DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL: COMENTARIO Exposición de motivos del Decreto desamortizador de Mendizábal Vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado, no es tan sólo cumplir una promesa solemne y dar una garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización exactamente igual al producto de las rentas, es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública; vivificar una riqueza muerta; desobstruir los canales de la industria y de la circulación; apegar al país por el amor natural y vehemente a todo lo propio; enganchar la patria, crear nuevos y fuertes vínculos que liguen a ella; es en fin identificar con el trono excelso de ISABEL II, símbolo de orden y de la libertad. No es, Señora, ni una fría especulación mercantil, ni una mera operación de crédito, por más que éste sea la palanca que mueve y equilibra en nuestros días las naciones de Europa: es un elemento de animación, de vida y de ventura para la España: Es, si puedo explicarme así, el complemento de su resurrección política. El decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V.M. sobre la venta de esos bienes adquiridos ya para la nación, así como en su resultado material, ha de producir el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es menester que en su tendencia, en su objeto y aún en los medios por donde se aspire a aquel resultado, se enlace, se encadene, se funde en la alta idea de crear una copiosa familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se apoya principalmente en el triunfo completo de nuestras actuales instituciones. Gaceta de Madrid, 21 de febrero de 1836. Reproducido en A. FERNÁNDEZ y otros, Documentos de Historia Contemporánea de España, Madrid, Actas, 1996, pp. 120-125. Comentario: Desamortización desarrollo y consecuencias). de Mendizábal (carácter, principios, INTRODUCCIÓN -Naturaleza: Se trata de una fuente primaria (contribuye a elaborar la historia). Tiene carácter político (carta pública a la regente, publicada en la Gaceta de Madrid, precursora del Boletín Oficial del Estado). -Localización: Se publicó en Madrid, el 21 de febrero de 1836. -Autor: Juan Álvarez Mendizábal, político liberal (presidente del gobierno a la sazón, inmediato ministro de Hacienda). -Destinatario: La regente de España, María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII y madre de Isabel II (reina en minoría de edad). ANÁLISIS Deuda Nacional: Se trata de lo que hoy día se llama deuda soberana; es decir, el conjunto de deudas que el Estado tiene contraídas con acreedores nacionales y extranjeros, sean éstos entidades públicas o ciudadanos particulares. La deuda es consecuencia del déficit presupuestario: los gastos del Estado que no se cubren con ingresos ordinarios (impuestos) se cubren con ingresos extraordinarios financieros (deuda pública). Amortización: Es el pago de una deuda o la recuperación de una inversión. Cuando dice “dar una garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización 1 exactamente igual al producto de las rentas”, se refiere a que la garantía de la deuda del Estado (la que se vendió y la nueva que se emita) puede considerarse equivalente al valor dinerario de las rentas de las tierras desamortizables (si los títulos tuvieran un plazo de 10 años, la garantía serían las rentas de 10 años derivadas de las tierras desamortizables); o considerado a la inversa: la deuda pública circulante puede aumentar hasta igualar la suma total del valor de las rentas de las tierras desamortizables en un cómputo equivalente a los plazos de amortización o de vencimiento de los títulos de deuda vendidos. Vivificar una riqueza muerta: Mendizábal se refiere a los bienes raíces llamados “de manos muertas”, cuya titularidad estaba en manos de la Iglesia y que en gran medida eran tierras yermas o poco y mal explotadas. La creencia era que si esas tierras pasaban a nuevos propietarios podrían aprovecharse mejor. Desobstruir los canales de la industria y de la circulación: Mendizábal cree que dinamizando el sector agrario mediante la expropiación y subasta, los nuevos propietarios invertirán positivamente en el sector para obtener una acumulación de ganancias que, directa o indirectamente (a través del ahorro y de las entidades de crédito), puedan pasar a la industria. Es el tema de la acumulación originaria (que Marx estudió): la creación de un capital de base agraria que pueda transferirse a la industria. Especulación mercantil: Se refiere a todo proceso económico que consiste en comprar y vender unos bienes o valores con la sola idea de obtener una plusvalía en el proceso. En la circunstancia que nos ocupa, Mendizábal hace referencia a que la desamortización no tiene como fin obtener una plusvalía (garantizada desde el momento en que la primera parte de la operación no es compra sino expropiación de bienes raíces), sino animar la economía nacional y ganar aliados políticos a la causa del trono isabelino. Operación de crédito: Se refiere a toda forma de negocio o de financiación que cuenta con el concurso de una entidad financiera (un banco) o de productos financieros (títulos de deuda). En la circunstancia que nos ocupa, Mendizábal se refiere a la posibilidad de enjugar la deuda del Estado admitiendo sus títulos como medios de pago de los bienes expropiados. SÍNTESIS 1-Razones que justifican la confiscación y venta en pública subasta de los bienes eclesiásticos: 1-1 Razones económicas. 1-1-1 Sanear y enjugar la deuda nacional. 1-1-2 Acabar con el inmovilismo de los anteriores titulares (“vivificar una riqueza muerta”). 1-1-2 Facilitar la industrialización (“desobstruir los canales de la industria”). 1-2 Razones políticas. 1-2-1 Crear una masa de propietarios afines al liberalismo y a las instituciones presentes: en primer lugar, el trono de Isabel II. COMENTARIO El contexto del documento es la primera guerra carlista (1833-1840), que enfrentó al régimen isabelino contra los intransigentes del Antiguo Régimen, aglutinados bajo la bandera de Carlos María Isidro (hermano de Fernando VII). El nuevo gobierno progresista, tras el Estatuto Real, se propone implantar el régimen liberal (la línea será apuntalada por el motín de los sargentos de La Granja, que supondrá la dimisión del presidente Isturiz y su sustitución por Calatrava, que colocará a Mendizábal en el ministerio de Hacienda). La reforma agraria será uno de los capítulos abordados: disolución del régimen señorial y de sus jurisdicciones (la única 2 jurisdicción será la del Estado), desvinculación (las tierras dejan de estar vinculadas a unos derechos compartidos) y supresión de mayorazgos, desamortización, abolición de diezmos eclesiásticos, abolición de los privilegios de la Mesta, derecho al cercado y a la libre explotación de montes y valles, libertad de arrendamientos agrícolas, libertad de almacenamiento y de precios, libre comercio y supresión de aduanas interiores; a su vez: abolición de privilegios gremiales, libertad de industria y comercio. Paralelamente, se elaboró la constitución progresista (hasta cierto punto, más bien de consenso) de 1837 (que renovaba la idea de que la soberanía residía esencialmente en la nación). La desamortización, en concreto, supondrá la incautación por parte del Estado de los bienes raíces de titularidad eclesiástica, colectiva y civil; su posterior nacionalización y venta en pública subasta, para pasar a ser bienes absolutos de sus nuevos propietarios. La primera gran ley (decreto) desamortizadora se publica en 1836: la firma Mendizábal y afecta a los bienes raíces del clero regular. La segunda gran ley desamortizadora se publica en 1855: la firma Madoz y afecta al clero secular y a los bienes comunales y municipales (los bienes de propios o cultivables, y de comunes o pastos y bosques, bajo gestión municipal, generalmente, y con frecuencia de titularidad municipal). La desamortización de Mendizábal tenía como objetivos garantizar y amortizar la deuda pública y financiar la guerra carlista. En el preámbulo del decreto añade otros objetivos: el acceso de la burguesía emprendedora a la propiedad agraria para dinamizarla y crear un nuevo sector social de propietarios agradecidos y vinculados al régimen de Isabel II. El proceso desamortizador se mantuvo (con altibajos) entre 1836 y 1844, desamortizándose el 62% de las propiedades de la Iglesia. Bajo la regencia de Espartero (1840-1843) se desamortizaron también bienes del clero secular. El proceso se iniciaba con una tasación (peritos de Hacienda) y seguía la subasta. Los lotes eran de un tamaño variado pero, en general, inasequibles para personas de bajos ingresos. Los postores eran terratenientes y burgueses urbanos (élites financieras y comerciales, como lo era el propio Mendizábal, que se enriqueció con el avituallamiento del ejército y con el comercio de peines y, más tarde, de vinos, en su exilio londinense). Se abonaba el 20% al contado y el resto se pagaba a plazos. Se admitían en el pago al contado títulos de deuda por su valor nominal: Al estar devaluados los títulos en el mercado de deuda de la Bolsa, los propietarios de títulos se aprestaban a pujar para dar salida a su papel rentabilizándolo al máximo; aceptando el Estado los títulos como medios de pago y por su valor nominal, se esperaba revalorizarlos con vistas a nuevas emisiones de deuda. En definitiva: la tierra no se entregó a los campesinos que trabajaban esas tierras ni el Estado obtuvo un gran monto por la operación. Las consecuencias del proceso desamortizador: 1-El desmantelamiento casi total de las propiedades de la Iglesia y la oposición de ésta al liberalismo (“el liberalismo es pecado”). 2-La atenuación de la deuda del Estado: Se rescataron 5.000 millones de reales de los 14.000 acumulados. A su vez, las nuevas propiedades, que antes habían estado exentas de tributación por el fuero eclesiástico, comenzaron a tributar, contribuyendo a sanear las cuentas de la Hacienda Pública. 3-No aumentó la producción agrícola (al menos, no significativamente): en lugar de capitalizar las nuevas propiedades, sus propietarios se limitaron a cobrar rentas aumentadas (ahora derivadas de nuevos contratos de arrendamiento). Las nuevas tierras colonizadas eran marginales, de manera que el rendimiento medio decreció. 4-Se reforzó la estructura de la propiedad agraria: los antiguos terratenientes aumentaron sus propiedades (aumentando el latifundismo en Andalucía y Extremadura), apareciendo nuevos propietarios (inversores de la burguesía financiera, comercial e 3 industrial, así como burgueses de las profesiones liberales). Ganaron dinero intermediarios especuladores (primeros postores que revendían después las tierras subastadas o propietarios de títulos de deuda que vendían a los compradores de tierras). Los campesinos quedaron sin opciones de compra. 5-Las élites terratenientes se amigarán con los políticos liberales o ingresarán ellas mismas en la política, detentando el poder durante el periodo isabelino e identificándose con el régimen liberal (en el partido moderado o en el progresista) como previó Mendizábal. 6-La desamortización urbana (conventos y huertos, etc) afectó a los centros urbanos principalmente, y los únicos postores con opciones de compra pertenecían a la alta burguesía y a la antigua aristocracia. Las clases medias y populares quedaron al margen. VALORACIÓN La desamortización formó parte importante de la Reforma Agraria del Liberalismo. El decreto desamortizador de Mendizábal, del que es precedente esta carta pública, es el primer gran momento del proceso. Sin embargo, el desequilibrio social generado en el campo (en especial, de la mitad sur de España) obligará a retomar el tema del campo en 1932, durante la II República: la nueva Reforma Agraria pretenderá redistribuir la propiedad agraria con el triple fin de liquidar los latifundios (expropiación con indemnización), incrementar los rendimientos de los nuevos lotes resultantes, que serían entregados a los campesinos sin tierras, y contribuir a equilibrar la estructura social del campo español. 4