Diligencia profesional: eficiente-estrategia y eficaz

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Capítulo Segundo
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* Diligencia profesional: eficiente-estrategia y eficaz-resultados. Evitar
gestiones superfluas, innecesarias. Estrategia de pasividad es válida
(presunción de inocencia y carga de la prueba)115.
* Posibilidad temporal y material de ejercer la defensa.
* Continuidad en la defensa: asesoría y asistencia desde la captura
o la formulación de imputación, hasta la ejecución de la sanción.
Conveniencia de mantener el mismo defensor.
* Equivalencia entre el conocimiento y la experiencia con la complejidad
del caso.
* Paridad entre el abogado defensor y la Fiscalía: equilibrio en recursos
personales, materiales y técnicos.
* Capacitación continua y
* Control de la actividad de la defensa: calidad y eficiencia del servicio
de la defensa pública116.
La presencia del defensor a través de toda la actuación es regulada en el
nuevo estatuto con estas aristas más notables:
El derecho de defensa se puede ejercer desde la captura o imputación, o
desde que se tenga conocimiento de una investigación por la Fiscalía.
El derecho a la defensa material es la posibilidad de que el imputado
solicite, conozca y controvierta pruebas, interrogue directamente a testigos
de cargo y obtenga comparecencia de testigos o peritos.
115
La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia ha aceptado el silencio como
estrategia defensiva, siempre y cuando se corresponda con el concepto de atención vigilante
del proceso, que es el límite mínimo tolerable de ejercicio del derecho de defensa técnica que
no es válida la actuación. El silencio es una opción válida como estrategia de defensa y deja a
salvo los derechos del procesado e igualmente la autonomía en el ejercicio de las tareas que la
ley le reconoce a una profesión que asume obligaciones de medio, no de resultado. Véase, por
ejemplo, Corte Suprema de Justicia. Sentencia de 9 de junio de 2004. Rad. 16679. M.P. Yesid
Ramírez Bastidas.
116
“La Corte no discute la naturaleza legal del ejercicio de la profesión de abogado, pero sí coincide
con el Tribunal accionado en que la recepción de bienes provenientes del patrimonio ilícito de
un procesado por parte de su apoderado, no tiene la virtud jurídica de purgar ese vicio, de modo
que la extinción de dominio es perfectamente procedente, tal como aquí se decretó. En tal caso
lo que se genera es un problema civil entre el abogado que prestó sus servicios profesionales
y el poderdante que le pagó con un bien cuya legalidad se hallaba viciada y por tanto está en
la obligación de salir a sanear”. Corte Suprema de Justicia. Sentencia de 28 de julio de 2004.
Rad. 17343. M.P. Yesid Ramírez Bastidas.
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