De la zonificación ecológica-económica al ordenamiento territorial

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De la zonificación ecológica-económica al ordenamiento territorial
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De la zonificación ecológica-económica
al ordenamiento territorial: desafíos
y perspectivas de gestión territorial
participativa en la amazonía brasileña
José Fernandes Barros,* María do Carmo Neves dos Santos* y
Regina Gloria Pinheiro Cerdeira*
Introducción
Desde los años setenta, la sociedad civil organizada viene tratando de establecer consensos a través de acuerdos internacionales sobre la necesidad
de crear formas de desarrollo a largo plazo, que incorporen las dinámicas
sociales y ecológicas en sus bases productivas.
En la Conferencia Mundial de Medio Ambiente de 1972, en Estocolmo,
ya es reconocida la necesidad de inserción de las poblaciones al desarrollo
económico y social como condición “sine qua non” para el uso sostenible de
los recursos naturales y del medio ambiente, a pesar de eso, durante mucho
tiempo esta pauta permaneció relegada a un segundo plano en las agendas
políticas locales.
En la Amazonía, los gobiernos militares posteriores a 1964, negaron a las
poblaciones tradicionales la continuidad de sus modelos históricos de adaptación al ambiente ecológico, priorizando la ocupación de la región a través
de programas de desarrollo, cuyo interés se volcaba principalmente para el
control geopolítico de la región.
* Universidade Federal do Amazonas.
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Ordenamiento territorial y participación social
Esos procesos de ocupación y de “desarrollo impuesto” a través de la acción política de las agencias gubernamentales como la “Superintendência de
Desenvolvimento da Amazonia (SUDAM), Superintendência de Desenvolvimento da Pesca (SUDEPE), Superintendência da Zona Franca de Manaus
(SUFRAMA)”, entre otros, dejaron marcas deletéreas sobre el espacio y los
pueblos amazónicos, cuyos impactos pueden ser notados en la calidad ambiental y en las formas de ocupación de la región.
En este trabajo abordamos aspectos de la experiencia de orden territorial
que viene siendo desarrollado en el (Departamento) Estado de Amazonas
(ubicado al norte de Brasil) por medio de instrumentos de planificación y
participación social como la zonificación ecológica – económica participativa (ZEE-P), implemetado por la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo
Sostenido (SDS), que desde la década del 90 viene desarrollando diversas acciones rumbo a la gestión sostenible de su territorio.
La actualidad del tema por sí sólo justifica su importancia ya que en los
tiempos de problemas ambientales generalizados, se torna necesaria la discusión sobre las estrategias que están siendo experimentadas con la perspectiva de crear nuevos modelos de desarrollo que garanticen el mantenimiento
de la biodiversidad y socio-diversidad en la tierra.
Discutiendo el concepto de gestión territorial
A lo largo de la historia el concepto de gestión asumió diversos significados,
utilizado para diferentes fines. Inicialmente sirvió para definir los procedimientos de explotación de las florestas sometidas a un régimen jurídico específico, denominado régimen forestal. Después se le llamó la acción del Estado
volcado a la realización de trabajos planeados y de gran porte, teniendo en
cuenta la reorganización de ciertos espacios naturales, tales como: pantanos
o áreas litorales (Godard, 2002).
A partir de los años 50 fue introducido en Francia el concepto de gestión
de territorio, volcado a designar la acción del Estado y de las comunidades
locales, con el objetivo de corregir los desequilibrios regionales tanto en términos poblacionales como del ejercicio de las actividades económicas (Godard, 2002). A partir de ese momento el concepto de gestión tomó en cuenta
los aspectos demográficos, económicos y espaciales. Esto permitió ampliar
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el concepto de gestión para una visión más compleja, que de acuerdo con
Godard (2002), puede entenderse a partir de dos vertientes:
A La primera designa la gestión cotidiana de los elementos del medio del
cual son considerados en un sentido o en otro, como recursos naturales.
En esta perspectiva la gestión tiene por objetivo satisfacer los diversos
tipos de demandas con el menor costo posible, además que debe delimitar ciertos efectos negativos o excesivos y tener en cuenta los diversos
intereses de los actores sociales o institucionales en su peso social o en
sus posibilidades de acción. Este concepto articula dos niveles de gestión:
Uno relacionado con las acciones y decisiones orientadas a un uso indeterminado de los recursos naturales y el otro a los mecanismos orientados para la amortización de conflictos y contradicciones entre diferentes
formas de uso de un mismo conjunto de recursos.
B El segundo concepto de gestión está relacionado con un contexto más
amplio y complejo de gestión permanente de recursos, de espacio y de
calidad del medio natural y construido, buscando aprender el grado de
compatibilidad entre las condiciones de reproducción ecológica y las
necesidades de desarrollo a largo plazo. Con esta visión, la gestión debe
tener en cuenta las diversas preocupaciones relacionadas con esta intervención pública, las preferencias de sus consumidores y usuarios, y no
puede determinarse con base en un fundamento apenas sectorial, sino
debe entrar en varias esferas políticas con decisiones (científicas, tecnológicas, industrial, espacial, modo de vida, etc.).
Con todas estas consideraciones podemos afirmar que las corrientes que
dan soporte teórico al concepto de gestión territorial tienen en común una
idea de acción colectiva voluntaria, orientado al control del desarrollo del territorio, desde el punto de vista simultáneamente espacial y relacionado a la
explotación de los recursos naturales. Se percibe que la gestión del territorio
y de los recursos naturales envuelve un conjunto de factores que no pueden
ser vistos y evaluados aisladamente sino de forma integrada, ya que son el
resultado de la articulación de mecanismos institucionales que incluyen la
participación de la sociedad en la toma de decisiones sobre modalidades de
uso y ocupación territorial.
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Ordenamiento territorial y participación social
La estrategia de desarrollo que se basa en la gestión integrada del territorio y de los recursos naturales conlleva una revalorización de la cultura y del
conocimiento, incluyendo el respeto por la organización social y de las culturas locales, y teniendo en cuenta que se producen en un contexto histórico
y en una relación con su ambiente (Marulanda, 2000).
El territorio puede ser pensado también desde la perspectiva del poder.
Los procesos sobre el territorio no son determinados solamente por el Estado, las diferentes formas de organización social actuantes relacionadas a
cuestiones territoriales son importantes en los procesos de gestión territorial. Becker (1983) considera la multidimensionalidad del poder en diferentes
niveles espaciales como determinante del concepto de territorio, no solamente como Estado sino también de la sociedad civil organizada actuante
sobre determinada área. Raffestin (1993) en “Por una geografía del poder”,
también comparte la idea del territorio como producto de acciones sociales
del Estado considerando el individuo en todas las organizaciones.
Premisas de gestión territorial participativa
Según Godard (2002) en la segunda mitad del siglo pasado, dos movimientos simultáneos convergían en la manera de emplear el concepto de gestión
territorial y de los recursos naturales. Por un lado, se observó un enfoque
orientado al orden territorial y por el otro, para la protección de la naturaleza. En el orden territorial se consolidó la idea de control y sujeción del
medio ambiente a las necesidades humanas, a través de técnicas y de conocimiento. Según este autor, a pesar de que este proyecto haya conseguido su
legitimidad, quedó marcado por dos limitaciones. La primera con respecto a
las formas de intervención sobre determinados medios sometidos al proceso
de orden al privilegiar algunos tipos de recursos sobre otros. La segunda se
refiere a la insuficiencia de la organización de los recursos naturales a nivel
local, por carecer de algún tipo de gestión global de los medios organizados
a fin de evitar alteraciones o efectos negativos sobre el balance del proceso
de organización.
Con respecto a la protección de la naturaleza se observaron dos tendencias simétricas para la gestión integrada de los recursos naturales. La primera busca un tipo de protección basada en el uso restrictivo de la naturaleza o
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preservacionista. La segunda está volcada a la conciliación de la protección
de los recursos naturales con las necesidades de la intervención humana sobre el medio y sobre un enfoque del conservacionismo.
A partir de la década de 1980, ganó consenso la idea de que la no participación de la intervención humana podría engendrar efectos perversos para
la naturaleza y para las poblaciones usuarias de los recursos.
Por lo tanto, un enfoque más activo, denominado conservación, surgió
como una alternativa para la administración de los recursos naturales, admitiendo la posibilidad de una intervención selectiva del hombre destinada a
regular las dinámicas naturales.
Un concepto bastante usado, pero poco aplicable es la conservación vista
como “El manejo de uso humano de organismos y ecosistemas, con la finalidad de garantizar el uso sostenido que incluye protección, mantenimiento, rehabilitación, restauración y mejoramiento de las poblaciones naturales
y ecosistemas” (Diegues, 2000). Este enfoque ganó espacio en las agendas
políticas nacionales e internacionales; por ejemplo en la publicación de la
Estrategia Mundial para la Conservación por la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza de los Recursos Naturales (UICN) en 1980.
Este documento enfatiza la necesidad de proteger la diversidad biológica, genética e incorporar los conocimientos de las poblaciones locales que se encuentran en un íntimo contacto con los ecosistemas de especies animales y
vegetales así como saber cómo aprovecharlos de manera sostenible.
En el ámbito de esta discusión la gestión territorial aparece como un
punto de convergencia donde se confrontan y se reencuentran los objetivos
asociados al desarrollo, al ordenamiento y de aquellos orientados a la conservación de la naturaleza y la preservación ambiental.
Esa extensión de la categoría de gestión a objetos más complejos no dejó
de generar problemas, involucrando conflictos de apropiación y control de
territorios entre grupos sociales. Esto exigió posturas más amplias que según
Godard (2002) consideró como posiciones indispensables a la implementación de un tipo de gestión integrada de territorio y de los recursos naturales,
con las siguientes premisas:
A Participación. La gestión de territorio y de los recursos naturales solamente podrá ser implementada con la participación de los diferentes
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Ordenamiento territorial y participación social
actores sociales que, directa o indirectamente, actúan en el proceso de
utilización de los recursos naturales. Antes de pretender establecer consensos sociales a cualquier costo, las instituciones deben estar definidas
de manera que permitan la expresión plural de los diversos grupos sociales relacionados con el esfuerzo de la gestión.
B Diseminación y acceso a la información- Para llevar a cabo esa participación es necesario que las informaciones del ejercicio de la gestión puedan
ser adaptadas a los diferentes públicos a los que son destinados, creando
así las condiciones de comunicación necesarias al entendimiento de los
medios y de los objetivos de la gestión pretendida.
C Descentralización- Esto significa, en la práctica, crear espacios de oportunidades para que las soluciones de los problemas puedan ser encausadas local y regionalmente. Se trata de permitir que agentes de gobiernos
locales, con poder de decisión, asuman, en conjunto con los agentes sociales, la elaboración de una pauta de actividades que lleve a una gestión
sustentable de territorio y de los recursos naturales. Asimismo que exista
la necesidad de una estructura institucional explícita, capaz de promover
e implementar un tipo de gestión global e integrada pudiendo así garantizar la multiplicidad de actores participando en el proceso de gestión.
La gestión territorial sostenible permite una mejor articulación entre el
Poder Público y la Sociedad Civil, de esta forma facilitando el desarrollo de
programas de inclusión social y desarrollo sostenible. La gestión sostenida
compartida permite a los actores locales ser responsables también por la gestión de los recursos naturales.
En términos generales se percibe que la gestión territorial y de los recursos naturales involucra una estructura integrada de acciones, donde los
actores sociales, tomando decisiones y accediendo a información, caminan
juntos. Estos elementos constituyen la parte esencial para la construcción de
un modelo de gestión territorial sostenible, siendo ellos los que están dando
las bases de los principios teóricos y prácticos del actual concepto que viene
siendo implementado en la gestión territorial en el Estado de Amazonas.
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Gestión territorial en el estado de Amazonas
Durante los gobiernos militares, la Amazonía sufrió la acción de varios proyectos de integración y desarrollo que ignoraron las peculiaridades regiones.
La principal estrategia de estos gobiernos para integrar y desarrollar la Amazonía fue la construcción de carreteras de estas regiones al resto del país y la
implementación de proyectos de asentamientos humanos y pecuarios. Se destaca, como consecuencia de esta fase, una serie de trastornos sociales y ambientales. Por ejemplo la desenfrenada deforestación realizada para instalar
la reforma agraria y de las grandes haciendas, la caza y la pesca predatorias,
el exterminio de grupos indígenas para asentar siringueras, explotación de
madera de forma desordenada y conflictos resultantes de disputa de tierras.
El proceso de expansión de la frontera agrícola se dio, principalmente, a
lo largo de las carreteras y de forma intensa en Pará, Mato Grosso, Rondônia
y Acre. En este proceso de desarrollo, ocurrido en la segunda mitad de la década de 1970 entre los varios programas de desarrollo para la región, se destaca el Pol amazonia. Este programa fue basado en polos de desarrollo como
proyectos de minería y ganadería, estimulados por subsidios fiscales y tierras
a bajo precio. Las iniciativas pecuarias se redujeron debido a la cancelación
de los incentivos fiscales y la degradación de los pastos (Kohlepp, 2005).
En el estado de Amazonas, el proceso de ocupación territorial y consecuentemente, las políticas de uso de los recursos ocurrieron de modo diferenciado en relación a los otros Estados de la región. La construcción de
carreteras no fue intensificada y la inconclusa carretera BR 230 llamada de
Transamazónica dificultó la migración de las poblaciones de otras regiones
del país a través de los proyectos de asentamientos del Gobierno Federal, limitando este proceso de forma alarmante a la parte sur del estado, incluidas
las municipalidades de Apuí, Lábrea, Humaitá, Manicoré y Novo Aripuanã.
Actualmente, la ocupación de esta región del Estado viene causando presiones ambientales en relación a la biodiversidad.
La política de gestión territorial del estado de Amazonas, implementada a partir de la década del 70, se ha basado en procesos de desarrollo de
políticas agrarias y ambientales. Los proyectos de asentamiento desarrollados en el sur del estado realizado por el Instituto Nacional de Colonización
y Reforma Agraria – INCRA – vislumbraban la demarcación de tierras en
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Ordenamiento territorial y participación social
áreas de frontera y a lo largo de las carreteras federales como indispensables
para la seguridad nacional y desarrollo nacional, de acuerdo con el Decreto
Ley 1164/71. Los proyectos integrados de Colonización (PIC’s) fueron la gran
estrategia del Gobierno Federal para territorializar el estado, ya que estableciendo la reglamentación fusionaría la posesión de las tierras (Schweickardt,
2001). Estos proyectos continúan hasta hoy, siendo desarrollados ahora por
una visión conservacionista en el aspecto de los recursos ambientales como
los PDS’s – Programa de Desarrollo Sostenible.
Actualmente, el proceso de gestión territorial en el Estado de Amazonas
está relacionado principalmente con la creación e implantación de Unidades
de Conservación, buscando el desarrollo de las poblaciones locales y la conservación de la biodiversidad, manteniendo así sus procesos ecológicos. Esta
política está fundamentada en la Ley 9.985/2000, que rige el artículo 225
(incisos I, II, III y IV) de la constitución federal, estatal y municipal. Recientemente el Estado de Amazonas publicó su propia ley, Ley Complementar 53
del 05 de junio de 2007, creando el Sistema Estadual de Unidades de Conservación de Amazonas –SEUC. En relación a la ley de SNUC, la ley estatal es
innovadora en la creación de categorías de Unidades de Conservación como
Carreteras, Parques, Río Escénico y Reservas Particulares de Desarrollo Sostenible, como unidades de uso directo y sostenible.
Además del objetivo de proteger y conservar los recursos naturales, la
política de creación de Unidades de Conservación como un instrumento de
gestión territorial en el Amazonas busca también frenar el proceso de desatamiento, principalmente en la región sur del estado que viene sufriendo
por razón del avance agropecuario y la consecuente expansión de la frontera
agrícola. A pesar de tener un número reducido de carreteras por cuenta de
este proceso de apertura de las carreteras iniciado por el Gobierno Federal
en la década de 1970, y a pesar de no haber tenido continuidad, lo que dificulta la integración de esta región con el resto del territorio amazonense, hay
que reconocer el esfuerzo del gobierno estatal en combatir el desatamiento
y la preservación de la biodiversidad como fruto de la principal política de
gestión territorial ahora implantada.
Desde 2002 hasta el presente el área protegida en el estado solamente por
medio de Unidades de Conservación estatales pasó de 7.4 millones de hectáreas a 16.9 millones de hectáreas de tierras indígenas, siendo que cerca del
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85% ya fueron demarcadas. Sumando las Unidades de Conservación federales, el área protegida es de 22% de la superficie del Estado. Aproximadamente
98% de la selva continua conservada con tasas de desatamiento decreciendo
de 12.1% en 2003 para 4.7% en 2006 (CEPAL, 2007).
Con relación a las Unidades creadas, el esfuerzo del Estado es implementarlas efectivamente. Las acciones de implementación se refieren principalmente a la creación de Consejos Gestores, Planes de Gestión, levantamientos
fundados con el objetivo de regularizar las áreas en cuestión y también podemos destacar el esfuerzo en el sentido de monitoreo de la utilización de
recursos naturales además de la implementación de proyectos que generen
empleo y renta a los pobladores locales. A pesar de todo el esfuerzo emprendido, el desafío es grande en el sentido de implementar las 41 Unidades de
Conservación estatales ya creadas. Los recursos financieros que viabilizan
esta efectuación provienen principalmente del ARPA – Programa Áreas Protegidas de la Amazonía, del Ministerio del Medio Ambiente y del Proyecto
Moore, financiado por la Fundación Gordon & Beth Moore, bajo responsabilidad del Gobierno Estatal.
Además de la política de creación de las Unidades de Conservación como
estrategia para la gestión territorial, se destaca el proyecto de corredores biológicos como los Corredores Centrales de la Amazonía; el Programa Zona Franca Verde, creado a partir de las informaciones y demandas identificadas en
la Zonificación Ecológica- Económica, que ha contribuido a la orientación de
estrategias de acción del Gobierno para la preservación y control de la deforestación en esta región. Estos proyectos son propuestas de articulación entre varios sectores públicos y privados, entre ellos la sociedad civil organizada como
parte responsable también de la conservación de los recursos naturales.
La zonificación ecológica – económica – ZEE en la
región sudeste-sur del estado de Amazonas
Desde el inicio de la década de 1980, cuando la zonificación ecológica-económica – ZEE fue institucionalizada como instrumento estratégico de planeación y gestión territorial en Brasil, muchos esfuerzos han sido realizados
para transformarlo en un instrumento práctico de políticas públicas para el
desarrollo regional sostenible, especialmente en la Amazonía brasileña.
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Ordenamiento territorial y participación social
El Estado de Amazonas dio inicio al proceso de ZEE de su territorio en
1996, cuando fue instituido el Grupo de Trabajo – GT/IPAAM, a través del
Decreto 16.948 con fecha de 10 de enero de 1996. Este grupo de trabajo discutió y elaboró las principales orientaciones en el Plan Ambiental del Estado de
Amazonas –PAEA, que fue el documento síntesis de la política y de las directrices relativas al medio ambiente para el trienio 1996 – 1999, dando énfasis al
ZEE como herramienta para el ordenamiento y gestión territorial del Estado.
De la misma forma fue creada en 1996, la Comisión Estadual de Zonificación Ecológica-Económica – CEZEE, a través del Decreto 17.199 del 22
de mayo de 1996, publicado en la misma fecha, con el nombramiento de sus
miembros el 15 de abril de 1997, en el Diario Oficial del Estado de Amazonas, indicando la composición de 16 representantes de instituciones y entidades públicas de investigación y enseñanza y representantes de la sociedad
civil organizada, con la atribución de planear, coordinar, evaluar, ejecutar y
aprobar los proyectos prioridades y acciones en el ámbito de Ordenamiento
Territorial estando responsable por las directrices del ZEE.
En el periodo comprendido entre 1998 y 2000 el ZEE pasó a ser ejecutado
con recursos del Subprograma de Recursos Naturales – SPRN, integrante del
Programa Piloto para Protección de las Florestas Tropicales de Brasil - PPG7,
en el ámbito de Proyecto de Gestión Ambiental Integrada de Amazonas –
PGAI/AM y pasó a representar el primer paso de este proyecto en dirección
al establecimiento de directrices para el Ordenamiento Territorial del Estado de Amazonas.
Considerando principalmente el área territorial de la Amazonía, cerca
de 1.5 millones de km2, fue seleccionada un área prioritaria, ubicada en la
región sureste del Estado, principalmente en función de la expansión de la
frontera agrícola, conocida como el “arco de deforestación”, donde los trabajos de ZEE deberían ser desarrollados de forma piloto, para posteriormente,
ser extendidos para todo el Estado.
Definida el área prioritaria, se dio inicio a los levantamientos de información para la composición de diagnósticos para la ejecución de ZEE SITEMÁTICO, siguiendo una metodología ampliamente discutida por investigadores,
empresas, consultores y otros especialistas en el asunto.
En esta ejecución se tuvo dos abordajes: La Macro-zonificación y la Zonificación (sistemático y participativo). En el caso de la Macro-zonificación
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el área alcanzada fue la totalidad del Estado (1.570.940,80 Km2), siendo realizado a una escala de 1:1.000.000 y teniendo como objetivo sistematizar los
datos ya disponibles, resultando en productos como:
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Mapas de Unidades de Conservación (Federales y Estatales)
Mapas de Cobertura Vegetal y Ocupación Actual
Mapas de Tierras Indígenas
Mapas de Ocurrencia de Campos Naturales
Mapas de Aéreas Potenciales de Biodiversidad
Mapas de Geología, Geomorfología y Pluviosidad
Mapas de situación territorial
Después de la elaboración de los diagnósticos por instituciones y colaboradores especializados como la Empresa Brasilera de Investigación Agropecuaria – EMBRAPA, Compañía de Investigación de Recursos Minerales
– CPRM, Instituto de Tecnología de la Amazonía – UTAM, Universidad
Federal de Amazonas – UFAM, Ministerio Público Estadual – MPE y World
Wildlife –WWF le correspondió al Instituto de Protección Ambiental de
Amazonas – IPAAM, órgano ejecutor de la política ambiental del Estado y
coordinador del ZEE, la tarea de consolidar los diagnósticos y sintetizar los
principales resultados en un lenguaje accesible para la mayoría de las personas e instituciones involucradas.
Uno de los desafíos metodológicos más importantes fue evaluar los datos
presentados por los ejecutores de los diagnósticos, no sólo por los temas estudiados sino por las interrelaciones existentes. El levantamiento de los datos fue realizado para diferentes “unidades territoriales” con informaciones
de origen diferenciada. Delante de estos datos, se optó por realizar talleres
que reunieron en enero de 2001, a los principales autores de los estudios
específicos, especialistas de la región amazónica, miembros de la Comisión
Estadual de ZEE y del GT/PGAI, además de técnicos del órgano coordinador
IPAAM, para una consolidación y valoración de los datos obtenidos.
El resultado del taller fue el documento denominado “Diagnósticos Preliminares para un Ordenamiento Ecológico-económico del Sudeste-sur del
Estado de Amazonas” que presenta algunos resultados de las primeras discusiones y de los primeros escenarios de desarrollo sostenible para la región.
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Ordenamiento territorial y participación social
En la segunda fase del proceso fue aplicada la metodología de Zonificación Ecológico Económico Participativo – ZEE-P, cuyas etapas pueden ser
divididas en cuatro momentos independientes, de las que destacamos las
siguientes:
1 Articulación. Consiste en una amplia discusión con las autoridades y
representantes de la sociedad civil sobre los objetivos y utilidades de la
zonificación, con la finalidad de construir un consenso mínimo sobre el
proceso y resultados esperados.
2 Diagnóstico. Disponibilidad los conocimientos necesarios para construir
posibles escenarios de desarrollo sostenible. En esta etapa las investigaciones y levantamientos son dirigidos y orientados por medio de la participación de una comisión de zonificación y de un grupo de técnicos/
investigadores.
3 Pronóstico. Se inicia con la elaboración de escenarios por parte de técnicos y consultores especializados. Los escenarios deben ser discutidos con
todos los involucrados, buscando un consenso e incentivando negociaciones entre grupos de interés divergentes. Los escenarios consolidados
deben ser traducidos en planos de desarrollo, programas de gobierno y
otros;
4 Implementación. Fase en que planes y programas reciben la aprobación
legislativa. De esta forma, el poder público se obliga a seguir en todas sus
acciones las reglas establecidas. Para el sector privado, los planes sirven
como orientación, por ejemplo, para direccionar inversiones de acuerdo
con la zonificación y para el poder público definir las necesidades de autorización y licencias compatibles con el ZEE.
Con el producto del ZEE-P fue elaborado un documento síntesis contemplando los estudios diagnósticos de las municipalidades de Humaitá, Apuí,
Manicoré, Novo Aripuanã y Borba. Este documento sirvió de subsidio para las
discusiones con los órganos gubernamentales y con instituciones representativas de la sociedad civil organizada para las principales tendencias y para la
estructuración de los primeros escenarios para el desarrollo sostenible local.
En esta etapa de la discusión y presentación de los diagnósticos fueron
realizadas actividades direccionadas a la divulgación de los principales re-
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sultados obtenidos en el ZEE, tanto en los medios de comunicación como en
conferencias, reuniones temáticas y participativas con la sociedad civil. En
esta etapa fue imprescindible la participación de diversos segmentos de las
organizaciones gubernamentales y no gubernamentales en el ejercicio de la
discusión y en el establecimiento de consensos negociados teniendo en cuenta la prospección de escenarios de ordenamientos para la región.
Aunque los datos obtenidos en las actividades del ZEE todavía no estén
consolidados, las demandas identificadas en los procesos de construcción
de los diagnósticos del ZEE y en los talleres participativos fueron atendidas
como la creación del Mosaico de Unidades de Conservación Estadual en el
sur del Estado, alcanzando las municipalidades de Apuí y el sur de Manicoré; la creación de la Reserva de Desarrollo Sostenible de Juma en Novo Aripuanã y la elaboración de propuestas para la creación de nuevas Unidades de
Conservación en las municipalidades de Borba y Lábrea, las cuales están en
proceso avanzado de creación. De la misma forma, los productos de los diagnósticos servirían de orientación para la elaboración de los Planes Directores
de las municipalidades levantadas.
Consideraciones finales
La aplicación de la Zonificación en la Amazonía brasileña, mostró una serie de desafíos. En la propia metodología del ZEE sistemático faltó una descripción clara de los pasos operacionales para partir de la zonificación (en
el sentido restricto) a la formulación de las directrices públicas, planes de
desarrollo sostenido en los niveles macro (Federación/Estado) y micro (Municipalidad/Cuencas hidrográficas) y finalmente un ordenamiento territorial
compatible con los principios de desarrollo sostenible para la región.
Los instrumentos de gestión territorial que vienen siendo implantados
en la Amazonía se presentan promisores en primer análisis, pero hay que
consolidarlos para poder alcanzar el desarrollo sostenible. En este sentido
es fundamental la continuidad de estas políticas en los próximos gobiernos
y principalmente fortalecer los recursos humanos y financieros y las instituciones ambientales competentes.
Una cuestión esencial a todo esto es la verticalización en las relaciones
políticas que posibilite la implementación de los programas a nivel estatal
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Ordenamiento territorial y participación social
como a nivel del Gobierno Federal, así como también fortalecer una relación
estrecha con los usuarios de los recursos naturales, capacitándolos para la
co-responsabilidad inherente a la gestión territorial participativa e incentivando a la aproximación del saber científico a los conocimientos tradicionales en las acciones del desarrollo del uso de los recursos naturales.
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