J. Daniel Peraza Zermeño Medios de comunicación y capitalismo global: La Corporación Sobre el capitalismo globalizado: Para Adorno, la idea de racionalización dentro de las sociedades industriales, se refiere a un proceso de control y manipulación tanto de los procesos sociales como de los naturales. Las corporaciones en nuestro mundo hoy, han alcanzado un tremendo poder con su presencia en los medios. Son ellas quienes determinan nuestros gustos, preferencias, inclinaciones. Todas encaminadas a nutrirlas con el consumo de nuestras mentes y sus consecuencias traducidas en dinero. La racionalidad técnica es hoy la racionalidad del dominio mismo. Es el carácter forzado de la sociedad alienada de sí misma. Escribiría Adorno junto con Horkheimer. Los responsables finales del poder de las corporaciones, somos nosotros mismos. Las corporaciones sólo existen como estructuras, siempre abstractas, intangibles. Sólo presentes en nuestras mentes. Nosotros somos las corporaciones, los que trabajamos en ellas, los que las mantenemos vivas, los que vivimos de ellas. Y es entonces cuando nos damos cuenta de lo complejo de este “pecado colectivo” o mejor dicho, “pecado sistémico”. Todos formamos parte del mismo. El capitalismo, como teoría, luce como un buen partido. Todos pueden comprar y vender con el criterio último de buscar siempre el mejor bien para uno mismo. Sin embargo, traducido a la práctica, nos encontramos con una cruda realidad. El capitalismo como un monstruo que no busca satisfacer a nadie más que a quienes le mantienen con vida: las mentes que sólo conciben la vida en términos monetarios. Sin un sano freno para el capitalismo, vemos entonces de lo que es capaz: fábricas en donde los trabajadores reciben sólo centavos por sus horas de trabajo, niños trabajadores, publicidad nociva, manipulación de la mente, destrucción de la naturaleza, destrucción de seres humanos: destrucción de vidas. Y es que para lograr sus objetivos monetarios, ya que el dinero es el único y último fin, el capitalismo sin un freno tiene la capacidad de incluso, manipular las mentes de los niños. Como es visto en el documental, “La Corporación”, Ya no son los padres los objetivos de la publicidad, sino que ésta se apunta directamente a los pequeños, convirtiéndolos desde temprana edad, en consumidores. Y peor aún: se les transmite ideologías de manera indiscriminada. Y desde pequeños, a los niños se les enseña a necesitar lo que no necesitan. Para lograrlo, las corporaciones son capaces de las cosas más increíbles: usar psicólogos para desarrollar sus estrategias de marketing, para saber cómo penetrar de manera más efectiva la mente infantil. El propósito es muy sencillo, usar al niño como instrumento de presión para vencer la determinación de los padres de no comprar ciertos productos irónicamente improductivos. Por otro lado, tenemos un ejemplo de lo que capaz una cadena de televisión para no perder financiamiento ni posición dentro del mercado: eliminar la verdad. Es el caso de la cadena de televisión “Fox”, en la cual se presentó un conflicto de intereses: investigadores encuentran una hormona artificial creada por la corporación Monsanto como sumamente dañina. Pretenden decir la verdad respecto a este producto que se suponía estimulaba la producción de leche vacuna, pero en realidad provocaba cáncer en el ser humano y enfermedad en el animal. Sin embargo, la cadena de televisión recibe amenazas sutiles por parte de Monsanto: decir tal información respecto a su producto supone consecuencias financieramente desastrosas para la Fox. ¿La solución? Modificar la verdad hasta el punto de eliminarla. Con estos hechos, ¿cómo es que no nos enteramos de las acciones negativas de las corporaciones a través de los medios? Porque los medios mismos son también corporaciones, son parte de ellas. Sistemas corruptos, dentro de otros sistemas corruptos. Lo que importa no es la defensa de la verdad o del ser humano, sino de la producción, de la venta compra: la oferta y la demanda. Un ejemplo de lo aquí dicho, podría ser la noticia del año 2006 sobre los abusos cometidos por la empresa Malaysian Industries en Papua Nueva Guinea, respecto a la tala ilegal de árboles en la región y los abusos cometidos para con los pobladores, así como el apoyo no oficial por parte del Gobierno, quien persuadía a su gente a ceder sus tierras, con la promesa de construir escuelas y carreteras que jamás se materializaron. El papel de los medios fue difundir el problema, pero con escasa profundidad y escasa difusión. Ya para finalizar, en lo personal me parece que el poder de las corporaciones no es uno divino y por lo tanto, indestructible. Nosotros consumidores somos quienes les hemos otorgado ese poder. En cierta forma, nosotros también somos las corporaciones que tanto nos destruyen ya que ellas no existirían sin nosotros. Es una relación de simbiosis muy compleja. El profesionista en comunicación tiene el poder de acrecentarla al poner su potencial al servicio del dinero sin ética, al servicio de una agenda que pretende fabricar productos innecesarios para necesidades inexistentes. Sin embargo, también tiene el poder para disminuir ese poder, al poner su talento y creatividad, sí, al servicio de corporaciones sanas y no de perfil psicópata como muchas son declaradas a lo largo del documental “La Corporación”. El comunicólogo puede cambiar la realidad, puede restar poder a las corporaciones y devolvérselo a la gente al crear puentes de diálogo abiertos y claros, y no mensajes subliminales que sólo buscan controlar y apresar al hombre.