Crecimiento y Tratado de Libre Comercio con E

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Crecimiento y Tratado de Libre Comercio con E.U.
http://www.portafolio.com.co/hist_imp/porta_secc/espe/2005-10-28/ARTICULOWEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-2585395.html
Por: Jorge H. Botero / Ministro de Comercio, Industria y Turismo
Aun cuando llevamos alrededor de año y medio negociando el TLC con los
Estados Unidos, vale la pena ahondar en las razones que impulsaron al
Gobierno colombiano a tomar esa decisión.
Empecemos por recordar que el objetivo principal del Gobierno en su política
de inserción activa en la economía globalizada es apalancar el crecimiento de
la economía colombiana, para asegurar tasas superiores al 5 por ciento anual
sostenibles en el mediano y largo plazos.
En este plano, la negociación de tratados comerciales permite allanar los
obstáculos artificiales que durante décadas fueron erigiendo los países y que
impiden un mayor crecimiento económico.
Para comprender la relación que existe entre el comercio internacional y el
crecimiento económico, comencemos con un sencillo ejemplo en el que la
economía colombiana se aísla del mundo, mediante la prohibición total de
importaciones y de exportaciones.
En ese mundo cerrado Colombia produce café sólo en la cantidad que se
necesita para el consumo nacional, es decir, alrededor de dos millones de
sacos; para cultivar esa cantidad, se requiere la actividad de unas 70 mil
familias.
En el mundo real tenemos claro que Colombia tiene la capacidad de producir
en promedio 12 millones de sacos.
Si la economía no está cerrada como en el ejemplo hipotético, significa que
puede exportar los 10 millones de sacos que produce en exceso sobre el
consumo doméstico.
Puede enviarlos a países en los que las condiciones de clima y de tipo de
suelos no permiten la producción del grano; por ejemplo, Estados Unidos y los
países europeos.
Si Colombia produce los 12 millones de sacos en vez de los dos millones, de
esa actividad pueden depender económicamente alrededor de 460 mil familias.
De ahí sale una primera conclusión: la existencia de comercio internacional
brinda una fuente de ingresos a 390 mil familias adicionales a las que
dependerían del café en una economía cerrada.
En el mundo real, ningún país está en capacidad de producir todos los bienes y
servicios que necesita para la atención de las necesidades de consumo de su
población.
Esto significa que unos países pueden vender a otros lo que producen en
exceso, con el propósito de comprar lo que necesitan y no producen; para ello
requieren tener divisas o medios de pago internacionales.
Volviendo a nuestro ejemplo, los dólares recibidos por concepto de las
exportaciones permiten a la población acceder a ese tipo de bienes y servicios.
El país puede importar los bienes de capital, los insumos e incluso los bienes
de consumo que no está en posibilidades de producir de una manera eficiente.
La actividad de importación requiere de empresas especializadas en comercio
internacional; medios de transporte desde el país de origen; puertos para el
desembarque de las mercancías; bodegas para almacenamiento; expertos de
aduanas que verifiquen los productos que ingresan; equipos de transporte
terrestre; empresas que aseguren la carga; fábricas para instalar los bienes de
capital y procesar los insumos; empresas de servicios a las fábricas
(mantenimiento de equipos; empresas de contabilidad; de asesoría jurídica; de
seguridad; entre otras); empresas que provean de empaques a otras
empresas; sistemas de distribución desde las fábricas hasta los centros de
ventas; almacenes que atiendan a los consumidores, etcétera.
Todas estas actividades significan generación de nuevos empleos y de valores
agregados que no se tendrían en el caso hipotético de la economía cerrada.
Obtenemos así dos conclusiones más:
Segunda: las exportaciones se justifican como un medio para adquirir las
importaciones que requiere el país.
Tercera: alrededor de las actividades de exportación y de importación se
generan muchos empleos y crecimiento de la economía.
Algunos críticos afirman que el comercio como tal no aporta al crecimiento
porque si las exportaciones crecen, lo propio harán las importaciones, en
ocasiones incluso en mayor proporción, lo que origina déficit en la balanza
comercial.
Es obvio que estos críticos desconocen la cadena de relaciones que aquí
hemos mencionado.
No sólo se trata de tener acceso a tecnologías de punta en los mercados
internacionales, para producir con mayor eficiencia (léase menores precios al
consumidor), sino que la creación de empleos e ingresos dinamiza la demanda
interna y el crecimiento del producto.
Obstaculos al comercio
No siempre es fácil obtener los beneficios del comercio internacional en materia
de crecimiento económico y generación de empleos, pues lo impiden las
barreras artificiales que muchos países crearon por décadas.
Esas barreras son de tipo arancelario y no arancelario.
Los países crearon estos obstáculos partiendo de la teoría de que era
menester desarrollar primero el mercado interno y luego, cuando la economía
fuera competitiva, abrirse a los mercados internacionales.
Se formularon políticas de sustitución de importaciones, mediante las cuales se
brindaron apoyos estatales a la creación de empresas de ciertos productos y su
producción se protegió con aranceles elevados.
Si bien es cierto que algunos países tuvieron éxito relativo mediante estas
políticas y crearon sectores empresariales dinámicos y competitivos, no ocurrió
así con la mayoría de países, ni con todos los sectores.
En muchos casos, surgieron industrias poco competitivas que trasladaban sus
ineficiencias al consumidor mediante altos precios y productos de baja calidad,
gracias a la excesiva protección.
Derivamos así la cuarta conclusión: Aun cuando los impactos positivos del
comercio internacional en la generación de empleos y en crecimiento
económico son comprobados, son muchos los obstáculos que se han creado y
que restringen la posibilidad de aprovecharlo.
Estos obstáculos generan costos e ineficiencias que perjudican al consumidor.
Acuerdos de comercio
El mundo vive una creciente globalización que tiene sus máximas expresiones
en los flujos de mercancías, servicios y capitales.
Los desarrollos tecnológicos en comunicaciones y computación han reducido
notablemente los costos de transacción, contribuyendo a la realización de
negocios en tiempo real y en mayores volúmenes.
Los países que quieren obtener beneficios de esa globalización se han
empeñado en eliminar las barreras artificiales al comercio mediante la firma de
acuerdos comerciales.
En ese contexto, los acuerdos se pueden definir como el contrato que firman
dos o más países con el objetivo de facilitar el comercio, eliminando las
barreras a los flujos de bienes y servicios entre ellos.
Hay quienes postulan que es preferible mantener las barreras y que sean otros
los países que se abran al comercio.
Esto presumiblemente permitiría crecer con base en el mercado interno,
fomentando la producción nacional.
En este punto vale la pena preguntarse qué están haciendo los vecinos.
Es claro que seguir las recomendaciones de los críticos significa quedarse
atrás y perder mercados.
Pensemos en el caso de las confecciones, que en Estados Unidos tienen un
arancel medio del 17 por ciento.
Actualmente las exportaciones de Colombia no pagan arancel porque tienen
los beneficios de la ley de preferencias arancelarias andinas, conocida como
Atpdea.
Sin embargo, esas preferencias unilaterales se extinguen a finales de 2006 y
no es probable su renovación (según han comentado los propios funcionarios
de Estados Unidos y algunos congresistas que ya han sido consultados por los
países andinos en torno a este tema de trascendental importancia para el
futuro económico).
Entre tanto, países como México, Honduras, República Dominicana e incluso
Canadá, que son competidores nuestros en varios ramos de las confecciones,
tienen acceso permanente con arancel cero.
Si a esto sumamos la ofensiva de China en todos los mercados del mundo,
incluido el de los Estados Unidos, son evidentes los problemas que acarrearía
para los confeccionistas colombianos reducir su participación o salir de ese
mercado.
No perdamos de vista que en 2004 las exportaciones de confecciones
colombianas superaron los 500 millones de dólares y pensemos nuevamente
en el ejemplo inicial del café y su relación con el empleo.
Quinta conclusión: Los tratados de libre comercio son un instrumento útil para
allanar los obstáculos artificiales al comercio internacional.
Cabe anotar que los tratados tendrán los efectos positivos esperados si hay un
complemento indispensable con otras políticas, como aquellas que garantizan
una macroeconomía sana, las que se orientan a la erradicación del conflicto y
las que buscan la redistribución de los beneficios del mayor crecimiento hacia
los segmentos más pobres de la población.
Conclusión final: en el mundo globalizado, camarón que se duerme...
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