ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES / Debido Proceso – Perención: Vigencia. De la lectura de la disposición transcrita se establece palmariamente que el art. 23 de la mencionada ley tiene una vigencia temporal condicionada en el tiempo, “mientras se expidan las reformas procesales tendientes a la agilización y descongestión de los diferentes procesos judiciales”. Dentro de la libertad configurativa, el legislador puede someter a plazo o condición la vigencia de la ley, en el caso bajo examen, quiso el legislador someter la vigencia de la aludida norma a un acontecimiento “futuro e incierto”, al cual hizo depender su vigencia, lo cual es catalogado por la doctrina como condición potestativa. (…) Con la expedición de la Ley 1395 de 2010, se adoptaron las medidas que el legislador consideró necesarias para la descongestión judicial, ello se desprende de la lectura de su epígrafe, de donde surge como consecuencia inexorable, la pérdida de la vigencia de la norma que establecía la perención procesal. Por lo anterior, no resulta válida la afirmación de quienes sostienen que con la entrada en vigencia de la Ley 1395 de 2010, sobrevino una derogatoria tácita del legislador, puesto que la derogatoria es un fenómeno totalmente distinto de la vigencia condicionada en el tiempo. En consecuencia, resulta sofístico el argumento de que una ley ordinaria como la Ley 1395 de 2010, no puede derogar tácitamente una Ley Estatutaria, pues aunque esta premisa argumentativa es absolutamente cierta, no le es aplicable al caso bajo examen, pues se itera, no se trata de una derogatoria tácita de la perención, sino de un fenómeno distinto, como lo es, la vigencia condicionada en el tiempo de la ley. (…) A dicho propósito conviene recordar lo explicado arriba en el sentido de que la perención no tiene naturaleza sancionatoria y por consiguiente si fue debidamente decretada por el juez de primera instancia antes del 12 de julio de 2010, el juez de segunda instancia deberá confirmarla a pesar de la desaparición de la institución a partir de tal fecha. (…) No sería acertado argüir que el art. 23 de la Ley 1285 de 2009, no ha perdido vigencia, en razón a que no han entrado a regir todas las reformas tendientes a la descongestión judicial, como así se desprende del art. 44 de la Ley 1395 de 2010, pues el condicionamiento normativo no está referido a que entren en vigor las normas de descongestión judicial plenamente sino a “que se expidan por el legislador las reformas procesales tendientes a la descongestión judicial”. DISTRITO JUDICIAL DE NEIVA TRIBUNAL SUPERIOR SALA TERCERA DE DECISIÓN CIVIL FAMILIA M.P. Dr. EDGAR ROBLES RAMÍREZ Proceso: TUTELA 2ª INSTANCIA Radicación: 41001-31-03-001-2011-00268-01 Accionantes: COOPERATIVA NACIONAL EDUCATIVA DE AHORRO Y CRÉDITO – COONFIE LTDA. 1 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 Accionado: JUZGADO CUARTO CIVIL MUNICIPAL DE NEIVA (H) Neiva, Treinta (30) de noviembre de dos mil once (2011) 1. ASUNTO Resuelve la Sala Tercera de Decisión Civil Familia del Tribunal Superior de Neiva, la impugnación al fallo de tutela de fecha 08 de noviembre de 2011 proferida por el Juzgado Primero Civil del Circuito de Neiva (H), dentro de la acción de tutela interpuesta a través de apoderado judicial por la COOPERATIVA NACIONAL EDUCATIVA DE AHORRO Y CRÉDITO – COONFIE LTDA, contra el JUZGADO CUARTO CIVIL MUNICIPAL DE NEIVA (H), por la presunta vulneración a sus derechos fundamentales de defensa y debido proceso. 2. PRETENSIÓN Solicita la entidad accionante se amparen sus derechos fundamentales al debido proceso y defensa, y en consecuencia, se ordene al JUZGADO CUARTO CIVIL MUNICIPAL DE NEIVA (H), dejar sin efectos la providencia de fecha 16 de agosto de 2011, mediante la cual decretó la perención del proceso ejecutivo bajo radicación No. 2008-941. 3. HECHOS Manifiesta el apoderado judicial de la entidad accionante que cursa en el Juzgado Cuarto Civil Municipal de Neiva, demanda ejecutiva 2 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 singular propuesta por COONFIE LTDA, contra LUIS EDUARDO GUERRERO TORRES y OTRO. Expone que mediante proveído de fecha 16 de agosto de 2011, el juzgado accionado dio aplicación a la extinta figura de la perención, dando por terminado el proceso y ordenando su archivo. Alude que recurrió la mencionada decisión a través de recurso de reposición, solicitando su revocatoria en razón a que en la actualidad la denominada perención con la expedición de las normas de descongestión judicial, quedó derogada. Sostiene que mediante proveído calendado el 26 de septiembre de 2011 fue resuelta la reposición, en la que se decidió no reponer el auto recurrido, incurriendo nuevamente en una vía de hecho vulneradora de derechos fundamentales. 4. RESPUESTA DE LA ACCIONADA. El juzgado accionado dejó vencer en silencio el término de traslado, sin embargo, remitió las copias del expediente solicitado. 5. DECISIÓN IMPUGNADA. El Juzgado Primero Civil del Circuito de Neiva mediante fallo proferido el 08 de noviembre de 2011, decidió denegar por improcedente la acción de tutela que instaurara la Cooperativa COONFIE LTDA, tras considerar que el requisito general de la procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales, 3 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 correspondiente al defecto material o sustantivo, no se ha presentado en este caso, pues como ha quedado visto, el literal a) del artículo 23 de la Ley 1285 del 22 de enero de 2009, que adicionó el artículo 209A de la Ley 270 del 7 de marzo de 1996 (Ley Estatutaria de la Administración de Justicia), no fue derogado ni por la mencionada Ley 1285, como tampoco por la Ley 1395 del 12 de julio de 2010, por medio de la cual se adoptan medidas en materia de descongestión judicial, por tanto, se puede concluir que la actuación realizada por parte del Juzgado Cuarto Civil Municipal de Neiva, en el proceso ejecutivo singular de mínima cuantía, se cumplió con observancia de la ley, sin que se quebrantaran los derechos fundamentales al debido proceso y defensa. 6. FUNDAMENTO DE LA IMPUGNACIÓN. El apoderado judicial de COONFIE LTDA., alega que su cuestionamiento respecto al fallo que se impugna, versa sobre el equivocado y ambiguo estudio de procedibilidad que de la presente acción de tutela realizo el juez A quo, toda vez que se está ante un asunto de evidente importancia constitucional, como lo es la aplicación de una figura como la perención, la cual está derogada, generándose vulneración de derechos fundamentales como el debido proceso, defensa y legalidad. Que contrario a lo afirmado por el juez de instancia, se han agotado los recursos correspondientes pues dicha providencia se repuso, además los procesos contenciosos de mínima cuantía, como el que nos ocupa, serán conocidos por los Jueces Municipales en única instancia, siendo ello razón suficiente para no haber presentado 4 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 recurso de apelación contra el auto que ordenó la devolución de la demanda por perención, siendo suficiente el de reposición para darse por agotados los recursos y ser procedente la acción de tutela. Solicita se den por cumplidos los requisitos de procedibilidad de esta acción constitucional, teniendo en cuenta que esta es la última instancia a la que se acude para el amparo de los derechos fundamentales vulnerados por el juzgado accionado, por ello, insta se estudie de fondo el presente asunto y se establezca que el juzgado accionado ha incurrido en un defecto material o sustantivo, como quiera que decidiera aplicar la figura de la perención, cual es inexistente, pues sus fundamentos jurídicos fueron derogados, lo cual la ubica por fuera del ordenamiento jurídico. Requiere se revoque la sentencia de tutela del 08 de noviembre de 2011 proferida por el Juzgado Primero Civil del Circuito de Neiva, y en su lugar, se amparen los derechos fundamentales al debido proceso, defensa y legalidad de la cooperativa COONFIE LTDA. Además, se deje sin efectos la providencia proferida por el Juzgado Cuarto Civil Municipal de Neiva, mediante la cual decretó la perención del proceso ejecutivo con radicado 2008-941. 7. CONSIDERACIONES La Constitución Nacional de 1991 en su artículo 86 consagra la acción de tutela con el propósito de brindar la protección de los derechos fundamentales, cuando quiera que estos resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública o de un particular, en los casos expresamente 5 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 señalados por la ley, siempre y cuando que quien la invoque, no disponga para el efecto de otros medios de defensa judicial. 7.1. PROBLEMA JURÍDICO. El problema jurídico a resolver por la Sala en esta oportunidad, consiste en determinar ¿Es procedente la acción de tutela en este caso, y de serlo, si el Juez Cuarto Civil Municipal de Neiva, incurrió en vía de hecho por defecto material o sustantivo con vulneración de los derechos fundamentales al debido proceso y defensa de la cooperativa accionante, al haber decretado la terminación y archivo del proceso ejecutivo que promoviera contra LUIS EDUARDO GUERRERO TORRES y OTRO, aplicando la figura de la perención? 7.1.1. MARCO NORMATIVO. La acción de tutela se halla consagrada en el artículo 86 de la Constitución Política y desarrollada por medio del Decreto Ley 2591 de 1991 y su Decreto reglamentario 306 de 1992 y Decreto 1382 de 2000, institución que fue creada para proteger los Derechos Constitucionales Fundamentales de todas las personas y hacer efectivo por medio de esta acción los derechos inherentes a la persona humana, dándole una protección inmediata a tales derechos cuando quiera que estos sean violados o amenazados por la acción u omisión de cualquier autoridad pública o particular en los casos expresamente establecidos en la Ley, siendo esta acción preferente y sumaria, para resolverla en el término de diez (10) días y procede cuando el afectado no disponga de otro medio de 6 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 defensa judicial, salvo que se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable. Los Derechos Constitucionales Fundamentales están consagrados expresamente en el Capítulo I, del Título II de la Constitución Política; también existen otros derechos de la misma índole como los que están consagrados en el Capítulo II y III del mismo Titulo II y en otros artículos de la Constitución que también son susceptibles de ser amparados por medio de la acción de tutela. Los derechos al debido proceso y defensa están contemplados en el Art. 29 de la Constitución Política. 7.1.2. RESPUESTA AL PROBLEMA JURÍDICO PLANTEADO. 7.1.2.1. PROCEDENCIA. La jurisprudencia constitucional ha dispuesto reiteradamente que el juez al momento de decidir las acciones de tutela analice, en primer lugar, los requisitos de procedibilidad general y, una vez superado el umbral de la procedencia, podrá examinar el fondo del asunto debatido. Como causales generales de procedibilidad la Alta Colegiatura ha establecido los siguientes1: a. Que el tema sujeto a discusión sea de evidente relevancia constitucional. 1 Corte Constitucional, sentencia C-590 de junio 8 de 2005. M. P. Jaime Córdoba Triviño. 7 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 b. Que se hayan agotado todos los medios - ordinarios y extraordinarios - de defensa judicial al alcance de la persona afectada, salvo que se trate de evitar la consumación de un perjuicio iusfundamental irremediable.2 c. Que se cumpla el requisito de la inmediatez.3 d. En el evento de hacer referencia a una irregularidad procesal, debe haber claridad que la misma tiene un efecto decisivo o determinante en la sentencia que se impugna y que afecta los derechos fundamentales de la parte actora.4 e. Que la parte actora identifique de manera razonable tanto los hechos que generaron la vulneración como los derechos vulnerados y qué hubiere alegado tal vulneración en el proceso judicial siempre que esto hubiere sido posible.5 f. Que no se trate de sentencias de tutela.6 7.1.2.2. ANÁLISIS DE FONDO RESPECTO DE LA VÍA DE HECHO POR DEFECTO SUSTANCIAL. Adicionalmente se indicó que, “para que proceda una acción de tutela contra una sentencia judicial es necesario acreditar la existencia de requisitos o causales especiales de procedibilidad, las que deben quedar plenamente demostradas”, siendo agrupadas de la siguiente forma: “a. Defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario judicial que profirió la providencia impugnada, carece, absolutamente, de competencia para ello. b. Defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el juez actuó completamente al margen del procedimiento establecido. Sentencia T-504/00. Ver entre otras la sentencia T-315/05. 4 Sentencias T-008/98 y SU-159/2000. 5 Sentencia T-658-98. 6 Sentencias T-088-99 y SU-1219-01. 2 3 8 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 c. Defecto fáctico, que surge cuando el juez carece del apoyo probatorio que permita la aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la decisión. d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que se decide con base en normas inexistentes o inconstitucionales7 o que presentan una evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión. f. Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal fue víctima de un engaño por parte de terceros y ese engaño lo condujo a la toma de una decisión que afecta derechos fundamentales. g. Decisión sin motivación, que implica el incumplimiento de los servidores judiciales de dar cuenta de los fundamentos fácticos y jurídicos de sus decisiones en el entendido que precisamente en esa motivación reposa la legitimidad de su órbita funcional. h. Desconocimiento del precedente, hipótesis que se presenta, por ejemplo, cuando la Corte Constitucional establece el alcance de un derecho fundamental y el juez ordinario aplica una ley limitando sustancialmente dicho alcance. En estos casos la tutela procede como mecanismo para garantizar la eficacia jurídica del contenido constitucionalmente vinculante del derecho fundamental vulnerado8. i. Violación directa de la Constitución.” Es entonces desde las rigurosas perspectivas expuestas en precedencia, donde además converge el deber impostergable de ofrecer amparo efectivo a los derechos fundamentales y el compromiso de acatar los principios que han sido enunciados, que el Juez Constitucional debe avocar el análisis cuando quiera que se plantee por parte de quienes acudieron a un proceso judicial 7 8 Sentencia T-522/01. Cfr. Sentencias T-462/03; SU-1184/01; T-1625/00 y T-1031/01. 9 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 ordinario, la supuesta vulneración de sus garantías fundamentales como resultado de providencias entonces proferidas. En lo atinente a la acción de tutela contra providencias judiciales por defecto material o sustantivo, ha sostenido la jurisprudencia lo siguiente9: “Esta Corporación ha señalado que, de manera general, una providencia adolece de defecto sustantivo “(i) cuando la norma aplicable al caso es claramente inadvertida o no tenida en cuenta por el fallador10, (ii) cuando a pesar del amplio margen interpretativo que la Constitución le reconoce a las autoridades judiciales, la aplicación final de la regla es inaceptable por tratarse de una interpretación contraevidente11 (interpretación contra legem) o claramente perjudicial para los intereses legítimos de una de las partes12 (irrazonable o desproporcionada), y finalmente (iii) cuando el fallador desconoce las sentencias con efectos erga omnes tanto de la jurisdicción constitucional como de la jurisdicción de lo contencioso administrativo, cuyos precedentes se ubican en el mismo rango de la norma sobre la que pesa la cosa juzgada respectiva”13. De manera específica, existe defecto sustantivo en una providencia judicial cuando el fallador interpreta una norma de manera abiertamente contraria a la constitución, a la ley y a los antecedentes jurisprudenciales y, por ende, la interpretación hecha por el juez resulta inaceptable. En esta sentido, es necesario demostrar que los argumentos del juez “carece(n) de fundamento objetivo y razonable, por basarse en una interpretación ostensible y abiertamente contraria a la norma jurídica aplicable”14. Sin embargo, la jurisprudencia constitucional ha sido clara en señalar que no cualquier interpretación diversa tiene la entidad de convertirse en un defecto sustantivo. En realidad, para que sea procedente el defecto sustantivo es necesario demostrar que la interpretación del juez es irrazonable y contraria al ordenamiento jurídico.” Corte Constitucional, sentencia T-1029 de 2010. M.P. Dr. Mauricio González Cuervo. Cfr. Sentencia T-573 de 1997. 11 Cfr. Sentencia T-567 de 1998. 12 Cfr. Sentencia T-001 de 1999. 13 Sentencia T-462/03 reiterada entre otras en la T.292/05 y 286/07. 14 Sentencia SU-962/99. 9 10 10 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 7.1.2.3. ANÁLISIS DEL CASO PARTICULAR. En lo que interesa a la Sala, se establece de la lectura del expediente, que la COOPERATIVA NACIONAL EDUCATIVA DE AHORRO Y CRÉDITO – COONFIE LTDA., a través de apoderado judicial, inició ante el Juzgado Cuarto Civil Municipal de Neiva, proceso ejecutivo singular de mínima cuantía contra los señores LUIS EDUARDO GUERRERO TORRES y JOSÉ FERNEY GUERRERO TORRES, por lo que el mencionado despacho a través de proveído de fecha 03 de febrero de 2009 resolvió librar mandamiento de pago a favor de la cooperativa y contra los demandados 15, ordenando la notificación personal. Con posterioridad, el juzgado accionado emanó auto calendado el 16 de agosto de 2011 16, en el que declaró la perención dentro de esa acción ejecutiva promovida por COONFIE LTDA., contra los señores GUERRERO TORRES, con fundamento en el artículo 23 literal a) de la Ley 1285 del 22 de enero de 2009, que adicionó el artículo 209A de la Ley 270 de 1996, que señala que cuando un proceso ejecutivo está inactivo, es decir, permanece el expediente en secretaría durante nueve meses o más por falta de gestión o diligenciamiento de un acto que le corresponda adelantar al demandante, el juez de oficio o a petición del ejecutado-demandado, ordenará la perención con la devolución de la demanda y sus anexos con el levantamiento de las medidas cautelares. 15 16 Visible a folio 36 del cuaderno de pruebas. Visible a folio 39 del cuaderno de pruebas. 11 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 Inconforme con la decisión, el apoderado de la cooperativa demandante interpone recurso de reposición, el cual es resuelto por el juez de conocimiento en proveído de fecha 26 de septiembre de 201117, en el que decide no reponer el auto impugnado. EXAMEN DE LA VIGENCIA DE LA PERENCIÓN COMO PRESUPUESTO PARA DECIDIR SI EL JUEZ DE CONOCIMIENTO INCURRIÓ EN VÍAS DE HECHO POR DEFECTO SUSTANCIAL. 7.1.2.4. La Ley 1285 de 2009 reformatoria de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia, dispuso en su art. 23 lo siguiente: "Mientras se expiden las reformas procesales tendientes a la agilización y descongestión en los diferentes procesos judiciales, adóptense las siguientes disposiciones: a)Perención en procesos ejecutivos: En los procesos ejecutivos, si el expediente permanece en la secretaría durante nueve (9) meses o más por falta de impulso cuando este corresponda al demandante o por estar pendiente la notificación del mandamiento de pago a uno o varios ejecutados de un auto cuando la misma corresponda adelantarla al ejecutante, el juez de oficio, o a solicitud del ejecutado, ordenará la perención con la consiguiente devolución de la demanda y de sus anexos y, si fuera del caso, la cancelación de las medidas cautelares evento en el cual condenará en costas y perjuicios al ejecutante. El auto que ordene devolver la demanda es apelable en el efecto suspensivo, y el que lo deniegue, en el devolutivo.” Por regla general, las normas entran a regir a partir de su promulgación, es decir, mediante la publicación de su texto íntegro en el Diario Oficial de la Nación, ordenada por el Presidente de la República en uso de las 17 Ver a folios 46 y 47 del cuaderno de pruebas. 12 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 facultades establecidas en el numeral 10 del art. 189 de la Constitución Política, y a tono con lo establecido en el art. 52 del Código de Régimen Político y Municipal, el cual establece que ninguna ley puede regir antes de su promulgación. Dicha ley entró a regir a partir de su promulgación, es decir, desde el 23 de enero de 2009, fecha en la cual se publicó en el Diario Oficial. De la lectura de la disposición transcrita se establece palmariamente que el art. 23 de la mencionada ley tiene una vigencia temporal condicionada en el tiempo, “mientras se expidan las reformas procesales tendientes a la agilización y descongestión de los diferentes procesos judiciales”. Dentro de la libertad configurativa, el legislador puede someter a plazo o condición la vigencia de la ley, en el caso bajo examen, quiso el legislador someter la vigencia de la aludida norma a un acontecimiento “futuro e incierto”, al cual hizo depender su vigencia, lo cual es catalogado por la doctrina como condición potestativa. Nuestro planteamiento se sustenta en la sentencia de la Corte Constitucional C- 302 de 1999, M.P. Carlos Gaviria Díaz18, en la cual se sostuvo que: “Competencia del legislador para determinar el momento a partir del cual debe una ley entrar a regir. La potestad legislativa implica no sólo la facultad de crear leyes, de incorporar nuevas normas al ordenamiento, sino también la de excluir normas preexistentes. Dentro de esa facultad está implícita la de determinar el momento en que uno u otro fenómeno ocurra, hecho que puede estar sometido, al arbitrio 18Corte Constitucional. Sentencia de fecha cinco (5) de mayo de mil novecientos noventa y nueve (1999) M.P. Carlos Gaviria Díaz. Ref. Exp. D-2242. 13 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 del legislador, a un plazo o a una condición. Y es apenas obvio que así sea, pues es al legislador mismo a quien compete evaluar las circunstancias que propician o hacen exigible la vigencia de la nueva norma o la extinción de la anterior. Esta la razón para que la Corte haya afirmado en sentencia anterior, "que la entrada en vigencia de las normas se produce únicamente como resultado de una decisión tomada discrecionalmente por quien tiene la competencia para hacerlas, esto es, el mismo legislador." Con la expedición de la Ley 1395 de 2010, se adoptaron las medidas que el legislador consideró necesarias para la descongestión judicial, ello se desprende de la lectura de su epígrafe, de donde surge como consecuencia inexorable, la pérdida de la vigencia de la norma que establecía la perención procesal. Por lo anterior, no resulta válida la afirmación de quienes sostienen que con la entrada en vigencia de la Ley 1395 de 2010, sobrevino una derogatoria tácita del legislador, puesto que la derogatoria es un fenómeno totalmente distinto de la vigencia condicionada en el tiempo. La derogatoria es una facultad que tiene el legislador para dejar sin vigencia una norma jurídica ya de manera expresa ora tácitamente; ocurre lo primero, cuando el legislador mediante locuciones lingüísticas manifiesta su voluntad con expresiones como “deróganse…..” u otra de idéntico significado; y ocurre lo segundo, cuando el legislador utiliza expresiones como “deróganse todas las normas contrarias a esta ley”. A veces el legislador hace derogaciones expresas y tácitas en un mismo texto legal como la fórmula adoptada por el art. 698 del C.P.C. 14 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 En consecuencia, resulta sofístico el argumento de que una ley ordinaria como la Ley 1395 de 2010, no puede derogar tácitamente una Ley Estatutaria, pues aunque esta premisa argumentativa es absolutamente cierta, no le es aplicable al caso bajo examen, pues se itera, no se trata de una derogatoria tácita de la perención, sino de un fenómeno distinto, como lo es, la vigencia condicionada en el tiempo de la ley. 7.1.2.5. No sería acertado argüir que el art. 23 de la Ley 1285 de 2009, no ha perdido vigencia, en razón a que no han entrado a regir todas las reformas tendientes a la descongestión judicial, como así se desprende del art. 44 de la Ley 1395 de 2010, pues el condicionamiento normativo no está referido a que entren en vigor las normas de descongestión judicial plenamente sino a “que se expidan por el legislador las reformas procesales tendientes a la descongestión judicial”. Respalda nuestra posición, algún sector de la doctrina al afirmar que “Tras superar algunas discusiones, hoy existe algún consenso en torno a la desaparición de la perención que había sido establecida como medida transitoria en el artículo 23 de la Ley Estatutaria No. 1285 de 2009. Se ha ido aceptando que la condición prevista en la misma ley para la expiración de la vigencia de la perención en el proceso ejecutivo se cumplió con la expedición de la ley de descongestión. No obstante, subsiste la discusión en torno a la decisión que debe adoptar el juez de segunda instancia, en caso de haber sido apelado el decreto de la perención pronunciado en primera instancia antes del 12 de julio de 2010, vale decir, cuando aún existía la figura, dado el 15 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 carácter sancionatorio que algunos le atribuyen a la institución y que obligaría a aplicar el principio de favorabilidad. A dicho propósito conviene recordar lo explicado arriba en el sentido de que la perención no tiene naturaleza sancionatoria y por consiguiente si fue debidamente decretada por el juez de primera instancia antes del 12 de julio de 2010, el juez de segunda instancia deberá confirmarla a pesar de la desaparición de la institución a partir de tal fecha19.” Igual criterio sostiene HERNÁN FABIO LÓPEZ BLANCO, al señalar que “Si bien el tema que trataré no se desprende directamente de ninguna disposición de la Ley 1395 de 2010, considero que por ser esta ley determinante del cumplimiento de la condición exigida para que operara la perención en los procesos ejecutivos, la misma ha dejado de existir. En efecto, la Ley 1285 de 2009, reformatoria de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia en su artículo 23 dispuso “Mientras se expiden las reformas procesales tendientes a la agilización y descongestión en los diferentes procesos judiciales, adóptese las siguientes disposiciones: “a) Perención en procesos ejecutivos: …” Clara es la temporalidad de la vigencia de la norma, pues constituye un mecanismo de agilización puntual, que únicamente regirá hasta cuando se expidan las reformas procesales tendientes “a la agilización y descongestión en los diferentes procesos judiciales”, que lo viene a ser precisamente la Ley 1395 de julio de 2010 “Por la cual se adoptan ROJAS GÓMEZ, Miguel Enrique. Apuntes sobre la Ley de Descongestión. Segunda Edición. Bogotá enero de 2011. Páginas 185 y 186. 19 16 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 medidas en materia de descongestión judicial” y toca con los diversos procesos (civil, laboral, contencioso administrativo, penal, electoral), de ahí que cumplida la condición, permítaseme llamarla “resolutoria”, cesan los efectos de la perención y en mi opinión ha concluido su misión desde el 12 de julio de 201020.” 7.1.2.6. Algunos jueces han puesto en duda la desaparición de la perención dentro de nuestro ordenamiento procesal civil y se han apoyado en la sentencia T-581 de 2011 de la Corte Constitucional, por lo que se hace necesario indagar sobre su ratio decidendi. 7.1.2.6.1. EXAMEN DE LA SENTENCIA T-581 DE 2011: La Corte Constitucional decide en esta providencia, una acción de tutela instaurada por la señora LUZ MARINA HUERTAS ARAMENDIZ, por considerar vulnerados los derechos fundamentales al debido proceso y mínimo vital; por la decisión adoptada por la Sala Civil - familia del Tribunal Superior de Ibagué, al haber revocado la perención del proceso ejecutivo adelantado en su contra por el BANCO DE OCCIDENTE, la cual había sido decretada por el Juzgado Primero Civil del Circuito de Ibagué, por haber permanecido el proceso inactivo por más de nueve meses. Dentro de los hechos relevantes señaló la accionante que en el curso del proceso ejecutivo anteriormente aludido, el Juzgado Primero Civil del Circuito de Ibagué, después de una prolongada e injustificada inactividad de la parte demandante, mediante memorial del 23 de abril de 2010, solicitó, de conformidad con el artículo 23 de la Ley 1285 de 2009, la perención del proceso. LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Reformas al Código de Procedimiento Civil. DUPRÉ Editores. Bogotá D.C. 2010. Páginas 181 y 182. 20 17 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 El 14 de mayo de 2010, el Juez Primero Civil del Circuito de Ibagué decretó la perención tras concluir que “el proceso en mención se encuentra inactivo desde el 7 de julio de 2009, sin actividad en absoluto hasta el 23 de abril de 2010”. Es decir, la petición se elevó y se decidió antes de la entrada en vigencia de la Ley 1395 de 2010 21. La Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil22 mediante sentencia calendada el 09 de diciembre de 2010 decidió denegar la acción de tutela instaurada, tras considerar que “De forma sucinta, explicó cómo la acción de tutela está instituida como un mecanismo jurídico al alcance de las personas para la inmediata protección de sus derechos fundamentales, cuando éstos resulten vulnerados o amenazados por la acción u omisión de las autoridades públicas y, en determinadas hipótesis, de los particulares. Continuó señalando la improcedencia de esta acción frente a providencias o actuaciones judiciales, salvo ante una manifiesta u ostensible actuación ilegítima, caprichosa, subjetiva o arbitraria del operador judicial, que deviene en la procedencia de este mecanismo de manera transitoria para evitar un perjuicio irremediable. Alegó que en el caso concreto lo que se presenta es una diferencia de criterios en torno a la interpretación de la normativa legal aplicable, esto es, la figura de la perención. Lo anterior, por cuanto el Tribunal accionado revocó el proveído del 14 de mayo de 2010, por cuya virtud el juzgado de primera instancia había decretado la perención del proceso en cuestión. 21 22 (La Ley 1395 de 2010 de descongestión judicial entró en vigencia a partir del 12 de julio de 2010). Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del nueve (9) de diciembre de dos mil diez (2010). 18 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 El Tribunal determinó que si bien, el proceso había permanecido inactivo durante más de nueve (9) meses, no había lugar a decretar la perención, por cuanto, acorde con lo dispuesto en los artículos 514 y 523 del Código de Procedimiento Civil, después de proferida la sentencia el impulso corresponde tanto al ejecutante como al ejecutado y al juzgado. (Cursiva nuestra). Por tanto, concluyó que la decisión adoptada por el Tribunal Superior de Ibagué no se muestra arbitraria, caprichosa o antojadiza, como quiera que es el resultado de una interpretación razonable de las normas pertinentes al caso.” Todas estas afirmaciones las expuso la Corte en el entendido de que al momento de efectuarse la petición y decidirse, ya se habían dictado las normas tendientes a la descongestión judicial; luego, había perdido vigencia el art. 23 de la Ley 1285 de 2009, que restableció la perención, centrando su atención en que la perención tenía lugar también, después de dictada la sentencia que ordena llevar adelante la ejecución. El asunto es seleccionado por la Sala Séptima de Revisión de tutelas de la Corte Constitucional con ponencia del magistrado Jorge Ignacio Pretelt Chaljub. La mencionada Sala después de hacer un análisis retrospectivo de la figura de la perención procesal en diferentes épocas, abordó el análisis del art. 23 de la Ley 1285 del 22 de enero de 2009, que revivió la perención en los procesos ejecutivos, y cuyo texto ha sido citado en precedencia, y luego de hacer un análisis de algunos aspectos generales sobre la institución, concluyó que la misma se ajustaba a los principios y valores constitucionales indicando que esta institución procesal, tiene por finalidad hacer efectivos los principios de 19 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 celeridad, economía, eficiencia y efectividad de los procesos judiciales, respaldando su argumentación en sentencias de constitucionalidad pronunciadas por el órgano de cierre en materia constitucional, es así como citó los siguientes argumentos en su respaldo: “En este sentido, explicó la Corte algunos aspectos generales sobre la institución del ordenamiento procesal civil colombiano denominada perención: La perención es en general una forma de terminación anormal del proceso, de la instancia o de la actuación, que opera de oficio o a petición de parte, como sanción a la negligencia, omisión, descuido o inactividad de la parte a cuyo cargo esté la actuación. El artículo 2º del C. de P. C. consagra, en razón al principio dispositivo que informa nuestro ordenamiento procesal civil, que los procesos sólo podrán iniciarse por demanda de parte, excepto los que la ley autoriza promover de oficio; principio que se invierte por el inquisitivo para señalar que corresponde al juez el impulso del mismo respondiendo por las demoras que sean ocasionadas por su negligencia. Así lo reitera en el artículo 37 ibídem (modificado por el Decreto 2282/89) al señalar entre sus deberes, el de “Dirigir el proceso, velar por su rápida solución, adoptar las medidas conducentes para impedir la paralización y procurar la mayor economía procesal, so pena de incurrir en responsabilidad por las demoras que ocurran”. Pero, además de lo anterior, también es deber de las partes, el estar atentas al desarrollo del proceso e instar, para que el mismo no se detenga, más aún, cuando las actuaciones a seguir dependan de alguna de ellas. Se predica este deber del demandante en relación con el proceso que él mismo ha iniciado, del demandado cuando formula excepciones y del apelante respecto de la segunda instancia y en general de la parte de quien dependa la actuación. 20 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 Lo anterior, en razón a la aplicación de los principios de celeridad, economía, efectividad y eficacia que informan nuestro ordenamiento procesal, con fundamento en los cuales se debe propender por la agilidad de los procedimientos, porque toda actuación, instancia o proceso llegue a su fin, evitando que queden inconclusas, indefinidas o sin agotarse por la incuria de la parte que tiene la carga procesal de actuar y en perjuicio de la otra23. También ha destacado su armonización con los preceptos constitucionales, en virtud de su importancia como institución sancionatoria para hacer efectivos los principios de celeridad, economía, eficiencia y efectividad en el desarrollo de los procesos ante la administración de justicia. Ha dicho al respecto: La perención tiene por finalidad imprimirle seriedad, eficacia, economía y celeridad a los procedimientos judiciales en la medida en que permite racionalizar la carga de trabajo del aparato de justicia, dejando en manos de los órganos competentes la decisión de aquellos asuntos respecto de los cuales las partes muestran interés en su resolución en razón del cumplimiento de las cargas procesales que les ha impuesto la legislación procedimental. En este sentido, la perención armoniza perfectamente con los mandatos constitucionales que le imponen al Estado el deber de asegurar la justicia dentro de un marco jurídico democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo (Preámbulo y artículos 2, 228 y 229 de la C.P.)”24. Por último, al descender al examen del caso concreto, concluyó que había lugar a tutelar los derechos fundamentales de la accionante por errada interpretación del art. 23 de la Ley 1285 de 2009, pues en criterio 23 24 Corte Constitucional, Sentencia C-918 de 2001, M.P. Jaime Araujo Rentería. Corte Constitucional, Sentencia C-1104 de 2001, MP. Clara Inés Vargas Hernández. 21 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 suyo, la perención en proceso ejecutivo opera también después de dictada la sentencia que ordena llevar adelante la ejecución. Argumentó su decisión de la siguiente manera: “Así, mal hace el Tribunal al citar esta norma que tiene aplicación procesal después de proferido el mandamiento de pago y antes de dictarse sentencia, cuando su fundamento central para revocar la perención es que la misma no procede cuando ya se ha proferido sentencia. Por otro lado, el citado artículo 523 del C.P.C. es claro en señalar que una vez en firme la sentencia el ejecutante podrá pedir que se señale fecha para el remate. Para esta Sala es evidente entonces, que los actos consecuenciales a la sentencia de ejecución corresponden al ejecutante, quien no puede dejar que el tiempo transcurra sin realizar ningún acto tendiente al cumplimiento de la sentencia, acreciendo la deuda y agravando la situación del ejecutado. Ahora, si bien es cierto, el artículo 23 de la Ley 1285 de 2009 no establece que la figura de la perención proceda con o sin sentencia, se hace necesario aclarar, que cuando una norma admite diversas interpretaciones, es deber del intérprete preferir aquella que más garantice el ejercicio efectivo de los derechos para preservar al máximo las disposiciones emanadas del legislador. En este orden de ideas, es menester recordar que la norma en mención superó el examen previo de constitucionalidad al determinar la Corte que el restablecimiento de la perención en los procesos ejecutivos, como medida derivada de la injustificada inactividad de la parte actora, constituye un mecanismo idóneo y constitucionalmente admisible para contribuir eficazmente a la 22 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 descongestión del aparato judicial, dentro del margen de configuración propio del Legislador25. La Sala advierte que la sentencia de ejecución dentro del proceso ejecutivo adelantado por el Banco de Occidente contra la señora Luz Marina Huertas Aramendiz fue proferida el 18 de octubre de 1994, quedando el expediente en la secretaría del juzgado de conocimiento por un lapso de 15 años, al cabo del cual, el 15 de abril de 2009, la apoderada del ejecutante solicitó la práctica de una liquidación adicional del crédito, la cual fue aprobada el 2 de julio de 2009, quedando nuevamente el proceso inactivo en la secretaría del juzgado. Por lo anterior, mediante memorial de fecha 23 de abril de 2010, la accionante solicitó la perención del proceso por cumplirse el presupuesto de haber permanecido el proceso inactivo durante más de nueve (9) meses en la secretaría del juzgado, por cuanto la fecha de registro de la última actuación fue el 2 de julio de 2009. Adicionalmente, no comparte la Sala el argumento esgrimido por el Tribunal de Ibagué en el sentido que la perención no procede cuando ya se ha dictado sentencia, puesto que debe tenerse en cuenta que en tratándose de procesos ejecutivos los mismos no culminan con la sentencia, tal como lo expresó la Corte Suprema de Justicia al estudiar un recurso extraordinario de revisión con respecto a un proceso ejecutivo con sentencia, en el que se ordenó continuar la ejecución pero aún sin terminación por pago26.” Lo analizado anteriormente, deja claramente despejado los supuestos fácticos en que se pronunció la sentencia y que se reducen a la siguiente premisa: la petición de perención y su correspondiente decisión acaeció antes de dictarse las normas de descongestión Corte Constitucional, Sentencia C-713 de 2008. M.P. Dra. Clara Inés Vargas Hernández. Ref. Exp. P.E. 030. Bogotá D.C. quince (15) de julio de dos mil ocho (2008). 26 Sentencia de fecha 28 de abril de 2009, M.P. Dr. Edgardo Villamil Portilla, Exp. No. 11001-02-03-000-2004-0088500. 25 23 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 judicial, recogidas en la Ley 1395 de 2010, cuando aún estaba vigente el art. 23 de la Ley 1285 de 2009. 7.1.2.7. La confusión surge cuando al explicar el desarrollo normativo y jurisprudencial del fenómeno de la perención, la Corte dijo: 7.1.2.7.1. “En el mismo sentido, la Corte Constitucional al determinar la exequibilidad del artículo 23 del proyecto de Ley 1285 de 200927, resaltó que el restablecimiento de la perención en los procesos ejecutivos, como medida derivada de la injustificada inactividad de la parte actora, constituye un mecanismo idóneo y constitucionalmente admisible para contribuir eficazmente a la descongestión del aparato judicial, dentro del margen de configuración propio del Legislador. Así las cosas, ninguna duda queda hoy, que la perención se encuentra vigente para los procesos ejecutivos, con la finalidad primordial de descongestionar el aparato jurisdiccional, por cuanto una parte muy significativa de los procesos que atiborran los anaqueles judiciales corresponde a acciones ejecutivas que fueron abandonadas durante su trámite por quienes están legalmente obligados a propiciar su impulso.” 7.1.2.7.2. Palmariamente se observa que la consecuencia argumentativa de la Corte Constitucional expresada en el segundo párrafo resulta fuera de contexto, pues de lo que se dice del párrafo primero, no se deduce lo contenido en el párrafo segundo, lo que determina la invalidez de dicho argumento que puede catalogarse como un dicho por pasar, a juzgar por la estructura de la sentencia. 7.1.2.8. La ratio decidendi de la sentencia de tutela aquí examinada, no apunta a dar respuesta al problema jurídico de si continúa vigente o Corte Constitucional, Sentencia C-713 de 2008. M.P. Dra. Clara Inés Vargas Hernández. Ref. Exp. P.E. 030. Bogotá D.C. quince (15) de julio de dos mil ocho (2008). 27 24 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 no, el instituto de la perención en nuestro Sistema Procesal después de la expedición de la Ley 1395 de 2010, por medio de la cual se expidieron normas de descongestión, la ratio decidendi apunta a verificar si en vigencia de la Ley 1285 de 2009, la perención en el proceso ejecutivo se puede invocar aún después de proferirse la sentencia que ordena seguir adelante la ejecución, luego, trae como apoyo argumentativo asuntos que no son analogisables para resolver peticiones de perención solicitadas con posterioridad a la fecha en que se dictó la Ley 1395 de 2010, resulta un desafuero porque trata de aplicar acomodaticiamente una sentencia de tutela proferida por una Sala de Revisión de la Corte Constitucional para hacerle producir efectos que no pueden corresponder al criterio de la Corte Constitucional, por varias razones: 1) Porque el criterio expuesto en la sentencia T-581 de 2011, corresponde a una Sala de Revisión de tutelas, no al de la Sala Plena o a una Sala de Unificación. 2) Porque la Corte no ha decidido casos similares en las que se aborde de manera frontal el problema jurídico de la vigencia o no de la perención después de la expedición de la Ley 1395 de 2010. 3) Por la falta de correspondencia entre la ratio decidendi que encontró el Juez Primero Civil del Circuito de Ibagué, que decretó la perención y la ratio decidendi que encuentra la Sala al examinar esa misma sentencia. 4) Porque como lo ha sostenido DIEGO EDUARDO LÓPEZ MEDINA, al teorizar sobre las técnicas legítimas de interpretación del precedente, se debe hacer una distinción entre la ratio decidendi y 25 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 el obiter dictum: “la larga experiencia de trabajo con precedente en el Common Law, llevó, con el tiempo, a la consolidación de dos grandes visiones explicativas de la distinción entre ratio dicidendi y obiter dictum. Esa gran división de opiniones fue advertida desde el primer momento por la jurisprudencia Colombiana. En efecto, en la sentencia SU-47/99 la Corte dice lo siguiente: “52.–[…] El juez que decide el caso no puede caprichosamente atribuir el papel de ratio decidendi a cualquier principio o regla sino que únicamente tienen tal carácter aquellas consideraciones normativas que sean realmente la razón necesaria para decidir el asunto. Esto es obvio, pues si se permite que el propio juez, al resolver un caso de una manera, invoque como ratio decidendi cualquier principio, entonces desaparecen la virtud pasiva de la jurisdicción y la propio distinción entre opiniones incidentales y razones para decidir”. Y más adelante afirma … “Esta advertencia busca evitar que los jueces inventen rationes dicidendi que no aparecen realmente en el texto y que, por tanto, desvirtuarían el deber de obediencia al mismo. Se trata, dentro de esta visión, de evitar el capricho y la arbitrariedad judiciales. Esta preocupación de la Corte sugiere (así no se diga explícitamente) que la mejor forma de evitar el desbordamiento del juez, al interpretar los precedentes, radica en que éstos identifiquen y obedezcan aquellos apartes de la sentencia que literalmente constituya la ratio decidendi.” 28 7.1.2.9. Por lo anterior, y teniendo en cuenta otra técnica que es llamada por LÓPEZ MEDINA, como DISANALOGÍA Y PRECENDENTE APARENTEMENTE APLICABLE AL CASO, como una técnica de análisis precedencial, se observa que el caso examinado por la Corte en la providencia aquí examinada tiene un núcleo fáctico distinto al que dio origen a la presente acción constitucional. LÓPEZ MEDINA, Diego Eduardo. El Derecho de los Jueces. Segunda Edición. LEGIS. Universidad de los Ándes. Págs. 221 y 222. 28 26 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 Al respecto sostiene: “La obediencia debe ser la técnica estándar del uso del precedente. Junto a ésta, de otro lado, están las técnicas legítimas de alejamiento o distanciamiento del precedente. La primer y más importante de estas técnicas es el argumento de disanalogía: los precedentes solamente deben ser aplicados a aquellos casos que los jueces deban resolver y que sean análogos a otros ya fallados, donde se establezca doctrina constitucional vigente. Si el caso nuevo, por algún hecho clave o determinante no es analogizable al caso anterior, el juez puede inaplicar el presente y aplicar otro, si respeta mejor la analogía y siempre y cuando la doctrina allí contenida pueda considerarse vigente; si parece ser que ningún precedente es analogizable al caso nuevo, el juez no tiene subreglas constitucionales aplicables y puede, por tanto, hacer una interpretación directa de los textos constitucionales sin tener que tomar en cuenta la fuerza gravitacional de la jurisprudencia29.” Al examinar cuidadosamente el caso puesto a consideración de esta Sala, surge claramente que el núcleo fáctico que tuvo en cuenta el juez para decidir el asunto concerniente a la vigencia de la perención, difiere sustancialmente del núcleo fáctico tenido en cuenta en la sentencia de tutela en la cual se apoya. En éste, la petición y decisión de la perención se materializó después de expedida la Ley 1395 de 2010, en aquél, la petición y decisión de la perención se actualizó antes de la expedición de la referida ley. Por último, al dar apoyo argumentativo a la decisión de declarar la perención procesal, el Juez Primero Civil del Circuito de Ibagué, tergiversó la interpretación del verdadero alcance de la decisión de 29 Págs. 213 y 214 ibídem. 27 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 la Sala Séptima de la Corte Constitucional, al traer como apoyo un dicho que en nuestro criterio corresponde un obiter dictum como es el argumento expuesto en el punto x de ésta sentencia. 7.1.2.7. Tampoco podría argüirse que se trató de un imperdonable olvido del legislador, al no tener presente que la perención, a tono con lo establecido en el art. 23 de la Ley 1285 de 2009, tenía una vigencia temporal, puesto que la visión del legislador ha apuntado en los últimos tiempos ha abolir la perención o la caducidad de la instancia, especialmente en los procesos ejecutivos; y esto no es nuevo, en el Código de 1970 que consagraba la perención, la exceptuaba para los procesos ejecutivos a los cuales les aplicaba el levantamiento de las medidas cautelares. Así lo sostiene PABLO FELIPE ROBLEDO DEL CASTILLO: “tanto la versión original del art. 346 del C.P.C. de 1970 como la versión reformada en virtud del Dto. 2282/1989 establecían de manera idéntica ciertas reglas para ser aplicadas en el proceso ejecutivo. Ciertamente, el legislador previó la “improcedencia” de la perención en el proceso ejecutivo, aunque en su reemplazo estableció la sanción del levantamiento de las medidas cautelares junto con la imposibilidad de poder volver a ser cautelados dichos bienes en un plazo inferior a un (1) año. En otras palabras, la perención en el ejecutivo no implicaba la terminación anormal del proceso sino el levantamiento de las medidas cautelares, siempre y cuando no se tratara de un bien gravado con prenda o hipoteca y embargado por su acreedor con garantía real30.” XXIX Congreso Colombiano de Derecho Procesal. Universidad Libre. Primera edición, Agosto de 2008. Ponencia: El Desistimiento Tácito, la Moderna Perención. Pág. 990. En esta ponencia, el autor hace un análisis retrospectivo de la figura de la perención desde el Código Judicial de Cundinamarca de 1858, hasta nuestros días y examina la nueva figura del desistimiento tácito mostrando que tiene perfiles diferenciales, pero que su propósito es el mismo, es decir, sancionar la inactividad o el incumpliendo de las cargas procesales por parte de quienes acuden a la administración de justicia. En la mencionada ponencia termina concluyendo que en la actualidad no se justifica la perención procesal, al lado del desistimiento tácito, teniendo en cuenta que el principio dispositivo en nuestros días ha perdido vigor, y para sostener su argumento, cita la Ponencia para Primero y Segundo Debate del Proyecto de Ley que culminó en la Ley 794 de 2003. 30 28 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 7.1.2.7.1. Como se señaló en precedencia, el criterio del legislador en lo concerniente a la perención fue la de optar por la abolición del instituto procesal de la perención, así lo dejó plasmado cuando en el Segundo Debate de Plenaria en la H. Cámara de Representantes del proyecto que culminó en la Ley 794 de 2003, lo introdujo en el Pliego de Modificaciones e Informe de Ponencia presentado por la Comisión de Ponentes para Primer Debate en el Senado y fue aprobado en todos los debates de Senado y Cámara, incluso en la Comisión Accidental de Mediación o Conciliación31, sustentado en los siguientes argumentos: “Esta propuesta se justifica en el hecho de que en un Sistema de Derecho Procesal Mixto (como el que actualmente nos rige), en el que el Juez ha de ser protagonista principal de los debates judiciales, no tiene sentido insistir en la centenaria figura de la perención como formal anormal de terminación del proceso. Tal instituto se justificaba en el derogado sistema dentro del cual el Juez era un convidado de piedra al proceso, atado como estaba al impulso del mismo por las partes. Ese principio fue abolido primero en la reforma del año 70, y finalmente sepultado en la Constitución de 1991, cuando en su artículo 228 se dijo que prima el derecho sustancial sobre el procedimental. Bajo esa óptica, el legislador colombiano debe dar un paso revolucionario suprimiendo la perención, que en cierta forma constituye una disimulada denegación de justicia. A quienes seguramente se rasgarán las vestiduras alegando que hay situaciones en las que el Juez no puede continuar un proceso porque depende de la actuación de las partes, hay que recordarles que para esas situaciones extremas ese Juez cuenta con poderes de instrucción, ordenación y disciplinarios, previstos en el propio estatuto procesal y en la ley estatutaria de la administración de justicia para En ese sentido, no es cierto lo afirmado por el profesor HERNÁN FABIO LÓPEZ BLANCO, cuando indica que la derogatoria de la perención fue una inclusión de última hora dentro del trámite legislativo. En efecto el citado profesor señaló que la perención fue “inconsulta y misteriosamente eliminada en la Ley 794 de 2003” y “que a última hora se adicionó como parte de las normas derogadas”. LÓPEZ BLANCO, HERNÁN FABIO. Procedimiento Civil Colombiano. Tomo I. Parte General. Novena Edición, Dupré Editores. Bogotá – Colombia. 2005. Páginas 10 y 57. 31 29 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 vencer las resistencias y, en todo caso, para proferir las sentencias que definan la suerte del litigio, por lo tanto, se propone reglar la derogatoria de la perención32”. Derogada la perención a través de la Ley 794 de 2003, algunos consideraron inexequible la disposición en la medida en que juzgaron que un sistema de procedimiento civil tenía que contar necesariamente por esta forma anormal de terminación de procesos, so pena de conculcar el acceso a al administración de justicia, cuando en realidad, el planteamiento parecer ser al contrario. En esa oportunidad, la Corte declaró exequible tal derogatoria sustentado en la siguiente argumentación: “… no estima la Corte que la eliminación de la perención como institución procesal que pone fin de manera irregular al proceso ponga en riesgo la garantía del derecho a una administración de una justicia pronta y recta, ni permita que las partes logren dilatar injustificada y deslealmente el proceso, incumpliendo con las cargas procesales que le son impuestas. Contrariamente, la eliminación de la figura asegura en mejor manera que el proceso llegará a su fin natural, esto es a la decisión del asunto mediante un fallo que resuelve en el fondo el asunto, cosa que el decreto de perención no logra en ninguna circunstancia. En este sentido le asiste razón al interviniente que afirma que la derogatoria que se examina satisface en mejor forma el derecho de acceso a la justicia (C.P. art. 229), con lo que logra realizar mayormente el fin del Estado Social de Derecho de garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución (C.P. art. 2°). Además, la derogatoria mencionada también da aplicación al principio de prevalencia de lo sustancial sobre lo adjetivo o procedimental, al propender porque los procesos lleguen a una decisión sustancial o de fondo y no una decisión que resuelva materialmente la controversia.”33 Ponencia para Primer Debate Senado. H.S. Ponente Dr. CARLOS ARTURO ÁNGEL ARANGO, HÉCTOR ELÍ ROJAS JIMÉNEZ y GERMÁN VARGAS LLERAS. P de L. 204/2001 Senado. Gaceta del Congreso 152 del 8 de mayo de 2002. 33Corte Constitucional. Sentencia C-874 del 30 de septiembre de 2003. M.P. Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra. En similar sentido se pronunció la Corte Constitucional en la sentencia C-183 del 14 de marzo de 2007. M.P. Dr. Manuel José Cepeda Espinosa que declaró la exequibilidad de la perención prevista en el art. 148 del Código Contencioso Administrativo. 32 30 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 7.1.2.7.2. El anterior criterio sigue prevaleciendo en las reformas posteriores, basta mirar que en el Anteproyecto del Código General del Proceso redactado por el Instituto Colombiano de Derecho Procesal, con apoyo de la Fundación Luis Carlos Sarmiento Angulo y la Corporación Excelencia en la Justicia; los Miembros de la Comisión Redactora, descartaron la posibilidad de incluir la figura de la perención como un mecanismo de terminación anormal del proceso, distinto a otros que se sugieren deben continuar vigentes como la transacción y el desistimiento tácito. 7.1.2.7.3. Igualmente, se observa esa misma tendencia abolicionista de la perención en el texto aprobado en Segundo Debate de Plenaria de la H. Cámara de Representantes, Proyecto de Ley 196/11- Cámara- “Por el cual se expide el Código General del Proceso y se dictan otras disposiciones”. 7.1.2.7.4. Por último, considera la Sala que poca utilidad tendría la perención en procesos orales y por audiencias, sobre todo cuando en las normas que lo regulan, se erige como uno de los principios que gobierna la oralidad, el de la concentración34 como así se dispone en el art. 5° del texto aprobado en Segundo Debate de Plenaria de la H. Cámara de Representantes que a su tenor literal dispone: “Artículo 5°.- Concentración: El juez deberá programar las audiencias y diligencias de manera que el objeto de cada una de ellas se cumpla sin solución de continuidad. No podrá aplazar una audiencia o diligencia, ni suspenderla salvo por las razones que expresamente autoriza este código.35” Algunos autores lo denominan Reglas Técnicas. Cfr. LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Tomo I. Procedimiento Civil Parte General. VALLEJO CABRERA, Fabián. La Oralidad Laboral. Derecho Procesal del Trabajo y la Seguridad Social. Página 64. 35 Proyecto de Ley 196/11 –Cámara- “Por el cual se expide el Código General del Proceso y se dictan otras disposiciones”. Este artículo no ha sufrido modificación desde el Anteproyeto del Código General del Proceso. 34 31 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 Esta ha sido la tendencia que ha adoptado últimamente el legislador, que tiene su mirada puesta en la oralidad, es por ello que, como un desarrollo del principio de la concentración, estableció en el inciso 2° del artículo 45 del C.P.T, modificado por el artículo 5° de la Ley 1149 de 2007 que “Las audiencias no podrán suspenderse, se desarrollaran sin solución de continuidad dentro de las horas hábiles, hasta que sea agotado su objeto, sin perjuicio de que el juez como director del proceso habilite más tiempo”. Al referirse al tema, el tratadista FABIÁN VALLEJO CABRERA, sostiene: “5.4 Regla técnica de la concentración del proceso frente a la oralidad de la Ley 1149 de 2007. En busca de la efectividad de la justicia y más concretamente del principio general de economía, los sistemas procesales de hoy en día tienden a establecer procesos concentrados no solamente en materia probatoria como algunos lo entiendes (arts. 110, e inc. 2° del 220 CPC), sino con respecto a todos los actos procesales. (…) Por esta razón el artículo 12 de la Ley 1149 de 2007 modificó radicalmente el artículo 80 del CPT con el fin de disponer, para hacer efectiva la oralidad, que la audiencia de trámite y juzgamiento en los procesos de primera instancia se ejecute en un sólo acto esto es atendiendo el concepto de unidad de audiencia, sin interrupciones salvo, claro está, las normales, que impone la vida cotidiana – alimentación, descanso, etc-. Bajo este entendido una vez iniciada la audiencia de tramite y juzgamiento, y también la preliminar, deben concluir con el día y, si es del caso, el juez está facultado para habilitar el tiempo por fuera de la jornada laboral con el fin de que la audiencia concluya con sentencia evitando en lo posible cualquier suspensión sea cual sea la causa que la origine. Es esta discusión 32 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 bien se puede pensar que ni aún la falta de la práctica de alguna prueba para la cual se comisionó amerita se suspenda la audiencia para un día diferente al siguiente, proceder con el cual no se atenta contra ningún derecho dado que en la segunda instancia se puede suplir la falencia probatoria siempre y cuando en su no practica no concurra la responsabilidad del interesado en dicho medio de convicción. No hay lugar a discusión, sin que la concentración de las actuaciones o audiencias sea una realidad, la oralidad se convierte en un imposible36.” Desde esa óptica sería impensable la perención del proceso por abandono de las cargas procesales por parte de los intervinientes, por más de nueve (9) meses como lo pregona la norma que aplicó el juez de conocimiento, pues ante la negligencia, olvido, desinterés o ignorancia, de las partes respecto de sus cargas procesales, una de las cuales es la de asistir a todas las audiencias programadas, (so pena de soportar las consecuencias desfavorables que le sobrevengan que en los procesos orales y por audiencias) desembocarían en la privación de las oportunidades procesales para intervenir en las mismas, trayendo como resultado el fracaso de las expectativas de la parte que representa. 8. CONCLUSIÓN. VALLEJO CABRERA, Fabián. La Oralidad Laboral. Teoría – Práctica y Jurisprudencia. Derecho Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social. Sexta Edición. Página 64. 36 33 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 Incurrió el Juez Cuarto Civil Municipal de Neiva en vía de hecho por defecto sustantivo, al aplicar el art. 23 de la Ley 1285 de 2009, el cual había perdido vigencia desde la expedición de la Ley 1395 de 2010, razón por la cual se revocará la sentencia dictada por el Juzgado Primero Civil del Circuito de Neiva el 08 de noviembre de 2011, dentro de la presente acción de tutela, y en su lugar, se tutelarán los derechos fundamentales deprecados por la cooperativa accionante, dejando sin efectos las providencias calendadas mediante autos de fechas 16 de agosto de 2011, por medio del cual se declaró la perención del proceso ejecutivo singular de mínima cuantía promovido por la COOPERATIVA NACIONAL EDUCATIVA DE AHORRO Y CRÉDITO – COONFIE LTDA., contra LUIS EDUARDO GUERRERO TORRES y OTRO, bajo radicación No. 2008-00941-00, y el auto de fecha 26 de septiembre de 2011, mediante el cual se denegó el recurso de reposición, y en su lugar, se ordenará al Juez Cuarto Civil Municipal de Neiva, que profiera una nueva decisión de acuerdo a los parámetros señalados en esta providencia, lo cual hará en un termino de setenta y dos (72) horas. En mérito de lo expuesto, la Sala Tercera de Decisión Civil familia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, RESUELVE PRIMERO: REVOCAR el fallo proferido por el Juzgado Primero Civil del Circuito de Neiva (H), el día 08 de noviembre de 2011, dentro de la acción de tutela instaurada por la COOPERATIVA NACIONAL EDUCATIVA DE AHORRO Y CRÉDITO – COONFIE LTDA, contra el JUZGADO CUARTO CIVIL MUNICIPAL DE NEIVA (H), y en su lugar, se 34 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 CONCEDE el amparo de tutela a los derechos fundamentales deprecados por la cooperativa accionante. SEGUNDO: ORDENAR al JUZGADO CUARTO CIVIL MUNICIPAL DE NEIVA (H), dejar sin efectos las providencias emitidas mediante autos de fechas 16 de agosto de 2011, por medio del cual declaró la perención del proceso ejecutivo singular de mínima cuantía promovido por la COOPERATIVA NACIONAL EDUCATIVA DE AHORRO Y CRÉDITO – COONFIE LTDA., contra LUIS EDUARDO GUERRERO TORRES y OTRO, bajo radicación No. 2008-00941-00; y el auto de fecha 26 de septiembre de 2011, mediante el cual denegó el recurso de reposición, y en su lugar, profiera una nueva decisión de acuerdo a los parámetros señalados en esta providencia, lo cual hará en un término de setenta y dos (72) horas contados a partir de la notificación de la presente sentencia. TERCERO: De la anterior decisión, notificar a las partes de conformidad con el artículo 30 del Decreto 2591 de 1991. CUARTO: Enviar las diligencias a la Honorable Corte Constitucional para su eventual revisión. NOTIFÍQUESE EDGAR ROBLES RAMÍREZ 35 Tutela 2ª. M.P. Edgar Robles Ramírez. Rad. 2011-00268-00 ALBERTO MEDINA TOVAR ENASHEILLA POLANÍA GÓMEZ COP___TOMO___FOLIO__SENTENCIAS TUTELA 36