¡Los primeros estudios sobre el Embrutecimiento Social! Muchos teóricos y académicos como Ortega & Gasset utilizaban el término “Embrutecimiento” en sus libros e investigaciones, pero nunca le dedicaron mucha tinta al concepto. Al leerlo en la densa bibliografía científica, hemos podido sacar en claro que este término se usa acompañado de otros tantos que le hacen de sinónimo: “degeneración”, “alienación” y otros tantos que, a su vez, han favorecido la contextualización del término, el Embrutecimiento Social. En su libro, Mario Guillamó ha construido una definición del término a partir de la investigación bibliográfica y la observación social. Según sus palabras, el término sigue siendo provisional, puesto que en torno a este fenómeno social se erigen numerosas variables que analizar y extrapolar a otras realidades históricas y sociales a las que todavía no han alcanzado sus “Estudios sobre el Embrutecimiento de las Relaciones Sociales y Políticas”. La primera piedra ya está puesta para construir una parcela de conocimiento en torno al fenómeno social del Embrutecimiento. El autor nos invita a la crítica de sus investigaciones para poder crecer en sus estudios y acompañarle a lo largo del camino. Puesto que nos avisa de que pronto verá la luz su segunda parte y su tercera, sucesivamente. Así hasta cuatro libros que nos tiene preparados para tratar en profundidad las variables y los escenarios en los que se expresa, según él, el Embrutecimiento Social. Nos quedará todavía varios años hasta conseguir la publicación de una “Teoría sobre el Embrutecimiento Social”, pero la aventura ya ha comenzado y está a la espera de que la comunidad científica de su visto bueno. 1|Página Prólogo de Pablo Alías Universidad de Cádiz Decía Blas de Otero que "en España, escribir es sonreír con un puñal en el cuello". De esa forma comienza el Historiador gaditano, Pablo Alías, el prólogo de los “Estudios sobre el Embrutecimiento de las Relaciones Sociales y Políticas”. Una delicia de prólogo que nos introduce en el debate entre la libertad de pensamiento y la de expresión. Teniendo en cuenta el valor de la primera y la posible faceta de la segunda que nos conduce a la “Tiranía” del que tiene derecho a expresarse sin pensar en lo que dice. Unas reflexiones que dan para muchísimo más que un prólogo, según el autor, y que nos abre otro terreno para el debate y el pensamiento. Desde aquí nuestra recomendación de sus obras y sus reflexiones en “la Lechuza Contestataria”. 2|Página ¿Sería correcto analizar a los maltratadores como sujetos embrutecidos? La pregunta no merece una respuesta rápida y supone una de las cuestiones de debate más actuales del panorama político y social. Una de las variables que se tratan en el primer libro es la “Apropiación Cultural”, entendida como un proceso en el que el sujeto embrutecido se apropia y considera como suyos algunos elementos culturales, tradicionales y sociales. Teniendo en cuenta esta variable, el sujeto embrutecido puede cerrarse en banda a la hora de considerar a su pareja o expareja como algo que le pertenece o entender que el matrimonio, como institución social o religiosa, es indestructible por alguna de las partes. Por supuesto, el respeto y la tolerancia no existen en el maltrato, más si cabe teniendo en cuenta el Patriarcado que refuerza dicha conducta hacia las mujeres. Por tanto, el supremacismo masculino que existe tras esas conductas condicionaría al sujeto embrutecido a adherirse a tales fórmulas, puesto que le ofrecerían una congruencia psicológica lo suficiente grande para la favorecer su convivencia social. La cerrazón mental y la incapacidad del sujeto de adaptarse a realidades sociales nuevas, como puede ser el divorcio o el adulterio, denotan rasgos típicos del sujeto embrutecido. Más si cabe sus reacciones violentas, que son propias de un sujeto incapaz de controlarse, sin tener en cuenta la agresividad innata que tenga. Aun así, no podemos afirmar con rotundidad dicha concordancia entre ambos sujetos, el maltratador y el homo brutus. 3|Página ¿Qué piensa Eduardo Fidanza sobre el Embrutecimiento? El sociólogo argentino, Eduardo Fidanza, fue uno de los inspiradores indirectos de los estudios de Mario Guillamó gracias a sus palabras en el periódico “La Nación”. Sus reflexiones acerca del embrutecimiento ayudaron a labrar una definición: “Según la definición de embrutecimiento encontramos la privación de razón, no tener medida, promover la violencia, la falta de civilidad y respeto” “El embrutecimiento social no es un término del análisis sociológico, sino el nombre de un fenómeno observable, cuando ciertas conductas colectivas equiparan a los seres humanos con las especies animales más agresivas. En un amplio arco de registros, la violencia de género, las barras bravas, la prepotencia en el tránsito, las riñas y peleas callejeras, la protesta social inorgánica y destructiva, constituyen ejemplos de este hecho, que atraviesa el tejido social y tiende a naturalizarse (…) Embrutecimiento y manipulación se potencian mutuamente, hasta constituir una maquinaria infernal que borra los contornos del sistema político y la ciudadanía. No se trata de un fenómeno vernáculo, es un virus destructivo que acecha a la democracia global”. “Nace de la frustración, se vale del prejuicio y el estigma, busca chivos expiatorios, avanza hasta el odio y culmina en la violencia. Las masas movilizadas por Hitler y Mussolini eran espoleadas por traumas reales o imaginarios en busca de una nueva identidad, cuyo requisito pasaba por la destrucción de supuestos enemigos, responsables de la desgracia colectiva. El pueblo judío constituye el significante histórico del objeto de la agresión. El antisemitismo no fue, sin embargo, un invento de los nazis, sino una artera manipulación -para usar el diccionario- de frustraciones profundamente arraigadas en ciertos estratos de la sociedad europea. Más de cincuenta años antes de Hitler, el socialdemócrata Herman Bahr, escribió, refiriéndose a la conducta de los sectores de clase media baja: "Puesto que no pueden alcanzar el éxtasis del amor buscan el éxtasis del odio... Poco importa a quién se odia. El judío resulta conveniente, eso es todo...” 4|Página Recomendaciones Literarias: 5|Página