Cualquiera de nosotros puede hacer un sello con el motivo que quiera

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“Cualquiera de nosotros puede hacer un sello
con el motivo que quiera”
Marta González Caballero, coordinadora académica del Grado en Comunicación
Audiovisual, nos descubre su lado más filatélico y nos acerca al misterioso
mundo de los sellos.
¿Cuántos sellos tienes?
No lo sé, la verdad, nunca los he contado, quizá porque son muchísimos o quizá
porque nunca fue importante para mí la cantidad, sino la calidad.
¿De dónde viene esta afición?
La afición me viene por mi padre, que era inspector de Correos y siempre estaba
rodeado de sellos. Era imposible no aficionarse cuando, siendo muy pequeñita, mi
padre me llevaba a aquel edificio magnífico que era la sede de Correos, el actual
Palacio de Comunicaciones, y recorría sus pasillos enormes, brillantes y silenciosos…
¡Y con sacas de correos por todas partes! Me aficioné casi sin darme cuenta y, como
todas las personas que coleccionan algo con verdadera pasión, esa afición ha ido
creciendo conmigo. Hoy es difícil que haya afición por algo que ya no forma parte de
nuestras vidas. Me refiero a que ya casi nadie escribe cartas y el sello no forma parte
del día a día. Mis hijos, por ejemplo, sólo lo conocen por los álbumes que han visto en
casa, porque la mayor parte de las cartas que nos llegan vienen franqueadas y sin
sello, o vienen con esas pegatinas horribles que han ido sustituyendo a los sellos
tradicionales.
¿Cuál es el sello más curioso que tienes? Seguro que hay historias buenísimas
detrás de cada uno de ellos…
Sellos curiosos hay muchos. Cuando te metes un poco en este mundillo descubres
cosas sorprendentes como, por ejemplo, que haya sellos que tienen más valor usados
que nuevos –algo que pasa con los sellos del correo Carlista (1873), que se hicieron y
luego, por circunstancias políticas, casi no tuvieron circulación oficial. Otros sellos
curiosos son todos los de la Alemania pre nazi, ya que se juntó un periodo muy
convulso en un país ya de por sí dividido tras la Primera Guerra Mundial. Hay sellos de
los distintos estados alemanes que te llevan a rastrear históricamente lo que pasaba
en Alemania en aquellos años. También hay falsos postales con gran valor, por estar
hechos con gran maestría y haber sido usados como si fueran oficiales.
Otra curiosidad del mundo filatélico es que cualquiera de nosotros puede hacer un
sello con el motivo que quiera y que pueda usarse comercialmente. Esto muy poca
gente lo sabe, pero si yo quisiera editar un sello de mi perro, podría hacerlo a través
de un servicio de personalización postal que ofrece correos. ¿Te imaginas un sello con
tu cara?
¿Cómo los consigues? Y, ¿cómo los clasificas?
Conseguir sellos es facilísimo hoy día. Antes, cuando yo era pequeña, iba con mi
padre a la Plaza Mayor, que estaba llena de filatelias y de coleccionistas que
intercambiaban sellos. Ahora con internet se ha simplificado todo mucho, se ha hecho
más accesible –puedes encontrar gente que vende sellos españoles en cualquier lugar
del planeta- y mas impersonal. Inevitablemente, se ha perdido la parte más atractiva
del coleccionismo, que es el hecho de poder ver y tocar físicamente los objetos que
coleccionas, tener ese contacto directo, pero se ha ganado en otras, como el tener a tu
alcance material que proviene de pequeños coleccionistas y que ahora ya se venden
por lotes –lo que hace que sean más baratos-. Los clasifico usando catálogos oficiales
y luego los coloco en álbumes. Esto sigue igual, no tiene misterio.
¿En función de qué depende el valor de un sello?
El valor de un sello puede depender de varios factores, el más importante es la
antigüedad y la tirada de ese sello. Por ejemplo, el primer sello español es el de la
Reina Isabel II con valor de 6 cuartos negro (1850), pero tiene un valor de colección
bajísimo, de unos 19 euros. Esto ocurre porque se hizo una tirada muy amplia del sello
y existen numerosos ejemplares. Sin embargo, el sello más caro de España es un
sello de 1851, también con la efigie de la Reina Isabel II, con valor de 2 reales azul,
impreso en doble plancha y con un error de impresión, del que se cree que sólo
existen 2 ejemplares en todo el mundo. ¡¡Estamos hablando de que un sello mal
impreso es el sello más caro, que podría rondar el millón y medio de euros!!
¿Hasta dónde puedes llegar por conseguir un sello? ¿Cuánto has pagado por
uno importante?
No he hecho ninguna locura por conseguir sellos, yo colecciono, pero no soy fanática.
Prácticamente nunca compro sellos sueltos, siempre miro lotes, me gusta la variedad,
separarlos, catalogarlos… ésta es la parte bonita y entretenida. No colecciono por
valor, colecciono por placer y eso hace que no pierda la cabeza por conseguir un sello
en particular. Quien colecciona sellos, o cualquier otra cosa, sabe que siempre va a
existir un “objeto de deseo”, incluso cuando consigues algo que buscabas mucho,
luego enseguida surge un deseo nuevo. Por eso lo importante es tomarlo como una
afición divertida, nada más.
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