UNIVERSIDAD DE CHILE Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas Departamento de Astronomía Curso EH2801 Prof. José Maza Sancho 9 Junio 2015 1.14. Hevelio y Flamsteed: 1.14.01 JOHANN HEWELKE, HEVELIO (1611-1687). En 1679 Cassini reunió sus observaciones lunares en un gran mapa de 50 cm. de diámetro. Su carta supera las disponibles en la época, sin embargo, Cassini no hubiera podido hacer su mapa lunar sin el trabajo previo de Langrenus y Hevelio. Galileo y el padre Scheiner se limitaron a dibujar, en forma rudimentaria, mapas lunares que contienen las principales manchas y cráteres. La exploración sistemática de la topografía lunar se inicia con la obra de Langrenus, Miguel Florencio de Langren (1600-1675), cosmógrafo belga del rey Felipe IV de España. Su carta lunar, publicada en 1645, reproduce 270 formaciones; creó la palabra selenografía y fue el primero en bautizar las configuraciones lunares. Su nomenclatura, sin embargo, no prosperó. Su mapa fue pronto superado por el del alemán Hevelio. Johannes Hewelke, más conocido por su nombre latinizado de Hevelio, (16111687), poseía una notable habilidad manual que le permitió construir grandes instrumentos. Estudió jurisprudencia en la Universidad de Leyden. Posteriormente viajó durante tres años por Inglaterra, Francia e Italia. Se radicó finalmente en Danzing, Polonia, haciendo construir un observatorio en su casa, dotado de una torre giratoria, donde instaló una serie de instrumentos junto a grandes telescopios aéreos, tan poderosos como los de Huygens. En la planta baja instaló una imprenta para sus publicaciones. Hijo de un rico cervecero luterano de origen alemán, su fortuna le permitió la construcción de su observatorio particular y dedicar buena parte de su tiempo a la Astronomía. Hevelio (1611-1687) 1 Hevelio construyó telescopios de grandes dimensiones; su mejor telescopio tenía 46 metros de distancia focal y colgaba de un mástil de 27 metros de altura. En sus estudios lunares reconoció que las manchas oscuras son llanuras y las brillantes, terreno montañoso. Realizó mediciones de alturas de montañas que superan en exactitud a las hechas por Galileo. Sus mapas lunares, grabados por el mismo, integran las 600 páginas de su libro "Selenographia sive lunar descriptio" (1647). Aun cuando las posiciones y las dimensiones de los detalles topográficos carecen de la exactitud que se lograría un siglo más tarde con métodos micrométricos, los grabados de Hevelio representan la culminación de la investigación selenográfica de mediados del siglo XVII. Telescopio de Hevelio de 46 metros de distancia focal. Esto se hacía para minimizar las aberraciones cromáticas y esféricas. El mapa lunar publicado por el padre jesuita Giovanni Battista Riccioli (1598 1671) en su obra "Almagestum Novum" (1651), es inferior al de Hevelio. Sin embargo, Riccioli tiene el mérito de haber creado, con la ayuda de su hermano de orden Francesco Grimaldi, la base de la nomenclatura selenográfica actual. A las zonas oscuras (mares) los bautizó como Océano de las Tempestades (Oceanus Procellarum), Mar de las Lluvias (Mare Imbrium), etc. A los cráteres les dio nombres de astrónomos o 2 pensadores celebres. Riccioli rechazó el sistema copernicano en favor del de Tycho Brahe. Por su admiración al gran astrónomo danés bautizó con su nombre al más conspicuo cráter lunar, una formación de 90 km. de diámetro, en la región sur, centro de un sistema extraordinario de líneas brillantes. Copérnico y Aristarco, por haber planteado el movimiento de la Tierra, fueron arrojados, según declara Riccioli, al océano de las Tempestades, aunque les escogió cráteres muy bellos. Hevelio también se destacó por sus observaciones de cometas. El del año 1652, que tuvo en el perihelio una cabeza tan grande como la Luna y el de 1664, le dieron oportunidad a Hevelio de estudiar estos enigmáticos objetos. Reconoció que los cometas no se mueven en órbitas circulares, como pensara Copérnico, ni en 3 trayectorias rectilíneas, como sugiriera Kepler, sino en órbitas parabólicas, en cuyo interior está ubicado el Sol. Aunque sin precisar la ubicación exacta del Sol dentro de la parábola y sin mencionar la ley de las áreas, Hevelio dio un gran paso hacia la verdad newtoniana. Los “mares” y el cráter de Tycho (en la parte inferior izquierda) se ven muy prominentes. Hevelio construyó un gran catalogo estelar, dando por primera vez las posiciones estelares mediante las coordenadas ascensión recta y declinación. Pese a haber construido excelentes telescopios, utilizó para medir posiciones estelares grandes instrumentos con pínulas, sin óptica. Su catalogo es el último gran catalogo estelar construido sin la ayuda del telescopio. El catálogo de Hevelio rivaliza con el de Tycho en cuanto a precisión, logrando lo mejor que puede conseguirse a ojo desnudo. 4 Mapa lunar de Hevelio Cuando Robert Hooke de Inglaterra, puso en duda la exactitud de las observaciones de Hevelio, éste desafió a su adversario requiriendo que la Sociedad Real de Londres enviara un perito que dictaminara sobre la calidad de sus trabajos. La Royal Society envío a Edmond Halley, quien después de trabajar en Danzig con Hevelio tuvo que admitir que las mediciones de Hevelio, a simple vista, eran tan precisas como las suyas, a través de un telescopio. Hevelio tuvo mala fortuna. Un incendio en 1679 destruyó totalmente su observatorio, sus instrumentos y gran parte de sus manuscritos, perdiéndose muchas de sus observaciones inéditas. Se ha dicho incluso que la plancha de cobre que fue la matriz con la cual imprimió su famoso mapa lunar fue convertida más tarde... ¡en una tetera!. 5 1.14.02 JOHN FLAMSTEED (1646-1719): La determinación de la longitud en el mar era un problema que preocupaba enormemente a Inglaterra en el siglo XVII. Como alternativa a la observación de los satélites de Júpiter, un francés de nombre Saint Pierre había ofrecido al gobierno británico un método basado en la posición de la Luna en el cielo. La posición de la Luna, tabulada en función de la hora de algún meridiano de referencia, podría ser medida desde un barco y con ello determinar la hora del meridiano de referencia; con ello se determina la longitud del lugar de observación al conocer la hora local, que se obtiene mediante observaciones del Sol1. El Reverendo John Flamsteed fue designado miembro de un comité que debería informar sobre el método propuesto. Dicho comité, actuando principalmente bajo la opinión de Flamsteed, informó en contra del método por ser poco práctico, pues las posiciones de las estrellas y el movimiento de la Luna no eran conocidos con la exactitud suficiente. Sugirieron la creación de un observatorio nacional ya que un mejor entendimiento de los cuerpos celestes podía conducir a un método para determinar longitudes. El rey Carlos II aceptó la proposición ordenando que se construyera un observatorio y se elaboraran catálogos estelares que fuesen útiles a los marinos británicos. Un decreto del 4 de Marzo de 1675 dispuso la construcción del Observatorio. Luego, el 12 de Junio de 1675, John Flamsteed fue designado primer Astrónomo Real, con un sueldo anual de 100 libras y la garantía de la construcción de un observatorio en el parque real de Greenwich, que era un pequeño pueblo muy a las afueras de Londres. El rey destinó la modesta suma de 500 libras para la construcción del observatorio, proyectado por Christopher Wren, presupuesto que sólo fue excedido en 20 libras. Desgraciadamente al Observatorio no se le asignaron fondos para adquirir instrumentos ni presupuesto para la contratación de ayudantes. Gracias a sus propios instrumentos, donaciones de amigos generosos y a sus propias expensas, Flamsteed fue dotando de instrumentos el nuevo observatorio. Su amigo Jonas Moore le prestó un sextante de 7 pies de radio (2,1 metros). Años después el gobierno le otorgó fondos para contratar a una persona que hiciera trabajos pesados y le recomendó que, si necesitaba ayuda calificada, la obtuviera contratando a alguien a sus expensas. Fue así como, de su pecunio personal remuneró a su ayudante Abraham Sharp (1651 - 1742). Con la importante ayuda de Sharp construyó un cuadrante mural que él emplazó en el meridiano. La destreza de Sharp para hacer círculos graduados le dio gran calidad al cuadrante de Flamsteed. Su escaso sueldo, disminuido por estos gastos, lo obligó a hacer clases particulares, distrayendo de este modo parte de su tiempo. 1 La Luna se mueve en el cielo 13 grados por día, esto es 0,54 grados por hora – 33 minutos de arco por hora – por lo cual si se determina la posición de la Luna con una precisión de 1 minuto de arco en el cielo se tendría la hora con una precisión de unos 2 minutos de tiempo. Esto a su vez equivale a conocer la posición de un barco en el mar con una incertidumbre de unos 55 kilómetros. Como determinar la posición de la Luna con una precisión de 1 minuto de arco no es fácil se ve que el método propuesto no es de mucha calidad. 6 John Flamsteed (1646-1919) John Flamsteed nació en Denby, Derbyshire, Inglaterra, en 1646, único hijo de un comerciante adinerado. La prematura muerte de su madre cuando John era un niño le produjo dificultades en su niñez, combinadas con problemas de salud. Su padre no fue partidario que el joven asistiese a la universidad por lo cual, entre 1662 y 1669 John estudió astronomía por su cuenta. Gracias a Jonas Moore, que habló con el Rey Carlos II logró obtener un grado académico de la Universidad de Cambridge, un M.A. [Master of Arts], en 1674. Sacerdote protestante, se consagró desde muy joven a los estudios astronómicos. Fue siempre de una constitución más bien débil y muy sensible. Flamsteed era un perfeccionista y difícil de carácter lo cual lo hacía poco popular en su tiempo. En particular sostuvo diversas disputas con Isaac Newton y particularmente con Edmond Halley. La principal obra de Flamsteed fue la construcción de un gran catálogo estelar, al cual consagro 30 años de observaciones. También observó el Sol, la Luna y, en menor medida, otros cuerpos celestes. Flamsteed adoptó nuevos instrumentos, premunidos de telescopios y nuevos métodos de observación como los sugeridos en Francia por Picard. Determina la ascensión recta de las estrellas por observaciones meridianas, utilizando un reloj de péndulo. Su gran habilidad observacional, combinada con su pulcritud en la reducción de las observaciones, hace que su catalogo estelar, de casi 3.000 estrellas, sea notablemente más preciso que los de sus antecesores. Los errores típicos en su catalogo son de sólo 10" en la posición de las estrellas, por lo menos 3 veces menores que el de las mejores observaciones de Tycho Brahe, un siglo antes [téngase en cuenta que Tycho había observado a ojo desnudo sin embargo Flamsteed utilizó un telescopio; la resolución angular del ojo desnudo es de ~ 2 minutos de arco y la resolución angular de un telescopio es de ~2 segundos de arco]. 7 John Flamsteed (1646-1919) Flamsteed demoró la publicación de su catalogo a fin de asegurar la máxima exactitud en los valores publicados. Cada estrella del catálogo era observada muchas veces y todas los observaciones debían ser verificadas individualmente antes de tomar promedios finales. Desgraciadamente, esto le valió una agria disputa con miembros de la Royal Society, particularmente con Newton y Halley. En 1704 se reunieron Newton y Flamsteed en Greenwich; Newton le solicitó una relación del catálogo de estrellas que esperaban todos los astrónomos. Flamsteed lo tenía a punto de imprimir, pero consideró que aún no estaba todo preparado, enviando a una comisión de la Royal Society una copia de sus observaciones y un manuscrito incompleto del catálogo. Aclaró además que el catálogo no estaba en condiciones de ser impreso pues faltaba completarlo y contrastarlo. Autorizó en cambio que se publicasen las observaciones. Cuatro años más tarde Flamsteed aún no presentaba el catálogo terminado. Finalmente en 1711 la Royal Society encargó a Halley editar las observaciones y el catálogo de Flamsteed, que fue finalmente impreso en 1712. Halley agregó páginas enteras de su propia factura y un prólogo no muy del agrado del autor; se imprimieron 400 copias. Flamsteed se indignó con esa publicación no autorizada por él y tras 3 años de disputa, logró incautar las copias que aún quedaban (unas 300) y las quemó públicamente. Flamsteed murió en 1720 (correspondió al 31 de Diciembre de 1719 en el calendario Juliano, en uso en Inglaterra por esa época) y no alcanzó a ver su obra completa. Sus ayudantes Abraham Sharp y Joseph Crosthwait, editaron el tercer volumen de su obra, publicada finalmente en 1725, bajo el nombre “Historia Coelestis Britannica”. Los errores en el catálogo estelar de Flamsteed fueron estimados un siglo después por el astrónomo alemán Bessel en la cercanía de los 10ʺ″; con esto se puede apreciar que el catálogo de Flamsteed es notoriamente mejor que el de Tycho y el de Hevelio, ambos hechos sin la ayuda de un telescopio. Después de Flamsteed nadie volvió a intentar un catálogo estelar con instrumentos carentes de óptica. Los avances 8 en la tecnología habían impuesto un nuevo estándar de calidad a los catálogos estelares. Lástima que Tycho Brahe, el más grande observador de todos los tiempos, no pudiese disfrutar de la revolución telescópica. Flamsteed introdujo la costumbre de numerar las estrellas en las constelaciones. Las estrellas más brillantes en cada una de ellas se las designa con las letras del alfabeto griego para luego continuar con números. Así, por ejemplo, la estrella más brillante de cada constelación se la llama Alfa seguida del nombre de la constelación (Alfa Orión, Alfa Crucis, Alfa Carina, etc.). La segunda más brillante se la llama Beta, luego Gamma, etc. Por ejemplo, la luego famosa estrella 61 Cygni, es la estrella número 61 de la constelación de Cygnus, el cisne, de acuerdo al catálogo de Flamsteed. Nueve años más tarde del fallecimiento de Flamsteed sus ayudantes publicaron, en 1729, su Atlas Estelar, que prestara grandes servicios a la astronomía mundial. John Flamsteed en 1702 BIBLIOGRAFIA: G. Abetti, "Historia de la Astronomía", Fondo de Cultura Económica, Breviario #119, México, 1956. A. Berry, “A Short History of Astronomy”, Dover, N. York, 1961. F. Hoyle, "Astronomy", Crescent Books, Londres, 1962. P. Moore, "Astronomía", Vergara, Barcelona, 1963. A. Pannekoek, “A History of Astronomy”, Dover, N. Cork, 1989. D. Papp y J. Babini, "Panorama General de Historia de la Ciencia" Vol. VII, Espasa-Calpe, B. Aires, 1954. 9