Los nómadas del neoliberalismo

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Los renegados del neoliberalismo
"Economics are the method, but the object is to change the soul."
Margaret Thatcher
Por Julio Godoy
La premisa fundamental del marginal debate académico sobre el fin de
la globalización neoliberal, que tuvo lugar en algunas universidades
europeas en los 1990s, decía que una crisis de gran envergadura sería
necesaria para convencer a los gobiernos de los países industrializados de
la necesidad de reintroducir reglas y controles, tanto en las finanzas como
en el comercio internacional y en las inversiones de capital. Los
académicos que participaron en tal debate – economistas, sociólogos,
politólogos, ninguno de ellos representantes del "main stream" universitario
– argumentaban también que esta crisis llegaría, más temprano que
tarde, dados los excesos de riesgo acumulados sobre todo en la
ingeniería financiera y en sus creaciones, los llamados derivados.
Crisis han habido, en serie, desde entonces. La crisis mexicana en 1994, la
crisis asiática, que afectó América Latina y Rusia en 1997, la quiebra en
cámara lenta del fondo especulativo Long Term Capital Management
(LTCM) en 1998, el estallido de la burbuja de la mal llamada nueva
economía, en 2002, por ejemplo.1 Pero ninguna tuvo las dimensiones de la
presente: Nacida en el inflado mercado de hipotecas y en la
especulación inmobiliaria y de crédito de los Estados Unidos, la crisis ha
llevado ya a la quiebra a varios bancos, ha sumido a los Estados Unidos
en la recesión, destruyendo de paso las ilusiones de riqueza de millones de
gringos, y se ha extendido al mundo entero. Incluso pueblecitos en
Noruega están al borde la quiebra por haber involucrado sus finanzas
públicas en los derivados financieros de las hipotecas gringas; bancos en
Suiza, en Alemania, en Francia, en Inglaterra, han quebrado. Y, a pesar
1
El caso de Long Term Capital Management (LTCM) es particularmente ilustrativo de la irresponsabilidad del
neoliberalismo, y de la ilusión de la llamada economía neoclásica, es decir, la "ciencia" económica del capitalismo, de ser
una ciencia exacta, que puede resumir la realidad en modelos matemáticos. Cuando el LTCM, fundado en 1994, estaba a
punto de la quiebra en 1998, tras perder 4.6 billones de dolares en cuatro meses, el estado gringo, a través del banco
central de Nueva York, tuvo que intervenir, pues representaba un importante riesgo sistémico que amenaraba con
provocar un efecto dominó, que habría arrastrado a bancos y empresas también a la quiebra. Con esta intervención, una
fianza por un total de casi 4 mil millones de dolares, el estado gringo socializó las pérdidas, aliviando a los gerentes del
fondo de su responsabilidad por sus inversiones. Pero LTCM cerró de todos modos, en el año 2000 ... a pesar de que el
fondo trabajaban como consejeros científicos dos economistas, Myron Scholes y Robert C. Merton, quienes recibieron el
premio Nóbel de economía en 1997, por su, como decía el elogio del banco central de Suecia, "trabajo fundamental en el
análisis y control del riesgo de la economía financiera."
de los esfuerzos multimillonarios de los bancos centrales de todos estos
países, la crisis no parece tener fin.
La crisis es el resultado inevitable de la irresponsabilidad de gobiernos,
bancos, y fondos de inversión. Tanto banqueros como operadores
bursátiles creyeron en el curso de los últimos años haber descubierto el
perpetuum mobile, la máquina de hacer dinero sin inversión real previa. A
raíz de la crisis de la deuda latinoamericana de principios de los 1980s, los
bancos dejaron de ser prestamistas, para convertirse en intermediarios del
crédito. Es decir, los bancos continuaron prestando dinero, pero al mismo
tiempo, a través de la creación de los llamados derivados financieros,
convirtieron los títulos de deuda en nuevos instrumentos negociables, que
vendieron a los fondos especulativos. Ambos hicieron dinero a través de
la subvaluación del riesgo de las hipotecas concedidas a deudores
insolventes, y de la sobrevaluación del colateral, de las garantías
obtenidas para los créditos. Pero esta riqueza,existente a largo plazo solo
en el papel, tenía que desaparecer un día, de la misma manera que los
llamados esquemas Ponzi, las famosas pirámides, solo garantizan un buen
ingreso temporal al primer negociante, con el dinero de los cretinos.2
Los banqueros también abusaron del dinero fácil proporcionado por los
bancos centrales para comprar firmas al crédito, en lo que en la jerga
técnica se conoce como "leveraged buyout", "racionalizarlas" después, es
decir, aprovechar las economías de escala para automatizar la
producción y despedir empleados, incrementando así su valor bursátil,
otra vez ficticio, y vendiéndolas con jugosas ganancias. Resultado?
Millones en las cuentas bancarias de los operadores, en los llamados
paraísos fiscales, a cambio de casi ningún esfuerzo.
Pero estos malabares financieros, en otras circunstancias considerados
artificios criminales, no podían durar hasta el infinito. La burbuja ha
explotado, en la cara de gobiernos y bancos y operadores bursátiles y
fondos especulativos, que hasta hace pocos meses afirmaban que todo
iba bien en el mundo financiero. Hoy, frente a la crisis, y como bien
habían predicho los académicos mencionados arriba, los gobiernos de los
países industrializados han comenzado a revertir la globalización
neoliberal: A mediados de febrero, el gobierno de Londres nacionalizó el
banco Northern Rock, asumiendo una pérdida de entre 100 y 250 mil
millones de dolares, a pagar por sus ciudadanos. El gobierno de Alemania
está tratando de salvar el banco IKB de la quiebra, así como varios otros
bancos estatales, todos perdidos en los recovecos de las finanzas
derivadas del mercado de hipotecas en los Estados Unidos. Sin la
intervención del gobierno gringo, el banco Bear Stearns, vendido por un
precio casi simbólico a su concurrente JP Morgan el 16 de marzo, habría
2
Los esquemas Ponzi, popularmente conocidos como pirámides, son llamados así en "honor" de Carlo Ponzi, un
inmigrante italiano quien, en 1920, prometía réditos de 50 por ciento a inversionistas ingenuos deseosos de creer en
ganancias fáciles. En efecto, Ponzi pagó al principio los réditos prometidos, pero solo a los primeros tontos que le
confiaron su dinero, utilizando para ello las nuevas "inversiones" – y se quedó con el resto. Hasta que un día, la ilusoria
pirámide se hundió, los inversionistas perdieron su dinero, y Ponzi terminó en la cárcel.
quebrado oficialmente. Y los bancos centrales de Washington y Londres
están tratando de convencer a sus homólogos en Europa y Asia de
comprar los títulos de deuda basados en las hipotecas, y practicamente
irrecuperables, que son la fuente de la crisis, como una medida
suplementaria para salvar a los bancos privados.
Incluso banqueros privados, como Joseph Ackermann, presidente del
Deutsche Bank, el más importante de Alemania, imploran al estado que
intervenga para controlar la crisis, pues, como él dijo hace unos días, "las
fuerzas autoreguladoras del mercado" han fallado.3
Paralelamente, los candidatos "demócratas" a la presidencia de los
Estados Unidos, Hillary Clinton y Barak Obama, condenan el tratado de
libre comercio con México y Canadá (TLCAN), y han prometido
renegociarlo – el tratado parece haber producido solo perdedores, pues
pedidos similares de su renegociación se alzan desde hace años en los
tres países miembros. Y en algunas capitales del mundo industrializado, en
Londres en particular, empieza a cocinarse un sistema de control de
inversiones extranjeras, dirigido expresamente contra los llamados fondos
soberanos de inversión, controlados por estados como India, Dubai,
Arabia Saudita, Rusia, y China, o bien por grandes empresas originarias de
estos países.4
Todas estas medidas anuncian el fin de la globalización neoliberal, y han
llevado al antiguo ministro austríaco de finanzas, Ferdinand Lancina hace
pocos días a decir que "el neoliberalismo ha muerto, y lo estará por
mucho tiempo."5
Sin embargo, la muerte del neoliberalismo solo concierne aquellos
aspectos que son nocivos para el mundo industrializado, para sus
empresas, especialmente los bancos y los fondos de inversión, y para la
protección de sus mercados. Las medidas que han afectado a los propios
asalariados alemanes, franceses, gringos, o al tercer mundo, esas son, por
ahora, intocables. Estas son en efecto, las que que deberían ser revertidas
primero, dados sus decepcionantes resultados, no solo en lo que
concierne la generación de riqueza, si no sobre todo a su distribución . El
propósito de este artículo es revelar esos fallidos números del
neoliberalismo.
Los renegados del neoliberalismo
Que el neoliberalismo es un proyecto político reprensible e indefendible,
se demuestra facilmente preguntando en público a los sospechosos si
ellos son neoliberales. Confrontados con la alternativa de una condena
moral popular o de la deshonestidad consigo mismos, la mayoría de ellos
3
4
5
Ver Godoy, Julio: "So, back to regulation, then", IPS, 21 de Marzo 2008, Berlín.
Ver, Godoy, Julio: " New Curbs on Investment From the South", IPS, 14 de abril 2008, Berlín.
Godoy: "So, back to regulation, then".
prefiere mentir: "¿¿Neoliberales nosotros?? ¡¡Noooo, de ninguna manera!!,"
dicen entonces. Basten como pruebas las reacciones de egregios
representantes de la oligarquía local, o sus juggernautas, a un artículo de
Marcela Gereda en elPeriódico hace unos meses, o la hipocresía del expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, quien, tras haber impuesto
el neoliberalismo en su país durante su espurio gobierno entre 1988 y 1994,
publicó en 1999 una nueva propuesta de política económica en le que
renegaba de su propia obra.6 Al mismo tiempo, los neoliberales de
provincia que todavía defienden su doctrina, repiten frases hechas y
facilmente rebatibles, del tipo: "El neoliberalismo se defiende básicamente
por sus buenos resultados económicos," o "Es falso afirmar que 'el modelo
neoliberal empobrece a los más y enriquece a los menos.'"7
Este fariseísmo de los neoliberales es tan generalizado, que ha llevado al
economista mexicano
Enrique Dussel Peters a afirmar que "hay muy pocos ... analistas o escuelas
de economía que adhieran al neoliberalismo."8 A Dussel Peters, por lo
demás un excelente economista, habría que recordarle aquello de que
"por sus obras los conoceréis." Pero dejemos a dios y sus profetas al
margen, y ocupémosnos de la realidad del neoliberalismo, que ella
explica el fariseísmo de sus beneficiarios, y desmiente, de paso, la
afirmación de Thatcher citada en el acápite: Si bien la economía es el
método, el verdadero objetivo del neoliberalismo no es "cambiar el alma",
como pretendía la hija de la Gran Bretaña, sino el dinero, su
concentración. La acumulación de capital, para decirlo con las palabras
de los ortodoxos. El resto, la verborrea neoliberal sobre la libertad y la
eficiencia del mercado no es nada más que eso, palabrería hipócrita,
que necesita esconder sus prosaicos propósitos detrás de nobles ideales.
O, como diría David Harvey, "un programa cuyo objetivo abiertamente
declarado sería el de restaurar el poder económico de una élite, no
ganaría soporte popular. Pero un ensayo programático para promover
libertades individuales que disfrace la campaña de restauración del
poder de clase sí puede atraer a las masas."9
Así es: Aunque al neoliberalismo hay que verlo desde dos perspectivas,
nacional la una, internacional la segunda, en ambos casos se trata de un
proyecto de lucha de clases en favor de la élite económica dominante,
ya sea nacional como en el primer caso, o de los centros motores del
capitalismo, en Europa, pero sobre todo en Estados Unidos, en el segundo.
6
Ver Gereda, Marcela: "Instrucciones para desconstruir los mitos de los 'Chicago boys'" elPeriodico, Guatemala,
11 de junio de 2007, sobre todo las reacciones al artículo en la edición internet del diario; Salinas de Gortari, Carlos y
Roberto Mangabeira Unger: "Hacia un mercado sin neoliberalismo", Diario La Reforma, Mexico, DF, 20 y 21 de enero de
1999.
7
Así escribe Ramón Parellada en "Repensémoslo Marcela", en Siglo XXI, 12 de junio de 2007. Aparentemente,
Parellada es profesor de economía de la universidad Francisco Marroquín (!).
8
Dussel Peters, Enrique: "Polarizing Mexico: The impact of the liberalization strategy", Lynne Rienner Publishers,
Boulder, Colorado, 2000, página 26. Todas las traducciones de los textos en alemán, francés o ingles son de Julio Godoy.
9
Harvey, David: "A Brief History of Neoliberalism", Oxford University Press, Oxford, 2005, página 40.
Nacionalmente, el neoliberalismo tiene por objetivo reinstaurar, reforzar, o
revertir la distribución de la riqueza en favor de la clase dominante, y en
detrimento de las clases medias y bajas, y de cimentar ad aeternum su
poder político. En los Estados Unidos, el neoliberalismo fue impuesto bajo
el gobierno de Ronald Reagan como reacción al retroceso de la porción
de la riqueza detentada por la élite económica de ese país, ocurrida a lo
largo de los años 1970s, como consecuencia de la pérdida de valor de
sus propiedades, tanto en activos financieros como en bienes de capital,
derivada de la crisis económica que siguió al choque petrolero de 1974.
Redistribuir la riqueza, no crearla
Los economistas franceses Gérard Dumenil y Dominique Lévy han
demostrado como el programa económico de Reagan fue uno de
restauración del poder de clase – y como sus secuelas, de redistribución
de la riqueza en beneficio de la ínfima élite gringa, y la creciente
desigualdad social, son tan persistentes y parecen tan irreversibles, y que
tienen que se consideradas consustanciales al proyecto neoliberal.10 Para
dar unas pocas cifras: Entre 1978 y 2000, el 0.1 por ciento de la población
gringa de más alto ingreso triplicó su porción del PIB del dos por ciento en
1978 a más del seis por ciento en 1999 – es decir, menos de 300,000
personas se apropiaron ese último año de 586 millardos de dolares; la
relación entre los salarios promedios de los dirigentes ejecutivos y los de los
trabajadores pasó de 30 por uno en 1970, a más de 500 por uno en el año
2000. Mientras los ingresos del diez por ciento más pobre de la población
gringa aumentaron en promedio apenas unos 45 dólares al año entre
1990 y 2005, pero los del 20 por ciento más rico aumentaron 1,920 dólares
por año en el mismo período.11 Esta reconcentración de la riqueza en
beneficio de una minúscula y ya riquísima élite económica se refleja en el
índice de Gini: Mientras en 1969, el indicador tenía un valor de 0.39, en
2005 el mismo alcanzaba 0.47, el valor más alto jamás reportado para los
Estados Unidos.12 Resultados similares han sido confirmados por los estudios
de Wolff y de Baker.13
Y si estas cifras no son suficientemente ilustrativas, aquí otro dato, esta vez
de un reciente reporte de UNICEF: El 22 por ciento de los niños gringos
menores de 17 años vive en la pobreza – éste es, junto con el de México,
el peor indicador de la pobreza infantil de todos los estados miembros de
la Organización para el Desarrollo Económico y la Cooperación (OCDE),
10
Dumenil, Gerard & Dominique Lévy: "Capital Resurgent, Roots of the Neoliberal Revolution", Harvard University
Press, Cambridge, Massachusetts, 2004.
11
Estos datos han sido tomados de Clerc, Denis: "Repoussoir", Alternatives Economiques, Paris, Octubre 2007.
12
Como se sabe, el índice de Gini es un indicador de la desigualdad en una distribución en general, y es utilizado
normalmente para medir la desigualdad en la distribución de los ingresos de un país. El índice de Gini toma valores entre
0 y 1, en donde 0 representa la igualdad perfecta de la distribución, (todos los habitantes de un país tienen los mismos
ingresos) y 1 corresponde con la desigualdad absoluta (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno). Los
valores del índice de Gini para los EE UU son datos oficiales del U.S. Census Bureau, y accesibles en Internet en
http://www.census.gov/hhes/wwww/incomehistinc/ie6.html
13
Wolff, E..N.: "Why stocks won't save the middle class" y Baker, Dan: "Something new in the 1990s? Looking for
evidence of an economic transformation", ambos en J. Madrick (Ed): "Unconventional wisdom: Alternatives perspectives
on the New Economy", New York, Century Foundation Press, 2000.
que incluye a países que, cuando Reagan establecía los fundamentos de
su imperio de la injusticia, recién salían del oscurantismo cuasi medieval
de sus respectivas dictaduras católicas, como España y Portugal.14 Ante
estas cifras, oficiales todas ellas, la afirmación de los defensores del
neoliberalismo, que el estado no debe intervenir para redistribuir la riqueza
en favor de los desposeídos, pues ésta goteará (trickle down)
naturalmente hacia las clases pobres, se revela como lo que es, una
simple y burda mentira. Que el neoliberalismo no solo produce injusticia y
pobreza, si no también represión, se ilustra con el hecho de que que los EE
UU tienen la población encarcelada más numerosa entre los países
industrializados – de cada 100,000 gringos, unas mil personas están en
prisión, es decir, más del 1.5 por ciento de la población economicamente
activa.15
Casi 30 años despúes del putsch neoliberal de Reagan, con los sindicatos
practicamente destruídos, y con las políticas social y económica de los
dos partidos políticos dominantes diferenciadas solo en matices, el
programa neoliberal con todas sus secuelas sociales parecía solidamente
anclado en el subsuelo institucional del país – hasta que la burbuja
financiera explotó.16
Algo similar ocurre en Europa, donde el neoliberalismo fue introducido por
Margaret Thatcher en 1979 en Inglaterra, país en el que conviven hoy los
niveles más desmesurados de riqueza y los más miserables de pobreza, en
todo caso para un país industrializado. Un reciente estudio del Instituto de
Estudios Fiscales de Londres determinó que un poco más de 46,000
personas – el 0.1 por ciento de la población – tienen un ingreso de más de
350,000 libras – unos 686,000 dólares –, lo que corresponde a 31 veces el
ingreso promedio anual per cápita de Inglaterra. Practicamente todas
estas personas viven en Londres, y son mayoritariamente abogados, o
economistas (o futbolistas, pero esa es otra historia), y trabajan en los
bancos y fondos de inversión y especulación de la City.17 En su estudio,
Brewer et al. muestran cómo el índice de Gini inglés saltó en 1979, en el
primer año del gobierno de Thatcher, de 0.25, indicando una alta
equidad en la distribución del ingreso, a alrededor de 0.35 en 2005. Los
autores dicen literalmente, que "este salto en la desigualdad de la
distribución de la riqueza es incomparable (unparalleled) tanto
historicamente, como en el contexto de los cambios ocurridos al mismo
14
UNICEF: "Child poverty in perspective: An overview of child-wellbeing in rich countries", Innocenti Report Card 7,
2007.
15
Clerc, op. cit., y Liptak, Adam: "One in 100 adults behind bars, new study says", en The New York Times,
February 28, 2008.
16
En su excelente libro "Corporateering: How Corporate Power Steals Your Personal Freedom... And What You
Can Do About It" (Jeremy P. Tarcher/Putnam Books, New York, 2003), el abogado estadounidense Jamie Court muestra
como las grandes empresas gringas desde principios de los años 1970 concibieron y financieron un programa de
diseminación del neoliberalismo en todas las instituciones del país, desde universidades hasta periódicos, pasando,
obviamente por partidos políticos y centros de investigación económica. Es decir, el neoliberalismo es una ideología
prefabricada y diseminada de manera estratégica por los grandes líderes de poder económico gringo, para su propio
beneficio.
17
Brewer, Mike, Luke Sibieta & Liam Wren-Lewis: "Racing away? Income inequality and the evolution of high
incomes", The Institute for Fiscal Studies, Briefing Note No. 76, Londres, January 2008, página 10.
tiempo en otros países industrializados."18 Este incremento en la
desigualdad en Inglaterra se aceleró entre 2003 y 2006, precisamente
durante el gobierno laborista, supuestamente de izquierda, de Anthony
Blair, con altos incrementos en los ingresos del 10 por ciento de la
población más rico.19 ¿Como canta Leonard Cohen? "Everybody knows
the fight was fixed: the poor stay poor, the rich get richer. That's how it
goes. Everybody knows."
En Alemania, donde el programa neoliberal fue impuesto
paulatinamente al final de los 1980s, pero sobre todo en los 1990s, tras la
caída del muro de Berlín y la unificación, los salarios reales (es decir, los
salarios nominales descontando la inflación) de los trabajadores son hoy
más bajos que en 1986. En alemán es cotidiano hoy hablar de los "working
poor", así, en inglés, para describir a éstos asalariados quienes, a pesar de
su trabajo, no salen del atolladero de la pobreza. Mientras, el número de
los billonarios permanece inmóvil – como dirían los chapines, "ellos ya
están completos" – y son los herederos o propietarios de las grandes
industrias, desde la de automóbiles BMW y la editorial Bertelsmann, hasta
la de prensa, Springer, o de cadenas de supermercados, como Aldi y Lidl,
tristemente famosos por sus despiadadas políticas contra sus empleados.
Estas tendencias han sido confirmadas por un estudio publicado en
marzo, del Instituto de Investigación Macroeconómica, de Berlin. De
acuerdo con el estudio, la clase media alemana se redujo en nueve por
ciento entre 1986, año simbólico del principio de la aplicación del
neoliberalismo, y 2006.20 En total, la clase media alemana perdió unos seis
millones de personas – asalariados quienes, a pesar de disponer de un
trabajo, descendieron en la escala social, o bien desempleados, juntos los
grandes perdedores de la reconversión alemana al neoliberalismo.
No muy diferente es la desigualdad en Francia, donde, practicamente
desde 1983, desde que el gobierno "socialista" de François Mitterrand se
inclinara ante la política monetarista del banco central alemán, y
aplicara la famosa "politique de rigueur" de corte neoliberal, París se ha
convertido en la "capital del malthusianismo", como lo afirmaba Le
Monde hace pocas semanas, a principios de febrero.21
Los fatídicos números del neoliberalismo son particularmente
comprobables en Nueva Zelanda, país que fuera, hasta 1984, modelo de
una socialdemocracia ilustrada, socialmente igualitaria, ecológica y
feminista. Pero, desde entonces, desde que el neoliberalismo fuera
18
Ibidem, página 2.
Ibidem, página 3.
20
Institut fuer makrooekonomische Forschung: "Wer profitiert vom Aufschwung?" (¿Quien se beneficia del crecimiento?"),
Berlin, Marzo 2008.
21
Le Boucher, Eric: "Paris, capitale du malthusianisme", Le Monde, Paris, 2 de febrero de 2008. Según las
hipotésis de Malthus, una catástrofe social era inevitable, dado que el crecimiento demográfico sería exponencial,
mientras que el de los alimentos solo sería aritmético. Por ello, no había razón para la caridad hacia los hambrientos, pues
ésta solo serviría para aumentar el número de pobres. La única solución que Malthus concebía para evitar la catástrofe
sería la de obligar a los pobres a vivir en condiciones aún más miserables, y a morir más rápido. Ver su "Ensayo sobre el
principio de la población", de 1798, publicado en castellano por Editorial Claridad, Buenos Aires.
19
introducido de manera sistemática y orgánica por el entonces ministro de
finanzas Roger Douglas (¡un socialdemócrata!), y bajo los aplausos de
instituciones tales como la OCDE, el Banco Mundial, y el Fondo Monetario
Internacional (FMI), los niveles de vida de Nueva Zelanda han ido
retrocediendo paulatinamente, hasta donde se encuentran hoy – con
tasas de injusticia tan elevadas, que incluso la OCDE las lamenta, y que
afectan sobre todo a madres solteras, a la niñez y a la juventud, y a los
maoris. Esta involución la confirma la del índice de Gini, que saltó de 0.31
en 1970 a 0.40 en los 1990s, para deteriorarse aún más en los primeros
años del nuevo siglo.
Tanto, que en su más reciente reporte país, la OCDE, organización
estándarte del neoliberalismo, admite lo que muchos dicen desde hace
años: Que a pesar del modesto crecimiento económico los niveles de
vida promedio en Nueva Zelanda han descendido paulatinamente, y que
probablemente lo continuarán haciendo en el porvenir. Y eso, a pesar de
que ese crecimiento económico es superior al crecimiento de la
población, lo que sugeriría un crecimiento del PIB per cápita. Esta
aparente paradoja demuestra que el objetivo del neoliberalismo no es el
de fomentar la riqueza, sino redistribuirla, a beneficio de las minorías ya
ricas. Lo único que la OCDE se niega a admitir es que el neoliberalismo
sea responsable del desastre – al contrario, como receta contra el mal, la
OCDE actua como el matasanos que está matando a su paciente con la
medicina erronea, y propone ... más neoliberalismo. Si los neozelandeces
se dejan convencer, es otra historia: En todo caso, muchos de entre ellos
llaman a la política social y económica inspirada en el neoliberalismo
ruthanasia – un juego de palabras entre Ruth (Richardson), el nombre de
la primera ministra que confirmó el neoliberalismo en los 1990s, y
eutanasia, que, esperemos, no necesita explicación.22
Fenómenos semejantes ocurren en numerosos países de la OCDE. En
España, que registra desde hace 10 años un fuerte crecimiento
económico, y cuyo PIB aumenta más rápido que la media europea, y la
creación de empleo prosigue a buen ritmo y la renta per cápita se
acerca también a la media de la Unión Europea, no se ha reducido sin
embargo el porcentaje de población que vive por debajo del umbral de
pobreza relativa.23 "Mientras los beneficios empresariales suben, el poder
adquisitivo del salario medio ha bajado un 4% entre 1995 y 2005: España
es el único país de la OCDE en el que se ha producido ese retroceso, en
términos reales," escribió Andrea Rizzi, en el diario El País, hace poco más
de seis meses. Y, oh sorpresa, la CEOE (la Confederación española de
Sobre el neoliberalismo en Nueva Zelandia ver Kelsey, Jane: "Economic Fundamentalism – The New Zealand
Experiment. A world model for structural adjustment?" Pluto Press, London, 1995; sobre el descenso de los estándares de
vida, ver OCDE, Economic Survey of New Zealand, 2007. Este reporte país es accesible a través de Internet:
http://www.oecd.org/dataoecd/30/20/38418204.pdf. Leer también la cobertura del diario New Zealand Herald del 30 de
abril
de
2007,
"OECD
report
a
cause
of
concern",
también
accesible
vía
Internet:
http://www.nzherald.co.nz/category/story.cfm?c_id=34&objectid=10436846&ref=rss
23
Rizzi, Andrea: "El salario real medio ha bajado un 4 % en 10 años pese al fuerte crecimiento económico", en El
Pais, 24 de Junio 2007. El reporte de El País se basa en otro, de la OCDE. Accesible en Internet en
http://www.elpais.com/articulo/economia/salario/real/medio/ha/bajado/anos/pese/fuerte/crecimiento/economico/elpepueco/
20070624elpepieco_1/Tes
22
organizaciones empresariales, el CACIF de Madrid) encuentra esta
situación digna de ejemplo. Juan Iranzo, economista director del Instituto
de Estudios Económicos, asociado a la CEOE, cree que España no tiene
que intentar converger con Europa en cuestiones de distribución del
ingreso. "Es más bien Europa la que tiene que converger con España",
dice Iranzo.24
En su estudio sobre la desigualdad en la distribución del ingreso en
algunos paises de la OCDE, John Weeks confirma lo que los combatientes
contra el neoliberalismo siempre supieron: Que la desigualdad es
producto de las políticas impuestas por los gobiernos.25 "Primero, no debe
ser motivo de polémica constatar que los cuatro países tendiendo a una
mayor desigualdad (los EE UU, Inglaterra, Australia, y Nueva Zelanda) son
aquellos que aplicaron programas socioeoconómicos de corte neoliberal.
Segundo, y sin excepción, la creciente desigualdad se manifestó más
marcadamente en estos cuatro paises durante los años en los que estas
políticas fueron aplicadas de manera más vigorosa, en los 1980s y en los
1990s. En estos cuatro países, la desigualdad promedio durante los 1980s y
1990s fue mayor que antes que la liberalización de los mercados fuese
impuesta, en los 1960s y 1970s," concluye Weeks.26
Incremento de la desigualdad en América Latina
En América Latina, según una lectura instintiva, tanto de neoliberales
como de "izquierdistas", el caso más conspicuo de la imposición del
neoliberalismo como un modelo clasista de dominación, es Chile, con la
dictadura de Pinochet, cuyo corrupto carácter ha sido confirmado
recientemente, sin hablar de su sangrienta contabilidad de muertos y
desaparecidos.27 Le sigue México, país en el cual la crisis de la deuda en
1982 abrió las puertas al neoliberalismo quimicamente puro, impuesto en
1989 por Salinas de Gortari, y confirmado a traves del tratado de libre
comercio (TLCAN) en 1994. En ambos casos, sobre todo en el mexicano,
los resultados son deplorables: En el caso de Chile, baste decir que, según
cifras del ministerio de planificación y cooperación, el 10 por ciento de la
población chilena con el ingreso más alto, se apropia del 42 por ciento
del ingreso nacional anual, tanto cómo el 80 por ciento con el ingreso
más bajo. Esta injusta distribución permanece sin cambios desde los años
1980s, y se refleja en el índice de Gini, que se mantiene constante desde
hace 20 años, alrededor de 0.54, uno de los más altos del mundo.28
24
Ibidem.
Weeks, John: "Inequality Trends in some developed OECD countries", DESA Working Paper No. 6, London,
October 2005, páginas 7 y 8.
26
Ibidem.
27
Los interesados en el deterioro de la justicia social en Chile bajo la dictadura del neoliberalismo pueden
consultar los trabajos al respecto de la economista mexicana Nora Lustig ("Medición de la pobreza y de la desigualdad en
América Latina. El emperador no tiene ropa", en: Trimestre Económico, México, 1993, páginas 200 y siguientes), y del
economista chileno Dante Contreras ("Pobreza y desigualdad en Chile", en: Estudios públicos Nr. 64, Santiago, 1996,
páginas 57 y siguientes).
28
MIDEPLAN (Ministerio de Planificación y Cooperación) (1988, 1991, 1993, 1995, 1997), Encuestas de
Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), Santiago.
25
En el caso mexicano, el índice de Gini ha sufrido una regresión desde el
implantamiento del neoliberalismo en 1988 – después de haber
descendido a partir de 1960 hasta 1982, indicando una distribución
paulatinamente más equitable del ingreso, el índice ha vuelto a subir
desde entonces, hasta alcanzar el 0.54 en 2007, reflejando la
reconcentración de la riqueza en pocas familias, y personificada por
Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Seguramente no es necesario
decir que Slim es beneficiario personal de la privatización de las empresas
estatales mexicanas, decidida por el gobierno de su amigo y socio Carlos
Salinas de Gortari, quien hoy, como buen renegado del neoliberalismo,
clama no ser uno.
Esta injusta distribución del ingreso en Chile y México documentada por la
involución de los respectivos índices de Gini, es excepcional, incluso en
América Latina, un continente marcado por la desigualdad. Como lo
demuestran los análisis al respecto de Samuel A. Morley, ambos países
forman parte del pelotón de punta de la injusticia social en el
continente.29
Sí, diran algunos de los renegados del neoliberalismo, pero el crecimiento
económico en ambos casos es excepcional. El caso chileno seguramente
permite argumentos de este tipo, pero no como los neoliberales, y
algunos insensatos comentarios de "izquierda" lo quieren creer. Puesto que
la discusión exhaustiva del modelo económico chileno necesitaría mucho
espacio, me limito aquí a comparar la evolución del PIB real per cápita en
Chile y en Corea del Sur entre 1973 y 2004: En 1973, mientras cada chileno
dispuso en promedio de 2,078 dólares, cada coreano del sur solo dispuso
de 1,004 dolares. En 2004, 31 años después del golpe de la C.I.A. que
impuso a Pinochet, el PIB real per capita en Chile había aumentado a
15,161 dólares, contra 19,354 dólares en Corea de Sur. Es decir, mientras el
modelo chileno multiplicó el PIB per cápita por 7.3, el modelo surcoreano
lo multiplicó por 19.30 Para no hablar de los fundamentos de ambos
modelos – uno, el surcoreano, sustentado en una política industrial y de
comercio exterior concebida y coordinada por un estado desarrollista, y
que ignoró los dictados del Banco Mundial y del FMI; el otro, el chileno,
aún hoy basado en la exportación de cobre, uvas, madera, y salmón –
todas materias primas, con escaso nivel de elaboración industrial.31 Ojalá
no sea necesario repetir que este último modelo es, a la larga,
29
Morley, Samuel A.: "Distribution and growth in Latin America in an era of structural reform", International Food
Policy Research Institute, Washington, January 2001, página 10. Morley subraya que Chile y México pertenecen al grupo
de seis países latinoamericanos donde la desigualdad en la distribución de la riqueza creció dramaticamente durante los
años 1900s, sin que haya, al presente, signos de revertimiento de esa tendencia.
30
Estimaciones basadas en Alan Heston, Robert Summers & Bettina Aten, Penn World Table Version 6.2, Center
for International Comparisons of Production, Income and Prices at the University of Pennsylvania, September 2006. Si
bien el autor es consciente de que el crecimiento del PIB no basta para calificar un modelo económico, esta breve
discusión tiene por objeto desmentir "los buenos resultados" del neoliberalismo. Además, esta comparación debe ser
complementada con el crecimiento demográfico en ambos países en el período, relativamente inferior en Corea. Sobre el
estado desarrollista coreano, ver, entre otros, Amsden, Alice: "Asia's next Giant: South Korea and late Industrialisation",
Oxford University Press, Oxford, 1989; también Evans, Peter: "Embedded Autonomy: State and Industrial Transformation",
Princeton University Press, Princeton, U.S.A. 1995.
31
Ver Rodrik, Dani: "One economics, many recipes – Globalization, institutions, and economic growth", Princeton
University Press, Princeton, U.S.A., 2007, página 110.
insostenible, como lo demuestra la reciente infección masiva de salmón
chileno. 32
Además, aquellos que elogian el relativo éxito económico chileno como
muestra de que el neoliberalismo funciona, olvidan o ignoran que Chile
ha mantenido controles sobre los flujos de capital hacia y desde el país,
que la explotación del cobre sigue estando en manos del estado chileno,
y que la industria pesquera, sobre todo del salmón, también fue durante
años manejada por el estado, a través de la Fundación Chile, hasta su
venta a principios de los 1990s a una compañía japonesa. De la misma
manera, el estado chileno es responsable del crecimiento de las
exportaciones de fruta y de vino, gracias a importantes inversiones en
investigación y desarrollo, así como en la creación de clusters industriales
alrededor de la madera, como la industria de papel, de muebles, y
similares.33 Como bien dice Rodrik, "la diversificación productiva de la
economía chilena puede dificilmente ser atribuída al funcionamiento de
mercados libres."34 Aunque la conclusión del economista de Harvard
tampoco es extraordinariamente sofisticada, ésta se le escapa a nuestros
neoliberales de provincia, y a comentaristas mal informados, cuyos
"análisis" se basan más en sus propios mitos que en una confrontación
racional con la realidad.
El caso mexicano es mucho más claro: Aparte de que los gobiernos
mexicanos desde 1988 han ejecutado las recetas del neoliberalismo – el
tristemente famoso consenso de Washington – al pie de la letra, las tasas
anuales de crecimiento entre 1988 y 2007 – es decir, durante el período
de aplicación del neoliberalismo – yacen muy por debajo de los valores
nacionales históricos alcanzados antes de la crisis de la deuda. Según
cifras de la CEPAl y del FMI, entre 1950 y 1980, la economía mexicana
creció a un ritmo anual promedio de 3.39 por ciento, para caer a 1.3 por
ciento entre entre 1990 y 1999. Especialmente entre 1995 y 1999, el
crecimiento mexicano fue particularmente bajo, de solo 0.89 por ciento.
Las tasas de crecimiento mexicanas desde los mediados de los 1980s
están también por debajo de las alcanzados por otros países en procesos
de industrialización similares, pero guíados por estados desarrollistas, como
Malaysia, China, y Corea del Sur.35
Sobre este tema, ver, entre otros: Barrionuevo, Alexei: "Salmon Virus Indicts Chile’s Fishing Methods", en The New York
Times,
27
de
marzo
de
2008,
accesible
en
http://www.nytimes.com/2008/03/27/world/americas/27salmon.html?_r=1&scp=1&sq=Chile+Salmon&st=nyt&oref=slogin
33
Sobre el rol de la Fundación Chile en el desarrollo de la explotación del salmón, asi como en los subsididos estatales en
las industrias de papel y de muebles, ver Agosin, Manuel: "Trade and growht in Chile: Past performance and future
prospects", Facultad de Economía, Universidad de Chile, Santiago, 1999; sobre las inversiones estatales en la agricultura
frutera, en especial en la onología, ver Jarvis, Lovell: "Changing private and public roles in technological development:
Lessons from the Chilean fruit sector", en Anderson, J.R. (Ed.): "Agricultural Technology: Policy Issues for the International
Community", CAB International, Wallingford, England, 1994; sobre la actividad estatal en el fomento de la silvicultura, ver
Clapp, Roger Alex: "Creating Comparative Advantage: Forest Policy as Industrial Policy in Chile", in Economic Geography,
Clark University, Massachussets, U.S.A. 1995, Volumen 71, Número 3, páginas 273-296.
34
Rodrik, op. cit., página 109.
35
Ver, por ejemplo, Weisbrot, Mark; David Rosnick & Dean Baker: "Getting Mexico to Grow with NAFTA: The
World Bank Analysis", Center for Economic and Policy Research, Washington, October 2004; también Moreno-Brid, Juan
Carlos, Juan Carlos Rivas Valdivia & Jesús Santamaría: Mexico: "Economic growth exports and industrial
performance after NAFTA," CEPAL, Mexico, 2005, páginas 13 y siguientes.
32
Además, tras casi 20 años de experimento neoliberal, México no ha sido
capaz de constituir clústers industriales, que encadenen la transformación
de materias primas nacionales en insumos semiindustriales hasta
productos terminados. Al contrario, el proceso de industrialización
orientado hacia la exportación, promovido por el neoliberalismo, es un
oximoron, como lo muestra el constante deficit comercial mexicano:
México importa insumos industriales semielaborados para la maquiladora
y para sus industrias más avanzadas por valores considerablemente
mayores que el total de sus exportaciones industriales, reduciendo este
proceso de "industrialización orientado hacia la exportación" al absurdo.36
Por si esto fuera poco, y gracias al TLCAN, México está en trance de dejar
de ser un país agrícola: Sus hombres y mujeres de maiz se alimentan hoy
mayoritariamente de tortillas hechas de grano importado – de los EE UU,
por supuesto. Aunque la tecnocracia neoliberal de Salinas de Gortari
había prometido que su programa provocaría un aumento de las
inversiones de capital en la agricultura y de su eficiencia, y lanzaría un
proceso sostenido de modernización y desarrollo de la producción de
alimentos y materias primas agropecuarios, la realidad es completamente
opuesta: En valores per cápita, la producción agrícola en 1995 era 16.5
por ciento menor que en 1981; la producción forestal 30.6 por ciento
menor, y la producción pecuaria cayó en un 20.8 por ciento en el mismo
período. Considerando los valores agregados, el PIB mexicano
agropecuario per cápita cayó en 19.6 por ciento entre 1981 a 1995. Y en
kilogramos per cápita, la producción de los ocho principales granos era
en 1996 menor en 32.4 por ciento que en 1981; la producción de carnes
rojas disminuyó en 35 por ciento en el mismo período, y la de leche en
21.2 por ciento.37 Este desastre se ha agravado desde 1996: Como lo
resumía el diario mexicano La Jornada en marzo de 2005: "Mientras (en
México) los subsidios se han eliminado en la práctica, las importaciones
de maíz proveniente de Estados Unidos se multiplicaron por 15 desde la
entrada en vigor del TLCAN. En ese periodo, el valor de la compra de
alimentos de aquella nación creció a una tasa superior a 100 por ciento.
A la avasalladora competencia estadunidense se ha sumado una
''política más liberal'' del gobierno mexicano que, en el caso del maíz, ha
liberalizado el mercado más allá de lo requerido por el propio acuerdo." 38
... Para no hablar de la amenaza de hambruna que sacude al area rural
mexicana en estos días. Todo ésto, para mayor gloria del capitalismo
estadounidense – QED.
36
Sobre la evolución del déficit comercial mexicano, ver las estadísticas de la OCDE, accesibles en
http://stats.oecd.org/wbos/viewhtml.aspx?queryname=326&querytype=view&lang=en. En cuanto al absurdo carácter de la
industrialización mexicana "orientada hacia la exportación", ver Dussel Peters, Enrique, op. cit., páginas 51 y siguientes.
37
Datos apuntados por José Luis Calva en "El campo mexicano: Ajuste neoliberal y alternativas," Juan Pablos
Editor, Mexico, 1997, página 11.
38
"La importación de maíz de EU creció 15 veces con el TLCAN", en La Jornada, 16 de marzo de 2005.
http://www.jornada.unam.mx/2005/03/16/029n2eco.php
Reformistas arrepentidos – a medias
Estos irrefutables números de la bancarota del neoliberalismo han llevado
hoy a algunos defensores del “reformismo” bancomundialista y
fondomonetarista a olvidar su entusiasmo de hace unos años, y a
imponerse a si mismos modestia y circunspección. Es el caso de Sebastián
Edwards, por ejemplo, ex-economista jefe del Banco Mundial. Hace 10
años, Edwards decía: "A mediados de 1993, los analistas y medios
económicos internacionales recibían las reformas hacia una política de
mercado como un éxito y proclamaban que varios países
latinoamericanos iban camino de convertirse en una nueva generación
de ‘tigres’. Los inversores extranjeros se aproximaron rápidamente a la
región y los consultores y estudiosos se apresuraron a analizar las
experiencias de Chile, México y Argentina con el fin de aprender de
primera mano cómo unos países que, sólo unos años antes, habían
parecido no tener esperanza, se habían vuelto tan atractivos para el
dinero internacional."39
En abril de 2007, Edwards admitió que si hay algo que aprender de Chile,
Mexico, y Argentina, es lo que no se debe hacer. Su entusiasmo de 1997
cedió paso a un pesimismo más acorde a la triste realidad del
neoliberalismo: Además de admitir que las crisis monetarias de los últimos
20 años costaron 16 por ciento del producto interno bruto de América
Latina (precisamente durante el período de aplicación de las recetas
neoliberales), su conclusión principal es que es improbable que la
economía de América Latina crezca en el largo plazo. "Aunque es posible
que algunos países latinoamericanos progresen en comparación con las
naciones industrializadas, ésta no será la norma; la mayoría de países de
América Latina van a perder terreno con respecto de los países asiáticos y
otras naciones emergentes."40 Nada de "nuevos tigres", pues; en el mejor
caso, gatitos mancitos y hambrientos: Sólo para absorver la gran masa de
jovenes que ingresan cada año al mercado de trabajo, países como
México requieren de un crecimiento económico de más del cinco por
ciento – una quimera, pues, siendo el país tan dependiente de los EE UU,
lo más probable es que México también se deslize en la recesión, a la
cola del amo gringo.Así, el destino inmediato de la gran mayoría de los
mexicanos, y como ellos, de latinoamericanos, es mayor pobreza. Esta, y
no otra, es la verdad del neoliberalismo.
39
Edwards, Sebastian: "Crisis y reforma en América Latina", Buenos Aires, Emecé, 1997, página 17.
Edwards, Sebastian: "Crisis and Growth: A Latin American perspective", National Bureau of Economic Research,
Washington, 2007, página 22. Accesible en Internet en http://www.nber.org/papers/w13019.
40
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