Islam: Organizaciones islámicas

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INTRODUCCIÓN
Tras los recientes atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York y el posterior ataque norteamericano
contra Afganistán, el Islam se encuentra más que nunca de actualidad. La polémica por el enfrentamiento
entre culturas árabes y occidentales ha hecho que cada uno de nosotros nos interesemos por una cultura y
religión aparentemente lejana pero más cercana de lo que nosotros creemos.
El Islam ("sumisión a Dios", en árabe) constituye la religión monoteísta universal más joven del mundo y, en
cuanto a número de fieles, con unos 1.300 millones (de los cuales sólo una quinta parte son árabes), disputa
el primer puesto al cristianismo. Los musulmanes representan una cuarta parte de la población mundial y
están repartidos fundamentalmente por un arco de 55 estados que se extiende desde la costa oriental de África
hasta Indonesia, el país con la mayor comunidad musulmana. Albania es predominantemente musulmana,
como Kosovo, la provincia serbia convertida en un protectorado de la OTAN. Bulgaria, Bosnia, Macedonia y
Georgia también cuentan con importantes comunidades islámicas. En Francia se calcula que viven unos 4
millones de musulmanes; en Alemania, 3 millones; en Gran Bretaña, 1,7 millones; en España, medio millón,
como en Holanda, y en Bélgica, unos 300.000. En Estados Unidos, considerado el "gran Satán" por el
radicalismo islámico, se calcula que la población de confesión musulmana se cifra en 10 millones.
Pero Islam e islamismo no son exactamente la misma cosa. El islamismo, también conocido como
fundamentalismo o integrismo, es la politización, a veces distorsionada y fanática, del Islam. Y, además, está
el terrorismo islámico. El debate entre el mundo occidental y el musulmán ha existido desde los orígenes del
Islam, atrayéndose y repeliéndose según las circunstancias históricas. Se han mirado siempre, pero no se han
comprendido nunca. Occidente teme el terrorismo y el fundamentalismo, pero necesita el petróleo depositado
en el subsuelo islámico. Y los islamistas acusan a Occidente de ser hostil a su cultura, de respaldar a Israel, al
que consideran un intruso en su tierra, y de proteger a los regímenes corruptos y antidemocráticos que
controlan el inmenso arco musulmán. Por eso, para poder comprender mejor este trabajo es necesario conocer
unos puntos básicos:
El origen del Islam es muy diferente al del cristianismo. Mientras los discípulos de Cristo fueron una minoría
perseguida dentro de un Estado legal y socialmente organizado −el romano− el Islam fue además de religión,
el Estado y la ley que organizó una sociedad. Mahoma, además de profeta, fue un hombre de Estado que
levantó un imperio, y el Islam no sólo organiza y ordena lo espiritual y religioso, sino también lo político, lo
social e incluso lo económico. Por eso la identificación de religión y poder ha quedado inscrita indeleblemente
en la memoria de los musulmanes.
El Islam es una religión, pero también un código de honor, un sistema legislativo y una forma de vida. Las
obligaciones espirituales básicas del Islam se resumen en los llamados cinco pilares de la fe. Son estos: 1.
Aceptar la shahada o diezmo. 2. Las oraciones diarias a Dios, mirando hacia La Meca. 3. Hacer obras de
caridad. 4. Ayunar durante las horas de luz del Ramadán, un mes de 29 ó 30 días del calendario lunar del
Islam, que se inicia con la Hégira, la huida de Mahoma a Medina. Y 5. El "hach", o peregrinaje a La Meca, al
menos una vez en la vida de cada musulmán.
La "Yihad" (literalmente, hacer un esfuerzo) es uno de los conceptos más controvertidos de cuantos
impregnan la propaganda integrista. Algunos musulmanes lo consideran como un sexto pilar de la fe y lo
traducen frecuentemente como "guerra santa", aunque puede referirse a muchas otras formas de lucha por la
fe, como una lucha interior por la purificación y por la extensión del cumplimiento religioso islámico. Su
defensa en el Corán sirve a los sectores más radicales para justificar el uso de la violencia en la liberación de
un país musulmán. Tal actitud es contestada, sin embargo, dentro de la comunidad musulmana moderada, ya
que el Corán dice también que Dios es misericordioso. La charia es la ley islámica tradicional tal y como fue
establecida por las primeras generaciones de juristas musulmanes: el homicida y el apóstata merecen la pena
de muerte; el ladrón, la amputación de la mano derecha, y los adúlteros, la flagelación.
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Hay ocho palabras en árabe (en castellano no pueden ser menos de once) que resumen la creencia central de
los musulmanes de todo el mundo: "No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta". Pero el Islam no está
unido como considera Occidente. Es una comunidad dividida, con muchas caras y escuelas. La gran
aspiración unitaria del Islam −la comunidad islámica ("umma")− se frustró poco después de la muerte de
Mahoma, cuya sucesión provocó el cisma político entre la ortodoxia (sunní), ganadora en el enfrentamiento y
mayoritaria (90 por ciento de los musulmanes), y la heterodoxia (chiíta), rama minoritaria (excepto en Irán, el
sur de Irak y parte de Líbano), que agrupa a los que creen que Alí, primo y yerno de Mahoma, era el sucesor
legítimo para convertirse en califa. El Corán, el libro sagrado del Islam, contiene las palabras de Dios dictadas
al profeta Mahoma por el arcángel Gabriel, y los chiítas consideran que también cabe la interpretación del
Corán a la luz de los cambios que se operan en el mundo.
Después de la muerte de Mahoma, surgió una división en torno a la sucesión del Profeta. El resultado fueron
los sunnitas, que ahora ascienden a acerca del 90 por ciento de todos los musulmanes y se consideran la rama
ortodoxa del Islam. El otro grupo, los shiítas, que viven en su mayoría en Irán, también se consideran
auténticos musulmanes. Los sunnitas y los shiítas difieren respecto del tema de la sucesión y en algunas de sus
interpretaciones del Shari'ah (el camino recto), un código generalizado de moralidad y deberes religiosos
basado en el Qur'an y el Hadith (tradiciones de las palabras y hechos del Profeta).
El Islam ha tenido un destino manifiesto dinámico. Pero también se trata de una fe política con un gran anhelo
de expansión. Menos de cien años después de la muerte de Mahoma, en el 632 después de Cristo, sus
seguidores habían superado las fronteras del desierto de Arabia para conquistar y crear un imperio.
Conquistaron el imperio persa y gran parte del bizantino, extendiendo su fe por el norte de África hasta
España y por Oriente Medio hasta el río Indo. Desde allí, los devotos comerciantes árabes llevaron
posteriormente su fe a Malasia, Indonesia, Singapur y Filipinas. Otros comerciantes introdujeron el Corán en
las tribus negras de África. Más tarde, el Islam luchó contra los mongoles, los cruzados cristianos y, más
recientemente, los imperios europeos.
LA IMPORTANCIA DEL ISLAM EN EL MUNDO DESDE UN PUNTO DE VISTA
DEMOGRÁFICO Y TERRITORIAL
La mayoría de los occidentales tiene una idea equivocada del poder que representa el Islam en el mundo. Sin
ir más lejos, en la antigua Unión Soviética los musulmanes representaban un 22% de la población, repartidos
en multitud de tribus y catorce nacionalidades. Se agrupaban en las repúblicas de Asia central y del Caúcaso.
Un dato a destacar sería que setenta años de comunismo no afectaron al Islam , vivido por los musulmanes
como algo más que un mero sentimiento religioso.
El recelo entre rusos y musulmanes quedaba de manifiesto; no importaba que se fuera comunista , miembro
del partido, que la Revolución hubiera sido instaurada setenta años antes; los musulmanes se sentían
pertenecientes al Islam y lo hacían patente. Sus tierras habían sido colonizadas en el siglo XIX, pero no
pudieron expulsar a los colonizadores, los rusos. La explosión demográfica de la población musulmana era su
mayor arma.
Tras las sucesivas independencias, las repúblicas islámicas de Asia central presentan peculiaridades bien
distintas con respecto a los movimientos islamistas, aunque todas mantienen buenas relaciones con los
Estados islámicos de la zona, Afganistán, Irán, Pakistán e incluso con Turquía y Arabia Saudí, con un
proyecto común de crear un bloque geopolítico importante en la región. Uzbekistán es la más poblada y con
una islamización importante. Turkemistán es la república musulmana más conservadora pero la república
musulmana por excelencia es Tayikistán.
En la parte de China, los musulmanes también destacan como comunidad. Cerca de 20 millones de
musulmanes viven en las provincias del noroeste provenientes de Arabia y de Persia. Los musulmanes de
Pekín han puesto en marcha empresas comerciales en plena expansión y que casi monopolizan por completo
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el intercambio comercial con los países islámicos.
La situación en Malasia es diferente, clara y complicada. El 50 % de la población es musulmana, el 35 %
budista y el resto hindú. Los musulmanes son una comunidad que ejercen una gran influencia en ese país. El
Islam es la religión del estado y el jefe de dicho estado debe ser musulmán.
En Indonesia existe actualmente una gran preocupación por el fundamentalismo. Es considerado el mayor
país musulmán del mundo con 140 millones de fieles en una población de 175 millones de habitantes. Este
estado ,sin embargo, no se declara ni laico ni religioso y siempre se han resistido a un gobierno islámico.
En Tailandia los musulmanes representan el 5% de una población de 55 millones de habitantes, y
concentrados en el sur. Intentan resistir con frecuentes levantamientos la presión del budismo.
La minoría musulmana de Filipinas, que son cinco millones de personas, intenta rebelarse contra el gobierno
central de este país.
La India es el tercer país musulmán del mundo, con una población de 85 millones de musulmanes. El
integrismo y la presión paquistaní afgana son las grandes preocupaciones de ese gobierno. Sin embargo, esta
gran minoría de este país se beneficia de muchos derechos y existe un código civil especial para los
musulmanes indios que quieran acceder a la administración.
En Pakistán, país en el que la Sharia está institucionalizada, casi cien millones de musulmanes son sunnies. El
resto, los chiítas , siguen siendo los parientes pobres de un Islam que ven no muy floreciente. Los 500.000
muertos , víctimas del ejército paquistaní, así como los siete millones de musulmanes refugiados en la India,
no han acentuado el carácter islámico de Pakistán.
En Bangladesh , las autoridades de ese estado han utilizado el Islam en su propio beneficio y se ha instituido
como religión del estado para usarlo así en la política del país.
El islamismo creció en Afganistán durante el régimen pro soviético. La rebeldía de la población se transformó
en guerra santa. Tras la salida del ejército soviético, la resistencia ha continuado por la gran división existente
entre tribus, religiones e ideologías. Los chiítas, que representan el 15 % de la población, son los más
influenciados por la revolución iraní.
En África un habitante de cada dos es musulmán. De los cerca de 500 millones de africanos, la mitad es de
religión islámica sunní. El chiísmo prácticamente no existe . El Islam es mayoritario en todos los países por
encima de la línea trazada desde el Cuerno de África hasta Guinea , con excepción de Etiopía.
El Islam de Oriente Próximo , aunque es minoritario dentro de un mundo musulmán, ejerce una gran
influencia en la comunidad islámica universal, no sólo porque habla la lengua coránica, sino porque la
mayoría de la población árabe es musulmana. En cualquier caso, hay que señalar que grandes divergencias y
corrientes ideológicas contradictorias están presentes en el mundo árabe, y por lo tanto, en el Islam árabe. Hay
algo específico que aglutina a todo el Islam árabe, y es la fuerza con que se vive la religión en estos países y
que se manifiesta por medio de las escuelas coránicas ...etc.
Musulmanes y no musulmanes tienen los ojos puestos en Egipto , país al que consideran clave en lo que a
acontecimientos islámicos se refiere. Ni es rico ni está muy poblado pero ha sido pionero en desarrollar una
respuesta islámica a la modernidad.
No se entenderá nada de lo que sucede en Argelia si no se tiene en cuenta la experiencia tan atroz que vivió
durante la colonización francesa: se eliminó de raíz la cultura argelina, se impuso el francés y se suprimió el
Islam de las escuelas. Entonces, el movimiento independentista actuaba afirmando su islamismo. Tras la
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guerra de independencia, la vida cotidiana se islamizó. La situación argelina actual es un polvoín donde el
integrismo crece empujado por la represión y la mala situación económica del país , mientras la población
laica considera a los integristas unos terroristas desestabilizadores.
El rey de Marruecos es descendiente de la familia de Mahoma y gracias a esto maniobran con el movimiento
fundamentalista presentando a los integristas como fanáticos.
Líbano es el único país musulmán que se declara laico en su Constitución . El sunnismo es mayoritario pero
seguido muy de cerca por el chiísmo , que desde la revolución israelí , y ante las circunstancias en que viven
los hermanos palestinos de los campos de refugiados ,ve un motivo muy claro para la lucha y el
establecimiento de un estado islámico.
Irak es un país con población mayoritariamente musulmana. El Islam es lo que conforma la sociedad y el
punto de fricción entre las distintas confesiones musulmanas.
Los musulmanes se dividen en sunnitas, chiítas (los más numerosos) y los kurdos, una minoría poco
representativa y que se rebelan constantemente reivindicando una autonomía política y territorial.
Muchos son los que coinciden en señalar la revolución de Irán como el fenómeno popular más importante que
ha conocido el mundo islámico durante el siglo XX. Se puso en práctica un programa de instaurar una
república islámica conforma a la Sharia.
El Islam también existe en Europa. Es la segunda religión de Francia y Bélgica ; sin embargo, los musulmanes
representan en este continente menos del 2 % de la población. Fue a principios de los ochenta cuando los
musulmanes empezaron a organizarse en esta parte del mundo.
La mayoría de los musulmanes de Alemania proceden de Turquía y representan el 2,5% de la población. En
este país hay algo más de dos millones de musulmanes y en veinte años, desde 1962 a 1982 la población turca
en Alemania aumentó en un 50 %. La peculiaridad del Islam alemán es que los inmigrantes no proceden de
países colonizados por éste e ignoran toda cultura alemana. Es por esto por lo que se suele dar un sentimiento
de rechazo por parte de la población autóctona.
Bélgica es el país europeo en el que el Islam está más estructurado. En Bruselas existe una mezquita en la que
los musulmanes pueden reunirse aunque no todo es armonía ya que ha existido una ola fundamentalista
notable.
Casi tres millones de musulmanes viven en Francia, pero la cifra no es exacta ya que no se sabe a ciencia
cierta cuántos son los nuevos convertidos ni se conoce por el número de personas de origen musulmán que ha
abandonado su fe. El 80 % de la población musulmana es de origen magrebí y el 70 % de ésta, argelina.
El Islam de Gran Bretaña , lo constituyen esencialmente los inmigrantes procedentes de los países de la
Commonwealth, India, Pakistán , Bangladesh... . Resulta muy difícil cuantificar , de una manera exacta, la
presencia musulmana en Gran Bretaña debido a la numerosa inmigración procedente de países que estuvieron
bajo el protectorado británico.
EL RESURGIR DEL ISLAM
EL ESTADO ISLÁMICO
Para la mayoría de los occidentales, el término fundamentalismo evoca imágenes de multitudes vociferando
muerte a Norteamérica, embajadas en llamas asesinos y secuestradores. El renacimiento contemporáneo del
Islam en la política musulmana es mucho más significativo que todo eso. Su presencia y su repercusión en las
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sociedades musulmanas revisten un carácter más matizado tanto como fenómeno político como fenómeno
social.
El renacimiento del pensamiento islámico a finales del siglo XIX, fenómeno encarnado por el movimiento
salafiyya, convirtió al Islam en una fuente ideológica y cultural decisiva para los pueblos árabe−musulmanes
en su lucha por la independencia y en la defensa de su conciencia identitaria. En Argelia y Marruecos el
movimiento salafí contribuyó directamente a la ideología y la organización del nacionalismo. Pero ese Islam
reformista encabezado por una jerarquía religiosa de tipo tradicional no sobrevivió a la creación de nuevos
estados−nación de corte occidental en la postindependencia. Tanto en Argelia como en Marruecos se
configuraron regímenes políticos de carácter centralista que consideraron oportuna, en pro de la cohesión
nacional, la neutralización de todo poder, ya fuera religioso o político, susceptible de convertirse en una
fuerza de oposición que desafiara el poder establecido.
En Marruecos el monarca alauita Mohammed V, cuya soberanía gozaba de un reconocimiento popular
importante, impuso su autoridad político−religiosa tras haber jugado un papel decisivo en favor de la
independencia nacional alcanzada en 1956. Sin embargo, hubo de enfrentarse a fuerzas concurrentes en el
campo político: Partido del Istiqlal y el religioso: ulemas tradicionalistas y zawiyyas. Para contrarrestar la
creciente influencia del partido nacionalista y evitar así la instauración de un régimen de partido único, el
poder monárquico alentó la creación de nuevos partidos políticos, entre los que cabe destacar el Movimiento
Popular, mayoritariamente amazigh, cuya importancia en la lucha identitaria ha sido bastante limitada.
En cuanto al poder religioso, éste fue subyugado mediante su integración dentro de un sistema de
monopolización estatal de la religión que convierte al monarca en la principal autoridad religiosa del país en
su calidad de Amir el Mu'minin (Príncipe de los Creyentes) y descendiente directo del profeta Muhammad.
Así pues, el Islam reformista fue superado por un nuevo Islam, el Islam oficial dependiente del poder político.
El salafismo convirtió al Islam en una ideología reformista que aunó los esfuerzos de los eruditos religiosos y
los intelectuales en provecho de la lucha nacionalista. Una vez lograda la independencia, los ulemas
reformistas fueron relevados por las elites nacionalistas que, sometiendo el Islam a nuevas lecturas e
interpretaciones, lo oficializaron convirtiéndolo en una ideología apta para la legitimación de los nuevos
regímenes políticos.
Sin embargo, el uso político del Islam por el estado difiere en los casos argelino y marroquí es decir, el papel
que juega la religión en la vida política del país, lo cual interesa por ser un factor determinante en la
configuración de la contestación islamista. En realidad, el Islam oficial y el islamismo constituyen dos
concepciones distintas y antagónicas de un corpus teológico común.
En Marruecos el Islam ha legitimado tradicionalmente la institución monárquica. El nuevo régimen
monárquico instaurado tras la independencia del país convirtió la religión en su principal apoyo ideológico,
reforzando su legitimidad política. El Islam es institucionalizado como fuente de poder para el monarca, que
asume un liderazgo hegemónico en las esferas política y religiosa, convirtiéndose en el árbitro indiscutido del
estado. El vocabulario político y religioso confluyen en un sólo lenguaje: el lenguaje del poder.
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Por el contrario, en Argelia el Islam no legitimaba ninguna institución, pero siendo la religión un punto de
referencia identitario fundamental se recurrió a su potencial cohesionador. La elite nacionalista que dirigió los
destinos de la moderna Argelia independiente gozaba de legitimidad política debido a su pasado
revolucionario en la guerra de liberación nacional (1954−1962). La religión constituyó un elemento
legitimador auxiliar pero esencial al convertirse en el canal transmisor de uso estatal para comunicar al pueblo
su mensaje de modernización y la decisión de promover el socialismo y el desarrollo económico. Tal
explotación política del vocabulario religioso se realizó a partir de un Islam objeto de relecturas y
reinterpretaciones que se convirtió en el Islam oficial que sostenía el nuevo proyecto de estado. Ello implicaba
necesariamente la represión de toda manifestación religiosa al margen del control oficial.
A pesar de que en ambos países existe una versión oficial de la religión islámica, la marroquí es pluralista
frente al carácter monista del Islam oficial argelino. Tal oficialización implicó la creación de una elite
religiosa afín al estado que integró a los ulemas tradicionalistas. En ambos países se crearon sendos
ministerios de asuntos religiosos, así como ligas de ulemas de patrocinio estatal. Sin embargo, algunas
secciones de eruditos religiosos rechazaron tal supervisión estatal del Islam, enemistándose con el régimen, y
en algún caso reaccionando contra él, casos de shaikh Ahmed Sahnoun y shaikh Abdellatif Soltani que desde
una postura islamista, presionaron al régimen argelino en los años ochenta proclamando abiertamente la
necesidad de instaurar un estado islámico.
El islamismo, emergente en los años setenta y activado fuertemente a raíz de la revolución iraní de 1979,
constituye un movimiento de ideologización política de la religión alternativo al oficial, un Islam militante
rupturista con el Islam oficial que se rechaza juntamente con el proyecto de estado al cual está vinculado.
En cuanto a las zawiyyas y el morabitismo que representan la religiosidad del pueblo, el Islam oficial
marroquí la absorbió adquiriendo ese carácter plural. Pero cabe matizar que si bien el culto a los santones del
morabitismo es tolerado, la influencia de algunas hermandades sufíes fue refrenada mediante la confiscación
de sus tierras y propiedades porque éstas no consideraron que debieran lealtad a la dinastía gobernante. En el
caso de Argelia la lectura renovada del Islam comportó la represión de toda manifestación popular de la
religión, por considerarla incompatible con la modernidad del nuevo estado.
La religiosidad magrebí se origina en la actitud específica de los imazighen frente a lo sagrado, lo cual sugiere
la cuestión de si existe un Islam específicamente amazigh. En efecto, existe una práctica religiosa popular más
o menos sincrética que incluye muchos ritos de origen antiguo, remontándose al animismo religioso profesado
por la población originaria del Magreb, los imazighen .
La Economía Islámica, como rama de la Economía Contemporánea se encuentra en la actualidad en sus fases
iniciales de desarrollo. Podríamos señalar la década de los 60 como punto de inicio de la investigación
organizada en este área del conocimiento.
En esa época, a raíz de los movimientos socioeconómicos que se produjeron en los países de mayoría religiosa
islámica, los pensadores musulmanes comenzaron a examinar su propia posición desde la perspectiva del
Islam, articulando una aproximación islámica del Estado a muchos de los problemas que se estaban suscitando
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en estos países.
Este movimiento inicial se aceleró inmediatamente debido al proceso descolonizador que se estaba
produciendo en el área, así como por la necesidad que tenía su población de reconstruir sus esquemas sociales
a la luz del Islam. En una primera fase, la confrontación directa con la realidad la llevaron a cabo los agentes
sociales mas radicales, entre los que se encontraban los de tendencia izquierdista, y los reformadores sociales
islámicos radicales. En esta fase, se incidió en la aplicación de las enseñanzas económicas del Islam y la
actuación se centraba en la crítica, desde el punto de vista islámico, de la Teoría Política y Económica del
Occidente contemporáneo.
Mas adelante, y una vez pasada la marea revolucionaria, el protagonismo de la acción fue asumido por los
economistas musulmanes y otros profesionales afines, que se fueron interesando en esta nueva interpretación
de la Economía.
En la historia del pensamiento islámico económico actual, esta conferencia supuso el paso desde "una
enseñanza sobre la práctica de la economía en el Islam" hacia "una Economía Islámica".
Al hablar coloquialmente del Islam hacemos referencia a una serie de espacios geográficos relacionados los
unos con los otros, sujetos hasta nuestros días en sus delimitaciones a variaciones muchas veces dramáticas.
Cuando empleamos el término "islámico" conviene distinguir entre los que comúnmente conocemos por
"árabes" (termino que agrupa al mundo árabe, y a los países árabes) y el "Islam no árabe" (en esta categoría
están agrupados los musulmanes, y lo que se suele denominar mundo islámico), conceptos que se utilizan de
forma indistinta y ambigua en la mayoría de las ocasiones, pues ni son lo mismo ni significan lo mismo,
estando unidos a veces por una historia y otras por una religión común.
El Islam, como religión y sistema de vida, tiene una relación particularmente estrecha con los árabes, siendo
estos su núcleo y su agente difusor y creador; pero el Islam, al difundirse por variadas e inmensas zonas
geográficas y entre muy diferentes pueblos, deja de ser un sistema exclusivo de los árabes. De esta manera, en
la historia y en la actualidad, pueblos no árabes asumen y representan en un primer plano la defensa del Islam,
con el que se han identificado totalmente.
LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN EN LA CONFIGURACIÓN DEL ESTADO ISLÁMICO
Cuando se tendía la mirada hacia el mundo musulmán, podían distinguirse tres modelos en cuanto a la
relación de la religión con el estado: islámico, laico y musulmán. Ideológicamente, la tendencia preponderante
,siguiendo los modelos occidentales, fue fomentar las formas seculares de identidad y solidaridad nacional y
limitar la religión a la vida privada más que a la esfera pública. Predominaron las formas de nacionalismo o
socialismo locales o lingüístico−regionales. Esa tendencia laica empezó a cambiar en los sesenta.
Las diferencias en los contextos sociopolíticos , formas de ejercer el poder y condiciones económicas
determinaron el modo en que se definió y se llevó a cabo el Islam. Asimismo, el Islam resultó ser un desafío a
la par que una amenaza : una fuente de estabilidad e inestabilidad, de legitimidad y subversión , utilizado
igualmente por gobiernos prooccidentales y antioccidentales. Gobernantes militares y ex − militares
recurrieron al Islam para fortalecer su legitimidad , movilizar el apoyo popular y justificar la acción política de
sus gobiernos.
Un ejemplo de la unión que existe entre la religión y el estado en países musulmanes es Turquía: la
Constitución turca sanciona la separación entre religión y Estado y garantiza la libertad de credo y de culto.
Pero el Islam es, en la práctica, la religión del estado. Una oficina estatal para los Asuntos religiosos dirige las
relaciones con las religiones y supervisa todas las actividades ligadas al Islam, nombrando y retribuyendo a la
jerarquía musulmana de los imanes y de los hatips. El proselitismo no es ilegal. Según "Freedom House",
asociación americana que defiende la libertad religiosa, algunos cristianos que han confesado públicamente su
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fe fueron detenidos por la policía acusados de perturbar la paz civil.
En las sociedades islámicas, la inconformidad y el enojo por la injusticia social no tienen más canal de
expresión que la religión. Por ello, el Islam está imbricado en los movimientos políticos de esas naciones.
A diferencia del cristianismo, que fue una religión perseguida, el islamismo fue siempre una religión
triunfante. El Corán afirma que Alá nunca conoció la derrota. Ello provocó en los musulmanes un sentimiento
de seguridad, de confianza en sí mismos. Durante siglos, ningún territorio musulmán fue sometido por fuerzas
extranjeras, excepto cuando llegaron los mongoles, pero éstos terminaron por convertirse al Islam. Esa
confianza sufrió un shock con el colonialismo occidental en el siglo XIX, de la cual buena parte de esas
naciones no salió hasta pasada la segunda mitad del siglo XX.
El Islam y el Estado nacieron juntos. El Califato fue una forma de gobierno surgida en el siglo VII, que tenía
como principal tarea proteger la religión del Islam, tal como lo manda el Corán. Pero, inevitablemente, Estado
y religión se contraponen: a la larga tratan de convertirse en absolutos y en dictar las normas que regulan las
relaciones sociales.
Paulatinamente, el Estado fue separando sus funciones de la religión. Actualmente, salvo Afganistán, Sudán e
Irán, el resto de los Estados musulmanes son seculares. Esta contradicción ha provocado la radicalización y
apuntala las tendencias fundamentalistas.
Unas pautas básicas para conocer la relación entre el estado y el Islam serían las siguientes:
El desafecto del árabe por el Estado
Universalidad y especificidad del Islam
Estado, política y cultura
Relaciones internacionales y pluralismo cultural
Rechazo de lo occidental como modelo absoluto
El Islam contra el Estado−nación
La aceptación musulmana del Estado−nación
El Estado islámico
Ni Estado islámico ni nación árabe. Preponderancia del interés nacional
Continuidad del Estado−nación en el mundo islámico
Los musulmanes creen que el Islam es un total y una manera de la vida completa. Abarca todos los aspectos
de la vida. Como tal, las enseñanzas del Islam no separan la religión de política. De hecho, el estado y la
religión están bajo obediencia de ALÁ con las enseñanzas del Islam. Por lo tanto, las transacciones
económicas y sociales, así como sistemas educativos y políticos son también parte de las enseñanzas del
Islam.
En una primera aproximación se aprecia que la diferencia entre el Islam y el mundo occidental deriva de que
Mahoma no sólo reveló una religión sino también fundó un Estado; éste, hasta el presente, no ha sido
democrático salvo contadísimas excepciones. Las diferencias culturales sin duda pueden haber influido en
ello. Una forma de organización social patriarcal hasta cierto punto se ha traducido, en términos políticos, en
autoritarismo. La impermeabilidad del mundo islámico hacia la democracia resulta a partir de los ochenta
todavía un factor diferenciador más estridente que la propia organización social nacida de la tradición. En
todo el mundo hubo una oleada de democratización que hizo, por vez primera, compatible que, por ejemplo,
culturas relacionadas con el confucianismo aceptaran ese sistema como forma de organización política.
Incluso en China hubo un intento, identificado con la tragedia de Tiananmen. Pero el Islam permaneció
inmune a esta oleada democratizadora y ni siquiera pareció conmoverse con protestas parecidas. Si hoy se
mira al mundo islámico se percibe que ni siquiera existe un camino claro hacia fórmulas semidemocráticas.
En términos políticos, el Islam se identifica con regímenes socializantes nacionalistas, extremadamente
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tradicionalistas o con el fundamentalismo.
Pero, para interpretar esta realidad objetiva, es preciso empezar por recordar que la gestación de la tolerancia,
de la separación entre la religión y la política y de la democracia no resultaron, en absoluto, procesos sencillos
ni exentos de sangre en el mundo occidental. Fueron las inacabables guerras religiosas del siglo XVII quienes
acabaron por tener este resultado en un momento en que el Islam acostumbraba a ser más tolerante con otras
religiones que el cristianismo. De ese oscuro pasado derivan las inesperadas virtudes del presente. El Islam no
tuvo ese pasado y su presente parece poco esperanzador, pero no debiéramos olvidar que algunos indicios hay
de un futuro más positivo.
Hay que tener en cuenta, ante todo, que no siempre el Islam y la democracia han sido incompatibles. En
Líbano y en Kuwait, con el patrocinio de antiguas potencias coloniales (Francia y Gran Bretaña,
respectivamente) hubo, si no democracia, una especie de reparto de poder entre grupos heterogéneos. Más
aún, el caso de Turquía nos descubre que el contacto con el mundo occidental y el ansia modernizadora
pueden llevar a una transformación política que, con sus defectos, reviste también aspectos positivos. Este
país puede ser el faro que ilumine la evolución de todo el Islam, desde el centro de Asia hasta el Magreb.
No se debe olvidar tampoco que en muchos países ha habido una evolución de interés aunque por el momento
no haya tenido efectos políticos decisivos. En ellos la liberalización económica ha disminuido el poder del
Estado y ha permitido cierto desarrollo de las sociedades civiles. Claro está que, en principio, se ha tendido a
seguir las doctrinas de Adam Smith en lo económico y las de Thomas Hobbes en lo político pero muchos de
esos Estados han acabado evolucionando hacia un cierto pluralismo controlado, protagonizado más por
intelectuales y burócratas ilustrados que por la burguesía. Es cierto que la mayor parte de los ejecutivos de los
países islámicos no son responsables ante el pueblo, pero de esa situación se puede evolucionar hacia algún
tipo de democracia en un futuro.
El Islam es una unidad y ningún asunto humano le es ajeno. En el Islam la religión, la política, la economía o
el gobierno de un estado no están separados, sino integrados en una misma unidad de acción y concepción.
Mahoma, como hombre de estado crea una serie de reformas y las implanta en una comunidad que funda,
llamada Umma. La practica del gobierno era sobre la base de la afiliación al Islam. Es éste procedimiento lo
que asocia y le otorga a la religión una connotación especial de no separar la Iglesia de esferas temporales de
la actividad humana, decía entonces el profeta. Y esto es lo que provoca la interpretación de una religión
asociada al Estado. La unidad de una autoridad civil y moral bajo el ordenamiento de un sistema legal divino
conocido como la sharia, o ley islámica. Antes de morir Mahoma, ya Arabia estaba bajo los dominios del
Islam y la mayoría de sus pobladores eran musulmanes.
El Islam es algo más que una religión pues contiene disposiciones de carácter social y político que permitieron
la edificación del Estado musulmán. Para los seguidores del Islam éste se concibe como una forma de vida en
la que se funde la religión con el Estado. Esta fusión es reconocida por el Islam pues el creador, Alá, se ocupa
de los planos político, social y económico de la vida individual. En este sentido, el Corán es el libro sagrado
que debe regir la vida de quienes practican el Islam, sean o no musulmanes.
LAS ORGANIZACIONES ISLÁMICAS
−ORGANIZACIONES INTERGUBERNAMENTALES−
La Liga de Estados Árabes (LEA) es el primer organismo regional establecido en el mundo después de la
Segunda Guerra Mundial. y su surgimiento estuvo enmarcado en el contexto regional existente a fines de la
mencionada conflagración mundial y los acontecimientos a ella asociados desde el punto de vista político,
ideológico, teórico, económico, etc.
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En sus inicios con la creación de la Liga se soñaba con "una especie de Estados Unidos árabes o federación de
reinos, repúblicas y pequeños sultanatos, un poco como las antiguas confederaciones de Alemania", que
favorecía el proyecto británico en favor de los hachemitas, pero lo que se impuso finalmente fue el plan
egipcio, que se concretó, luego de un amplio período de consultas, el 7 de octubre de 1944, cuando los
entonces 7 estados árabes independientes: el Emirato de Transjordania, la República de Siria, el Reino de
Arabia Saudita, el Reino de Irak, la República de Líbano, el Reino de Egipto y el Reino de Yemen, se
reunieron para firmar el proyecto de la Liga Árabe, conocido posteriormente como Protocolo de Alejandría.
Este acuerdo fue el preludio de la creación oficial de la organización, que se realizó el 22 de marzo de 1945
con la firma de la Carta de la Liga de Estados Árabes.
Según establece la carta de la organización, todos los estados árabes independientes tienen derecho a unirse a
la liga de ahí que el número de miembros fue creciendo hasta llegar a 22 miembros en la actualidad. Las
fechas de incorporación de los estados que se fueron independizando fueron: Libia, 28 de marzo de 1953;
Sudán, 19 de enero de 1956; Túnez, 18 de enero de 1958; Marruecos, 1 de octubre de 1958; Kuwait, 20 de
julio de 1961; Argelia, 16 de agosto de 1962; Yemen Democrático, 12 de diciembre de 1967; Bahrein, 11 de
septiembre de 1971; Qatar, 11 de septiembre de 1971; Omán, 29 de septiembre de 1971; Emiratos Arabes
Unidos, 6 de diciembre de 1971, Mauritania, 26 de noviembre de 1973; Somalia, 14 de febrero de 1974;
Palestina, 9 de septiembre de 1976 y Jibuti, 4 de septiembre de 1977.
En el artículo 2 de la Carta se señalan los principales objetivos de la Liga que son:
• el fortalecimiento de las relaciones existentes entre los estados miembros;
• la coordinación de su política con el fin de lograr la cooperación entre todos ellos y proteger su
independencia y soberanía, y el interés general en todas las cuestiones y asuntos de los países árabes.
• estrecha cooperación entre sus Estados Miembros, con la debida consideración a la organización y
circunstancias de cada estado en las siguientes materias:
• Asuntos económicos y financieros, incluyendo las relaciones comerciales, aduanas, moneda, cuestiones
agrícolas e industriales.
• Comunicaciones como: ferrocarriles, carreteras, aviación, navegación, correos y telégrafos.
• Asuntos culturales.
• Nacionalidad, pasaportes, visados, cumplimiento de sentencias y extradición de criminales.
• Asuntos sociales.
• Problemas relativos a la Salud Pública.
En general, todos los miembros de la Liga tienen los mismos derechos y deberes y un sólo voto por país.
Existen muchos otros artículos en la carta pero no es objetivo de este trabajo detallarlos. A lo largo del
desarrollo de la organización algunos de ellos han sufrido modificaciones, y se han introducido otros.
La Liga tiene un Consejo permanente que se reúne dos veces por año, y una secretaría General, de los cuales
se derivan numerosas comisiones y poseen un aparato burocrático amplio. Los representantes de cada país
miembro asumen de forma rotativa la presidencia del Consejo, cuyas reuniones las convoca el secretario
general, el cual es nombrado por el propio Consejo. Desde 1964 se realizan además conferencias Cumbres de
Jefes de Estado de los países miembros, lo que constituyó un paso importante en el desarrollo de la
organización.
Se han creado además numerosas comisiones y órganos auxiliares para coordinar las distintas esferas de
interés de la organización. Entre ellos se encuentran: Consejo para la Defensa Común, Consejo económico y
social, consejos y organizaciones ministeriales especializadas como: de Salud, Asuntos Sociales, Vivienda,
Juventud, Educación, etc.
También existen otros órganos especializados que se ocupan de diversas esferas como: educación, cultura,
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ciencias, asuntos administrativos, trabajo, agricultura, desarrollo, defensa social contra la criminalidad, pesos
y medidas, etc. Tienen además un Consejo para la Unidad Económica, un Fondo Arabe para el desarrollo
económico en Africa, la Organización Arabe para las Comunicaciones Espaciales, el Centro Arabe para los
Estudios de Zonas Áridas, la Academia Árabe para el Transporte Marítimo, el Consejo para la Aviación Civil,
la Unión de Radiodifusión de los Estados Arabes, la Unión Postal Árabe, la Unión Árabe para
Comunicaciones y Telecomunicaciones, etc.
Desde sus inicios la LEA ha participado en los asuntos internacionales y declarado su solidaridad y apoyo a la
liberación e independencia de los pueblos de Asia, África y América Latina. Además ha tenido importantes
lazos con Naciones Unidas y muchas de sus agencias y organizaciones subsidiarias. También ha participado
como observador en conferencias afroasiáticas y no alineadas, así como en cumbres africanas.
Muchos de los temas y objetivos fundacionales de la organización han sido sobrepasados por el tiempo y los
acontecimientos, y nuevos métodos y tareas se le imponen para vencer los retos que las nuevas realidades le
exigen.
La LEA se ha pronunciado en todo momento contra las agresiones a cualquier país miembro y como mediador
en la solución de conflictos, pero en muchas ocasiones no ha sido tan efectivo como se esperaba.
Desde su creación la LEA se ha relacionado con otros organismos regionales y con el sistema de la ONU. Las
relaciones con Naciones Unidas han estado marcadas por antagonismos y cooperación según los temas
tratados.
Inicialmente la presencia de la LEA en ONU estuvo encaminada a movilizar apoyo para las luchas de
liberación nacional y asegurar que los nuevos estados independientes se incorporaran a las actividades de la
liga. A pesar de las altas y bajas en las relaciones entre la LEA y ONU, estas se han incrementado y madurado
y la LEA posee una mayor responsabilidad en el seno de la organización mundial.
En general el problema palestino ha sido el principal asunto tratado en las múltiples reuniones de la LEA en
todas sus instancias, y aún hoy constituye el punto esencial de discusión. En relación con este tema se puede
hablar de tres etapas en el desarrollo del mismo en la LEA:
• 1947−1991: la LEA desempeñó un papel unificador de todos los árabes contra Israel, sus políticas y
prácticas.
• 1991−1993: la Liga dio su bendición al proceso de paz con la resolución 5092 de septiembre de 1991.
• 1994 hasta la actualidad: desempeña el papel de garante de los tratados de paz, enviando fuerzas de
observación y coordinado los esfuerzos árabes en relación con los escenarios que se presenten en el
mundo árabe.
En la práctica múltiples fricciones han existido y existen entre los miembros a pesar de los buenos deseos de
unidad que se han planteado en las reuniones de la organización. Pero además de las diferencias políticas y de
opinión ante determinados aspectos, las diferencias económicas entre los miembros son también substanciales,
coexistiendo en la zona y en la organización, desde países petroleros con altos ingresos hasta países con
grandes poblaciones, pocos recursos y presionados por las deudas y los planes de ajuste a que los someten los
organismos financieros internacionales.
La situación regional actual que afecta al mundo árabe en su conjunto, unido a los cambios internos en los
países miembros demandan de la LEA esfuerzos en aras de reforzar la paz entre los árabes, impulsar el
desarrollo económico, revivir la cultura y la civilización árabe y salvaguardar los intereses comunes. Debe
además servir de marco para que el mundo árabe en su conjunto enfrente las disputas y los cambios en la
escena internacional, sin embargo la realidad muestra las diferencias existentes dentro de la organización que
debilitan este esfuerzo.
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La Organización de la Conferencia Islámica agrupa a 52 países islámicos y cuyo objetivo es de amplio
alcance político e inspirados en la protección y desarrollo del patrimonio cultural y religioso islámico. La
amplitud de los objetivos ha hecho que se fijara ciertas prioridades en las actividades de la organización y se
ha dado prioridad a la cuestión palestina.
Junto a estos fines de orden político , la organización pretende desde mediados de los setenta, desarrollar una
cooperación económica , lo que choca de frente sin duda con dificultades derivadas de las grandes
disparidades económicas que existen entre sus miembros y el tan elevado número de estados que la forman.
Como su propia denominación indica, esta Organización únicamente está abierta a los estados de religión
islámica, pero prácticamente se extiende a los continentes asiático, africano y europeo.
− Otros organismos de cooperación árabes e islámicos son:
− Banco islámico del Desarrollo
− El Banco Árabe para el Desarrollo Económico de África (B.A.D.E.A.)
− El Fondo Árabe para el Desarrollo Económico y Social (F.A.D.E.S.)
− La Organización de los Países Árabes exportadores de petróleo (O.P.A.E.P.)
− La Corporación Interárabe de Garantía de Inversiones (C.I.A.G.I)
− El Fondo Monetario Árabe (F.M.A.)
−ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES O FUNDAMENTALISTAS−
En todo el mundo hay 29 importantes organizaciones terroristas. De ellas 14 son de tendencia extremista
islámica, y cuentan con algún tipo de apoyo −abierto o encubierto− de gobiernos de varios países: Afganistán,
Siria, Líbano, Irán y Libia. Varias de estas 14 organizaciones han hecho explícito uno de sus objetivos: atacar
los intereses de Estados Unidos.
Al Qaida fue creado por Osama Bin Laden a finales de 1980 para unir a los árabes que lucharon en Afganistán
contra la entonces Unión Soviética. Son ayudados en financiamiento, reclutamiento, transporte y
entrenamiento por los islámicos sunní (musulmanes ortodoxos, opuestos a los chiitas), extremistas de la
resistencia de Afganistán. Su meta es establecer un califato pan−islámico en el mundo. Trabaja con los grupos
aliados de extremistas islámicos para derrocar a los regímenes que considera "no islámicos". Pretende
expulsar de los países musulmanes a los ciudadanos occidentales y no afines a su religión. Emite
declaraciones bajo la bandera del "Frente Islámico Mundial por la Guerra Santa contra el deber de todo
musulmán de matar a los ciudadanos estadounidenses −civiles o militares− y sus aliados, donde quiera que
estén".
Esta organización está relacionada con otros planes que no fueron llevados a cabo: asesinar al Papa Juan
Pablo II durante su visita a Manila, en 1994; ataques aéreos a una docena de vuelos estadounidenses en 1995,
y matar al presidente Bill Clinton durante una visita a Filipinas en 1995. Al−Qaida tiene alcance mundial: sus
células se encuentran en varios países, y se refuerza debido a los lazos que mantiene con redes de extremistas
sunníes. Bin Laden y sus lugartenientes residen en Afganistán, y el grupo mantiene campos de entrenamiento
de terroristas en ese país.
Hamas surgió a finales de 1987 como una creciente rama palestina de la Hermandad Musulmana. Varios
elementos de Hamas han usado tanto los medios políticos como violentos, incluyendo el terrorismo, para
conseguir su objetivo de establecer un Estado palestino islámico en el lugar de Israel. Débilmente
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estructurado, con algunos elementos que trabajan clandestinamente y otros de manera abierta en las mezquitas
y en instituciones del servicio social para reclutar miembros, obtener dinero, organizar actividades y distribuir
propaganda. La fuerza de Hamas está concentrada en la franja de Gaza y en algunas áreas de la Orilla Oeste.
No se conoce el número de sus combatientes. Cuenta, empero, con miles de simpatizantes. Opera
principalmente en los territorios ocupados de Israel. Recibe fondos de palestinos expatriados, así como de Irán
y benefactores privados en Arabia Saudita y otros Estados árabes moderados. Realiza actividades para obtener
fondos y para hacer proselitismo en Europa y Estados Unidos.
La organización Abu Nidal (ANO) es encabezada por Sabri Al−Banna. Fragmentada de la Organización para
la Liberación de Palestina en 1974. Está formada por varios comités: el político, el militar y el financiero.
Ha llevado a cabo ataques terroristas en 20 países, matando e hiriendo alrededor de 900 personas. Sus blancos
incluyen a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Israel, los palestinos moderados, la OLP y varios países
árabes. Cuenta con unos pocos cientos de miembros, más estructura de apoyo limitada en ultramar. También
opera en Líbano, incluyendo varios campos de palestinos refugiados. Las autoridades cerraron las operaciones
de ANO en Libia y Egipto en 1999. Ha demostrado capacidad de operación en un área extensa, que incluye
Asia y Europa. Ha recibido un apoyo considerable −entrenamiento, logística y financiamiento− de Irak y Siria
(hasta 1987), además de apoyo cercano en operaciones selectivas.
Al−Gamaà Al−Islamiyya Es el grupo militante egipcio más grande, activo desde finales de 1970. Parece una
organización descontrolada, suelta. Tiene un ala externa con presencia en el mundo entero. El grupo emitió un
cese al fuego en marzo de 1999. Su líder espiritual, Shayhk Umar Abd Al−Rahman, encarcelado en Estados
unidos, canceló su apoyo al cese al fuego en junio de 2000. La primera meta de esta organización es derribar
al gobierno egipcio y reemplazarlo por un Estado islámico, pero Taha Musa también puede estar interesado en
atacar intereses de Estados Unidos y de Israel.
Se especializa en ataques armados contra la seguridad de Egipto y otros gobiernos, cristianos y oponentes
egipcios de los extremistas islámicos antes del cese al fuego.
Se desconoce su fuerza. En su momento de más esplendor, comandó probablemente a varios cientos de
miembros y a un buen número de simpatizantes. Su área de operación es principalmente en Al−Minya,
Asyu'Qinat y Sohaj, al sur de Egipto. También parece tener apoyo en El Cairo, Alejandría y otras localidades
urbanas, particularmente entre graduados desempleados y estudiantes. Tiene presencia en Sudán, Reino
Unido, Afganistán y Yemen.
Hezbolá o Partido de Dios es un grupo radical surgido en Líbano, dedicado a incrementar su política de poder
en ese país. Se opone a las negociaciones de paz entre Israel y Palestina. Es uno de los aliados de Irán, de
quien recibe asesoría.
Conocido o sospechoso de estar envuelto en varios ataques terroristas contra Estados Unidos. Tiene varios
miles de seguidores y cientos de militantes operativos terroristas.
Al−Jihad es un grupo extremista islámico activo desde finales de 1970. Socio cercano de la organización
Al−Qaida de Bin Laden. Ha sufrido varios reveses, como el arresto de sus miembros en el mundo entero. Su
meta principal es derrocar al gobierno de Egipto y reemplazarlo por un Estado islámico; así como atacar
intereses israelíes y de Estados Unidos en Egipto y en otros países. Su área de operaciones está en El Cairo.
LA SIGNIFICACIÓN POLÍTICA DEL ISLAM EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
La nueva situación en las relaciones internacionales, surgida a partir de la caída del muro de Berlín, iniciada
en 1989 y que conllevó la desintegración de los regímenes políticos hasta entonces imperantes en el este
europeo, ha propiciado que desde entonces hayan entrado en escena nuevos y renovados focos de interés
geopolítico. Entre éstos, no cabe duda que el mundo islámico es uno de los que más interés, incógnitas e
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incluso temores despierta en occidente.
Un movimiento importante que se dio en la política y el Islam fue el Paranabismo que tiene sus raíces en el
resurgimiento intelectual de¡ siglo XIX y cuyo objetivo era el de conseguir la unión de los pueblos árabes.
Este proceso tuvo un reflejo en la constitución de la Liga de Estados Árabes que ha incrementado su número
con países africanos, lo cual amplia a los demás países islámicos, no árabes, sus planteamientos.
Por otro lado, y estrechamente ligado a él, el movimiento nacionalista e independentista árabe, generado al
calor de las luchas anticoloniales. Fueron estos intereses colonialistas fundamentalmente europeos los que,
entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, condicionaron la formación de un sector nacionalista
conservador− y oligárquico, regido por grandes y poderosas familias, que se ligaron a Occidente a medida que
podían conseguir su propia estabilidad política, Como reacción, se desarrolló otro, más progresista, que fue
propagando su influencia en el futuro.
Es esta estructuración contradictoria del nacionalismo árabe, la que arrastrarla, desde el principio, al proceso
pan arabista por una senda llena de contradicciones que han llegado hasta hoy en día y que tendrán su
plasmación en los enfrentamientos y conflictos de intereses dentro de la Liga Árabe.
A partir de la intervención colonialista a principios de siglo, se producen una serie de acontecimientos:
• Distinguir los pueblos árabes de los islámicos.
• Distinguir nacionalismo (independencia anticolonial) y panarabismo (movimiento de unión árabe).
• Influencia del Colonialismo en el surgimiento del nacionalismo árabe y en el fortalecimiento del ideal
Pan arabista.
• Relación entre Nacionalismo árabe con la política de Mandatos e intereses occidentales.
• Qué países y cuándo se independizan y en qué circunstancias.
• Qué repercusiones tuvo la 1ª Guerra árabe−israelí de 1948.
• Por qué aparece en el seno del pueblo árabe una actitud de hostilidad antioccidental y contra las
propias élites.
• Qué consecuencias produjo a nivel internacional.
• Qué importancia tuvo la aparición de la OPEP y del papel que juega el petróleo en la economía
mundial.
A lo largo del período de entreguerras, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, se extiende tina nueva
fase caracterizada por el resurgimiento y reorganización del pueblo, árabe y la renovación del mundo islámico
no árabe; es el inicio del proceso de revolución y descolonización del Islam y su acceso a un estado de
soberanía e independencia, pero también de división y conflictos.
Se llega así al establecimiento de los Mandatos orientales, ambos en 1920, bajo la tutela de Gran Bretaña y
Francia. La situación, por tanto, queda dominada por la presencia y los intereses del colonialismo europeo,
que organiza los Mandatos en su beneficio, y, en cuyo marco queda sometido y dividido el pueblo árabe.
Entre las distintas corrientes del nacionalismo árabe predomina la de carácter conservador y oligárquico,
representada por las grandes familias tradicionales y aristocráticas árabes, que cuenta con el apoyo y la ayuda
de Occidente y configura así unas nuevas naciones árabes de talante entre conservador −las repúblicas− y
feudal −los reinos−, pero siempre prooccidental.
En el seno de la Liga se enfrentan corrientes opuestas sobre los problemas más cruciales, llegando hasta la
hostilidad declarada. Pero la Liga Árabe será sometida muy pronto a una dura prueba: el nacimiento del
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Estado de Israel y la guerra árabe−israelí consiguiente. La derrota en Palestina sacude al mundo árabe hasta
sus raíces. Los pueblos árabes se sienten defraudados y humillados, traicionados no sólo por los países
occidentales −exigiendo una toma de posición más dura y resuelta hacia Gran Bretaña y Francia, aliados de
Israel−, sino también por la oligarquía árabe dirigente, incapaz de enfrentarse a sus enemigos y hasta
sospechosa de egoísmo conservador y connivencia con el imperialismo occidental.
Desde 1952, y bajo el peso de la influencia de la derrota árabe en la guerra con Israel en 1948−1949, se inicia
otra nueva y trascendental fase en la historia del Próximo Oriente, y en especial en los países árabes de la
región, en la que, por un lado, se completa el acceso a la independencia de todos los países de la Península
Arábiga, y por otro estallan en algunos de los países árabes independientes desde los años anteriores las
revoluciones de carácter popular y antioccidental, teñidas de socialismo, y en contra de los regímenes
pro−occidentales y oligárquico−conservadores instalados desde las independencias.
En el orden económico, con implicaciones internacionales en todos los aspectos, el petróleo de la zona se
convierte en protagonista mundial al crearse en 1960 la OPEP, y desde 1973 mas acusadamente al
desencadenarse la crisis económica de los años más recientes.
EL MUNDO ISLÁMICO ANTE LOS RECIENTES ACONTECIMIENTOS EN NUEVA YORK Y
WASHINGTON
Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre contra las torres gemelas de Nueva York y el
edificio del Pentágono en Washington, casi todas las naciones del planeta han expresado su preocupación
sobre los alcances devastadores humanos y económicos (la bolsa y la economía mundial se vio notablemente
afectada y aun perduran sus efectos) del terrorismo internacional. El mundo civilizado ha tomado conciencia
de que no se puede vivir a merced del terrorismo y el presidente George Bush le ha declarado una guerra total.
Los bombardeos contra Afganistán para aniquilar al movimiento fundamentalista islámico Talibán, que
gobierna sobre el 90 por ciento de Afganistán y protege a Osama bin Laden, el principal sospechoso, según
Washington, de los atentados en Estados Unidos, son un ejemplo elocuente.
Por una parte, la mayoría de los países árabes ven a Talibán como un motivo de vergüenza para la religión
islámica. Por otra, deben hacer frente a un creciente sentimiento antiestadounidense, razón por la que han
sugerido que el fenómeno mundial del terrorismo se discuta en el marco de la Naciones Unidas para
identificar su origen y causas. La opinión pública árabe no aceptaría una extensión de los ataques a otros
países y rechaza cualquier ofensiva contra otros países del mundo islámico con el pretexto de combatir el
terrorismo, un temor en aumento desde que Washington anunció la probabilidad de "ampliar" su guerra más
allá de Afganistán, en referencia a Irak.
Casi todos los países musulmanes han condenado los atentados del "martes negro" en Nueva York y
Washington, pero el consenso ha sido menor en cuanto a los ataques contra posiciones de la milicia integrista
islámica. Irak condenó los citados ataques, que calificó de "acciones terroristas", mientras que Irán, primer
país islámico en reaccionar a los mismos, los describió como "inaceptables" por no haberse realizado bajo los
auspicios de la ONU. El líder supremo de la revolución iraní, ayatolá Alí Jamenei, condenó los atentados y
tachó los ataques de "campaña injusta y asesina de inocentes". Los árabes permanecen divididos en cuanto a
la forma de afrontar el terrorismo y la descripción del mismo. Prácticamente todos los países se han mostrado
dispuestos a colaborar contra lo que consideran una lacra mundial, pero una gran parte de ellos ha
condicionado esa participación en la campaña internacional antiterrorista a que esté liderada por las Naciones
Unidas. Además, insisten en que se debe diferenciar terrorismo y el derecho legítimo de los pueblos a resistir
contra la ocupación de su territorio.
Algunos ganadores en el nuevo escenario: Irán, enemigo de los talibán, cuya influencia puede crecer en la
zona y cuyo presidente reformista, Jatamí, no vería con malos ojos una reconciliación paulatina con
Washington. También gana Israel, al menos desde la perspectiva de la derecha israelí. Un perdedor: Rusia,
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que aunque puede llegar a una transacción con Estados Unidos que ponga fin al problema chechenio y a la
complacencia mostrada por Washington con los islamistas del Cáucaso. Otro perdedor: Pakistán, que sacrifica
un aliado y que arriesga una desestabilización política de consecuencias impredecibles. También corre
riesgos, más inciertos, la India, que puede ver un peligroso foco de conflictos en el norte del país, añadido
−además− a la vieja disputa de Cachemira.
CONCLUSIONES
Son varias las religiones que deben convivir en el mundo, pero que lo hagan en armonía es la asignatura
pendiente de la humanidad durante siglos de historia. Hoy más que nunca el Islam es utilizado por millones de
musulmanes para justificar actuaciones violentas y sostener luchas constantes. El Islam se ha convertido en
una bandera que usó contra el Colonialismo occidental en tierras árabes. Hoy, esta religión vuelve a
convertirse en la mejor excusa para movilizar pueblos enteros y ayudar a acabar con el descontento continuo
que viven.
En el Islam hay puntos incomprensibles hasta para los propios musulmanes, es una religión que exige total
sumisión a su Dios y que puede escapar a nuestra comprensión. Por eso, es muy difícil que desde Occidente se
intente entender cada una de sus actuaciones cuando el choque de culturas en todos sus actos es obvio. Desde
Occidente se intenta dialogar con un Islam que se tiene como una religión muy diferente a la nuestra; sin
embargo, ese es nuestro error. El Islam es mucho más que una simple religión. Que en muchos de los países
musulmanes la religión vaya de la mano del estado es la primera prueba de que no tratamos con una minoría
de cultura diferente a la occidental, sino con una población que tiene justificados sus actos religiosos en el
propio gobierno.
La imagen que se tiene en Occidente del mundo musulmán está bastante distorsionada a favor de los primeros,
ya que Occidente es el que posee los medios para hacerlo. Sin embargo, esta imagen no es la verdadera. Es
innegable la violencia diaria en tierras árabes en nombre de Alá, pero también es verdad que el triunfo del
colonialismo supuso en buena medida la desarticulación del mundo musulmán y borró por completo el
sistema tradicional de conocimientos. La falsa imagen que se quiere dar en Occidente de los musulmanes no
es sino otro medio más de hacer política. Se trata de justificar las actuaciones de invasión cultural en ese
mundo convenciendo al ciudadano occidental de que no hay otra alternativa. Es real el choque de
civilizaciones existente entre las dos culturas, pero es por parte de los gobiernos de ambas culturas que se
pronuncian aún más estas diferencias.
En los últimos meses hemos sido testigos del choque de civilizaciones y del mal entendimiento entre ambas
tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Las imágenes de las Torres Gemelas en
llamas dieron la vuelta al mundo en cuestión de minutos, y ese poder mediático es un punto a favor de
Occidente. ¿Alguien posee imágenes de genocidios ocurridos hace 30 o 40 años? No, ¿verdad?, posiblemente
por eso nos haya impactado más; esto, y que el país que mayor imagen de invulnerabilidad tiene también sea
víctima por una vez.
En Occidente aun no han aprendido a entender que todos no son como ellos, que se puede tener diferentes
rasgos culturales y ser ciudadano del mundo, que no todas las civilizaciones pueden ser igual de
comprensibles para ellos; por su parte, al Islam le queda mucho por aprender en materia de derechos
humanos, y que en pleno siglo XXI, no se puede seguir matando en nombre de Alá. Que el Islam continúe,
depende en parte de las numerosas comunidades islámicas repartidas por el mundo que convivirán con otras.
Si esto es posible, quizá el resto de la historia de los musulmanes empiece a cambiar.
BIBLIOGRAFÍA
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• Islam y Democracia en el Mundo que Viene , Menéndez del Valle , E.
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Información en Internet:
• www.webislam.com
• www.understandingislam.com
• www.wipo.com
• www.verdeislam.com
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