EL STATUS LIBERTATIS EN ROMA Por Julio Javier Lococo -IEl concepto de Status El status ha sido definido como el «estado o situación jurídica en que puede encontrarse el ser humano con repercusión inmediata en su capacidad jurídica, por gozar sólo de ésta los que disfruten de los tres status. LIBERTATIS, CIVITATIS y FAMILIAE integradores de la personalidad o caput».1 El dato etimológico,2 nos da la idea de ‘estar’ o ‘colocar’. Este sentido se encuentra presente, en el lenguaje de los romanos. Así Ciceron en Orator, 59 dice “saepe adversarios de statu omni deiecimus” (“a menudo el logrado mover a mis adversarios de cada una de sus posiciones”), pero en especial la idea de ‘posición’ o ‘postura’ y así refiere Aulo Gellio en ‘Notti Attiche’ II, 1 que “stare solitus Socrates dicitur pertinaci statu perdius atque pernox a summo lucis ortu ad solem alterum orientem inconiuens, inmobilis…”(se dice que Socrates comunmente permanecía de pié en la misma posición inmóvil durante el día y la noche…). En lo que atañe a nuestra materia, nos encontramos en D I, V, el Título “De statu hominum”. Otras referencias de la palabra, las encontramos en D XL, “Statu defunctorum”. En todo el título V, que consta de 27 fragmentos, curiosamente la palabra status aparece solamente en dos oportunidades: La primera es un fragmento del libro I de la Epítome del Derecho de Hermogeniano (D I, V, 2) «Quum igitur hominum causa omne ius constitutum sit, primo de personarum statu, ac post de ceteris, ordinem Edicti perpetui secuti et his proximos atque coniunctos applicantes titulos ut res patitur, dicemus»;3 mientras que la segunda es un paso de Ulpiano del Libro XXXVII de Comentarios a Sabino, contenido en D I,V, 20 que dice «Qui furere coepit, et statum, et dignitatem, in qua fuit, et magistratum, et potestatem videtur retinere, sicut rei suae dominum retinet» ;4 o en Institutas I, XVI, pr. «est autem capitis diminutio prioris status commutatio…».5 Cfr. GUTIERREZ – ALVIZ Y ARMARIO F., Diccionario de Derecho Romano, voz STATUS, Reus, Madrid, 1995. Cfr. CAMPANINI CARBONI, Nomen, Vocabolario della Lingua Latina, Paravia, Torino, 1996, voz status –sto. 3 «Así pues, como todo el derecho haya sido constituido por causa de los hombres, trataremos primero del estado de las personas, y después de las demás cosas siguiendo el orden del Edicto Perpetuo y aplicándoles títulos adecuados y conexos según lo permita la naturaleza de la cosa». 4 «El que comenzó a enloquecer, se reputa que retiene el estado y la dignidad en que estuvo, y la magistratura y la potestad, así como retiene el dominio de sus bienes». 5 «Disminución de cabeza es el cambio del estado anterior…». 1 2 1 Vale decir que el término status no habría tenido para los romanos el contenido técnico que comúnmente los autores le atribuyen. En tal sentido, podemos apreciar como el concepto de status se aproxima al de persona que en la latinidad áurea y dominante es usado como equivalente de hombre.6 Sabemos que originariamente, la palabra ‘persona’ se refería a prósopon, esto es las máscaras utilizadas por los actores en el teatro para ampliar su voz. Es decir que persona y status representarían una determinada posición o papel que representa el ser humano homo en la sociedad. Así sostiene Alfredo Di Pietro «la persona es la consideración cualificada por algo del homo. Esa qualitas desde la cual considera el ius al homo es su status».7 Por su parte afirma Burdese que «la doctrina romanista de los siglos XVI, XVII y XVIII ha estado elaborando la teoría de la correspondencia de la plena capacidad jurídica privada a las personas físicas sobre la base de la posesión de los tres status personales, libertatis, civitatis y familiae; pero en realidad se trata de una construcción que trasciende y altera los datos de las fuentes. Status es en efecto, un término genérico, usado también para indicar la posición jurídica del individuo, con especial referencia a la pertenencia a la familia, a la ciudad o al goce de la libertad o de determinados derechos políticos».8 En el derecho medieval, la noción de status esbozada por los romanos, pasó a denominar el ‘rango social’, el grado jerárquico ‘ordo,, y en general la condición de las personas, su estado permanente de vida.9 En las lenguas modernas encontramos el concepto de ‘estado’. 10 Modernamente, en el derecho definimos al estado como «el conjunto de las calidades extrapatrimoniales determinantes de su situación individual y familiar».11 Borda lo define como la 6 Cfr. Arangio Ruiz V, Instituciones de Derecho Romano, Depalma, Buenos Aires, 1973, 50. GAYO, Institutas, III,223, texto traducido, notas e introducción por Di Pietro A, Tercera Edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1987, nota 10, 63 8 BURDESE A., Manuale di Diritto Privato Romano, quarta edizione, U.T.E.T., Torino, 1993,134. 9 Cfr. AUBERT JM., Le Droit Romain dans L’Oeuvre de Saint Thomas, Vrin, París, 1955, 29. 10 En italiano stato, en francés état. El inglés en cambio, mantuvo la palabra latina status, la que en su acepción legal significa «the legal relation of individual to rest of the community. The rights, duties, capacities and incapacities wich determinate a person to given class». (Black’s Law Dictionary, West Group, 1999). 7 2 posición jurídica que las personas ocupan en la sociedad, o de otro modo como el conjunto de cualidades que configuran la capacidad de una persona y sirven de base para la atribución de deberes y derechos jurídicos. - II Los esclavos en Roma La esclavitud es una institución común a todos los pueblos antiguos12, y como tal Roma no constituyó una excepción al principio. En un principio los esclavos eran poco numerosos en Roma y pertenecían casi siempre a poblaciones itálicas contra las cuales Roma había combatido. Su alto precio movía a sus propietarios al buen trato con el fin de no deteriorar lo que representaba para ellos un importante valor económico y una fuerza laboral muy buscada porque era rara.13 Eran de la misma condición étnica y aun religiosa de sus amos, por lo que convivían con ellos, trabajando junto a sus hijos y participando del culto14. Este tipo de esclavitud es la llamada ‘patriarcal’15. La situación cambió profundamente hacia fines de la República. El número de esclavos aumentó, y siendo en su mayoría extranjeros cautivos, se los mantenía alejados de la casa familiar, haciéndolos trabajar en los campos de sus dueños. En el ámbito de la familia romana se producía todo lo necesario para la vida de ésta. El mayor orgullo y también la economía bien entendida de un romano rico, estribaba en no tener que comprar nada fuera, de no tener nada que pedir al comercio, obteniéndolo todo de sus tierras y de trabajo de sus esclavos. “No compra nada, decía con admiración un convidado de Trimalción: todo lo que consume lo elabora en su casa.”16 Los esclavos ejercían los más diversos oficios desde la medicina y la edificación hasta la alfarería, la producción de paños y la confección de vestidos. 11 SVATIER R., Cours de Droit Français, T I, París, 1947, 49. Así encontramos testimonios sobre la cotización y trato de los esclavos en la Mesopotámia en el código de Hammurabi, en donde se regla el derecho esclavista: cómo se ha de proceder con los esclavos huidos, cuál esla compensación exigida por la lesión a un esclavo, etc. (Cfr. MERTENS H., Manual de la Biblia, Herder, Barcelona,1989, 759). Para Aristóteles «los esclavos son los que deben trabajar para que huelguen los ciudadanos libres y puedan dedicarse a la filosofía» (Política VII, I.). 13 Cfr. VOLTERRA E., Instituciones de Derecho Romano, Civitas, Madrid, 1991, 80 s. 14 Cfr. DI PIETRO A, LAPIEZA ELLI A, Manual de Derecho Romano, Depalma, Buenos Aires, 1982, 109 ss 15 Para Alvaro D’Ors estos esclavos formaban parte de la familia del Pater. 12 3 El esclavo podía aspirar a obtener su libertad17, y Augusto se encontró con que la clase compuesta por libertos aumentaba y la población libre disminuía. En su opinión la manumisión era perjudicial, por lo que reorganizó los métodos para conceder la libertad, instituyendo una situación con derechos menores, como período de prueba. Su propósito era renovar la sociedad admitiendo en ella a los mejores elementos de entre los esclavos, y estos elementos habían de ser admitidos en los círculos más elevados y en los puestos más importantes18. La crueldad con los esclavos no tenía nada de excepcional y la actitud más humana que podía esperarse a este respecto no consistía en la liberación de los esclavos, sino más bien en ser “buenos patrones” dando un buen trato a los siervos. Así Galeno aconsejaba que un buen patrón no debe nunca castigar a sus esclavos con sus propias manos y postergar siempre para más adelante la decisión de castigarlos.19 Quizá el aspecto más cruel de la posición jurídica de la esclavitud era el ámbito del derecho familiar. La unión entre dos esclavos no era considerada matrimonio sino ‘contubernio’, tan privada de efectos jurídicos que no daba lugar a la existencia de adulterio20. Tampoco se reconoce el parentesco entre esclavos.21 La misma apreciación se puede efectuar entre padres e hijos esclavos. En tal sentido se puede hipotecar al hijo no nato de una esclava,22 y conforme enseña Venuleyo en D XLII, VIII, 25, 5, en materia de venta en fraude a los acreedores, «…si la mujer hubiese concebido después de 16 Satiricon, 38 Se adquiría la libertad por medio de la manumisión, la que podría ser ‘vindicta’, ‘censu’ o ‘testamento’. Con el tiempo se fueron admitiendo otras formas no solemnes de otorgamiento de la libertad. Así hacia la mitad del siglo I a.C. el pretor intervino no permitiendo al propietario que se arrepentía ejercitar la ‘vindicatio in servitutem’ protegiendo de esta manera una libertad de hecho. En tal sentido, surgieron numerosas formas de manumisión pretoriana que tendían a favorecer cualquier caso en que el propietario había manifestado la voluntad de liberar al esclavo. Así surgió la manumissio per epistulam, la manumissio inter amicos y la manumissio per mensae adhibitionem. Se podía prohibir la manumision de un esclavo. Asi en D XL, IX, 9, 2 hallamos un texto de Marciano que indica que «los que hubieren sido vendidos con la condición de que no sean manumitidos, o aquellos que en el testamento o por disposición del Presidente de la Provincia, se les prohibió que fuesen manumitidos, aunque sean manumitidos, no llegan a la libertad». 18 BARROW R.H., Los Romanos, Fondo de Cultura Económica, México, 2000, 103. 19 Cfr. VEYNE P., La Vita Privata nell’Impero Romano, Laterza, 1992, 59. 20 En D XLVIII, V, 6 pr. Leemos un texto de Papiniano que dice «La ley Julia tiene lugar solamente respecto a las personas libres que sufrieron adulterio o estupro; mas por lo que se refiere a las esclavas subsistirá la acción de la Lex Aquilia, y compete también la de injurias; y tampoco se ha de negar la acción pretoria de corrupción de esclavo…» 21 Leemos en D, XXXVIII, X, 10, 5 «ad leges serviles constiones non pertinent». 22 En D XX, I, 15 pr. Leemos que Gayo nos dice que «pueden darse en hipoteca las cosas que aun no existen, pero que han de existir, de suerte que los frutos pendientes, el parto de las esclavas, el feto de las reses y lo que nace queda obligado en hipoteca…». 17 4 la enajenación, y pariese antes que se ejercitase la acción, no hay duda alguna de que el parto no debe ser restituido…». La dureza del trato se fue suavizando con el tiempo al influjo de la influencia estoica23 y posteriormente del cristianismo. Entre los estoicos, se destaca Séneca por su preocupación por el problema de la esclavitud. Sostenía el filósofo que «el alma que hay en cada hombre no es otra cosa que Dios morando en el cuerpo humano, lo mismo en el caballero que en el liberto que en el esclavo. Es digno de alabanza mandar con moderación a los esclavos, y no hay que pensar sólo en lo que se pueda hacer con ellos impunemente, sino lo que resiste la naturaleza de lo bueno y de lo justo, la cual manda a perdonar hasta a los prisioneros y a los esclavos».24 Asimismo, advierte a los romanos «no espere tener buenos y fieles servidores en aquellos a quienes atormenta y desgarra, y a quienes da un trato de bestias».25 Con referencia a la influencia cristiana, tampoco ésta se concretó en un ataque frontal a la institución, sino que tendió a cambiar las bases sobre las que era ejercida la autoridad del patrón y la obediencia por parte del esclavo26. Así San Pablo le escribe a su amigo Filemón una carta respecto de su eslavo Onésimo quien se había refugiado en su casa, en la que le dice 27: «…aunque tengo en Cristo bastante libertad para mandarte lo que conviene, prefiero más bien rogarte en nombre de la caridad…Te ruego en favor de mi hijo a quien engendré entre cadenas, Onésimo que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora muy útil para ti y para mí. Te lo devuelvo a 23 El estoicismo es una escuela filosófica, fundada en el siglo IV A.C. en Atenas por Zenon. Esta escuela tiene mucha importancia en Roma, en la que importantes pensadores se enrolan en ella, tal el caso de Cicerón, Séneca y Marco Aurelio. Para el estoicismo el hombre es una mínima parte del Universo, un mundo en pequeño. En todo el universo reina un orden perfecto, rigurosamente regido y determinado por la Razón y la Providencia divina. Todo en la naturaleza es bueno y ordenado. Por lo tanto el hombre debe ajustar su conducta al orden universal que domina al mundo, sometiéndose voluntariamente a la finalidad que impulsa a todos los seres, siendo el principio supremo el vivir conforme la naturaleza. (Cfr. FRAILE G., Historia de la Filosofía, tomo I, B.A.C., Madrid, 1990, 597 ss. 24 De Ira, II c 27. 25 De Clementia, I c 13. 26 Afirma Albert Gauthier «Christianity proclaimed the brotherhood of the children of God, the equal dignity of all. Primitive Christian communities included many poor people and numerous slaves. It was naturally attentive to their lot. Alfer stoicism, Christian authors proclaimed the equal dignity of all human beings, the principle of natural freedom. But this did not mean that Christians demanded the immediate abolition of slavery. They presented a moral principle, but they took into consideration a given situation, that did not appear changeable. The Church did not condemn the institution of slavery, but invited to a human attitude, refusing the conception of the slave as a “thing”. With all this, the Church favored the liberation of slave and a better treatment in their regard» (Roman Law and its Contribution to the Development of Canon Law, Saint Paul University, Ottawa, 1996, 33.) Para Héctor Ciccotti, incluso el cristianismo contribuyó al fortalecimiento de la esclavitud. Así sostiene que «admitida y mantenida la institución, los consejos de paciencia y benevolencia dados respectivamente a siervos y señores, no daban otro resultado que reforzarla y perpetuarla, haciendo abortar las rebeliones, que aumentando las molestias, contribuían a socavar la exclavitud…» (El Ocaso de la Esclavitud en El Mundo Antiguo, Intermundo, Buenos Aires, 1946, 30). Para Pablo Allard en cambio, «el cristianismo abolió la esclavitud, devolviendo con ello al trabajo su libertad y también su dignidad. (Los Cristianos en la Esclavitud del Imperio Romano, Difusión, Buenos Aires, 1946, 49). 5 éste, mi proprio corazón. Yo querría retenerle conmigo, para que me sirviera en tu lugar, en estas cadenas por el Evangelio; mas sin consultarte, no he querido hacer nada, para que esta buena acción tuya no fuera forzada sino voluntaria. Pues tal vez fue alejado de ti por algún tiempo, precisamente para que lo recuperaras para siempre, y no como esclavo sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido…».28 - III Las Medidas Tendientes a Favorecer la Condición de los Esclavos Estas tendencias y doctrinas favorables a la condición de los esclavos, se fueron concretando en medidas concretas. Así Gayo que si bien en Institutas, I,53, afirma que “los esclavos están sometidos a la ‘potestas’ del sus dueños…”, seguidamente nos dice «Pero en estos tiempos, no les es lícito a los ciudadanos Romanos ni tampoco a ninguno de los otros hombres que se encuentran bajo el imperio del ‘populus’ Romano, ensañarse con exceso y sin causa en sus esclavos, puesto que en virtud de una constitución del sacratísimo Emperador Antonino, quien matare a su esclavo sin motivo está considerado en la misma situación de quien matare un esclavo ajeno. La misma constitución imperial reprime también la dureza en el trato de los ‘domini’ a los esclavos, pues consultado por ciertos gobernadores de provincias acerca de la conducta a seguir respecto de los esclavos que se refugian en los templos de los dioses o en las estatuas de los príncipes, ordenó que si el rigor de los ‘domini’ se consideraba intolerable, se los constriñera a vender sus esclavos…». El fragmento concluye afirmando que «Et utrumque recte fit. Regula: male enim nstro iure uti non debemus; qua ratione et prodigis interdicitur bonorum suoru administratio», pero este último párrafo habría sido interpolado, conforme prueba Siro Solazzi.29 La ley Petronia y los senadoconsultos relativos a la misma, le quitó a los dueños la potestad de entregar a sus esclavos para luchar contra las fieras, salvo que fuera a título de pena y con autorización del magistrado.30 Conforme leemos en D, 50, 8, 2, un Edicto de Claudio prescribe la libertad del esclavo abandonado por su dueño. Según la lex Cornelia de sicariis «También es castigado el que hubiere 27 La postura de San Pablo resecto a la esclavitud se encuentre expresada en su Carta a los Galatas III,28 donde dice «Ya no hay diferencia entre el judío y el griego, el esclavo y el libre, el hombre y la mujer: todos sois uno en Cristo». 28 Epístola a Filemón 8-16. 29 L’Abuso del Diritto in Gai 1,53, en Studia et Documenta Historiae et Iuris N XX, Pontificium Institutum Utriusque Iuris, Apollinaris, Roma, 1954, 304 ss. 30 Cfr. D 48, 9, 11, 2. 6 matado a un hombre, sin que se haga diferencia de que condición sea el hombre a quien haya matado»,31 equiparando el homicidio del esclavo proprio al de otro. Instituta 1, 10, 2 nos relata el caso del gobernador de Betica, Elio Marciano que consulta al emperador la conducta a seguir, quien por medio de un rescripto responde “conviene en verdad que se conserve ilesa la potestad de los señores sobre sus esclavos, y que a ningún hombre se arranque su derecho; pero interesa a los señores, que no se deniegue el auxilio contra la sevicia o el hambre, o una injuria intolerable, a aquellos que lo piden con justicia. Por tanto, conoce de las querellas de aquellos que de la familia de Julio Sabino se refugiaron en las estatua; y si conocieres que o han sido tratados más duramente que lo que es equitativo, o que se les ha inferido una injuria infame, manda que sean vendidos, de suerte que no vuelvan bajo la potestad de su señor. Quien, si burlare mi constitución, sabrá que estoy dispuesto a ejecutarla más severamente”. En D 1, 6, 2 se agrega «También el divino Adriano desterró por cinco años a cierta matrona, llamada Umbricia, porque por levísimos motivos había tratado cruelísimamente a sus esclavas». Con referencia a las relaciones de familia, Ulpiano en un fragmento del Comentarios a Sabino, contenido en D XXXIII, VII, 12, 7, en relación a los legados sienta el principio que «se ha de creer que el testador quiso que se comprendieran en su legado también las mujeres y los hijos de los que arriba se han enumerado, que vivan en la misma granja: porque no es creible que se les haya impuesto un dura separación». En el mismo sentido, en materia de vicios redhibitorios, este jurista en un párrafo de su Comentario al Edicto de los Ediles Curules, contenido en D XXI, I, 35 sienta el principio que «muchas veces a causa de los esclavos enfermos son redhibidos también los que no están enfermos, si no pudiera separarse sin grande inconveniente, o sin ofensa del sentimiento de piedad..» - IV Condición jurídica de los Esclavos ¿Res o Persona? Es una afirmación común que los esclavos para el derecho romano eran jurídicamente una ‘res’ y ‘res mancipi’.32 Lo cierto es que seguidamente a una afirmación semejante, los autores se apresuran a aclarar que podían efectuar una gran cantidad de actos jurídicos.33 31 D 48, 8, 1, 2. A modo de ejemplo ver: ARGUELLO L.R Manual de Derecho Romano, Astrea, Buenos Aires, 1996, 148; IGLESIAS J., Dereho Romano, Ariel, Barcelona, 1958,117. 32 7 La consideración del esclavo como ‘res’ tiene fundamento en las fuentes, así en Gayo II,13 se pone al esclavo como ejemplo de cosa corporal, junto con los fundos, los vestidos, el oro, etc.; en Gayo II 14 a se afirma que los esclavos son ‘res macipi’. Así también Paulo manifiesta que «una cabeza servil no tiene derecho».34 Pero por otro lado, el mismo Gayo trata a la esclvitud en el libro I de sus Institutas, referido a las Personas y en II,9 afirma que «Referente al derecho de las personas, la división más amplia esta: todos lo hombres o son libres o son esclavos». Así en el texto citado en la nota 19 se habla de ‘liberas personas’ dejando entrever la posible existencia de personas esclavas. Resulta obvio que los romanos, jamás negaron la condición de seres humanos de los esclavos, en tanto cualquier persona libre podía llegar a convertirse en esclavo35, la diferencia entre servi y liberi no podría consistir en algo esencial o natural; y así se la define como una institución del derecho de gentes por la que uno está sujeto contra la naturaleza al dominio ajeno.36 Asimismo, los esclavos no eran ajenos al ius. Así sostiene Pierangelo Catalano que «Lo ius, costituito hominum causa, riguarda i servi già nell’età più antica. L’affermazione ricorrente secondo cui gli antichi Romani non avrebbero considerato i servi come ‘soggetti di diritto’ è errata per due motivi di fondo: a) in primo luogo perchè oblitera il dato storico dell’attiva partecipazione dei servi a varie sfere dello ius: allo ius sacrum (certo antichissimo), allo ius naturale (più recente, almeno quanto alla formulazione della categoria) e in certo modo anche oltre… Preme in questa sede sottolineare soprattutto la partecipazione dei servi ai collegia: non solo a quelli essenzialmente religiosi (D. 47, 22, 3, 2) ma anche a quelli professionali; b) in secondo luogo per un motivo metodologico: si introduce la nozione di ‘soggetto di diritto’, estranea all fonti e, quel che più conta, indatta ad afferrare il dato storico, in quanto tropo generica per un lato (implica una astratta soggettivitàgiuridica) e troppo ristretta per l’altro lato (implica una giuridicità ‘isolata’ dalla religione e dalla morale). 33 Sostiene Alberto Burdese que «La condizione giuridica dello schiavo si presenta assai cmplessa, poiché egli è considerato da un lato come elemento patrimoniale, oggetto anziché soggetto di diritti, dall’altro come essere umano, dotato di capacità intellettuale» (Manuale di Diritto Privato Romano, quarta edizione, U.T.E.T., Torino, 1993,147). 34 D IV, V, 3 35 Leemos en D, I,V, 5,1 que «…los esclavos se reducen a nuestro dominio o por el derecho civil, o por le derecho de gentes. Por el derecho civil si alguno mayor de veinticinco años consintió en ser vendido para participar del precio; por el derecho de gentes son esclavos nuestros, los que son cogidos de los enemigos, o los que nacen de nuestras esclavas». 36 D I,V,4,1 8 Per gli antichi giuristi romani le nozioni di homo e di persona evidenziavano diversi aspetti di una stessa realtà concreta: l’uomo. In testi non tecnicamente giuridici persona viene anche usato per indicare collettività di uomini (persona civitatis, persona coloniae); ma quest’uso traslato implica sempre il riferimento all’uomo-persona. Così pure la precisazione tecnica in D. 46, 1, 22: “hereditas personae vice fungitur, sicuti mancipium et euria et societas”. E vero peraltro che tra il V ed il VI secolo dC. Si trovano gli inizi di una divergenza tra le nozioni di persona e di homo, in riferimento ai servi dal punto di vista giuridico (Nov. Theod. II, 17, 1, 2; Cassiodoro, Var 6,8)»37 Podemos a modo de conclusión ensayar la hipótesis de que los esclavos eran personas. Ello en tanto ocupaban un lugar determinado en la sociedad, con determinada esfera de acción jurídica. Como hemos visto, en la esclavitud se basó en gran medida la estructura económica romana, por lo que su presencia no pudo ser ignorada ni menospreciada. Ello no obsta que –en su condición jurídica- pudieran ser objeto de derechos reales o personales, y por ello es que ‘en este sentido’ se los catalogaba como ‘res mancipi’. La propia posibilidad de manumitir al esclavo y concederle con ello la ciudadanía romana, pone de manifiesto que para los romanos el esclavo no podía tener la misma naturaleza que un animal o un acaso inmaterial. Confirma asimismo, esta posible interpretación, la escasa diferencia existente en el plano jurídico entre alieni iuris y esclavos, practicamente reducida a que mientras que los primeros a la muerte del paterfamilias se convertían en sui iuris, los esclavos continuaban en su condición servil38. 37 38 CATALANO P, Diritto e Persona, Giappichelli, Torino, 1990, 168 s. Cfr. TALAMANCA M, Istituzioni di Diritto Romano, Giuffrè, Milano, 9 1990, 78.