Exhiben muestra gráfica de Carlos Mérida en la XXVIII FILAH

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 Dirección de Medios de Comunicación
Boletín No. 272
29 de septiembre de 2016
Obras de los años treinta y cuarenta
Exhiben muestra gráfica de Carlos Mérida en la XXVIII FILAH
*** La exposición homónima se presenta en el Museo Nacional de Antropología; está
integrada por 60 litografías y seis esculturas de trajes típicos mexicanos
*** Para el artista, México fue una fuente permanente de inspiración: Cristina Navas y
Mérida, nieta del creador guatemalteco
“Carlos Mérida era una persona muy tranquila, lo recuerdo siempre trabajando, le
gustaba la música —una esclerosis auditiva le hizo perder un oído y dejar sus clases de
piano—, todos los días escuchaba sus disco de jazz, pero lo que más recuerdo es una
de las frases que le gustaba repetir: ‘hay que dar para recibir’. A México él le dio su
obra”, manifestó María Cristina Navas y Mérida, nieta del artista guatemalteco.
Al pintor y escultor, nacionalizado mexicano, se le rinde un homenaje con una
exposición de su obra gráfica, titulada Carlos Mérida, en el marco de la XXVIII Feria
Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), con sede en el Museo
Nacional de Antropología.
Con Guatemala como país invitado en esta edición del evento editorial, la
muestra presenta 60 litografías sobre trajes típicos mexicanos que el pintor realizó a
finales de los años treinta y principios de los cuarenta del siglo pasado, así como seis
esculturas en bronce de pequeño formato, que buscan ser un puente cultural que hable
de la hermandad entre ambas naciones.
En el acto inaugural del montaje gráfico, organizado por el Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH), Navas y Mérida declaró que su abuelo perteneció a un
grupo de artistas para los que México fue una fuente permanente de inspiración.
“Carlos Mérida fue un creador que valoró el folclore, no sólo de su país, sino también
del que lo recibió con los brazos abiertos, lo cual se aprecia en estas obras tempranas”.
Insurgentes Sur 421, piso 8, Col. Hipódromo, Del. Cuauhtémoc,
Ciudad de México, 06100 Tel. (55) 4040 4690
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La ex agregada cultural en la Embajada de la República de Guatemala en
México, expuso que la obra de Mérida se inscribe en la llamada identidad cultural
latinoamericana, aunque siendo de origen guatemalteco y habiendo desarrollado su
trabajo aquí en México, encontró modelos e inspiración en el arte popular.
El artista nacido en Quetzaltenango, Guatemala, reconocido por su pintura
abstracta, no sólo realizó murales y obras de caballete, también incursionó en otras
disciplinas: fue crítico de arte, hizo viñetas para libros, tapices, coreografías para ballet;
cuando murió estudiaba el arte electrónico (lo que ahora se llama virtual o gráfico de la
computación).
Asimismo, se introdujo en la gráfica, ejemplo de ello son las piezas que se
exhiben de las series Vestimenta mexicana (Mexican Costume), título del álbum que
Mérida integró para The Pocahontas Press, en 1941, algunas de las cuales se
exhibieron en el Art Institute of Chicago ese año. Del mismo interés son los álbumes
Danzas de México (1937), Carnival in Mexico (Carnaval en México, 1940) y Trajes
regionales mexicanos (1945).
En la exposición destacan obras figurativas en las que todavía no aparece el
rasgo geométrico que caracterizó su trabajo, aunque ya se apreciaba cierta simetría.
Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología y curador de la
muestra, comentó que la obra gráfica de Mérida le llamó poderosamente la atención por
el cuidado que puso el artista en registrar las abstracciones incluidas en el diseño de los
textiles mexicanos.
“Es, quizá, el primero de una serie de notables artistas guatemaltecos que
enriquecieron con su presencia la vida y las emociones de este país, que dotaron con
su obra, de una densidad muy particular, a la cultura mexicana”.
Tras su estancia en París, Francia (1910 a 1914), donde convivió con pintores
como Amadeo Modigliani, Pablo Picasso y Diego Rivera, Carlos Mérida se ajustó a un
diseño fijo y se interesó por integrar formas y líneas a las más sencillas yuxtaposiciones
de color. Al llegar a México en 1919, se unió a lo que se identificaba como
Renacimiento mexicano.
“Estudió con decisión las tradiciones originarias del continente en busca de
elementos para construir otro arte mexicano y latinoamericano, y produjo algunas de las
primeras pinturas al temple con temas indígenas”, explicó.
Las piezas exaltan la alta fidelidad etnológica de la mirada de Mérida y
descubren a un artista diferente al de los planos geométricos; su visión devela el arduo
trabajo depositado por las diversas comunidades indígenas sobre sus textiles, señaló
Saborit.
Carlos Mérida nació en 1891, a los 18 años de edad viajó a París, donde conoció
a Jaime Sabartés, intelectual catalán, biógrafo de Picasso, quien lo introdujo en las
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vanguardias artísticas de la época. Ahí se relacionó con su compatriota, el poeta Luis
Cardoza y Aragón, vinculado con los surrealistas, entre quienes estaba Joan Miró, con
quien entabló una amistad.
A México llegó con su novia, Dalila Gálvez, joven de la alta burguesía
guatemalteca, cuyos padres no aceptaron la relación de su hija con el pintor. Trabajó
con los muralistas, principalmente con Diego Rivera. También conoció a Rufino Tamayo
con quien tuvo una estrecha relación profesional y de amistad.
Su mayor influencia fueron los trabajos pictóricos de Paul Klee, Vasili Kandinsky
y Piet Mondrian, quienes reafirmaron la tendencia de Mérida hacia la forma abstracta.
Entre sus obras hechas en México destacan el mural de acrílico y madera El
mundo mágico de los huicholes, que el artista realizó en 1964 en el Museo Nacional de
Antropología, así como el gran telón pintado para el antiguo Cine Manacar, titulado Los
danzantes.
En la inauguración de la muestra estuvieron el embajador de la República de
Guatemala en México, Arturo Romeo Duarte Ortiz; la coordinadora nacional de Difusión
del INAH, Leticia Perlasca, y representantes diplomáticos de Brasil y Argentina, además
del embajador Carlos Liao, director general de la Oficina Económica y Cultural de Taipéi
en México.
La exposición permanecerá hasta noviembre próximo en el corredor que une a la
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) con el Auditorio Fray Bernardino
de Sahagún, del Museo Nacional de Antropología.
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