Ensayo El sector agropecuario, el mundo y la política económica

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una leve depreciación del peso; la misma se agravó notablemente con la sequía,
el estancamiento de Brasil y la reciente depreciación del real.
La consecuencia es que, a este tipo de cambio, el país no genera suficiente
divisas para atender las importaciones que requerirían una actividad local en
expansión y la demanda por parte del Tesoro para servir sus deudas; mucho
menos aún la fuga de capitales y otros usos, como el pago de dividendos al
exterior. Por ende, hasta que esta escasez no se resuelva, difícilmente la
economía puede reactivarse.
Brasil y la cosecha pueden jugar un rol favorable hacia el próximo año. Pero en
cualquier escenario hacia 2013 la inflación se mantendrá elevada y creciente, en
la medida en que difícilmente el gobierno modere sus políticas fiscal y monetaria
en un año de elecciones. La debilidad de la actividad no logrará compensar los
efectos inflacionarios de las elevadas expectativas de inflación, los ajustes
salariales y la mayor depreciación del peso.
Ensayo
El sector agropecuario, el mundo y la política económica
argentina
Dr. Ernesto A. O’Connor1
Introducción
El aporte del sector agropecuario y agroindustrial a la economía y a la sociedad
argentina ha sido históricamente, y sigue siendo, muy relevante. Su contribución
no se detiene en la producción de granos o de carnes pampeana, sino que se
extiende a una vasta red de producciones regionales.
1
Director del PAC. Profesor de Crecimiento y Desarrollo Económico (UCA)
[email protected]
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Además, los encadenamientos que genera hacia atrás y hacia adelante –
innovación y cambio tecnológico, comercialización, transporte, puertos, servicios
urbanos regionales, construcción, comercio, consumo y empleo local-
son
innumerables, siendo la agroindustria uno de los ejes del crecimiento de la
economía nacional.
Desde comienzos de la década del ‘2000, tanto por factores externos (shock de
demanda de China y precios récord de commodities) como por factores
endógenos (cambio tecnológico, siembra directa, agricultura de precisión,
nuevas formas de organización empresarial, entre otros) su aporte a la
economía y a la sociedad argentina ha sido incremental.
En números, el sector agropecuario y las cadenas agroindustriales aportan:
el 13% del PIB
el 55.8% de las exportaciones de bienes
el 35.6% del empleo directo e indirecto
el 18,8% de los impuestos (AFIP).
A partir de esto, el set de políticas públicas debería estar alineado con estos
aportes, potenciándolos.
Las políticas públicas hacia el agro (2002-2012)
En los últimos diez años la política económica ha tenido un creciente sesgo
desfavorable para la competitividad de estas cadenas. Se ha observado una
continua pérdida parcial de renta agropecuaria a manos del sector público
argentino y, de manera derivada, por parte de algunos tramos de la cadena
agroindustrial, debido a algunas políticas específicas de redistribución de la
renta.
Se destacan la reintroducción de los derechos de exportación (2002) y el
incremento en el tiempo de sus alícuotas (hasta la crisis de la 125 y el paro del
campo), las restricciones o prohibiciones de exportaciones, y la introducción de
mecanismos de regulación de los precios, como los ROE (Registros de
Operaciones de Exportación) y sus efectos negativos sobre el precio interno de
los granos, las restricciones a las exportaciones de carnes y lácteos, llegando a
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la actual crisis de las producciones regionales, originada en un tipo de cambio
atrasado y una elevada suba de costos asociados a la alta inflación observada
desde hace cinco años.
Las justificaciones se han centrado en cuestiones de equidad redistributiva social
y seguridad alimentaria, si bien aquellos instrumentos han sido útiles como
financiamiento del déficit fiscal. En este sentido, se reiteran en la Argentina
políticas adversas al sector agropecuario, que suelen resultar, como en cualquier
economía, en una reducción de la oferta, con consecuentes efectos sobre el ciclo
económico.
Otra novedad es el repentino incremento de la presión impositiva sobre el sector
agropecuario, sobre la base del revalúo del impuesto inmobiliario rural, con altos
impactos en impuestos nacionales como Bienes Personales y Ganancias, en las
provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, y con proyecto en curso en la
legislatura provincial de Santa Fe. Si bien las valuaciones fiscales se encontraban
atrasadas, el ajuste ha sido exponencial. Una vez más, uno de los sectores más
dinámicos y competitivos de la economía es fruto de la mayor presión tributaria,
derivada de un déficit fiscal creciente para financiar un gasto público que
equivale al 47% del PIB.
En este contexto, si bien los precios internacionales agropecuarios son record, el
precio doméstico del trigo y del maíz sufre las quitas de los DEX y los ROE.
La cosecha 2011/12 sería de 83 millones de tn frente a un pronóstico original de
107 millones -con su efecto de menor liquidez y por ende menores inversiones-,
con buena causa en una nueva sequía en varias regiones. El sector -como la
industria y el resto de la economía productiva-, venderá desde ahora a un dólar
oficial con algunos costos valuados al dólar paralelo. El resultado probable es un
estancamiento de mediano plazo en la producción, por la menor liquidez y
disponibilidad de fondos para invertir.
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Producción argentina de granos, en miles tn
(1990!2012)
120.000
100.000
80.000
60.000
85,270 m tn promedio
(2008!2012)
40.000
20.000
0
Fuente: UCA!PAC en base a MECON, Bolsa de Cereales
Producción total
Medias móviles 3 años
El comercio mundial de bienes agrícolas
El comercio mundial de productos agrícolas alcanzó en 2010 US$ 1.425 billones,
según la OMC. El total del comercio de bienes era de US$ 14.851 billones, con
lo cual, las materias primas y alimentos equivalen al 9.6% del total.
De este total, la Unión Europea y EE.UU. encabezan el liderazgo global con el
47.3%. Le sigue Brasil, que ha ganado mucho terreno, con el 10%. La Argentina
comparte el lote del 6ª añ 10ª puesto con una serie de países exportadores de
origen asiático, totalizando US$ 34.500 millones en 2010. Brasil exporta el doble
que la Argentina: US$ 68.500 millones.
Es interesante, entonces, la comparación con el país norteño, dado que, ante el
mismo shock externo de la década del ‘2000, ha logrado exportar por el doble
de valor, cuando hace diez años la brecha era sustancialmente menor.
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Comercio mundial
Exportaciones de productos agrícolas vs. Resto
en billones de dólares
Valor
18543,5
14851
3692,5
1425,3
Total
Bienes
Servicios
Agricolas
Agrìcolas por países:
UE (27)
EE.UU.
Brasil
Canadá
China
Indonesia
Tailandia
Argentina
Malasia
Australia
India
532,2
142,5
68,5
52,1
51,6
35,9
35,1
34,5
28,9
27,1
23,2
Part %
100,0
37,3
10,0
4,8
3,7
3,6
2,5
2,5
2,4
2,0
1,9
1,6
Fuente: UCA-PAC en base a OMC
Las tendencias mundiales indican un aumento abrupto de la población
demandante de alimentos en Asia para las próximas tres décadas, abriendo una
oportunidad estructural para los países exportadores de alimentos, donde Brasil
y la Argentina son claves2.
Una comparación con Brasil: el shock externo favorable no es todo
Es interesante comparar los resultados de esta política con la aplicada en Brasil,
donde no existen retenciones ni prohibiciones al comercio de productos
agropecuarios.
Como
contrapartida,
el
Estado
brasileño
apoya
al
sector
con
políticas
horizontales de competitividad (infraestructura, asistencia al comercio exterior).
2
Llach, Juan J. y María Marcela Harriague (2010). El mundo emergente y la
demanda de alimentos: desafíos, oportunidades y la estrategia de desarrollo de la
Argentina. Fundación Producir Conservando. Buenos Aires. Argentina. Marzo.
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Existe una visión de Agribusiness, donde la integración entre la producción
primaria y la industrial es fuerte. Desde 2000 hasta 2012, la producción de
granos de Brasil pasó de 93 millones de tn hasta una estimación actual para la
campaña 2011/12 de 162.6 millones de tn. Es decir, un alza de 95%. En tanto,
el stock vacuno creció desde 150 millones de cabezas hasta 182 millones
(21.3%).
En cambio, en la Argentina, la producción total de granos pasó de 64 millones de
tn a 83.4 millones en 2011/2012 (+30%). Si se considera el promedio de las
últimas cuatro cosechas, la cifra no varía, pues es de 82.7 millones de tn. En
cuanto al stock bovino, cayó desde 55 millones de cabezas hasta casi 48
millones de cabezas (-13%). Es decir, una performance muy
distinta al caso
brasileño.
Argentina y Brasil: producción de granos y stock vacuno
(2000-2012)
200
+21,3
160
+95%
160
140
140
120
120
100
+30%
100
80
millones de tn de granos
millones de cabezas vacunas
180
180
80
60
-13,3%
40
60
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
Fuente: UCA-PAC en base a IBGE y Minagri
Argentina vacunos
Brasil vacunos
Argentina granos
Brasil granos
Es posible un proyecto de agroindustrialización de alta escala
Para encarar un proyecto de agro-industrialización de alta escala, donde el
desarrollo económico encuentre un motor en el sector agropecuario y sus
cadenas, la Argentina debe resolver una relación no terminada en torno al rol de
los recursos naturales.
Esta visión favorable a la relevancia del agro se va
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instalando en la discusión de política, luego de diez años de intervenciones, en el
sentido de las ventajas de una liberalización gradual de las restricciones.3
La Argentina ha tenido, en las últimas décadas, un debate inconcluso en torno
al rol del sector externo, su inserción internacional y las políticas económicas
hacia el sector productor de bienes transables. Desde mediados del siglo XX
hasta
la
actualidad,
con
excepciones,
la
política
económica
financió
el
crecimiento del sector no transable de la economía con transferencias desde el
sector transable.
En qué medida esta situación ha derivado en un desarrollo del país por debajo
del potencial es uno de los interrogantes de larga data. La sociedad argentina, y
la política económica, aún no han resuelto positivamente la relación agroeconomía, y menos aún el desafío de una posible agro-industrialización a gran
escala. El paro del campo de 2008 ha sido una de las manifestaciones más
esclarecedoras al respecto.4
En este sentido, el futuro no parece tan claro. El Plan Estratégico Agropecuario y
Agroindustrial para el año 2020 (PEA 2020), elaborado por el gobierno,
establece que la Argentina es un líder global en la alimentación y la agricultura,
y que la riqueza provendrá de la industrialización de las zonas rurales.
El Plan establece metas cuantitativas para los distintos productos agropecuarios
y agroindustriales hacia 2020. En particular, el PEA 2020 establece como meta
de granos alcanzar en dicho año 157,5 millones de toneladas, lo que equivaldría
a un alza de 54% con respecto a 2011. Esto se lograría con 42 millones de
hectáreas sembradas (alza de 27% desde 2010), frente a las 33 millones de
2012. No ha habido mayores detalles acerca de cómo lograr estos resultados.
Los antecedentes recientes indican que la siembra y la producción de trigo y
girasol no han recuperado en el último lustro los niveles de comienzos de los
‘2000, y que la siembra y producción de maíz sí muestran tendencia alcista en
2011/2012 pero luego de dos años de caídas. En cambio, la siembra de soja
3
Rozenwurcel, Guillermo y Sebastián Katz (2012) La economía política de los
recursos naturales en América del Sur. UNSAM-UdeSA- BCRA. Buenos Aires.
4
AACREA (2008). Campo y Comunidad. Aportes para la comprensión de la
realidad del campo argentino. Julio de 2008.
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sigue presentando indicadores alcistas. Todo esto bajo una cosecha promedio en
los últimos cuatro años de 82 millones de tn, sequías e intervenciones mediante.
Bajo estas perspectivas, la actual rotación de cultivos no colabora con la
sustentabilidad del sistema, y por ende sus impactos sobre los rendimientos a
mediano plazo no serían neutrales, excepto notables cambios tecnológicos. Por
el lado de la ganadería, la recomposición del stock lleva años.
Bajo un escenario de precios internacionales estables hacia 2020, la actual
política hacia la producción agropecuaria sugiere un path dependence, donde la
producción tendría dificultades para lograr las metas más ambiciosas hacia
2020. En este sentido, el ciclo económico 2013-2020 podría seguir a un ciclo de
producción agropecuaria menos favorable que el acontecido en las dos décadas
precedentes.
La reciente liberalización de volúmenes exportables para el trigo para la actual
campaña ha sido anunciada posteriormente a la decisión y los tiempos de
siembra, con lo cual no se esperan efectos. En cuanto al anuncio oficial de
liberalizar 15 millones de tn de maíz para la campaña 2012/2013, el anuncio
llega adecuadamente en tiempos. Con todo, la falta de liquidez en el sector,
debido a la mala cosecha 2011/2012, más los altos costos de siembra de maíz
(superiores en el doble a los de la soja), junto a la inestabilidad de las políticas
públicas, plantean interrogantes en torno a esta concreción.
Para lograr una agro-industrialización de gran escala se necesita un cambio en
las políticas sectoriales. Las políticas públicas también podrían ser consideradas
desde ángulos diferentes, y en función del logro de objetivos distintos, que
incluyan el crecimiento, el desarrollo regional y la equidad, con la generación de
empleo
agroindustrial,
que
es
elevada
en
las
cadenas
agroindustriales,
reduciendo la pobreza rural5. Esto contribuiría de manera notable a la
generación de un federalismo más sano en la Argentina.
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5
Llach, J.J., M.M. Harriague y E.O’Connor (2004). El empleo en las cadenas
agroindustriales en Argentina. Fundación Producir Conservando. Buenos Aires. El
empleo total directo e indirecto de las cadenas agroindustriales alcanza al 35.6%,
mientras que el empleo total directo e indirecto de las cadenas agroalimenticias es
del 28%.
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