Campaña Energía Abril 2002 El reprocesamiento de combustible nuclear gastado en Europa y la contaminación marítima Mares radiactivos - costas contaminadas - vidas destruidas Existe actualmente una fuerte polémica en torno al Acuerdo Nuclear firmado por Argentina y Australia que permitiría el ingreso a nuestro país de residuos nucleares de alta actividad. Se trataría de combustible nuclear gastado proveniente de un reactor de investigación que la empresa INVAP construirá en Australia. Este Acuerdo plantea una colisión con la Constitución Nacional, leyes nacionales y normativas provinciales. A pesar de la ilegalidad que implica esa propuesta, han surgido algunas voces que señalan que el tratamiento de combustibles nucleares puede resultar en un negocio viable para Argentina. En ese contexto se suele citar el supuesto gran negocio que significa el tratamiento y reprocesamiento de combustibles nucleares para Francia e Inglaterra. Aquí presentamos una síntesis de esa actividad que expone diariamente a millones de ciudadanos europeos a la radioactividad y las sustancias tóxicas liberadas por las plantas de reprocesamiento de combustibles gastados de Gran Bretaña y Francia. Ambos países han sido conminados por el resto de Europa a cesar con esta actividad por sus descargas radiactivas al medio ambiente, en particular, al medio marino. INTRODUCCION De forma rutinaria, las instalaciones nucleares de La Hague, en Francia, y de Sellafield y Dounreay, ambas en el Reino Unido, encargadas del reprocesamiento del combustible gastado de centrales nucleares, vierten miles de millones de litros de residuos radiactivos en el Océano Atlántico, en el Mar del Norte y el Mar de Irlanda. Transportados en dirección norte por las corrientes marinas, estos residuos radioactivos contaminan extensas zonas costeras de toda Europa occidental, los países nórdicos y el Artico. La radioactividad se acumula en los animales marinos y en las algas, es arrastrada a las playas, invade estuarios fluviales y deja sus tóxicas huellas en el medio ambiente. Francia y el Reino Unido están aumentando de forma sigilosa pero masiva estos vertidos radioactivos al mar y al aire. Todavía, a pesar de la significativa amenaza que para la salud supone esta contaminación, la gente recibe muy poca Información sobre estos vertidos y juega un papel limitado en la toma de decisiones. Millones de hombres, mujeres y niños sirven así, de manera involuntaria, como conejillos de indias para un experimento nuclear secreto a gran escala. HISTORIA DE LOS VERTIDOS AL MAR Las “soluciones” de la industria nuclear ante los residuos radiactivos En cualquier caso, procedan de la industria nuclear civil o de la militar, estos letales desechos se están generando en importantes cantidades desde hace varias décadas sin que la industria nuclear sepa qué hacer con ellos. Desesperada por el enorme volumen de los residuos radiactivos y el elevado costo de su gestión, esta industria ha tratado desde sus orígenes de librarse de su problema de diversas formas procurando sobre todo aplicar las medidas que le resulten más baratas, aunque éstas resulten perjudiciales para el medio ambiente. Así pues, durante muchos años, la industria nuclear de diversos países estuvo vertiendo al mar desechos nucleares de todo tipo, no sólo de baja y media actividad, sino también de alta actividad, por medio de barcos y otras instalaciones. Los primeros vertidos tuvieron lugar en 1946 por parte de Estados Unidos cerca de las costas de California. Desde entonces hasta 1972 el vertido al mar de residuos radiactivos se convirtió en una práctica generalizada para los países nuclearizados. En 1972 se constituyó el Convenio de Londres sobre Vertidos (LC) y desde ese año se prohibió el vertido al mar de residuos radiactivos de alta actividad. Sin embargo, el LC consintió el vertido al mar de residuos de baja y media actividad, práctica que continuó desde entonces hasta 1983. En esos años se vertieron al mar enormes cantidades de estos desechos nucleares. 2 Desde 1967 a 1982, ocho países europeos (especialmente el Reino Unido) vertieron en la Fosa Atlántica (situada a unos 700 kilómetros de las costas gallegas y con una profundidad de 4.000 metros) hasta 142.000 toneladas de residuos de baja y media actividad. El total de radiactividad de esos vertidos supera el millón de curies. La cantidad total de residuos radiactivos vertidos desde 1946 en los diferentes mares y océanos es imposible de calcular. Ni los estudios solicitados al Organismo Internacional para la Energía Atómica han podido llegar a conclusiones fiables. Así se reconoce internacionalmente. Entre otras cosas porque los diferentes países no han proporcionado cifras exactas de su volumen de vertidos. La contaminación radiactiva del medio marino que tal práctica implica, llevó a la organización ecologista Greenpeace, junto con otros grupos sociales, a oponerse a ella activamente durante largo tiempo. Afortunadamente, y como resultado, en buena parte, de esa lucha, en 1983 se logró imponer una moratoria internacional de dos años de vertidos de desechos nucleares al mar. En 1983 el Reino Unido trató de seguir vertiendo, pero la protesta internacional y la huelga de los trabajadores portuarios británicos impidió que este propósito se concretase. En 1985, se aprobó una propuesta española consistente en llevar a cabo una moratoria indefinida pendiente de los resultados de un estudio sobre los impactos económicos, sociales, políticos, y medioambientales del vertido de residuos radiactivos al mar. La moratoria aprobada era voluntaria, y para realizar vertidos era preciso obtener un permiso del LC. No se han solicitado permisos por lo que se supone que no ha habido vertidos desde entonces. Hay que exceptuar, al menos, los vertidos ilegales de la ex-URSS y Rusia desde 1959 tanto en el Artico (Mar de Barents, de Kara, ...) como en el Mar de Japón. El estudio anteriormente mencionado fue llevado a cabo por un Panel Intergubernamental de Expertos sobre Vertidos de Residuos Radiactivos (IGPRAD) y sus conclusiones, dadas a conocer en julio de 1993, proporcionaron sólidas bases científicas y técnicas que apoyaban la decisión de lograr una prohibición definitiva del vertido de sustancias radiactivas al mar. Se acepta en general que el vertido de desechos radiactivos en el mar provoca la dispersión de la radiactividad en el medio ambiente marino. La flora y fauna marina reciben dosis procedentes de los bidones, aún más de aquellos cuya impermeabilidad esté comprometida. Existen luego muchos caminos para que esta radiactividad llegue a los seres humanos. Finalmente, el 12 de noviembre de 1993, en 16ª Reunión Consultiva del Convenio de Londres se adoptó una resolución que prohibía definitivamente el vertido al mar de todo tipo de residuos radiactivos. Aunque esta prohibición constituye en sí una importante victoria para el medio ambiente y la conservación de o l s mares, lo cierto es que todavía no hay ningún 3 instrumento legal de ámbito global que regule las fuentes terrestres de contaminación radiactiva al mar, como son, por ejemplo, los vertidos radiactivos líquidos a ríos, embalses y mares procedentes de centrales nucleares y plantas de reprocesamiento de combustible nuclear. Se ha calculado que la cantidad de residuos de baja y media actividad que se habrían vertido a los mares, de no haberse aprobado la prohibición internacional hubiera sido de 2.655.000 toneladas. La industria nuclear, se quedó de esta forma sin este procedimiento altamente irresponsable de arrojar al mar sus residuos radiactivos. Eliminada legalmente esta vía, la industria nuclear quiere ahora librarse del problema de sus residuos radiactivos construyendo cementerios nucleares en formaciones geológicas, especialmente profundas en el caso de los residuos de alta actividad. ¿QUÉ ES EL REPROCESAMIENTO? En las plantas de reprocesamiento, el combustible irradiado o "gastado" de las centrales nucleares es disuelto químicamente y, después de una serie de pasos intermedios, el plutonio y el uranio contenidos en el combustible gastado son separados de los otros subproductos radiactivos del mismo. Esta técnica fue originalmente desarrollada para obtener plutonio para la fabricación de armas nucleares. Dado que el plutonio no existe en la naturaleza, la única vía para obtener cantidades importantes de este elemento es a partir del tratamiento del combustible nuclear gastado de las centrales nucleares. Años más tarde, se intentó aprovechar esta tecnología militar para conseguir plutonio con el que alimentar los llamados "reactores nucleares rápidos reproductores" (FBRs, del inglés Fast Breeder Reactors), con los cuales se pretendía producir más plutonio del que se partía inicialmente, al mismo tiempo que se generaba energía. En la década de los setenta, Francia y Gran Bretaña optaron por usar sus plantas de reprocesamiento tanto para fines militares como comerciales, y ofertaron la separación comercial de plutonio a otros clientes extranjeros. Alemania, Bélgica, España, Italia, Japón, Países Bajos, Suecia y Suiza firmaron contratos para reprocesar su combustible nuclear gastado y así obtener plutonio, utilizable tanto para la construcción de bombas atómicas como para abastecer los reactores reproductores que supuestamente esperaban construir. Pero después de más de 25 años de costosos y fallidos intentos, no hay ningún reactor reproductor en funcionamiento comercial en Europa, y ningún país de la zona planea construir uno. El plutonio, anteriormente apreciado como valioso recurso, es ahora contemplado por la mayoría de los gobiernos como una responsabilidad cara y peligrosa. Sin embargo, el Reino Unido y Francia (apoyados por sus contratos extranjeros) continúan produciendo cada año cientos de kilos de plutonio utilizable en armas atómicas. Sin embargo, esta producción tiene un precio. El reprocesamiento es una operación intrínsecamente peligrosa y muy contaminante. En estas plantas se secciona y disuelve químicamente el combustible 4 nuclear gastado, por lo que se libera su contenido altamente radioactivo. Dentro de la planta, el material radiactivo contamina todo lo que toca: equipo, ropas, conductos, herramientas e incluso los propios edificios. El resultado es una mezcla de desechos sólidos, líquidos y gaseosos que se catalogan por su bajo, medio o alto nivel de radiactividad. El reprocesamiento genera un volumen de residuos radiactivos mucho mayor que el del combustible gastado original. En 1977, un estudio sobre la producción de residuos de La Hague, concluyó que su reprocesamiento produce 20 veces más residuos que el almacenamiento directo del combustible gastado. Estudios sobre Sellafield indican que el reprocesamiento en esta instalación ha generado un volumen de residuos radiactivos 189 veces superior que el del combustible original. PLANTAS BARATAS Y SUCIAS: LA CONTAMINACIÓN ES SU SOLUCIÓN Los residuos nucleares plantean importantes problemas técnicos y políticos para los gobiernos y compañías que operan las plantas de separación de plutonio. Para disminuir la cantidad de residuos que tendrán que gestionar, el Reino Unido y Francia vierten sistemáticamente cantidades masivas de radiactividad al mar y al aire. La radiactividad vertida podría ser significativamente reducida si se aplicaran filtros y otras tecnologías de retención. Sin embargo, la industria argumenta que esto es caro e innecesario. Con esto reconoce que los residuos que son rutinariamente vertidos podrían ser retenidos -tarea de la que evidentemente tendría que ocuparse la industria nuclear-, pero que ello provocaría un incremento de sus costes financieros y políticos. La industria del plutonio, por lo tanto, ha decidido que verter es mucho más atractivo que proteger el medio ambiente. La Hague, Sellafield y Dounreay vierten residuos nucleares directamente al mar y al aire. Sus vertidos contienen un conjunto de isótopos radioactivos que serán altamente tóxicos y peligrosos durante decenas de miles de años (en algunos casos, decenas de millones de años). Los vertidos son diarios, una práctica rutinaria, y son el resultado de la política gubernamental de Francia y el Reino Unido (impuesta por la industria del plutonio) de verter los residuos y ocultar las consecuencias. La industria del reprocesamiento ha manifestado repetidamente que está reduciendo sus vertidos. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Aunque la presión pública forzó una reducción de los vertidos en la década de los ochenta, el Reino Unido y Francia han abierto tres nuevas plantas de reprocesamiento en los últimos años, y ambos gobiernos han autorizado nuevos vertidos radioactivos. Estas tres plantas de reprocesamiento son la principal fuente de contaminación radiactiva del medio ambiente marino del norte de Europa, sumando entre todas el 97% del total de vertidos radiactivos. En unos treinta años, las plantas de reprocesamiento del Reino Unido y Francia verterán tanta radioactividad como la liberada en la catástrofe nuclear de Chernóbil. 5 NO EXISTE UN NIVEL SEGURO DE RADIACIÓN La ciencia médica sostuvo una vez que los niveles bajos de radiación no suponían un peligro real para la salud humana y que, por lo tanto, la dilución de vertidos radiactivos en los océanos y mares podría estar justificada. Hoy en día, el consenso entre los científicos es que ningún nivel de radiación puede ser considerado como inofensivo y que, de hecho, cualquier nivel de radiación generado en el reprocesamiento de residuos radiactivos, por pequeño que sea, incrementará el riesgo de sufrir cáncer y daños genéticos. Las instalaciones de reprocesamiento francesas y británicas vierten en este momento más de cuarenta sustancias radiactivas distintas, muchas de las cuales no se encontraban en niveles significativos en la Naturaleza. Ahora, estas instalaciones están introduciéndolos en el medio ambiente y en la cadena alimenticia en grandes cantidades. A pesar de que el conocimiento científico sobre los efectos a largo plazo de la actividad de estos elementos es aún limitado, lo cierto es que cada revisión de los límites de radiación recomendados para los trabajadores y para el público en general ha significado una reducción a la baja de éstos con respecto a los niveles aceptados anteriormente. Por citar un ejemplo, el iodo-129 está entre los elementos radiactivos cuyos niveles se están incrementando de forma espectacular. Cuando se ingiere con la comida, el iodo-129 entra en el flujo sanguíneo y se acumula en la glándula tiroides. Allí, la radiación gamma que emite este elemento pueden destruir las células de la glándula, perjudicando su producción de hormonas. El daño en la tiroides de un feto puede causar retraso mental y otras graves anomalías en el desarrollo embrionario. El iodo-129 permanece peligrosamente radiactivo durante millones de años (su vida media es de 15,7 millones de años). A medida que se investiga, se evidencia de forma más clara el daño que provoca la contaminación radioactiva. En concreto, diversos estudios han encontrado niveles significativos de leucemia infantil en poblaciones cercanas a las plantas de reprocesamiento de Francia y Reino Unido. Recientemente, un estudio publicado por un importante epidemiólogo francés de la Universidad de Becançon, sugiere un vínculo directo entre la exposición a la radiación del público en el entorno de La Hague y la incidencia de cánceres en la población infantil. Se sugieren relaciones causa-efecto entre el tiempo pasado en las playas cercanas a La Hague o la ingestión de mariscos capturados en la localidad con la incidencia de cáncer. El Gobierno francés ha anunciado una investigación oficial al respecto. Mientras tanto, La Hague continua con sus vertidos. La industria nuclear frecuentemente se defiende diciendo que ella libera mucha menos radiactividad que la que existe de forma natural. Aunque la especie humana y los seres vivos han desarrollado a lo largo de millones de años de evolución mecanismos contra los efectos de la radiación de fondo natural, la industria nuclear está ahora incorporando en el medio ambiente cantidades adicionales de radiactividad artificial en períodos muy cortos de tiempo desde el punto de vista biológico. En muchos casos está además introduciendo elementos radiactivos 6 nuevos en importantes cantidades. La exposición de la gente a esta radiación supone nuevos e importantes riesgos para la salud, más allá de aquellos ya causados por la radiación natural. Últimamente, la industria nuclear se ha refugiado en el argumento de que sus vertidos permanecen bajo los límites autorizados. Sin embargo, un conflicto de intereses imposibilita establecer esos límites de forma imparcial. Las licencias sobre vertidos de las instalaciones de reprocesamiento son autorizadas por los gobiernos, que a su vez son los propietarios de estas plantas. Las agencias gubernamentales encargadas de autorizar los vertidos, al ser incapaces de establecer niveles verdaderamente seguros, optan en cambio por otros "permisibles". Se establecen juicios de valor, sopesando la salud pública contra otro tipo de factores como el empleo y la rentabilidad. Estos cálculos anticipan y contabilizan las muertes esperadas por cáncer y otros efectos sobre la salud como consecuencia de las emisiones radiactivas de esas instalaciones. Por ejemplo, como parte del proceso de autorización de nuevos vertidos de Sellafield en 1994, una comisión creada por el Gobierno británico predijo que se producirían 200 muertes cada año a causa de los vertidos de Sellafield. Sin embargo, el Gobierno del Reino Unido optó por autorizar los nuevos vertidos. LAS CONTAMINANTES FÁBRICAS DE PLUTONIO. LA HAGUE Las instalaciones nucleares de La Hague están situadas en la esquina noroccidental de Francia, en Normandía, en la costa Atlántica cercana al puerto de Cherburgo. La Hague está gestionada por la Companie Generale des Matieres Nucleaires (COGEMA). El 89% de la misma es propiedad del Commisseriat a L’Energie Atomique (CEA), organismo controlado por el Gobierno francés. El CEA ha dirigido el programa de pruebas nucleares francesas y de producción de armas atómicas. El 11% restante del accionariado de COGEMA pertenece a la Compañía Nacional de Petróleo Total. Por lo tanto, COGEMA está totalmente controlada por el Gobierno galo. COGEMA ha abierto recientemente dos nuevas plantas de reprocesamiento: UP2800 (en 1994) y UP3 (en 1989), por lo que ha aumentado la capacidad de reprocesamiento de La Hague desde 400 toneladas al año hasta un total de 1.600. Entre 1989 y 1995 la radiación de los vertidos de La Hague se quintuplicó, convirtiéndose en el mayor foco radiactivo de la región. La Hague vierte al Atlántico anualmente alrededor de 230 millones de litros de residuos radiactivos. Aunque el tritio, el estroncio-90 y el cesio-137 predominan en los vertidos al mar de La Hague, sus instalaciones liberan también otros muchos isótopos radiactivos. En 1995 el nivel de iodo-129 liberado se elevó diez veces por encima del de 1980. En un sólo año, La Hague vertió cinco veces más iodo-129 que el liberado en 50 años de pruebas nucleares. La contaminación producida por La Hague se ha detectado en niveles significativos en los mariscos y las algas en la zona cercana a la planta, pero las fuertes corrientes dispersan también la contaminación hacia el norte a través del Canal de la Mancha y 7 del Mar del Norte, y su rastro ha sido hallado incluso en Noruega y en el Artico. Diversos estudios sugieren que la contaminación radiactiva de La Hague puede alcanzar el suroeste de Noruega en menos de quince meses. SELLAFIELD El emplazamiento nuclear de Sellafield está en Cumbria, en la costa noroeste de Inglaterra, cerca del puerto del Mar de Irlanda de Barrow-in-Furness, Está gestionada por la compañía British Nuclear Fuels (BNFL), propiedad del Gobierno británico. El reprocesamiento empezó en Sellafield (conocida entonces como "Windscale") en 1952, como parte del programa británico para el desarrollo de armas nucleares. Dos plantas de reprocesamiento funcionan ahora. La primera, llamada B205, se puso en marcha en 1964 sirviendo para fines militares y civiles. La segunda, "Thermal Oxide Reprocessing Plant (THORP)", se empezó a construir en la década de los 70, pero la oposición nacional e internacional retrasó su apertura hasta 1994. Las dos plantas tienen una capacidad máxima de reprocesamiento de 1.200 toneladas al año de combustible nuclear gastado, y pueden por lo tanto separar unas quince toneladas anuales de plutonio utilizable para armamento atómico. Incluso antes de los noventa, los vertidos radiactivos de Sellafield habían ya contaminado seriamente el Mar de Irlanda. La cantidad de plutonio vertido por esta instalación fue tal que ya en 1985 un informe del Gobierno del Reino Unido afirmó que la concentración de plutonio en el polvo de los hogares alrededor de Sellafield era 6.000 veces superior que la encontrada en las casas del sur de Inglaterra. Otro estudio encontró que la contaminación por cesio alrededor de Sellafield, es de entre 5 a 12 veces superior que la del Atolón de Bikini, donde EE.UU. realizó 23 pruebas nucleares. Si bien la opinión pública forzó una disminución en los vertidos de Sellafield en la década de los ochenta, el Gobierno británico ha optado por reabrir las compuertas. Previamente a la apertura de THORP, el Gobierno aprobó un incremento del 900% y del 1100%, respectivamente, de los vertidos radiactivos líquidos y gaseosos de la instalación. Se calcula que los vertidos radiactivos líquidos de Sellafield son en estos momentos de unos 9 millones de litros por día. Con la nueva autorización, los niveles de vertidos líquidos de muchos radionucleidos peligrosos han aumentado desorbitadamente. Entre 1993 y 1995, la radiación beta en los vertidos de Sellafield se duplicó. Por citar un ejemplo, los niveles de tecnecio-99 vertidos en ese período se incrementaron en más de 27 veces. A finales de 1996 una investigación del Gobierno del Reino Unido reveló que los mariscos recogidos cerca de Sellafield contenían niveles de tecnecio-99, 40 veces por encima de los de 1993. Langostas pescadas en el Mar de Irlanda estaban contaminadas con tecnecio-99, a un nivel 13 veces superior al que obliga a la Comisión Europea a notificar a los ciudadanos que los alimentos están contaminados tras un accidente nuclear. 8 No disuadido por la creciente controversia sobre los nuevos vertidos, en 1996 BNFL solicitó incrementos masivos en los límites de los vertidos gaseosos de tritio, iodo129 y carbono-14 a través de sus chimeneas. El aumento de la contaminación proveniente de Sellafield se extiende por el ecosistema marino del Mar de Irlanda, y es barrido en sentido norte por las corrientes oceánicas hasta el Mar del Norte, el Mar Báltico, Mar de Noruega, Mar de Barents y Groenlandia. Los estudios sugieren que la contaminación de Sellafield puede alcanzar el Mar del Norte en menos de nueve meses, y una reciente publicación reveló la existencia de contaminación procedente de esta planta en las aguas del Artico canadiense. DOUNREAY La planta nuclear de Dounreay está situada en el Mar del Norte, en el extremo norte de Escocia, cerca del puerto de Scrabster. Dounreay es propiedad y está dirigida por la Atomic Energy Authority del Reino Unido (UKAEA), que depende del Gobierno británico. Dounreay se estableció en 1955, y tiene ahora dos plantas de reprocesamiento, una para combustible de plutonio de reactores reproductores, y otra para combustibles de uranio altamente enriquecido para reactores de investigación. La planta de reprocesamiento PFR (Prototype Fast Reactor) fue cerrada para ser reparada en septiembre de 1996, tras una accidente con fuga de radioactividad. La planta de reprocesamiento MTR (Materials Test Reactor) estuvo temporalmente cerrada, pero el UKAEA reanudó sus actividades. Aunque mucho más pequeña en capacidad que Sellafield o La Hague, Dounreay es comparativamente incluso más contaminante a causa de su antigüedad y obsoleta tecnología, por lo que su impacto sobre la salud humana en el Reino Unido y en Europa es significativo. En 1995, el UKAEA solicitó el incremento de los vertidos "reales" en Dounreay. Aunque pidió límites autorizados más bajos para algunos radionucleidos, el UKAEA busca incrementar sus vertidos de kriptón-85, estroncio-90, iodo-131, cesio-134, cesio-137, cerio-144 y plutonio-242. Los vertidos de kriptón-85, por ejemplo, aumentarían en un 300%. Si la nueva autorización es aprobada, el UKAEA empleará también un porcentaje mayor de su permiso de vertidos. Es decir, mientras antes emitía un porcentaje del 10% de su límite anual, los vertidos pronto podrían alcanzar el 49%. En su petición, el UKAEA evitó mencionar en su cálculo de dosis colectiva para el público su plan de verter dos radionucleidos potentes y de larga duración: el carbono-14 y el iodo-129. Para valorar esta omisión en toda su amplitud, hay que considerar que en Sellafield el carbono-14 supuso un 85% de la dosis colectiva recibida por el público en 1991. Como en el caso de Sellafield, los vertidos de Dounreay viajan hacia el norte hasta el Mar del Norte y las aguas nórdicas y árticas. Dada su posición en la punta norte 9 de Escocia, Dounreay canaliza hacia esas aguas su contaminación de manera más directa y efectiva. LA COMISION OSLO-PARIS Aunque el vertido de residuos radiactivos al mar fue prohibido en todo el mundo en 1993 por los 75 estados miembros del Convenio de Londres de Naciones Unidas, Francia y el Reino Unido han pedido que se permitan los vertidos radioactivos procedentes de instalaciones en tierra. Resulta ilógico que mientras los residuos radiactivos líquidos procedentes del reprocesamiento no pueden ser eliminados directamente desde barcos, sea aún posible verterlos al mar desde las tuberías de vertido de estas instalaciones. Los vertidos radiactivos procedentes de fuentes basadas en tierra al Atlántico norte, desde Gibraltar hasta el Artico, están bajo la jurisdicción de la Comisión Oslo-París (OSPAR). Esta Comisión se reúne anualmente para adoptar las medidas necesarias para cumplir con el Convenio de Oslo de 1972 (de aplicación al vertido de residuos al mar desde barcos, aviones y cualquier otra estructura fabricada por el ser humano), con el Convenio de París de 1974 (aplicado a la prevención de la contaminación desde fuentes terrestres) y el Convenio OSPAR de 1992 para la Protección del Atlántico Noreste. Los miembros de la Comisión OSPAR son: Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, España, Suiza, Suecia, Reino Unido y la propia Unión Europea. Mientras que la Comisión ha abogado por disminuir y eventualmente eliminar los vertidos radiactivos al medio ambiente marino, de hecho, las tasas de vertidos se han incrementado. En 1992, OSPAR reconoció formalmente "la necesidad de reducir los vertidos radiactivos al medio ambiente marino desde instalaciones nucleares y acuerda trabajar para lograrlo mediante la utilización de las Mejores Técnicas Disponibles". Mientras tanto, el Reino Unido y Francia han rehusado utilizar tecnologías de retención y han abierto nuevas plantas de reprocesamiento que están incrementando extraordinariamente los vertidos radioactivos. Debido a los espectaculares aumentos en los vertidos procedentes del reprocesamiento, este asunto ha sido y es de gran importancia en la agenda oficial de las últimas reuniones del Convenio OSPAR. Los países de Noreste Atlántico exigen a Gran Bretaña y a Francia que abandonen el reprocesamiento El 29 de junio de 2000 se adoptó en Copenhague, durante la reunión anual de Ospar, la decisión de ponerle fin al reprocesamiento de residuos nucleares e implementar alternativas como el almacenamiento en seco, decisión que ha aislado a Gran Bretaña y Francia1. 1 Los siguientes países votaron en favor de esta decisión, llegando de esta manera a los ¾ de los Países Partes: Dinamarca, Bélgica, Alemania, Finlandia, Noruega, Holanda, Suiza, Portugal, España, Suecia, Islandia, e Irlanda. Francia y Gran Bretaña se abstuvieron. Luxemburgo no estuvo presente y la Unión Europea se abstuvo. 10 La prohibición legal recientemente adoptada por la OSPAR dice: “que las actuales autorizaciones para descarga o liberación de substancias radioactivas desde plantas de reprocesamiento nuclear deberán ser reevaluadas de forma prioritaria por la autoridad nacional competente, con el objetivo de implementar opciones alternativas al reprocesamiento (por ejemplo, almacenamiento en seco) de combustibles nucleares gastados, en plantas apropiadas”. Nunca antes un mensaje de esta fuerza había sido emitido por tantos países haciendo un llamado al fin del reprocesamiento. Esto representó el aislamiento de Gran Bretaña y Francia en este terreno. Si bien Gran Bretaña y Francia han argumentado que no están obligados a cumplir con una decisión que no han apoyado. Ambos países incrementarán su aislamiento político y ante la opinión pública si continúan contaminando los océanos en contra de los deseos de sus países vecinos y del público. Todo indica que deberán detener el reprocesamiento nuclear tarde o temprano. La decisión de OSPAR procura la implementación de una prohibición para el reprocesamiento, exigiendo a Gran Bretaña y a Francia que modifiquen las actuales autorizaciones de Sellafield, La Hague y Dounreay para que el reprocesamiento sea allí ilegal. Sin embargo, la prohibición ha sido retrasada hasta tanto Gran Bretaña y Francia acepten esta Decisión e implementen el almacenamiento en seco. En ese momento Cogema anunció que dejaría temporalmente de descargar residuos radioactivos. Este anuncio se hizo dos días después de que Greenpeace instalara los dispositivos “OSPAR” (Objects to Stop Pollution from Accumulation Radioactivity) al final de una tubería de descarga de residuos nucleares de la planta francesa de reprocesamiento. Los dispositivos fueron removidos por la empresa francesa. Cada válvula dividía la descarga radioactiva en 6 cursos separados, uno por cada país cliente de la Cogema. Cada día que Gran Bretaña y Francia ignoran la abrumadora oposición internacional y no acepta esta prohibición es un día más de contaminación radioactiva para muchos. Las plantas de reprocesamiento derraman anualmente cientos de millones de litros de residuos radioactivos al mar y deberían detener inmediatamente estas descargas como paso inicial de la implementación de la decisión tomada por la OSPAR. Greenpeace Argentina Mansilla 3046, 1425 Buenos Aires, Argentina Tel:54 11 49620404, Fax:54 11 49637164 Email: [email protected] Contacto: Juan Carlos Villalonga 11 ANEXO 1: Decisión de los países miembros de OSPAR Decision 2000/1 On Substantial Reductions and the Elimination of Discharges, Emissions and Losses of Radioactive Substances, with Special Emphasis on Nuclear Reprocessing Presented by Denmark, Ireland, Iceland, Finland, Germany, Netherlands, Norway, Sweden HAVING REGARD to Article 2.1(a) of the OSPAR Convention, whereby the Contracting Parties have the legal obligation to "take all possible steps to prevent and eliminate pollution and to take the necessary measures to protect the maritime area against adverse effects of human activities so as to safeguard human health and to conserve marine ecosystems and, when practicable, restore marine areas which have been adversely affected"; MINDFUL of the OSPAR Strategy with Regard to Radioactive Substances, adopted at the Ministerial Meeting of the OSPAR Commission in Sintra in July 1998, whereby "the objective of the Commission with regard to radioactive substances, including waste, is to prevent pollution of the maritime area from ionising radiation through progressive and substantial reductions of discharges, emissions and losses of radioactive substances, with the ultimate aim of concentrations in the environment near background values for naturally occurring radioactive substances and close to zero for artificial radioactive substances"; TAKING ACCOUNT of the need to act in compliance with the Time Frame, laid down in Paragraphs 4.1(a) and (b) of the OSPAR strategy with Regard to Radioactive Substances, whereby the Commission by the year 2000 for the whole maritime area, will work towards achieving further substantial reductions or elimination of discharges of radioactive substances; NOTING that a study of the alternative nuclear fuel cycles has now been carried out by the Nuclear Energy Agency (NEA) of the Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD); NOTING FURTHER that the NEA-study has demonstrated that implementing the non-reprocessing option (dry storage) for spent fuel would eliminate the discharges and emissions of radioactive substances that currently arise from reprocessing it; NOTING FURTHER that discharges from nuclear reprocessing facilities can be traced through the Irish Sea, the North Sea, along the Norwegian coast into the Arctic and North-East Atlantic Oceans giving rise to elevated levels in biota; RECOGNISING that the reduction of discharge and emission of radioactive substances from nuclear reprocessing facilities would be beneficial for the legitimate uses of the sea, technically feasible, and would diminish the radiological impacts of radioactive substances on man and biota; CONCERNED that nuclear reprocessing facilities in the North-East Atlantic are the dominant source of discharges, emissions and losses of radioactive substances and 12 that implementing the non-reprocessing option for spent nuclear fuel would, therefore, produce substantial reductions of discharges, emissions and losses of radioactive substances into the North-East Atlantic; ENCOURAGING relevant Contracting Parties to immediately begin negotiations with regards to all existing contracts for the reprocessing of spent nuclear fuel, with the aim of implementing the non-reprocessing option for spent nuclear fuel; ENCOURAGING Contracting Parties not to authorise new nuclear reprocessing facilities or substantial increases in the capacity of existing reprocessing facilities. THE CONTRACTING PARTIES TO THE OSPAR CONVENTION FOR THE PROTECTION OF THE MARINE ENVIRONMENT OF THE NORTH-EAST ATLANTIC DECIDE: 1. Programmes and Measures 1. The current authorisations for discharges or releases of radioactive substances from nuclear reprocessing facilities shall be reviewed as a matter of priority by their competent national authorities, with a view to, inter alia: · implementing the non-reprocessing option (for example dry storage) for spent nuclear fuel management at appropriate facilities; · taking preventative measures to minimise the risk of pollution by accidents; 2. Entry into Force This decision enters into force on [16 January 2001]. 3. Implementation Reports 3.1 Reports on implementation of this Decision shall be submitted to the appropriate OSPAR subsidiary body in accordance with OSPAR's Standard Implmentation and Assessment Procedure. This reporting shall commence in the intersessional period 2002/2003. 3.2 When reporting on implementation, the formats at Appendix 1 shall apply. 13 ANEXO 2: Testimonios extraídos de www.stopsellafield.com ♣ “Sellafield es peor que Chernobyl - la planta es una tragedia nuclear.” Janine Allis-Smith, madre de un niño de 12 años con leucemia. ♣ “La incidencia de casos de cáncer entre los niños de la localidad de Seascale – el barrio más cercano a Sellafield -- es 10 veces mayor a la cifra promedio de Inglaterra.” Documental de TV por la BBC ♣ “Mi hijo desarrolló una leucemia porque le encantaba enterrarse en la arena de la playa” Janine Allis-Smith, madre de un niño de 12 años con leucemia. ♣ “En Seascale – el barrio más cercano a Sellafield – han nacido varias bebas con dos úteros” Bergens Tidende, 24 de Marzo de 2001 ♣ “Pienso en todos los chicos que vienen aquí en sus vacaciones, a jugar en la arena, dice, resignada e indignada” Janine Allis-Smith, madre de un niño de 12 años con leucemia. ♣ “El Mar de Irlanda tiene las aguas más radiactivas del mundo” Documental de TV de la BBC ♣ “En el pintoresco, pero adormecido, pueblito costero de Seascale, dos mujeres se sientan y hablan sobre como extrañan el tranquilo ulular de las palomas. Las palomas han desaparecido – han muerto en la mayor masacre de aves que ha tenido lugar en Inglaterra en los últimos tiempos. Muestreos en plumas, carne y suelos infectados por excrementos de las palomas, mostraron que las palomas de Sellafield debían ser consideradas como residuos nucleares voladores. Der Spiegel ♣ “Ahora tenemos empleados que disparan a las palomas que se encuentran en nuestro predio.” Alan P. Huges, Oficial de Relaciones Públicas de Sellafield. ♣ “El 85% de los Ingleses exige que Sellafield detenga sus descargas inmediatamente.” Encuesta de Opinión de Diciembre del 2000. ♣ “Los responsables de Sellafield, conspiran y llevan adelante operaciones de encubrimiento para ocultar que la seguridad de la planta es desastrosamente pobre ” Duncan Ball, empleado de Sellafield 14 ♣ “El Tecnecio 99 es asimilado en mejillones, gambas, cangrejos, algas marinas y langostas, acumulándose en la cadena alimenticia – en lo que es la despensa más grande de Noruega." Lars Føyn, Investigador del Instituto de Investigaciones Marinas de Bergen, Noruega . ♣ “Las autoridades Inglesas han minimizado el peligro que ahora ha sido documentado. ” Gunnar Kvassheim, Lider Parlamentario del Partido Liberal Noruego ♣ “Primero se descubrieron engaños y falsificaciones sobre los controles en la seguridad de los combustibles nucleares. Luego siguieron impactantes informes sobre la muy pobre cultura en seguridad y las descargas incontroladas.” Bergens Tidende, 24 de Marzo del 2001 ♣ “El Gobierno Laborista, encabezado por Tony Blair, está poniendo los intereses del tesoro por sobre el medioambiente.” Bergens Tidende, 24 de Marzo del 2001 ♣ “El controversial proceso de reciclaje, no está muy afinado y permite que parte del residuo nuclear, incluyendo el Tecnecio 99, sea descargado al mar. La planta de tratamiento no está diseñada para manipular este tipo de residuo nuclear líquido. Luego de que la planta de tratamiento fuera terminada en 1994, las descargas de Tecnecio 99 han sido, paradójicamente, 50 veces mayores a las medidas en los años 90´.” Bergens Tidende, 24 de Marzo del 2001 ♣ “La contaminación radioactiva a lo largo de las costas de Noruega se a sextuplicado en los últimos años” ♣ “Un mar limpio es la base misma de existencia para la sociedad Islandesa.” Halldor Asgrimsson, Ministro de Relaciones Extrangeras de Islandia. ♣ “Existe un flujo continuo de Tecnecio 99 desde Sellafield, que pasa por la extremidad norte de Escocia, el fiordo de Oslo y sube todo a lo largo de la costa Noruega.” Per Strand, Jefe de departamento en la Autoridad Noruega de Protección de la Radiación ♣ “Se han medido concentraciones de Tecnecio-99 42 veces más altas que el umbral límite Europeo para tomar acciones luego de accidentes nucleares” Helen Wallace, Oceonógrafa ♣ “Sellafield es la mayor fuente de contaminación radioactiva de las aguas del Norte” Per Strand, Jefe de departamento en la Autoridad Noruega de Protección de la Radiación ♣ “La Agencia de Protección Ambiental Inglesa, exigió a Sellafield que redujera las descargas de su planta en un 80%. La Agencia de Protección Ambiental retiró la demanda a comienzos del año 2001, luego de ser fuertemente presionada." Aftenposten, 10 de junio del 2001. 15 ♣ “La continua contaminación de Sellafield, destruirá la imagen de nuestros mariscos y productos del mar.” ♣ “Temo las consecuencias tanto para nuestra industria marina, como para nuestra industria pesquera tradicional en Noruega y en aguas internacionales, si la contaminación no se detiene inmediatamente.” Ingmar Ljones, Presidente del Concejo Municipal de Bergen, Noruega ♣ “Esta es la amenaza más seria y grave al ambiente que a la que hacemos frente hoy." Ingebrigt Sørfonn, MP, Partido Democrático Cristiano Noruego ♣ “En el nombre la humanidad- detengan estas descargas” Ingmar Ljones, Chairman of the Municipal Council in Bergen, Norway ♣ “La concentraciones de Tecnecio 99 en crustáceos a lo largo de las costas Noruegas es considerablemente mayor de lo que se preveía.” Bergens Tidende, Noruega ♣ “El Primer Ministro Jens Stoltenberg, está jugando con la base misma de existencia de la costa noruega.” Ingmar Ljones, Presidente del Concejo Municipal de Bergen, Noruega ♣ “Sellafield debe ser cerrada!” Siri Bjerke, Ministro de Medio Ambiente, Noruega 16