TITULO - Fundación Carlos Pellegrini

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Carlos Pellegrini: una razón para el cambio
Juan Pedro Ronconi
Economía
Universidad de San Andrés
Resumen
Este trabajo establece conexiones entre el pensamiento de nuestro ex-presidente Carlos
Pellegrini y las cuestiones actuales que afectan a las relaciones exteriores de nuestra nación.
Se han analizado los escritos, los discursos y la gestión del para intentar conclusiones
válidas a la hora de proponer medidas que adoptaría Pellegrini en la actualidad.
A modo de conclusión se reseñan los valores tan admirables -y lamentablemente tan
olvidados- que profesaba Carlos Pellegrini. Así, tal vez los lectores encuentren en él un modelo a
seguir, no sólo en la esfera personal sino también, y por sobre todo, en la esfera pública.
1. Introducción
Suele afirmarse que el objetivo esencial del estudio de la historia es conocer el pasado
para comprender el presente y prever el futuro. ¿Qué mejor que rever a un gran estadista
argentino, haciendo el esfuerzo de transportar sus valores e ideas a las problemáticas
contemporáneas, para encontrar soluciones fundadas en estos conceptos inherentes al tiempo, y
así escapar a lo coyuntural?
La relación de un país con su entorno y con sus pares alrededor del mundo ha demostrado
ser a lo largo de la historia uno de los factores más relevantes para al bienestar de una nación, en
todos sus aspectos. El comercio, las guerras o la migración son sólo algunas de las variables que
hacen a la política internacional.
En la actualidad, la Argentina dirige sus decisiones en esta área a través del Ministerio de
Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Entre sus principales objetivos
declarados se encuentran la integración con el mundo, el apoyo al multilateralismo, la promoción
de las exportaciones de bienes y servicios buscando diversificar los mercados atendidos, y
favorecer la inversión extranjera directa.1 A simple vista se nota que no se han cumplido muchas
de estas metas y en algunos casos hasta se ha retrocedido en los avances logrados en el pasado.
Para arribar a algunas conclusiones constructivas para la actual organización política, se
analizarán algunos de los temas que el ex-presidente consideraría más urgentes e importantes,
reseñando sus comentarios y preocupaciones.
2. Las Islas Malvinas y el reclamo de soberanía nacional
La disputa por las Islas del Atlántico Sur (Malvinas, Sandwich, Aurora y Georgias) se
remonta a la segunda mitad del siglo XVIII, en un principio librada entre Francia y España.. Con
la independencia argentina, los derechos sobre este territorio quedan en manos de la flamante
nación. Sin embargo, hacia el año 1833, Gran Bretaña invade las islas e instala población allí. La
Argentina llevó adelante sucesivas protestas e intentó resolver el problema mediante el diálogo
durante casi un siglo y medio, hasta que en el año 1982, en un desesperado intento de gloria
militar, se llevó al país a un controvertido enfrentamiento armado, del cual resultaron victoriosos
los anglosajones Restaurada la paz, se volvió al reclamo pacífico intermediado por la
Organización de las Naciones Unidas, sin encontrar solución aún.
En el período presidencial de Carlos Pellegrini, la cuestión de las Islas estaba relegada
para hacer frente a problemas territoriales más urgentes para nuestro país -las fronteras con Chile
y Brasil- lo cual no quita que en la actualidad, ya resueltos aquellos conflictos, le diera
importancia al reclamo de las Malvinas, Sándwich, Aurora y Georgias.
Como se vio en el modo de tratar el reclamo chileno, Pellegrini creía ante todo en el
progreso pacífico del litigio, siempre y cuando no hubiera que sacrificar derechos que concebía
como propios. Su ferviente patriotismo -tal como lo expresa en una de sus Cartas
1
Cfr. www.mrecic.gov.ar
norteamericanas-2 le impedía ceder parte de su Nación a fuerzas extranjeras, pero no por ello
habría de abandonar la racionalidad y la noción práctica. En carta al ministro Zeballos, dándole
instrucciones para proceder frente al conflicto fronterizo con Chile, manifiesta que:
[debemos] sostener la línea de las más altas cumbres, clara, terminante y
resueltamente (…) deberían los peritos empezar por fijar los límites allí donde
no haya cuestiones y levantar exactamente el plano de los puntos en que haya
divergencia y marcando en él el límite que cada perito sostenga como el que
corresponde al tratado. Con estos planos les será más fácil a los gobiernos
discutir cuestiones, tal vez arribar a concesiones recíprocas…3
Asimismo, el Presidente y su Ministro de Relaciones Exteriores buscaron resolver el
problema en un diálogo sincero con sus pares chilenos, para evitar la intervención de un árbitro
que dejaría resentimientos o incluso un enfrentamiento armado. Tal lo muestra Santiago Sanz en
su texto: “mediante un estudio de las dificultades y con los mapas a la vista era posible resolver
[las fronteras] transándolas fraternalmente (…) buscando límites cómodos y naturales”.4
Esto demuestra una clara postura fraternalista y de diálogo, apoyada en ideas prácticas y
de fácil realización. Hoy llega tarde el consejo del diálogo, ya que la guerra lamentablemente fue
un recurso mal utilizado. Sin embargo, nunca está de más recordar los buenos consejos y con la
ayuda de principios prácticos y fraternos, se podría arribar a soluciones convenientes a ambas
naciones, para terminar este litigio. Seguramente esto anhelaría hoy Pellegrini en relación al
conflicto.
[El] sentimiento nacional (…) es lo que da vigor y nervio a un gran pueblo; Pellegrini, Carlos, Cartas
Norteamericanas, Segunda carta; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar
3
Sanz, Santiago, La política exterior durante la presidencia de Pellegrini, Carta de C. Pellegrini a E. S. Zeballos, 15
de enero de 1892; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar.
4
Sanz, S., op. cit., p. 41.
2
3. Economía
En la economía internacional se manejan variables que son de gran importancia para el
desarrollo de un país, tanto internamente como en relación con su región y con el mundo entero.
A continuación se desarrollarán aquellas que hoy se presentan con un mayor grado de
conflictividad y urgencia.
3.1. Deuda externa
La Argentina posee un in-interrumpido y abultado historial como deudor a diversas
naciones y organismos desde el año 1822, cuando obtuvo su primer empréstito de la casa Baring
Brothers de Inglaterra. Tal vez haber empezado con los préstamos desde tan temprano hizo de
ellos una mala costumbre, pero lo cierto es que el país nunca dudó en pedir dinero ante cualquier
adversidad, para llegar, entre otras cosas, a la catástrofe financiera en el 2001.
Lo cierto sobre esta cuestión es que nunca en la historia nacional se hizo caso a personas
como Carlos Pellegrini, quien profesaba la austeridad como medio para escapar a las crisis, en
lugar de la adopción de medidas cortoplacistas que a la larga sólo habrían de empeorar la
situación. Un ejemplo claro son las medidas que adoptó para solventar la crisis económica que
había heredado del gobierno de Juárez Celman.5 Sin embargo, para no escapar a la consigna, se
analizarán muestras de esta actitud específicamente en relación con las deudas del país durante
su presidencia.
La expresión más clara de su actitud se encuentra en el siguiente fragmento de una carta
que dirigió Pellegrini a Vicente López:
(…) hay quienes aconsejan hoy que se pague lo menos posible, aunque para
ello haya necesidad de hacer ocultación de bienes. Aseguran que cuanto
5
Entre otras cosas, suprimió las legaciones en varios países alrededor del mundo, como por ejemplo Portugal, Suiza
y México.
menos pague la Nación, menos oro saldrá del país; excelente argumento para
no pagar nada y guardar para el país el importe total del servicio. Hay en todo
esto una perversión del sentido moral, que es necesario combatir. La Nación
tiene que pagar todo lo que pueda pagar; y si así no procede, defrauda a sus
acreedores, hace una mala acción y compromete definitivamente su crédito.6
Su preocupación está centrada en el cumplimiento de las obligaciones, sin comprometer
la dignidad de la nación y sin poner en peligro la confianza de los acreedores, para tenerlos a
disposición en un futuro incierto.
Otro ejemplo que representa la actitud de Pellegrini frente a los empréstitos, esta vez
relacionada a la compra de armamentos: “En cuanto al nuevo crucero, antes de comprarlo sería
preciso pagar lo que debemos por los dos acorazados y artillería de la división torpedos que
están retenidos y sin concluir por falta de plata”.
7
Nuevamente, su practicidad al ordenar la
conclusión de lo incompleto para recién luego comenzar con algo nuevo se hace evidente. Así
también la responsabilidad con el pago de deudas.
Tal vez la expresión más sincera de su ideología esté reflejada en la siguiente frase,
extraída de una carta que el ex-Presidente escribió a su hermano: “Me dirán ¿qué hay que hacer
entonces? Pero, lo que hace el agricultor que pierde su cosecha: aguantar; se aprieta la barriga
y economiza todo lo que puede, mientras vuelve a sembrar.” 8
Con respecto a la situación actual de la Argentina, desde la década de 1970 el monto total
de deuda ha sido aumentado estrepitosamente en varias ocasiones. Además, los últimos años el
gobierno ha adoptado una actitud repulsiva frente a las instituciones prestamistas. Los nombres
que más han sonado en este último tiempo son el FMI y el Club de París, dos casos en donde se
procedió torpemente, destruyendo el diálogo y comprometiendo la credibilidad del país. En
6
Carta de C. Pellegrini a V. F. López, 6 de septiembre de 1893; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar
Carta de C. Pellegrini a E. S. Zeballos, 20 de enero de 1892, en Sanz, S., op. cit., p. 30.
8
Pigna, Felipe, Carlos Pellegrini 1846-1906; cfr. www.elhistoriador.com.ar
7
relación a esto último, un empréstito pedido a Venezuela con una tasa de interés
desproporcionada ha sido otra razón más para dudar de la claridad en el manejo del dinero
público.
Situación para reivindicar la posición que mantenía nuestro prócer. Si Pellegrini viviera,
no dudaría y pondría manos a la obra: esclarecería las cuentas públicas, armaría un plan de pagos
conveniente y justo, concentraría esfuerzos en reanudar las buenas relaciones con las
instituciones internacionales y así, en consecuencia de todo esto, lograría recuperar la confianza
internacional hacia nuestra Nación.
3.2 Comercio internacional y mercado de capitales
Estos dos aspectos clave de la economía de una nación son de especial relevancia a la
hora de hablar de Carlos Pellegrini, su ideología y sus obras. Son agrupados bajo el mismo
subtítulo por una cuestión de practicidad, ya que se funden al momento de explicar la postura
proteccionista que defendió el prócer en sus años de vida política, no sólo en la Presidencia sino
también en el Senado y en todo evento relevante al caso.
Durante el desarrollo de la historia de la Argentina hasta el momento en que asumió
Pellegrini a la Presidencia, la ideología reinante era la liberal, que por aquellos años profesaba el
libre cambio y la expansión de la actividad agrícola, siguiendo el modelo económico clásico de
las ventajas comparativas. Por su parte, “el Gringo” Pellegrini observó cómo funcionaban las
economías dominantes en sus varios viajes al extranjero -especialmente en Estados Unidos, por
encontrarse en una situación relativamente similar a la nuestra- y trajo una noción que no tomaría
forma hasta muchos años después: el desarrollismo. Se puede decir que sus ideas fueron un
antecedente claro de esta posición, que adoptó más adelante especial fuerza en los países
latinoamericanos. Éstos observaban cómo con la explotación de la actividad agrícola, es decir, su
supuesta ventaja comparativa, sólo se agrandaba cada vez más la brecha entre países
subdesarrollados y los denominados como Primer Mundo. 9
Es así que Pellegrini se abocó a promover medidas proteccionistas que desarrollaran la
industria nacional, contradiciendo las ideas de sus contemporáneos. De tal forma lo explica José
Carlos Chiaramonte:
La corriente proteccionista del último cuarto del siglo XIX en Argentina
buscaba garantizar la plena independencia del país, evitando cualquier tipo de
dependencia de potencias extranjeras, y así basándose no sólo en el aspecto
político, sino también en el económico, el cual se funda por lo tanto en el
desarrollo industrial.10
El principal instrumento que se utilizó fueron las tarifas aduaneras, que le otorgaban
mayor competitividad a los productos manufacturados nacionales frente a los importados.11 Esto
habría de traerle problemas frente al sector comercial, que desde siempre se venía beneficiando
con el libre cambio.
Su admiración por el modelo norteamericano y el conflicto que existía en el país entre el
sector comercial y el industrial se refleja claramente en una de sus Cartas norteamericanas:
Este comercio nacional americano, es importador por excepción y sólo
para suplir las deficiencias de la producción nacional. En la Argentina sucede
Al respecto diría Carlos Pellegrini en uno de sus discursos parlamentarios: “Si el libre cambio desarrolla la
industria que ha adquirido cierto vigor y le permite alcanzar todo el esplendor posible, el libre cambio mata la
industria naciente. La agricultura y la ganadería son dos grandes industrias fundamentales; pero ninguna nación
de la tierra ha alcanzado la cumbre de su desarrollo económico con solo estas industrias. Las industrias que las
han llevado al máximun de poder son las industrias fabril”; Pigna, F., Carlos Pellegrini 1846-1906; cfr.
www.elhistoriador.com.ar
10
Chiaramonte, José Carlos, Nacionalismo y liberalismo económicos en Argentina 1860-1880, Hyspamérica, Bs.
As. 1986, pp. 24-25.
11
Hora, Roy, La política económica del proteccionismo en Argentina 1870-1914, presentado en XIV International
Economic History Congress, Helsinki 2006.
9
algo completamente diferente: la gran mayoría de su comercio es extranjero y
casi exclusivamente importador, trabaja con capital y productos extranjeros, y
ve en el producto nacional un competidor que tiende a limitar su giro. El
comercio y la industria, por esta causa, en vez de ser solidarios en sus
intereses, son contrarios.12
Es muy importante destacar que Pellegrini consideraba que la política proteccionista era
vital, siempre y cuando fuera un recurso temporal hasta lograr el desarrollo de la industria local
para darle competitividad en el orden internacional. Es decir, su intención era darle la posibilidad
a las empresas manufactureras del país de actualizarse tecnológicamente para hacer frente a los
productos importados. De esta forma, el sector comercial sólo se vería perjudicado en el corto
plazo, ya que a la larga conseguiría inclusive beneficios, con la diversificación de la oferta
industrial, que dejaría de ser exclusivamente extranjera.
De este modo, las tarifas aduaneras se tranforman en la medida proteccionista por
excelencia en relación al comercio internacional. En segundo lugar, la atracción de capitales
extranjeros actuó con el mismo fin en el ámbito del mercado de capitales.
En octubre de 1890, desde su cargo de Vicepresidente de la Nación, Pellegrini logró que
el Senado aprobara la ley 2.741, por medio de la cual se creó la Caja de Conversión. Esta
institución se encargaría de centralizar la emisión monetaria que antes estaba dispersa entre los
bancos garantidos -promovidos por el gobierno de Juárez Celman- y la conversión de monedas
extranjeras, todo con el objetivo de estabilizar la moneda y otorgarles mayor confianza a los
inversores.
Un año después, siendo ya Presidente, creó mediante la ley 2.841 el Banco de la Nación
Argentina. Este tuvo -y tiene- por objetivo principal “[contribuir] al desarrollo de los sectores
12
Pellegrini, C., Cartas norteamericanas, Quinta carta; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar
productivos del país, prestando asistencia financiera a las micro, pequeñas y medianas
empresas, cualquiera fuere la actividad económica en la que actúen”. 13 Es evidente la razón por
la cual Pellegrini decidió crear una institución de tales características.
En conjunto, la Caja de Conversión y el Banco de la Nación Argentina significaron la
promoción de la inversión y la industria. De este modo, se complementaba con las tarifas
aduaneras para lograr otorgarle las posibilidades y los incentivos necesarios al inversionista
industrial, que hasta el momento se encontraba olvidado en las discusiones económicas -la
atención se la llevaba por completo el sector agropecuario- ya que se anteponían los intereses
comerciales a los productivos.
A partir de estas medidas, y tal como expresaría el presidente Carlos Pellegrini en su
segundo mensaje al Congreso en el año 1892, el consumo interno de una buena cantidad de
productos manufacturados pasó a estar casi totalmente cubierto por la producción nacional, en un
relativo corto plazo. Sin embargo, la posición proteccionista se fue adoptando progresivamente
en todo el mundo, complicando nuevamente nuestra balanza comercial.
En la actualidad, el comercio con el exterior se da esencialmente en la exportación de
materia prima y la importación de productos manufacturados. Ha habido importantes avances
con respecto al desarrollo regional, especialmente desde la creación del MERCOSUR en 1991,
institución que agrupa a países de América de Sur, favoreciendo el comercio entre ellos y su
poder de negociación con potencias extranjeras. Además, desde la debacle financiera en 2007 de
los bancos norteamericanos, la mayoría de los países ha entrado en un sistema proteccionista por
la incertidumbre de la crisis. Esto ha ocasionado una complicación para las exportaciones
nacionales, a lo que se suman reglamentaciones del Gobierno Nacional que desincentivan el
sector agropecuario.
13
Banco de la Nación Argentina, cfr. www.bna.com.ar
Por su parte, el mercado de capitales ha sufrido un proceso de fuerte deterioro,
especialmente desde la crisis local en 2001. Los principales factores que permiten explicar esto
son: en primer lugar, la incertidumbre a la que se enfrentan los inversionistas, causada
principalmente por la incapacidad del Estado de mantener las reglas de juego claras y
consistentes en el tiempo. En segundo lugar, y en relación a esto, la inseguridad jurídica en
materia laboral, políticas públicas e impuestos, principalmente. En tercer lugar, el riesgo país,
que se ha mantenido a niveles desproporcionados, causando una fuerte desconfianza entre los
inversores extranjeros, principalmente por la falta de garantías reales que nuestro país presenta.
Por último, el desprestigio del INDEC en los últimos años, lo cual ha creado nuevamente
rechazo y desconfianza para con el gobierno y su transparencia. Todos estos factores llevan a
una situación de estancamiento, que hace al atraso tecnológico-industrial del país en
comparación a sus pares alrededor del mundo, e inclusive a Brasil y Chile, ubicados en la misma
región y compañeros del MERCOSUR.
Es evidente que la posición actual del país requiere una postura distinta. Carlos Pellegrini
definitivamente habría sido capaz de interpretar correctamente lo urgente y necesario y hubiera
hecho uso de la posición naturalmente positiva con que cuenta la Argentina -un vasto territorio,
mano de obra barata, etc.- para recuperar el desarrollo agropecuario y, sumando sus capacidades
políticas, para convencer y atraer inversionistas dispuestos a apostar al futuro en nuestra nación.
Disminuiría las medidas restrictivas que se aplican sobre la actividad rural, haciendo uso de su
ya mencionado “ajuste de cinturón”; recuperaría la confiabilidad de una institución clave como
es el INDEC, asegurando las cuentas claras y correctas; establecería planes a largo plazo,
buscando reconquistar el oído y la fe del inversor nacional y extranjero. Asimismo, sabría ceder
los superpoderes con que cuenta el Ejecutivo nacional desde hace ya varios años. A pesar de que
esto no va estrictamente en relación a los temas tratados en este trabajo, dada la ideología del
admirable prócer, su dignidad y desinteresada rectitud lo dispondrían a sacrificar semejante
herramienta a favor del bien común. De esta forma, aseguraría un correcto funcionamiento de la
división de poderes y los frenos y contrapesos que dispone la Constitución Nacional se harían
efectivos, promoviendo así un ámbito en que la seguridad jurídica sería un hecho sin lugar a
dudas.
3.3 Acuerdos Internacionales
Los acuerdos comerciales entre países durante la presidencia de Carlos Pellegrini se
dieron en un contexto particular. Tal como se dijo anteriormente, por una cuestión ideológica, los
países habían comenzado a adoptar políticas proteccionistas. Esto complicó seriamente las
exportaciones del país, por lo que el gobierno tomó partida y se encargó de firmar acuerdos con
varias potencias extranjeras. De la siguiente forma lo explicaba el ex-Presidente:
El Departamento de Relaciones Exteriores ha dedicado preferente atención
a la defensa de los intereses económicos de la República, cuya producción
estaba amenazada por las nuevas leyes y tratados de comercio, que en Europa
y América consagran el sistema proteccionista y la reciprocidad comercial.
Hay negociaciones indicadas o formalizadas con los Estados Unidos, Francia,
España, Suiza, Italia, Brasil y Chile. En algunas se han obtenido ya ventajas
positivas para varios de los principales productos argentinos.14
En la actualidad, el mundo se encuentra en una situación más o menos similar a la de
entonces: los países adoptan medidas proteccionistas, anticipándose a recesiones que amenazan
sus industrias de todo tipo; salvo que esta vez en lugar de hacerlo por cuestiones ideológicas, lo
hacen por necesidad económica (a partir de la crisis financiera mencionada). Una importante
14
Pellegrini, C., Mensaje de inauguración del período legislativo de 1982; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar.
ventaja que tiene la Argentina de hoy a diferencia de la de entonces es que existe una importante
alianza entre los países de la región de América del Sur, que se institucionaliza bajo el nombre
de MERCOSUR. De este modo, los miembros cuentan con un mercado pseudo-local de gran
tamaño, debido a la eliminación casi absoluta de tarifas aduaneras entre sí. Además, el gobierno
se ha encargado de mantener vivos mercados en el exterior, firmando acuerdos con diversos
países alrededor del globo: figuran Venezuela, Israel y China, entre otros.
Seguramente, si nuestro prócer viviera, seguiría adelante con la propuesta del
MERCOSUR. Pero, al mismo tiempo, buscaría ahondar en los tratados comerciales con
potencias extranjeras, dando especial relevancia a las oportunidades de exportación de productos
manufacturados nacionales y no sólo a los agropecuarios como se hace en la actualidad.
4. Cuestiones varias
Antes de llegar a las conclusiones, es interesante destacar dos cuestiones que se refieren
también a las relaciones internacionales, pero que Carlos Pellegrini las hubiera tenido en cuenta
sólo en un segundo plano.
En primer lugar, tal como hiciera Sarmiento trayendo maestras de los Estados Unidos,
Carlos Pellegrini seguramente hubiera tratado de acercar nuestro modo de vida al de los países
anglosajones especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña. Tal como se observa en sus Cartas
norteamericanas, él tenía una profunda admiración por la vida en estos países, el respeto por las
instituciones, la capacidad emprendedora, los valores de justicia y libertad y la eficiencia
generalizada. Mediante la creación de planes de intercambio cultural y el fomento de la
admiración por dichos valores, Pellegrini habría perseguido su propósito.
En segundo lugar, las guerras en el mundo siempre fueron una materia de preocupación
para la comunidad internacional. El reciente enfrentamiento entre Palestina e Israel a fines del
2008 y comienzos del 2009 no hubiera pasado desapercibido para Carlos Pellegrini. Su férrea
defensa a los derechos de cada país y a la preservación de la paz, tal como expresó en los
conflictos limítrofes que tuvo que afrontar, lo conducirían a proponer con insistencia el cese del
fuego y la aproximación de las partes por medio del diálogo, buscando una solución práctica y
eficiente al problema, o a lo sumo, en caso de no ser posible, acudir al arbitraje internacional.
5. Conclusión
Teniendo en cuenta la premisa en que se ha basado este trabajo, surgen conclusiones
sobre las ideas y valores que dejó como legado Carlos Pellegrini y su vigencia en nuestros
tiempos. A lo largo de todo el análisis que se ha realizado, es notable la repetición de un patrón
en el modo de actuar de nuestro ex-Presidente: ante todo, una postura patriótica en pos de la
defensa de la soberanía, los derechos y los recursos de la Argentina, asegurando al mismo tiempo
un futuro digno a las generaciones por venir. Su interés era sólo el interés de la comunidad, tal
como él mismo lo dijera: “Puedo asegurar hoy, con toda la tranquilidad de mi conciencia, que
en la difícil situación que me tocó presidir, y en la política que he seguido, he antepuesto los
intereses públicos a los intereses de los partidos”.
15
En estas palabas se encuentra una idea ya
perdida hace mucho tiempo: la inclusión de las minorías, especialmente una vez terminado el
proceso de elección. La historia argentina está repleta de gobiernos que una vez alzados en el
poder han olvidado que deben gobernar a todo el pueblo argentino por igual y se han dedicado a
satisfacer a quienes aseguran volverlos a votar. Los gobernantes deben recuperar el sentido de
hermandad y dejar de lado los intereses partidarios.
Asimismo, cabe recordar a Pellegrini como un vanguardista en materia política y social:
su defensa de los derechos de la mujer, de la igualdad política y civil, la libertad de elección y la
igualdad de posibilidades son ideas que casi no tenían cabida en su tiempo y son un antecedente
valiosísimo que merecen su actual reivindicación.
15
Pellegrini, C. Mensaje de inauguración del período legislativo de 1982; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar.
Por último, y en estrecha relación a la necesidad que tiene la nación de construir un futuro
unidos, y a diferencia del discurso de enfrentamiento que se reitera en la actualidad, es necesario
recordar las palabras del ex-Presidente, cargadas de honestidad y esperanza por un porvenir
digno para su país: “Toda mi política, inspirada en mi deber tal como lo entiendo y lo siento, ha
sido y será mantener la paz y predicar la concordia”.16
16
Pellegrini, C., Mensaje de inauguración del período legislativo de 1981; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar
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