En qué mundo vivimos Escrito por Manuel Castells, uno de los científicos sociales más valorados del planeta. En qué mundo vivimos… es algo que todos nos hemos repetido alguna vez. Cuando contemplamos lo que sucede a través de los informativos de televisión: el hambre, las guerras, la pobreza, los avances científicos… cuando miramos en Internet, leemos la prensa, participamos en eventos sociales o un acontecimiento sacude nuestras vidas… entonces no podemos dejar de lado lo que ocurre a nuestro alrededor. Más que nunca, necesitamos entenderlo. ¿Nos interesa poco lo real?. Lo cierto es que la realidad nos sobrepasa, y muchos eligen el refugio de la ficción, la postura cómoda, en medio de una sociedad que no exige ni valora la reflexión. Pero reflexionar resulta imprescindible para quien necesita superar una situación en su vida, para quien pretende evolucionar o quien sólo desea comprender y ser un ciudadano consciente. ¿Le interesa conocer en profundidad lo que sucede?, a esto debería contestar cada uno de los lectores. “No más metapolítica, no más maestros de pensamiento”, “cada vez que un intelectual ha tratado de dar una respuesta a la pregunta: ¿qué hacer?, ha ocurrido una catástrofe”. “Lo importante es que la gente se libre de la adhesión acrítica a esquemas teóricos o ideológicos”, que construya su práctica desde su propia experiencia, con su propia información y con su propio análisis. Esta, creo, es una propuesta que podría cambiar el rostro de nuestras sociedades. No, no vivimos en el mejor de los mundos posibles. Por eso si queremos hacer algo para actuar en él, tendríamos que esforzarnos en ir más allá de la compulsividad de las noticias que ofrecen muchos medios de comunicación, para los que algo es esencial hoy, y mañana ya no existe. Nuestra sociedad necesita cada día más del trabajo de personas que por su formación pueden ver más allá del horizonte inmediato que a todos nos limita. Hablamos de la nueva economía, de la competitividad, de la brecha entre ganadores y perdedores, del comercio justo, de la deslocalización, de la dependencia energética, de las redes y de la base ética del nuevo sistema. Pero también de la tragedia de África, del sida y de las bolsas de pobreza en las sociedades desarrolladas, de los mercados de la droga, del blanqueo de capitales y, de manera especial, de la explotación de los niños y de los adolescentes que viven sin sensación de futuro. Repasamos esta nueva sociedad de redes que deshace las clases, modifica el espacio y el tiempo, las coordenadas en las que se mueven nuestras propias vidas y registra la crisis de las relaciones familiares tradicionales y de las personalidades. En ella, nuevos movimientos sociales, buscan otros modelos de convivencia. Y fuertes sentimientos de identidad, algunos fundamentalistas, se convierten en actores principales. Abordamos la transformación de las ciudades, de los cambios en nuestra forma de vivir, de trabajar, de las nuevas formas de conflicto y de la manipulación del tiempo, de cómo están cambiando los códigos culturales. Nos detenemos en los fundamentalismos de todo signo y en los nacionalismos, en la cuestión de la identidad como una de las fuerzas esenciales que mueven el mundo. Hablamos de Internet, el nuevo medio que ofrece inauditas posibilidades de información y difusión; de cómo las nuevas tecnologías y la ciencia empiezan a transformar los estadios más elementales de la vida; de la innovación que se revela como la clave del desarrollo, la fuerza del ser humano en el nuevo sistema, para concluir que el dinamismo de la sociedad más que de la tecnología, depende de las personas. El “pienso luego produzco” de Castells, puede dar lugar a los cambios más determinantes en la historia de nuestras sociedades. Hay que navegar y utilizar Internet para saber cómo son las nuevas generaciones que pueden cambiar el futuro de nuestras sociedades. Pero sólo podemos comprender con información, con análisis, con conocimiento. Y sólo mediante el conocimiento podemos imaginar algo nuevo, crear otras posibilidades, innovar. Hoy vivimos una nueva utopía, la que nadie se atrevió a imaginar: la comunicación multilateral, ubicua, libre, universal. Cuáles son los movimientos sociales que proponen alternativas. Hasta qué punto los cambios de creencias y valores modifican la sociedad. De qué forma cambian nuestro entorno Internet y los nuevos sistemas de comunicación. Por qué la innovación es el motor del espíritu del nuevo sistema…En preocupaciones e inquietudes como estas, se pueden encontrar respuestas para comprender mejor en qué mundo vivimos, si se aspira a ser un ciudadano consciente e informado.