Popol Vuh - cultura Maya

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Popol Vuh - cultura Maya
La creación
Primero todo era silencio, había mucha calma. No había nada que estuviera en pie
en toda la faz de la tierra, solo existía el mar en reposo y un cielo apacible.
Todo era oscuro, solo Tepeu y Gucumatz (progenitores) estaban en el agua
rodeados de claridad. Ellos son los que disponen de la creación de árboles, bejucos,
nacimiento de la vida y del hombre. Se formó el corazón del cielo.
Mediante su palabra ellos hicieron emerger la tierra. Dijeron "tierra" y esta fue
hecha. Así sucesivamente surgieron el día y la noche, las montanas y valles,
brotaron pinares. También se crearon las corrientes de agua y los arroyos corrieron
libremente.
Luego crearon a los animales, los venados, pájaros, leones, tigres, serpientes,
culebras, víboras, guardianes de los bejucos entre otros. Estos fueron hechos para
cuidar a los árboles y a las plantas. Los animales se dispersaron y se multiplicaron,
pero los creadores les dieron sus moradas respectivas, mar, tierra o aire.
Luego los creadores les dijeron que hablaran para que alabaran a sus creadores(a
ellos), pero estos animales no hablaban, solo emitían graznidos, chillaban o
cacareaban. Entonces estos creadores los cambiaron de hogar porque no
conseguían que los adoraran ni que los veneraran. Hicieron un segundo intento
pero estos tampoco hablaron, y por lo tanto fueron condenados a ser comidos y
matados.
Ante este fracaso de que los animales no los veneraban, ellos se dijeron que tenían
que crear antes del amanecer algún ser que los venerara, por lo tanto quisieron
hacer al hombre. Para esto tuvieron varios intentos:
1. En este intentaron hacer al hombre de barro, no se podía sostener, no podía
andar ni multiplicarse y se deshizo.
2. Luego trataron con madera, lo cual fue un gran avance, ya que hablaban y se
multiplicaban, pero estos no tenían memoria (por lo tanto no se acordaban de su
creador), entendimiento, caminaban sin rumbo y andaban a gatas. Estos fueron los
primeros que habitaron la faz de la tierra, pero con el diluvio creado por el corazón
de cielo estos murieron. Los que se salvaron se escondieron y se convirtieron en
Gnomos.
3. De tzite se hizo el hombre, y la mujer de espadaña, pero estos no pensaban ni
hablaban. Fueron aniquilados con resina y fueron desfigurados por las piedras de
moler. Esto fue en castigo por no haber pensado ni en su madre, ni en su padre.
4. Poco faltaba para que el Sol, la Luna y las estrellas aparecieran sobre los
creadores cuando descubrieron lo que en verdad debía entrar en la carne del
Hombre. El Yac, Utiu, Quel y Hoh fueron los que trajeron la comida para la
formación del hombre. Esta comida se convirtió en sangre, y así entro el maíz por
obra de los progenitores. Los hombres que fueron creados fueron cuatro: BalamQuitze, Balam-Acab, Mahucutah y Iqui-Balam.
"Estos son los nombres de nuestras primeras madres y padres."
Los dioses principales de los Incas
Los Incas (en el Perú) adoran a Inti, el sol, como su antepasado. Su hermana y
esposa era Mama Kilya, la luna. Dos de los dioses supremos, Pachacamac (dios del
fuego y de la tierra) y Viracocha (dios de la lluvia y el agua) son considerados hijos
suyos.
A Viracocha, cuya hermana y esposa, Mama Cocha, era la madre del mar, también
se la consideraba dios creador. El primer mundo que creó era un mundo de
oscuridad, poblado de gigantes que había hecho de piedra. Sin embargo, eran
desobedientes y les castigó enviándoles una gran inundación. Luego hizo a los
humanos, a partir de la arcilla e iluminó el mundo al enviar al sol, la luna y las
estrellas al firmamento, desde su morada en el lago Titicaca.
Después de enseñar a los humanos cómo vivir en el mundo, partió en un barco
igual que el Quetzalcoatl azteca.
La serpiente cósmica (mito africano)
El pueblo Fon, cuenta como la serpiente cósmica, Aida-Hwedo, fue creada al
principio de los tiempos por el Creador, un dios andrógino con dos caras: Mawu, la
luna, (femenino), y Lisa, el sol, (masculino).
Aido-Hwedo contribuyó a la creación al llevar al creador en su boca mientras se
formaba el mundo. Cuando terminó la obra, el Creador vio que era un peso
excesivo para la tierra: demasiados árboles, demasiadas montañas, demasiados
elefantes, demasiado de todo. Entonces, le pidió a Aido-Hwedo que se enroscase y
se colocase por debajo a la sobrecargada tierra como si fuese un cojín para poder
transportarla. Como a Aido-Hwedo no le gustaba el calor, el Creador hizo el océano
para que viviera allí. Al sentir Aido-Hwedo una gran presión sobre sí, tiene que
cambiar de postura para descansar, y lo que sucede en esos casos es que se
desatan terremotos.
Aido-Hwedo se alimenta de barras de hierro que forjan unos monos rojos que viven
bajo el mar. Cuando el hierro se agota, del hambre se come su propia cola. Luego,
la tierra, con toda su carga se desequilibra y cae al mar.
Una segunda Aido -Hwedo, la serpiente del arco iris, vive en el cielo y envía a la
tierra los rayos de los dioses.
Creación del mundo según los mapuches
El pueblo mapuche explica el origen del mundo a partir de la creencia en un
gran cataclismo generado por la furia de dos grandes serpientes que se
enfrentaron, Kai-Kai y Treng-Treng.
Kai-kai empezó a subir las aguas de los mares y Treng-treng comenzó a
levantar los cerros para que los mapuches se protegieran. Mientras Kai-Kai
más subía las aguas, Treng-Treng más levantaba los cerros. De ese modo,
muchos mapuches se ahogaron y, a medida que ocurría esto, Treng- Treng los
convertía en peces o en piedras, para que vivieran de otra forma. Después de
esto, cesó la lucha, Kai- Kai abandonó el combate y se hundió en el mar. De
esta manera surgieron los diferentes elementos de la tierra, que fueron vistos
como los linajes de las piedras, de los peces y de las aves, entre otros.
El origen del cosmos (onas)
Al principio solo existían dos cosas: Kóoch, que siempre estuvo y una oscuridad
absoluta que no dejaba que las cosas existiesen.
Tanto tiempo pasó Kóoch en medio de las sombras y su soledad era tan grande que
empezó a llorar por tan enorme pena. Y lloró tanto y tan sinceramente por su
profundo dolor que sus lágrimas formaron el Arrok, el Mar Amargo de las tormentas
y las tristezas.
Más tarde, aún en medio de tanta pena, pudo advertir como crecía la enorme
cantidad de agua que había llorado y entonces suspiró. Así creo a Xóchem, el
viento, que inmediatamente comenzó a correr arrastrando a las tinieblas y
preparando el camino para la llegada de la luz. Así fue como todo se iluminó y nació
la alegría en Kóoch. Entonces tuvo ganas de seguir creando los restantes elementos
que le permitieron luego modelar el mundo en el que finalmente vivirían los
hombres.
Un día, en medio del mar que sus lágrimas habían creado, Kóoch quiso contemplar
su obra y vio que la luz no era suficiente. Enojado, levantó su brazo y sucedió que
rasgó de lado a lado el velo de la penumbra y encendió así una gran chispa de
fuego: Kóoch había creado el sol al que llamó 'xaleshem' cuya calidez al entrar en
contacto con las aguas, creó las nubes y el viento, que empezó a jugar con ellas
corriéndolas por todo el cielo, con su risa alocada creo el trueno (katrú) y ellas, que
lo amenazaban con la mirada, crearon el relámpago (lüfke).
Un día Kóoch volvió a aburrirse, por eso pensó que su obra no estaba aún
terminada. Entonces hizo elevar parte de la tierra que se encontraba debajo del
mar y formó una isla en la cual modeló montañas y llanuras separadas por valles y
cañadas. Todos sus hijos, el sol, el viento, las nueves admiraron la belleza de la isla
y comenzaron a derramar sus bondades sobre ella, lo cual dio como resultado la
formación de ríos, arroyos, lagos... el nacimiento de los peces, las plantas, los
árboles y las aves.
Pero sucedió que los primeros hijos de Kóoch sintieron al final, celos de esta nueva
creación y en ocasiones desataban su furia sobre la isla castigando duramente a
árboles y otros habitantes. Entonces Kóoch decidió reprenderlos hablándoles con
firmeza y así la luz continuó brillando para el deleite de la creación.
Pan Gu y la creación del mundo (chinos)
En el principio, el universo estaba contenido en un huevo, dentro del cual, las
fuerzas vitales del yin (obscura, femenina y fría) y del yang (clara, masculina y
caliente) se relacionan una con otra.
Dentro del huevo, Pan Gu (o también Pan Ku), formado a partir de estas fuerzas,
estuvo durmiendo durante 18.000 años. Al despertar, se estiró y lo rompió.
Los elementos más pesados del interior del huevo se fueron hacia abajo para
formar la tierra y los más ligeros flotaron para formar el cielo.
Entre la tierra y el cielo, estaba Pan Gu.
Todos cada día, durante otros 18.000 años, la tierra y el cielo se separaban un poco
más. Pan Gu crecía la misma proporción por lo que siempre se llenaba el espacio
intermedio.
Finalmente, la tierra y el cielo llegaron a sus posiciones definitivas. Agotado, Pan
Gu, se echó a descansar. Y estaba tan agotado que murió. Su cuerpo y sus
miembros se convirtieron en montañas. Sus ojos, se transformaron en el sol y la
luna. Su carne en la tierra, sus cabellos en los árboles y las plantas, sus lágrimas
en los ríos y mares. Su aliento fue el viento y su voz se transformó en el trueno y el
relámpago. Y por último... las pulgas de Pan Gu... ¡se convirtieron en la
humanidad!
Pan Gu
Popol Vuh
Mito mapuche
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