JORNADAS DE DERECHO CONSTITUCIONAL Jurisprudencia en

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Corte de Constitucionalidad
Unidad de Gaceta y Jurisprudencia
JORNADAS DE DERECHO CONSTITUCIONAL
Jurisprudencia en materia Constitucional
Sentencias de la Corte de Constitucionalidad de Guatemala
1. DIGNIDAD HUMANA
NO. DE
EXPEDIENTE
890-2001
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Artículo 24 Ter Numeral 2)
Código Procesal Penal
Sentido del fallo:
Con lugar
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
 Igualdad
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“… esta Corte considera pertinente decantar los siguientes aspectos: 1. El carácter finalista de la
Constitución. Se ha considerado que la Constitución incorpora una serie de valores que informan todo
el ordenamiento jurídico, y de ahí que pueda válidamente afirmarse que en esta serie de enunciados
fundamentales y valorativos, se proclame la primacía de la persona y la dignidad humana como su
principal fundamento, la protección de la familia y la promoción del bien común, para lo cual se
organiza el Estado (artículo 1º), la garantía que a una persona le asiste de gozar de libertad, justicia y
a un adecuado desarrollo integral (artículo 2º), la protección de la vida humana desde su concepción,
así como su integridad (articulo 3º) y la solidaridad humana e igualdad de derechos (articulo 4º), por
citar algunos casos; por ello, la claridad del texto matriz en su dicción, no prohibe interpretación
alguna que no sea acorde con los principios pro homine e indubio pro libertate; ello, no sólo con el
objeto de asegurar el adecuado goce de los derechos fundamentales que asisten y son inherentes a
toda persona humana, reconocidos constitucionalmente, sino además, velar para que en el
cumplimiento de las obligaciones que el texto matriz impone al Estado de Guatemala, éste no pueda
ejercer la autoridad (poder público) que le ha sido delegada, en detrimento de los citados derechos.
2. La protección constitucional de la familia. La regulación constitucional guatemalteca reconoce y
fomenta la organización de la familia, como génesis de la cual parte y se mantiene vigente una
sociedad. De ahí la ratio que se manifiesta en el artículo 47 del texto matriz respecto de que el Estado
debe garantizar la protección social, económica y jurídica de la familia, mediante la promoción de su
organización sobre la base legal del matrimonio, la igualdad de derechos entre los cónyuges, la
paternidad responsable, y el derecho de las personas a decidir libremente el número y espaciamiento de
sus hijos; quienes a su vez, entre los derechos a que se refiere el artículo 50 constitucional, les asiste el
-1-
derecho a ser alimentados, regulándose además constitucionalmente la punibilidad que se origina
cuando concurre la “negativa a prestar alimentos en la forma que la ley prescribe.” (artículo 55). En ese
sentido, esta Corte aprecia que la legislación civil vigente, conceptualiza al matrimonio como una
institución social que reconoce derechos y obligaciones, entre los que se encuentran los de “educar y
alimentar a los hijos”, de acuerdo con la previsión contenida en el artículo 78 del Código Civil.”
863-2011
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Comercialización, sin consentimiento
del postulante del amparo de datos e
información correspondiente a su
persona, por medio de un sitio web en
internet
Sentido del fallo:
Otorga amparo
 La intimidad de
persona
 Vida privada
 Autodeterminación
informativa
 Defensa
la “Esta Corte ha indicado que las doctrinas modernas que ponderan la vigencia y respeto debido a los
derechos humanos, sostienen un criterio vanguardista respecto de que el catálogo de derechos
humanos reconocidos en un texto constitucional no puede quedar agotado en éste, ante el dinamismo
propio de estos derechos, que propugna por su resguardo, dada la inherencia que les insita respecto de
la persona humana. Esto es así, porque es también aceptado que los derechos fundamentales no sólo
garantizan derechos subjetivos de las personas, sino que, además, principios básicos de un orden social
establecido, que influyen de manera decisiva sobre el ordenamiento jurídico y político de un Estado,
creando así un clima de convivencia humana, propicio para el libre desarrollo de la personalidad. La
Constitución actualmente vigente en la República de Guatemala, que propugna por el reconocimiento
de la dignidad humana como su fundamento, no puede obviarse que los derechos fundamentales
reconocidos en dicho texto no son los únicos que pueden ser objeto de tutela y resguardo por las
autoridades gubernativas. Existen otros derechos que por vía de la incorporación autorizada en el
artículo 44 de la Carta Magna o de la recepción que también autoriza el artículo 46 del Texto Matriz,
también pueden ser objeto de protección, atendiendo, como se dijo, a su carácter de inherentes a la
persona humana, aun y cuando no figuren expresamente en este último texto normativo. Del derecho
al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente garantizado, entre otros, en los primeros
cinco artículos de la Constitución Política de la República, dimanan, por el contenido esencial de este
derecho, aquellos relacionados a la intimidad, al honor y a la privacidad, los cuales, en su conjunto,
también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el referido a la autodeterminación
informativa.”
-2-
1356-2006
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Divulgación de información sin previa
autorización en página web
Sentido del fallo:
Otorga amparo
 La intimidad de
persona
 Vida privada
 Autodeterminación
informativa
Defensa
la “Las doctrinas modernas que preconizan la vigencia y respeto debido a los derechos humanos, sostienen
un criterio vanguardista respecto de que el catálogo de derechos humanos reconocidos en un texto
constitucional no puede quedar agotado en éste, ante el dinamismo propio de estos derechos, que
propugna por su resguardo, dada la inherencia que le es insita respecto de la persona humana. Esto es
así, porque es también aceptado que los derechos fundamentales no sólo garantizan derechos
subjetivos de las personas, sino que, además, principios básicos de un orden social establecido, que
influyen de manera decisiva sobre el ordenamiento jurídico y político de un Estado, creando así un clima
de convivencia humana, propicio para el libre desarrollo de la personalidad. En una Constitución
finalista, como lo es aquélla actualmente vigente en la República de Guatemala, que propugna por el
reconocimiento de la dignidad humana como su fundamento, no puede obviarse que los derechos
fundamentales reconocidos en dicho texto no son los únicos que pueden ser objeto de tutela y
resguardo por las autoridades gubernativas. Existen otros derechos que por vía de la incorporación
autorizada en el artículo 44 de la Constitución Política de la República o de la recepción que también
autoriza el artículo 46 del texto matriz, también pueden ser objeto de protección, atendiendo, como se
dijo, su carácter de inherentes a la persona humana, aun y cuando no figuren expresamente en este
último texto normativo. Del derecho al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente
garantizado, entre otros, en los primeros cinco artículos de la Constitución Política de la República,
dimanan, por el contenido esencial de este derecho, aquéllos relacionados a la intimidad, al honor y a la
privacidad, los cuales, en su conjunto, también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el
referido a la autodeterminación informativa.”
-3-
2. BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD
NO. DE
EXPEDIENTE
1822-2011
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Artículo 201 Bis (por omisión)
Código Penal
Sentido del fallo:
Con lugar
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
 Igualdad
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“…para dar respuesta a la problemática acerca de la recepción en el orden interno de los tratados en
materia de derechos humanos, otros ordenamientos han acudido a la figura del bloque de
constitucionalidad, el que ha sido parte de anteriores pronunciamientos de la Corte de
Constitucionalidad (verbigracia los expedientes 90-90, 159-97, 3004-2007, 3878-2007, auto de 4 de
octubre de 2009, expediente 3690-2009, 1940-2010 y 3086-2010, entre otros), aunque en ninguno de
éstos se ha definido su contenido y alcances. Ello implica realizar el análisis confrontativo que requieren
acciones de inconstitucionalidad como ésta, por el que se posibilite verificar si en el ejercicio de la
función legislativa, existe conformidad en adecuación de tipos penales con no sólo conforme a normas
de la Constitución Política de la República de Guatemala, sino también con los estándares
internacionales en materia de derechos humanos que impulsaron los compromisos estatales para la
tipificación de la tortura, cuestión que ha sido consentida por la doctrina y la jurisprudencia
constitucional extranjera por la figura del "bloque de constitucionalidad", institución que ha permitido
realizar dicha integración de la Constitución material, pues de no advertirse lo anterior, la omisión
relativa determinada implicaría, por sí sola, contravención de los artículos 44, 46 y 149 de la
Constitución Política de la República. El bloque de constitucionalidad se refiere a aquellas normas y
principios que aunque no forman parte del texto formal de la Constitución, han sido integrados por
otras vías a la Constitución y que sirven a su vez de medidas de control de constitucionalidad de las
leyes como tal. La conceptualización del "bloc de constitutionalité" surgió en Francia, gracias a la
intervención consultiva del Consejo Constitucional francés en la década de los setenta y la labor
investigativa doctrinal acerca de la justicia constitucional desarrollada, especialmente, por el
profesor Luis Favoreau, así como la carencia de reconocimiento expreso de derechos fundamentales
en la Constitución que les rige desde mil novecientos cincuenta y ocho (1958), por lo que con esas
opiniones, se integró al bloque de constitucionalidad la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de mil setecientos ochenta y nueve (1789) y el Preámbulo de la Constitución francesa de
mil novecientos cuarenta y seis (1946). Luego esta misma doctrina se extendió a varios países con el
fin de contribuir a formalizar y consolidar los Estados Constitucionales de Derecho surgidos después de
la Segunda Guerra Mundial. Diversos autores concuerdan con el concepto doctrinal del bloque de
constitucionalidad, al señalar que éste es un conjunto normativo que contiene principios o disposiciones
materialmente constitucionales, tanto las contenidas expresamente en el Texto Fundamental como las
existentes fuera de éste, pero que desarrollan o complementan el catálogo de derechos fundamentales
contenidos en la Constitución formal. Su función esencial es la de valerse como herramienta de
-4-
recepción del derecho internacional, garantizando la coherencia de la legislación interna con los
compromisos exteriores del Estado y, al mismo tiempo, servir de complemento para la garantía de los
Derechos Humanos en el país.”
“El alcance del bloque de constitucionalidad es de carácter eminentemente procesal, es decir, que
determina que los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que componen
aquél son también parámetro para ejercer el control constitucional del derecho interno. Así, a juicio
de esta Corte, el artículo 46 constitucional denota la inclusión de los tratados en el bloque de
constitucionalidad, cuyo respeto se impone al resto del ordenamiento jurídico, exigiendo la
adaptación de las normas de inferior categoría a los mandatos contenidos en aquellos instrumentos.
El contenido del bloque de constitucionalidad está perfilado por la Constitución, y esta Corte, como
máximo intérprete de la norma suprema, cuyas decisiones son vinculantes a los poderes públicos, es la
competente para determinar, en cada caso, qué instrumentos se encuentran contenidos en aquél. En
orden a la materia de estudio, se determina que los instrumentos internacionales en materia de
derechos humanos aplicables son la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. Esa
inclusión se realiza por remisión del artículo 46 y, consecuentemente, por el carácter de ius cogens que
tienen las normas de estos instrumentos que, como tal, asumen categoría de compromisos
internacionales adquiridos por el Estado (art. 149 constitucional). Lo que involucra, en el caso concreto,
verificar el cumplimiento de los compromisos adquiridos en normas internacionales en materia de
Derechos Humanos, para evidenciar si existe una omisión legislativa parcial en la creación de la figura
tipo de “tortura”.
-5-
3. RECEPCIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL EN EL DERECHO INTERNO
NO. DE
EXPEDIENTE
334-95
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
(Criterio anterior)
Entre otros:
131-95
110-99
1554-2001
Normativa impugnada
Artículo 1
Decreto 14-95 del Congreso de la
República
Sentido del fallo:
Sin lugar
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“Corresponde a esta Corte, en su función esencial de defensa del orden constitucional y para mantener
el principio de supremacía de la Constitución, conocer de las impugnaciones contra leyes, reglamentos o
disposiciones de carácter general objetadas parcial o totalmente de inconstitucionalidad. Tiene
legitimación activa para hacer un planteamiento de esta naturaleza cualquier persona con el auxilio de
tres abogados colegiados, tal como lo hace en el presente caso el Director de la Oficina de Derechos
Humanos del Arzobispado de Guatemala. La inconstitucionalidad permite analizar la compatibilidad de
una norma de inferior jerarquía respecto de la Constitución, y requiere un análisis comparativo entre
una y otra a efecto de que la norma impugnada se mantenga dentro del ordenamiento jurídico o, en su
caso, se le excluya del mismo. En consecuencia, la Convención Americana sobre Derechos Humanos no
es parámetro de constitucionalidad.
-II- El accionante pretende que mediante la inconstitucionalidad se deje sin vigencia la reforma del
artículo 201 del Código Penal, decretada por el Congreso, cita para ello como normas violadas o de
parámetro para esta acción los artículos 1o., 3o., 18, 44 y 46 de la Constitución, que establecen lo
relativo a la protección que el Estado da a la persona y a la familia, a la vida, los derechos inherentes a
la persona humana y lo relativo a la preeminencia del derecho internacional. Esta Corte considera que
para declarar si procede o no la inconstitucionalidad planteada debe hacerse un análisis particularizado
de cada una de las disposiciones constitucionales que a juicio del accionante se han violado,
procediendo de la forma siguiente: a) al comparar el artículo objetado de inconstitucional con los
artículos 1o. y 3o. antes citados, se establece que no hay violación a tales disposiciones, porque en las
mismas no se hace prohibición expresa ni tácita sobre la extensión de la aplicación de la pena de
muerte; b) el artículo 18 no contiene una norma prohibitiva de la extensión de la pena de muerte, ya
que establece que la pena de muerte no podrá imponerse con fundamento en presunciones, a las
mujeres, a los mayores de sesenta años, a los reos de delitos políticos y comunes conexos con los
partidos políticos y a los reos cuya extradición haya sido concedida bajo esa condición; c) al hacer la
comparación con el artículo 44 de la Constitución antes relacionado, se concluye que tampoco existe
violación a tal norma, porque lo que hace únicamente es reconocer que no sólo los derechos humanos
individuales establecidos explícitamente en la Constitución son los inherentes a la persona humana, sino
que también los que no figuren expresamente en ella; c) por último, al analizar la violación del artículo
46 que invoca el accionante, se concluye que dicha disposición tampoco se ha violado con la emisión del
artículo impugnado, pues en aquel únicamente se establece el principio general de que en materia de
derechos humanos, los tratados y convenciones aceptados y ratificados por Guatemala tienen
-6-
preeminencia sobre el derecho interno. Es decir, que en presencia de un eventual conflicto entre normas
ordinarias del orden interno y los tratados y convenios sobre derechos humanos prevalecerían éstos
últimos, pero como ya se dijo estos no son parámetros de constitucionalidad. Lo expuesto permite
establecer que no existe violación a ninguna de las normas de la Constitución que citó el accionante,
debiendo por lo tanto, resolverse sin lugar el planteamiento.”
3878-2007
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Acuerdo municipal que convoca a los
vecinos de las comunidades indígenas
a participar en una Consulta de
vecinos
Sentido del fallo:
Otorga amparo




A la justicia
Debido proceso
Legalidad
Imparcialidad
“Como puede advertirse, el consentimiento y/o la ratificación de lo dispuesto en los documentos
multilaterales antes enumerados supone para el Estado de Guatemala, en síntesis, el compromiso
internacional de asumir una posición definida acerca del derecho de consulta de los pueblos indígenas,
expresada en varios componentes: (i) su reconocimiento normativo propiamente dicho y, por ende, su
inserción al bloque de constitucionalidad como derecho fundamental, por virtud de lo establecido en los
artículos 44 y 46 de la Carta Magna; (ii) consecuentemente, la obligación de garantizar la efectividad
del derecho en todos los casos en que sea atinente; y (iii) el deber de realizar las modificaciones
estructurales que se requieran en el aparato estatal –sobre todo en cuanto a la legislación aplicable– a
fin de dar cumplimiento a esa obligación de acuerdo a las circunstancias propias del país.”
“Por otro lado, también es imprescindible hacer la salvedad de que si bien la resistencia de las
comunidades indígenas ante una determinada iniciativa de esa índole no impide al gobierno propiciar
su realización, ello no desvincula a éste de la responsabilidad ínsita que le atañe como expresión del
poder público que deriva de la delegación de la soberanía nacional, en el sentido de ser
escrupulosamente respetuoso y garante de los derechos sustantivos de toda la población de la cual es
mandatario; la observancia de esa máxima constituye sin duda uno de los factores determinantes en el
afianzamiento de un genuino Estado Constitucional de Derecho y, por ende, debe ser pauta que prive en
su proceder respecto a cualquier cuestión de su competencia. De esa cuenta, en el ámbito específico
sobre el que versa el presente estudio, es equivocado colegir que cuando resulten infructuosos los
mecanismos de concertación previstos para hacer efectivo el derecho de consulta de las poblaciones
indígenas, tal circunstancia tendría como efecto liso y llano expeditar la ejecución de los planes de
extracción de recursos naturales, sin medir o importar las consecuencias que ello conlleve para esas
comunidades…
Al respecto debe acotarse, en primer orden, que dado el especial contenido de la solicitud en cuestión,
resulta errado condicionar su viabilidad a los parámetros previstos en el artículo 64 ibídem, cuando la
misma tiene por propósito servir de vehículo al reclamo sobre la observancia de un derecho que está
reconocido en instrumentos de carácter internacional (Convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, Convención Americana
sobre Derechos Humanos, Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial y Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas)
que, al versar sobre Derechos Humanos, no pueden estar supeditados a requerimientos fijados en la
-7-
regulación ordinaria interna, por aplicación del precepto contenido en el artículo 46 de la Constitución.
Consecuentemente, el deber de la referida institución municipal es facilitar las condiciones para el
ejercicio del derecho, suministrando los medios pertinentes, y en general, brindando el apoyo
institucional que sea necesario para el efecto. “
1933-2012
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Auto que declara sin lugar recurso de
apelación
Sentido del fallo:
Deniega amparo


Derecho de defensa
Debido proceso
“La autoridad impugnada declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por el postulante, al
establecer “… que la resolución recurrida, y por medio de la cual se decreta la improcedencia de la
EXTINCIÓN DE LA PERSECUCIÓN PENAL PLANTEADA por la defensa del sindicado HÉCTOR MARIO LÓPEZ
FUENTES se adecua a derecho, y a las constancias procesales, toda vez que si bien es cierto, el Decreto
Ley 8-86 concedió amnistía, tal y como lo manifiesta el apelante, también lo es que en el presente caso
los tipos penales por los cuales se procesó al procesado HÉCTOR MARIO LÓPEZ FUENTES, son
considerados de lesa humanidad, razón por la cual de conformidad con tratados y convenciones
aceptados y ratificados por Guatemala, son perseguidos universalmente y por lo tanto no prescriben,
por lo que en observancia al artículo 46 de la Constitución Política de la República de Guatemala,
procedente resulta respetar lo dispuesto por los tratados, dadas las obligaciones que por ende
corresponden al Estado, al reconocer la validez del derecho internacional sustentado en el ius cogens,
que por su carácter universal contiene reglas imperativas admitidas como fundamentales de la
civilización. Circunstancias que hacen a este Tribunal de Apelación, confirmar el auto apelado…”.
“En relación a lo manifestado por el accionante de que cualquier delito, prescriptible o no, puede ser
amnistiado si ninguna ley, tratado o convención, se opone a ello, se considera pertinente transcribir lo
que al respecto expuso la Corte Interamericana de Derechos Humanos en uno de sus fallos: “… son
inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de
excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de
las violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias,
extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos
inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (…) Como
consecuencia de la manifiesta incompatibilidad entre las leyes de autoamnistía y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, las mencionadas leyes carecen de efectos jurídicos y no pueden
seguir representando un obstáculo para la investigación de los hechos que constituyen este caso ni para
la identificación y el castigo de los responsables, ni puedan tener igual o similar impacto respecto de
otros casos de violación de los derechos consagrados en la Convención Americana…”. (Sentencia de
catorce de marzo de dos mil uno, en el caso Barrios Altos versus. Perú, párrafos 41 y 44).”
-8-
1822-2011
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Artículo 201 Bis (por omisión)
Código Penal
Sentido del fallo:
Con lugar
 Igualdad
“La incorporación del delito de tortura a nuestro ordenamiento jurídico penal obedeció a la suscripción
por el Estado de Guatemala de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, la cual fue aprobada por el Decreto 58-95 del Congreso de la República, el
diez de agosto de mil novecientos noventa y cinco y publicado en el Diario de Centro América el once de
septiembre de ese mismo año, entrando en vigencia el diecinueve de septiembre de mil novecientos
noventa y seis. En el artículo 1 del tratado internacional en mención se indica: “1. A los efectos de la
presente Convención, se entenderá por el término ´tortura´ todo acto por el cual se inflija
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin
de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya
cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por
cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean
infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación
suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos
que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas.
2. El presente artículo se entenderá sin perjuicio de cualquier instrumento internacional o legislación
nacional que contenga o pueda contener disposiciones de mayor alcance.” Así, en cuanto a ese delito,
en el artículo 2 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, se contempla
como estándares mínimos para la tipificación del elemento objetivo (actus reus) del delito, lo siguiente:
“Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto realizado
intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines
de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva,
como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una
persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física
o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica. No estarán comprendidos en el concepto
de tortura las penas o sufrimientos físicos o mentales que sean únicamente consecuencia de medidas
legales o inherentes a éstas, siempre que no incluyan la realización de los actos o la aplicación de los
métodos a que se refiere el presente artículo.”
“El bloque de constitucionalidad surge por remisión expresa y directa de la Constitución (arts. 44 y 46),
la que configura y perfila su contenido, alcances y eficacia: “Artículo 44. Derechos inherentes a la
persona humana. Los derechos y garantías que otorga la Constitución no excluyen otros que, aunque
no figuren expresamente en ella, son inherentes a la persona humana. El interés social prevalece sobre
el interés particular. Serán nulas ipso jure las leyes y las disposiciones gubernativas o de cualquier otro
orden que disminuyan, restrinjan o tergiversen los derechos que la Constitución garantiza.” “Artículo
46. Preeminencia del Derecho interno. Se establece el principio general de que en materia de derechos
humanos, los tratados y convenciones internacionales aceptados y ratificados por Guatemala, tienen
preeminencia sobre el derecho interno.” Es por ello que por vía de los artículos 44 y 46 citados, se
incorpora la figura del bloque de constitucionalidad como un conjunto de normas internacionales
-9-
referidas a derechos inherentes a la persona, incluyendo todas aquéllas libertades y facultades que
aunque no figuren en su texto formal, respondan directamente al concepto de dignidad de la persona,
pues el derecho por ser dinámico, tienen reglas y principios que están evolucionando y cuya integración
con esta figura permite su interpretación como derechos propios del ser humano.“
- 10 -
4. CONSULTA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
NO. DE
EXPEDIENTE
3878-2007
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Acuerdo municipal que convoca a los
vecinos de las comunidades indígenas
a participar en una Consulta de
vecinos
Sentido del fallo:
Otorga amparo
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
 A la justicia
 Debido proceso
 Legalidad
 Imparcialidad
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“…la pretensión de amparo esgrimida por los postulantes gira fundamentalmente en torno a la demanda
de que sea respetado su derecho de ser convocados a una consulta en la que tengan la oportunidad de
manifestarse respecto a los trabajos de exploración y explotación mineras que se desarrollan en la finca
San José Ocaña del municipio de San Juan Sacatepéquez del departamento de Guatemala. Ha sido con
ese propósito que se han avocado con la autoridad edilicia de su circunscripción territorial y, ante la
negativa de ésta, expresada en la revocatoria de la decisión inicial de acceder a su petición –acto
reclamado–, acuden ahora al plano de la justicia constitucional, persiguiendo que sea compelida la
concreción de tal iniciativa.”
“El derecho de consulta de las poblaciones indígenas es, en esencia, un derecho fundamental de
carácter colectivo, por el que el Estado está obligado a instaurar procedimientos de buena fe
destinados a recoger el parecer libre e informado de dichas comunidades, cuando se avizoren
acciones gubernamentales, ya sean legislativas o administrativas, susceptibles de afectarles
directamente, a fin de establecer los acuerdos o medidas que sean meritorios. Siguiendo la
clasificación en la que la doctrina suele aglutinar a los derechos fundamentales [Arango Rivadeneira,
Rodolfo. El concepto de derechos sociales fundamentales. Legis, Bogotá, 2005. Pág. 35], corresponde
caracterizarlo como un derecho de prestación, que supone la actuación positiva del Estado para su
plena y real vigencia. Su reconocimiento surge como resultado de la conciencia de la necesidad de
abogar de manera especial por la salvaguardia de los intereses de las poblaciones humanas que por
factores ligados a su identidad cultural se han visto relegadas de los procesos de decisión del poder
público y del funcionamiento de las estructuras estatales en general. En ese orden de ideas, se erige
como garantía de igualdad o mecanismo de equiparación, en cuanto a la aptitud real de dichas
poblaciones de pronunciarse e influir sobre las disposiciones orientadas a repercutir en sus
condiciones de vida, a fin de situarla en el mismo plano que la que corresponde a cualquier grupo de
ciudadanos.” “…se sintetiza que el derecho de consulta de las poblaciones indígenas constituye un
derecho fundamental de carácter colectivo y de prestación, cuyo reconocimiento surge como
resultado de la conciencia internacional de la necesidad de establecer a favor de dichas poblaciones –
debido a la marginación a la que históricamente han sido sometidas por factores ligados a su
identidad cultural– una garantía de igualdad en cuanto a su aptitud real de pronunciarse e influir
sobre aquellas disposiciones orientadas a repercutir en sus condiciones de vida, a fin de situarla en el
mismo plano que la que corresponde a cualquier grupo de ciudadanos. Conlleva para el Estado la
obligación de institucionalizar y aplicar procedimientos mediante los cuales, previo a la consumación
- 11 -
de acciones gubernamentales que supongan afectación directa sobre esas poblaciones, se genere de
buena fe, en forma sistemática y acorde a las características propias de cada nación, una dinámica de
información, participación y diálogo con miembros de sus comunidades dotados de auténtica
representatividad, dirigida a la consecución de acuerdos sobre las medidas que se proyecta realizar.
En el contexto específico de las iniciativas de explotación de recursos naturales dentro o en los
alrededores de sus tierras, opera con un cariz instrumental, como una extensión o primera línea de
defensa de otros derechos fundamentales, tales como el de propiedad, a la cultura, a la salud, libertad
de culto, etc. según sea la gravedad y/o matices particulares de cada caso. Ante una situación de esa
índole, es necesario advertir que para el caso de Guatemala, por iguales razones de igualdad, justicia y
equidad social, debe entenderse que el derecho de consulta es extensible a cualquier comunidad o
población –no necesariamente identificada como indígena–, en lo que sea aplicable; interpretación pro
homine que se encuentra en consonancia con el que, de acuerdo a todo lo antes apuntado, constituye el
fin último que se persigue con el reconocimiento de este derecho: garantizar la igualdad entre los
habitantes de un Estado, en cuanto a su aptitud real de pronunciarse e influir sobre aquellas
disposiciones orientadas a repercutir en sus condiciones de vida.
2433-2011 y
2480-2011
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Acta número 01-2011 del Concejo
Municipal de Nueva Santa Rosa
Sentido del fallo:
Parcialmente Con lugar
“Esta Corte estima que el derecho de los pueblos a ser consultados sobre medidas susceptibles de
causarles afectación emana del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, el cual fue
ratificado por el Estado de Guatemala y, según la opinión consultiva emitida el dieciocho de mayo de
mil novecientos noventa y cinco dentro del expediente ciento noventa y nueve – noventa y cinco (19995) en donde se estableció: “…no regula ninguna materia que colisione con la ley fundamental…”. Dicho
convenio establece en el artículo 6 numeral 1: “Al aplicar las disposiciones del presente Convenio, los
gobiernos deberán: a) consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en
particular a través de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o
administrativas susceptibles de afectarles directamente…”; luego, en el numeral 2 del mismo artículo,
dispone lo siguiente: “Las consultas llevadas a cabo en aplicación de este Convenio deberán efectuarse
de buena fe y de una manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a un acuerdo o
lograr el consentimiento acerca de la medidas propuestas…”. Posteriormente, el artículo 15 numeral 2
establece: “En caso que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del
subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos deberán
establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de
determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados…”. Del contenido de los preceptos
transcritos, se colige que es incuestionable el derecho de los pueblos interesados a ser consultados; sin
embargo, esta Corte aprecia que es necesario reforzar en cuanto al procedimiento adecuado que “las
instituciones representativas” deben llevar a cabo para efectivizar ese derecho, pudiéndose estimar
conveniente cualquier método consultivo que permita recoger fielmente las opiniones de los integrantes
- 12 -
de la población cuando “prevean” que van a ser afectados con una medida legislativa o administrativa lo cual supone que la consulta debe ser previa a la aplicación de la medida-. Este Tribunal encuentra
que para nuestro medio el proceso de consulta mediante la emisión del sufragio constituye un
método de participación idóneo para recoger las opiniones de las comunidades consultadas, siendo
necesario que en su desarrollo se observen los principios electorales reconocidos para garantizar la
fidelidad de los resultados que se obtengan. La posibilidad de que los concejos municipales
convoquen a sus vecinos para pronunciarse sobre temas de interés en sus respectivos territorios
municipales, está regulada también en el Código Municipal, en cuyo artículo 63 se establece:
“…Consulta a los vecinos. Cuando la trascendencia de un asunto aconseje la conveniencia de
consultar la opinión de los vecinos, el Concejo Municipal, con el voto de las dos terceras partes (2/3)
del total de sus integrantes, podrá acordar que tal consulta se celebre tomando en cuanta las
modalidades indicadas en los artículos siguientes.”. Tanto el artículo antes transcrito como los
subsiguientes del capítulo I, título IV del código citado, hacen referencia a las convocatorias y
desarrollo de consultas populares municipales; no obstante, lo establecido en dichos preceptos debe
ser reforzado en cuanto a determinar qué es vinculante para las autoridades municipales. En ese
sentido, se clarifica que la voluntad expresada por los vecinos en una consulta popular es vinculante
pero sólo para que sus autoridades locales transmitan su parecer a los órganos municipales
competentes. Pero ya al momento de asumirse decisiones finales sobre temas vinculados con
minería, hidrocarburos y acceso a recursos naturales no renovables, aquella voluntad solamente
podría tener carácter indicativo, en razón de que en lo concerniente a estos, el propio legislador
constituyente declaró de utilidad y necesidad públicas la explotación técnica y racional de aquellos,
de manera que lo que deba decidirse al respecto es competencia del Estado y no de autoridades
locales y municipales, quienes, desde luego, deben transmitir la voluntad expresada por los vecinos a
donde corresponda, a efecto de que dicha voluntad no constituya una declaración inane.”
“Este Tribunal ha destacado ya en varias oportunidades que las consultas populares
constituyen mecanismo importante de expresión popular, por medio de las cuales se efectivizan
varios derechos reconocidos constitucionalmente, como los de libertad de acción y de emisión del
pensamiento, así como el derecho de manifestación, pero tales procedimientos consultivos deben
contar con marcos jurídicos adecuados que establezcan con precisión los procedimientos para
llevarlas a cabo y los efectos de las mismas, entendiéndose que los resultados que se obtengan
reflejarán el parecer de una comunidad consultada sobre un tema determinado, pero que a éstos no
se les puede dar carácter regulatorio o decisorio sobre materias que no sean de competencia de las
autoridades convocantes o de dichas comunidades, sino que, en todo caso, deben ser el punto de
partida para que la comunidad participe en los procesos establecidos en las leyes para expresar sus
decisiones y oposiciones, utilizando los mecanismos regulados en dichas leyes ante las autoridades
administrativas designadas para el efecto. [expedientes 1179-2005, 1408-2005, 2376-2007] En virtud
de lo anterior, al tener claro que las consultas populares son mecanismos importantes por medio de los
- 13 -
cuales se garantizan derechos fundamentales y son la clara expresión de un régimen democrático y que
los vecinos de los municipios tiene el derecho de expresarse con relación al uso, goce o disfrute de los
recursos naturales que se encuentran dentro del territorio de su municipio, esta Corte exhorta a que si
bien es cierto, es facultad del Estado, en este tema en específico, a través del Ministerio de Energía y
Minas, considerar la concesión para la explotación y/o exploración del suelo y del subsuelo, es necesario
que el Estado garantice la participación efectiva y los beneficios de los vecinos del municipio que
corresponda, garantizando y supervisando evaluaciones previas de impacto ambiental y social e
implementando medidas y mecanismos adecuados para asegurar que no se produzca una afectación
mayor en las tierras del territorio nacional. Circunstancia que también ha sido considerada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en sentencia de veintiocho de noviembre de dos mil siete en el
caso Saramaka versus Surinam.”
4419-2011
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Acuerdo Ministerial 146-2010 el cual
otorga autorización a Corrientes del
Río, Sociedad Anónima, para utilizar
bienes de dominio público para el
proyecto denominado “Hidroeléctrica
Entre Ríos” en el municipio de San
Agustín Lanquín
Sentido del fallo:
Otorga amparo



Defensa
Debido proceso
Consulta
a
los
pueblos indígenas y
tribales
“…se ha señalado que el proceso de consulta mediante la emisión del sufragio, constituye un método de
participación idóneo para recoger las opiniones de las comunidades consultadas, siendo necesario que
en su desarrollo se observen los principios electorales reconocidos para garantizar la fidelidad de los
resultados que se obtengan. Asimismo, que la posibilidad de que los concejos municipales convoquen a
sus vecinos para pronunciarse sobre temas de interés en sus respectivos territorios municipales, está
regulada también en el Código Municipal, en cuyo artículo 63, al igual que los subsiguientes del capítulo
I, título IV del código citado, hacen referencia a las convocatorias y desarrollo de consultas populares
municipales. Lo establecido en esos preceptos debe ser reforzado determinando que la voluntad
expresada por los vecinos en una consulta popular es vinculante pero sólo para que sus autoridades
locales transmitan su parecer a los órganos municipales competentes. Al asumirse decisiones finales
sobre temas vinculados con minería, hidrocarburos y acceso a recursos naturales no renovables, así
como a lo referente a la electrificación, aquella voluntad solamente puede tener carácter indicativo, en
razón de que en lo concerniente a estos, el propio legislador constituyente declaró de utilidad y
necesidad públicas su explotación técnica y racional, y en el caso de la electrificación, que es de urgencia
nacional, de manera que lo que deba decidirse respecto de estos temas, al cumplirse con los requisitos
respectivos, es competencia exclusiva del Estado por medio de la autoridad competente y no de
autoridades locales y municipales, quienes, lo que deben hacer es transmitir la voluntad expresada por
los vecinos a donde corresponda.”
“El conflicto que se traslada en este amparo es la ausencia de consulta a las comunidades amparistas,
en el procedimiento de autorización de operaciones de industria hidroeléctrica. Como antes se ha
indicado, en nuestro ordenamiento jurídico no está legislado cómo debe llevarse a cabo un
procedimiento de esta naturaleza, lo que ha implicado, incluso, que esta Corte exhorte al Congreso de la
República para que emita la legislación respectiva y, lo que este Tribunal ha señalado es que,
indistintamente del procedimiento que se utilice, éste debe recabar, de modo fidedigno, la opinión de
los pueblos afectados. En este caso, pese a las oportunas publicaciones sobre la petición y probable
- 14 -
aprobación de operaciones de la hidroeléctrica en cuestión, los pueblos ahora impugnantes no
presentaron objeciones ni se pronunciaron, ya sea en forma individual o por medio de sus entes
representativos que ahora promueven amparo, provocando con su actitud omisa que el procedimiento
se iniciara y agotara. Tampoco se advierte en el actuar de la autoridad cuestionada ninguna actitud que
refleje la materialización en medida alguna de recabar la opinión de quienes pudieran resultar
afectados. Así, la actitud omisa, según apreciación de esta Corte, es de ambos actores, tanto de
autoridades gubernamentales como de quienes ahora promueven amparo.”
“El Estado, como encargado de conceder u otorgar autorizaciones y/o licencias de explotación de
recursos naturales) debe hacerlo en función del desarrollo económico de los distintos sectores de la
sociedad guatemalteca. Lo anterior es de importancia traerlo a cuenta para dilucidar la situación
actual en la que la persona jurídica autorizada, según consta en autos, ha realizado trabajos como:
estudio geotécnico, corte de carreteras, movimiento de tierras, rutas de acceso, áreas para
campamentos y bodegas, con gastos, según indica la propia inversionista, de aproximadamente siete
millones de quetzales, ello como consecuencia de que la operación de la hidroeléctrica está
autorizada y el contrato otorgado, por lo que suspender totalmente el acuerdo, implicaría la rescisión
del contrato por causas imputables al Estado, lo que es lógico, generaría responsabilidades, sin
perjuicio de la inseguridad que el Estado proyecta como contratante. Bajo este panorama, esta Corte,
teniendo en cuenta los fines para los cuales fue creada, entre los que se encuentran, la protección al
ser humano en lo individual y en su conjunto como sociedad, debe en sus resoluciones procurar el
bienestar general de las personas. Por ende, se impone una solución que armonice los derechos o
intereses en juego, pues de afectarse uno u otro se proyecta hacia un daño de la población en
general. La omisión de recabar la opinión de los pueblos que presuntamente son perturbados con la
decisión, impone en el caso, materializar, según las circunstancias particulares de éste, lo establecido en
el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, respecto de la opinión de los pueblos
indígenas frente a decisiones que les afecten o les interesen. Consta en autos que los postulantes,
haciendo uso de sus derechos y por los mecanismos antes establecidos, si realizaron consulta referida a
“cualquier desarrollo de proyectos hidroeléctricos, mineros, megaproyectos y uso de áreas protegidas”
la cual llevaron a cabo, aproximadamente un mes después a la emisión del Acuerdo de autorización, hoy
impugnado, según lo afirma el Procurador de los Derechos Humanos (folio 70 de la pieza de esta Corte y
folios del 2290 al 2292 del expediente remitido por el citado Magistrado de Conciencia), procedimiento
que no cuestiona este tribunal al carecer a la fecha de uno específico para la aplicación del Convenio
169 de la Organización Internacional del Trabajo, particularmente en lo referente a la forma de recabar
la opinión de los pueblos indígenas, por la especial circunstancia que no se ha regulado. De esta
manera, es pertinente que, sin suspender el Acuerdo impugnado, para no gravar la situación de
hecho existente; por ello, el Ministro de Energía y Minas proceda a recabar, de manera formal, el
resultado de la consulta realizada y, con base en el mismo, verifique, por medio de los ministerios que
correspondan, los estudios de impacto ambiental, mediante la comprobación de las versiones escritas
- 15 -
y su confirmación in situ, a efecto de establecer los señalamientos que las comunidades hagan sobre
los temas que –según se ve en el amparo- más les preocupan, que son el daño a la flora y fauna.
Tanto los postulantes como las autoridades deben procurar, mediante todos los modos posibles y de
buena fe, lograr acuerdos y concertación con las comunidades afectadas y, evitar cualquier actitud
arbitraria e impositiva. Deben observar objetividad, razonabilidad y proporcionalidad en el análisis
de los motivos de oposición con miras a proteger los derechos ambientales y económicos de las
comunidades. Además, debe arbitrar los mecanismos necesarios para mitigar, corregir y restaurar los
efectos que las medidas produzcan y puedan generar en detrimento de las comunidades accionantes,
a las que se exhorta para que sus oposiciones las circunscriban al proyecto en mención, dada la
generalidad que se advierte en la consulta ya realizada. Las comunidades quedan en libertad de
hacer valer el resultado de la consulta ya efectuada u organizar, en su caso, una concerniente al
proyecto objeto de este conflicto, lo que parezca más beneficioso para superar la situación.
Igualmente entregar (hacer llegar) en el tiempo que apremie su propio interés, al Ministro que
corresponda, su opinión, garantizándose así su derecho de ser escuchados. Ello sin que se reviertan
las cosas con desmedro de la industria, la que está facultada, en su caso, para realizar los trabajos de
conservación de lo ya construido.”
- 16 -
5. DERECHO COLECTIVO DE MINORÍAS
5.1. DISCAPACITADOS
NO. DE
EXPEDIENTE
2863-2006
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
a) la inexistencia de infraestructura en
las paradas de autobús que permita a
las personas discapacitadas abordar
los autobuses y las unidades móviles
que prestan el servicio urbano
b) violación de las reglas universales
de accesibilidad en las unidades
móviles que prestan el servicio urbano
c) la falta de normas reglamentarias
que regulen el servicio público de
transporte urbano
d) la amenaza cierta y determinada de
que, tanto las estaciones e
instalaciones, como los vehículos que
se utilizarán en el Proyecto
Transmetro,
violen,
limiten
y
restrinjan el derecho a las personas
con discapacidad al uso de dicho
medio de transporte público.
Sentido del fallo:
Otorga amparo
DERECHOS DENUNCIADOS
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
COMO VULNERADOS
“…esta Corte estima necesario puntualizar que los derechos reclamados por ellos se encuentran
 Libertad de locomoción
 Protección
a
los comprendidos dentro de los denominados “derechos sociales”, los cuales, por poseer los reclamantes
características físicas especiales debido a algún tipo de discapacidad, no han contado con el acceso a
minusválidos
ellos. Específicamente reclaman que no gozan de un servicio de transporte público adecuado a sus
necesidades. Es necesario mencionar que una de las características de los derechos sociales es la
progresividad, la cual se atribuye a aquellos derechos que requieren la adopción de conductas que
habrán de implementarse durante un lapso para lograr la satisfacción del derecho de que se trate.
Implicará entonces, la adopción de medidas cuyo resultado sólo se logrará con posterioridad al inicio de
la actividad del Estado destinada a cumplirlas. Así por ejemplo las que implican ampliar la cobertura de
un servicio o instalar redes para la prestación de otro. En cualquier caso las obligaciones de
cumplimiento progresivo deberán adoptarse dentro de un plazo razonable. En la clasificación
tradicional de los derechos humanos las obligaciones de implementación progresiva implican una
obligación de conducta, y dentro de ellas se ubican los derechos sociales. Pueden citarse dentro de
éstos la atención a las personas con discapacidad, de manera que los mismos cuenten con una atención
especial que les permita alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad. De esa cuenta los Estados
deberán adoptar las medidas que sean necesarias para ese propósito.”
“(…) toda persona afectada por una disminución de sus capacidades físicas o mentales tiene derecho
a recibir una atención especial con el fin de alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad, por lo
que deben adoptarse las medidas que sean necesarias para ese propósito, incluyendo de manera
prioritaria en los planes de desarrollo urbano, la consideración de soluciones a los requerimientos
específicos generados por las necesidades de este grupo (…)”.
“Del análisis doctrinario realizado en el considerando anterior se concluye que la obligación de
cumplir con la normativa constitucional señalada para las personas con discapacidad deberá
obedecer a las características de progresividad y gradualidad anteriormente expuestas para
los derechos sociales, lo que implica la adopción de conductas que deberán implementarse
con relación al transporte público. Constituye un hecho público y notorio, y por tanto,
carente de la necesidad de prueba, el hecho que la ciudad de Guatemala y el transporte
público, en su mayoría, no cuenta con dispositivos especiales y características particulares
para las personas con discapacidad. De esa cuenta, la autoridad impugnada deberá
considerar las necesidades de las personas con discapacidad, así como de otras personas con
- 17 -
retos especiales y de individuos que por algún tipo de circunstancia en su condición física o
sensorial requieran un trato distinto al resto de la población para lograr su acceso al
transporte público, tal es el caso de personas de la tercera edad, personas con limitaciones
visuales o auditivas, personas que por sus características particulares en un momento
determinado, requieran un trato especial, como es el caso de mujeres embarazadas. En
consecuencia, la autoridad impugnada deberá tomar en consideración en las nuevas
construcciones, remodelaciones o modificaciones de infraestructura relacionada con el
transporte colectivo urbano, dispositivos especiales que permitan el acceso adecuado a las
personas con discapacidad o con condiciones físicas o sensoriales distintas al resto de la
población. Es evidente, y por tanto público y notorio, que las medidas adoptadas por la
Municipalidad de Guatemala hasta la presente fecha -en relación a este tema- no permiten la
plena satisfacción de los derechos constitucionales de este sector de la población. Se concluye
entonces que para el cumplimiento de lo aquí considerado es necesario que la Municipalidad
capitalina adopte las medidas necesarias que permitan el acceso a la población con
discapacidad, a las unidades de transporte colectivo urbano, tanto incorporando elementos
que coadyuven con éste en las aceras y paradas de bus, como en el interior de los mismos. Esta
obligación, como se señaló con anterioridad, deberá adoptarse según los siguientes
parámetros: a) en las nuevas construcciones, remodelaciones, ampliaciones de las aceras y
paradas de autobuses deberán adoptarse medidas -entiéndase rampas, plataformas,
barandas, dispositivos que permitan la unión entre la rampa y la unidad de transporte colectivo
u otros que se estimen adecuados que cumplan con ese fin- que permitan el acceso de personas
con discapacidad, así como de personas con capacidades especiales según su edad o estado; b)
en la adquisición de nuevas unidades de transporte colectivo por parte de la Municipalidad
capitalina, deberán considerarse unidades de transporte colectivo que posean elementos
especiales para las personas descritas en la literal anterior, tales como puerta ancha que
permita el ingreso de una silla de ruedas y en su interior un espacio designado para éstas,
adecuándose las mismas, además, a las modificaciones realizadas a la infraestructura indicada
en la literal anterior; c) en las nuevas unidades de transporte y en las ya existentes deberán
señalarse espacios reservados para personas con discapacidad, de la tercera edad, mujeres
embarazadas o personas con capacidades especiales; d) en cuanto a las concesiones que se
autoricen para el servicio de transporte colectivo, se dará preferencia a los propietarios de
unidades que posean alguna o varias de las características descritas; e) la adopción de todas
aquellas medidas que a juicio de la Municipalidad contribuyan con alcanzar los objetivos
- 18 -
señalados en las literales anteriores. En consecuencia de lo anteriormente considerado, el
amparo solicitado deviene procedente en cuanto a los primeros dos actos reclamados.”
5.2. MUJERES
NO. DE
EXPEDIENTE
936-95
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Artículo 232
Artículo 233
Artículo 234
Artículo 235
Código Penal
Sentido del fallo:
Con lugar
DERECHOS DENUNCIADOS
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
COMO VULNERADOS
 Igualdad
y
no “…Al confrontar dicho precepto con el artículo 4o. de la Constitución, se establece que se trata en
forma discriminatoria a la mujer casada por su sexo, pues la concurrencia de los mismos hechos en
discriminación
iguales condiciones o circunstancias si los comete el varón casado no tipifican delito de adulterio,
teniendo el género una relación directa e inequívoca con el delito; la conducta infiel de la mujer
casada es la que configura el adulterio no así idéntica conducta observada por el hombre casado.
Esta figura delictiva que sanciona sólo la infidelidad conyugal de la mujer, da un trato desigual a
idénticos actos. No es razonable la diferencia establecida por el legislador para la misma situación
fáctica y esta regulación no puede encontrar su ubicación ni justificación dentro de los delitos contra
el orden jurídico familiar y contra el estado civil, pues si éstos fuesen los valores protegidos, habría
sancionado la infidelidad en igualdad de condiciones para ambos cónyuges. El artículo del Código
Penal que se analiza por ser discriminatorio está en contradicción con el artículo 4o. de la Constitución
que consagra el derecho a no ser discriminado, por lo que es procedente eliminarlo del ordenamiento
jurídico. Los artículos 233 y 234 del Código Penal dan al marido la exclusividad del ejercicio de la acción
penal para la sanción del delito de adulterio y para que otorgue el perdón para la no persecución del
mismo y si el artículo 232 de dicho Código viola el derecho de igualdad, los artículos 233 y 234 de ese
cuerpo legal, también lo contradicen y, deben asimismo ser expulsados del ordenamiento legal, en
aplicación del artículo 4o. de la Ley Fundamental. El artículo 235 del Código Penal establece: "El marido
que tuviere concubina dentro de la casa conyugal será sancionado con prisión de cuatro meses a un
año. La concubina será sancionada con multa de cincuenta a quinientos quetzales. Lo dispuesto en los
artículos 233 y 234 es aplicable al caso de que se trata en el presente artículo." Es decir trata en forma
distinta la conducta infiel del hombre y la mujer tomando como parámetro para la diferencia el sexo lo
cual viola el artículo 4o. de la Constitución.”
- 19 -
3009-2011
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Artículo 5
Artículo 7
Artículo 8
Ley contra el femicidio y otras formas
de violencia contra la mujer
Sentido del fallo:
Sin lugar




Libertad e igualdad
Derecho de defensa
Protección a la familia
Protección a la persona
“…el legislador parte, como fuente material de la norma que emite, de una realidad que afirma en su
“Considerando”, relativa a la existencia de una problemática de “violencia y discriminación” contra
mujeres, niñas y adolescentes, que ha ocurrido en Guatemala y que, incluso, se ha visto agravada en
los últimos tiempos, y cuya causa (entre otras que podrían deducirse) estriba en las “relaciones
desiguales de poder existentes entre hombres y mujeres”, manifestándose tal desigualdad en los
ámbitos social, económico, jurídico, político, cultural y familiar. En tal contexto, el legislador previó la
necesidad de emitir una normativa tendiente a hacer efectiva la “prevención y penalización” de
aquellas conductas que constituyan violencia contra la mujer (tanto física y sexual, como psicológica
y económica), atendiendo, primero, a que en el plano nacional es una realidad y, lamentablemente,
una constante que ha venido en aumento, la comisión de actos de violencia ejecutados en
menosprecio de la mujer, derivados de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres.
Cuestión de suma importancia lo constituye el hecho que la violencia contra la mujer se genera,
conforme a las consideraciones del legislador, como producto de esa desigual relación de poder que
existe entre personas de distinto sexo. En tal sentido, el cuerpo normativo que se impugna, en su
artículo 3, inciso g), recoge un concepto de relaciones de poder, refiriendo que se trata de
“[m]anifestaciones de control o dominio que conducen a la sumisión de la mujer y a la discriminación en
su contra”. De esa cuenta, por esa relación desigual de poder entre hombre y mujer, el legislador se
propuso reprimir un comportamiento violento contra esta última, frecuente en el contexto social
actual, y que bien puede obedecer a un patrón cultural que de generación en generación promueve y
arraiga la existencia de un trato discriminatorio y de sumisión en perjuicio del género femenino…”.
“Por ende, es evidente el fundamento del legislador para asumir la necesidad de protección de la
integridad, física, sexual y psicológica de la mujer, en especial, en el contexto social nacional, en el que
fenómenos de esa violencia obedecen –por lo menos así lo es en la mayoría de los casos, como se pone
de manifiesto en algunos de los dictámenes presentados por quienes comparecieron en el trámite de la
inconstitucionalidad en calidad de amicus curiae– a las relaciones desiguales de poder entre hombres y
mujeres. En cuanto a ello, en la exposición de motivos de la iniciativa de ley identificada con el número
de registro tres mil setecientos setenta (3770), que fuera presentada al pleno del Congreso de la
República y a raíz de la cual se emitió la Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la
mujer, se señala: “Las actitudes tradicionales, según las cuales se subordina a las mujeres o se les
atribuyen funciones estereotipadas reproducen y mantienen prácticas que conllevan violencia. Y ésta
pone en peligro la vida y la salud de las mujeres. La violencia contra la mujer constituye un acto de
discriminación y es una violación de los derechos humanos.” Por otro lado, el legislador advierte que en
las condiciones actuales imperantes en Guatemala, la mujer se encuentra insuficientemente protegida,
haciendo meritoria la emisión de normas que, además de prevenir los actos de violencia en su contra,
repriman su comisión mediante la imposición de sanciones de naturaleza penal. Así, en la referida
exposición de motivos se indica: “Es ampliamente reconocido que los derechos de las mujeres, fueron
concebidos históricamente como un particular del universal masculino y bajo una concepción de las
- 20 -
mujeres como ciudadanas de segunda categoría. Esta concepción tiene tal arraigo que, pese a la
sanción de instrumentos jurídicos internacionales de derechos humanos con disposiciones relevantes
para la protección de las mujeres contra actos de violencia, en la República de Guatemala, las mujeres
siguen siendo víctimas de violencia, llegando a su mayor expresión en los asesinatos de mujeres.”
5.3. NIÑEZ
NO. DE
EXPEDIENTE
3832-2011
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
a) Sentencia que declaró la
adoptabilidad de un niño, confirmó el
abrigo temporal de éste en la
Fundación Protectora del Niño
Huérfano y ordenó su inscripción de
nacimiento en el Registro Nacional de
las Personas
b) Sentencia que declaró sin lugar el
recurso de apelación
Sentido del fallo:
Otorga amparo
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
 Derecho de defensa
 Seguridad jurídica
 Debido proceso
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“…Es necesario señalar que la adoptabilidad de los menores se encuentra íntimamente vinculada al
principio de subsidiariedad y prevalencia del interés superior del menor en la adopción nacional e
internacional, entendiendo ésta como una medida de protección del menor tendiente a la colocación del
niño en la mejor familia posible. El artículo 21 de la Convención sobre los Derechos del Niño, reconoce
los derechos de los niños adoptados en los países como Guatemala, en que se permite la adopción;
asimismo, regula la primacía del interés superior del niño, en todas las disposiciones relativas a la
adopción (artículo 3º), y detalla las normas mínimas que deben satisfacer estas disposiciones. La
referida Convención no se pronuncia sobre la conveniencia de la adopción, incluso dentro del país de
origen del niño, auque el artículo 20 la menciona como una de las opciones para el cuidado del niño
privado de su núcleo familiar. Para esta Corte resulta de especial relevancia, establecer qué debe
entenderse por el principio del interés superior del niño en materia de adopción. En ese sentido, debe
indicarse que tal principio debe ser una “consideración primordial”, es decir, debe tener preferencia
sobre cualquier otro interés, sea económico, político, o relativo a la seguridad del Estado o de los
adoptantes; es decir, se debe buscar una familia para el niño y no un niño para una familia. En efecto,
debe abandonarse cualquier interpretación paternalista/autoritaria del interés superior; por el
contrario, se debe armonizar la utilización del interés superior del niño con una concepción de los
derechos humanos como facultades que permitan oponerse a los abusos del poder y superan el
paternalismo que ha sido tradicional para regular los temas relativos a la infancia. En el esquema
paternalista/autoritario, el juez, el legislador o la autoridad administrativa, realizaba el interés superior
del niño, lo constituía como un acto potestativo, que derivaba de su investidura o potestad y no de los
derechos de los afectados; la justicia o injusticia de su actuar dependía de que el juez se comportara de
acuerdo a ciertos parámetros que supuestamente reflejaban su idoneidad. La Convención formula el
principio del interés superior del niño como una garantía de la vigencia de los demás derechos que
- 21 -
consagra e identifica el interés superior con la satisfacción de ellos; es decir, el principio tiene sentido en
la medida en que existen derechos y titulares (sujetos de derecho) y que las autoridades se encuentren
limitadas por esos derechos. Dicho principio le recuerda al juez o a la autoridad de que se trate que ella
no constituye soluciones jurídicas desde la nada, sino en estricta sujeción, no solo en la forma sino en el
contenido, a los derechos de los niños sancionados legalmente. El principio del interés superior de los
menores debe quedar reflejado en la ley, cualquier disposición que lo limite debe considerarse como una
violación a la Convención Sobre los Derechos del Niño; por ejemplo: las reglas inflexibles que imponen
límites de edad para las parejas deseosas de adoptar a un niño, o que autorizan la adopción únicamente
cuando se declare al niño legalmente abandonado. Aunque en un proceso de adopción, la consideración
primordial sea el interés superior del niño, de la Convención se desprende la presunción de que dicho
interés persigue que el niño permanezca con sus padres siempre que ello sea posible. Puede decirse
entonces que el interés superior del niño comprende la satisfacción de sus derechos, es decir, el respeto
y observación irrestricta de los derechos humanos que le son inherentes a éste; es por ello que no
pueden inobservarse disposiciones legales tendientes a garantizar el derecho del niño con base a ese
principio.”
“Este Tribunal considera que también debe tomarse en cuenta que, a tenor de los Convenios
Internacionales relativos a la protección de la infancia y derechos del niño, el “interés superior del
menor” persigue que el niño crezca, se desarrolle y se eduque con su familia, en el territorio en el que
ha nacido y en la sociedad a la que pertenece. En ese sentido, el referido principio está
indisolublemente unido al hecho de que todas las sociedades protegen a la infancia, conforme a su
cultura y tradiciones, de forma tal que si sus padres no los pueden cuidar, o han sido privados de ello,
son cuidados por la familia ampliada (tíos, primos, abuelos). Si este cuidado familiar alternativo no es
posible, se busca que el menor sea cuidado por otra familia -adopción nacional- en el entorno social
natural, es decir, en el país en que ha nacido el niño. Cuando estas medidas de cuidado familiar y
protección no concurren, deviene la institucionalización de los niños y la subsidiariedad de la
adopción internacional, como medida de protección y ejercicio del derecho a desarrollarse en el seno
de una familia. Asimismo, debe tomarse en cuenta que la familia constituye el entorno óptimo para
el desarrollo del niño, por lo que -salvo casos excepcionales- se debe ofrecer al niño una familia
sustituta de preferencia a su colocación o su mantenimiento a largo plazo en una institución. Es por
ello que existe la responsabilidad de velar porque los niños no se queden en las instituciones sin que
su situación personal y familiar no se estudie rápidamente y sin que se busquen medidas de
protección adecuadas. Lo anterior permite colegir que el niño tiene derecho, si expresa la necesidad y
en función de su edad y grado de madurez, a conocer su historia y, en particular, siempre que sea
posible, recabar datos sobre sus progenitores, pues resulta importante asegurar la recolección y
conservación de la información, así como un acompañamiento psicosocial cualificado a la hora de
indagar sus orígenes. Por ello, toda adopción requiere una investigación minuciosa, con informes
pormenorizados, realizados por profesionales independientes, y cuyos destinatarios serán las
- 22 -
autoridades competentes, es decir que para poder declarar la adoptabilidad, en los casos en los que
un niño es desamparado -tal y como ocurrió en el presente caso-, es necesario realizar los estudios
mencionados, por parte de los profesionales en materia de protección del niño y de la familia, llevar a
cabo la identidad del niño de sus padres y de su familia ampliada (si no se conoce a los progenitores
del niño), situación que en el caso objeto de análisis no fue observada por parte de la autoridad
reprochada.
5.4 PUEBLOS INDÍGENAS
NO. DE
EXPEDIENTE
2242-2010
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Artículo 376 (por omisión)
Código Penal
Sentido del fallo:
Sin lugar
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
 Derecho a la vida
 Libertad e igualdad
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“El accionante refiere que la norma programática -Convención para la Prevención y Sanción del Delito de
Genocidio-, establece la definición y parámetros que debe tener el delito de Genocidio para su correcta
tipificación, siendo el artículo 2 de la antedicha convención que establece: “(…) En la presente
Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados
con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso (…)”; por
lo que la norma ordinaria debía incluir el término racial en su tipificación y el no hacerlo vulnera los
preceptos constitucionales. Al efectuar la exégesis del término “racial”, desde un punto de vista
literal, se estable que de conformidad con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, el
mismo significa que es “perteneciente o relativo a la raza”. A su vez, define que raza es “casta o
calidad del origen o linaje” ó “cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies
biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia”. De lo anterior se
determina que el término “racial” hace referencia a la raza, al tenor de ello y por lógica podemos
decir que la única raza a la que le son aplicable las normas de convivencia (morales y jurídicas)
para buscar la paz y la justicia es a la raza humana, no existiendo otra, que tenga capacidad de
seguir los parámetros de éstas, lo que conlleva a observar que el hecho que no se encuentre el
término racial en la norma ordinaria no produce vulneración a precepto constitucional, puesto
que la norma protege a todo ser humano que pueda ser víctima de uno de los hechos
contemplados en el tipo penal. Desde el contexto de utilización el término racial nos hace
referencia, generalmente, a una discriminación, denominada racismo, que surge típicamente al asumir
- 23 -
que hay taxonómicas diferencias entre diversos grupos de personas. Al tenor de ello, la Organización
de las Naciones Unidas define en la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Racial, que “discriminación racial” significará cualquier toda distinción, exclusión,
restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga
por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de
igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica,
social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública. Dicha definición no distingue entre la
discriminación basada en el entendido de pertenencia étnica y discriminación basada en la raza, en
parte porque la distinción entre la pertenencia étnica y la raza sigue siendo discutible entre
antropólogos. Es por ello que dicho organismo internacional ha señalado que no afecta si es por
motivo de raza o pertenencia étnica para ser protegido por la norma, ya que si se produce una acción
reprochable ésta debe ser juzgada. De esa cuenta, el hecho de la utilización de los términos “raza” o
“pertenencia étnica” es indistinto, puesto que ambos comprenden un grupo de personas que por
características físicas, culturales e históricas, conforman un conglomerado social que los distingue de
otros, que deben ser protegidos…”.
1101-2010
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Inscripciones de dominio operadas por
la autoridad denunciada.
Sentido del fallo:
Deniega amparo
 Derecho a la propiedad
 Derecho de defensa
 Identidad indígena
“…resulta pertinente subrayar que el origen de las municipalidades o alcaldías indígenas se remonta
a la época colonial y su estela se extiende hasta tiempos contemporáneos, funcionando con
organización y conformación definidas en una significativa cantidad de comunidades rurales, en las
que son percibidas como legítimas e importantes autoridades locales que, en términos generales,
coadyuvan a la resolución de conflictos comunitarios y con frecuencia actúan como intermediarios
ante las manifestaciones de poder público oficial (…) es vital tener presente la naturaleza de las
municipalidades o alcaldías indígenas en cuanto instituciones que dimanan de la costumbre ancestral
de esos pueblos. En ese sentido, no pueden acogerse las alegaciones de contenido
preponderantemente formal que la apelante aduce para desacreditar la posición de la postulante
como sujeto de derecho –y como solicitante de amparo–, pues hacerlo implicaría negarles a aquéllas
su valor como entes representativos de una identidad cultural propia y, por ende, contravenir lo
preceptuado en los artículos 8 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre
los Pueblos Indígenas y Tribales [“… Al aplicar la legislación nacional de los pueblos interesados
deberán tomarse debidamente en consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario (…)
deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no
sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los
derechos humanos internacionalmente reconocidos (…) 3. La aplicación de los párrafos 1 y 2 de este
artículo no deberá impedir a los miembros de dichos pueblos ejercer los derechos reconocidos a todos
los ciudadanos del país y asumir las obligaciones correspondientes…”] y 66 de la Constitución Política de
la República [“… los grupos indígenas de ascendencia maya. El Estado reconoce, respeta y promueve sus
formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización social…”]…”.
- 24 -
3217-2010
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Falta de cumplimiento de la autoridad
impugnada de garantizar el derecho
de comunicación en el idioma propio
de las mujeres que se encuentran
recluidas en el Centro de Orientación
Femenina –COF–
Sentido del fallo:
Deniega amparo
 Derecho de igualdad
 Derecho
de
comunicación
y
expresión en el propio
idioma
 Derecho a la integridad
personal
 Derecho
a
la
readaptación social
 Principio
de
no
discriminación
“…es necesario considerar, inicialmente, que el principio de igualdad ante la ley y la prohibición de
discriminación han sido ampliamente reconocidos en los sistemas de protección de los derechos
humanos. Tanto en el sistema interamericano como en el sistema universal se han adoptado
instrumentos jurídicos cuya finalidad es la consolidación de los mismos por medio de su declaración
expresa, la que también supone, por parte de los Estados, la obligación de garantizar su goce y
reparación en caso de afectación a los mismos. Mientras algunas de estas declaraciones solemnes han
efectuado un reconocimiento general del derecho de igualdad y la prohibición de discriminación, otras
han sido elaborados específicamente con el propósito de profundizar en dichas garantías universales y,
entre éstos, destacan los que se han dirigido a la protección de segmentos concretos de la población
humana, tales como mujeres, niños, trabajadores migratorios y sus familiares, personas con
discapacidad, minorías étnicas, religiosas y lingüísticas, así como pueblos indígenas. Pese a que la suma
de tales instrumentos es hoy significativa, persiste la práctica de ciertas conductas que manifiestan una
distinción injustificada hacia determinados grupos de personas por razón de origen, género, raza, edad,
capacidades físicas diferentes, religión, etcétera. Por ello la referida lista no es exhaustiva y para su
aplicación se hace necesaria la evaluación de aquellas manifestaciones en cada uno de los supuestos en
que se haya solicitado la intervención de los órganos jurisdiccionales. En el caso que nos atañe, el
tratamiento discriminatorio y la violación al principio de igualdad que resienten las postulantes se
debe, principalmente y según explican, a su condición de indígenas, lo que implica que hablen
distintos idiomas y practiquen diferentes costumbres (…)este tema de la discriminación es
particularmente sensible en los casos en los que ésta se dirige contra los pueblos indígenas, no sólo
porque, como en Guatemala, pueden representar una porción importante de la población, sino
también y, especialmente, porque los caracteriza la tenencia y utilización de idiomas, religión,
vestimenta, prácticas sociales y tradiciones propias; todos estos elementos que pueden ser causa de
trato distinto injustificado por ser diferentes a los del sujeto activo de la conducta discriminatoria…”.
“(…) La consideración del contenido de dichas normas es muy importante en el caso particular porque
las ahora postulantes denuncian la discriminación que aducen haber recibido durante el tiempo que han
permanecido, precisamente, en un establecimiento carcelario, mientras cumplen con la pena de prisión
a la que fueron condenadas en su oportunidad. Sin embargo, según la propia exposición argumentativa
que aquéllas realizan, tal segregación encontraría su punto crítico en el hecho de no tener suficiente
conocimiento del idioma español frente a un equipo laboral que tampoco conoce los idiomas mayas que
aquéllas hablan, pese a que la propia la Ley del Régimen Penitenciario reconoce que “es obligatorio
garantizar el derecho de comunicación en el propio idioma de las personas reclusas”, y que éstas
tienen libertad de expresión y “derecho a formular peticiones en su idioma, conforme la ley” (artículos
9 y 19, en los cuales no aparece el texto resaltado), pues sería éste factor el que principalmente provoca
no sólo el que experimenten el relacionado apartamiento, sino que, a su vez, resientan violación a otros
de sus derechos…”.
- 25 -
- 26 -
6. PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES
NO. DE
EXPEDIENTE
1356-2006
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Divulgación de información sin previa
autorización en página web
Sentido del fallo:
Otorga amparo
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
 A la dignidad
 El honor
 La privacidad
 La intimidad de la
persona
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“…Del derecho al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente garantizado, entre otros, en
los primeros cinco artículos de la Constitución Política de la República, dimanan, por el contenido
esencial de este derecho, aquéllos relacionados a la intimidad, al honor y a la privacidad, los cuales, en
su conjunto, también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el referido a la autodeterminación
informativa. En ese orden de ideas, sostiene esta Corte que con la decisión que se asume en este fallo,
se pretende positivar, en beneficio de Fredy Rafael Arriola Arévalo, los derechos que están reconocidos
en los artículos 4º y 44 de la Constitución Política de la República, 12 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos; 11.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 17 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Para ello, se estima pertinente matizar los siguientes
aspectos: A. Los derechos a la intimidad y al honor requieren de una protección jurídica especial que
posibilite, a su vez, una protección social del “yo” de cada persona en el ámbito jurídico de los demás.
Esto debe impedir que, bajo subterfugios, pueda darse a conocer a terceros diversas situaciones
calificadas por el conglomerado social como deshonrosas, atentatorias de la honra personal, la propia
estimación y el buen nombre o reputación de una persona y que afecten a ella en su propia
individualidad; derechos estos últimos que son propios de los principales atributos de la persona
humana: la personalidad. En Guatemala no existe tal regulación, y en tanto no la haya, para no incurrir
en situaciones legibus solutus, a criterio de esta Corte toda comercialización de información de datos
de una persona debe estar sujeta a que esa información fuera proporcionada voluntariamente por la
persona, cuyos datos serán objeto de comercialización; y que al momento de obtenerse, se le haya
garantizado a dicha persona los derechos de actualización, rectificación, confidencialidad y exclusión
antes citados, como una forma de resguardar los derechos fundamentales a su intimidad personal,
privacidad y honor. Se acota que si bien la comercialización de datos personales pudiera estar
comprendida en el ejercicio del derecho que garantiza el artículo 43 constitucional, este último
encuentra una limitación en el derecho a la dignidad humana, el cual prevalece sobre aquél; de manera
que ante esa prevalencia y salvo lo que en contrario pueda disponerse en leyes específicas, se sostiene
que todas aquellas personas individuales o jurídicas que realicen actividades de comercialización de
información obtenida de registros o bases de datos personales, deberían, al comercializar tal
información, por lo menos, observar: a) los datos que para tal efecto hubiesen obtenido, lo hayan sido
conforme una finalidad plenamente definida, de forma legítima y de manera voluntaria por parte de
aquél cuyos datos vayan a ser objeto de comercialización; b) la utilización de esos datos personales
debe hacerse sin obviar un previo asentimiento de la persona interesada, utilización que debe realizarse
- 27 -
con un propósito compatible con aquél para el que se hubiesen obtenido; y c) el registro y utilización de
los mismos debe conllevar, necesariamente, la implementación de controles adecuados que permitan,
por aquél que disponga de esos datos, la determinación de veracidad y actualización de los mismos por
parte y como una responsabilidad de quien comercializa con los mismos, y el amplio goce del derecho a
la rectificación de estos por aquél que pudiera verse afectado en caso de una errónea o indebida
actualización. Así las cosas, toda comercialización de datos personales que no observe tales parámetros
(cuya enunciación es enumerativa y no limitativa), podría derivar en una actividad ilegal, violatoria de
derechos fundamentales, que conllevaría responsabilidad legal tanto para aquéllos que proporcionen
tales datos como para quienes que se sirvan de ellos en la toma de decisiones respecto de situaciones
relacionadas con una persona en particular.”
863-2011
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Comercialización
de
datos
información
personal
consentimiento del amparista
Sentido del fallo:
Otorga amparo
e
sin
 La intimidad de
persona
 Vida privada
 Autodeterminación
informativa
 Defensa
la “…Del derecho al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente garantizado, entre otros, en
los primeros cinco artículos de la Constitución Política de la República, dimanan, por el contenido
esencial de este derecho, aquellos relacionados a la intimidad, al honor y a la privacidad, los cuales, en
su conjunto, también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el referido a la autodeterminación
informativa. En ese orden de ideas, la recopilación de datos personales de particulares para su
comercialización, que hace la entidad impugnada sin autorización expresa de los mismos, los cuales
en muchos casos ni siquiera se encuentran actualizados, como en el presente caso, y que además
para actualizar dichos datos deba de pagarse cierta cantidad, deviene en perjuicio de cualquier
persona y constituye una ingerencia abusiva en su ámbito personal y de su dignidad como persona
humana, por lo que se concluye que esto forma el elemento fáctico que provoca un agravio personal
y directo, y no específicamente lo denunciado por el agraviado al perjudicarle el acceso a un trabajo,
ya que la materialidad del elemento que provoca agravio es la divulgación de su información privada
la cual quedó plenamente establecida y es reparable únicamente por esta vía, en consecuencia debe
dejarse de difundir a través de medios electrónicos cualquier información sobre el postulante, para
que cese la vulneración de derechos fundamentales conculcados. En virtud de lo expuesto, y con el
ánimo de proteger de violación el derecho a la autodeterminación informativa que asiste a Ruddy
Bayardo Gálvez Bolaños, que podría verse eventualmente amenazado si tal sociedad reinicia
nuevamente la actividad de comercialización de información antes indicada, se llega a la conclusión
final que debe revocarse la denegación del amparo acordado en la primera instancia de este proceso
constitucional, a efecto de mantener a la persona antes citada en el efectivo goce de ese derecho, y con
el objeto de positivar el mismo, debe ordenarse a Digitación de Datos, Sociedad Anónima, excluir de
dicha comercialización cualquier información o dato personal de Ruddy Bayardo Gálvez Bolaños. De ahí
que el respaldo de la estimativa se hará, entonces, por las razones en este fallo consideradas y con las
modificaciones que se precisan en la parte resolutiva de esta sentencia. Por lo expuesto, la protección
constitucional solicitada debe ser otorgada. Al haberse denegado la pretensión de amparo en primera
- 28 -
instancia, la sentencia apelada debe ser revocada, de conformidad con la declaración que se hará en el
segmento resolutivo del presente fallo, que incluye la condena a la entidad impugnada al pago de las
costas causadas. En igual sentido resolvió este Tribunal en el fallo de once de octubre de dos mil seis
dictado en el expediente un mil trescientos cincuenta y seis – dos mil seis (1356-2006).”
4877-2011
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Artículo 2
Artículo 56
Ley del Registro Nacional de las
personas
Artículo 5
Reglamento de la Ley del Registro
Nacional de las personas
Sentido del fallo:
Sin lugar
“De los conceptos doctrinarios precedentes, se infiere es válido aceptar que la identidad está
íntimamente vinculada con la autodeterminación; que constituye un derecho personalísimo, inherente
a la persona humana, y que por ende no podría circunscribirse en una mera identidad étnica, ya que
también podría incluir también a la identidad nacional, la preferencia religiosa y la identidad política o
ideológica que se tiene sobre determinados temas, dentro de la expresión de ideas que es un atributo de
la personalidad de cada ser humano, y que, al interactuar de acuerdo con esa identidad, se integra y
obtiene la aceptación de una comunidad determinada. La existencia de la identidad, como mero
ejercicio de un derecho personalísimo, no puede entonces estar sujeta o vinculada a lo que de una
persona se diga en un documento personal de identificación. En este lo que pueden estar
comprendidos son los datos personales de una persona, y no por el hecho de que en aquél se omita
un dato, ello implica que la persona carezca de identidad. En el Documento Personal de
Identificación, lo que se pretende es la identificación civil de una persona, es decir, el consignar todos
aquellos datos personales con relevancia jurídica que puedan distinguir a una persona de otra, con la
pertinente certeza jurídica. Esos datos, pueden ser –sin que lo que a continuación se indica se
entienda como limitativo sino que debe entenderse como enumerativo- la indicación de la fecha de
nacimiento de la persona, sus nombres y apellidos completos, filiación, lugar de nacimiento, etc.,
siempre que tengan utilidad y trascendencia jurídica diferenciar a una persona de otra. Ello encuentra
la debida congruencia con el texto del artículo 56 impugnado en el que se indica que “El Documento
Personal de Identificación -DPI-, deberá contener como mínimo, la fotografía del rostro del titular de
frente y con la cabeza descubierta, la cual será capturada en vivo y además deberá contener los
siguientes datos: a) República de Guatemala, Centroamérica; b) La denominación del Registro Nacional
de las Personas; c) La denominación de Documento Personal de Identificación -DPI-; d) El código único
de identificación que se le ha asignado al titular; e) Los nombres y apellidos; f) El sexo; g) Lugar y fecha
de nacimiento; h) Estado civil; i) Firma del titular; j) Fecha de vigencia del documento; k) Declaración del
titular de ceder o no sus órganos y tejidos, para fines de trasplante después de su muerte; l) La vecindad
del titular; m) La residencia del titular, que estará consignada en la zona del código de barras
bidimensional”, que, como antes se indicó –y aquí se reitera nuevamente- se trata de la indicación de
datos personales que en ningún momento puede restringir el derecho que le asiste a una persona de
tener una identidad, derecho que no puede en ningún momento verse limitado, restringido o tornarse
nugatorio, por el solo hecho de que la identidad de una persona (incluso aquella que únicamente
- 29 -
abarque un aspecto o interés puntual de la vida de ésta) no conste en un documento de identificación.
Como corolario de todo lo anterior debe tenerse presente, sobre los datos personales, lo que esta Corte
puntualizó en la sentencia de once de octubre de dos mil seis, dictada en el expediente 1356-2006, al
indicarse en ese fallo que “En la definición de ‘dato personal’, debe considerarse como tales todos
aquéllos que permitan identificar a una persona, y que posibiliten de ésta la determinación de una
identidad que a ella pueda reputarse como propia. Esta determinación puede devenir, por citar algunos
ejemplos, de un número de identificación o bien por uno o varios elementos específicos, característicos
de su identidad física, fisiológica, psíquica, económica, cultural o social, etc. […] La protección de la
persona respecto de sus datos personales que son objeto de automatización, debe ser consecuencia de
la observancia de una obligación general de protección de derechos humanos que resultan
particularmente vulnerables, precisamente si tales datos pueden ser objeto de tratamiento a través de
tecnología informática. De ahí que toda regulación o disposición que de tales datos se haya de realizar,
debe respetar, como condición ineludible, el contenido esencial del derecho a la dignidad humana. En
íntima relación con lo anterior, también debe entenderse que la expresión ‘protección de datos
personales’, conlleva que el destinatario de la protección antes indicada debe ser la persona cuyos datos
personales son objeto de tratamiento automatizado, protección que abarca, en sentido amplio, desde el
momento de la obtención de tales datos hasta la utilización para dominio público de aquéllos. Se acota
que el alcance de esa protección debe determinarse, en principio, en razón de la trascendencia social o
interés social legítimo de esos datos personales […] La plena eficacia de este derecho a la
autodeterminación informativa debe permitir, a su vez, a la persona: a) el derecho a la actualización de
sus datos; b) el derecho a la rectificación por información errónea, incompleta o inexacta de sus datos;
c) el derecho a la reserva (confidencialidad) de cierta información que sobre ella se obtenga, y que aun
cuando ésta pueda ser legalmente requerida, se mantenga en grado de confidencialidad para terceras
personas ajenas a la situación que motivó el requerimiento; y d) el derecho a la exclusión, en circulación
informativa abierta o restringida, de cierta información que pueda considerarse en extremo sensible
para el interesado, y que sea producto de noticias o datos que sólo a este último conciernan; exclusión
que, para ser admitida, también debe tomar en cuenta los parámetros de trascendencia social o interés
social legítimo antes indicados”. Lo antes relatado nos permite colegir, que no debe confundirse ni
mezclarse lo que es la identidad de una persona con lo que son los datos que posibilitan la identificación
civil de aquélla.”
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7. TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN
NO. DE
EXPEDIENTE
3334-2011
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Inconstitucionalidad General
Normativa impugnada
Numeral II)
Acta 21-2009, Punto 5to.
Sentido del fallo:
Sin lugar
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“Para situar en su debido contexto la ratio decidendi de este fallo, esta Corte considera atinente hacer
referencia a la regla contenida en el artículo 30 de la Constitución, que establece que “Todos los actos
de la administración son públicos” y de ahí que los interesados tienen derecho a obtener, en cualquier
tiempo, informes, copias, reproducciones y certificaciones que respecto de aquellos actos se soliciten. La
excepción a esa regla, se contempla en el artículo 30 ibidem, en los casos de que la información que se
solicite, aborde temas relacionados con asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional, o bien
se trate de datos suministrados por los particulares bajo garantía de confidencia. La regla antes
mencionada, se complementa con la contenida en el quinto párrafo del artículo 35 de la Constitución,
que indica que es libre el acceso a las fuentes de información. En suma, la armonización de la preceptiva
constitucional antes indicada determina que el legislador constituyente garantizó de manera amplia a
los habitantes de la República de Guatemala el derecho a acceder a la información pública. Una
intelección pro homine de ese derecho propugna porque la regla general deba ser la de aplicar el
principio de máxima publicidad cuando se requiere información pública, lo que solo encuentra como
límite las excepciones puntualmente determinadas en el artículo 30 de la Constitución. Respecto de
estas últimas, precisa esta Corte que su interpretación debe ser de forma restrictiva, y que en caso de
tener que acogerse a aquéllas, el sujeto que las invoque lo haga con pertinentes criterios de
razonabilidad y proporcionalidad. En ese mismo orden de ideas, debe acotarse que en caso de existir
dubitación sobre una información si ostenta o no carácter público, debe presumirse que la información
es pública, salvo, como antes se dijo que la autoridad acredite que concurre alguna de las excepciones
puntualizadas en los artículos 30 de la Constitución y 21 de la Ley de Acceso a la Información Pública,
Decreto 57-2008 del Congreso de la República. La razonabilidad de aquella presunción atiende al
carácter dual de la regla establecida en el artículo 30 constitucional en cuanto a ser un derecho de los
habitantes el poder obtener aquella información y, a su vez, ser una obligación de todo ente estatal de
proceder en sus actuaciones de una manera transparente que permita determinar si el ejercicio del
poder público, materializado en aquellas actuaciones, se ha hecho con sujeción a los mandatos
establecidos en los artículos 153 y 154 de la Constitución. Aquella dualidad ha sido reconocida en la
Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión, aprobada por la Comisión Interamericana
sobre Derechos Humanos en su ciento ocho período ordinario de sesiones, cuando en el principio cuatro
- 31 -
se expresa que: “El acceso a la información en poder del Estado es un derecho fundamental de los
individuos. Los Estados están obligados a garantizar el ejercicio de este derecho. Este principio sólo
admite limitaciones excepcionales que deben estar establecidas previamente por la ley para el caso que
exista un peligro real e inminente que amenace la seguridad nacional en sociedades democráticas”. En
ese mismo orden de pensamiento, se evidencia la relevancia de proteger el adecuado goce del derecho
de acceso a la información pública…”
“El Congreso de la República emitió el Decreto 57-2008, Ley de Acceso a la Información Pública.
Destacan entre las motivaciones que tuvo el legislador ordinario para emitir aquella norma, la de
armonizar el derecho de las personas de acceder a la información en poder de la administración
pública y posibilitar así una participación por medio de una auditoria social y de fiscalización
ciudadana hacia todos los funcionarios y empleados públicos, organismos e instituciones estatales,
así como hacia todo aquel que maneje, use, administre o disponga de recursos del Estado de
Guatemala. En congruencia con todo lo antes indicado, en la ley precedentemente aludida se
pretende garantizar “a toda persona interesada, sin discriminación alguna, el derecho a solicitar y a
tener acceso a la información pública en posesión de las autoridades y sujetos obligados” y también
“garantizar la transparencia de la administración pública y de los sujetos obligados y el derecho de
toda persona a tener acceso libre a la información pública” (artículo 1). Se destaca además que una
debida intelección de los preceptos contenidos en aquella ley se debe apoyar en los principios de
máxima publicidad y transparencia en el manejo y ejecución de los recursos públicos y actos de la
administración pública (artículo 3). Para el caso de la normativa cuya conformidad constitucional se
examina en esta sentencia, se indica que de acuerdo con la Ley de Acceso a la Información Pública
son sujetos obligados –inter alia— las municipalidades (artículo 6, numeral 18), y que si bien se
autoriza a aquellos sujetos la potestad de acordar reserva de información (según lo previsto en los
artículos 23 y 25 de esa ley) la máxima autoridad de los sujetos obligados, en ejercicio de aquella
potestad, no puede emitir disposiciones normativas excediéndose de los limites fijados por la ley
antes indicada, ni alterar el espíritu de ésta. En adición a lo anterior, a juicio de esta Corte, se
puntualiza que toda decisión negativa respecto de proporcionar información, debe entonces contar con
el pertinente sustento jurídico, y, como antes se precisó, estar apoyada en criterios de razonabilidad y
proporcionalidad. De no cumplirse con lo anterior, se presumirá que es infundada la negativa, y
habilitará al interesado a acudir a las garantías establecidas para posibilitar la entrega de la
información denegada, de acuerdo con los artículos 52 y 60 de la Ley de Acceso a la Información
Pública.
- 32 -
4185-2008
Tipo de expediente:
Opinión Consultiva
¿Si los censos realizados por el Instituto Nacional de Estadística, cuya finalidad es obtener la
información para apoyar la ejecución de programas sociales que realiza la administración pública son
confidenciales? Tomando en cuenta que en dichos censos se proporciona información personal?
“El artículo 30 de la Constitución Política de la República de Guatemala, hace referencia al derecho de
publicidad de los actos administrativos, estableciendo: “Todos los actos de la administración son
públicos. Los interesados tienen derecho a obtener, en cualquier tiempo, informes, copias,
reproducciones y certificaciones que soliciten y la exhibición de los expedientes que deseen consultar,
salvo que se trate de asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional, o de datos suministrados
por particulares bajo garantía de confidencia. (el resaltado no aparece en el texto original)”. Conforme
al precepto constitucional transcrito, los asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional no
pueden ser objeto de publicidad, como el resto de los actos de la Administración Pública; también están
afectos a confidencialidad, los datos que suministren los particulares cuando sean proporcionados bajo
garantía de confidencia. Dentro de ese tipo de datos están los referidos en el artículo 25 de la Ley
Orgánica del Instituto Nacional de Estadística, el cual dispone: “Salvo disposición legal en contrario o
autorización expresa concedida por los informantes, los datos que de acuerdo con esta ley obtengan
las entidades y dependencias que integran el Sistema Estadístico Nacional, son confidenciales; no
hacen fe en juicio, ni pueden utilizarse para fines tributarios, investigaciones judiciales o cualquier otro
propósito que no sea de carácter estadístico.” (el resaltado no aparece en el texto original). En virtud
de lo expuesto en el párrafo precedente, esta Corte advierte que la información personal o familiar y
los datos proporcionados por cada uno de los censados en los procedimientos censuales llevados a
cabo por el Instituto Nacional de Estadística, goza de la característica de confidencialidad; por tal
razón, esa información y datos no deben ser objeto de publicación, tampoco pueden expedirse
informes, copias, reproducciones o certificaciones de los mismos, salvo que existiere disposición legal
que permitiere su publicidad o que hubiere autorización expresa concedida por los informantes. El
artículo 26 de la citada ley establece que se incurrirá en responsabilidad si se divulgare ese tipo de
información.
Es conveniente precisar que, pese a lo antes expuesto, no están sujetas a
confidencialidad las estadísticas obtenidas del procesamiento de la información proporcionada;
éstas, en cambio, deben ser publicadas. Por ello, para dar respuesta a la pregunta formulada, esta
Corte manifiesta que la información personal o familiar brindada en los censos que realice el Instituto
Nacional de Estadística, con el objeto de apoyar la ejecución de programas sociales del Estado, es
confidencial, salvo autorización expresa de los informantes en cuanto a permitir el acceso a la
información que proporcionen o la que determinen las disposiciones legales que posibiliten dicho
acceso, tal el caso de las entidades estatales a las que la Constitución y la ley encomiendan funciones
de fiscalización de la actividad estatal, que podrán determinar a los beneficiarios de cualquier
programa impulsado con fondos del Estado. No están afectos a esa confidencialidad los resultados
estadísticos que no individualizan a los informantes.”
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1828-2010
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo


Acto reclamado:
Resolución administrativa
Sentido del fallo:
Otorga amparo
A la información
pública
De respuesta sobre
la
solicitud
de
información pública
formulada
“Sobre el particular, el artículo 30 constitucional impone obligación a las autoridades de extender
informes, reproducciones y certificaciones, sobre documentos o actuaciones que se les soliciten; salvo,
que se trate de asuntos militares o diplomáticos, de seguridad nacional, de datos suministrados por
particulares bajo garantía de confidencia; o bien, de asuntos que no afecten el derecho a la intimidad y
a la vida privada que, igualmente, privilegia la Constitución. De esa cuenta, el ejercicio del derecho a
que se refiere el artículo 30 citado no es absoluto y queda enmarcado dentro de estas salvedades.” El
derecho a la información es, sin lugar a dudas, el pilar sobre el cual puede descansar cualquier sistema
democrático; nuestra Carta Magna no solo lo reconoce, sino lo garantiza, prohibiendo a cualquier
autoridad limitar tal derecho.”
“Los artículos 1 y 25 de la Ley de Acceso a la Información Pública, garantizan a toda persona
interesada, sin discriminación alguna, el derecho de solicitar y tener acceso a la información pública
en posesión de autoridades y sujetos obligados por la indicada ley; así como el derecho de conocer y
proteger los datos personales que de ella consten en archivos estatales; garantizar la transparencia
de la administración pública; dicha ley establece, como obligatorio el principio de máxima publicidad
y transparencia, exceptuando la clasificación de información reservada la cual deberá mediante
resolución de la máxima autoridad, publicarse en el Diario Oficial. Por su parte la Ley Electoral y de
Partidos Políticos y su Reglamento determinan la atribución que tiene el Departamento de
Organizaciones Políticas de llevar en forma detallada los registros relacionados con las personas que
participan en las elecciones municipales, departamentales y generales, así como los cargos para los
que son postulados; encontrándose esa información en dicho departamento, que forma parte del
Tribunal Supremo Electoral, no existe dificultad alguna que posibilite la entrega de la información
solicitada; en consecuencia el Tribunal, deberá ordenar a tal departamento la entrega de la
información, solicitada, en los punto expuestos en la solicitud de información, observando lo
dispuesto en el artículo 18 de la Ley de Acceso a la Información Pública referente a que “El Estado
podrá realizar el cobro por un monto que en ningún caso será superior a los costos de mercado y que
no podrán excederse de los costos necesarios para la reproducción de la información...”. Si el costo
de la impresión resultara gravoso para el solicitante, este podrá consultar la información solicitada
en el propio Registro.”
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8. ACTOS DE MODERNIZACIÓN
NO. DE
EXPEDIENTE
2066-2013
DATOS DEL EXPEDIENTE
Tipo de expediente:
Apelación de sentencia de amparo
Acto reclamado:
Resolución que declara sin lugar un
Ocurso de hecho
Sentido del fallo:
Deniega amparo
DERECHOS DENUNCIADOS
COMO VULNERADOS
 Defensa
 Justicia
 Seguridad jurídica
EXTRACTO DE LA SENTENCIA
“… es de vital importancia que la partes procesales verifiquen y establezcan sin lugar a dudas, la fecha
en que se hizo de su conocimiento el contenido de una resolución, ya que esto garantizará la defensa de
sus derechos y la certeza de conocer las actuaciones que se llevaron a cabo por el órgano respectivo,
abriendo la brecha para posibilitar la controversia judicial. En el ordenamiento jurídico guatemalteco,
se emitió la Ley Reguladora de las Notificaciones por Medios Electrónicos en el Organismo Judicial
Decreto 15-2011 del Congreso de la República, la que regula en el artículo 1 que en todos los procesos
judiciales y asuntos administrativo que se tramiten en el organismo mencionado, además de las
formas de notificación reguladas en la ley, existe la posibilidad de notificar a las partes, abogados e
interesados en la dirección electrónica previamente constituida por estos, cuya adhesión se realizará
de forma voluntaria y expresamente por cualquiera de los indicados; por ende, estas tendrán los
mismos efectos y validez que las notificaciones realizadas conforme a las normas procesales
correspondientes. Asimismo, la ley relacionada estableció que la Corte Suprema de Justicia debía
emitir la norma reglamentaria para llevar a cabo su aplicación, obligación que fue cumplida
mediante el Reglamento de la Ley Reguladora de las Notificaciones por medios Electrónicos en el
Organismo Judicial, publicado en el Diario de Centro América el trece de abril de dos mil doce y
vigente desde el veintiuno del mes y año ya indicados, el cual regula en el artículo 8 que las
notificaciones se tendrán por efectuadas el día y hora en que sean puestas en el casillero de la
dirección electrónica previamente constituida por el interesado y se realizarán en la jornada de
trabajo establecida; asimismo, el artículo 9 del cuerpo legal citado establece que de toda notificación
realizada por medios electrónicos deberá dejarse constancia por escrito en el expediente y que el
reporte generado por el sistema podrá imprimirse y será suficiente para cumplir este requisito. Lo
anterior se trae a colación, con el objeto de precisar que aquellos sujetos que de forma voluntaria y de
manera expresa se adhirieren a esta forma de notificaciones, conocen y están de acuerdo con los
alcances legales que su decisión conlleva, y por ende, el computo de los plazos legales comienzan a
contarse según lo que dispongan las normas procesales pertinentes tomando en cuenta el día y la hora
en que sean puestas en el casillero de la dirección electrónica.”
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