Valor nutritivo de los forrajes

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Valor nutritivo de los forrajes
elOUE SIGNIFICA DIGESTIBILIDAD?
elOUE ES MAS NUTRITIVO: TALLOS U HOJAS?
Luis Soto K.
lngenlero Agrónomo M.S.
PROGRAMA PRADERAS
Cualquier ganadero puede afirmar con seguridad que
un fardo de heno de alfalfa es más nutritivo o de mejor
calidad que uno de paja de trigo. Ese conocimiento se
refleja indudablemente en el valor monetario asignado
a cada uno de ellos. Pero, si se le presentan dos lotes de
fardos de alfalfa, muy similares en apariencia, decidir
cuál es de mejor calidad, le será muy difícil y no sólo
a él, sino también a muchos especialistas.
La misma pregunta se puede hacer, considerando dos
praderas formadas por especies distintas, o una misma
pradera con un sector fertilizado y otro sin cuidados de
fertilización de matención.
En estos casos lo correcto sería analizar las características del forraje, (heno o pradera). La pregunta clave es:
lCuáles características?
Responder esta pregunta nos introduce en el tema de
la "Evaluación del valor nutritivo de los forrajes".
Por definición, el valor nutritivo de un forraje es el re;ultado de tres factores: su consumo por el animal, su
digestibilidad· y la eficiencia con que el animal utiliza
el forraje.
De los tres factores el más fácil y barato de medir es la
"digestibilidad", pues en 1963, de desarrolló en lngla·
terra, una técnica de laboratorio que en cierta manera
reproduce la digestión que experimentan los forrajes en
IPA La Platina NO 12, 1982
el tracto digestivo del animal. Esta técnica entrega resultados de digestibilidad in vitro (laboratorio) que están estrechamente correlacionados con los resultados
in vivo, (en el animal), y es hoy utilizada en forma uni·
versal.
La justificación de un uso tan amplio, es que la determinación del consumo voluntario de un forraje, que es
un parámetro ideal para medir la calidad, es un método
caro y complejo. Además, no existe una técnica universalmente aceptada para medir consumo de forraje en
pastoreo.
Otro hecho que refuerza más el uso de la digestibilidad
como parámetro de valor nutritivo, es que hoy se acepta la existencia de una relación positiva entre digestibi·
lidad y consumo voluntario. Es decir, se ha observado
que, generalmente, el consumo se incrementa rápidaM
mente al aumentar la calidad del alimento, estabilizán·
dose a una digestibilidad in vivo del 70 ó 750/o.
lQUE SIGNIFICA DIGESTIBILIDAD
DE UN FORRAJE?
Si una vaca consume diariamente 56 kg de alfalfa, con
un contenido de materia seca del 250 /o estará con su·
miendo 14 kg de alfalfa, base materia seca. Por otra
parte, si excreta 50 kilos de heces con un 10º/o de ma·
teria seca, estará excretando 5 kg diarios de heces, base
materia seca.
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Ahora, si aplicamos la fórmula general de digestibilidad:
Digestibilidad
expresada en ºlo
Cantidad consumida - Cantidad excretada
X
100
Cantidad consumida
Tendremos:
Digestibilidad
en O/o
14 - 5
X
100 = 64,3°/o
14
En este caso teórico, la digestibilidad in vivo de la materia seca de alfalfa es de un 64,3º/o
En el ejemplo de los fardos de alfalfa, para decidir cuál
lote es de mejor calidad, una buena medida es sacar
muestras de ambos y enviarlas a un laboratorio de
bromatología para la determinación de digestibilidad
in vitro, pues como se afirmó, ella predice con bastante
seguridad la digestibilidad in vivo.
Si ambas muestras de heno, presentaran similares coeficientes de digestibilídad aún tendríamos sin resolver e!
problema.
Una característica química útil y complementaria es la
determinación de proteína bruta y ella es necesaria en
este caso, pues no siempre forrajes de igual digestibilidad tienen el mismo contenido (O/o) de protelna. Por
ejemplo, antecendentes obtenidos por el Instituto de
Investigaciones Agropecuarias en la Región Metropolitana, indican que el pasto ovillo tiene un contenido
(O/o) de protelna superior en una unidad al de festuca,
pero ésta presenta un coeficiente de digestibilidad
superior en seis unidades al de pasto ovillo. Esto
explica el por qué, no siempre, el contenido (º/o) de
proteína de un forraje sea un buen índice de la digestibilidad de su materia seca.
Si el análisis indicara que los valores proteicos de los
lotes son similares, lo que es poco posible, sería aún necesario continuar la evaluación. Pero, lpor qué la proteína es un análisis rutinario en forrajes? Porque a medida que el forraje madura se produce una disminución
del porcentaje de proteína de la planta y aumentan
la celulosa, la hemicelulosa y la lignina 1 componentes químicos, menos apreciados como nutrientes.
Son menos apreciados pues tienen una menor digestibilidad. Forman parte de la pared de las células vegetales, son los que contribuyen a formar la estructura de la
planta y son conocidos como carbohidratos estructurales (celulosa y hemicelulosa). La lignina es un campo·
nente no bien definido pero que contribuye a reforzar
la función de sostén de la celulosa y hemicelulosa.
Otra determinación posible es la de ceniza (minerales).
Heno de alfalfa; forraje de mayor importancia en Ja zona Centro-Norte, por su excelente calidad nutritiva, su elevada producción
por hect<irea y facilidad de manejo.
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JPA la Platina Nº 17, 1982
Los minerales no son digestibles, por lo que el lote
cuya muestra presente mayor contenido de cenizas no
será deseable. Este indice, a veces, refleja contaminación con tierra, cuando los valores obtenidos son elevados.
Hasta el momento, sólo se han mencionado parámetros
químicos de calidad. Actualmente, además se están utilizando características físicas del forraje en la evaluación del valor nutritivo, tanto de especies gramíneas como leguminosas.
Entre las características físicas se pueden mencionar:
1. Relación hoja/tallo: indica la proporción de hojas y
tallos que tiene una especie y variedad dada y se expresa en base a materia seca. En alfalfa, este valor
varia entre 0,40 y 1,60 o más, según la época del
año y variedad. Mientras mayor es el valor, indica un
mayor contenido de hojas.
La planta está constituida por hojas y tallos. En ge·
neral, las hojas tienen un mayor contenido (º/o) de
proteína y una mayor digestibilidad de la materia
seca. Asi', en alfalfa Rayen en otoño, el contenido
de proteína de las hojas es de un 28,9º/o y de un
18,10/o para los tallos. La digestibilidad de las hojas
es de un 77 ,2º/o y la de los tallos un 64,60/o. En
gramíneas esto puede diferir. En ballica, festuca y
pasto ovillo, investigadores extranjeros han determinado que antes de la emergencia de espigas, los tallos son tan digestibles como las hojas.
2. El tamaño de partícula, medida que se expresa como módulo de fineza y que se determina por las
proporciones relativas de forraje molido retenido en
tamices de diferente abertura.
3. El tiempo de permanencia del alimento en el retículo-rumen. Esta última técnica es usada sólo en investigaclón.
El tamaño de partícula sería una explicación para el
hecho de que forrajes de igual digestibilidad sean con·
sumidos a tasas diferentes. Se ha observado que partículas más pequeñas son reten idas menos tiempo en e!
retículo-rumen que partículas más grandes, pues pasan
más rápidamente al tracto digestivo-inferior. Este menor tiempo de retención debe conducir a un incremento del consumo voluntario.
En resumen, si las praderas son la principal fuente de
alimentación de bovinos y ovinos, debe preocuparnos
conocer la calidad del alimento ofrecido. Esta calidad
está influenciada por numerosos factores, lo cual lo
hace muy variable. Entre estos factores podemos citar:
la época del año, la fertilización y la altura de utiliza·
ción del forraje.
Los animales experimentan cambios en sus requerimientos nutritivos de mantención, desarrollo, gestación
y lactancia. Un manejo de praderas que tienda ha obtener forraíes de un óptimo valor nutritivo, siempre ajustado a las necesidades del animal, es una medida racional.
No debe preocuparnos solamente incrementar la cantidad de forraje producido por nuestras praderas, sino
que también incrementar su calidad. Indicadores como
digestibilidad ín vitro y proteína bruta, son entre otros,
elementos confiables a ser utilizados en esta tarea.
La determínac16n exacta del contenido nutnt1vo de los altmenro~ ~e nace a rraves det andt1s1s en laboratoflo.
IPJ\ La Pl8t1na Nº 17, 1982·
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