TEMA 3: CONOCIMIENTO Y VERDAD.

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TEMA 3: CONOCIMIENTO Y VERDAD.
0. INTRODUCCIÓN: FILOSOFÍA Y CONOCIMIENTO.
La filosofía, además de ser un modo de saber, es también un modo de
conocimiento, pero de un modo peculiar, porque reflexiona sobre el propio
conocimiento en una de sus disciplinas que es la teoría del conocimiento o
gnoseología. En esta disciplina, el conocimiento es sometido a crítica para
valorar lo que entendemos por conocer, qué es la verdad, qué se entiende por
razón etc.
Una vez que hemos estudiado la naturaleza del saber filosófico y el
científico en los dos primeros temas, toca ahora ocuparse de la naturaleza del
conocimiento.
1. CONOCIMIENTO Y VERDAD.
El conocimiento busca siempre establecer alguna verdad. La verdad es el
valor que persigue el conocimiento. Por eso debemos empezar ocupándonos
de lo que significa “la verdad”.
Todo el mundo conoce el significado corriente del término. De hecho, es
una palabra que se emplea con frecuencia en la vida cotidiana cuando decimos
cosas como: “dime la verdad”; “fulano no ha dicho la verdad”; “Juan es un
verdadero amigo” etc. Pero quizá no esté tan claro cuando se nos pide que
demos una definición de lo que es “verdad”.
También es frecuente oponer en la vida cotidiana la verdad a la mentira o la
falsedad, pero frente a la verdad no están sólo estas dos cosas, sino también el
escepticismo, el relativismo y la mera opinión.
El escepticismo, establece que no es posible la verdad y el conocimiento y
por lo tanto es imposible establecer verdades.
El relativismo sostiene que la verdad depende de quien la enuncie, (de sus
intereses personales, de la cultura en la que viva etc.); de modo que, llevado al
extremo, un relativista puede sostener que tan válido es el diagnóstico de un
médico, como el del hechicero de una tribu. La verdad depende siempre del
punto de vista de quien la enuncie.
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Finalmente, frente a la verdad se sitúa la opinión. Opinar es hablar desde
un punto de vista subjetivo, personal. La verdad pretende por el contrario, ser
objetiva o interpersonal. ¿Es posible entonces establecer verdades objetivas o
indudables?
La tarea de la filosofía es, por lo tanto, tratar de aclarar qué es la verdad y
cómo fundamentarla o razonarla. A lo largo de la historia del pensamiento
filosófico, la verdad ha sido entendida de varias maneras que pueden reducirse
a tres fundamentales:
a. Verdad entendida como propiedad de las cosas.
b. Verdad entendida como propiedad del entendimiento.
c. Verdad entendida como adecuación del entendimiento con las cosas.
2. VERDAD COMO PROPIEDAD DE LAS COSAS.
Dentro de esta primera concepción podemos a su vez destacar dos
aspectos.
Por un lado el original del mundo griego. Verdad se dice en griego aletheia,
palabra formada por el prefijo a, que significa “no” o “in”, y el término “lethe”,
que significa oculto u olvidado. La traducción literal de aletheia es por tanto no
ocultamiento, desvelamiento. De esta manera la verdad consiste en que lo que
está oculto se haga patente, aparezca, se muestre.
Ya hemos visto que los primeros pensadores intentaron descubrir cuál
era el principio de la naturaleza: para Tales el agua, para Anaxímenes el aire
etc. Se trata de que la naturaleza muestre el principio de todas las cosas. Que
se muestre el ser de las cosas, que las cosas muestren lo que verdaderamente
son en el fondo. Este modo de entenderla se ha llamado verdad ontológica,
dado que la verdad y el ser de las cosas son lo mismo.
El segundo aspecto de esta verdad fue establecido por Agustín de
HIpona. San Agustín sostiene que en tanto que las cosas son, son verdaderas.
En el mero darse de las cosas no hay falsedad o mentira. Así, ante un caballo o
la imagen de un caballo, no hay error posible. El error o la mentira sólo pueden
darse cuando ante un caballo o la imagen de un caballo, emito juicios tales
como “esto es un perro” o “esto es la imagen de un perro”. El error está en el
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juicio, pero no en el darse de las cosas. Esta concepción de la verdad se
conoce como verdad óntica.
3. LA VERDAD COMO PROPIEDAD DEL ENTENDIMIENTO.
La concepción anterior de la verdad fue abandonada para pasar a
considerar que la verdad se da en el juicio. Juicio es todo acto del
entendimiento por el cual éste dice algo acerca de algo, lo que se expresa
mediante enunciados del tipo: “los triángulos tienen tres lados” o “Aristóteles
fue preceptor de Alejandro Magno”.
Como propiedad del entendimiento, la verdad puede ser a su vez entendida
como validez o como certeza. Por eso, vamos a ver los criterios que nos
permiten establecer cuando algo es válido o cierto.
La manera de entender la verdad como validez, o verdad formal, es propia
de las ciencias formales. De las matemáticas por ejemplo. De esta manera se
entiende que algo es verdadero cuando se deduce correctamente de algo ya
dado, al margen de que corresponda o no con la experiencia. (Recordad el
silogismo de los zumbos y los bumbos).
En cuanto a la concepción de la verdad como certeza, fue desarrollada
sobre todo por el filósofo René Descartes durante el siglo XVII.
Según esta concepción, verdadero es aquello de lo que no cabe dudar,
aquello que es evidente.
Descartes llama conceptos a las ideas que el entendimiento construye él
solo sin intervención de los sentidos. Para ser ciertos deben cumplir dos
requisitos: ser claros y ser distintos. Por claros quiere decir que deben estar
presentes a nuestra mente y con lo de distintos, que debemos poder distinguir
unos de otros, cuando un concepto es complejo, debemos desmenuzarlo en
partes más simples para poderlo entender; a esto se le llama análisis, para a
partir de ahí volver a construir el concepto por medio de la síntesis. Cuando un
concepto es perfectamente claro y simple podemos decir de él que es cierto.
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4. LA VERDAD COMO ADECUACIÓN DEL ENTENDIMIENTO CON LAS
COSAS.
Tomás de Aquino fue quien popularizó esta concepción según la cual, para
que algo sea verdad tiene que haber coincidencia entre lo que se piense de la
cosa y lo que la cosa sea. Por ejemplo: en el juicio “la mesa es verde”, sólo
habrá verdad si efectivamente la mesa es verde y yo enuncio el juicio
ateniéndome al color verdadero de la mesa.
Los intentos por explicar cómo puede la realidad concordar con el
entendimiento pueden reducirse a cuatro.
a. Los planteamientos realistas parten de que hay una realidad
independiente del sujeto que la conoce a la que debe someterse el
entendimiento. Las cosas “son como son” independientemente de que
las veamos de otra manera; por lo tanto hay que tratar de que el
entendimiento coincida con lo que verdaderamente son.
b. Los planteamientos idealistas parten de que la concordancia entre
realidad y entendimiento es posible porque la realidad es una
construcción del propio sujeto. El sujeto es el que ordena la realidad que
conoce, y por tanto la verdad depende de él.
c. Los planteamientos pragmatistas sitúan esta concordancia en que los
juicios verdaderos son los que son útiles o eficaces, que funcionen, que
obtengan resultados.
d. Los planteamientos de la filosofía del lenguaje mantiene la concordancia
en la idea de que el lenguaje debe coincidir con el mundo. “los límites de
mi mundo son los límites de mi lenguaje”. “De lo que no se puede hablar
se debe guardar silencio”. Mi mundo, mi realidad, acaba en las cosas de
las que puedo hablar, de las que puedo dar verdad. Aquellas que
escapan a mi conocimiento, a mi lenguaje, debo callarlas porque pueden
estar sujetas al error.
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