CUMBRE IBEROAMERICANA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DIRECCIÓN Secretaría de Estado de Cooperación Iberoamericana C/ Serrano 187 28002 Madrid España Tel. 34 91 590 19 80 Fax. 34 91 590 19 81 E-Mail: [email protected] http://www.secib.org/home/index_html Más información: http://www.oei.es/cumbres.htm http://www.cumbresiberoamericanas.com/ PAÍSES MIEMBROS Los países participantes son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República. Dominicana, Uruguay, Venezuela. HISTORIA La Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno constituye un mecanismo de consulta y cooperación entre España, Portugal y 18 países de América Latina, a fin de impulsar el desarrollo de las naciones. La primera de estas citas se realizó en Guadalajara, México, en 1991, a iniciativa del Rey de España, Juan Carlos I. Aquel mismo año los países iberoamericanos iniciaron un proceso de acercamiento destinado a mejorar la situación socioeconómica y enfrentar los acontecimientos futuros conjuntamente. En los años siguientes, las sedes del encuentro fueron Madrid, España; Salvador Bahía, Brasil; Cartagena de Indias, Colombia; San Carlos de Bariloche, Argentina; Viña del Mar, Chile; Isla Margarita, Venezuela; Oporto, Portugal; La Habana, Cuba; Ciudad de Panamá, Panamá; Lima, Perú; Bávaro, República Dominicana y Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. En la Cumbre de 1992 en Madrid, se sentaron las bases de la concertación política que sustenta la cooperación educativa, cultural, científica, técnica y económica en el espacio iberoamericano. En consonancia con lo anterior, se aprobaron varios programas de cooperación en materia educativa, formativa y científica, como el Programa de Televisión Educativa Iberoamericana y los programas de Cooperación Universitaria y de Educación Básica, de modo que quedaran cubiertos todos los tramos del proceso a través del cual la educación se convierte en un factor impulsor del desarrollo. Esta Cumbre es, junto con la primera, considerada como cumbre fundacional Con ocasión de la Tercera Cumbre en Salvador de Bahía (Brasil) los Jefes de Estado y Gobierno Iberoamericanos reafirmaron su pleno compromiso con la democracia representativa, el respeto, la defensa y la promoción de los Derechos Humanos y de las libertades fundamentales. Asimismo reiteraron los principios de soberanía, no-intervención e integridad territorial y reconocieron el derecho de cada pueblo a constituir libremente, en paz, estabilidad y justicia, su sistema político y sus instituciones. En este marco, los mandatarios centraron sus discusiones en el tema del desarrollo, con especial énfasis en el desarrollo social, incitando a su vez a la comunidad internacional a que se adhiera al debate. En la IV Cumbre, en Cartagena de Indias, los miembros decidieron prestar especial atención a los temas económicos y su relación con el desarrollo con equidad, así como a evaluar el impacto que sobre éste último tienen la reactivación del comercio internacional, la integración regional y la tendencia hacia la globalización de la economía mundial. Acordaron también promover políticas acordes con los compromisos de la Ronda de Uruguay, la atención hacia los más necesitados en el marco de los cambios estructurales en las economías nacionales y la formación desde la infancia. En cuanto al funcionamiento interno de la Conferencia, se realizaron algunas modificaciones para mejorar el mecanismo de coordinación de las Cumbres. Este proceso recibió un impulso vigoroso en 1995, durante la Cumbre de Bariloche, en Argentina, al firmarse el Convenio según el cual los mandatarios establecían los mecanismos y principios para una cooperación singularizada por su horizontalidad, pluralismo y corresponsabilidad. En la VI Cumbre de Santiago y Viña del Mar, Chile, se revisaron los programas y proyectos de cooperación ya existentes y se debatieron otros temas de interés, como los derechos humanos, la lucha contra el tráfico ilícito de drogas y delitos conexos, el terrorismo, el desarme, y el apoyo a la renegociación de la deuda externa. La VI Cumbre tuvo por tema central el Desarrollo Político de Iberoamérica El paraje de Margarita, Venezuela, fue el escenario para la VII Cumbre. En esta Conferencia los mandatarios iberoamericanos ratificaron el compromiso asumido en la Declaración de Viña del Mar de promover la revalorización de la política en la vida diaria de sus pueblos, estimulando su participación política y social. Todo ello partiendo del convencimiento de que la democracia es una forma de vida a la que los valores éticos dan consistencia y perdurabilidad. En la Cumbre de Oporto, Portugal, 1998, los mandatarios resolvieron crear la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB), y un año más tarde, en la Cumbre de la Habana, acordaron su constitución formal y la nominación del embajador mexicano Jorge Alberto Lozoya, como Secretario Iberoamericano de Cooperación. En la X Cumbre de Panamá, conscientes de los retos que la Sociedad de la Información plantea a los pueblos, los mandatarios decidieron estimular la presentación de iniciativas, que mediante la cooperación y el uso de las tecnologías de la información y comunicación, condujeran a una verdadera comunidad virtual iberoamericana (CIBEROAMERICA) Esta Cumbre reunió a los mandatarios en torno al tema "Unidos por la niñez y la adolescencia, base de la justicia y la equidad en el nuevo milenio". Los días 23 y 24 de noviembre se celebró Lima (Perú) la XI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en donde los dos hitos más significativos para su acervo fueron el diálogo y la concertación política alcanzados dentro de la familia iberoamericana y el sistema de cooperación multilateral, horizontal y corresponsable. Asimismo, la SECIB pone a disposición de todas las entidades y personas interesadas un espacio monográfico en su página web dirigido a informar sobre el desarrollo de las diferentes actividades que han conformado la XI Cumbre, así como a proporcionar un entorno abierto de reflexión y debate en torno a los principales puntos que estuvieron presentes en esta gran cita iberoamericana. Durante el año 2002, en el marco de la XII Cumbre Iberoamericana de Bávaro, República Dominicana se trataron diversos temas de gran trascendencia para iberoamérica, haciendo énfasis central en el Turismo, Medio Ambiente y el impacto de ambos sectores en la Producción (artesanal, agropecuaria, industrial y de bienes y servicios en general) Tras la XII Cumbre en Santa Cruz, tendrá lugar en el 2004 en Costa Rica la última de las Cumbres. ESTRUCTURA ORGANIZATIVA En 1999, los jefes de Estado y de Gobierno dotaron de institucionalidad al proceso de las cumbres, creando la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB), que tiene su sede en Madrid y de la que es titular el embajador mexicano, Jorge Alberto Lozoya. En la Cumbre de Bolivia de 2003 se inició el proceso de creación de una Secretaría General, que culminará en la Cumbre de San José del próximo mes de noviembre. La Secretaría General tendrá como funciones el seguimiento de los objetivos acordados en las cumbres, permitirá el diálogo entre los distintos actores de la sociedad y dotará a la comunidad iberoamericana de una mayor representación internacional. La Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno es el máximo órgano político del Foro de diálogo, ya que agrupa a los máximos representantes de los 21 Estados participantes. Aún así, no es el único evento que se celebra, puesto que el país organizador acoge el compromiso de promover también 3 reuniones de Coordinadores Nacionales, 3 reuniones de Responsables de Cooperación, y de Cancilleres, y el compromiso de realizar conferencias sectoriales de Ministros en las áreas de Educación, Cultura, Salud, Medio Ambiente, Agricultura, Turismo, Niñez y Adolescencia. Organigrama de la Cumbre Iberoamericana Fuente: http://www.cumbreiberoamericanabolivia.com/cumbre/organizacion.php OBJETIVOS Entre los objetivos de las Cumbres Iberoamericanas figura la voluntad de los Estados por trabajar en la transformación de mentalidades que conlleven al fortalecimiento de una cultura común, además de la integración regional y una mayor presencia en el mundo. El campo de acción incluye el establecimiento de medidas que beneficien directamente a la sociedad iberoamericana. Así, temas como la escasez de capitales, vinculación entre la pobreza y el deterioro ambiental, lucha contra el narcotráfico, desempleo, crecimiento demográfico y educación forman parte principal de los debates y acuerdos. De un modo más concreto, la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB) persigue los siguientes objetivos: 1. Favorecer el dinamismo de la cooperación, a través de un seguimiento responsable de los Programas aprobados en el marco de las Cumbres, evaluando sus resultados y procurando una mayor coherencia y sinergia entre los mismos. 2. Apoyar en el desempeño de sus funciones a los Responsables Gubernamentales de Cooperación. 3. Colaborar con el Gobierno que se encarga de organizar la cumbre en la preparación de los contenidos de la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. 4. Promover la difusión e información pública de la Cooperación Iberoamericana y en particular la de los programas impulsados por las Cumbres. 5. Integrar y poner en contacto a los actores sociales con el Sistema Iberoamericano de Cooperación, constituyéndose en instancia de referencia que contribuya a la confluencia de intereses y esfuerzos. 6. Identificar fuentes de financiación complementaria para los programas y proyectos. 7. Contribuir a la generación y consolidación de la conciencia de pertenencia a la Comunidad Iberoamericana de Naciones, estimulando la participación de las instituciones, las organizaciones sociales, las empresas y los medios de comunicación en el proceso de su conformación. ACTUALIDAD En la XIII Cumbre de Bolivia se aprobó la Declaración de Santa Cruz, pero quizás el documento de mayor actualidad es el elaborado por el ex-presidente de Brasil, Henrique Cardoso (ver anexo II) que trata sobre la reforma de las Cumbres. Estas reformas prevén una “institucionalización” de las Cumbres a partir de la figura de un nuevo Secretario General, que se encargaría de dar continuidad y gestionar los progresos de los acuerdos entre cumbres. Si bien la existencia de esta figura ya ha sido aprobada, aún se encuentra pendiente el nombre del candidato que ocupará definitivamente el cargo, que debe ser elegido por los Jefes de Estado y de Gobierno, algo que se esclarecerá en la próxima cumbre que se celebra a finales de 2004. Está previsto que la duración en el cargo sea de cuatro años, y que su función principal sea la de representación de la comunidad iberoamericana ante los estamentos internacionales. La postura del Gobierno español en aquel entonces fue favorable al informe, que acabó siendo aprobado por unanimidad por los 21 asistentes y votó a favor del proceso de reforma pese a que no ofreció ningún candidato a ocupar el cargo de Secretario General. Sí que fue una apuesta fuerte del Gobierno en aquel momento que la sede de la Secretaría Permanente se ubicara en Madrid, algo que también está aún por decidir. La decimotercera edición de la Cumbre Iberoamericana sirvió además para la concreción de un Acuerdo de libre comercio entre Uruguay y México, negociado durante quince meses, y que es el primero que de forma bilateral concluye con México un país del MERCOSUR. Otra razón para que la cita de Santa Cruz sea recordada es el hecho de que en su seno se dio espacio por primera vez a un indígena para que exprese las demandas de los pueblos nativos latinoamericanos ante los Jefes de Estado y de Gobierno. Asimismo, la Cumbre de Bolivia contó con la presencia del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan. A propuesta del Rey de España, se aprobó también en la última Cumbre celebrada que la ciudad que la acogerá en el 2005 será Salamanca, como celebración a sus 30 años de reinado. LOGROS Las Cumbres Iberoamericanas han permitido la gestión de importantes programas de cooperación en áreas como educación intercultural; mejoramiento de bibliotecas escolares; desarrollo de los pueblos indígenas y del cine a través de IBERMEDIA, entre otros. Es también un primer logro de las Cumbres la creación de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB), que ostenta el estatus de organización internacional permanente, y que es el órgano creado por los mandatarios iberoamericanos para dar apoyo y difusión a los programas y redes de cooperación vinculados a las Conferencias Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno. Un tercer logro ha sido la aprobación de la reforma derivada del Informe Cardoso que va a elevar la categoría de la representación y muy probablemente permita tener una mayor visibilidad a la comunidad Iberoamericana en los organismos internacionales. En el terreno de las actividades concretas, cabe destacar que se han ido desarrollando importantes programas de cooperación en diversas áreas: Desde la cooperación en la educación intercultural, al apoyo al mejoramiento de las bibliotecas escolares; desde la creación del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, que fue creado por iniciativa de Bolivia en 1992, a IBERMEDIA. IBERMEDIA es un fondo multilateral de cooperación técnica y financiera que fomenta el desarrollo audiovisual de la región. Esta iniciativa fue propuesta en la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de San Carlos de Bariloche y aprobada como Programa Iberoamericano en la VI Cumbre en Santiago y Viña del Mar. Fue ratificada y puesta en marcha en la VII Cumbre Iberoamericana de Isla Margarita y ha sido valorada por los productores iberoamericanos como “un empujón histórico para la colaboración entre los diversos países en materia audiovisual”. ANEXO I. LA DECLARACIÓN DE GUADALAJARA I Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno Declaración de Guadalajara Ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, los días 18 y 19 de julio de 1991 Declaración de Guadalajara I. Vigencia del Derecho Internacional II. Desarrollo económico y social III. Educación y cultura Declaración de Guadalajara Los Jefes de Estado y de Gobierno de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, reunidos en la Ciudad de Guadalajara, México, los días 18 y 19 de julio de 1991, hemos acordado emitir la siguiente declaración: 1. Con especial beneplácito nos hemos congregado, por primera vez en la historia, para examinar en forma conjunta los grandes retos que confrontan nuestros países en un mundo en transformación. Nos proponemos, por ello, concertar la voluntad política de nuestros gobiernos para propiciar las soluciones que esos desafíos reclaman y convertir el conjunto de afinidades históricas y culturales que nos enlazan en un instrumento de unidad y desarrollo basado en el diálogo, la cooperación y la solidaridad. 2. Representamos un vasto conjunto de naciones que comparten raíces y el rico patrimonio de una cultura fundada en la suma de los pueblos, credos y sangres diversos. A quinientos años de distancia de nuestro primer encuentro, y como uno de los grandes espacios que configuran el mundo de nuestros días, estamos decididos a proyectar hacia el tercer milenio la fuerza de nuestra comunidad 3. Reconocemos que este propósito de convergencia se sustenta no sólo en un acervo cultural común sino, asimismo, en la riqueza de nuestros orígenes y de su expresión plural. Nuestra comunidad se asienta en la democracia, el respeto a los derechos humanos y en las libertades fundamentales. En este marco, se reafirman los principios de soberanía y de no intervención y se reconoce el derecho de cada pueblo a construir libremente en la paz, estabilidad y justicia, su sistema político y sus instituciones. 4. Encontramos en la aproximación respetuosa de nuestras diferencias y en la voz múltiple de nuestras sociedades, las bases de un proyecto de cooperación iberoamericana sustentado en el diálogo, la solidaridad y la adopción de acciones concertadas. 5. Manifestamos la voluntad de contribuir unidos a un futuro común de paz, mayor bienestar e igualdad social. Estamos comprometidos con el desarrollo económico y social de nuestros pueblos, la plena vigencia de los derechos humanos, la ampliación de los cauces democráticos, el fortalecimiento de nuestros sistemas institucionales y el respeto de las normas de derecho internacional. 6. Deseamos un futuro de certidumbre, paz y seguridad para nuestros pueblos. Ello solo será posible mediante el respeto al Derecho Internacional y a través del desarme general y completo que desaliente el uso de la fuerza y propicie la solución negociada de controversias. Reafirmamos nuestro apoyo a las metas para la década de las Naciones Unidas contra el colonialismo. Frente al abuso del poder, invocamos la razón y el diálogo. 7. Reafirmamos que es obligación del Estado de Derecho promover y garantizar la plena vigencia de los derechos humanos. A partir de nuestros propios esfuerzos y sobre la base de una cooperación internacional amplia, no selectiva y no discriminatoria, estamos decididos a conformar un acervo iberoamericano en el ámbito de los derechos humanos que consolide conductas de respeto, libertad y armonía en lo político, lo jurídico, lo económico y lo social. 8. Reconocemos la inmensa contribución de los pueblos indígenas al desarrollo y pluralidad de nuestras sociedades y reiteramos nuestro compromiso con su bienestar económico y social, así como la obligación de respetar sus derechos y su identidad cultural. 9. Estamos comprometidos en un proceso de profundo reajuste de nuestras economías con el objeto de lograr con eficiencia la recuperación y el crecimiento. Nuestros países han hecho avances significativos en sus procesos de modernización por medio de la reforma del Estado y de la liberalización económica. Tales procesos han entrañado sacrificios que deben cesar para que sea posible establecer una verdadera justicia social. En nuestra región se han dado procesos sin precedentes tendientes a la integración económica gradual regional y subregional que hagan posible una posición más favorable en el escenario internacional. Nuestras iniciativas se verán fortalecidas si existe un entorno internacional que facilite recursos complementarios para el desarrollo y la supresión de obstáculos al intercambio comercial. Manifestamos nuestro decidido apoyo a los procesos de integración en curso tanto en el ámbito regional como subregional y nos proponemos seguir avanzando en este camino. Reiteramos que estos esfuerzos de integración son abiertos al resto del mundo. La persistencia de la actual situación puede llevar a que se sustituya el bipolarismo ideológico por una división entre el Norte, rico en capitales y tecnología, y el Sur, pobre y sin perspectivas. Para superar el problema es necesario, por un lado, desarrollar formas efectivas de reciprocidad y solidaridad; por otro, fundamentarlas en una propuesta ética, guiada por la justicia social y por la libertar y que impulse, con nuevos esquemas, una verdadera cooperación entre los países del mundo. 10. Desplegaremos todos los esfuerzos necesarios para liberar a nuestros pueblos antes del siglo XXI del flagelo de la miseria. Para ello, procuraremos el acceso general a servicios mínimos en las áreas de salud, nutrición, vivienda, educación y seguridad social, de acuerdo con las metas establecidas por las Naciones Unidas en las Estrategias Internacionales del Desarrollo. Así contribuiremos al fortalecimiento de la democracia en nuestra región. 11. Reafirmamos que la deuda externa es uno de los principales obstáculos para el crecimiento y estabilidad de la región y que en consecuencia constituye, para muchos de nuestros países, un factor fundamental del desarrollo económico de evidente dimensión política. 12. Reconocemos que nuestras aspiraciones de desarrollo económico, social, tecnológico y cultural requieren de un impulso decidido a la educación y a la cultura que a la vez que fortalezca nuestra identidad nos permita bases sólidas para asegurar la inserción adecuada de nuestros países en un contexto internacional caracterizado por la innovación científica y tecnológica. Es necesario acortar la brecha tecnológica utilizando la tecnología básica para atender los derechos a la salud, a la educación, a la alimentación y a la vivienda. La transferencia de tecnología debe responder a criterios sociales y no exclusivamente de bases mercantiles. 13. Ante el deterioro ecológico global, íntimamente ligado a modelos de desarrollo que han prevalecido hasta hoy, principalmente en los países industrializados, requerimos un esfuerzo renovador en el ámbito de la cooperación multilateral. Ello permitirá eliminar ese deterioro y superar la pobreza. Es indispensable que dicha cooperación internacional establezca mecanismos eficaces de transferencia de recursos financieros adicionales y de tecnologías apropiadas en condiciones preferenciales y no comerciales para los países en desarrollo, teniendo en cuenta que la responsabilidad de la solución debe recaer básicamente en aquellos que más contribuyen a generar el daño. Estos mecanismos deben contener modalidades innovadoras fundamentadas en la administración soberana de los recursos naturales y en la promoción del crecimiento económico. Asimismo, se deben establecer las bases de un régimen jurídico global convencional que contemple los aspectos indisociables del desarrollo y de la preservación de la naturaleza. La actual desigualdad del sistema económico internacional y sus consecuencias para gran parte de la humanidad que vive en la pobreza, requieren la creación de un nuevo orden para el medio ambiente sano y equilibrado. 14. Nos comprometemos a desplegar los esfuerzos necesarios para dar cumplimiento a las metas definidas en la Cumbre Mundial en favor de la Infancia. Para ello impulsaremos la formulación de los Programas Nacionales de Acción destinados a promover la supervivencia, la protección y el desarrollo integral de la niñez iberoamericana. 15. Las deficiencias del desarrollo se reflejan en el costo que representan la muerte y la enfermedad en nuestros países, particularmente para aquellos sectores más vulnerables de la población. Conscientes de las condiciones de alto riesgo que han llevado a brotes epidémicos como el cólera, cuya magnitud ha creado una situación de emergencia, manifestamos nuestra voluntad de cooperación a fin de superarlas y lograr mejores niveles de salubridad y de vida. 16. Frente al flagelo del narcotráfico y sus secuelas, afirmamos el principio de la responsabilidad compartida y reiteramos nuestro compromiso de fortalecer la cooperación internacional para su erradicación, basada en una perspectiva integral y multilateral con pleno respeto a la soberanía de los Estados. 17. En un mundo en el que se perfila la formación de grandes conglomerados regionales, dinámicos y competitivos, el aislamiento y la incomunicación son causa de pobreza, marginación y atraso. Requerimos de una mayor fuerza colectiva que atenúe la vulnerabilidad y los riesgos de la dispersión. 18. Ante la pobreza, la guerra, la intolerancia, el hambre, la enfermedad, la degradación del medio ambiente y la ignorancia, proponemos una nueva cultura de cooperación internacional como única vía para un mundo justo y estable. Entendemos ésta como una verdadera operación conjunta en la que confluyan intereses y objetivos compartidos entre las naciones de Iberoamérica que transciendan el simple dar y recibir. 19. Aspiramos por ello a convertirnos en un interlocutor pleno en el escenario mundial. A partir de nuestras coincidencias hemos decidido emprender iniciativas para superar los desafíos que enfrentamos y unir nuestras voluntades ante las más apremiantes cuestiones globales. 20. Asumimos que nuestro acercamiento se enriquece con la diversidad de experiencias que están teniendo lugar y abre nuevas posibilidades de diálogo y entendimiento con todas las regiones del mundo. Por lo tanto, la intensificación de la cooperación iberoamericana no excluye ni sustituye los esquemas de integración y concertación regionales y subregionales en los cuales actuamos. 21. Al final del siglo XX se configura el surgimiento de un nuevo esquema de organización de las relaciones internacionales. Sin embargo, sus rasgos fundamentales están aún por definirse; no podemos esperar el cambio pasivamente, debemos actuar para conformarlo, tenemos intereses genuinos que deben ser reafirmados e impulsados. 22. Sólo una sociedad internacional regida por el Derecho puede asegurar la paz y la seguridad para todos los pueblos. En esa tarea deberá desempeñar un papel esencial la Organización de las Naciones Unidas, unas Naciones Unidas revitalizadas y renovadas y a las que la nueva situación internacional debe facilitar la consecución efectiva de los fines para los que fueron creadas. El fortalecimiento de las bases de convivencia y justicia internacionales conforme a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, es una responsabilidad compartida por todos los Estados y no-prerrogativa exclusiva de algunos. Se trata de un proceso que debe ser abierto y participativo, en el cual se hagan valer los intereses de la comunidad internacional en su conjunto. Estamos decididos a aportar nuestra contribución. 23. La interdependencia de los desafíos que enfrenta la humanidad nos obliga a conjugar esfuerzos para superarlos. Lograrlo requiere el estricto apego a las normas fundamentales del Derecho Internacional, así como a su desarrollo progresivo en las nuevas áreas, resultado de los procesos de integración y globalización. 24. Reafirmamos la fuerza de nuestra cultura que se ve enriquecida por nuestra participación en los procesos de integración y globalización. I. Vigencia del Derecho Internacional Los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica nos comprometemos a realizar consultas para alentar una cooperación más amplia y acrecentar los intercambios que nos permitan impulsar políticas comunes que promuevan el óptimo aprovechamiento de las ventajas que se derivan de la pertenencia a una misma comunidad. Nos hemos fijado los siguientes objetivos: a) Guiar la conducta externa de nuestros países sobre la base del Derecho Internacional y actuar en forma conjunta y coordinada para contribuir a eliminar el uso o la amenaza del uso de la fuerza. b) Promover decididamente los procesos de negociación para la solución de conflictos regionales y apoyar iniciativas en materia de control, reducción y tráfico de armamentos. Respaldar en ese sentido los procesos de negociación en Centroamérica tendientes a establecer una paz justa, firme y duradera, y a ese objeto nos comprometemos a abstenernos de cualquier acción o medida que obstaculice la pronta solución de los conflictos y exhortamos en ese mismo sentido a todos los miembros de la comunidad internacional. c) Impulsar el derecho al desarrollo y el establecimiento de relaciones económicas internacionales más justas y equitativas. d) Participar activamente en la reestructuración de los foros multilaterales, en particular del Sistema de las Naciones Unidas, con el fin de alcanzar un orden internacional más justo y democrático que garantice la paz y promueva el bienestar de los pueblos. e)Promover el fortalecimiento de la democracia y del pluralismo en las relaciones internacionales, con pleno respeto a la soberanía, la integridad territorial y la independencia política de los Estados, así como la igualdad soberana y la autodeterminación de los pueblos. f) Propiciar consultas sobre el desarrollo y la codificación del Derecho Internacional sobre la base de un proceso consensual y orientado hacia aquellos temas que, por su carácter global, presentan una mayor urgencia. Merecen atención prioritaria el fortalecimiento de los mecanismos de solución pacífica de controversias, normas aplicables en conflictos armados, promoción del desarme convencional, nuclear y de armas de destrucción masiva, vigorización de los instrumentos de protección de los derechos humanos, definición del marco jurídico para la defensa del medio ambiente, combate al narcotráfico, derecho del mar y del espacio exterior y transferencia de tecnología. g) Fortalecer la cooperación entre gobiernos y entidades de la sociedad civil y organismos multilaterales competentes en materia de derechos humanos, y fomentar la plena adhesión a los instrumentos internacionales de promoción y protección de estos derechos tanto de carácter universal como regional. h) Adoptar el compromiso de crear, y en su caso consolidar, en nuestros respectivos países, mecanismos nacionales de promoción, protección y defensa de los derechos humanos, así como establecer una cercana colaboración entre los mismos. II. Desarrollo económico y social Fortalecer el sistema multilateral de comercio internacional impulsando una mayor comunicación, y en sus caso colaboración, entre los diferentes esquemas de integración y cooperación en los que participan, tanto en América como en Europa, los países iberoamericanos a fin de garantizar una economía mundial abierta. i. Contribuir al éxito de la Ronda Uruguay del GATT, al cumplimiento pleno de sus reglas y objetivos, a la lucha contra el proteccionismo, al rechazo de la discriminación en el comercio internacional y a la justa reciprocidad para los países que realizan esfuerzos unilaterales y regionales de apertura comercial. ii. Definir modalidades realistas y pragmáticas que permitan reinscribir las cuestiones del desarrollo económico y de la cooperación internacional en la agenda multilateral. iii. Fortalecer los mecanismos nacionales e internacionales que contribuyan adecuadamente a promover de manera definitiva el ejercicio pleno de los derechos y la incorporación en completa igualdad de la mujer a la sociedad. iv. Alentar encuentros de los gentes económicos en Iberoamérica con el fin de intercambiar experiencias y fomentar mayores vínculos entre ellos aprovechando ventajas comparativas mutuas para el comercio, la inversión y el desarrollo tecnológico. Para tal fin se podría estimular el establecimiento de una organización empresarial iberoamericana. v. Se propone la creación de un fondo iberoamericano con el apoyo de organismos internacionales, para el desarrollo de los pueblos indígenas, que permita resolver favorablemente los acuciantes problemas de los pueblos originarios al margen de cualquier sentido de "reservas indígenas" o de compensaciones paternalistas. vi. Apoyar, a propuesta del Presidente de México, la candidatura del señor Carlos Solchaga de España como presidente del Comité Interino del Fondo Monetario Internacional. vii. Asegurar que las medidas de control, reducción y eliminación de armas de destrucción masiva no obstaculicen el acceso legítimo a tecnologías avanzadas para uso pacífico, indispensables para el desarrollo económico y social de nuestros pueblos. viii. Impulsar soluciones al deterioro ambiental sobre la base del pleno respeto de la soberanía de los Estados sobre sus recursos naturales y a sus políticas ecológicas, tomando en cuenta que la responsabilidad de los países es proporcional a la medida en que han contribuido a tal degradación. Llamamos en particular la atención sobre la necesidad de prevenir por medios internacionales el uso y transferencia de tecnologías contaminantes. La Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo constituye una oportunidad singular para que se amplíe la cooperación internacional para el desarrollo y se revierta el proceso global de degradación de la naturaleza. ix. Promover programas de cooperación a corto plazo de lucha contra el narcotráfico, de acuerdo con los instrumentos internacionales vigentes, por medio de intercambio de información, la fiscalización de activos monetarios de procedencia ilícita y el control de la producción y venta de precursores químicos. x. Demandar a los países consumidores que intensifiquen sus acciones tendientes a la erradicación del uso de drogas. xi. Requerir a los países industrializados y a los organismos internacionales que brinden su apoyo económico y financiero para permitir a todos los Estados afectados por el narcotráfico llevar a cabo programas de sustitución de cultivos y desarrollo alternativo, así como el fortalecimiento de sus sistemas judiciales y administrativos. Una de las modalidades más eficaces de compensación de los costos socio-económicos generados por esta lucha, es la apertura de mercados para los países en desarrollo que emprendan los citados programas. xii. Otorgar atención a los problemas de salud y, en especial a los de salud preventiva. Damos pleno respaldo a la elaboración de un plan de emergencia para la prevención y control del cólera en Iberoamérica y para inversiones de mediano y largo plazo orientadas a reducir las carencias en materia de abastecimiento de agua potable y el tratamiento adecuado del agua usada. xiii. Proponer a los organismos internacionales de crédito la factibilidad de prestar ayuda a los países de la región en sus planes agrarios. b. Educación y cultura u) Identificar las áreas educativas que de acuerdo a cada país presenten ventajas comparativas y de las que pudieran derivarse beneficios para la región iberoamericana como países individuales o en su conjunto y, en función de sus prioridades, diseñar programas específicos de cooperación, sea a nivel bilateral o multilateral. v) Promover un mercado común del conocimiento como un espacio para el saber, las artes y la cultura, liberalizando los intercambios de materiales culturales, didácticos y educativos, facilitando el intercambio y la provisión de equipamiento científico y tecnológico; y creando incentivos para la comunicación y transmisión de conocimientos. De igual manera, nuestros países deberían destinar, dentro de sus posibilidades, recursos a la puesta en marcha de un proyecto de desarrollo tecnológico, destinado a fortalecer la capacidad de generación de innovaciones para reforzar la competitividad industrial y la eficiencia social. w) Fomentar encuentros iberoamericanos de expertos en las diversas áreas del pensamientos y la creación culturales. Invitar a cada país de la región a fundar una biblioteca iberoamericana como eslabón de cultura, esencia de nuestra comunidad. x) Intensificar los vínculos entre instituciones iberoamericanas de educación superior. y) Ampliar los programas de intercambio cultural y de becas. z) Impulsar el aprovechamiento de los sistemas de comunicaciones por satélite que existen en la región, lo que contribuiría a mejorar los vínculos entre los países de Iberoamérica. Para alcanzar los objetivos antes mencionados hemos decidido establecer un diálogo al más alto nivel entre los países de Iberoamérica. Los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Guadalajara, México, hemos decidido constituir la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno con la participación de los Estados soberanos de América y Europa de lengua española y portuguesa. Para ello nos reuniremos inicialmente en España el año próximo, en Brasil en 1993, en Colombia en 1994 y en Argentina en 1995. La celebración de estas reuniones permitirá avanzar en un proceso político, económico y cultural a partir del cual nuestros países podrán lograr juntos una mejor y más eficiente inserción en un contexto global en plena transformación. Expresamos la conveniencia de intercambiar información sobre el avance de los objetivos de esta Declaración antes de la próxima Cumbre. Guadalajara, 19 de julio de 1991. ANEXO II. Propuestas para el Futuro. Fernando Henrique Cardoso Acepté con placer la invitación de Tito Drago para presentar a los lectores de esta oportuna publicación los fundamentos y líneas básicas del proceso de reflexión que tuve la satisfacción de coordinar sobre el sistema de Cumbres Iberoamericanas. Antes de referirme a las actividades que fueron desarrolladas por el grupo de reflexión, quisiera comentar la evolución del escenario internacional a lo largo de la experiencia iberoamericana. Sabemos que el inicio de los encuentros regulares de los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica se produjo en un momento de optimismo sobre las perspectivas del sistema internacional. El optimismo no se explicaba solamente por el espíritu de diálogo y entendimiento suscitado por las conmemoraciones del quinto centenario de la llegada de Cristóbal Colón al continente americano. Al fin de cuentas, aquél viaje también trajo consigo los líos, conflictos y desencuentros de nuestra historia común. El clima favorable tenía más que ver, deseo creer, con las posibilidades anunciadas por la Caída del Muro. La comunidad internacional se veía entonces liberada del maniqueísmo de la Guerra Fría. La polaridad Este-Oeste perdía sentido y dejaba, así, de reclamar fidelidades. Entraba en pauta, como estrategia diplomática, el discurso de las geometrías variables. Se volvía posible y deseable actuar en tableros diferentes. En principio por el tablero mayor de las Naciones Unidas, que recibió un nuevo aliento. Después se iniciaría el ciclo de los grandes conclaves, inaugurado por la Conferencia de Río, en 1992. La sociedad civil emergía como un actor indispensable en el tratamiento de los temas transnacionales, como los del medio ambiente y los derechos humanos. El propio individuo se vio consagrado como sujeto del derecho internacional. Se volvió habitual el recurso a las cortes internacionales de defensa de los derechos humanos, sin mediación de los estados nacionales. Se multiplicaron los instrumentos normativos imponiendo límites al libre arbitrio de los Estados. HISTORIA Y CULTURA AL SERVICIO DE UNA AGENDA A poco andar parecía diseñarse lo que Kant llamó la condición cosmopolita, donde la primacía de la soberanía estatal cede lugar a las normas universalmente acordadas. Esto sucedía sin perjuicio del fortalecimiento de las instancias de los tableros regionales. Portugal y España consolidaban su presencia en la Unión Europea. México regulaba, con el NAFTA, los términos de su relación con los Estados Unidos y Canadá. El Mercosur ganaba impulso con la expansión vertiginosa de los intercambios entre sus Miembros y de éstos con el resto del mundo. También parecían promisorias las posibilidades de una mayor integración en el mundo andino y en la América Central. Fue en ese contexto de activismo diplomático, de apertura y consolidación de nuevos espacios, que fue presentada y acogida la idea de una concertación iberoamericana. El nuevo foro no se proponía sustituir ni absorber los procesos de integración en curso, hasta por la ausencia en su agenda de negociaciones comerciales. Siempre fue presentado como un ejercicio de traducción de las afinidades históricas y culturales en una mayor convergencia política y cooperación para el desarrollo. Las doce cumbres realizadas hasta el momento persiguieron ese objetivo: colocar a la historia y la cultura al servicio de una agenda que contribuya a la afirmación política y el bienestar de nuestros pueblos. El balance es ciertamente positivo. EL ESCENARIO INTERNACIONAL HA CAMBIADO Las reuniones dieron visibilidad a la identificación de los pueblos iberoamericanos con los valores de la paz, la democracia, la protección de los derechos humanos y al desarrollo sostenible. No menos expresivo fue el armado de una extensa red de programas de cooperación, abarcando los sectores más diferentes y movilizando a una vasta gama de instituciones. Las sociedades nacionales fueron llamadas a participar en la dinámica iberoamericana y han prestado una contribución importante. Dicho esto, no hay como negar que se volvió patente en los últimos años un cierto agotamiento del modelo inaugurado y desarrollado desde la Cumbre de Guadalajara, en 1991. La percepción generalizada es que los objetivos y la estructura originales de la experiencia iberoamericana no se han actualizado. Tal como se ha hecho en otros sistemas de cumbres, que no han dejado de hacer ajustes periódicos, la práctica iberoamericana necesita renovarse para conservar e incluso fortalecer el interés de las Partes. Habiendo participado en diez de las doce cumbres, sea como Canciller o en la condición de Jefe de Estado, acepté con agrado en la República Dominicana la tarea de colaborar en el esfuerzo de rediseñar el sistema. Algunas cuestiones me parecieron desde luego ineludibles. ¿Cómo comparar el momento internacional a la coyuntura en la que fue convocada la primera Cumbre? ¿Cuál sería la fuerza impulsora de una experiencia iberoamericana renovada? No cabe tener ilusiones sobre la permeabilidad del sistema internacional tal como ahora se presenta a la diplomacia multilateral. Las expectativas inmediatas después de la Guerra Fría no se confirmaron. La crisis provocada por el 11 de septiembre puso en jaque a la construcción de un orden menos rehén del principio de la soberanía. Las circunstancias en las que se dio la invasión de Irak solamente exasperaron el sentimiento de impotencia de la comunidad de los Estados frente a los impulsos unilateralistas de la potencia hegemónica. Pero el cuadro es dinámico. Hay procesos en curso que parecen llevar hacia un ambiente internacional más aireado. Las condiciones tecnológicas que permiten el ejercicio de un unilateralismo global también posibilitan la emergencia y movilización de una sociedad civil planetaria. TOLERANCIA Y PLURALISMO, UNA CREDENCIAL IBEROAMERICANA Sin que se tome en cuenta la influencia creciente de la opinión pública mundial no hay como calibrar las oportunidades de superación del miedo, del dogmatismo y del fundamentalismo, bajo cualquiera de sus vestiduras. El momento también parece reclamar la consolidación de espacios que tienen en el respeto a la tolerancia y al pluralismo una de sus principales credenciales, como es el caso de la experiencia iberoamericana. La gramática de nuestra formación fue y continúa siendo la plasticidad étnica y cultural, con una intensidad que tal vez sea específica de nosotros. No es casual, como me ha recordado el Dr. Félix Pena, quien integra el grupo de trabajo, que el concepto que nos es tan querido de la convivencia no encuentra traducción literal en idiomas de otra matriz. Convivir no es solamente coexistir. Es la disposición para compartir formas de pensar y actuar, sin lo cual no se crea un espíritu de comunidad. No se trata de un factor anodino. Él dirige las opciones políticas. ¿Cómo explicar, por ejemplo, que la América Latina haya sido elegida como destino preferencial de las grandes inversiones portuguesas y españolas durante los años noventa sin tomar en cuenta las afinidades culturales y el hecho de que convivimos bien? Acostumbra afirmar que, en la última década, la Europa Latina o, más propiamente dicho, la Europa Ibérica redescubrió el espacio americano. Fue la conclusión de una crónica anunciada. Es tal la identidad de hábitos y valores que la expansión de nuestras economías debería de implicar el refuerzo de los lazos recíprocos, con una mayor articulación de las estructuras productivas. El hecho es que hoy el acervo común a ser preservado por los países iberoamericanos es bastante más expresivo de aquél existente cuando comenzó la experiencia de las cumbres. Si el ambiente internacional se volvió más refractario al diálogo y a la cooperación, el espacio iberoamericano transitó en sentido contrario. Logramos tejer una sólida red de intereses comunes, en un proceso que fue más allá de las instancias oficiales, movilizando medios empresariales, universidades, comunidades científicas, la sociedad en general. Hoy tenemos historia, cultura y un amplio acervo de realizaciones conjuntas para fundamentar una posición más afirmativa sobre las grandes cuestiones contemporáneas respetando, naturalmente, el pluralismo que nos distingue. UNA AMPLIA COINCIDENCIA Fue con ese diagnóstico en la mente con el que dialogué en los primeros meses de este año, por teléfono o personalmente, con casi todos los Jefes de Estado de la región. Hablé también con algunos Cancilleres. Quise saber el rumbo que cada Gobierno desearía imprimirle al proceso iberoamericano. Para mi satisfacción, las respuestas fueron totalmente coincidentes con el diagnóstico que había hecho. Los líderes o sus cancilleres fueron unánimes en convicción de que ha llegado la hora de fortalecer la dimensión política del sistema de cumbres. Coincidieron en que la profundización del diálogo político puede permitir la creación de una verdadera y simétrica comunidad iberoamericana, que es vista de esa manera como una llegada y no como un punto de partida. Tampoco percibí divergencias en cuanto a la necesidad de racionalizar la vertiente de la cooperación. FORTALECER LA COOPERACIÓN MULTILATERAL En cuanto al objetivo de mejorar el sistema de cooperación, un primer paso es reconocer una tendencia que me parece, hasta cierto punto, natural. Sabemos que los principales países donantes acostumbran optar por la cooperación sobre bases bilaterales, donde los frutos políticos son más palpables. Hay que tener presente también la multiplicidad de foros que pueden servir de conducto a las contribuciones nacionales. De ahí la importancia de la definición de algunas líneas prioritarias de cooperación, lo que facilitaría, incluso, su acompañamiento por los Jefes de Gobierno. Sin la pretensión de ser exhaustivo, el grupo piensa sugerir algunos campos que nos parecen afines a los fundamentos y los objetivos de la concertación iberoamericana. Uno de ellos sería la identificación de políticas coordinadas para la defensa y la promoción de la diversidad cultural iberoamericana, lo que pasa por la valorización de nuestros idiomas. Sin perjuicio de las tratativas en curso en la UNESCO y, en lo tocante a la cuestión audiovisual, en la OMC, el grupo cree que hay espacio para una estrategia conjunta a favor de la protección local de los derechos de autor de los productores culturales iberoamericanos. En especial frente al reconocido activismo de polos extraregionales para el registro de esos derechos. Otra posibilidad sería trabajar por una mayor coordinación en el campo universitario, lo que podría permitir, entre otras ventajas, el reconocimiento mutuo de los títulos de graduación. El programa Erasmus es una referencia válida. El grupo también pretende presentar la propuesta de un esfuerzo conjunto para el desarrollo y la armonización de las legislaciones nacionales en sectores económicos estratégicos, como los de la energía y las telecomunicaciones. No está demás recordar que el proceso de regulación de esos sectores en muchos de nuestros países se ha resentido por la ausencia de una estructura normativa que atienda las especificidades locales. Por último, el grupo colocará en agenda la recomendación de que el sistema de cumbres estimule la creación de una agencia de evaluación de riesgos, con sede en la península ibérica o en algún país latinoamericano, para atender la coyuntura regional. El objetivo es poner a disposición del mercado datos actualizados sobre las economías nacionales, contribuyendo a reducir el grado de exposición de los países de la región a los análisis a veces infundados de las agencias existentes. Sobre esos diferentes campos, el grupo preparó textos con el análisis de la situación y sugerencias de líneas posibles de actuación, que constarán como anexo del informe que presentaré en Santa Cruz de la Sierra. No evitaré testimoniar en noviembre próximo acerca del importante conjunto de proyectos. LA SECRETARÍA PERMANENTE, UN EJE DE CONTINUIDAD Atendiendo al mandato recibido en Bávaro, el grupo analizó las condiciones y términos en que podría ser establecida una Secretaría Permanente. Si el formato flexible de las Secretarías pro Témpore atendió a los designios todavía tentativos del sistema que rigen hasta este momento, con la agenda pasando por la renovación prácticamente absoluta de cada cumbre, una instancia permanente parece indispensable para lograr objetivos más duraderos. La Secretaría Permanente sería, así, el eje de continuidad entre las diferentes Cumbres, ocupándose de los preparativos logísticos pero, sobre todo, sirviendo de base a la concertación política y coordinando la cooperación. Es innecesario insistir en que el Secretario General sea una personalidad con estatura y credenciales que le permitan un diálogo fluido con los diferentes Jefes de Gobierno. Para apoyarlo en el desempeño de sus funciones el Secretario General contaría con el apoyo de dos Secretarios Generales Adjuntos, uno de los cuales estaría a cargo de las atribuciones que en la actualidad están reservadas al Secretario de Cooperación Iberoamericana. El Grupo considera incluso la creación de dos instancias de interés para el objetivo de reforzar el diálogo político. La primera sería un comité permanente de concertación, que reúna a los embajadores en el país-sede o coordinadores nacionales, con objetivo de dar seguimiento a las recomendaciones de los presidentes y de los cancilleres al Secretario General. También se piensa en el establecimiento de un grupo de sherpas, reuniendo a miembros de la troika (anfitriones de la anterior, de la actual y de la futura cumbre) y de los otros países, elegidos por el Secretario General. Ese grupo ayudaría al Secretario General a preparar la agenda de la reunión de la Cumbre siguiente. Al prever algo de pequeña dimensión y con pocos funcionarios, se estima que la Secretaría Permanente no tendría un costo de operación elevado, el que sería, naturalmente, compartido por los países iberoamericanos. También consta en el mandato recibido en Bávaro el examen de los criterios para el ingreso de nuevos miembros en la experiencia iberoamericana. El grupo consideró como requisitos esenciales la condición de estado soberano, la pertenencia al espacio geográfico iberoamericano y la tenencia del portugués o el español como lengua oficial. Países que, aunque no satisfagan uno de esos puntos, deseen participar de la convivencia iberoamericana, pueden ser invitados como observadores en las cumbres. Concluyo con un reconocimiento de la dedicación y competencia del grupo que me asesoró en el esfuerzo de repensar el sistema iberoamericano, integrado por la Doctora Teresa Patrício Gouveia, Embajador Carlos Garcia, Doctor Félix Pena, Embajador Julio Albi, Ministro José Luís Yunes, Doctor Manuel Suárez y Embajador Heraldo Muñoz.