Saldar las deudas de gratitud

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DISERTACIÓN DEL PRESIDENTE DAISAKU IKEDA
ACERCA DEL GOSHO DE NICHIREN DAISHONIN
Saldar las deudas de gratitud
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ÍNDICE DE CONTENIDOS
SALDAR LAS DEUDAS DE GRATITUD ............................................. 2 DISERTACIÓN ...................................................................................................... 3 LOS GENUINOS PRACTICANTES BUDISTAS BRILLAN DE GRATITUD Y DE
RECONOCIMIENTO ................................................................................................ 4 ENTONAR Y PROPAGAR LA LEY MÍSTICA “SIN ESCATIMAR LA VOZ” .......................... 10 LAS TRES VIRTUDES DEL DAISHONIN OBRAN PARA HACER REALIDAD EL KOSEN-RUFU
........................................................................................................................ 15 UNA ENSEÑANZA DE TRANSFORMACIÓN: “EL BENEFICIO OBTENIDO POR UN DÍA DE
PRÁCTICA EN EL MUNDO IMPURO”. ....................................................................... 18 EL MOMENTO DE ABRIR EL CAMINO DEL KOSEN-RUFU ES EN UNA ÉPOCA DE MALDAD 21 “ORO AL BUDA POR LA VICTORIA FINAL” ............................................................... 23 1
Saldar las deudas de gratitud
El kosen-rufu, un gran río que enriquece eternamente a la humanidad –
Nuestra victoria como discípulos es la mejor forma de saldar nuestra deuda
de gratitud con el mentor.
En el Japón, la China, la India y los demás países de Jambudvipa
[es decir, el mundo entero], todas las personas, sabias o
ignorantes, deberán hacer a un lado otras prácticas y unirse a la
entonación de Nam-myoho-renge-kyo. Esta enseñanza no había
sido expuesta jamás con anterioridad. En todo el territorio de
Jambudvipa, en los dos mil doscientos veinticinco años
transcurridos desde la muerte del Buda, ni una sola persona lo
había entonado jamás. Hoy, sin escatimar la voz, Nichiren es el
único que entona Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo.
El volumen de las olas depende del viento que las provoca; la
altura de las llamas depende de la cantidad de leña que se echa al
fuego; el tamaño de los lotos depende del estanque en que
crecen, y la magnitud de las lluvias depende de los dragones que
las hacen caer. Cuanto más profundas son las raíces, más
frondosas son las ramas. Cuanto más lejana es la fuente, más
largo es el curso del agua.
La dinastía Chou duró setecientos años gracias al decoro y a la
devoción filial de su fundador, el rey Wen. A la inversa, la dinastía
Ch’in (221-206 a.C.) declinó en forma inmediata por la perversidad
del hombre
que la fundó, el primer emperador de los Ch’in.
.
Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio,
Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más
aún, por toda la eternidad, pues posee el poder benéfico de abrir
los ojos ciegos de todos los seres vivos en la tierra del Japón y
puede obstruir el camino
que conduce al Infierno del
sufrimiento incesante. Sus beneficios superan incluso los de
2
Dengyo y Tien-t’ai,
Mahakashapa.
y son superiores a los de Nagarjuna y
Cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta Felicidad no se
comparan con el beneficio de un solo día de práctica en el
mundo impuro. Dos mil años de propagar budismo en los días
Primero y Medio de la Ley no se equiparan a una sola hora de
propagación en el Último Día.
Y esto no se debe, de ningún modo, a la sabiduría de Nichiren,
sino a que así lo establecen los tiempos. Los capullos florecen
en primavera y los frutos aparecen en otoño. En verano hace
calor, y en invierno, frío. Así lo determina el orden de las
estaciones, ¿no es verdad?
Disertación
Saldar las deudas de gratitud es el epítome del bien. No reconocer los beneficios
recibidos de los demás denota una vida controlada por la negatividad interna.
Cuando profundizamos nuestra fe en la Ley Mística, atravesamos nuestra
ignorancia u oscuridad interior y vivimos fieles a nuestro yo superior o identidad
verdadera, en forma natural llegamos a sentir un agradecimiento infinito por todos
los que nos rodean, por quienes nos han apoyado, y nos han ayudado a ser lo que
somos. Con esta fe fortalecida, podremos avanzar resueltamente por el camino
de quienes reconocen y retribuyen los beneficios recibidos de los demás.
En cambio, quienes olvidan la fe, se entregan a la negatividad y viven sujetos a los
apegos generados desde su yo inferior, invariablemente terminan controlados por
la arrogancia, la cobardía y la ira. Se debilita su capacidad de apreciar el bien en
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los demás, y finalmente descienden hasta el punto en que no reconocen ni
retribuyen lo mucho que los otros han hecho en bien de ellos.
Todo se reduce, entonces, a que vivamos basados en nuestro yo superior o
permanezcamos apegados a nuestro yo pequeño.
En última instancia, esta
diferencia de inclinación en nuestra actitud profunda determinará que vivamos una
existencia de agradecimiento o de ingratitud.
Los genuinos practicantes budistas brillan de gratitud y de reconocimiento
Reconocer las deudas de gratitud es propio del espíritu budista que aspira al
supremo humanismo; saldar las deudas de gratitud es propio de una vida sabia,
que ha conquistado la oscuridad o ignorancia más profunda. Por eso, la vida de
los verdaderos practicantes budistas siempre resplandece con la luz interior del
reconocimiento y de la gratitud.
Durante toda su vida, Nichiren Daishonin hizo gala de un extraordinario
compromiso a saldar sus deudas de gratitud, no sólo como budista, sino incluso
como ser humano. Leamos estas palabras suyas:
Desde que comencé a estudiar la Ley transmitida por el Buda
Shakyamuni y emprendí la práctica de las enseñanzas budistas,
consideré que lo más importante era reconocer las obligaciones
con los demás, y entendí que mi primer deber era saldar las
deudas de gratitud.
La razón por la cual el Daishonin juró llegar a ser “la persona más sabia de todo el
Japón” y se dedicó con tanta diligencia a sus estudios después de ingresar en el
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templo Seicho-ji’1 en su niñez fue, sobre todo, para saldar la deuda de gratitud con
sus padres.
Creía que no podría ayudar a sus padres a lograr la felicidad verdadera a menos
que estudiara exhaustivamente las enseñanzas budistas y encontrara la clave
para resolver los sufrimientos del nacimiento y la muerte. Así pues, para saldar su
deuda de gratitud con todos los seres, después de décadas de intenso estudio
budista, proclamó la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo y comenzó a refutar lo
erróneo y revelar lo verdadero en el marco del budismo; de ese modo, emprendió
lo que resultaría ser una batalla sembrada de adversidades. Pudo hacerlo porque
descubrió la Ley universal de la vida para la iluminación de todos los seres – es
decir, de todos los pueblos – en las profundidades del Sutra del loto, y la
corporificó en su propia vida.
Además, porque reconoció su deuda de gratitud con su país, pudo refutar los
actos contra la Ley que cometían diversas escuelas budistas de la época, que
contradecían el verdadero propósito del Buda; por esta misma razón, advirtió a los
gobiernos del Japón, que permanecían de brazos cruzados mientras el pueblo
sufría, y el país caía en el desorden y en la confusión.
Saldar las deudas de gratitud con el país no significa someternos como esclavos
al gobernante. Desde el punto de vista moderno, podríamos pensar que “Estado”
aquí se refiere a la sociedad. Podría decirse que el esfuerzo del Daishonin por
“establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra” – proponiendo
1) Seicho-ji´. Templo situado en la provincia de Awa, (hoy, parte meridional de la prefectura de Chiba),
donde el Nichiren Daishonin fue ordenado y, tiempo después, proclamó su enseñanza.
2) Esto se refleja al principio de “abandonar lo transitorio y revelar lo verdadero”. En otras palabras, revelar
la identidad de Buda verdadero, y descartar la identidad transitoria de Buda provisional. Cuando se
produjo la persecución de Tatsunokuchi, el Daishonin descartó su “posición transitoria” como persona
común, en el estado en el cual se escucha el nombre y las palabras de la verdad”, y reveló su “verdadera
identidad” como “Buda de la alegría ilimitada que ha estado iluminando desde el tiempo sin comienzo”,
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la reforma fundamental necesaria para crear una sociedad mejor – constituyó, de
por sí, el camino para retribuir los beneficios recibidos del país.
Después de remontar persecuciones y atentados contra su vida, y finalmente, de
despojarse de su identidad transitoria y revelar su condición esencial como Buda
del último Día de la Ley,2 el Daishonin inscribió el objeto de devoción llamado
Gohonzon. A partir de esta persecución, reveló y estableció las tres grandes leyes
secretas3.
Además, puede interpretarse que la revelación de las tres grandes leyes secretas
significó para el Daishonin saldar plenamente su deuda de gratitud con los padres,
con todos los seres vivos y con la nación. También puede interpretarse como un
nuevo punto de partida en la vida del Daishonin hacia el logro del kosen-rufu
mundial, el medio para saldar las deudas de gratitud con la humanidad y con el
mundo.
De esta forma, es posible concebir toda la existencia de Nichiren Daishonin como
una gran epopeya para retribuir y saldar las deudas de gratitud. En el tratado que
estudiaremos esta vez, que precisamente se conoce como Saldar las deudas de
2) Esto se refleja al principio de “abandonar lo transitorio y revelar lo verdadero”. En otras palabras, revelar
la identidad de Buda verdadero, y descartar la identidad transitoria de Buda provisional. Cuando se
produjo la persecución de Tatsunokuchi, el Daishonin descartó su “posición transitoria” como persona
común, en el estado en el cual se escucha el nombre y las palabras de la verdad”, y reveló su “verdadera
identidad” como “Buda de la alegría ilimitada que ha estado iluminando desde el tiempo sin comienzo”,
sin dejar de ser un simple ser humano.
3) Tres grandes leyes secretas: Principios centrales en la enseñanza de Nichiren Daishonin. Ellas son el
objeto de devoción de la enseñanza esencial, el damoku de la enseñanza esencial y el santuario de la
enseñanza esencial. Se las llama así porque están implícitas en el texto del capítulo “Duración de la vida
de El Que Así Llega” (16°) del Sutra del loto, y permanecieron desconocidas hasta que el Daishonin las
reveló. Aquí, “enseñanza esencial” se refiere a la de Nam-myoho-renge-kyo, no a la enseñanza esencial
del Sutra del loto, que es la segunda mitad de dicha escritura.
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gratitud, él analiza en detalle este punto, para expresar su agradecimiento a
Dozen-bo, su anterior maestro4.
Un tratado que contiene “cuestiones de suprema importancia”
En junio de 1276, el Daishonin se enteró de la muerte de Dozen-bo, con quien
había estudiado inicialmente el budismo en el templo Seicho-ji. De inmediato se
puso a redactar este tratado para honrar la memoria de su maestro y retribuir los
muchos beneficios recibidos de él.
A fines de julio, envió la obra finalizada a los sacerdotes Joken-bo y Gijo-bo,5 dos
sacerdotes de mayor antigüedad que él que habían sido sus superiores en esos
primeros años de instrucción sacerdotal y, que años más tarde, lo adoptaron a él
como maestro. El Daishonin adjuntó un mensaje indicando que debían leer el
texto en voz alta ante la tumba de Dozen-bo.
4) Dozen-bo (m 1276). Sacerdote del templo Seicho-ji, situado en la provincia de Awa (actual región sur de
la prefectura de Chiba), con quien estudió el Daishonin desde sus doce años. Cuándo éste declaró
públicamente su enseñanza por primera vez, en el Seicho-ji en 1253), refutó la enseñanza del Menbutsu,
pos-titulada por la escuela Tierra Pura, lo cual enardeció a Tojo Kagenobu, administrador local y ferviente
devoto de dicha escuela religiosa, quien ordenó el arresto del Daishonin. Dozen-bo ayudó a escapar a su
anterior alumno, en esa oportunidad, pero no tuvo el coraje de oponerse abiertamente a Kagenobu. Tras la
persecución de Komatsubara (en 1264), Dozen-bo envió un mensaje al Daishonin preguntándole si el
logro de la Budeidad era algo posible para él. En respuesta, el Daishonin le escribió una refutación de la
enseñanza del Nembutsu, y alentó a Dozen-bo a consagrarse a la enseñanza correcta. Al parecer, Dozenbo llegó a depositar cierta fe en las enseñanzas del Daishonin a partir de ese momento, pero murió sin
jamás convertirse formalmente.
5) Joken-bo y Gijo-bo: Sacerdotes del templo Seicho-ji que, como discípulos de Dozen-bo, habían apoyado
al Daishonin durante sus estudios tempranos. Cuando el Daishonin declaró públicamente su enseñanza en
el Seicho-ji, en 1253, ambos lo ayudaron a escapar cuando su vida peligró, amenazada por el
administrador local Tojo Kagenbu, quien se había enfurecido por su refutación a las enseñanzas de laa
escuela Tierra Pura. Tiempo después. Jokem-bo u Gijo-bo decidieron ser seguidores del Daishonin y
recibieron varios de sus escritos.
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En la “Portada” escrita por el Daishonin para esta obra, leemos: “En el tratado
adjunto, he explicado cuestiones de suprema importancia”. Saldar las deudas de
gratitud contiene una detallada descripción de la ardiente búsqueda del budismo
efectuada por el Daishonin en su juventud, junto a un extenso relato de sus
esfuerzos consiguiente por propagar la Ley Mística.
También esclarece el
inconmensurable beneficio de Nam-myoho-renge-kyo de las tres grandes leyes
secretas, que representa la gran Ley para la iluminación de todas las personas
que deberá propagarse en el futuro eterno, durante el último Día de la Ley. Y
rinde tributo a su primer maestro señalando que la totalidad de los beneficios
acumulados por él retornará a Dozen-bo.
Es posible ver este tratado como una crónica de la contienda librada por el
Daishonin toda su vida, enfocada en refutar lo erróneo y revelar lo verdadero.
Finaliza con la triunfal proclama de que el camino hacia la iluminación en el Último
Día está abierta a todos, mediante el budismo de las tres grandes leyes secretas.
En el Japón, la China, la India y los demás países del
Jambudvipa es decir, el mundo entero], todas las personas,
sabias o ignorantes, deberán hacer a un lado otras prácticas y
unirse en la entonación de
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Nam-myoho-renge-kyo. Esta enseñanza no había sido expuesta
jamás con anterioridad. En todo el territorio de Jambudvipa, en
los dos mil doscientos veinticinco años transcurridos desde la
muerte del Buda, ni una sola persona lo había entonado jamás.
Hoy, sin escatimar la voz, Nichiren es el único que entona Nammyoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo.
El volumen de las olas depende del viento que las provoca; la
altura de las llamas depende de la cantidad de leña que se echa
al fuego; el tamaño de los lotos depende del estanque en que
crecen, y la magnitud de las lluvias depende de los dragones que
las hacen caer. Cuanto más profundas son las raíces, más
frondosas son las ramas. Cuanto más lejana es la fuente, más
6) Jambudvipa: De acuerdo con la antigua cosmología india, Jambudvipa indica la totalidad del mundo
largo es el curso del agua.
donde habitan las personas y donde se propagará el budismo.
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Esa lucha del Daishonin por propagar la Ley culminó con la revelación de Nammyoho-renge-kyo de las tres grandes leyes secretas, la entidad de la Ley para el
kosen-rufu.
La primera de las tres grandes leyes secretas es el objeto de devoción de la
enseñanza esencial.
En este objeto de devoción, el Gohonzon, el Daishonin
corporizó su propia iluminación su propio estado de vida de suprema nobleza,
para permitirnos tomar conciencia de ese estado de nobleza sin par que existe en
todos los seres humanos en forma inherente.
La segunda de las tres grandes leyes secretas es el daimoku, de la enseñanza
esencial
. Ésta consiste en la entonación personal de Nam-myoho-renge-kyo y
en enseñar a otros a hacer lo mismo, en la cual Nam-myoho-renge-kyo es el
nombre de este estado de vida de suprema nobleza, o naturaleza de Buda.
Y la tercera de las grandes leyes secretas es el santuario de la enseñanza
esencial. Ésta constituye la base para construir una comunidad armoniosa de
creyentes (en sánscrito, sangha), cuyos miembros se alientan unos a otros a
mantener la firme fe en Nam-myoho-renge-kyo y juran juntos propagar la Ley y
hacer realidad el principio de establecer la enseñanza correcta para asegurar la
paz en la tierra.
Basados en estos tres elementos, los practicantes del budismo del Daishonin se
empeñan en lograr el kosen-rufu haciendo que el resplandor de la Ley Mística
infinitamente preciada resplandezca en la vida de la gente y en la tierra donde
viven los seres.
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En el escrito Saldar las deudas de gratitud que estudiaremos en esta oportunidad,
Nichiren Daishonin primero explica que el Nam-myoho-renge-kyo de las tres
grandes leyes secretas es la gran enseñanza que se propagará a los diversos
países del mundo.
También señala que es una enseñanza universal, que
trasciende todas las distinciones y puede ser practicada por cualquiera, ya sea
que entiendan el budismo o que no sean versados en él.
Entonar y propagar la Ley Mística “sin escatimar la voz”
El Daishonin observa; “En todo territorio de la Jambudvipa [es decir, el mundo
entero], en los dos mil doscientos veinticinco años transcurridos desde la muerte
de Buda, ni una sola persona lo había entonado jamás [a Nam-myoho-renge-kyo].
Hoy, sin escatimar la voz, Nichiren es el único que entona Nam-myoho-renge-kyo,
Nam-myoho-renge-kyo.
Hasta la enseñanza universal de Nam-myoho-renge-kyo
sólo
podía ser
propagada cuando llegase el momento propicio y cuando apareciera alguien
dispuesto a arriesgar la vida en la seria y sincera labor de la propagación.
El Daishonin dice “sin escatimar la voz”. Él mismo había trabajado sin descanso,
sin retacear la voz, para enseñar a las personas el camino que él mismo había
abierto como precursor. Como resultado de este empeño, pudo establecer las tres
grandes leyes secretas, los principios centrales de la suprema enseñanza que
debía ser propagada en el Último Día.
Jamás debemos olvidar que el
florecimiento del budismo del Daishonin, centrado en el pueblo, se forja mediante
los esfuerzos prácticos y laboriosos de la gente por difundir esta Ley.
Si todos se limitaran a hacer un daimoku personal, sin alentar a otros a hacer lo
mismo, no se lograría la amplia difusión de la Ley entre la población de esta época
perversa conocida como el Último Día. No habrá transformación fundamental en
la vida de la gente a menos que cada uno venza la ignorancia u oscuridad
10
inherente a su propia vida y enseñe a otros a hacer lo mismo. Por eso, después
de proclamar públicamente su enseñanza, el Daishonin siguió haciendo daimoku
y enseñando a otros esta misma práctica “sin escatimar la voz”. Esto le trajo
aparejadas
tremendas
persecuciones.
Sin
dejarse
intimidar,
avanzó
intrépidamente por el camino de su misión para difundir la Ley Mística en el Último
Día. La actitud abnegada con la cual esgrimió la palabra y propagó la enseñanza
correcta sin reservas ni mezquindad simboliza el espíritu de no escatimar la vida.
A continuación, el Daishonin cita fenómenos naturales –como la relación que hay
entre la intensidad del viento y el tamaño de las olas--, junto con palabras del gran
maestro T’ien-t’ai de la China y ejemplos de la historia de este último país. Se
vale de estas menciones para convalidar su predicción de que Nam-myoho-rengekyo se propagará y prevalecerá en el largo y extenso futuro, a raíz de su propio
esfuerzo abnegado por propagar la Ley.
De estas comparaciones, quiero tomar las siguientes: “Cuanto más profundas son
las raíces, más frondosas son las ramas. Cuanto más lejana es la fuente, más
largo es el curso del agua”. Originalmente, pertenecen a una obra de T’ien-t’ai
llamada Palabras y frases del “Sutra del Loto”, quien las mencionó para indicar
que la sabiduría de los budas es infinitamente profunda e inconmensurable.
Las “raíces” y la “fuente” simbolizan la sabiduría, mientras que las profusas
“ramas” y la larga “corriente” representan sus funciones amplias y de largo
alcance. En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin
señala que la esencia de esta sabiduría de los budas no es otra cosa que Nammyoho-renge-kyo.
T’ien-t’ai usa esta metáfora de las “raíces” y las “ramas” para
indicar que cuanto más profunda es una enseñanza, tendrá el poder de guiar a
más personas hacia la iluminación durante un largo período.
11
Con este mismo propósito, el Daishonin cita los ejemplos históricos que aparecen
a continuación. Explica que la razón por la cual la dinastía Chou floreció durante
setecientos años fue el decoro y a la devoción filial de su fundador, el rey Wen.
En cambio, la dinastía Ch’in, la primera que unificó la China, cayó apenas quince
años después de haber sido establecida. El Daishonin declara que la causa de
esta caída prematura fue el régimen tiránico de su fundador el primer emperador
de los Ch’in. En otras palabras, el éxito dependía de que el fundador cultivara la
postura de dar prioridad al bienestar del pueblo y pudiera establecer esta práctica
como una tradición perdurable en su reino. La prosperidad duradera dependía de
que el reino tuviera ideales y principios profundos, y de que sus herederos
supieran perpetuarlos con seriedad.
Desde tiempos inmemoriales muchas enseñanzas religiosas se expusieron con el
fin de aliviar
el padecimiento humano.
Sin embargo, hay una significativa
diferencia entre una enseñanza que esclarece la causa fundamental del
sufrimiento y otra que no lo hace.
Las enseñanzas que sólo esclarecen superficialmente las verdades de la vida
tendrán un alcance limitado y estrecho, y un breve período de vigencia.
En
cambio, la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo es la Ley fundamental de la vida.
Por lo tanto, tiene el poder de guiar a las personas a la iluminación durante el
eterno futuro.
La razón por la cual la influencia de Nam-myoho-renge-kyo
prevalece eternamente es, por un lado, la infinita profundidad de la Ley, en sí, y
por el otro, la lucha abnegada de Nichiren Daishonin, el primero en propagarla.
Profundidad de enseñanza y profundidad de lucha. Cuando estos dos factores se
conjugan, el kosen-rufu avanza y se torna posible.
Nuestro movimiento actual por el kosen-rufu abarca ciento noventa y dos países y
territorios. Esto fue posible porque todos ustedes, los miembros de la SGI del
mundo, han luchado infatigablemente juntos con el mismo espíritu de los primeros
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tres presidentes de la Soka Gakkai, con un compromiso inquebrantable en la fe
directamente ligado a Nichiren Daishonin. Esta fe firme es la fuente de la cual
brota el kosen-rufu y de la cual mana, también la felicidad personal y de los
semejantes.
¿Por qué hoy hay tantos miembros de la SGI en el mundo que pueden luchar por
la noble causa del kosen-rufu en tantos países? Porque Tsunesaburo Makiguchi y
Josei Toda, nuestros primeros presidentes, se dedicaron a propagar la Ley sin
mezquinar ni retacear nada de sí mismos, exactamente de acuerdo con el espíritu
del Daishonin, y porque ellos nos enseñaron a nosotros a hacer igual.
En nuestro contexto, las frases “cuanto más profundas son las raíces” y “cuanto
más lejana es la fuente” significa tener una fe profunda y firme. Con el poder de
la fe, podemos sin falta triunfar sobre cualquiera de los tres obstáculos y cuatro
demonios7 que puedan surgir, tanto para obstruir nuestras batallas personales,
como nuestra labor por el kosen-rufu.
Si mantenemos un firme sentido de
propósito y una poderosa determinación de luchar por el kosen-rufu, podremos
reconocer claramente la negatividad o las funciones demoníacas, por mucho que
se escondan, y prevalecer sobre ellas. La profunda fe es la filosa espada que nos
permite cercenar cualquier obstáculo.
Además, las frases “más profusas son las ramas” y “más larga es la corriente”
significan que si tenemos la suficiente valentía en la fe para no dejarnos vencer
por los obstáculos, disfrutaremos no sólo del éxito y prosperidad en nuestra vida,
sino que las victorias nuestras serán el cimiento para la prosperidad y el éxito de
nuestros descendientes, a lo largo de las muchas generaciones futuras.
7) Tres obstáculos y cuatro demonios: Diversos obstáculos e impedimentos que se interponen en la práctica
budista de los creyentes. Los tres obstáculos son: 1) el obstáculo de los deseos mundanos, 2) el obstáculo
del karma, 3) el obstáculo de la retribución. Los cuatro demonios son: 1) el impedimento de los cinco
componentes, 2) el impedimento de los deseos mundanos, 3) el impedimento de la muerte, 4) el
impedimento del Rey Demonio.
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En consecuencia, luchar seriamente por el kosen-rufu, aquí y ahora, es la causa
para la felicidad y la prosperidad, en el presente y en el futuro. Todo nuestro
esfuerzo y nuestro serio afán por transmitir el budismo del Daishonin a los demás
se convierte en buena fortuna para nuestras familias y seres queridos, durante
toda la eternidad. Éste es el principio de la ley causal de la Ley Mística.
Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio,
Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más
aún, por toda la eternidad, pues [ese amor compasivo con que
Nichiren propaga Nam-myoho-renge-kyo posee el poder benéfico de
abrir los ojos ciegos de todos los seres vivos en la tierra del Japón, y
puede obstruir el camino que conduce al infierno del sufrimiento
incesante abrir los ojos ciegos de todos los seres vivos en la tierra del
Japón, y puede obstruir el camino que conduce al infierno del
sufrimiento incesante.
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Las tres virtudes del Daishonin obran para hacer realidad el kosen-rufu
Basado en el principio de que “cuanto más lejana es la fuente, más larga es la
corriente”, el Daishonin declara que ha asegurado los cimientos para la
iluminación de todas las personas en el futuro eterno, mediante su propio esfuerzo
inquebrantable, impulsado por su profundo amor
compasivo hacia sus
congéneres. Proclama el siguiente y bien conocido pasaje:
“Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio, Nammyoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más aún, por toda la
eternidad, pues [ese amor compasivo con que Nichiren propaga Nammyoho-renge-kyo] posee el poder benéfico de abrir los ojos ciegos de todos
los seres vivos en la tierra del Japón, y puede obstruir el camino que
conduce al infierno del sufrimiento incesante”
Lo que condujo al Daishonin a revelar Nam-myoho-renge-kyo fue su lucha
inmensamente compasiva por identificar y propagar la enseñanza correcta. En
ello, vemos su monumental convicción de que, en respuesta a esa determinación
profunda, Nam-myoho-renge-kyo se propagaría y guiaría a la humanidad en cada
parte del mundo a la iluminación durante el eterno futuro del Último Día.
El juramento del Buda es permitir a todas las personas lograr la iluminación. Y la
amplia propagación de la enseñanza correcta tras la muerte del Buda es el deseo
fundamental de Shakyamuni, Muchos Tesoros y todos los budas del tiempo y del
espacio. Este pasaje es una declaración en la cual el Daishonin afirma que ha
hecho realidad este anhelo.
También señala las tres virtudes del Daishonin: soberano, maestro y padre. “Si el
amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio”, indica la virtud del
padre; “posee el poder benéfico de abrir los ojos ciegos de todos los seres vivos”
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representa la virtud del maestro, y “puede obstruir el camino que conduce al
infierno del sufrimiento incesante” es la virtud del soberano.
La virtud del padre representa la función de nutrir y cuidar a los seres.
Daishonin logró establecer la Ley
El
suprema para la iluminación de todas las
personas con miras al eterno futuro del Último Día precisamente porque él mismo
afrontó y sobrellevó repetidas persecuciones y una enconada oposición.
Ese amor compasivo grande y amplio del cual habla en este pasaje no se
manifestó en condiciones sociales pacíficas y plácidas. A la inversa, él inició la
corriente del kosen-rufu en bien de las futuras generaciones durante una época
inmersa en los tres venenos –odio, codicia y estupidez8--, mientras luchaba contra
los tres enemigos poderosos9 del budismo. La profundidad y amplitud de su amor
compasivo son tan inmensas que cuesta encontrar un patrón de comparación.
La virtud del maestro representa la función de guiar a las personas en forma
correcta. El Daishonin habla de “los ojos ciegos de todos los seres del Japón”.
Naturalmente, con esta expresión no se está refiriendo a una discapacidad física.
Está hablando de no poder percibir la naturaleza del Dharma inherente a la vida, a
causa de la ignorancia, causa fundamental de la ilusión.
El Daishonin quería
disipar esta ignorancia u oscuridad que existía en la vida de las personas. Él
mismo dio ejemplo de lucha contra los tres obstáculos y cuatro demonios como
devoto del Sutra del loto, con el fin de hacer que la gente se cuestionara sus
supuestos y pusiera en duda sus creencias erróneas, para poder despertar y
adoptar una filosofía de vida correcta.
8) Tres venenos (odio, codicia y estupidez). Males fundamentales inherentes a la vida que originan el
sufrimiento humano. En el Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría, de Nagarjuna, los tres
venenos son vistos como la fuente de todas las ilusiones y deseos mundanos. Se los llama así porque
contaminan la vida de la gente y les impiden inclinar su corazón y su mente en dirección al bien.
9) Tres enemigos poderosos: Tres clases de personas arrogantes que persiguen a los que propagan el Sutra
del loto en la época malvada posterior a la muerte del Buda. Se los describe en la estrofa de veinte versos
del capítulo “Aliento a la devoción” (13°) del Sutra del loto. El gran maestro Miao-lo de la China los
tipificó en tres categorías: 1) laicos arrogantes, 2) sacerdotes arrogantes, 3) falsos venerables arrogantes.
16
La virtud del soberano representa
la función de proteger a los demás.
El
Daishonin habla de “obstruir el camino que conduce al infierno del sufrimiento
incesante”. En ello, manifiesta su profundo e irrefrenable deseo de no dejar que
una sola persona caiga en ese estado atroz. Es imposible asegurar el bienestar
de todas las personas sin asumir el compromiso absoluto de erradicar el
sufrimiento y el dolor de la faz de la tierra.
No olvidemos que el Daishonin dio un ejemplo viviente de las tres virtudes –del
soberano, el maestro y el padre--, mediante su lucha férrea e incondicional por
propagar la enseñanza correcta en la época malvada del Último Día.
El Budismo siempre se reduce a la acción. Las personas que hacen valer su
autoridad y dicen poseer la “misma iluminación interior que el Buda” --sin que
nada en sus acciones lo acredite en lo más mínimo--, son descendientes
espirituales de los seis maestros no budistas que vivieron en tiempos de
Shakyamuni.
Los maestros Makiguchi y Toda, herederos del espíritu altruista del Daishonin,
lucharon por instaurar en la sociedad el ideal del kosen-rufu.
Gracias a la
aparición de la Soka Gakkai –una organización dedicada a hacer realidad el deseo
del Buda--, el “gran río del kosen-rufu” cuya vertiente fue Nichiren Daishonin hoy
fluye poderosamente en todo el mundo, en el siglo XXI.
incuestionable.
Es un hecho
Ya hemos establecido por completo las bases del kosen-rufu
mundial. Ha llegado, al fin, la hora de extender este gran río y convertirlo en un
océano del kosen-rufu que envuelva el globo.
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Sus beneficios [es decir, los beneficios del amor compasivo con
que Nichiren propaga Nam-myoho-renge-kyo] superan incluso los
de Dengyo10 y T’ien-t’ai, y son superiores a los de Nagarjuna11 y
Mahakasyapa12. Cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta
Felicidad, no se comparan con el beneficio de un solo día de
práctica en el mundo impuro. Dos mil años de propagar el budismo
en los días Primero y Medio de la Ley no se comparan a una sola
hora de propagación en el Último Día..
Y esto [es decir, que Nichiren haya establecido Nam-myoho-rengekyo como la enseñanza que deberá propagarse en el Último Día de
la Ley] no se debe, de ningún modo, a la sabiduría de Nichiren,
sino a que así lo establecen los tiempos. Los capullos florecen en
primavera, y los frutos aparecen en otoño. En verano hace calor, y
en invierno, frío. Así lo determina el orden de las estaciones, ¿no
es verdad?
Una enseñanza de transformación: “El beneficio obtenido por un día de
práctica en el mundo impuro”.
Además, el Daishonin explica que el beneficio de propagar ampliamente Nammyoho-renge-kyo en el Último Día de la Ley supera el de Dengyo.
T’ien-t’ai,
Nagarjuna y Mahakashyapa.
Esforzarse por liberar a las personas del sufrimiento en el nivel más esencial, y en
esta época impura, es una acción que acarrea beneficios inconmensurables.
Con respecto a esto, dice el Daishonin:
“Cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta Felicidad, no se comparan
con el beneficio de un solo día de práctica en el mundo impuro”.
Las épocas más duras representan las oportunidades más espléndidas para
desafiarnos en nuestra práctica budista y profundizar nuestra fe.
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El arduo
esfuerzo que hagamos en momentos así se convertirá en beneficios de magnitud
inconcebible.
Para decirlo sencillamente, “cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta
Felicidad”
dificultades.
alude a la práctica budista en un entorno cómodo, desprovisto de
Tales circunstancias nos harían difícil lograr nuestra revolución
humana. Sin pulir y forjar nuestra vida, el objetivo de lograr la Budeidad quedaría
lejos de nuestro alcance, aunque practicásemos cien años.
Nichiren Daishonin planteó esta declaración como una tajante forma de refutar las
enseñanzas de la escuela Tierra Pura (Nembutsu), de gran auge en su época, que
recalcaban llevar a cabo la práctica budista después de haber renacido en la
Tierra Pura. Aunque muchas tradiciones religiosas de esa época aspiraban a un
paraíso ultra terreno, el Daishonin enseñó que este mundo, aquí y ahora, era el
verdadero lugar donde había que llevar a cabo la práctica budista. Explicó que la
verdadera práctica budista para perfeccionar y forjar nuestra vida consistía en abrir
el camino de la victoria en medio de tribulaciones y adversidades.
“Un día de práctica en el mundo impuro” también podría simbolizar una enseñanza
de transformación, capaz de guiar verdaderamente a la felicidad a los habitantes
de una época oscura. Nam-myoho-renge-kyo es la gran Ley que nos permite
hacer surgir en nuestra vida, al instante, la suprema iluminación del Buda.
Cuando transformamos nuestra actitud mental o subjetiva, de inmediato
transformamos nuestro estado de vida.
Como esta es una época en que predomina la maldad, en el transcurso de la vida
diaria es de esperar que surjan diversos problemas y dificultades. Es razonable
entonces que aquellos que elijan dedicar su vida a una noble misión enfrenten
obstáculos aún más tremendos.
Sin embargo, la clave yace en usar tales
obstáculos como un poderoso ímpetu para entonar Nam-myoho-renge-kyo más
seriamente aún y desafiarnos
activamente para superar los problemas que
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enfrentamos.
Cada día que empleamos de este modo es un día de
transformación interior; la continuidad de esta práctica a lo largo del tiempo
produce el gran beneficio de lograr la Budeidad en esta existencia.
Sólo una enseñanza budista de transformación profunda –que exponga la
importancia de emprender la acción en medio de la sociedad tumultuosa y
convulsionada—puede ofrecer el medio para modificar de manera genuina este
mundo saha colmado de problemas y convertirlo en una tierra de buda; además,
ofrece el medio para establecer la enseñanza correcta y asegurar la paz en la
tierra.
Asimismo, el Daishonin dice que dos mil años de propagar el budismo durante los
días Primero y Medio de la Ley10 son inferiores a un breve lapso empleado en la
propagación durante el Último Día.
En los días Primero y Medio, el budismo era básicamente una enseñanza
destinada a personas de capacidad superior, y podía adquirirse beneficios incluso
mediante las enseñanzas parciales o implícitas.
Sin embargo, el Último Día es una época de disputas y de conflicto,11 en la cual
los proponentes de las diversas enseñanzas parciales e implícitas proclamarán
que su propia corriente budista es perfecta y absoluta. Estas enseñanzas obrarán
13) Días Primero y Medio de la Ley: De acuerdo con diversos sutras , durante el Primer Día de la enseñanza
de Shakyamuni, prevalece y su práctica perdura en la sociedad; en el Día Medio, la enseñanza del Buda
se torna rígida y formal , y en el Último Día la enseñanza de Shakyamuni pierde su eficacia. Aunque
hay diversas explicaciones sobre la duración de estos períodos, en la época de Nichiren Daishonin solía
sostenerse que los días Primero y Medio habían durado un milenio cada uno.
14) Época de disputas y de conflictos: También llamada “época de conflictos” . Se refiere al quinto y último
de los cinco períodos de quinientos años posteriores a la muerte de Shakyamuni, descrito en el Sutra de
la gran compilación. Corresponde a los inicios del Último Día de la Ley. En el Sutra de la Gran
Compilación, el buda Shakyamuni habla al bodhisattva Acervo Lunar sobre los primeros cuatro
períodos de quinientos años posteriores a su muerte y dice que, en los quinientos años siguientes,
surgirán disputas y peleas entre los seguidores de sus enseñanzas, y que la Ley se oscurecerá y se
perderá.
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como influencias negativas
que obstruirán la propagación de la enseñanza
correcta. En una época así de confusa y desordenada, sólo la enseñanza de
Nam-myoho-renge-kyo, correspondiente al budismo de la siembra –capaz de
activar directamente la naturaleza de Buda—guiará a las personas a la
iluminación. Por eso, propagar la enseñanza correcta de Nam-myoho-renge-kyo,
aún durante un breve tiempo en el Último Día, es superior a propagar enseñanzas
parciales o implícitas durante un largo período en los días Primero y Medio de la
Ley.
El momento de abrir el camino del kosen-rufu es en una época de maldad
Con respecto a haber establecido la Ley que deberá ser ampliamente propagada
en el Último Día, el Daishonin dice que esto no se debe a que su propia sabiduría
sea extraordinaria, sino que ha llegado el momento propicio. Desde luego, que
Nichiren Daishonin no atribuya a su sabiduría este logro es una expresión de su
gran humildad. Sin embargo, hay una profunda verdad en este comentario, que
atribuye el establecimiento de la Ley a una concordancia con los tiempos. En
sentido general, también es cierto que, en todos los campos, la época genera el
advenimiento de personas realmente grandes, o dicho de otro modo, estas
personas surgen en respuesta a las condiciones de la época.
El budismo asigna una importancia especial al tiempo o a la época. Enseña que
cuando los habitantes de una tierra reclaman o desean un cambio espiritual,
aparece un venerable con la función social de impulsar dicho cambio. En otras
palabras, una época impura requiere la aparición de un buda genuino, que pueda
exponer una gran enseñanza capaz de liberar a las personas del sufrimiento y de
transformar la época positivamente. El Daishonin recalca la importancia de la
época, porque tiene la absoluta convicción de que Nam-myoho-renge-kyo es la
enseñanza que concuerda con este período, llamado Último Día de la Ley.
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Si repasamos la historia del budismo y de la humanidad, podríamos decir que la
época del Último Día en que advino el Daishonin representó un punto de inflexión,
una transición entre la época de la aristocracia y la época del pueblo. También
precedió una época de grandes intercambios entre pueblos de diferentes naciones
que se hicieron a la mar y atravesaron los continentes, factor que redundó en una
visión más global y que precipitó cambios dinámicos. En la vanguardia de esta
era, el Daishonin reveló y propagó la Ley de Nam-myoho-renge-kyo.
Esta
enseñanza constituye el corazón de su budismo del pueblo y de una religión de
naturaleza universal.
Ya en la época contemporánea, la Soka Gakkai apareció en la primera mitad del
siglo XX. Que la organización que iniciaría la amplia propagación del budismo de
Nichiren Daishonin haya aparecido en esta época pivotal confirma que el siglo XX
constituye un punto de inflexión en la historia humana. El siglo XX, testigo de dos
guerras mundiales y del surgimiento de las armas nucleares que siguen
amenazando nuestra supervivencia, marcó a la vez el comienzo de una nueva
época. La humanidad inició actividades económicas y de otra naturaleza en el
escenario mundial, e incluso se atrevió a explorar el espacio exterior.
Además, el reconocimiento de que la tierra es finita –como se ve, por ejemplo, en
la conciencia creciente sobre la destrucción ambiental-- es otro rasgo inequívoco
del siglo XX. Este siglo también marcó el despuntar de la conciencia sobre los
derechos humanos, como se evidencia en el desmantelamiento de los regímenes
coloniales y esclavistas, y en la creación de las Naciones Unidas y otros
organismos internacionales dedicados a la paz.
La Soka Gakkai se fundó sobre el trasfondo de estos acontecimientos históricos
sin precedentes, en una época en que la humanidad ansiaba otra fuente
renovadora de sabiduría. Con las banderas de una religión humanista, hemos
compartido con personas de todo el mundo la sabiduría del budismo de Nichiren
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Daishonin, capaz de obstruir el camino hacia el sufrimiento y de abrir rutas hacia la
construcción de una felicidad verdadera.
El maestro Makiguchi expuso una filosofía creadora de valor y formuló un sistema
pedagógico basado en la creación de valores, como cimiento básico para la
edificación del carácter humano. Su discípulo Josei Toda, por su parte, abogando
por el ideal de la ciudadanía mundial, la abolición de las armas nucleares y la
revolución humana –o transformación interior--, ofreció una profunda sabiduría
para combatir la oscuridad fundamental del género humano que caracterizó al
siglo XX. Por mi parte, como laborioso discípulo del señor Toda, yo no he cesado
de esforzarme en el camino del diálogo humanístico para franquear los abismos
entre las civilizaciones y los credos, y expandir nuestra red de bondad, con el fin
de hacer del siglo XXI una centuria de la humanidad, de la vida y de la paz.
Creo, de verdad, que ha llegado la era de la Soka, porque “los tiempos así lo
establecen”.
“Oro al Buda por la victoria final”
Al término de su tratado Saldar las deudas de gratitud el Daishonin expresa su
convicción de que el ardiente deseo del Buda es la amplia propagación de Nammyoho-renge-kyo en la época impura posterior a la muerte del Buda, y que él
mismo ha logrado ese deseo. Señala que todos sus beneficios acumulados por
haber establecido la gran Ley para la iluminación de toda la humanidad, y por
haber abierto el camino del kosen-rufu hacia el eterno futuro del Último Día
regresarán a su antiguo maestro Dozen-bo.
En otro escrito, dice que el discípulo es como la planta, y el maestro, como la
tierra. La flor de la victoria que hace florecer el discípulo sin falta regresa a la
tierra como la buena fortuna de su mentor. Sin duda, de este suelo de maestro y
discípulo surgirá una nueva flor fragante y triunfal. Yo he prestado servicios al
señor Toda con esa convicción durante sesenta y un años. Aún hoy, cada día me
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consagro al kosen-rufu con la nueva determinación de responder a sus
expectativas. Por eso, no temo a nada. El señor Toda solía decir: “Tener un
discípulo honorable es la mayor felicidad de un mentor”. Tengo la convicción de
que el señor Toda estaría complacido y satisfecho con mi esfuerzo.
En diciembre de 1957, poco después de que hubiera logrado la gran meta de su
vida, de llevar la cantidad de miembros de la Soka Gakkai a 750 mil familias, el
señor Toda me obsequió este poema, el último que me entregaría.
Ganar y perder
son parte
de la vida
pero yo oro al Buda
por la victoria final.
¡Triunfemos sin falta! ¡Triunfemos en la recta final sobre la realidad más adversa,
mediante la oración basada en un juramento! ¡Atravesemos todas las dificultades
hasta tañer la campana de la victoria!
Veo con los ojos del corazón el rostro bondadoso del señor Toda, quien creía en
el triunfo de sus discípulos.
La mejor forma de saldar la deuda de gratitud con nuestro mentor es logrando
nuestra propia victoria. ¡Así que pongámonos como meta el 18 de noviembre
próximo, 78° aniversario de la Soka Gakkai!
Ha llegado la hora de crear una nueva crónica de triunfo del maestro y los
discípulos.
Creo
en la absoluta victoria de mis amados discípulos.
Y, en
especial, anhelo ver el triunfo de los jóvenes que continuarán mi lucha como
genuinos discípulos.
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