ANÁLISIS SOBRE EL DOCUMENTAL WAITING FOR “SUPERMAN

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ANÁLISIS SOBRE EL DOCUMENTAL WAITING FOR “SUPERMAN”.
Esperando a “Superman” (Waiting for “Superman”, Davis Guggenheim, 2010) es un
documental que muestra la crítica realidad educativa en Estados Unidos. Documenta cómo se ha
dado, con el correr de los años, un descenso en el nivel educativo en los colegios públicos y las
pocas posibilidades que tienen las clases bajas a la hora de hablar de educación.
Es este punto en el que se hace hincapié desde el principio del film: la imposibilidad de
elegir. Mientras algunos pueden optar entre la educación pública y la privada, otros sólo se
someten a la única opción que les queda, quedando vedada la posibilidad de elección; y parece
ser que educación pública, en Estados Unidos como en muchos otros países, viene a ser
sinónimo de mala educación.
El film retrata la situación de cinco niños y de sus familias tomando como variables
comunes a todos ellos una clase social baja, pertenencia a minorías étnicas, la marginación de los
barrios en los que viven, familias desestructuradas, y la carencia de expectativas.
Desde un punto de vista sociológico además de las variables antes citadas nos
encontramos con la importancia del capital cultural, Bourdieu y Coleman introdujeron este
concepto en el análisis social para referirse no solo a su forma económica, sino también a su
forma cultural y social. El término “capital“ fue empleado por estos sociólogos en el estudio de
las desigualdades escolares, como metáfora para hablar de las ventajas culturales y sociales que
los individuos o familias de clase media y alta poseen y por consiguiente los conducen a un nivel
socioeconómico más elevado (Bonamino y Franco 2004). En el documental vemos como este
capital cultural que arrastran los protagonistas, pertenecientes a clases sociales desfavorecidas,
les hace verse inmersos en una red de la que es muy difícil escapar y que a mi parecer tampoco
importa demasiado a los sucesivos gobiernos, siempre que no estén en campaña electoral.
El tema de la educación ha sido moneda de cambio y de obtención de votos para los
diferentes presidentes desde Truman hasta Obama pasando por Jhonson, Ford, Reagan, Nixon,
Clinton, Bush padre y Bush hijo. Sin embargo ninguno de ellos ha sido capaz, o simplemente no
se ha tomado la molestia, de solucionar un tema tan importante y que avergüenza a una potencia
como Estados Unidos y es el hecho de ocupar el puesto veintiuno de entre treinta países
desarrollados en cuanto al nivel de su enseñanza.
Algo que llama la atención en la película es la manera arbitraria de elección de ingresosque incluye una lotería, por ejemplo- y la baja calidad de enseñanza donde toda la
responsabilidad, según el film, pasa por la burocracia del propio sistema, los malos maestros,
presentados en este documental como los villanos, junto con los sindicatos que cubren a los
maestros incompetentes o desencantados que disfrutan de plaza fija, cuando a mi entender su
ambiente y trabajo vienen determinados por el distrito escolar, las políticas centrales y los
directores.
En el film se hace una reflexión que me parece muy interesante: “Por generaciones, los
expertos echaron la culpa de las escuelas fracasadas a los vecindarios fracasados. Pero los
reformadores comenzaron a pensar lo opuesto: que los problemas de los barrios fracasados
podrían achacarse a las escuelas fracasadas”, de nuevo se pone a los maestros en el punto de mira
hasta llegar a ridiculizaros en el documental. Sin embargo, en ningún momento se llega a
cuestionar la idea de base del sistema educativo estadounidense; no se llega nunca a plantear qué
pasaría si en lugar de ‘selección de los mejores’, de escuelas de excelencia v/s escuelas para el
resto de las personas, se pensara en mejorar la calidad de todas las escuelas para todos los
integrantes de la sociedad. Tampoco se analiza qué grado de responsabilidad tienen en este
sistema las universidades que forman profesores ni los encargados de diseñar políticas
educativas.
Se presenta en el documental un concepto nuevo que son las escuelas charter, éstas son
una alternativa a las escuelas públicas "regulares". Los estudiantes pueden inscribirse en una
escuela charter en lugar de la escuela a la fueron asignados por su distrito escolar local. Estas
escuelas
tienen más flexibilidad, tienden a ser más innovadoras y responden mejor a las
necesidades de los estudiantes que las escuelas públicas regulares. Estos centros tienen la
obligación de cumplir con las normas de sus fundadores en lo que respecta a resultados, pero
tienen la libertad de trabajar de diferentes formas para cumplir con las necesidades académicas
de sus estudiantes y ayudarlos a que alcancen niveles más altos.
Las escuelas charter son dirigidas por compañías grandes y pequeñas, padres de familia,
maestros, grupos comunitarios y organizaciones sin ánimo de lucro. Estas escuelas también
pueden cambiar a sus dirigentes, y pueden ser fundadas por un grupo y operadas por otro.
La película me resulta interesante pues a pesar de encontrarnos a miles de kilómetros y
de que nuestra sociedad es completamente diferente en cuanto a costumbres, historia y modo de
vida a la omnipotente y omnipresente sociedad norteamericana, resulta que la problemática que
se da en el documental podría trasladarse a cualquiera de nuestros barrios.
Pues bien voy a intentar comparar ciertas variables que se dan en el film con nuestra
sociedad española, andaluza y sevillana aplicando para ello la tan traída y llevada mirada
sociológica.
Efectivamente EEUU ocupa el puesto 21 en el ranking de países en cuanto a nivel de
educación, algo preocupante, pero a mi entender lo es más el que según el informe PISA 2009 de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la media en lectura de
los alumnos españoles de 15 años ha sido de 481 puntos, 20 puntos superior a la del 2006, pero
12 puntos inferior a la del 2000. A pesar de esta mejora, España no consigue alcanzar la media
de los países desarrollados y ocupa el puesto 33 de un total de 65 países. Además en este informe
se especifica que Andalucía cuenta con una de las peores calificaciones.
Y ahora voy a incumplir una de las normas que definen a la Sociología y que es “ver lo
general en lo particular”, mejor dicho voy a invertirla y me voy a centrar en la comunidad
educativa de mi ciudad, Sevilla.
Las tres mil viviendas, la barriada Murillo, la barriada de Amate, Torreblanca, el polígono
de San Pablo, el polígono norte, el Vacie , en definitiva que Sevilla no es solo, la ronda histórica
y el Paseo de Colón, o Triana y la Macarena.
Según un estudio realizado, sólo el 7,3 por ciento de los habitantes censados en estos
barrios tienen titulación profesional o universitaria y más de dos tercios de la población es
analfabeta total o funcional. Por decirlo de manera más contundente: el 90,2 por ciento de la
población activa y el 89 por ciento de los desempleados de estas barriadas no han accedido a
formación reglada ni ocupacional para el empleo. Y este es el capital cultural que se encuentran
los niños nacidos en ellos.
En estos barrios desfavorecidos es difícil hablar de educación cuando el absentismo
escolar no es sólo una lacra sino que es la fuerza centrífuga sobre la que se yergue el laberinto en
que se han convertido estos barrios. No hay salidas.
Estas barriadas son vistas por el resto de la población de una manera tan peyorativa como
estereotipada y tópica. De este modo cuando nos encontramos con términos para definirlos como
“conflictivos”, “marginales”, “diferentes”, “inadaptados”, “deprimidos”, “pobres”, “chorizos”,
“drogatas”, “maleantes”, resulta muy difícil encontrar soluciones que rompan este círculo vicioso
y que garanticen un cambio en el futuro que espera a los niños nacidos , criados y escolarizados
en ellas.
Durante toda la película analizada se hace hincapié en que el futuro de los escolares más
desfavorecidos dependa de una lotería y, es algo que efectivamente llama la atención y nos
parece sumamente injusto, sin embargo aquí ni tan siquiera tienen esa mínima probabilidad ya
que el colegio les es asignado por el barrio en el que viven. Esto lleva a muchas familias a
empadronar a sus hijos con los abuelos, a mentir en la declaración de la renta, a simular
divorcios e incluso a contratar detectives para espiarse unos a otros, y todo esto para conseguir
el mayor número de puntos y poder matricular a sus hijos en los “mejores colegios” de “los
mejores barrios” y garantizarles de este modo un futuro mejor. Aunque, por supuesto, también de
estas artimañas quedan excluidos los más desfavorecidos.
Sin embargo algunos centros de estos barrios han optado por convertirse en
Comunidades de Aprendizaje, probablemente la experiencia de innovación educativa más
interesante que está teniendo lugar en nuestro país. Este proyecto se distingue por una apuesta
por el aprendizaje dialógico mediante los grupos interactivos, donde el diálogo igualitario se
convierte en un esfuerzo común para lograr la igualdad educativa de todos los alumnos y
alumnas. El aprendizaje no recae solo en los profesores, sino que el logro de una educación de
gran calidad depende de la participación conjunta de las familias, las asociaciones de barrio, el
voluntariado…
Las comunidades de aprendizaje representan una apuesta por la igualdad educativa en el
marco de la sociedad de la información para combatir las situaciones de desigualdad en que se
encuentran muchas personas etiquetadas por la procedencia de su clase social, etnia, estatus
económico, género, etc.. Es la reivindicación de la educación que todas las personas queremos
para nuestras hijas e hijos, para todas las niñas y niños del mundo. Un ejemplo de este proyecto
es el CEIP Andalucía, situado en el Polígono Sur, Sevilla. Podríamos decir que, salvando las
distancias, estos centros son nuestros “charter”.
Concluyo diciendo que considero básico que se garantice el sistema educativo público
por ser éste el garante de los principios de equidad en el acceso a la educación y de la igualdad
de oportunidades, lo que queda en entredicho con la aplicación de los nuevos recortes en
Educación. El gobierno ve la Educación como un gasto cuando debería verse como una
inversión. La educación, para los niños, representa un futuro y una manera de mejorar sus vidas.
Representa esperanza. Sus conocimientos son suyos y nadie puede quitárselos. El conocimiento
es más importante que las cosas materiales en el mundo, más fuerte, y más personal. Crea una
oportunidad para que pueden sentirse orgullosos de sí mismos.
Para terminar y, desde la ignorancia propia de un alumno, sin experiencia alguna, me
pregunto si cuando llegue el momento en que la “ lotería” que supone la adjudicación de plaza
como maestros nos lleve a tener que dar clase en las tres mil viviendas, en la barriada Murillo, en
Amate, Torreblanca, en el polígono de San Pablo, polígono norte o el Vacie, cuando tengamos
que ponernos delante de esos niños y mirarles a los ojos, no sé si seremos capaces de sacar algo
en claro de lo que hemos ¿aprendido? viendo Waiting for” Superman”.
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