Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de

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CUMBRE IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO
DIRECCIÓN
Secretaría de Estado de Cooperación Iberoamericana
C/ Serrano 187
28002 Madrid
España
Tel. 34 91 590 19 80
Fax. 34 91 590 19 81
E-Mail: [email protected]
http://www.secib.org/home/index_html
Más información:
http://www.oei.es/cumbres.htm
http://www.cumbresiberoamericanas.com/
PAÍSES MIEMBROS
Los países participantes son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, Cuba, Ecuador El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República. Dominicana, Uruguay,
Venezuela.
HISTORIA
La Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno constituye un
mecanismo de consulta y cooperación entre España, Portugal y 18 países de
América Latina, a fin de impulsar el desarrollo de las naciones.
La primera de estas citas se realizó en Guadalajara, México, en 1991, a iniciativa
del Rey de España, Juan Carlos I. Aquel mismo año los países iberoamericanos
iniciaron un proceso de acercamiento destinado a mejorar la situación
socioeconómica y enfrentar los acontecimientos futuros conjuntamente.
En los años siguientes, las sedes del encuentro fueron Madrid, España; Salvador
Bahía, Brasil; Cartagena de Indias, Colombia; San Carlos de Bariloche, Argentina;
Viña del Mar, Chile; Isla Margarita, Venezuela; Oporto, Portugal; La Habana, Cuba;
Ciudad de Panamá, Panamá; Lima, Perú; Bávaro, República Dominicana y Santa
Cruz de la Sierra, Bolivia.
En la Cumbre de 1992 en Madrid, se sentaron las bases de la concertación política
que sustenta la cooperación educativa, cultural, científica, técnica y económica en el
espacio iberoamericano. En consonancia con lo anterior, se aprobaron varios
programas de cooperación en materia educativa, formativa y científica, como el
Programa de Televisión Educativa Iberoamericana y los programas de Cooperación
Universitaria y de Educación Básica, de modo que quedaran cubiertos todos los tramos
del proceso a través del cual la educación se convierte en un factor impulsor del
desarrollo. Esta Cumbre es, junto con la primera, considerada como cumbre
fundacional
Con ocasión de la Tercera Cumbre en Salvador de Bahía (Brasil) los Jefes de
Estado y Gobierno Iberoamericanos reafirmaron su pleno compromiso con la
democracia representativa, el respeto, la defensa y la promoción de los Derechos
Humanos y de las libertades fundamentales. Asimismo reiteraron los principios de
soberanía, no-intervención e integridad territorial y reconocieron el derecho de
cada pueblo a constituir libremente, en paz, estabilidad y justicia, su sistema político
y sus instituciones. En este marco, los mandatarios centraron sus discusiones en el
tema del desarrollo, con especial énfasis en el desarrollo social, incitando a su vez a
la comunidad internacional a que se adhiera al debate.
En la IV Cumbre, en Cartagena de Indias, los miembros decidieron prestar
especial atención a los temas económicos y su relación con el desarrollo con
equidad, así como a evaluar el impacto que sobre éste último tienen la reactivación
del comercio internacional, la integración regional y la tendencia hacia la
globalización de la economía mundial. Acordaron también promover políticas
acordes con los compromisos de la Ronda de Uruguay, la atención hacia los más
necesitados en el marco de los cambios estructurales en las economías nacionales y
la formación desde la infancia. En cuanto al funcionamiento interno de la
Conferencia, se realizaron algunas modificaciones para mejorar el mecanismo de
coordinación
de
las
Cumbres.
Este proceso recibió un impulso vigoroso en 1995, durante la Cumbre de
Bariloche, en Argentina, al firmarse el Convenio según el cual los mandatarios
establecían los mecanismos y principios para una cooperación singularizada por su
horizontalidad, pluralismo y corresponsabilidad.
En la VI Cumbre de Santiago y Viña del Mar, Chile, se revisaron los programas y
proyectos de cooperación ya existentes y se debatieron otros temas de interés,
como los derechos humanos, la lucha contra el tráfico ilícito de drogas y delitos
conexos, el terrorismo, el desarme, y el apoyo a la renegociación de la deuda
externa.
La VI Cumbre tuvo por tema central el Desarrollo Político de Iberoamérica
El paraje de Margarita, Venezuela, fue el escenario para la VII Cumbre. En esta
Conferencia los mandatarios iberoamericanos ratificaron el compromiso asumido
en la Declaración de Viña del Mar de promover la revalorización de la política en la
vida diaria de sus pueblos, estimulando su participación política y social. Todo ello
partiendo del convencimiento de que la democracia es una forma de vida a la que
los valores éticos dan consistencia y perdurabilidad.
En la Cumbre de Oporto, Portugal, 1998, los mandatarios resolvieron crear la
Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB), y un año más tarde, en la
Cumbre de la Habana, acordaron su constitución formal y la nominación del
embajador mexicano Jorge Alberto Lozoya, como Secretario Iberoamericano de
Cooperación.
En la X Cumbre de Panamá, conscientes de los retos que la Sociedad de la
Información plantea a los pueblos, los mandatarios decidieron estimular la
presentación de iniciativas, que mediante la cooperación y el uso de las tecnologías
de la información y comunicación, condujeran a una verdadera comunidad virtual
iberoamericana (CIBEROAMERICA) Esta Cumbre reunió a los mandatarios en
torno al tema "Unidos por la niñez y la adolescencia, base de la justicia y la equidad en el
nuevo milenio".
Los días 23 y 24 de noviembre se celebró Lima (Perú) la XI Cumbre
Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en donde los dos hitos más
significativos para su acervo fueron el diálogo y la concertación política alcanzados
dentro de la familia iberoamericana y el sistema de cooperación multilateral,
horizontal y corresponsable. Asimismo, la SECIB pone a disposición de todas las
entidades y personas interesadas un espacio monográfico en su página web dirigido
a informar sobre el desarrollo de las diferentes actividades que han conformado la
XI Cumbre, así como a proporcionar un entorno abierto de reflexión y debate en
torno a los principales puntos que estuvieron presentes en esta gran cita
iberoamericana.
Durante el año 2002, en el marco de la XII Cumbre Iberoamericana de Bávaro,
República Dominicana se trataron diversos temas de gran trascendencia para
iberoamérica, haciendo énfasis central en el Turismo, Medio Ambiente y el impacto
de ambos sectores en la Producción (artesanal, agropecuaria, industrial y de bienes
y servicios en general)
Tras la XII Cumbre en Santa Cruz, tendrá lugar en el 2004 en Costa Rica la
última de las Cumbres.
ESTRUCTURA ORGANIZATIVA
En 1999, los jefes de Estado y de Gobierno dotaron de institucionalidad al proceso
de las cumbres, creando la Secretaría de Cooperación Iberoamericana
(SECIB), que tiene su sede en Madrid y de la que es titular el embajador mexicano,
Jorge Alberto Lozoya.
En la Cumbre de Bolivia de 2003 se inició el proceso de creación de una Secretaría
General, que culminará en la Cumbre de San José del próximo mes de noviembre.
La Secretaría General tendrá como funciones el seguimiento de los objetivos
acordados en las cumbres, permitirá el diálogo entre los distintos actores de la
sociedad y dotará a la comunidad iberoamericana de una mayor representación
internacional.
La Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno es el máximo órgano político del
Foro de diálogo, ya que agrupa a los máximos representantes de los 21 Estados
participantes.
Aún así, no es el único evento que se celebra, puesto que el país organizador acoge
el compromiso de promover también 3 reuniones de Coordinadores Nacionales, 3
reuniones de Responsables de Cooperación, y de Cancilleres, y el compromiso de realizar
conferencias sectoriales de Ministros en las áreas de Educación, Cultura, Salud, Medio
Ambiente, Agricultura, Turismo, Niñez y Adolescencia.
Organigrama de la Cumbre Iberoamericana
Fuente: http://www.cumbreiberoamericanabolivia.com/cumbre/organizacion.php
OBJETIVOS
Entre los objetivos de las Cumbres Iberoamericanas figura la voluntad de los
Estados por trabajar en la transformación de mentalidades que conlleven al
fortalecimiento de una cultura común, además de la integración regional y una mayor
presencia en el mundo.
El campo de acción incluye el establecimiento de medidas que beneficien
directamente a la sociedad iberoamericana. Así, temas como la escasez de capitales,
vinculación entre la pobreza y el deterioro ambiental, lucha contra el narcotráfico,
desempleo, crecimiento demográfico y educación forman parte principal de los
debates y acuerdos.
De un modo más concreto, la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB)
persigue los siguientes objetivos:
1.
Favorecer el dinamismo de la cooperación, a través de un seguimiento
responsable de los Programas aprobados en el marco de las Cumbres, evaluando
sus resultados y procurando una mayor coherencia y sinergia entre los mismos.
2.
Apoyar en el desempeño de sus funciones a los Responsables
Gubernamentales de Cooperación.
3.
Colaborar con el Gobierno que se encarga de organizar la cumbre en la
preparación de los contenidos de la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado
y de Gobierno.
4.
Promover la difusión e información pública de la Cooperación
Iberoamericana y en particular la de los programas impulsados por las Cumbres.
5.
Integrar y poner en contacto a los actores sociales con el Sistema
Iberoamericano de Cooperación, constituyéndose en instancia de referencia que
contribuya a la confluencia de intereses y esfuerzos.
6.
Identificar fuentes de financiación complementaria para los programas y
proyectos.
7.
Contribuir a la generación y consolidación de la conciencia de pertenencia a
la Comunidad Iberoamericana de Naciones, estimulando la participación de las
instituciones, las organizaciones sociales, las empresas y los medios de
comunicación en el proceso de su conformación.
ACTUALIDAD
En la XIII Cumbre de Bolivia se aprobó la Declaración de Santa Cruz, pero quizás
el documento de mayor actualidad es el elaborado por el ex-presidente de Brasil,
Henrique Cardoso (ver anexo II) que trata sobre la reforma de las Cumbres.
Estas reformas prevén una “institucionalización” de las Cumbres a partir de la
figura de un nuevo Secretario General, que se encargaría de dar continuidad y
gestionar los progresos de los acuerdos entre cumbres. Si bien la existencia de esta
figura ya ha sido aprobada, aún se encuentra pendiente el nombre del candidato que
ocupará definitivamente el cargo, que debe ser elegido por los Jefes de Estado y de
Gobierno, algo que se esclarecerá en la próxima cumbre que se celebra a finales de
2004. Está previsto que la duración en el cargo sea de cuatro años, y que su función
principal sea la de representación de la comunidad iberoamericana ante los
estamentos internacionales.
La postura del Gobierno español en aquel entonces fue favorable al informe, que
acabó siendo aprobado por unanimidad por los 21 asistentes y votó a favor del
proceso de reforma pese a que no ofreció ningún candidato a ocupar el cargo de
Secretario General. Sí que fue una apuesta fuerte del Gobierno en aquel momento
que la sede de la Secretaría Permanente se ubicara en Madrid, algo que también está
aún por decidir.
La decimotercera edición de la Cumbre Iberoamericana sirvió además para la
concreción de un Acuerdo de libre comercio entre Uruguay y México,
negociado durante quince meses, y que es el primero que de forma bilateral
concluye con México un país del MERCOSUR.
Otra razón para que la cita de Santa Cruz sea recordada es el hecho de que en su
seno se dio espacio por primera vez a un indígena para que exprese las
demandas de los pueblos nativos latinoamericanos ante los Jefes de Estado y de
Gobierno.
Asimismo, la Cumbre de Bolivia contó con la presencia del secretario general de las
Naciones Unidas, Kofi Annan.
A propuesta del Rey de España, se aprobó también en la última Cumbre celebrada
que la ciudad que la acogerá en el 2005 será Salamanca, como celebración a sus 30
años de reinado.
LOGROS
Las Cumbres Iberoamericanas han permitido la gestión de importantes programas
de cooperación en áreas como educación intercultural; mejoramiento de bibliotecas
escolares; desarrollo de los pueblos indígenas y del cine a través de IBERMEDIA,
entre otros.
Es también un primer logro de las Cumbres la creación de la Secretaría de
Cooperación Iberoamericana (SECIB), que ostenta el estatus de organización
internacional permanente, y que es el órgano creado por los mandatarios
iberoamericanos para dar apoyo y difusión a los programas y redes de cooperación
vinculados a las Conferencias Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno.
Un tercer logro ha sido la aprobación de la reforma derivada del Informe Cardoso
que va a elevar la categoría de la representación y muy probablemente permita
tener una mayor visibilidad a la comunidad Iberoamericana en los organismos
internacionales.
En el terreno de las actividades concretas, cabe destacar que se han ido
desarrollando importantes programas de cooperación en diversas áreas: Desde la
cooperación en la educación intercultural, al apoyo al mejoramiento de las
bibliotecas escolares; desde la creación del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas, que fue creado por iniciativa de Bolivia en 1992, a IBERMEDIA.
IBERMEDIA es un fondo multilateral de cooperación técnica y financiera que
fomenta el desarrollo audiovisual de la región. Esta iniciativa fue propuesta en la V
Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de San Carlos de Bariloche y aprobada
como Programa Iberoamericano en la VI Cumbre en Santiago y Viña del Mar. Fue
ratificada y puesta en marcha en la VII Cumbre Iberoamericana de Isla Margarita y
ha sido valorada por los productores iberoamericanos como “un empujón
histórico para la colaboración entre los diversos países en materia audiovisual”.
ANEXO I. LA DECLARACIÓN DE GUADALAJARA
I Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno
Declaración de Guadalajara
Ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, los días 18 y 19 de julio de 1991
Declaración de Guadalajara
I.
Vigencia del Derecho Internacional
II.
Desarrollo económico y social
III.
Educación y cultura
Declaración de Guadalajara
Los Jefes de Estado y de Gobierno de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica,
Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, reunidos en
la Ciudad de Guadalajara, México, los días 18 y 19 de julio de 1991, hemos acordado emitir la
siguiente declaración:
1. Con especial beneplácito nos hemos congregado, por primera vez en la historia, para
examinar en forma conjunta los grandes retos que confrontan nuestros países en un mundo
en transformación. Nos proponemos, por ello, concertar la voluntad política de nuestros
gobiernos para propiciar las soluciones que esos desafíos reclaman y convertir el conjunto de
afinidades históricas y culturales que nos enlazan en un instrumento de unidad y desarrollo
basado en el diálogo, la cooperación y la solidaridad.
2. Representamos un vasto conjunto de naciones que comparten raíces y el rico patrimonio
de una cultura fundada en la suma de los pueblos, credos y sangres diversos. A quinientos
años de distancia de nuestro primer encuentro, y como uno de los grandes espacios que
configuran el mundo de nuestros días, estamos decididos a proyectar hacia el tercer milenio
la fuerza de nuestra comunidad
3. Reconocemos que este propósito de convergencia se sustenta no sólo en un acervo
cultural común sino, asimismo, en la riqueza de nuestros orígenes y de su expresión plural.
Nuestra comunidad se asienta en la democracia, el respeto a los derechos humanos y en las
libertades fundamentales. En este marco, se reafirman los principios de soberanía y de no
intervención y se reconoce el derecho de cada pueblo a construir libremente en la paz,
estabilidad y justicia, su sistema político y sus instituciones.
4. Encontramos en la aproximación respetuosa de nuestras diferencias y en la voz múltiple
de nuestras sociedades, las bases de un proyecto de cooperación iberoamericana sustentado
en el diálogo, la solidaridad y la adopción de acciones concertadas.
5. Manifestamos la voluntad de contribuir unidos a un futuro común de paz, mayor
bienestar e igualdad social. Estamos comprometidos con el desarrollo económico y social de
nuestros pueblos, la plena vigencia de los derechos humanos, la ampliación de los cauces
democráticos, el fortalecimiento de nuestros sistemas institucionales y el respeto de las
normas de derecho internacional.
6. Deseamos un futuro de certidumbre, paz y seguridad para nuestros pueblos. Ello solo
será posible mediante el respeto al Derecho Internacional y a través del desarme general y
completo que desaliente el uso de la fuerza y propicie la solución negociada de controversias.
Reafirmamos nuestro apoyo a las metas para la década de las Naciones Unidas contra el
colonialismo. Frente al abuso del poder, invocamos la razón y el diálogo.
7. Reafirmamos que es obligación del Estado de Derecho promover y garantizar la plena
vigencia de los derechos humanos. A partir de nuestros propios esfuerzos y sobre la base de
una cooperación internacional amplia, no selectiva y no discriminatoria, estamos decididos a
conformar un acervo iberoamericano en el ámbito de los derechos humanos que consolide
conductas de respeto, libertad y armonía en lo político, lo jurídico, lo económico y lo social.
8. Reconocemos la inmensa contribución de los pueblos indígenas al desarrollo y pluralidad
de nuestras sociedades y reiteramos nuestro compromiso con su bienestar económico y
social, así como la obligación de respetar sus derechos y su identidad cultural.
9. Estamos comprometidos en un proceso de profundo reajuste de nuestras economías con
el objeto de lograr con eficiencia la recuperación y el crecimiento. Nuestros países han hecho
avances significativos en sus procesos de modernización por medio de la reforma del Estado
y de la liberalización económica. Tales procesos han entrañado sacrificios que deben cesar
para que sea posible establecer una verdadera justicia social. En nuestra región se han dado
procesos sin precedentes tendientes a la integración económica gradual regional y
subregional que hagan posible una posición más favorable en el escenario internacional.
Nuestras iniciativas se verán fortalecidas si existe un entorno internacional que facilite
recursos complementarios para el desarrollo y la supresión de obstáculos al intercambio
comercial. Manifestamos nuestro decidido apoyo a los procesos de integración en curso
tanto en el ámbito regional como subregional y nos proponemos seguir avanzando en este
camino. Reiteramos que estos esfuerzos de integración son abiertos al resto del mundo. La
persistencia de la actual situación puede llevar a que se sustituya el bipolarismo ideológico
por una división entre el Norte, rico en capitales y tecnología, y el Sur, pobre y sin
perspectivas. Para superar el problema es necesario, por un lado, desarrollar formas efectivas
de reciprocidad y solidaridad; por otro, fundamentarlas en una propuesta ética, guiada por la
justicia social y por la libertar y que impulse, con nuevos esquemas, una verdadera
cooperación entre los países del mundo.
10. Desplegaremos todos los esfuerzos necesarios para liberar a nuestros pueblos antes del
siglo XXI del flagelo de la miseria. Para ello, procuraremos el acceso general a servicios
mínimos en las áreas de salud, nutrición, vivienda, educación y seguridad social, de acuerdo
con las metas establecidas por las Naciones Unidas en las Estrategias Internacionales del
Desarrollo. Así contribuiremos al fortalecimiento de la democracia en nuestra región.
11. Reafirmamos que la deuda externa es uno de los principales obstáculos para el
crecimiento y estabilidad de la región y que en consecuencia constituye, para muchos de
nuestros países, un factor fundamental del desarrollo económico de evidente dimensión
política.
12. Reconocemos que nuestras aspiraciones de desarrollo económico, social, tecnológico y
cultural requieren de un impulso decidido a la educación y a la cultura que a la vez que
fortalezca nuestra identidad nos permita bases sólidas para asegurar la inserción adecuada de
nuestros países en un contexto internacional caracterizado por la innovación científica y
tecnológica. Es necesario acortar la brecha tecnológica utilizando la tecnología básica para
atender los derechos a la salud, a la educación, a la alimentación y a la vivienda. La
transferencia de tecnología debe responder a criterios sociales y no exclusivamente de bases
mercantiles.
13. Ante el deterioro ecológico global, íntimamente ligado a modelos de desarrollo que han
prevalecido hasta hoy, principalmente en los países industrializados, requerimos un esfuerzo
renovador en el ámbito de la cooperación multilateral. Ello permitirá eliminar ese deterioro y
superar la pobreza. Es indispensable que dicha cooperación internacional establezca
mecanismos eficaces de transferencia de recursos financieros adicionales y de tecnologías
apropiadas en condiciones preferenciales y no comerciales para los países en desarrollo,
teniendo en cuenta que la responsabilidad de la solución debe recaer básicamente en aquellos
que más contribuyen a generar el daño. Estos mecanismos deben contener modalidades
innovadoras fundamentadas en la administración soberana de los recursos naturales y en la
promoción del crecimiento económico. Asimismo, se deben establecer las bases de un
régimen jurídico global convencional que contemple los aspectos indisociables del desarrollo
y de la preservación de la naturaleza. La actual desigualdad del sistema económico
internacional y sus consecuencias para gran parte de la humanidad que vive en la pobreza,
requieren la creación de un nuevo orden para el medio ambiente sano y equilibrado.
14. Nos comprometemos a desplegar los esfuerzos necesarios para dar cumplimiento a las
metas definidas en la Cumbre Mundial en favor de la Infancia. Para ello impulsaremos la
formulación de los Programas Nacionales de Acción destinados a promover la supervivencia,
la protección y el desarrollo integral de la niñez iberoamericana.
15. Las deficiencias del desarrollo se reflejan en el costo que representan la muerte y la
enfermedad en nuestros países, particularmente para aquellos sectores más vulnerables de la
población. Conscientes de las condiciones de alto riesgo que han llevado a brotes epidémicos
como el cólera, cuya magnitud ha creado una situación de emergencia, manifestamos nuestra
voluntad de cooperación a fin de superarlas y lograr mejores niveles de salubridad y de vida.
16. Frente al flagelo del narcotráfico y sus secuelas, afirmamos el principio de la
responsabilidad compartida y reiteramos nuestro compromiso de fortalecer la cooperación
internacional para su erradicación, basada en una perspectiva integral y multilateral con pleno
respeto a la soberanía de los Estados.
17. En un mundo en el que se perfila la formación de grandes conglomerados regionales,
dinámicos y competitivos, el aislamiento y la incomunicación son causa de pobreza,
marginación y atraso. Requerimos de una mayor fuerza colectiva que atenúe la vulnerabilidad
y los riesgos de la dispersión.
18. Ante la pobreza, la guerra, la intolerancia, el hambre, la enfermedad, la degradación del
medio ambiente y la ignorancia, proponemos una nueva cultura de cooperación internacional
como única vía para un mundo justo y estable. Entendemos ésta como una verdadera
operación conjunta en la que confluyan intereses y objetivos compartidos entre las naciones
de Iberoamérica que transciendan el simple dar y recibir.
19. Aspiramos por ello a convertirnos en un interlocutor pleno en el escenario mundial. A
partir de nuestras coincidencias hemos decidido emprender iniciativas para superar los
desafíos que enfrentamos y unir nuestras voluntades ante las más apremiantes cuestiones
globales.
20. Asumimos que nuestro acercamiento se enriquece con la diversidad de experiencias que
están teniendo lugar y abre nuevas posibilidades de diálogo y entendimiento con todas las
regiones del mundo. Por lo tanto, la intensificación de la cooperación iberoamericana no
excluye ni sustituye los esquemas de integración y concertación regionales y subregionales en
los cuales actuamos.
21. Al final del siglo XX se configura el surgimiento de un nuevo esquema de organización
de las relaciones internacionales. Sin embargo, sus rasgos fundamentales están aún por
definirse; no podemos esperar el cambio pasivamente, debemos actuar para conformarlo,
tenemos intereses genuinos que deben ser reafirmados e impulsados.
22. Sólo una sociedad internacional regida por el Derecho puede asegurar la paz y la
seguridad para todos los pueblos. En esa tarea deberá desempeñar un papel esencial la
Organización de las Naciones Unidas, unas Naciones Unidas revitalizadas y renovadas y a las
que la nueva situación internacional debe facilitar la consecución efectiva de los fines para los
que fueron creadas. El fortalecimiento de las bases de convivencia y justicia internacionales
conforme a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, es una
responsabilidad compartida por todos los Estados y no-prerrogativa exclusiva de algunos. Se
trata de un proceso que debe ser abierto y participativo, en el cual se hagan valer los intereses
de la comunidad internacional en su conjunto. Estamos decididos a aportar nuestra
contribución.
23. La interdependencia de los desafíos que enfrenta la humanidad nos obliga a conjugar
esfuerzos para superarlos. Lograrlo requiere el estricto apego a las normas fundamentales del
Derecho Internacional, así como a su desarrollo progresivo en las nuevas áreas, resultado de
los procesos de integración y globalización.
24. Reafirmamos la fuerza de nuestra cultura que se ve enriquecida por nuestra participación
en los procesos de integración y globalización.
I.
Vigencia del Derecho Internacional
Los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica nos comprometemos a
realizar consultas para alentar una cooperación más amplia y acrecentar los
intercambios que nos permitan impulsar políticas comunes que promuevan el
óptimo aprovechamiento de las ventajas que se derivan de la pertenencia a
una misma comunidad. Nos hemos fijado los siguientes objetivos:
a) Guiar la conducta externa de nuestros países sobre la base del Derecho Internacional y
actuar en forma conjunta y coordinada para contribuir a eliminar el uso o la amenaza del uso
de la fuerza.
b) Promover decididamente los procesos de negociación para la solución de conflictos
regionales y apoyar iniciativas en materia de control, reducción y tráfico de armamentos.
Respaldar en ese sentido los procesos de negociación en Centroamérica tendientes a
establecer una paz justa, firme y duradera, y a ese objeto nos comprometemos a abstenernos
de cualquier acción o medida que obstaculice la pronta solución de los conflictos y
exhortamos en ese mismo sentido a todos los miembros de la comunidad internacional.
c) Impulsar el derecho al desarrollo y el establecimiento de relaciones económicas
internacionales más justas y equitativas.
d) Participar activamente en la reestructuración de los foros multilaterales, en particular del
Sistema de las Naciones Unidas, con el fin de alcanzar un orden internacional más justo y
democrático que garantice la paz y promueva el bienestar de los pueblos.
e)Promover el fortalecimiento de la democracia y del pluralismo en las relaciones
internacionales, con pleno respeto a la soberanía, la integridad territorial y la independencia
política de los Estados, así como la igualdad soberana y la autodeterminación de los pueblos.
f) Propiciar consultas sobre el desarrollo y la codificación del Derecho Internacional sobre la
base de un proceso consensual y orientado hacia aquellos temas que, por su carácter global,
presentan una mayor urgencia. Merecen atención prioritaria el fortalecimiento de los
mecanismos de solución pacífica de controversias, normas aplicables en conflictos armados,
promoción del desarme convencional, nuclear y de armas de destrucción masiva,
vigorización de los instrumentos de protección de los derechos humanos, definición del
marco jurídico para la defensa del medio ambiente, combate al narcotráfico, derecho del mar
y del espacio exterior y transferencia de tecnología.
g) Fortalecer la cooperación entre gobiernos y entidades de la sociedad civil y organismos
multilaterales competentes en materia de derechos humanos, y fomentar la plena adhesión a
los instrumentos internacionales de promoción y protección de estos derechos tanto de
carácter universal como regional.
h) Adoptar el compromiso de crear, y en su caso consolidar, en nuestros respectivos países,
mecanismos nacionales de promoción, protección y defensa de los derechos humanos, así
como establecer una cercana colaboración entre los mismos.
II. Desarrollo económico y social
Fortalecer el sistema multilateral de comercio internacional impulsando una mayor
comunicación, y en sus caso colaboración, entre los diferentes esquemas de integración y
cooperación en los que participan, tanto en América como en Europa, los países
iberoamericanos a fin de garantizar una economía mundial abierta.
i.
Contribuir al éxito de la Ronda Uruguay del GATT, al cumplimiento
pleno de sus reglas y objetivos, a la lucha contra el proteccionismo, al rechazo de la
discriminación en el comercio internacional y a la justa reciprocidad para los países que
realizan esfuerzos unilaterales y regionales de apertura comercial.
ii.
Definir modalidades realistas y pragmáticas que permitan reinscribir las
cuestiones del desarrollo económico y de la cooperación internacional en la agenda
multilateral.
iii.
Fortalecer los mecanismos nacionales e internacionales que contribuyan
adecuadamente a promover de manera definitiva el ejercicio pleno de los derechos y la
incorporación en completa igualdad de la mujer a la sociedad.
iv.
Alentar encuentros de los gentes económicos en Iberoamérica con el fin
de intercambiar experiencias y fomentar mayores vínculos entre ellos aprovechando ventajas
comparativas mutuas para el comercio, la inversión y el desarrollo tecnológico. Para tal fin se
podría estimular el establecimiento de una organización empresarial iberoamericana.
v.
Se propone la creación de un fondo iberoamericano con el apoyo de
organismos internacionales, para el desarrollo de los pueblos indígenas, que permita resolver
favorablemente los acuciantes problemas de los pueblos originarios al margen de cualquier
sentido de "reservas indígenas" o de compensaciones paternalistas.
vi.
Apoyar, a propuesta del Presidente de México, la candidatura del señor
Carlos Solchaga de España como presidente del Comité Interino del Fondo Monetario
Internacional.
vii.
Asegurar que las medidas de control, reducción y eliminación de armas de
destrucción masiva no obstaculicen el acceso legítimo a tecnologías avanzadas para uso
pacífico, indispensables para el desarrollo económico y social de nuestros pueblos.
viii.
Impulsar soluciones al deterioro ambiental sobre la base del pleno respeto
de la soberanía de los Estados sobre sus recursos naturales y a sus políticas ecológicas,
tomando en cuenta que la responsabilidad de los países es proporcional a la medida en que
han contribuido a tal degradación. Llamamos en particular la atención sobre la necesidad de
prevenir por medios internacionales el uso y transferencia de tecnologías contaminantes. La
Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo constituye una
oportunidad singular para que se amplíe la cooperación internacional para el desarrollo y se
revierta el proceso global de degradación de la naturaleza.
ix.
Promover programas de cooperación a corto plazo de lucha contra el
narcotráfico, de acuerdo con los instrumentos internacionales vigentes, por medio de
intercambio de información, la fiscalización de activos monetarios de procedencia ilícita y el
control de la producción y venta de precursores químicos.
x.
Demandar a los países consumidores que intensifiquen sus acciones
tendientes a la erradicación del uso de drogas.
xi.
Requerir a los países industrializados y a los organismos internacionales
que brinden su apoyo económico y financiero para permitir a todos los Estados afectados
por el narcotráfico llevar a cabo programas de sustitución de cultivos y desarrollo alternativo,
así como el fortalecimiento de sus sistemas judiciales y administrativos. Una de las
modalidades más eficaces de compensación de los costos socio-económicos generados por
esta lucha, es la apertura de mercados para los países en desarrollo que emprendan los
citados programas.
xii.
Otorgar atención a los problemas de salud y, en especial a los de salud
preventiva. Damos pleno respaldo a la elaboración de un plan de emergencia para la
prevención y control del cólera en Iberoamérica y para inversiones de mediano y largo plazo
orientadas a reducir las carencias en materia de abastecimiento de agua potable y el
tratamiento adecuado del agua usada.
xiii.
Proponer a los organismos internacionales de crédito la factibilidad de
prestar ayuda a los países de la región en sus planes agrarios.
b.
Educación y cultura
u) Identificar las áreas educativas que de acuerdo a cada país presenten ventajas comparativas
y de las que pudieran derivarse beneficios para la región iberoamericana como países
individuales o en su conjunto y, en función de sus prioridades, diseñar programas específicos
de cooperación, sea a nivel bilateral o multilateral.
v) Promover un mercado común del conocimiento como un espacio para el saber, las artes y
la cultura, liberalizando los intercambios de materiales culturales, didácticos y educativos,
facilitando el intercambio y la provisión de equipamiento científico y tecnológico; y creando
incentivos para la comunicación y transmisión de conocimientos. De igual manera, nuestros
países deberían destinar, dentro de sus posibilidades, recursos a la puesta en marcha de un
proyecto de desarrollo tecnológico, destinado a fortalecer la capacidad de generación de
innovaciones para reforzar la competitividad industrial y la eficiencia social.
w) Fomentar encuentros iberoamericanos de expertos en las diversas áreas del pensamientos
y la creación culturales. Invitar a cada país de la región a fundar una biblioteca
iberoamericana como eslabón de cultura, esencia de nuestra comunidad.
x) Intensificar los vínculos entre instituciones iberoamericanas de educación superior.
y) Ampliar los programas de intercambio cultural y de becas.
z) Impulsar el aprovechamiento de los sistemas de comunicaciones por satélite que existen
en la región, lo que contribuiría a mejorar los vínculos entre los países de Iberoamérica.
Para alcanzar los objetivos antes mencionados hemos decidido establecer un diálogo al más
alto nivel entre los países de Iberoamérica. Los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en
Guadalajara, México, hemos decidido constituir la Conferencia Iberoamericana de Jefes de
Estado y de Gobierno con la participación de los Estados soberanos de América y Europa
de lengua española y portuguesa. Para ello nos reuniremos inicialmente en España el año
próximo, en Brasil en 1993, en Colombia en 1994 y en Argentina en 1995. La celebración de
estas reuniones permitirá avanzar en un proceso político, económico y cultural a partir del
cual nuestros países podrán lograr juntos una mejor y más eficiente inserción en un contexto
global en plena transformación. Expresamos la conveniencia de intercambiar información
sobre el avance de los objetivos de esta Declaración antes de la próxima Cumbre.
Guadalajara, 19 de julio de 1991.
ANEXO II. Propuestas para el Futuro. Fernando Henrique Cardoso
Acepté con placer la invitación de Tito Drago para presentar a los lectores de esta oportuna
publicación los fundamentos y líneas básicas del proceso de reflexión que tuve la satisfacción
de coordinar sobre el sistema de Cumbres Iberoamericanas.
Antes de referirme a las actividades que fueron desarrolladas por el grupo de reflexión,
quisiera comentar la evolución del escenario internacional a lo largo de la experiencia
iberoamericana.
Sabemos que el inicio de los encuentros regulares de los Jefes de Estado y de Gobierno de
Iberoamérica se produjo en un momento de optimismo sobre las perspectivas del sistema
internacional.
El optimismo no se explicaba solamente por el espíritu de diálogo y entendimiento suscitado
por las conmemoraciones del quinto centenario de la llegada de Cristóbal Colón al continente
americano.
Al fin de cuentas, aquél viaje también trajo consigo los líos, conflictos y desencuentros de
nuestra historia común.
El clima favorable tenía más que ver, deseo creer, con las posibilidades anunciadas por la
Caída del Muro. La comunidad internacional se veía entonces liberada del maniqueísmo de la
Guerra Fría.
La polaridad Este-Oeste perdía sentido y dejaba, así, de reclamar fidelidades. Entraba en
pauta, como estrategia diplomática, el discurso de las geometrías variables.
Se volvía posible y deseable actuar en tableros diferentes. En principio por el tablero mayor
de las Naciones Unidas, que recibió un nuevo aliento. Después se iniciaría el ciclo de los
grandes conclaves, inaugurado por la Conferencia de Río, en 1992.
La sociedad civil emergía como un actor indispensable en el tratamiento de los temas
transnacionales, como los del medio ambiente y los derechos humanos.
El propio individuo se vio consagrado como sujeto del derecho internacional. Se volvió
habitual el recurso a las cortes internacionales de defensa de los derechos humanos, sin
mediación de los estados nacionales.
Se multiplicaron los instrumentos normativos imponiendo límites al libre arbitrio de los
Estados.
HISTORIA Y CULTURA AL SERVICIO DE UNA AGENDA
A poco andar parecía diseñarse lo que Kant llamó la condición cosmopolita, donde la
primacía de la soberanía estatal cede lugar a las normas universalmente acordadas. Esto
sucedía sin perjuicio del fortalecimiento de las instancias de los tableros regionales.
Portugal y España consolidaban su presencia en la Unión Europea.
México regulaba, con el NAFTA, los términos de su relación con los Estados Unidos y
Canadá.
El Mercosur ganaba impulso con la expansión vertiginosa de los intercambios entre sus
Miembros y de éstos con el resto del mundo.
También parecían promisorias las posibilidades de una mayor integración en el mundo
andino y en la América Central.
Fue en ese contexto de activismo diplomático, de apertura y consolidación de nuevos
espacios, que fue presentada y acogida la idea de una concertación iberoamericana.
El nuevo foro no se proponía sustituir ni absorber los procesos de integración en curso, hasta
por la ausencia en su agenda de negociaciones comerciales.
Siempre fue presentado como un ejercicio de traducción de las afinidades históricas y
culturales en una mayor convergencia política y cooperación para el desarrollo.
Las doce cumbres realizadas hasta el momento persiguieron ese objetivo: colocar a la historia
y la cultura al servicio de una agenda que contribuya a la afirmación política y el bienestar de
nuestros pueblos.
El balance es ciertamente positivo.
EL ESCENARIO INTERNACIONAL HA CAMBIADO
Las reuniones dieron visibilidad a la identificación de los pueblos iberoamericanos con los
valores de la paz, la democracia, la protección de los derechos humanos y al desarrollo
sostenible.
No menos expresivo fue el armado de una extensa red de programas de cooperación,
abarcando los sectores más diferentes y movilizando a una vasta gama de instituciones.
Las sociedades nacionales fueron llamadas a participar en la dinámica iberoamericana y han
prestado una contribución importante.
Dicho esto, no hay como negar que se volvió patente en los últimos años un cierto
agotamiento del modelo inaugurado y desarrollado desde la Cumbre de Guadalajara, en 1991.
La percepción generalizada es que los objetivos y la estructura originales de la experiencia
iberoamericana no se han actualizado.
Tal como se ha hecho en otros sistemas de cumbres, que no han dejado de hacer ajustes
periódicos, la práctica iberoamericana necesita renovarse para conservar e incluso fortalecer el
interés de las Partes.
Habiendo participado en diez de las doce cumbres, sea como Canciller o en la condición de
Jefe de Estado, acepté con agrado en la República Dominicana la tarea de colaborar en el
esfuerzo de rediseñar el sistema.
Algunas cuestiones me parecieron desde luego ineludibles.
¿Cómo comparar el momento internacional a la coyuntura en la que fue convocada la primera
Cumbre?
¿Cuál sería la fuerza impulsora de una experiencia iberoamericana renovada?
No cabe tener ilusiones sobre la permeabilidad del sistema internacional tal como ahora se
presenta a la diplomacia multilateral.
Las expectativas inmediatas después de la Guerra Fría no se confirmaron.
La crisis provocada por el 11 de septiembre puso en jaque a la construcción de un orden
menos rehén del principio de la soberanía.
Las circunstancias en las que se dio la invasión de Irak solamente exasperaron el sentimiento
de impotencia de la comunidad de los Estados frente a los impulsos unilateralistas de la
potencia hegemónica.
Pero el cuadro es dinámico.
Hay procesos en curso que parecen llevar hacia un ambiente internacional más aireado. Las
condiciones tecnológicas que permiten el ejercicio de un unilateralismo global también
posibilitan la emergencia y movilización de una sociedad civil planetaria.
TOLERANCIA Y PLURALISMO, UNA CREDENCIAL IBEROAMERICANA
Sin que se tome en cuenta la influencia creciente de la opinión pública mundial no hay como
calibrar las oportunidades de superación del miedo, del dogmatismo y del fundamentalismo,
bajo cualquiera de sus vestiduras.
El momento también parece reclamar la consolidación de espacios que tienen en el respeto a
la tolerancia y al pluralismo una de sus principales credenciales, como es el caso de la
experiencia iberoamericana.
La gramática de nuestra formación fue y continúa siendo la plasticidad étnica y cultural, con
una intensidad que tal vez sea específica de nosotros.
No es casual, como me ha recordado el Dr. Félix Pena, quien integra el grupo de trabajo, que
el concepto que nos es tan querido de la convivencia no encuentra traducción literal en
idiomas de otra matriz.
Convivir no es solamente coexistir. Es la disposición para compartir formas de pensar y
actuar, sin lo cual no se crea un espíritu de comunidad.
No se trata de un factor anodino. Él dirige las opciones políticas.
¿Cómo explicar, por ejemplo, que la América Latina haya sido elegida como destino
preferencial de las grandes inversiones portuguesas y españolas durante los años noventa sin
tomar en cuenta las afinidades culturales y el hecho de que convivimos bien?
Acostumbra afirmar que, en la última década, la Europa Latina o, más propiamente dicho, la
Europa Ibérica redescubrió el espacio americano.
Fue la conclusión de una crónica anunciada.
Es tal la identidad de hábitos y valores que la expansión de nuestras economías debería de
implicar el refuerzo de los lazos recíprocos, con una mayor articulación de las estructuras
productivas.
El hecho es que hoy el acervo común a ser preservado por los países iberoamericanos es
bastante más expresivo de aquél existente cuando comenzó la experiencia de las cumbres.
Si el ambiente internacional se volvió más refractario al diálogo y a la cooperación, el espacio
iberoamericano transitó en sentido contrario.
Logramos tejer una sólida red de intereses comunes, en un proceso que fue más allá de las
instancias oficiales, movilizando medios empresariales, universidades, comunidades
científicas, la sociedad en general.
Hoy tenemos historia, cultura y un amplio acervo de realizaciones conjuntas para
fundamentar una posición más afirmativa sobre las grandes cuestiones contemporáneas
respetando, naturalmente, el pluralismo que nos distingue.
UNA AMPLIA COINCIDENCIA
Fue con ese diagnóstico en la mente con el que dialogué en los primeros meses de este año,
por teléfono o personalmente, con casi todos los Jefes de Estado de la región. Hablé también
con algunos Cancilleres.
Quise saber el rumbo que cada Gobierno desearía imprimirle al proceso iberoamericano. Para
mi satisfacción, las respuestas fueron totalmente coincidentes con el diagnóstico que había
hecho.
Los líderes o sus cancilleres fueron unánimes en convicción de que ha llegado la hora de
fortalecer la dimensión política del sistema de cumbres.
Coincidieron en que la profundización del diálogo político puede permitir la creación de una
verdadera y simétrica comunidad iberoamericana, que es vista de esa manera como una
llegada y no como un punto de partida.
Tampoco percibí divergencias en cuanto a la necesidad de racionalizar la vertiente de la
cooperación.
FORTALECER LA COOPERACIÓN MULTILATERAL
En cuanto al objetivo de mejorar el sistema de cooperación, un primer paso es reconocer una
tendencia que me parece, hasta cierto punto, natural.
Sabemos que los principales países donantes acostumbran optar por la cooperación sobre
bases bilaterales, donde los frutos políticos son más palpables.
Hay que tener presente también la multiplicidad de foros que pueden servir de conducto a las
contribuciones nacionales.
De ahí la importancia de la definición de algunas líneas prioritarias de cooperación, lo que
facilitaría, incluso, su acompañamiento por los Jefes de Gobierno.
Sin la pretensión de ser exhaustivo, el grupo piensa sugerir algunos campos que nos parecen
afines a los fundamentos y los objetivos de la concertación iberoamericana.
Uno de ellos sería la identificación de políticas coordinadas para la defensa y la promoción de
la diversidad cultural iberoamericana, lo que pasa por la valorización de nuestros idiomas.
Sin perjuicio de las tratativas en curso en la UNESCO y, en lo tocante a la cuestión
audiovisual, en la OMC, el grupo cree que hay espacio para una estrategia conjunta a favor de
la protección local de los derechos de autor de los productores culturales iberoamericanos.
En especial frente al reconocido activismo de polos extraregionales para el registro de esos
derechos.
Otra posibilidad sería trabajar por una mayor coordinación en el campo universitario, lo que
podría permitir, entre otras ventajas, el reconocimiento mutuo de los títulos de graduación. El
programa Erasmus es una referencia válida.
El grupo también pretende presentar la propuesta de un esfuerzo conjunto para el desarrollo
y la armonización de las legislaciones nacionales en sectores económicos estratégicos, como
los de la energía y las telecomunicaciones.
No está demás recordar que el proceso de regulación de esos sectores en muchos de nuestros
países se ha resentido por la ausencia de una estructura normativa que atienda las
especificidades locales.
Por último, el grupo colocará en agenda la recomendación de que el sistema de cumbres
estimule la creación de una agencia de evaluación de riesgos, con sede en la península ibérica
o en algún país latinoamericano, para atender la coyuntura regional.
El objetivo es poner a disposición del mercado datos actualizados sobre las economías
nacionales, contribuyendo a reducir el grado de exposición de los países de la región a los
análisis a veces infundados de las agencias existentes.
Sobre esos diferentes campos, el grupo preparó textos con el análisis de la situación y
sugerencias de líneas posibles de actuación, que constarán como anexo del informe que
presentaré en Santa Cruz de la Sierra.
No evitaré testimoniar en noviembre próximo acerca del importante conjunto de proyectos.
LA SECRETARÍA PERMANENTE, UN EJE DE CONTINUIDAD
Atendiendo al mandato recibido en Bávaro, el grupo analizó las condiciones y términos en
que podría ser establecida una Secretaría Permanente.
Si el formato flexible de las Secretarías pro Témpore atendió a los designios todavía tentativos
del sistema que rigen hasta este momento, con la agenda pasando por la renovación
prácticamente absoluta de cada cumbre, una instancia permanente parece indispensable para
lograr objetivos más duraderos.
La Secretaría Permanente sería, así, el eje de continuidad entre las diferentes Cumbres,
ocupándose de los preparativos logísticos pero, sobre todo, sirviendo de base a la
concertación política y coordinando la cooperación.
Es innecesario insistir en que el Secretario General sea una personalidad con estatura y
credenciales que le permitan un diálogo fluido con los diferentes Jefes de Gobierno.
Para apoyarlo en el desempeño de sus funciones el Secretario General contaría con el apoyo
de dos Secretarios Generales Adjuntos, uno de los cuales estaría a cargo de las atribuciones
que en la actualidad están reservadas al Secretario de Cooperación Iberoamericana.
El Grupo considera incluso la creación de dos instancias de interés para el objetivo de
reforzar el diálogo político.
La primera sería un comité permanente de concertación, que reúna a los embajadores en el
país-sede o coordinadores nacionales, con objetivo de dar seguimiento a las recomendaciones
de los presidentes y de los cancilleres al Secretario General.
También se piensa en el establecimiento de un grupo de sherpas, reuniendo a miembros de la
troika (anfitriones de la anterior, de la actual y de la futura cumbre) y de los otros países,
elegidos por el Secretario General.
Ese grupo ayudaría al Secretario General a preparar la agenda de la reunión de la Cumbre
siguiente.
Al prever algo de pequeña dimensión y con pocos funcionarios, se estima que la Secretaría
Permanente no tendría un costo de operación elevado, el que sería, naturalmente, compartido
por los países iberoamericanos.
También consta en el mandato recibido en Bávaro el examen de los criterios para el ingreso
de nuevos miembros en la experiencia iberoamericana.
El grupo consideró como requisitos esenciales la condición de estado soberano, la
pertenencia al espacio geográfico iberoamericano y la tenencia del portugués o el español
como lengua oficial.
Países que, aunque no satisfagan uno de esos puntos, deseen participar de la convivencia
iberoamericana, pueden ser invitados como observadores en las cumbres.
Concluyo con un reconocimiento de la dedicación y competencia del grupo que me asesoró
en el esfuerzo de repensar el sistema iberoamericano, integrado por la Doctora Teresa
Patrício Gouveia, Embajador Carlos Garcia, Doctor Félix Pena, Embajador Julio Albi,
Ministro José Luís
Yunes, Doctor Manuel Suárez y Embajador Heraldo Muñoz.
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