Los "deberes secundarios de conducta" En el nuevo Código Civil y

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Diario Consumidores y Usuarios Nro 81 – 05.07.2016
Los "deberes secundarios de conducta"
En el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación
Por Andrés F. Varizat
La noción de deberes secundarios de conducta surgió a modo de respuesta jurídica, ante ciertos
contextos en los cuales el debido cumplimiento de una obligación exigía además desplegar ciertas
conductas complementarias. En estos términos, el sujeto deudor de una obligación, no sólo se halla
jurídicamente obligado a cumplir una prestación principal o primaria; sino que también debe observar
una serie de deberes accesorios necesarios para que el acreedor vea satisfecho su interés. Tales deberes
provienen de diferentes fuentes (origen legal, principio de la buena fé, acuerdo de partes, causa fin del
contrato, usos del tráfico, etc). Autores como DIEZ-PICAZO, señalaron que en los tiempos actuales
“la calificación de la deuda como un deber jurídico es demasiado simple”, prefiriendo la expresión
“situación de deuda” para aludir a una noción compleja y de mayor amplitud que excede la idea de
una mera prestación principal o primaria asumida por el deudor (DIEZ-PICAZO, LUIS,
“Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial”, Volumen II, sexta edic., Thomson Civitas, España
2008, p. 141 y ss).
El concepto expuesto, también puede ser explicado desde el punto de vista de la teoría del contrato, el
cual no solo es causa fuente de obligaciones principales, sino también de deberes complementarios
que también integran su contenido.
En la actualidad, los “deberes secundarios de conducta” acrecientan paulatinamente su campo de
aplicación, como consecuencia de las crecientes complejidades del tráfico de bienes y servicios
especialmente aquellos que son comercializados masivamente. Las cada vez más frecuentes
desigualdades entre las partes contratantes (ej. expertos y profanos, empresas y consumidores, etc.),
tienen por consecuencia que el debido cumplimiento de las obligaciones exija tomar en consideración
numerosísimos deberes secundarios tales como los de información, protección, seguridad, custodia,
colaboración, no concurrencia, lealtad, consejo, etc. La ley de Defensa de los Consumidores y
Usuarios 24.240 (con sus sucesivas modificaciones) recepta distintas figuras que pueden constituir
fuentes de deberes accesorios, ej. la información a cargo del proveedor (art. 4), la seguridad (art. 5 y
6), la exigencia de “garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y
usuarios” (art. 8 bis), o la exigencia de que quienes presten servicios de cualquier naturaleza “están
obligados a respetar los términos, plazos, condiciones, modalidades, reservas y demás circunstancias
conforme a las cuales hayan sido ofrecidos, publicitados o convenidos” (art. 19).
La figura en análisis también ha sido receptada por los principios UNIDROIT sobre los contratos
comerciales internacionales, (versión del año 2010, Capítulo 5, arts 5.1.1 a 5.1.3), cuando hace
mención a las obligaciones implícitas y sus fuentes (la naturaleza y la finalidad del contrato, las
prácticas establecidas entre las partes y los usos, la buena fe y la lealtad negocial, el sentido común, la
cooperación entre partes).
¿Qué dispone sobre esta cuestión el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación?. En este caso los
deberes secundarios de conducta presentan diferentes “vías” de recepción, que pueden sistematizarse
en tres grandes grupos:
a) Supuestos “específicos” de aplicación que ya se hallaban receptados en el Código Civil de Vélez
Sarsfield, y que el nuevo Código mantiene. A modo de ejemplo:
- El deber de conservación a cargo del deudor de obligación de dar cosa cierta, quien se halla obligado
a conservar dicha cosa en el mismo estado en que se encontraba cuando contrajo la obligación (art.
746 CCC), o a realizar mejoras necesarias sobre la misma (art. 753 CCC).
- El deber de conservación a cargo del locador, quien debe conservar la cosa locada en estado de servir
al uso y goce convenido (art. 1201 CCC).
b) Nuevos supuestos “específicos” de aplicación, que no eran receptados por el anterior Código Civil.
Pueden mencionarse:
- Los deberes de aclaración y explicación del obligado a rendir cuentas quien debe “incluir las
referencias y explicaciones razonablemente necesarias” para su comprensión y acompañar los
“comprobantes de ingresos y egresos, excepto que se de uso no extenderlos” (art. 859 CCC).
- Los deberes de revisar, a cargo de a quien se le entrega una cosa mueble cerrada o bajo cubierta, con
un plazo de caducidad de tres días desde la recepción para reclamar por defectos de cantidad, calidad o
vicios aparentes (art. 748 CCC).
- El deber del deudor de dar cosa cierta para restituirla a su dueño, de realizar “citación fehaciente” a
los otros acreedores que la haya pretendido (art. 759 CCC).
c) Figuras generales a través de las cuales se deriva su aplicación:
- El principio de buena fe: se trata de la principal fuente de los deberes secundarios de conducta. El
nuevo Código Civil y Comercial recepta numerosas aplicaciones diferenciadas, ej.: como un criterio
general en el ejercicio de los derechos (art. 9 del Título preliminar), o como criterio general para
juzgar el obrar de deudor y el acreedor en materia de obligaciones (art. 729 CCC). Asimismo en
materia de contratos como criterio rector en la celebración, interpretación y ejecución (art. 961 CCC),
durante sus tratativas preliminares (art. 991 CCC) o en su forma de interpretación (art. 1061 CCC).
- La causa fin y la causa motivo (art. 281 CCC). La finalidad inmediata perseguida por las partes al
celebrar el contrato (causa fin), o en su caso los motivos exteriorizados; pueden originar deberes
secundarios de conducta de necesario cumplimiento para dar eficacia a tales finalidades.
- Los usos, prácticas y costumbres: en este caso el nuevo Código señala que son vinculantes cuando
las leyes o los interesados se refieren a ellos, o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no
sean contrarios a derecho (art. 1 in fine CCC).
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