Adiós a la teoría del mercado eficiente La crisis según Soros MAR 24/02/09 16:49 | "Reflexiones sobre el crac del 2008" es el nuevo libro de George Soros. Tras analizar la secuencia de calamidades financieras iniciada en el 2009 en Wall Street, Soros, conocido como especulador pero también por sus inclinaciones teóricas, llega a su punto favorito: su teoría de la reflexividad. Las desviaciones de los mercados no derivan sólo de shocks externos, como sostiene la teoría del mercado eficiente, y el 2008 sería una prueba de ello. El hombre que hizo saltar al Banco de Inglaterra, empeñado en un nuevo paradigma para la comprensión de los mercados. Por George Soros | La interpretación predominante de los mercados financieros la Hipótesis del Mercado Eficiente (HME) ha sido absolutamente desacreditada por el crac de 2008. La actual crisis financiera no fue causada por algún factor exógeno sino por el sistema financiero mismo. Esto significa un mentís para la afirmación de que los mercados financieros tienden al equilibrio y que las desviaciones son causadas por shocks externos. Sin embargo, la teoría alternativa de cómo funcionan los mercados que propongo la teoría de la reflexividad no ha ocupado su lugar. Ni siquiera ha sido tomada en serio por los economistas. Cuando pregunto por qué, recibo varias respuestas. Una es que mi teoría de la reflexividad no hace más que expresar lo obvio, es decir, que los precios del mercado reflejan las predisposiciones de los actores. Se trata de una evidente falta de comprensión de mi teoría, que sostiene que la inadecuada determinación de precios en los mercados financieros puede, en circunstancias y de modos específicos, afectar los fundamentos que, se supone, los precios del mercado han de reflejar. Otros expertos señalan que mi teoría de las burbujas ya es parte de los modelos actuales. Quienes simpatízan más con mi enfoque me explican que si no recibe suficiente atención es porque no se puede formalizar ni modelar. Pero eso es justamente lo que trato de poner sobre la mesa: la reflexividad da origen a incertidumbres que no se pueden cuantificar y probabilidades que no se pueden calcular. Frank Knight lo observó hace un siglo en Riesgo, incertidumbre y beneficio, y Keynes también lo vio. No obstante lo cual, actores, agencias de calificación y entidades reguladoras se basan en modelos cuantitativos para el cálculo de riesgos. Una pregunta para la que estoy buscando respuesta es si se puede modelar la reflexividad, o si deberíamos seguir utilizando modelos cuantitativos pero tomar en cuenta la reflexividad añadiendo un margen de error que represente las incertidumbres imposibles de calcular. Mi impresión es que necesitamos hacer ambas cosas. La reflexividad no se puede modelar en abstracto, pero debería ser posible modelar sus casos específicos. LOS LIMITES DEL CONDUCTISMO Si un nuevo paradigma está surgiendo para explicar cómo funcionan los mercados, se basa en la economía conductista y la teoría evolutiva de sistemas. Les reconozco méritos, pero creo que se convertirían en un obstáculo para una cabal comprensión de los mercados financieros si se convirtieran en la nueva ortodoxia. ¿Por qué? La economía conductista explora los vericuetos de la conducta humana y sus implicancias para el comportamiento del mercado. He demostrado a través de experimentos una serie de desviaciones con respecto a la conducta racional, en la forma de sesgos conductuales específicos que son característicos de la toma de decisiones en condiciones de incertidumbre, y que son perjudiciales para los propios intereses del agente. Esto ha puesto en cuestión el supuesto de la conducta racional y la HME. Los partidarios de la HME han respondido admitiendo la existencia de estos factores que afectan su eficacia, pero aducen que se pueden eliminar mediante arbitraje. Esa afirmación ha dado justificación a los llamados fondos de cobertura neutrales, o que actúan en cualquier mercado, que afirman ser capaces de obtener grandes ganancias explotando, apalancados, las oportunidades de arbitraje. El ejemplo más famoso es Long Term Capital Management (LTCM), que colapsó en 1998. La economía conductista no tiene una explicación de por qué quebró el LCTM. Su explicación implícita es que las fuerzas del sesgo conductual resultaron ser más determinantes que la capacidad de LTCM de resistirse a ellas. Esto es mucho menos satisfactorio que el concepto de burbujas o sesgos autorreforzados propuesto por mí. verdad a un alto costo en el crac de 2008. Mi marco conceptual identifica cuál es la diferencia, es decir, la reflexividad. ¿HOMBRE O MAQUINA? Por el contrario, la teoría evolutiva de sistemas sí formula una hipótesis general. Andrew Lo, del MIT, ha formalizado este enfoque como la Hipótesis del Mercado Adaptativo (HMA). El Santa Fe Institute avanza en la misma dirección. De hecho, se ha puesto muy de moda aplicar el concepto darwiniano de la supervivencia de los más aptos a tantos campos como se pueda. La HMA propuesta por Lo ve los mercados financieros como un ecosistema en el que participantes que siguen diferentes estrategias compiten entre sí para aumentar al máximo el índice de supervivencia de su material genético, es decir, los beneficios. Se libera de las limitaciones de la HME, al admitir cualquier estrategia, siempre y cuando promueva la supervivencia. La HMA tiene el gran mérito de que se puede modelar, y los modelos son dinámicos. Obviamente, la HMA tiene gran afinidad con la reflexividad. Me encanta, y espero que proporcione un modo de modelar la reflexividad, lo que parece ser el principal obstáculo para que mi marco conceptual se tome en serio. Sin embargo, también me preocupa que mis conclusiones sean distorsionadas. Un aspecto central de mi visión es que los asuntos humanos tienen una estructura fundamentalmente distinta a los fenómenos naturales. La teoría evolutiva de los sistemas se ocupa, sin hacer distingos, de la evolución de las poblaciones, sean microbios o actores del mercado. Yo distingo entre las máquinas (como un auto o una central eléctrica, por un lado, y las instituciones sociales como los estados, los mercados o los acuerdos matrimoniales, por otro. Planteo que, para sobrevivir, las máquinas deben estar bien formadas, es decir, deben hacer el trabajo para el que se las diseñó. Las instituciones sociales son diferentes: puede que no sirvan bien a su fin, pero pueden sobrevivir indefinidamente. En otras palabras, los mercados pueden ser desadaptativos. Eso es algo n que la HMA no reconoce. Tiene que haber alguna diferencia entre constructos sociales como el sistema bancario, y constructos físicos como los edificios en que funcionan. Los actores del mercado, incluidos los reguladores, descubrieron esta La HMA no reconoce diferencia alguna, y así perpetúa el error que está en la base de la hipótesis del mercado eficiente (HME). ¿Como es posible que el estudio de la economía haya producido dos hipótesis que padecen el mismo error? La explicación está en el hecho de que tanto la HME como la HMA proceden por analogía, aplicando a la esfera social un enfoque que resultó exitoso en otro campo: la HME se nutre de la física newtoniana, mientras que la HMA lo hace de la biología evolucionista. Por el contrario, yo comienzo con una explicación de la relación entre pensamiento y realidad. Así es como llego al concepto de reflexividad, que luego se puede aplicar al estudio de los mercados financieros. Postulo que mi abordaje produce mejores resultados que la HME o la HMA, y niego que se pueda identificarlo con esas hipótesis, ya sea la HME, que ha perdido toda credibilidad, como la ascendente HMA. Entiendo la motivación que hay tras la HMA: el deseo de proteger el estatus científico de las economías. Sin embargo, considero que se trata de una empresa equivocada, producto de una suerte de "envidia de la física" por parte de los economistas. Planteo que las ciencias sociales y las naturales enfrentan tareas diferentes y precisan de métodos distintos.