de valor razonable se imputarán directamente en la cuenta de pérdidas y ganancias y tendrán pleno efecto fiscal. les sean directamente atribuibles. Por otra parte, en caso de que esta categoría de instrumentos se adquiera como consecuencia de una aportación no dineraria de un negocio, la norma de valoración 20.a 2. 1 exige que dichos instrumentos se valoren según el valor contable de los elementos patrimo­ niales aportados. La valoración posterior de estos instrumentos se realizará igualmente al coste. No obstante, es posible que estos elementos sean objeto de un deterioro de valor, circunstancia que concurrirá cuando exista una evidencia objeti­ va de que el valor en libros de una inversión no será recuperable. En este caso, se registrará una corrección valo­ rativa determinada por la diferencia entre el valor en libros y el importe recuperable, entendiéndose por éste el mayor importe entre su valor razonable menos los costes de venta y el valor actual de los flujos de efectivo futuros derivados de la inversión. Si bien, la norma contable termina señalando que, salvo mejor estimación, se tome en cuenta el patrimonio neto de la entidad participada, corregi­ do por las plusvalías tácitas existentes en la fecha de valoración. En la determinación de ese valor y, siempre que la entidad participada participe en otra a su vez, deberá tenerse en cuenta el patrimo­ nio neto que se desprende de las cuentas anuales consolidadas. En el ámbito fiscal, son plenamente aplicables los criterios contables señalados, salvo el referente a la corrección valorativa contable, puesto que la misma se encuentra limitada por aplicación del ar­ tículo 12. 3 del TRLIS: “La deducción en concepto de pérdidas por deterioro de los valores represen­ tativos de la participación en el capital de entidades que no coticen en un mercado regulado no podrá exceder de la diferencia entre el valor de los fon­ dos propios al inicio y al cierre del ejercicio, debiendo tenerse en cuenta las aportaciones o devoluciones realizadas en él...” Es decir, una vez establecida la existencia de una corrección valorativa contable, ésta se limita por la diferencia entre los fondos propios iniciales y finales de la entidad participada, teniendo en cuenta las aportaciones y devoluciones realizadas por los socios por cualquier título. Lo que significa que sólo aquellas correcciones valorativas conta­ bles que procedan de una disminución en los fon­ dos propios, es decir, de pérdidas reales de la entidad participada, tendrán efecto fiscal. Mientras que las correcciones valorativas que vengan deter­ minadas por disminución del fondo de comercio implícito en el propio coste de la cartera no tendrá ningún efecto fiscal. 2.1.2.2. Instrumentos de patrimonio en empresas del grupo, multigrupo y asociadas La valoración contable de los instrumentos de patrimonio en empresas del grupo, multigrupo y asociadas se recoge en la norma de valoración 9.a 2. 5 del PGC 2007, según la cual dichos instrumen­ tos se valoran inicialmente por su coste. Este coste no es otro que el valor razonable de la contrapres­ tación entregada más los gastos de transacción que 70 El efecto fiscal de los instrumentos financieros tras la reforma de la Ley 16/2007, de 4 julio, y del Real Decreto 1514/2007, de... B EGOÑA G ARCÍA-R OZADO G ONZÁLEZ trará la corrección valorativa, incluyendo a su vez, las disminuciones de valor previas que se hayan imputado al patrimonio neto. En el ámbito fiscal, las variaciones de valor razo­ nable que resultan imputables al patrimonio neto no tienen efecto fiscal en aplicación de lo señalado en el artículo 15 del TRLIS. Esto significa que, en este tipo de instrumentos financieros, sólo cuando dichas variaciones se realicen frente a terceros tendrán el efecto fiscal correspondiente, al igual que tienen su fiel reflejo en la cuenta de pérdidas y ganancias. En el caso del deterioro de valor, una vez deter­ minado el mismo, procederá la aplicación del límite señalado en el artículo 12. 3 del TRLIS en los mis­ mos términos que se han apuntado anteriormente. Por último, cabe destacar que, si bien la conta­ bilidad dispone que las correcciones valorativas de estos instrumentos de patrimonio se registran con­ tablemente contra el patrimonio neto, desde el punto de vista fiscal, es plenamente aplicable el artículo 19. 6 del TRLIS, lo que determina que esta reversión tendrá fiel reflejo en la base imponible del Impuesto sobre Sociedades. Ejemplo. La entidad A posee una participación del 100 por 100 en la entidad B, participación que se adqui­ rió por un valor de 5.000. Los fondos propios al principio del ejercicio tienen un valor de 3.500 (Capital 2.000, Reservas 1.500). Mientras que: a) Los fondos propios al final del ejercicio tie­ nen un valor de 2.000 (Capital 2.000, Reservas 1.500 Pérdidas del ejercicio –1.500. Las plusvalías tácitas existentes son de 1.800. Se ha dotado una corrección de valor por importe de 1.200. b) Los fondos propios al final del ejercicio tie­ nen un valor de 3.600. (Capital 2.000, Re­ servas 1.500 Beneficios del ejercicio 100). Las plusvalías tácitas existentes en este momento son de 400. Se ha dotado una corrección de valor por importe de 1.000. En el caso a) la diferencia entre los fondos pro­ pios al final y al principio del ejercicio es de –1.500. No obstante, dado que contablemente se ha dota­ do un deterioro de valor por importe de 1.200, ésta será la cuantía del deterioro fiscalmente dedu­ cible, sin que sea necesario practicar ningún tipo de ajuste al resultado contable. En el caso b) la diferencia entre los fondos pro­ pios al final y al principio del ejercicio es de +100 por lo que la corrección valorativa registrada conta­ blemente no tendrá la consideración de fiscalmente deducible, debiendo practicarse el correspondiente ajuste positivo al resultado contable por valor de +1.000. Ejemplo. A 10 por 100 B La participación de B, adquirida por valor de 10.000 se clasifica como disponible para la venta En ese ejercicio, el valor razonable de B es de 8.000. En este caso, es muy probable que no exis­ ta deterioro de valor contable, por cuanto no se dan las circunstancias para su registro. A disminuirá el valor de su participación en B en 2.000 contra el patrimonio neto. Al no existir deterioro contable, no procede determinar ningún límite fiscal. En el ejercicio siguiente el valor razonable de B disminuye hasta 6.000 y la empresa considera que se produce una evidencia suficiente para determi­ nar que este activo está deteriorado. Por tanto se registra una corrección de valor por importe de 4.000 (llevándose a resultados también la disminu­ ción de valor del año anterior). Los fondos propios al principio del ejercicio de la entidad son 8.000 mientras que al final del ejercicio son de 6.000. Esto significa que la corrección valorativa sólo será deducible por importe de 2.000, lo que significa que se hará un ajuste extracontable positivo a la base imponible por valor de +2.000. 2.1.2.3. Instrumentos de patrimonio disponibles para la venta En esta categoría se integran los instrumentos de patrimonio que no se hayan clasificado en ninguna otra. La valoración inicial de estas participaciones se realizará por su valor razonable, es decir, el precio de la transacción, que equivaldrá al valor razonable de la contraprestación entregada, más los gastos de transacción que les sean directamente atribuibles. Posteriormente, la regla general de valoración seguirá siendo el valor razonable, si bien las varia­ ciones en el mismo se registrarán directamente al patrimonio neto. Mientras que las correcciones valorativas por deterioro se registrarán en la cuen­ ta de pérdidas y ganancias. Para determinar la existencia de una corrección valorativa, será necesario determinar la falta de recuperabilidad de dicho valor de forma evidente, como puede ser un descenso prolongado o signifi­ cativo en su valor razonable. En este caso, se regis­ 2.1.3. Los instrumentos representativos de deuda Los instrumentos representativos de deuda deben ser objeto de valoración, de acuerdo con el 71 Cuadernos de Formación. Colaboración 6/09. Volumen 7/2009 PGC 2007, también en función de su finalidad, en alguna de las siguientes categorías: — Inversiones mantenidas hasta el vencimiento. — Instrumentos de deuda mantenidos para negociar. — Instrumentos de deuda disponibles para la venta. Se califican en esta categoría aquellos valores representativos de deuda con una fecha de venci­ miento fijada, cobros de cuantía determinada o determinable, que se negocien en un mercado acti­ vo y que la empresa tenga la intención efectiva y la capacidad de conservarlos hasta su vencimiento. Inicialmente se valoran por su valor razonable, es decir, el precio de la transacción o valor razona­ ble de la contraprestación entregada más los gastos de transacción que les sean directamente imputa­ bles. La valoración posterior se realiza en los mis­ mos términos que los préstamos y partidas a cobrar, es decir, se valorarán por el coste amorti­ zado, entendiendo como tal el valor inicial menos los reembolsos de principal, más o menos, según proceda, la parte imputada a la cuenta de pérdidas y ganancias, utilizando un tipo de interés efectivo, de la diferencia entre el importe inicial y el valor de reembolso al vencimiento. Por otra parte, es posible que estos activos se vean sometidos a corrección valorativa, cuando exista una diferencia negativa entre el valor en libros y el valor actual de los flujos de efectivo futu­ ros que se estima van a generar, descontados al mismo tipo de interés efectivo utilizado en el reco­ nocimiento inicial. No obstante, como sustituto del valor actual de los flujos de efectivo futuros se puede utilizar el valor de mercado del instrumen­ to, si es suficientemente fiable. En el ámbito fiscal cabe destacar, en primer lugar, el carácter de ingreso que tendrán los intere­ ses vinculados a este tipo de activos. Fuera de ello, las correcciones valorativas que afecten a estos ins­ trumentos están sometidas al límite global estable­ cido en el artículo 12. 4 del TRLIS y aplicable exclusivamente a aquellos instrumentos que coti­ zan en mercados organizados. Por tanto, las correcciones valorativas de instrumentos no coti­ zados, no tendrán carácter deducible. se poseen con el propósito de venderlos en el corto plazo, o bien formen parte de una cartera de instrumentos financieros identificados y negocia­ dos conjuntamente de la que existen evidencias de actuaciones recientes para obtener ganancias a corto plazo. Estos activos financieros se valoran inicialmente por su valor razonable, es decir, el valor razonable de la contraprestación entregada. Posteriormente, estos activos se valorarán por su valor razonable y los cambios en dichas valoraciones se imputarán a la cuenta de pérdidas y ganancias. Lo que significa que estos activos no se deterioran nunca, no exis­ te norma de deterioro a aplicar. En el ámbito fiscal, igualmente estas reglas de valoración tienen dos efectos fundamentales: El primero de ellos, viene determinado por el efecto fiscal producido como consecuencia de las variaciones en el valor razonable de estos elemen­ tos. Dado que estas variaciones son imputables en la cuenta de pérdidas y ganancias, automáticamen­ te quedan integrados en la base imponible del Impuesto, sin que exista precepto alguno que los excluya de tributación. Quiere esto decir, que estas variaciones de valor se consideran realizadas en el ámbito fiscal. Así se establece en el artículo 15. 1 del TRLIS, según redacción dada al mismo por la Ley 16/2007, “... las variaciones de valor originadas por aplicación del criterio del valor razonable no ten­ drán efectos fiscales mientras no deban imputarse a la cuenta de pérdidas y ganancias”. Lo que tiene lógica, en el momento en que determinan la exis­ tencia de un resultado susceptible de distribución entre los accionistas de la entidad, es decir, que tie­ nen la consideración de beneficio realizado en el ámbito contable. Por ello, la norma fiscal acepta esta valoración contable y le atribuye efecto fiscal. El segundo efecto se produce en el ámbito de los deterioros de valor. Dado que, tal y como se señala en el ámbito contable, estos elementos patrimoniales no son susceptibles de “deterioro” no se aplicará sobre los mismos ningún tipo de limi­ tación de las señaladas en el artículo 12 del TRLIS. Es decir, las disminuciones de valor razonable se imputarán directamente en la cuenta de pérdidas y ganancias y tendrán pleno efecto fiscal. Tampoco deberán tenerse en cuenta a los efectos de calcular el límite establecido en el artículo 12. 4 del TRLIS en relación con el resto de instrumentos de deuda. 2.1.3.2. Instrumentos de deuda mantenidos para negociar 2.1.3.3. Instrumentos de deuda disponibles para la venta La segunda categoría de instrumentos repre­ sentativos de deuda está destinada a aquellos que Por último, los instrumentos de deuda disponi­ bles para la venta serán aquellos que no se han cla­ 2.1.3.1. Inversiones mantenidas hasta el vencimiento 72 El efecto fiscal de los instrumentos financieros tras la reforma de la Ley 16/2007, de 4 julio, y del Real Decreto 1514/2007, de... B EGOÑA G ARCÍA-R OZADO G ONZÁLEZ Obligaciones disponibles para la venta: por valor de 5.000, con una disminución de valor razonable a 4.800, otras por valor de 6.000 con un deterioro de valor por importe de 2.500 y unas últimas por valor de 3.000 con una cotización de 3.300. Obligaciones al vencimiento: 4.000 con un valor de 3.500. Mientras que la corrección valorativa contabili­ zada es de –6.000 en total, el límite fiscal es de ­ 5.900, lo que significa que se realizará un ajuste extracontable positivo por importe de +100. sificado en otra categoría. Estos instrumentos se valoran a valor razonable, tanto al inicio como con posterioridad, y los cambios resultan imputables al patrimonio neto. El deterioro de valor de estos instrumentos se produce con un retraso o reducción en los flujos de efectivo estimados futuros, que pueden venir motivados por la insolvencia del deudor. Estas correcciones de valor se reconocerán en la cuenta de pérdidas y ganancias. Igualmente, se contabiliza­ rá en esta cuenta la reversión de dicha pérdida por deterioro cuando se produzca la recuperación de valor de estos instrumentos financieros. La incidencia fiscal de estos instrumentos se observa en dos circunstancias: la primera de ellas viene determinada por el hecho de que las varia­ ciones de valor de estos instrumentos se imputen al patrimonio neto, lo que significa que no tendrán ninguna incidencia fiscal hasta el momento de la venta, o baja de estos instrumentos. El segundo aspecto está referido a la limitación a las correcciones valorativas establecida en el ar­ tículo 12. 4 del TRLIS. Nuevamente, este artículo establece que: — Las correcciones valorativas de los instru­ mentos de deuda que no coticen en mer­ cados organizados no será fiscalmente deducible. — Las correcciones valorativas de los instru­ mentos de deuda que coticen en mercados organizados será fiscalmente deducible con el límite global de la suma de las variaciones de valor positivas y negativas que sufran todos los instrumentos de deuda deterio­ rables. 2.2. Los derivados financieros Los derivados financieros tienen la considera­ ción contable, según la norma de valoración 9.a 2. 3 de activos financieros mantenidos para negociar, siempre que no sea un contrato de garantía finan­ ciera ni haya sido designado como instrumento de cobertura. Por tanto, su valoración se realizará siempre a valor razonable y las variaciones en dicho valor serán imputables directamente a la cuenta de pér­ didas y ganancias. Como ya hemos señalado para otros instrumentos financieros que se califican en la misma categoría, dichas variaciones de valor se integrarán en la base imponible del Impuesto sobre Sociedades. Por otra parte, nunca sufrirán deterio­ ro de valor, por lo que quedan al margen del artícu­ lo 12 del TRLIS. 2.3. Instrumentos de patrimonio propio La norma de valoración 9.a 4 del PGC 2007 se refiere a los instrumentos de patrimonio propio. Dicha norma establece que estos instrumentos se registrarán en el patrimonio, como una variación de los fondos propios. De lo que se deduce que las operaciones realizadas con las acciones propias ya no van a determinar ningún resultado en el ámbito contable. Por su parte, en el ámbito fiscal, el artícu­ lo 15. 9 del TRLIS, en su redacción anterior a 1 de enero de 2008, consideraba que las operaciones de adquisición y amortización de acciones propias no determinaban ningún resultado susceptible de inclusión en la base imponible. Con ocasión de la nueva norma contable, ese apartado 9 del artículo 15 ha sido derogado, lo que significa que la fiscali­ dad asume plenamente el criterio contable. En otras palabras, las operaciones con acciones pro­ pias o con instrumentos de patrimonio propio en general, no determinarán la existencia de rentas a incluir en la base imponible del IS. Por otra parte, ya no es posible contabilizar nin­ guna corrección de valor en relación con las accio­ nes propias lo que ha supuesto la modificación del Ejemplo. Precio de Correlación Variaciones de Cotización adquisición valorativa valor (+ ó –) Deuda para No se tienen negociar 2.000 1.800 No hay en cuenta Deuda disponible para venta 5.000 4.800 — 2.–200 Deuda disponible para venta 6.000 3.500 –2.500 –2.500 Deuda disponible 2.+300 para venta 3.000 3.500 — Deuda al vencimiento 4.000 3.500 –3.500 –3.500 Total –6.000 –5.900 La entidad A posee diversos instrumentos de deuda con las siguientes condiciones: Obligaciones para negociar adquiridas a 2.000 con un valor a final de ejercicio de 1.800 73 Cuadernos de Formación. Colaboración 6/09. Volumen 7/2009 — En el reconocimiento inicial o posterior­ mente, si la empresa no fuese capaz de valorar el derivado implícito de forma separada o no pudiese determinar de manera fiable su valor razonable. La valoración conjunta determinará que estos instrumentos se valoren en su totalidad por su valor razonable con cambios en la cuenta de pérdi­ das y ganancias, es decir, la valoración del derivado arrastra a la valoración del contrato principal. Hay que destacar en relación con estos instru­ mentos, que la norma fiscal no establece ningún tipo de regla específica. Esto significa que: — Si el instrumento financiero es objeto de valoración conjunta, las variaciones de valor imputadas a la cuenta de pérdidas y ganancias se incluirán en la base imponible del Impuesto sin limitación alguna. Esta valoración determinará que estos instru­ mentos no sean objeto de corrección valo­ rativa, por lo que siempre quedarían al margen de las limitaciones al deterioro de valor previstas en el artículo 12 del TRLIS. — Si el instrumento financiero es objeto de valoración por separado, cada uno de sus componentes tendrá unas reglas específi­ cas de valoración, por lo que nos remiti­ mos a lo anteriormente señalado, en función de la naturaleza de los mismos. artículo 12. 3 del TRLIS para eliminar la restricción que se establecía fiscalmente a las dotaciones correspondientes a la autocartera. 2.4. Instrumentos financieros híbridos Un instrumento financiero híbrido, tal y como se define en la norma de valoración 9.a 5. 1 del PGC 2007, es aquel que combina un contrato prin­ cipal no derivado y un derivado financiero, denomi­ nado derivado implícito, que no puede ser transferido de forma independiente y cuyo efecto es que algunos de los flujos de efectivo del instru­ mento híbrido varíen de forma similar a los flujos de efectivo del derivado (por ejemplo, un depósito en el que una parte de la remuneración es variable en función de la evolución del IBEX 35). En este caso, nos encontramos con un instrumento que posee dos componentes con reglas de valoración distintas: un contrato principal que por separado tendría una regla de valoración determinada, y un derivado que se valoraría por su valor razonable con cambios en la cuenta de pérdidas y ganancias. En el caso de los híbridos, el PGC 2007 plantea dos alternativas de valoración: — Que el instrumento financiero híbrido se valore conjuntamente. — Que el instrumento financiero híbrido se valore por separado. Aunque inicialmente parece una regla general, lo cierto es que la valoración por separado apare­ ce como un supuesto opcional para la empresa. Así, se valorarán por separado ambos componen­ tes, contrato principal y derivado, si se dan las siguientes circunstancias: — Que no exista relación entre las caracterís­ ticas y los riesgos del derivado y del con­ trato principal. — Que el derivado pudiera ser un instrumen­ to independiente — Que el híbrido no se valore por su valor razonable con cambios en la cuenta de pérdidas y ganancias. Esta valoración separada determinará que el contrato principal se valore según su naturaleza y, por separado, que el derivado se valore por su valor razonable con cambios en la cuenta de pérdi­ das y ganancias. No obstante, la propia norma establece una valoración conjunta de todo el instrumento finan­ ciero en los siguientes supuestos: se valorará con­ juntamente: — En el reconocimiento inicial, cuando la empresa opte por ello. Ejemplo. Imaginemos una obligación convertible en accio­ nes que es adquirida por un inversor. Se trata, para el adquirente, de un instrumento financiero híbrido por tener dos componentes: un contrato principal, constituido por la obligación y un derivado implíci­ to, que viene determinado por la opción de conver­ sión. Además se trata de un instrumento financiero en el que ambos componentes resultan separables. La entidad A adquiere una obligación por valor de 1.000 emitida por una empresa, con un vencimiento a 1 año, que se puede convertir en 1 acción de valor nominal 1.000. La obligación paga un tipo de interés del 4 por 100, mientras que el tipo de interés de mercado de las obligaciones de similares caracterís­ ticas sin opción de conversión es del 5 por 100. Por tanto, debe valorarse en primer lugar, el importe que corresponde a cada componente del instrumento financiero híbrido. Para ello, aplicare­ mos al activo financiero el tipo de interés que corresponde a una obligación sin opción de con­ versión. En este sentido, dado que la obligación conlleva una opción de conversión, el tipo de inte­ rés ofrecido es inferior al que corresponde a una obligación sin opción de conversión. No obstante, 74 El efecto fiscal de los instrumentos financieros tras la reforma de la Ley 16/2007, de 4 julio, y del Real Decreto 1514/2007, de... B EGOÑA G ARCÍA-R OZADO G ONZÁLEZ los intereses a contabilizar deben ser equivalentes al valor razonable del componente del activo, es decir, al que recibiría con ocasión de la inversión en un activo financiero de las mismas características pero sin obligación de conversión. Por otra parte, la diferencia entre el importe total y el valor atri­ buido al activo, será el valor que corresponda a la opción de conversión. Valor del activo = importe del importe de la inversión realizada por la entidad, tanto contable como fiscalmente. Sin embargo, en caso de no producirse la con­ versión, el citado importe da lugar a la existencia de un gasto financiero para la entidad inversora. Este gasto financiero no es más que la pérdida correspondiente a la opción por conversión conta­ bilizada, y tendrá la consideración de gasto fiscal­ mente deducible. Viene a compensar el exceso de ingreso contabilizado. 1.000 + 40 = 990,5 (1 + 0,05) Valor de la opción de conversión = 1.000 – 990,5 = 9,5 2.5. Desde el punto de vista del adquirente de la obli­ gación convertible, la contabilidad será la siguiente: Los compuestos son aquel tipo de instrumentos financieros no derivados que incluyen componen­ tes de pasivo y patrimonio simultáneamente. Es decir, sólo existirán como tales desde el punto de vista del emisor de los mismos, y siempre que ins­ trumento conlleve una parte de pasivo financiero y una parte de patrimonio. En este caso, la norma contable obliga a conta­ bilizar ambos componentes del instrumento de forma separada, sin que exista la posibilidad de contabilización de manera conjunta, mientras que, como hemos señalado, el adquirente de los mis­ mos podrá contabilizar ambos componentes de forma conjunta o separada, al tener la considera­ ción de instrumento financiero híbrido para éste. Así, la contabilización de ambos instrumentos partirá del valor inicial del instrumento, de manera que se asignará al componente de pasivo el valor razonable de un pasivo similar que no lleve asocia­ do componente de patrimonio, mientras que el resto de valor se atribuirá al componente de patri­ monio. En la misma proporción se distribuirán los costes de transacción. Los efectos fiscales de estos instrumentos finan­ cieros no presentan reglas específicas en el TRLIS. Lo que significa que la fiscalidad asumirá los criterios que vengan establecidos en el ámbito contable, si bien merece la pena realizar algún tipo de comen­ tario. Una característica de estos instrumentos finan­ cieros es que el gasto financiero contabilizado durante la vida del instrumento es superior al efec­ tivamente satisfecho. Este gasto contabilizado ten­ drá en su totalidad la naturaleza de gasto fiscalmente deducible, de la misma manera que el adquirente del instrumento financiero tendrá un ingreso superior al efectivamente recibido. Por ello, aún cuando la cuantía de esta partida de la cuenta de pérdidas y ganancias resulta superior a la real, existe concordancia entre adquirente y emi­ sor, y ambos elementos tendrán su efecto corres­ pondiente en la fiscalidad. Precisamente, la razón — En la adquisición: x 990,5 Activo financiero 9,5 Instrumento de patrimonio a x Tesorería 1.000,5 — Por el cobro del interés: x 40,5 Tesorería 9,5 Activo financiero a Ingreso financiero x — Por la conversión: 1.009,5 Inversiones financieras en Instrumentos de patrimonio — 49,5 a Activo financiero 1.000,5 Instrumento de patrimonio 9,5 x En caso de no existir conversión: 1.000,5 Tesorería 9,5 Gasto financiero a Activo financiero 1.000,5 Instrumento de patrimonio 9,5 x El efecto fiscal de este tipo de instrumentos será el siguiente: Por un lado, tenemos un ingreso financiero por importe de 49,5, superior a los intereses reales cobrados (40). No obstante, este ingreso se corres­ ponde con el gasto financiero contabilizado por la entidad emisora, por lo que la equivalencia es plena. Esto significa que el ingreso financiero total, 49,5 tendrá la consideración de ingreso a efectos fiscales. Esto es debido a que el ingreso financiero debe recoger el importe que se obtendría de un instru­ mento de similares características, pero sobre el que no existiera opción de conversión. Por otra parte, en el caso de conversión, ese exceso de ingreso de 9,5 determina un mayor 75 Instrumentos financieros compuestos Cuadernos de Formación. Colaboración 6/09. Volumen 7/2009 de ser de esta regla es considerar que el gasto financiero sea el correspondiente al valor razona­ ble del componente del pasivo, teniendo en cuen­ ta el gasto que corresponde a un instrumento de similares características, pero que no conlleve una opción de conversión. En este caso, podrían existir circunstancias especiales en función de la residen­ cia de una de las partes intervinientes en la opera­ ción. No obstante, esta residencia fiscal no debería condicionar el importe de los gastos o ingresos que tuvieran el carácter financiero. En el caso de la opción de conversión, ésta figu­ ra contabilizada en el emisor como un instrumento de patrimonio. El ejercicio de la misma determina­ rá su transformación, junto con el pasivo financie­ ro, en capital más prima de emisión, en su caso. Ahora bien, si no se ejercita la opción de con­ versión, la norma contable determina la anulación de la prima de conversión contra reservas. Este supuesto plantea un problema en el ámbito fiscal. En efecto, esta anulación se contabilizada dando de baja un elemento de patrimonio propio y aumen­ tando la partida de reservas. Es decir, mientras en el caso del adquirente de las obligaciones el no ejercicio de la opción de conversión determina la existencia del gasto, sin embargo, el emisor no contabiliza un ingreso sino que aumenta la partida de reservas. La primera impresión determinaría que esta operación no da lugar a un ingreso para el emisor, ya que no se cumple la definición conteni­ da en el PGC 2007 (incremento de patrimonio neto en la empresa por aumentos de activo o dis­ minuciones de pasivo). No obstante, hay que tener en cuenta que realmente lo que la entidad emisora tiene contabilizado dentro de su patrimonio propio es un derecho a ejercitar por el adquirente, que finalmente no se ejercita. A estos efectos, parece más bien que esta situación produce una renuncia a un derecho por parte del adquirente del instru­ mento financiero, derecho que figura recogido de en la entidad emisora como un instrumento de patrimonio. Precisamente en sede del adquirente la renuncia a este derecho determina un gasto financiero. Por ello, parecería lógico pensar que en sede del emisor esa renuncia a un derecho debería considerarse como un ingreso a integrar en la base imponible. Otra opción sería considerar que dicho gasto no tiene la consideración de gasto fiscalmen­ te deducible en sede del adquirente por cuanto precisamente, se produce una renuncia a un dere­ cho existente. En cualquier caso, parece que la asi­ metría no tendría ninguna razón de ser en el ámbito fiscal y que debería ser objeto de correc­ ción de alguna manera, con el objeto de, o bien generar un gasto en el adquirente y simultánea­ mente un ingreso en el emisor (lo que parece más lógico), o bien considerar que el gasto del adqui­ rente no tiene la consideración de gasto fiscalmen­ te deducible. Ejemplo. Imaginemos una obligación convertible en acciones emitida por una entidad. Se trata para el emisor, de un instrumento financiero compuesto, con dos componentes: una parte de pasivo finan­ ciero y otra parte de instrumento de patrimonio propio. La entidad A emite una obligación por valor de 1.000, con un vencimiento a un año, que se puede convertir en una acción de valor nominal 1.000. La empresa emisora paga unos intereses al tipo del 4 por 100, mientras que el tipo de interés de merca­ do de las obligaciones de similares características sin opción de conversión es del 5 por 100. Por tanto, debe valorarse en primer lugar, el importe que corresponde a cada componente del instrumento financiero compuesto. Para ello, apli­ caremos al pasivo financiero el tipo de interés que corresponde a una obligación sin opción de con­ versión. En este sentido, dado que la obligación conlleva una opción de conversión, el tipo de inte­ rés ofrecido es inferior al que corresponde a una obligación sin opción de conversión. No obstante, los intereses a contabilizar deben ser equivalentes al valor razonable del componente del pasivo, es decir, al que recibiría con ocasión de la inversión en un pasivo financiero de las mismas características pero sin obligación de conversión. Por otra parte, la diferencia entre el importe total y el valor atri­ buido al pasivo, será el valor que corresponda a la opción de conversión. Valor del pasivo = 1.000 + 40 = 990,5 (1 + 0,05) Valor de la opción de conversión = 1.000 – 990,5 = 9,5 Desde el punto de vista del emisor de la obliga­ ción convertible, la contabilidad será la siguiente: — En la emisión: 1.000,5 Tesorería x a Pasivo financiero Otros instrumentos de patrimonio propio x 990,5 9,5 — Por el pago del interés: 49,5 Gasto financiero x a x 76 Tesorería Pasivo financiero 40,5 9,5 El efecto fiscal de los instrumentos financieros tras la reforma de la Ley 16/2007, de 4 julio, y del Real Decreto 1514/2007, de... B EGOÑA G ARCÍA-R OZADO G ONZÁLEZ Sin embargo, en caso de no producirse la con­ versión, mientras que el citado importe da lugar a la existencia de un gasto financiero para la entidad inversora, sin embargo, este gasto no se corres­ ponde con un ingreso en la entidad emisora sino un abono a la cuenta de reservas. Este abono, en prin­ cipio, no parece cumplir la definición contable de ingreso. Sin embargo, desde el punto de vista fiscal podría considerarse que ese abono a reservas no es más que la renuncia a un derecho por parte del inversor, renuncia que podría tener la considera­ ción de ingreso fiscalmente deducible. — Por la conversión: x 1.000,5 Pasivo financiero 9,5 Otros instrumentos de patrimonio propio a Capital 1.000,5 Prima de emisión 9,5 x — En caso de no existir conversión: x 1.000,5 Pasivo financiero 9,5 Otros instrumentos de patrimonio propio a Tesorería 1.000,5 Reservas 9,5 3. x CONCLUSIONES De todo lo expresado anteriormente, parece desprenderse que los instrumentos financieros han sufrido una modificación de gran trascendencia en el ámbito contable, si bien, desde el punto de vista fiscal, la normativa ha asumido los cambios conta­ bles manteniéndose aquellas limitaciones que ya se venían estableciendo. Así, en relación con estos instrumentos financieros, como ocurre con otros elementos patrimoniales de la entidad, la fiscalidad no puede mantenerse abstraída a los cambios con­ tables, ya que sólo se establecen reglas específicas en aquellos supuestos en que los principios conta­ bles no cumplen las reglas que permitan medir la capacidad económica a gravar. El efecto fiscal de este tipo de instrumentos será el siguiente: Por un lado, tenemos un gasto financiero por importe de 49,5, superior a los intereses reales satisfechos (40). No obstante, este gasto se corres­ ponde con el ingreso financiero contabilizado por la entidad adquirente, por lo que la equivalencia es plena. Esto significa que el gasto financiero total, 49,5 tendrá la consideración de gasto a efectos fis­ cales, por cuanto representa el gasto que soporta­ ría una empresa que hubiera realizado una emisión de una obligación de similares características pero que no incorporara la opción de conversión. Por otra parte, en el caso de conversión, ese importe de 9,5 determina un mayor valor de los fondos propios de la entidad emisora. 77