Buscando nuevos brotes de vida 33 ASÍ NOS TRABAJA DIOS Todos hemos pasado, o pasaremos, por esta etapa feliz de la vida cuando se está en plena vitalidad y nos impulsa el deseo de conquistar el mundo: cada meta cumplida hace pensar en otra. ¿Qué podemos aprender de la vida de Coínta, para darle a esta etapa una dimensión que sin restarle dinamismo, le confiera más hondura? Si soy joven, ¿qué me ayuda o me dificulta mirar la vida como proyecto, como tarea, como invitación a descubrir y cultivar mis fortalezas, con las que puedo contribuir a construir ese « otro mundo posible » que todos en el fondo anhelamos? Llegará un día en que encontraré « mi lugar en el mundo » ¿Con qué « deseo », con qué realismo esperanzado me voy encaminando a esa meta? En mi proyecto de vida, ¿qué lugar ocupan el amor y el servicio a los demás? Si ya hemos vivido esta etapa, ¿en qué terreno cayó todo lo que entonces sembramos? ¿Qué cosecha hemos recogido? ¿Nos ha tocado ya vivir alguna experiencia de desarraigo? ¿Cómo la evocamos ahora? ¿Qué nos ha aportado? En esta etapa de la vida de Coínta nos hemos acercado a lo que podemos llamar, el arte de educar; es el momento de la vida en que todos de una manera u otra somos educadores, esa misión que hoy aparece tan compleja y difícil, ante la que tantos se rinden. ¿Cómo la estamos viviendo y qué desafíos nos plantea? Los jóvenes, los hijos, ¿son para nosotros reto o problema…? ¿Qué puede resultarnos válido de lo que hemos visto en Coínta? Si miramos con sentido crítico, ¿qué hubiera requerido en aquel momento histórico una educación a la altura de las circunstancias?