Islam: Imperio Otomano

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LA CASA DEL ISLAM
Entre los imperios Islámicos que se sucedieron en la historia el último pero no por ello el menos importante
fue el imperio Otomano que tuvo lugar entre los siglos XIII y XX, aunque haya que remontarnos al siglo XI
para encontrar las primeras incursiones árabes en la península de Anatolia, centro geográfico del Imperio
Otomano. Fueron las tribus nómadas Turcomanas las que aprovechando la destrucción del ejercito Bizantino
ocuparon Anatolia en sucesivas oleadas. Para el siglo XIII toda Anatolia estaba constituida por un mosaico de
pequeños emiratos árabes y de pastores errantes. En medio de ese desorden surgió el Emirato Osmanli,
fundado por Osman I (1281−1324), este emirato fue fundado como un Santo Estado Guerrero combinando los
principios gazi, una de las facciones más radicales, con los del viejo Islam. Desde los orígenes del imperio
Otomano, los Osmanlis se concibieron como misioneros en guerra santa contra los infieles. Al mismo tiempo
su territorio abarcaba la principal ruta comercial de Asia Menor, lo que atrajo tanto a mercaderes y artesanos
como a los ulemas religiosos, que eran los elementos indispensables del viejo estado Islámico.
El Imperio Otomano sufrió una importante expansión a principios del siglo XVI, este periodo coincidió con el
máximo esplendor de su economía y de sus instituciones, tanto políticas como musulmanas. Para el año 1512
el imperio abarcaba la totalidad de la península de Anatolia, la península de los Balcanes y poseía un claro
dominio en el mar Negro. Durante el sultanato de Selim I (1512−1520) el Imperio se extendió hacia el este,
para protegerse de los Safávidas y salvaguardar la retaguardia del imperio, cuyo objetivo era la guerra santa
contra los reinos cristianos europeos. Durante este periodo el imperio también se extendió hacia el sur para
proteger las rutas comerciales de los portugueses, y apoderarse de las ciudades santas de Medina y La Meca.
Tras Selim I tubo lugar el sultanato de Solimán el Magnifico (1520−1566), durante este periodo se conquisto
Hungría y se sitia Viena por primera vez en la historia del Imperio Otomano en 1529. Además de las
conquistas europeas durante este periodo hubo una importante expansión por el Mediterráneo cuya estrella fue
Jayr al−Din, conocido como Barbarroja por los cristianos, que paso de pirata a almirante de la flota Otomana.
Los territorios que conquistaron en el Mediterráneo abarcan toda la costa del Africa y varias islas como Creta
o Chipre, este avance Otomano fue frenado por los Cristianos en la batalla de Lepanto en 1571. La derrota en
Lepanto por mar y la imposibilidad de conquistar Viena por tierra frenaron el impulso Otomano que en medio
siglo había sido impresionante. Tras estas derrotas y la llegada al poder Selim II, que los cristianos conocían
como el Borracho, el Imperio se mantuvo a la defensiva dedicándose a conservar sus fronteras. Con este
cambio de política comenzó el declive del poder central que sustentaba todo el Imperio. Durante el visirato de
Koprulu (1656−1661), de su hijo Ahmed (visir 1676−1683) y de su nieto Kara Mustafá (visir 1676−1683) se
intento cortar los abusos que habían corrompido el sistema político Otomano, y lograron por unos años
restablecer el orden interno del imperio, pero esto fue durante un corto periodo de tiempo. Además el daño en
las instituciones ya estaba hecho y ya no había marcha atrás para el proceso de desintegración del imperio
Otomano, lo cual termino por ocurrir después de la primera guerra mundial en 1924.
LAS INSTITUCIONES DEL IMPERIO OTOMANO
Pese a que la organización del imperio Otomano estaba totalmente centralizada en la figura del Sultán, las
instituciones otomanas caracterizaron el funcionamiento interno del estado. Las instituciones administrativas
Otomanas alcanzaron su forma clásica bajo el mandato de Solimán el Magnifico. Para poder estudiar dichas
instituciones las veremos en su forma clásica, luego nos centraremos en la explotación económica del imperio
y por ultimo veremos el deterioro que se produjo en las instituciones y que provocaron la caída del Imperio
Otomano.
LAS INSTITUCIONES EN SU FORMA CLÁSICA
Como han hecho los historiadores occidentales dividiré las instituciones en; de gobierno y musulmanas.
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INSTITUCIONES DE GOBIERNO
La clase dominante otomana se reclutaba de las viejas familias turcomanas que habían gobernado
considerables territorios de Anatolia timars y también eran reclutados de entre los hijos de los esclavos
cristianos. La forma de reclutamiento era llamada devshirme, que significa reunir o coleccionar. Este método,
particular del imperio Otomano, consistía en que a intervalos regulares los agentes del Sultán hacían una
redada a través de las provincias seleccionando a jóvenes cristianos aptos para el servicio del Sultán. Los mas
dotados, aproximadamente el diez por ciento de la leva, eran enviados a la escuela palatina en la cual se le
preparaba para el servicio en los puestos mas elevados del Estado. Aprendían a leer y escribir árabe, persa y
turcomano, eran convertidos al Islam y se les instruía en las ciencias religiosas; aprendían lucha, tiro y
equitación. Finalmente eran entrenados para una rama especial de la administración o para servir en el cuerpo
selecto del ejercito (jenízaros). Mediante el devshirme el Sultán obtenía un cuerpo preparado para ejercer
puestos importantes dentro de la estructura del Estado y fieles a él, ya que le debían todos sus privilegios y su
posición social. Por esto fueron adquiriendo un papel cada vez mayor en el gobierno del estado. En tiempos de
Solimán el Magnifico dominaban los servicios, habiendo desplazado notablemente a la vieja aristocracia
turcomana de las posiciones claves.
Los devshirme coexistían con el nativo estrato militar islámico de guerreros sipahis, que ocupaban una
posición diferente pero complementaria. Los sipahis constituían la caballería musulmana, que se alojaban en
las propiedades territoriales de sultanato o timars. Los sipahis fueron establecidos por Murad I en la década de
1360 y en 1475 había aproximadamente unos 39.000 entre Anatolia y Rumelia. Los timars estaban situados
en las regiones fronterizas con los cristianos y a cambio de mantener las fronteras los titulares de los timars
recibían una renta determinada por sus obligaciones militares, aproximadamente un jinete adicional por cada
3000 aspers. Un aspecto importante de esta institución y una diferencia clave entre el despotismo osmanli y
los sistemas feudales de la Europa occidental es la no−propiedad de los timars por parte de sus benefactores.
Estos, al igual que todas las propiedades del Imperio, pertenecían directamente al Sultán; no podían ser
heredados o podía darlos como recompensa especial. De hecho a la llegada de un nuevo Sultán eran
cambiados sistemáticamente los titulares, para evitar que estos se hicieran fuertes en los timars y evitar así
cualquier posible sentimiento de rebelión. Este sistema solo se puso en practica en las regiones europeas del
Imperio donde la caballería sipahis era necesaria para mantener las fronteras. Así, las provincias de Bagdad,
Egipto, Basora y el golfo Pérsico no tenían tierras timars, pero estaban guarnecidas por tropas jenízaras y
pagaban una suma anual fija en concepto de impuestos. Estas regiones tenían en el Imperio una función
económica mucho más importante que la militar.
INSTITUCIONES MUSULMANAS
Separada de las instituciones burocratico−militares se encuentra la Institución musulmana formada en su
mayor parte por nativos islámicos ortodoxos. El imperio Osmanli fue el primer sistema político musulmán
que creo una jerarquía religiosa organizada, con un clero comparable al de una verdadera iglesia. Al frente de
esta Institución Musulmana estaba el mufti de Estambul o sheikh ul−Islam que se encargaba de interpretar la
ley sagrada de la Saria. El resto del clero llevaban a cabo las tareas judiciales e ideológicas esenciales para el
correcto funcionamiento del Estado; había maestros (medresas), los teólogos (ulemas) y de entre estos últimos
se reclutaban los kadis, que eran los jueces y los encargados de la administración en las provincias del
Imperio. Dentro de la profesionalización y la complejidad del clero se daba también un nuevo complejo de
presiones gazis y del viejo Islam. El celo religioso de las primeras encontró una salida en el oscurantismo
fanático de los ulemas turcos, mientras que el peso social del Viejo Islam quedaba a salvo por medio de su
firme integración en la maquinaria del Estado. Esto dio lugar a que en algunas ocasiones el sheikh ul−Islam
podía bloquear algunas iniciativas del Sultán aludiendo a principios de la Saria, pero estas iniciativas no
cancelaban el despotismo político que ejercía el Sultán sobre sus posesiones imperiales.
EXPLOTACIÓN ECONÓMICA DEL IMPERIO
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Dado que todos los territorios del imperio eran propiedad de Sultán, el objetivo interno fundamental del
Estado Otomano era la explotación fiscal del imperio. Para ese fin se dividió a la población en dos clases
diferentes; los osmanlilar, una clase dominante encargada del funcionamiento administrativo y religioso, y los
rayah, la clase tributaria compuesta tanto por musulmanes como por infieles. Un cronista otomano de finales
del XVII, Mustafá Naima veía las relaciones entre ambas clases como un ciclo de equidad; 1− No puede darse
un gobierno o estado sin los militares; 2− El mantenimiento de los militares requiere unas riquezas; 3− Las
riquezas se obtienen de los súbditos; 3− Los súbditos solo pueden prosperar con la justicia; 5− Sin el gobierno
y el estado no puede haber justicia. Los rayahs infieles eran, como es lógico, los que mas cargados de
impuestos estaban. En primer lugar tenían que pagar un impuesto especial de capitación al Sultán, aparte
tenían que pagar el diezmo para el mantenimiento de los ulemas religiosos. Además de esto, los campesinos
que cultivasen tierras en los timars tenían que pagar rentas a sus beneficiarios. El Sultán fijaba con todo
detalle el importe de estas rentas que no podían ser cambiadas por nadie. Debido a los enormes beneficios
fiscales de poseer una clase infiel rayah, el imperio otomano nunca puso en practica una conversión en masa
al Islamismo. La Islamización de algunos niños cristianos mediante el devshirme resolvía este problema de
carácter religioso.
Las tierras conquistadas a los cristianos se organizaban en timars, cuyos beneficiarios eran los encargados
tanto de la defensa como de la recaudación de los impuestos. Con esta nueva organización de la tierra
desaparecieron las noblezas locales; algunas cambiaron de bando y lucharon con los otomanos en calidad de
auxiliares y aliados tributarios (Servia, Bulgaria y Valaquia), otros se convirtieron al Islam (Bosnia) y a
algunos pocos se les concedieron timars en el nuevo sistema agrícola. La única nobleza local a la cual se le
permitió conservar sus tierras y con ellas su poder provincial fue a la clase boyarda Rumana. Se les permitió
conservar sus tierras a cambio de un fuerte tributo anual en especias. Este hecho hizo de Rumania la única
región europea en la que se dio lugar un segundo servilismo.
Las ciudades otomanas tuvieron un importante crecimiento demográfico durante el siglo XVI (Estambul
alcanzo los 400.000 habitantes). Esto fue debido a la expansión agrícola, aunque este crecimiento estuvo
limitado por el estancamiento de la tecnología rural. Las tradiciones políticas islámicas no poseían ningún
concepto de las libertades urbanas. La política comercial del estado tendía a ser discriminatoria con el capital
comercial a gran escala y estaba dirigida a la producción gremial y religiosa a pequeña escala. Dada la
naturaleza del Estado Otomano no había sitio para el desarrollo de una burguesía turca, y a partir del siglo
XVII las funciones comerciales correspondieron cada vez más a las comunidades minoritarias de infieles. El
nivel de la economía otomana no alcanzo, ni siquiera en el momento de su apogeo, un grado de avance
comparable al del sistema político otomano.
LA CAIDA DEL IMPERIO OTOMANO
Con la continua expansión del imperio, la clase dominante osmanlilar se había enriquecido por medio de la
concesión de nuevos timars o mediante el pillaje. Estos mecanismos sociales eran fundamentales para la
unidad y la disciplina rígidas del Estado Turco. Fue cuando se detuvo la expansión cuando comenzó la
decadencia del despotismo turco. Con este cambio de política las instituciones otomanas, que hasta entonces
habían funcionado bastante bien, empezaron a resultar totalmente ineficaces. El cuerpo de infantería
(jenízaros) que hasta entonces había sido un arma eficaz en la lucha contra los cristianos, pasa a ser un cuerpo
extraño de esclavos privado de sus funciones militares. Estos se convirtieron mas en una amenaza para el
Sultán que una organización al servicio del mismo; Se levantaron contra el Sultán pidiendo primero un
aumento de sueldo y más tarde en el sultanato de Selim II el derecho de enrolar a sus hijos en los regimientos
de jenízaros. Más tarde durante el sultanato de Murad III los musulmanes nativos adquirieron el derecho de
entrar en las filas de los jenízaros. Por ultimo en la década de 1630 las levas devshirme desaparecieron. En
medio siglo uno de los mejores ejércitos de la época se había convertido en una clase con todos los privilegios
intactos con un valor militar insignificante y cuya función política consistía en formar una masse de
manoeuvre fanatizada al servicio de la intolerancia de los ulemas y de las intrigas palaciegas.
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Mientras tanto el sistema timar había experimentado una decadencia similar. Los sipahis se quedaron
obsoletos ante las mejoras introducidas en las armas europeas. Algunos timars fueron entregados a altos
funcionarios para objetivos no militares y otros fueron reabsorbidos para la tesorería, con lo que los efectivos
sipahi menguaron considerablemente.
Las dificultades políticas y financieras del Estado se complicaron con la degeneración de la dinastía. El
sultanato pasa al varón mayor superviviente de la línea osmanli. Los cargos que antes estaban reservados al
devshirme se vendían al mejor postor; Pero como no existía la seguridad de mantenerlo, los titulares de los
cargos tenían que exprimir las ganancias de su inversión a la máxima velocidad.
Las instituciones otomanas se habían convertido en el principal problema del imperio. El ejercito era una
ruina, la caballería estaba muy menguada y la burocracia estaba corrompida, era tan solo cuestión de tiempo
que los reinos cristianos y el imperio Safávida se recuperaran y reconquistaran sus antiguos territorios. La
protección internacional demoro la caída final del imperio durante cerca de un siglo, pero nunca adquirió un
nuevo resurgir social. Simplemente el viejo Estado se hizo cada vez mas violento y se resquebrajo.
OPINION PERSONAL
Lo que más me ha llamado la atención de todo el sistema de gobierno Otomano son las devshirme. Esta
peculiar institución no solo proporcionaba unos dirigentes aptos e instruidos, sino que también propagaba el
Islamismo y controlaba la población de infieles. Con la creación de los devshirme los osmalis evitaron uno de
los peores problemas que azotaron a los reinos cristianos, colocaban al hombre más apto, o por lo menos a
uno de los más aptos, al frente del estado. Mientras en los reinos cristianos las dinastías degeneraban muy
deprisa acabando por tener reyes estúpidos o simples marionetas. Por supuesto que otra de las grandes
ventajas que tenia el poseer un leva devshirme es la total lealtad que esta tendrá hacia el Sultán y hacia el
Estado, ya que es a quien deben toda su posición social y sus privilegios.
La distribución de la tierra en timars, también resulto muy útil para los fines del Imperio Otomano. No solo
por su poder defensivo y tributario, si no también por que estos eran utilizados como recompensas o para
situar a la clase alta lejos del Palacio donde estaba centralizado todo el poder del Estado. Además de esto,
convirtiendo las tierras conquistadas a los cristianos en timars y eliminando a las noblezas locales, la leva de
campesinos que quedaban para cultivar la tierra se veía librada de los pesos feudales de sus antiguos señores,
y paradójicamente su situación había cambiado a mejor.
Sin lugar a dudas la decadencia del despotismo turco comenzó en el momento en que fue detenida su
expansión, y con ella el deterioro de sus instituciones. Aunque no sé muy bien que es lo que ocurrió primero,
si se detuvo la expansión o se deterioraron las instituciones. Parece increíble como unos estamentos que
habían resultado tan útiles en periodo de expansión, se convirtieron en otros tan dañinos para el estado cuando
se paso a una política conservadora. Los jenízaros se volvieron contra el Sultán en busca de mas privilegios y
poder, también exigieron que sus hijos pudieran tener acceso a esos privilegios. Convirtiendo esta institución,
que en su mayor parte estaba formada por leva devshirme, en un derecho hereditario; <<Se perdió todo el
espíritu de la misma>>. Dejo de tenerse en cuenta a los más aptos para los cargos políticos y para el ejercito y
paso a ser una cuestión de privilegios hereditarios, a los que todos los sectores de la sociedad querían llegar.
Con el parón expansionista el Imperio Otomano paso de luchar en el exterior, contra los Reinos europeos, a
una lucha interior, de clases, que acabaría en una lenta desintegración del Imperio.
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