Trabajo escrito individual CRÓNICA DE OBSERVACIÓN

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Trabajo escrito individual
CRÓNICA DE OBSERVACIÓN
1. Objetivos
Objetivar, clasificar, secuenciar y describir el campo observado.
Desarrollar el sentido crítico en la observación del campo de trabajo.
2. Modalidad
Cada integrante del grupo hará un relato descriptivo, no ficcionado y ordenado de
las observaciones en los espacios relevados. Deberá tener una redacción clara, sin
adjetivaciones innecesarias, que permita al lector reconocer información útil. En la descripción se tomará en cuenta el territorio, entendiendo como tal al espacio físico-geográfico así como las representaciones simbólicas y culturales que lo
conformen, actores y sus características, modos de comunicación (dificultades y
códigos reconocidos), etc.
Alentamos la modalidad de escritura y reescritura, esto implica una escritura informativa completa y extensa, que se reescribe puliendo, mejorando y ajustando la
expresión a la mínima sentencia con carga informativa.
Por otro lado, desalentamos la escritura coloquial, desordenada o ambigua, entendiendo que la articulación de la palabra, es el primer paso al ordenamiento del
pensamiento.
3. Forma de entrega
Se entregará un escrito en formato A4, de 7000 caracteres con espacio aproximados, debidamente rotulado en la misma hoja del escrito, abrochado y sin sobre. Entrega: 22 de abril - 18 hs.
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consideraciones sobre la crónica
Crónica periodística
La crónica es un “relato descriptivo sin opiniones ni fantasías que, con estilo propio y
manejo original del lenguaje, desarrolla la noticia, la humaniza, la hace más vivencial
e involucra al lector como protagonista”. Tiene como fin la reconstrucción cronológica
de un hecho, en la que el tiempo juega un papel muy importante. Este género maneja algunos elementos del reportaje sin alcanzar su profundidad. Incluye valoraciones
subjetivas del periodista y al mismo tiempo admite un estilo literario.
“Así se hace El País” publicada por el departamento de Prensa Escuela de el diario El País
de la ciudad de Cali – Colombia http://elpais—cali.terra.com.co/
El Tiempo, Manual de redacción, Bogotá, 1989, página. 12.
http://www.eduteka.org/PeriodicoEscolar.php
Consultado el 19 de septiembre de 2008
Crónica literaria
Luis Gruss
1. Concebimos la crónica como un relato periodístico donde predomina lo narrativo.
La crónica es un género o subgénero que se caracteriza por la amplitud de estilos
y cierta libertad del cronista para interpretar y construir (o reconstruir) con palabras
los hechos que ha visto y narra. Lo fundamental no es lo que se cuenta sino cómo
se lo cuenta. La crónica informa pero no se limita a esa función propia de la nota
informativa o de la noticia propiamente dicha. El cronista debe reinventar el acontecimiento desde el lenguaje y su subjetividad. Debe hacerlo con fidelidad a los
hechos pero sin dejarse enjaular por ellos. Todo suceso pasa a existir en la medida
que es mirado e interpretado por alguien. No hay un punto de vista general. No
hay objetividad posible. Debe existir, eso sí, un efecto de realidad también llamado
anclaje. El cronista debe aprender a mostrar sin decir o a decir mostrando. Los
hechos se revelan más en acciones que en consideraciones. Narrar es representar
en el discurso acciones que se suceden en el tiempo y en el espacio.
2. La palabra crónica se arrodilla ante el dios cronos, es decir, ante el transcurso del
tiempo. Todo lo que se escribe tiene que ver con el tiempo. La crónica pretende
atrapar el raro fluir de las cosas. Pero esa meta, considerada en una dimensión
absoluta, está condenada al fracaso. Es bueno aún así volver a intentarlo una y
otra vez. América se hizo en base a crónicas. Se llenó de nombres, ideas y conceptos como un intento de adaptación de lo que se sabía a lo que no se sabía.
Hay ejemplos notables en que un cronista de indias describe una fruta que no
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había visto nunca. Y dice: es como las manzanas de Castilla, sólo que es ovalada
y adentro tiene carne anaranjada. Obviamente el fruto que se intentaba describir
nada tenía que ver con la manzana de Castilla. Pero el narrador tenía que partir
de algo: no podía empezar desde la nada. Partía de lo conocido para llegar a lo
desconocido. Podríamos convertir esto último en un postulado: el movimiento de
componer una crónica parte de lo conocido para alcanzar lo desconocido. Vamos
a un lugar con lo que creemos que vamos a ver y chocamos con lo que vemos. En
los efectos colaterales de esa colisión (dos visiones) se esconde la sal y la sangre
de una buena crónica.
3. Lo central para un cronista es aprender a mirar algo con la mayor atención. Y
hacerlo siempre con la actitud del cazador: con cierto espíritu primitivo y con la
mayor fuerza posible. Ya en la elección del tema hay una toma de posición. Elegir
es definirse. Luego se presentan problemas complejos: dónde poner el foco, qué
dejar, qué eliminar, cómo empezar, cómo terminar. Pero incluso todo esto forma
parte de la decisión inicial: ¿qué quiero contar? ¿Por qué quiero hacerlo? ¿Cómo
voy a encarar esa tarea? El otro desafío es la puesta en escena de la narración.
Esto es más importante que opinar, adjetivar, calificar. Ya se ha sugerido que las
acciones puras, como en el teatro, son siempre más poderosas que la frase más
bonita. Igualmente resulta esencial la elección del tono adecuado (o registro), el
uso correcto de verbos y signos de puntuación, la eliminación de lo superfluo, cuidar la música de las palabras, dar, en definitiva, con la famosa voz propia que tanto
buscamos quienes escribimos o pretendemos hacerlo. El otro tema es definir la
estructura (algo que quizás no haga falta definir de entrada ya que en definitiva se
trata del resultado de un proceso); si se usarán diálogos o no, entrecomillados, datos puntuales y presentación de personajes en el relato. Esto último es importante y
en este caso como en los otros debemos actuar casi como escritores. Un personaje
–al igual que un escenario- debe estar bien presentado. Una buena descripción
de personajes y escenarios es fundamental siempre que no se convierta en un
catálogo de nimiedades.
Texto inédito del autor con fines didácticos en el marco de un curso virtual.
Luis Gruss es un periodista y escritor argentino.
http://suspendelviaje.blogspot.com/
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Crónicas de Ulrico
Capítulo 4
Viajan por alta mar y describe sus maravillas
Así toda la flota, a saber los 14 navíos, se volvieron a reunir. Nuevamente salimos mar
afuera y navegamos por dos meses hasta que arribamos a una isla en que no había
más que aves que matábamos a garrotazos. En este lugar demoramos 3 días. La isla
está del todo despoblada; tiene de ancho y largo unas 6 millas (leguas) (Fernando
Noroña) a todo viento y dista de la susodicha isla de San Augo (Santiago), de donde
habíamos partido, 1.500 millas (leguas).
En este mar hay peces voladores, y otros muy grandes de la especie de las ballenas;
otros también grandes, llamados Ichaub-huet-fischs (pez sombrero de paja) en razón
de que un disco extremadamente grande les tapa la cabeza, con el que pueden ofender
a los demás peces en sus peleas. Son peces de mucha fuerza y muy malos. Otros hay
de cuyo lomo nace una especie de cuchilla de hueso de ballena, y se llaman en castellano pes espade (pez espada); y más otros con un serrucho de hueso de ballena que
también arranca del lomo; son malos y grandes: se llaman pese de sere (pez sierra).
Aparte de estos son muchos los peces raros que hay, cuya forma, tamaño y cualidades
no puedo describir yo en esta vez.
Capítulo 7
La ciudad de Buenos Aires y los indios querandí
Allí levantamos una ciudad que se llamó Bonas Ayers (Buenos Aires), esto es en
alemán - gueter windt (buen viento). También traíamos de España, en los 14 navíos,
72 caballos y yeguas.
En esta tierra dimos con un pueblo en que estaba una nación de indios llamados
carendies, como de 2.000 hombres con las mujeres e hijos, y su vestir era como el
de los zechurg (charrúa), [del ombligo a las rodillas; nos trajeron de comer, carne y
pescado. Estos carendies (querandí) no tienen habitaciones propias, sino que dan
vueltas a la tierra, como los gitanos en nuestro país; y cuando viajan en el verano suelen andarse más de 30 millas (leguas) por tierra enjuta sin hallar una gota de agua que
poder beber. Si logran cazar ciervos u otras piezas del campo, entonces se beben la
sangre. También hallan a veces una raíz que llaman cardes (cardos) la que comen por
la sed. Se entiende que lo de beberse la sangre sólo se acostumbra cuando les falta
el agua o lo que la suple; porque de otra manera tal vez tendrían que morir de sed.
Estos carendies traían a nuestro real y compartían con nosotros sus miserias de
pescado y de carne por 14 días sin faltar más que uno en que no vinieron. Entonces
nuestro general thonn Pietro Manthossa despachó un alcalde llamado Johann Pabón, y él y 2 de a caballo se arrimaron a los tales carendies, que se hallaban a 4
millas (leguas) de nuestro real. Y cuando llegaron adonde estaban los indios, acontecioles que salieron los 3 bien escarmentados, teniéndose que volver en seguida
a nuestro real.
Pietro Manthossa, nuestro capitán, luego que supo del hecho por boca del alcalde
(quien con este objeto había armado cierto alboroto en nuestro real), envió a Diego
Manthossa, su propio hermano, con 300 lanskenetes y 30 de a caballo bien pertrechados: yo iba con ellos, y las órdenes eran bien apretadas de tomar presos o matar
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a todos estos indios carendies y de apoderarnos de su pueblo. Mas cuando nos acercamos
a ellos había ya unos 4.000 hombres, porque habían reunido a sus amigos.
Capítulo 8
La batalla con los indios querandí
Y cuando les llevamos el asalto se defendieron con tanto brío que nos dieron harto que
hacer en aquel día. Mataron también a nuestro capitán thon Diego Manthossa y con él a 6
hidalgos de a pie y de a caballo. De los nuestros cayeron unos 20 y de los de ellos como
mil. Así, pues, se batieron tan furiosamente que salimos nosotros bien escarmentados.
Estos carendies usan para la pelea arcos, y unos dardes (dardos), especie de media lanza
con punta de pedernal en forma de trisulco. También emplean unas bolas de piedra aseguradas a un cordel largo; son del tamaño de las balas de plomo que usamos en Alemania.
Con estas bolas enredan las patas del caballo o del venado cuando lo corren y lo hacen
caer. Fue también con estas bolas que mataron a nuestro capitán y a los hidalgos, como
que lo vi yo con los ojos de esta cara, y a los de a pie los voltearon con los dichos dardes.
Así, pues, Dios, que todo lo puede, tuvo a bien darnos el triunfo, y nos permitió tomarles el
pueblo; mas no alcanzamos a apresar uno sólo de aquellos indios, porque sus mujeres e
hijos ya con tiempo habían huido de su pueblo antes de atacarlos nosotros. En este pueblo
de ellos no hallamos más que mantos de nuederen (nutrias) o ytteren como se llaman, iten
harto pescado, harina y grasa del mismo; allí nos detuvimos 3 días y recién nos volvimos
al real, dejando unos 100 de los nuestros en el pueblo para que pescasen con las redes
de los indios y con ello abasteciesen a nuestra gente; porque eran aquellas aguas muy
abundantes de pescado; la ración de cada uno era de 6 onzas de harina de trigo por día y
al tercero un pescado. La tal pesquería duró dos meses largos; el que quería aumentar un
pescado a la ración se tenía que andar 4 millas (leguas) para conseguirlo.
Ulrico Schmidl, Viaje al Río de la Plata. 1534-1554, Levinus Hulsius, Amberes, 1599.
Fuente: http://pueblosoriginarios.com/textos/ulrico/ulrico.html
Ulrico Schmidl o Schmidel o Schmidt, (n. 1510 en Estraubingen (Straubing) - † 1579/ 1580/ 1581) fue
un soldado lansquenete, viajero y cronista de origen alemán.
Famoso por la publicación en 1567 de su Verídica descripción , relato de su participación en la conquista
y colonización de la cuenca del Río Paraná a lo largo de veinte años. Sus testimonios son valiosos por
varios motivos. En primer lugar, provienen de un conquistador no español que a su vez publica fuera de
España, En segundo lugar, es una de las primeras crónicas de los habitantes y territorios que luego compondrán las actuales Argentina y Paraguay.
Parte en 1535 hacia el Río de la Plata en integrando la expedición de Pedro de Mendoza. Junto a ella vive
los horrores de la primera fundación de Buenos Aires. Durante veinte años recorre lo que llama “Paraíso
de las selvas del Paraguay y el Chaco”.
Buenos Aires a poco de fundada; 1536.
En 1554 regresa a Estraubingen, donde hereda el patrimonio de su hermano y se convierte en concejal.
Debe huir de la ciudad por profesar el luteranismo, dirigiéndose a Ratisbona en 1562, donde muere en
1579.
Su relato aparece agus pasion - por primera vez en 1567, en alemán. En 1599 en latín, en una edición de
Levinus Hulsius (1546-1606), y en el mismo año en la séptima parte de los grandes viajes de Teodoro de
Bry, tanto en latín como en alemán. De Bry y Hulsius han realizado grabados que ilustran las aventuras
de Schmidl.
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