JEAN PAUL SARTRE, un filósofo en la novela Dr. M. A. González Víquez* Nació en París en el 21 de junio de 1905. Perteneció a una familia de gente culta de diferente religiones. Se decidió por el ateísmo. Sartre perteneció a la generación de la primera posguerra que llama Drieu de La Rochelle: generación de la "alforja \'acÍa". Afirmando el diagnóstico de sus maestros, se determinó como un estudiante inteligente: bachiller en Filosofía y, un año después, ganó la oposición de la Ecole Normale Supe,rieure de París. Al iniciarse la segunda guerra mundial, Sartre era profesor de filosofía en la Liceo de El Havre, que posteriormente lo denomina Bouville, en La Nausell. En 1941 enseñó en París en La Ecole Normale Superieure. Esta actitud de indiferencia ante la ocupación de la Francia le ha acarreado severas críticas por parte de otros distinguidos escritores. Amplió estudios en Alemania en donde se caló del existencialismo de Heidegger y de la fenomenología de Husserl. E;n el año de 1938 fue publicada la Náusea, la novela que no es ficción, y que presentaba los primeros hitos filosóficos de Sartre. En 1939 publica Esquisse d 'une Théorie des Emotions, obra que definitivamente coloca al autor en una posición de primera línea entre sus compañeros escritores. En 1943 publica su obra El Ser y La Nada, su obra capital, en la que se plantea las dos preguntas básicas del existencialismo moderno: ¿qué es el Ser? ¿Qué eJ la nada? En 1964 le ha sido otorgado el Premio Nobel de literatura. Pero Jean-Paul Sartre no es solamente novelista y filósofo, es también autor dramático excepcional tanto por lo atrevidas que son sus tramas, por la objetividad de su léxico, como por la coherencia de ideas y símbolos presentes en todas las escenas. Entre sus obras escénicas podemos citar: A puerta cerrada, obra de personajes nauseabundos, de ambiente dantesco; Las Moscas, la más existencialista de sus obras, es una obra desalentadora, pesimista. El personaje pedagogo .expone las ideas que sobre la libertad tiene Sartre. Estrenadas en París bajo la ocupación nazi; Muertos sin sepultura. Esta obra tan sangrienta, tan cruel, ha sido criticada con cierto sentimiento patriótico porque los esbirros todos pertenecen a los miliciano de Vichy, no hay alemanes, y La prostituta respetuosa, (estrenada en 1946). Esta última obra presenta el triste tema de la segregación racial en los Estados Unidos bastante exagerado. No cabe la menor duda que éste no es un teatro de evasión ni para solazarse. Es una producción escénica que se origina en las amarguras, sufrimientos y vejaciones de una generación de un país ocupado por un enemigo feroz, aunque Sartre lo considera normal. • Profesor del Departamento de Estudios Generales. Facultad de Ciencias y Letras. Universidad de Costa Rica. 137 LA NAUSEA Los diferentes países eligen diferentes temas para novelar según su sensibilidad. La predilección francesa por los temas y argumentos naturalistas o existencialistas no encuentran mucho eco en la sensibilidad hispánica, solamente a finales del Siglo XIX, con Cambaceres y Zeno Gandía. La Náusea en sus primeras fechas nos desorienta pues no sabemos si en aquel ambiente tan reducido -la mente del personaje o una habitación- y Con aquel tiempo tan lento podrá realizarse una verdader& novela, no decimos ficción, de treinta y dos días de duración. La náusea es una novela narrada en primera persona con lo cual cambia el punto de vista del escritor. La materia narrativa está totalmente vertida en la mente del héroe principal. El autor está estrechamente identificado con el personaje principal, tanto que podríamos decir que An toine Roquentin y Sartre SOn un mismo personaj~. N o cabe la menor duda de que los acontecimientos que nos da como verdad el autor, fueron vividos por él. El relato desde este punto de vista gana en realismo y tiene más normalidad que en los naturalistas. Desde el punto de vista técnico el recurso de narrar en primera persona resulta más fácil. El autor se encuentra en convivencia con sus personajes, ha bajado de pedestal, como dice José Ma. Castellet para vivir la cotidiana y vulgar existencia. Se orienta así la narraeión literaria hacia la literatura sin autor. La sustitución de El por el Yo como lo expresa Franz Kafka. En el diario Íntimo de Antoine Roquentin, recurso de Sartre para narrar, predomina el monólogo interior directo. Esta técnica de novela, está estrechamente ligada en tiempo y en intención con las teorías de Freud en el campo del pensamiento. La realidad que nos da a conocer Antoine, no es sólo lo que acontece en el exterior, o lo exterior, sino su propia conciencia que capta las cosas, es un dato inmediato , Una realidad: "Me he apoyado en la fachada de la biblioteca. Chupo la pipa que amenaza apagarse. Veo a una vieja señora que sale temerosa de la galería con arcadas y mira a Impétraz fija y obstinadamente. De pronto cobra ánimo, cruza el patio a toda velocidad de sus piernas y se detiene un momento delante de la estatua moviendo las mandlbulas. Después huye, negra sobre el pavimento rosado, y desaparece en una grieta de la pared ".(1) "Recuerdo mis sueños con mucha frecuencia después de un tiempo. Además, he de moverme mucho mientras duermo, porque a la mañana encuentro toda la ropa en el suelo. Hoyes martes de carnaval. pero en Bouville esto no significa gran cosa, apenas hay en toda la ciudad unas cien personas para disfrazarse". (2) Este diario de experiencias es, pHes, el recurso de Sartre para darnos a conocer, a veces en presente, su filosofía existencial, el fondo del alma de Antoine. LA NAUSEA SIMBOLlCA No debe entenderse la palabra náusea, citada por Sartre diecinueve veces en esta obra, como un fenómeno fisiológico. Esa viscosidad la aclara el psicoanálisis existencialista como algo simbólico, de una manera de representar el ser, un significado ontológico. Sartre aplica el psiconálisis a las cosas, trata de crear un "psicoanálisis" de las cosas", tendríamos en él todos los símbolos objetivos del ser y las relaciones Con el hombre. Esta sería una apreciación heidética de las esencias de la naturaleza. El agua sería símbolo de 1. 2. 138 La náusea, pág. 41 ldem; op. cit., pág. 72 libertad en el hombre por su fluidez. Cuando el líquido se estanca, se vuelve viscoso, ha perdido libertad, así el hombre al perder su libertad se consifica, pierde su condición humana, sería un ser en sí ya no sería un ser-paro-!lí que es ser libre. Sartre dice que tocar lo viscoso significa arriesgarse a diluirse en viscosidad, este humor simboliza el antivalor. LOS PERSONAJES DE LA NAUSEA Entramos ahora a conocer los personajes, a quienes les suceden los acontecimientos. En la advertencia a los lectores, unos editores supuestos dan los primeros datos sobre el que será personaje principal: Antoine Roquentin, que está trabajando en Bouville en una investigación histórica, sobre el Marqués de Rollebón. Todos los personajes de La Náusea son presentados por el personaje principal. Lo más importante en ellos no son sus rasgos físicos que casi todos son dados, aunque no muy minuciosamente, sino sus estados de ánimo; pero solamente los pe~o?ajes principales son conocidos núnuciosamente por dentro, es decir, en su fluir pSlqmco. De muy larga presencia pero de mu)' poca actuación, en escena, es Anny, personaje que se encarga de confirmar la tesis existencial del amor. "Anny viene a abrirme con su largo vestido negro. Naturalmente no me tiende la mano, no me saluda. Y o mantuve mí mano derecha en el bolsillo del sobretodo. Anny dice que tono disgustado y muy rápido, para librarse de las formalidades: -Entra y siéntate donde quieraa, salvo en el síllón junto a la ventana. Es ella, muy ella. Deja colgar los brazos; tiene el rostro tristón que antes le daba el aire de una chiquilla en la edad ingrata. Pero ahora ya no parece una chiquilla. Está gorda, su pecho es fuerte. Cierra la puerta, se dice así misma, con aire meditativo: -No sé si voy a sentarme en la cama ... Finalmente se deja caer en una especie de caJon cubierto con un tapiz Su andar ya no es el mismo; se desplaza con una pesanez majestuosa, y no sin gracia; parece molesta por su precoz corpulencia. Pero a pesar de todo es muy ella, es Anny". (3) "No he soltado sus brazos, le digo dulcemente: -y tengo que dejarte después de haberte encontrado. Ahora distingo claramente su rostro. De pronto se pone pálido y descompuesto. Un rostro de vieja, absolutamente horrible; estoy bien seguro de que no lo ha buscado, está ahí, sin que lo sepa, acaso a pesar suyo. -No -dice lentamente-, no. No me has encontrado. Desprende sus brazos. abre la puerta. El corredor está bañado de luz. Anny se echa a reír. -Pobra! No tiene suerte. La primera vez que interpreta bien su papel, nadie se lo agradece. Vamos, vete. Oigo cerrarse la puerta a mis espaldas". (4) El amor sartre ano es un fracaso, como lo es el proyecto fundamental del hombre; ser una divinidad por la posesión del mundo, que sería el absurdo de la racionalización de la existencia: sería en caso de realizar el amor el único medio de eliminar ia náusea. El autodidacto, capta la repulsión inmediata de los lectores, es un personaje degenerado y despreciable: "Esta mañana en la biblioteca cuando el Autodidacto vino a darme los buenos días, tardé diez segundos en reconocerlo. Veía un rostro desconocido, apenas l. 4. Idem; op. cit., pág. 149 Idem; op. cit., pág. 166. un rostro. Y además su mano era como un grueso gusano blanco en la mía. La solté en seguida y el brazo cayó blandamente". (5) El final del Autodidacto tenía que llegar y en esa forma, nunca podría ser otra cosa que un homosexual, ese era su papel en la vida: "Fue entonces cuando el corso empezó a aullar. Se había situado, sin que lo oyeran, detrás de la silla del Autodidacto. Estaba rojo y parecía reir, pero sus ojos centelleaban. Salté de mi silla, pero me sentí casi aliviado: la espera era demasiado penosa. Deseaba que aquello terminara lo antes posible, que lo echaran si querían, pero que terminara. Los dos muchachos, blancos como el papel, tomaron sus valijas en un abrir y cerrar de ojos y desaparecieron. -Lo he visto -gritaba el corso ebrio de furor-, esta vez lo he visto, no irá usted a decir que no es cierto. Irá a decir, eh, que esta vez no es cierto? Cree que no vi su manejo? No soy ciego, buen hombre. Paciencia me decía yo, paciencia! Cuando lo pesque le costará caro. Oh, sí, le costará caro. Conozco su nombre conozco su dirección, me he informado, comprende? También conozco a su patrón, M. Cuiller. Será él el sorprendido mañana por la mañana, cuando reciba una carta del señor bibliotecario. ¿Eh'~ Cállese, -le dice, revolviendo los ojos-o Ante todo, no hay por qué imaginar que esto se detendrá aquí. En Francia hay tribunales para gente de su clase. El señor se instruía! El señor completaba su cultura! El señor me molestaba todo el tiempo por informes o libros. Nunca me la hizo tragar, sabe? El Autodidacto no demostraba sorpresa. !lacÍa años que esperaba este desenlace Cien veces se habría imaf.,rinado lo que sucedería cuando el corso de deslizara con paso furtivo detrás de él y una voz furiosa resonara de golpe en sus oídos. y sin embargo, volvía todas las tardes, continuaba febrilmente sus lecturas y, de vez en cuando, como un ladrón, acariciaba la mano blanca, o tal vez la pierna de un muchachito. Era más bien resignación lo que yo leía en su rostro". (6) Antoine Roquentin y la reacción de náusea. La reacción de Roquentin, ante nuestro mundo, ante un ambiente real, nacional que podría universalizarse es la náusea, o el absurdo que resulta del existir sin trascendencia, contingentemente, sin base. "Quisiera que me dijesen si consideran compasiva esta música. Hace un rato yo estaba, por cierto, muy lejos de nadar en la beatitud. En la superficie hacia mis cuentas, mecánicamente. Debajo, se estancaban todos esos pensamientos desagradables que han tomado la forma de interrogaciones no formuladas, de asombros mudos, y que no me dejan ya ni de día ni de noche. Pensamientos sobre Anny, sobre mi vida destrozada. Y más abajo todavía, la Náusea tímida como una aurora. Pero en aquel momento no había música, yo estaba taciturno y tranquilo. A mi alrededor todos los objetos estaban hechos de la misma materia que yo, de una especie de sufrimiento fofo. El mundo era tan feo, afuera, tan feos esos vasos sucios sobre la mesa, y las manchas pardas en el espejo y el delantal de Madeleine y el aire amable del gordo enamorado de la patrona, tan fea la existencia misma del mundo, que me sentía cómodo, en familia. Ahora está el canto del saxofón. Y me avergiienzo. Acaba de nacer un pequeño padecimiento glorioso, un padecimiento modelo. Cuatro notas de saxofón. Van y vienen como si dijeran: "Hay que hacer como nosotros, padecer con ritmo" i Buenos, sí! Naturalmente bien quisiera padecer de este modo, con ritmo, sin complacencia, sin piedad para mí mismo, con árida pureza. 5. 6. 140 Idern; Op. Cit., pág. 17. Idern; Op. Cit., pág. 178 ¿Pero es mía la culpa si la cerveza está tibia en el fondo del vaso, si hay manchas pardas en el espejo, si estoy de más, si el más sincero de mis padecimientos, el más seco, se arrastra y se pone pesado, con demasiada carne y la piel rtemasiado brrande a la vez, como el elefante de mar, con grandes ojos húmedos y conmovedores, pero tan feos? No, no puede decirse que este pcqueiío dolor de diamante que gira sobre el disco y me deslumbra, sea compasivo. Ni siquiera irónico; gira alegremente, ocupado de sí mismo; ha tronchado como una hoz la insulsa intimidad del mundo y ahora gira y a todos nosotros, a Marteleine, al homhre gordo, a la patrona, a mí mismo y a las mesas, a las ban'ltmlas, al espejo manchado, a los vasos, a todos los que nos abandonábamos a la existencia porque estábamos entre nosotros, nos ha sorprendido en el desaliño, en el dejarse estar cotidiano; me avergüenzo por mí mismo y por todo 10 qw~ existe en su presencia". (7) Antoine toma su decisión al final, se manifiesta como libre pero 1\ través de toda la narración se manifiesta como un individuo lento en cuanto a su futuriciñn se refiere. Según Sartre esta eVaRión de Antaine será apenas una estación en el mundo del arte porque la existencia siempre es absurda. Estos son los tres personajes principales de la obra, son de ahora y aquí, "hombres-en-el-mundo". Su mundo es el que comparten con otros hombres, el "ser-con-otros ". EL PAISAJE EN LA NAUSEA Sartre escribe la mayor parte de sus obras en el tradicional ambiente de café, entre humo y tertulia. Las grandes discusiones sobre filosofía existencialista y los comentarios de obras de teatro y novelas se realizan en un ambiente informal y físicamente estrecho. El café de Flore, especialmente, es Ull liceo de existellcialismo para Sartre, hasta para sus explicaciones de filosofía usa ejemplos de cafés, por el niimero de veces posibles que un individuo puede ir a su café puede medirse su vida. Casi con un concepto de horno mensura. Quizá sea esto una razón para que las referencias al paisaje, a la naturaleza no sean muy comunes en este ecritor. En algunas ocasiones identifca la naturaleza con un personaje de la obra: "Miro, a mis pies, el (;ntP.!leo gris de Bouville. Bajo el sol, es como montones de conchru;, escamas, ¡.lIesos, astillados, casquijo. Perdidos entre esos restos, minúsculos resplandor~s de vidrio o de mica lanzan con intermitencias luces ligeras . Los arroyuelo,-. las zanja8, los delgados surcos que corren entre las conchas serán calles dentro de una hora; caminaré por esas calles, entre muros. Dentro de una horil seré uno de esos hombres negros que distingo en la calle Boulibert". (8) La naturaleza llega a veces al entronque con el absurdo causado por un inmenso temor de Sartre: " ¿Y si sucediera algo? ¿Si de golpe se pusiera a palpitar? Entonces comprenderían que está aquí y leR parecería que el corazón iba a estallarles. ¿Entonces de qué les servirían sus diques y sus murallas y sus centrales eléctricas, sus altos hornos, sus prensas hidráulicas? Puede suceder en cualquier momento, quizá en ,eguida; éstos son los presagios. Por ejemplo, un padre de familia de paseo verá acercársele, por la calle, un guiñapo rojo como empujado por el viento. Y cuando el guiñapo esté muy cerca verá que es un 7. 8. Idcm; Op. Cit. pág. 186 Idem; Op. Cit. pág. 170 141 trozo de carne podrida, manchada de polvo, que se arrastra raptando, brincando, un pedazo de carne torturada que rueda por las alcantarillas proyectando espasm;)dicos chorros de sangre. O una madre mirará la mejilla de su hijo y le preguntará: "¿Qué tienes ahí? ¿Un grano? "y verá que la carne se hincha, se rt',squebraja un poco, se entreabre, y en el fondo de la grieta aparecerá un tercer ojo, un ojo risueño. O sentirán suaves roces en todo ~l cuerpo, como las caricias que los juncos hacen a los nadadores en la ribera. y sabrán que sus ropas se han convertido en cosas vivas. Y otro encontratá que algo le raspa en la boca. Y se acercará a un espejo, abrirá la boca; y su lengua se habrá convertido en un enorme ciempiés vivo, que agitará las patas y le arañará el paladar. Querrá escupirlo, pero el ciempiés será parte de sí mismo y tendrá que arrancárselo con las manos. Y aparecerán multitud de cosas para las cuales habrá que buscar nombres nuevos: el ojo de piedra, el gran brazo tricornio, el pulgar-muleta, la araña-muleta. Y aquel que esté dormido en su buena cama, en su dulce cuarto caliente, se despertará desnudo en un piso azulado, en su bosque de vergas zumbantes, erguidas y rojas y blancas, hacia el cielo como las chimeneneas de Jouxtebouville, con grandes testículos medio salidos de tierra, velludos y bulbosos, como cebollas. y revolotearán pájaros alrededor de estas vergas y las picotearán y las harán sangrar. El esperma correrá lenta, dulcemente de esas heridas, esperma con sangre, vidrioso y tibio con bubujitas. O no sucederá nada de todo esto, no se producirá nungún cambio apreciable, pero una mañana, al abrir las celosías, las gentes quedarán sorprendidas porque las cosas estarán pesadamente cargadas de una especie de sentido horrible, como si esperaran. Nada más que esto; pero por poco que dure, habrá cientos de suicidios. ¡Bueno, sí! Que esto cambie un poco, para ver; no pido otra cosa. Entonces veremos a otros bruscamente sumidos en la soledad. Hombres solos, completamente solos, con horribles monstruosidades, correrán por las calles, pasarán pesadamente delante de mí, con los ojos fijos, huyendo de sus males y llevándolos consigo, con la boca abierta y su lengua--inseclo batiendo las alas. Entonces lanzaré una caracjada, aunque mi cuerpo esté cubierto de sucias costras opacas que se abrirarán en flores de carne, en violetas, en ranúnculos. Me apoyaré en una pared y les gritaré al pasar: "Qué habéis he<:ho de nuestra ciencia? ¿Qué habéi., hecho de vuestro humanismo? ;,Dónde está vuestra dignidad de cañas pensantes? " No tendré miedo, o por lo ""enOS no más que en este momento. ¿Acaso no será siempre existencia, variaciones sobre la existencia? Todos esos ojos que devorarán lentamente un rosu"o, estarán de más sin duda, pero no más que los dos primeros. La existencia es lo que temo. Cae la noche, las primeras lámparas se encienden en la ciudad. Dios mío! Qué natural parece la ciudad a pesar de todas sus geometrías, qué aplastada por la noche. Es tan ........ evidente, desde aquí; ¿es posible que yo sea d único en verlo? ¡No hay en ninguna parte otra Casandra, en la cima de una colina, mirando a sus pies una ciudad sumergida en el fondo de la naturllleza? Por lo demás ;.Qué me importa'! ¿Qué podría decirle·? Muy despacito mi cuerpo se vuelve hacía el éste, oscila un poco y echa a andar". (9) Esta metamorfosis que imagina temerosamente Roquentin es muy probable que esté influida por la t~cnica de Kafk.a. Sin embargo el autor no puede resistir la tentación de un paisaje como el de El Havre. de la Normandía, y lo describe con muchos sustantivos: "Un charco de luz en la lejanía era la baja mar. Algunos escollos a flor de agua 9. Idem. Op. cit., pág. 171 142 horadaban con sus cabezas esa superficie de claridad. Sobre la arena yacían barcas pesqueras, no lejos de los pegajosos cubos de piedra arrojados en montón al pie de la escollera para protegerla de las olas, formando agujeros llenos de bichos. A la entrada del antepuerto, sobre el cielo blanqueado por el sol, recortaba su sombra una draga. Todas las tardes, hasta la medianoche, aúlla, gime y marcha a una velocidad de todos los demonios. Pero el domingo, los obreros pasean por tierra; sólo queda un guardián a bordo; la draga calla", (10) y completa el escenario con una descripción típicamente impresionista abundante en adjetivos de color: "El sol era claro y diáfano, un vinito blanco. Su luz rozaba apenas los cuerpos, dándoles sombras, no relieves; los rostros y las manos eran manchas de oro pálido. Estos hombres con gabán parecían flotar dulcemente a unas pulgadas del suelo. De vez en cuando el viento empuja hacia nosotros trémulas como agua; los rostros se apagaban un instante, se ponían gredosos". (11) Como podemos apreciar no es Sartre el escritor que emocione con sus descripciones de la naturaleza. No lo concebimos como individuo en comunión con la naturaleza, sino como hombre de gran ciudad. Además es muy notoria la intención del novelista de no usar metáforas ni imágenes porque su deseo es explicar las cosas. CONCEPTO DE NOVELA EN SARTRE "El escritor es un hablador: señala, demuestra, ordena, niega, interpela, suplica, insulta, persuade, insinúa. Si lo hace huecamente, no se convierte en poeta por eso; es un prosista que habla para no decir nada". (12) El novelista, porque para Sartre la novela es le género ideal, tiene como misión evidenciar el mundo y especialmente al hombre o a los hombres, para que asuman su responsabilidad. El desconocimiento del mundo como el desconocimiento de la ley, acarrean, según Sartre rcsponsabilidades ante las cuales no se puede alegar ignorancia. Hace énfasis en la responsabilidad que tiene el novelista de dominar su idioma. "porque si se entra en el universo de los significados ya no hay modo de salir de él". Las frases tendrán significado lo mismo que los silencios que son momentos del lenguaje. "No se es escritor por haber decidido decir ciertas cosas sino por haber decidido decirlas de cierta manera y el estilo, desde lucgo, representa el valor ele la prosa". (13) Sartre nos asoma ya la palabra estilo pues las palabras son escogidas por el autor, según sus designios, como el escultor decide cuáles son las partes del granito que debe quitar para obtener su escultura. Sartre nos dice que el estilo, desde luego, representa el valor de la prosa pero que debe pasar inadvertido porque las palabras son transparentes y la mirada las atraviesa, por eso no es de su gusto el adjetivo, prefiere el sustantivo. La poesía, al tener un significado contextual, le causa desconfianza pues la emoción las convierte en cosa y les acarrea opacidad. ¿Cómo cabe esperar que se provocará la indignación o el entusiasmo político del lector cuando precisamente se le retira de la condición humana y se le invita a examinar, con los ojos de Dios, el lenguaje al reves? ". (14) 10. 11. 12. 13. 14. ldem; Op. cit., pág. 64 ldem; Op. cit., pág. 64 Sartre, J. P., ¿Qué es literatura? pág. 51 Sartre. J. P. ¿Qué es literatura? pág. 54 Sartre, J. P. ¿Qué es la literatura? pág. 50 143 Para Sartre hablar es actuar y con la palabra, al ser nombradas las cosas, éstas pierden su virginidad. Si se nombra la conducta de un hombre, ésta queda en evidencia ante este hombre y se ve a sí mismo, en una acción reveladora secundaria ejecutada por el escritor, por el prosista. El escritor desinteresado no existe para Sartre, no cree en la literatura autotélica y menos en la época actual. El escritor debe hacer profesión de apostolado, comprometerse con su época y producir el respectivo mensaje para sus lectores: "El mensaje es, en fin de cuentas un alma hecha objeto. Un alma ... ¿Y qué se hace con un alma? Se la contempla a distancia, respetuosa, no se tiene la costumbre de mostrar el alma en sociedad sin un motivo imperioso". (15) Denuncia los vicios, las injusticias, la irresponsabilidad de la sociedad, del conglomerado en que vive, la libertad de raza, etc. Oigamos a Sartre: "Yo diría que un escritor está comprometido cuando se esfuerza por embarcar a la conciencia más lúcida y completa, es decir cuando tanto para él como para los demás, hace pasar el compromiso de la espontaneidad inmediata a lo reflexionado. El escritor es un mediador por excelencia y su compromiso es la mediación. Pero, si es verdad que hay que exigir cuentas a su obra a partir de su condición, también es preciso recordar que su condición no es solamente la de un hombre en general, sino, precisamente, también la de un escritor". (16) Este compromiso o responsabilidad no debe convertir las obras en libros de proselitismo, al contrario, debe enriquecerlos. Sartre considera que la obra por muy trágica que sea la humanidad que el autor presenta, debe tener un poco de generosidad, lo cual considera como "La trama misma del libro, la materia con que se labran los hombres y las cosas; sea cual sea el tema, debe manifestarse por todas partes una ligereza esencial que recuerde que la obra no es nunca un dato natural sino una exigencia y Una donación ",(17) Sartre cree que hay dos clases de novelas: huenas y malas. La primera clase que agrada halagando y la segunda la que constituye una exigencia y un acto de fe. Debe de darnos un mundo cerrado en el cual no pueda exaltarse ni la explotación del hombre ni la injusticia. Por eso Sartre dice: "no se escribe para esclavos". El arte de la prosa es solidario con el único régimen donde la prosa tiene un sentido, la democracia". Debemos tener presente que la obra de arte es en Sartre un acto de confianza en la libertad de los hombres, hermanos de raza o de clase, de su tiempo, de su momento, y por eso podríamos considerar la orientación de Sartre en novela como sincrónica y cargada con el determinismo de Taine. Oigamos lo que dice de los autores clásicos: "Los grandes escritores queríamos destruir, edificar, demostrar. Pero no recordarmos ya las pruebas que han presentado, porque no nos cuidamos nada de lo que quieren probar. Los abusos que denunciaban ya no son de nuestro tiempo; hay otros que nos indignan y que ellos no pudieron sospechar; la historia ha desmentido ;¡lgunas de sus previsiones y las que se realizaron son verdad desde hace tanto tiempo que nos hemos olvidado que fueron en un principio rasgos del genio de esos hombres, algunos de sus pensamientos están muertos y otros han sido tomados como propios por todo el género humano y son ahora lugares comunes. Se deduce de esto que los mejores argumentos de estos autores han perdido su eficiencia: admiramos únicamente en ellos el orden y el rigor; su ordenación más perfecta no es para 15. Sarte, J. P. ¿qué es la literatura? pág. 60 16. Sartre, J.P. ¿qué es la literatura? pág. 92 17. Sartre, J.P. ¿qué es la literatura? pág. 82 144 nosotros más que un adorno, una arquitectura elegante de la exposición, sin más aplicación práctica que esas otras arquitecturas: las fugas de Bach y 108 arabescos de la Alhambra". (18) BIBLIOGRAFIA CONSULTADA STERN, ALFRED. La filosofía de Sartre y el psicoanálisis. Ediciones Imán, Buenos Aires. SA,RTRE, J. PA UL. ¿ Qué es la literatura? Editorial Losada. SARTRE, J. PAUL. La Náusea. Editorial Losada. Sexta edición. CASTELLET, JOSE 1\1a. La hora del lector. Ensayo. Seix Barral, Barcelona. CASTAGNINO, R.B. ¿Qué es la literatura? Naturaleza y función de lo literario. Editorial Nova, BuenOi! Aires, 1954. Notas del Seminario del DR. LASCARIS. 18. Sartre; ¿Qué es la literatura? pág. 58 146