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Alcoholismo: ¿Demonio o Enfermedad?
La impresionante historia de un joven alcohólico que salió milagrosamente de la esclavitud del alcohol
una vez que encontró a Cristo en el medio de su tormentosa vida.
Escrito por Paco Borrego Flores
Nací un 4 de Julio de 1957 a las 2.00 a.m. de la madrugada. Soy el primogénito de la pareja que
formaron mis padres, Francisco Borrego Lerma y Yolanda Flores Lumbreras. Él era arquitecto recién
ingresado del Instituto Politécnico Nacional y ella dejó la carrera de Química Fármaco-Biólogo para
dedicarse a las labores del hogar.
Eran una pareja normal como muchas otras que se casaron y empezaron de cero. Pagaban renta de un
pequeño departamento en un edificio multifamiliar teniendo como único mueble la cama. Mi madre me
contó que los primeros días mientras no llegaron los muebles, comieron sobre una caja de madera de
esas que se usan para transportar tomates y poco a poco fueron comprando los muebles. La familia
fue creciendo. Dios los bendijo con 2 hijos más aunque no tan guapos como yo... Marco Antonio en
segundo lugar y Jorge Augusto en tercer lugar y último de la dinastía Borrego Flores. Mi papá comenzó
a trabajar muy duro y pronto obtuvo frutos de su trabajo. Económicamente fue prosperando hasta
que cuando yo tenía siete años pudo construir su primera casa, una casa con una arquitectura
moderna y vanguardista. Recuerdo que fue un 4 de Julio el día que nos fuimos a vivir a esta hermosa
casa. Era grande, funcional, espaciosa, sin áreas desperdiciadas. Estaba diseñada a la medida de las
necesidades de esta joven familia aun sin saber lo que el destino nos tenía preparado. Nuestra vida
corría como la mayoría de las familias de clase media. No voy a profundizar mucho porque esto se
llevaría un libro completo. Estoy reservando esto para el libro de mis memorias dónde escribiré mi
testimonio completo y las experiencias vividas. Por lo pronto, haré un breve relato de como llegue al
alcoholismo y como fui rescatado por Jesucristo de este terrible mal. Por amor y agradecimiento a Él,
nació en mi corazón, compartir esta historia con aquellos que lo necesitan. Que el camino a la sanidad
total sea menos largo, y menos doloroso, y puedan hacer lo mismo por otros porque uno queda tan
agradecido con Dios... Tengo deseos por hacer lo mismo por otros, como lo hicieron aquellos cristianos
del grupo Oxford a los fundadores de Alcohólicos Anónimos, el Dr. Bob Smith y Bill Wilson.
Continuando con mi testimonio, mis padres como muchos matrimonios venían de 2 mundos diferentes.
Los dos de carácter fuerte. Desde niño, mis hermanos y yo éramos testigos de tremendas riñas, entre
papá y mamá. La mayoría de las veces era porque mi madre era muy celosa y mi padre era un
tremendo conquistador. A eso le agregamos que también le gustaba la bebida, aunque él era de esos
“bebedores sociales”. Por muy borracho y desvelado que llegara a la casa, él era un hombre muy
responsable y nunca faltaba a sus obligaciones por las consecuencias de las famosas resacas o
malestares del día siguiente. Fue educado por un padre estricto, lo cual después heredó. Recuerdo que
en la infancia a mis hermanos y a mí nos traían bien ‘cortitos’. Pero, por otro lado, nos daba todo lo
que le pedíamos, y eso los hizo caer en muchos de los errores que ahora, como padre, entiendo
perfectamente que somos muy dados a cometer. No los juzgo a ninguno de los dos porque nos
amaban y esa era la forma que ellos tenían de demostrarnos su amor.
Pero las riñas cada vez fueron más fuertes hasta que finalmente vino una separación. Luego el
divorcio, el cual afectó tanto a mi madre que su depresión llegó al extremo de tener que internarla en
un hospital de salud mental, en la Ciudad de México. Mi padre se refugió en los brazos de otra mujer
que ahora es su esposa. Estas cosas y otras más que sucedieron en nuestra infancia a mis hermanos y
a mí nos afectaron, de tal forma, que empezamos a buscar salidas o medios para arreglárnoslas. Hubo
batallas campales que se daban en la casa que parecía que no nos afectaran en nuestra vida cotidiana,
pero la verdad es que sí estaban haciendo mucho efecto en los tres hijos. Mi hermano Marco y yo
pensábamos que Jorge el más chico no le había afectado tanto porque él era más pequeño cuando
sobrevino la separación. Pero cuando el falleció en el año de 1997, descubrí que a él, aun con todas
esas virtudes de buen hijo, niño estudioso, metódico y responsable, con su profesión de Lic. en
Ciencias de la Comunicación, Maestría y Doctorado en Ciencias y Nuevas Políticas de la Información y
Comunicación Mundial, padecía de un problema de identidad muy fuerte.
Antes de seguir, quiero aclarar que no les echo la culpa a mis padres o a su divorcio el hecho de que
nosotros hayamos decidido cada quien buscar otras cosas que nos dieran una aparente felicidad. Al no
poderla vivir en el seno de nuestro hogar, los tres ya teníamos la suficiente edad para saber lo que era
bueno y malo. Además que ya estábamos contaminados en nuestras mentes por toda esa basura y
todas la tentaciones que el mundo nos ofrecía: fiestas, discotecas, centros nocturnos, ahora llamados
“antros”, alcohol, drogas, relaciones sexuales ilícitas, orgías, y tanta basura que hay en el mundo.
Y bueno, hecha esta aclaración continuo con mi testimonio. Recuerdo que mi madre me decía que yo
era un niño muy sensible. Mi papá me decía que era muy llorón y que los hombres no deben llorar.
Todavía alcancé algo de esa mentira del diablo que estaba muy de moda cuando yo era pequeño, pues
ahora hasta en la televisión te dicen que un verdadero hombre llora y de veras que, cuando un hombre
llora, conmueve más que las mujeres porque a las mujeres estamos acostumbradas a verlas llorar.
Pero esa es su naturaleza, así las hizo Dios. Yo creo que todos los seres humanos somos sensibles. Es
una capacidad que Dios nos dio. Tiene que ver con el alma, con nuestras emociones y que es como el
dolor. Dios nos dio esa maravillosa experiencia sensitiva, aunque desagradable, pero entiéndeme: Tú
dirás, "este está loco", ¿cómo dice que el dolor es maravilloso? Pues alguien dijo, y tiene razón, que sin
el dolor andaríamos todos morados, rasguñados o cortados, llenos de llagas o quemaduras. Nunca nos
daríamos cuenta de las enfermedades que atacan a nuestro organismo, o no sentiríamos al pasar por
una planta con espinas o una valla con alambres, o al cocinar no sentiríamos el fuego y nos
quemaríamos continuamente. El dolor es maravilloso porque es el que nos avisa de que algo anda mal.
Crecer duele pero muchos no queremos pagar el precio de crecer. Llegamos a la edad adulta siendo
unos niños. Nos convertimos en hombres muy inmaduros y así nos vamos derechito a ser esposos y
padres sin saber la verdadera responsabilidad. Se requiere ser responsable para hacer una familia de
acuerdo a la voluntad de Dios y el compromiso que este conlleva con el pacto que hacemos para toda
la vida.
Pero volviendo a mi testimonio: Todo comenzó una noche cuando mis padres salieron al Auditorio
Municipal. Había un concierto del cantante español Raphael. Yo tenía apenas 11 años. Cursaba el 1er
año de secundaria. Recuerdo que ese día salí, como todos los días, a hablar con mis amigos que vivían
cerca de mi casa. Nos juntábamos en la esquina de mi casa. En otras ocasiones nos poníamos a jugar
futbol en la calle, o tocar guitarra, o luchitas en el campo de mi casa que era grande. No había cerca
pero ese día en especial, un grupo de muchachos más grandes que nosotros, los que apenas éramos
unos adolescentes, estaban en una obra en construcción enfrente de mi casa. Ahí estaban bebiendo y
ahí la garra del alcoholismo comenzó a dar su primer zarpazo. Estaban sirviendo en vasos con hielo
refresco de cola con tequila. Me dieron un vaso en el cual estaba mezclado suavemente mucho refresco
y poco tequila, y no me supo desagradable como en otras ocasiones que había tratado de probarlo y
me parecía muy fuerte y desagradable. El simple hecho de olerlo me causaba nauseas pero esa vez no
fue así. Me tome uno, y otro y otro. Al pasar un rato ya traía bien puesta mi primera borrachera.
Después a las 12:30 am, mi padre y mi madre pasaban en su auto por la casa donde yo estaba.
Mientras entraban a la cochera, yo salí corriendo. Me introduje por la parte de atrás de la casa y me
metí corriendo a la cama. En unos cuantos segundos, mi padre entraba a la habitación a ver si
estábamos dormidos, como todas la noches lo hacía. Cuando encendió la luz vio que todo estaba bien.
Se retiro a su habitación a descansar. Yo, con los ojos cerrados, me hacia el dormido. Pero todo me
empezó a dar vueltas. Estaba tan mareado que ya no pude más y me fui corriendo hacia el baño a
vomitar. Hice tanto escándalo cuando vomitaba que mi padre escuchó y fue a tocarme la puerta del
baño que yo tenía con seguro. Recuerdo que muy preocupado me preguntaba si me pasaba algo y yo
que apenas podía hablar, le decía que nada, que estaba mal del estomago. Él me insistía que le abriera
la puerta hasta que por fin lo hice; al abrir la puerta percibió el fuerte olor a alcohol en el baño.
Inmediatamente se dio cuenta y me preguntó: “¿qué tomaste condenado chamaco?”. Se dio cuenta
que traía una tremenda borrachera y, al contrario de lo que yo temía, que fuera a darme una buena
paliza, me metió a la ducha con agua fría para que se me pasara. Le pidió a mi mamá que me diera
algo para el mareo mientras él, al escuchar a fuera a los demás borrachitos, salió a reclamarles, y se
dirigió al más grande de ellos. Pero en eso llegó la policía y se lo querían llevar. Pero mi papá lo
impidió haciéndose responsable ante la policía de que lo llevaría a su casa. Le pidió que no me
volviera a dar de beber puesto que yo era muy pequeño para estas cosas. La verdad es que nadie me
obligó. Yo decidí probar y caí en la trampa. En ese momento quedó sembrada en mí la mala semilla del
alcoholismo. Al día siguiente, era de suponer, amanecí con una resaca espantosa con un fuerte dolor
de cabeza y la tristeza moral de pensar en todo lo que mi papa había hecho por mí. Me dolía más la
cabeza. Me había dejado muy confundido su reacción. Mi madre, que por instrucciones de mi padre me
preparó unos chilaquiles bien picantes para contrarrestar los efectos de la resaca. En México se
acostumbra mucho a preparar este platillo para los que hemos estado bebidos. Consiste en trocitos de
tortillas bañados con una salsa bien picante y acompañada con unos frijolitos con un vaso grande de
leche fría. Mi padre me miraba con mucha seriedad, como si estuviera enojado. Pero cuando somos
niños o jóvenes adquirimos esa habilidad de conocer hasta donde llegan los padres con nosotros.
Luego, muchos terminamos siendo manipuladores de nuestros padres. Yo miraba de reojo a mi padre.
Podía discernir que detrás de la máscara de enojado, le causaba gracia que su primogénito, su hijo
mayor, a los 11 años comenzaba a dar pasos de dejar la niñez y comenzaba el camino para hacerme
“hombre”. Como el mundo lo tiene contemplado: la primera novia, tu primera fiesta, la primera
borrachera, la primera experiencia sexual, y que ahora sé que eso se llama fornicación. Los niños o
adolescentes que empezamos a querer hacer cosas de adultos, antes de tiempo, ni siquiera sabemos lo
que estamos haciendo, pero ya nos sentimos los “hombres más hombres del mundo”, y no sabemos
los riegos y peligros físicos, emocionales y espirituales a los que nos estamos exponiendo.
Continuando con mi testimonio, después de mi primera borrachera juré no volver a beber jamás, pero
del dicho al hecho hay un largo trecho. En segundo año de secundaria, conocí a dos amigos que ya le
entraban a la bebida y comencé a salir con ellos y… ¿qué creen que hacíamos? nos íbamos a pasear un
rato al centro de la ciudad o al cine, y después nos íbamos a una fonda que uno de ellos conocía y nos
tomábamos 3 o 4 cervezas y con eso era suficiente, pues salíamos medios borrachos derechito a la
casa a dormir. Y así fue comenzando mi larga carrera de bebedor. Después eran fiestas en casas o en
salones de baile donde el alcohol era el invitado especial. Recuerdo que tenía temor de invitar a bailar
a una chica, pero con la bebida me daba valor para hacerlo y para conquistarlas diciéndoles algo
bonito; si no me había tomado algunas cervezas o copas de brandy, simplemente no me atrevía;
necesitaba del alcohol para levantar mi autoestima que ahora me doy cuenta que estaba bien baja, y
que sin coche y sin alcohol no podía ser el Don Juan, el Playboy, el Rompe corazones que ya era
“obligado” por todos los de mi grupo de amigos que creíamos que así debíamos ser, “castigadores”,
tener relaciones con varias mujeres por un lado y por el otro tener una novia “santa” la cual nos hacia
como quería. A esa edad traemos las hormonas a todo lo que dan, el hombre adolescente debido a los
cambios hormonales que está sufriendo en su físico, piensa miles de veces en el sexo. Yo recuerdo
cuando era adolescente a los 11 años ya pensaba mucho en el sexo, y obviamente esto no me
enorgullece, pero es la verdad de mi testimonio, a esa edad tuve mi primera novia, tuve mi primera
relación sexual con una vecina, adolescente como yo, y posteriormente con muchachas del servicio que
trabajaban en mi casa, normalmente eran jóvenes mayores que yo, la mayoría eran indígenas, y
posteriormente, ya lo intentaba con la novia de turno, aunque no todas pensaban como yo. Pero ¿por
qué digo esto? Porque cuando bebemos, nos desinhibimos y los placeres de la carne comienzan aflorar,
el alcohol es uno de los afrodisíacos comprobados; tomando unas cuantas copas hasta las escobas se
ven como mujeres voluptuosas y apetecibles, y eso es lo que pasaba conmigo. La verdad que eso lo
estoy recordando y me siento avergonzado, no tenía un freno que me dijera que no lo hiciera, no sabía
las cadenas espirituales que se estaban entrelazando en mi vida, pero aunque usted no lo crea, la
Palabra de Dios también tiene algo que decirnos sobre esto, en el libro de Proverbios capitulo 5 versos
del 3 al 8.- “Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el
aceite; más su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos. Sus pies descienden a la
muerte; sus pasos conducen al Seol. Sus caminos son inestables; no los conocerás, si no considerares
el camino de vida. Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca. Aleja de ella
tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa.” Y en Proverbios 6:23-26.- “Porque el
mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen,
para que te guarden de la mala mujer, de la blandura de la lengua de la mujer extraña. No codicies su
hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos; Porque a causa de la mujer ramera el hombre
es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón.”
Y esto es solo un poquito de las muchas cosas que la palabra de Dios nos advierte, pero miren, cuando
yo leí por primera vez estos versículos, entendí muchas cosas que habían pasado en mi vida y en la de
otras personas cercanas a mi entorno social, pero lo que más me impactó es la parte donde dice en el
versículo 26: “Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la
mujer caza la preciosa alma del varón.”
Cuando leí esto entendí como aquellos que caímos en adulterio o en relaciones sexuales ilícitas,
éramos atrapados por aquellas mujeres, de las cuales después no queríamos separarnos aunque no las
amaramos e incluso ni siquiera físicamente nos gustaran, pero, hay un ejemplo clásico: el hombre
casado, a veces joven o maduro, que de repente quiso tener un pequeña aventura y ésta se convirtió
en la destrucción de su hogar, pues quedó atrapado por la mujer con la cual cometió adulterio o
fornicación, y después que se destruyó todo, se dio cuenta de lo que había perdido por una “pequeñita
aventurita”, y con toda intención lo escribo en diminutivo, para mostrar que ninguna aventura valdrá la
pena vivir a cambio de perder lo más grande y hermoso que Dios nos dio: la familia. Por eso le doy
gracias a mi Padre Celestial, por su misericordia y que no permitió que perdiera a mi familia después
de todo lo que los hice sufrir.
Hablando de mi familia, voy a continuar mi testimonio: Así anduve rodando por ahí con mujeres y
amigos de parranda, hasta que conocí a una hermosa mujer en mi propia casa: yo tenía una fiesta a la
que fue invitada por una amiga común, y aunque yo tenía novia en ese momento, ella inmediatamente
me atrajo, porque aunque me decían “la Cruz Roja” por que levantaba de todo, las mujeres que mas
me atraían eran las rubias de ojos verdes o azules, y aunque mi novia de turno era muy bonita, ahí
estaba una, como decíamos en ese tiempo, “como me la recetó el doctor”, rubia, de ojos verdes, nariz
respingada, delgada, un tono de piel blanca así como rojizo, como bañada por el sol, y me
preguntaban mis de amigos de ese tiempo, ¿quién es esa güera despampanante?, (en México
llamamos güeras a las rubias), y es que ella llamaba tanto la atención de todos los hombres y mujeres
que estábamos en esta fiesta… y ¡zas! quien me iba a decir que ella era la mujer que Dios tenía
preparada para mí, pero, como todavía no conocía de Dios en ese tiempo, solo creía en Él pero no
había ninguna relación con Él, no lo conocía como lo conozco ahora, comencé mi relación mal, la invité
a salir conmigo al cine, pero más veces a fiestas donde siempre terminaba emborrachándome.
Mis relaciones con mi mamá cada vez empeoraban hasta que un día decidimos vivir en unión libre, y
posteriormente nos casamos por lo civil, un 31 de Diciembre de 1982, a raíz de que nuestro hijo
Giancarlo iba a entrar en la escuela primaria y necesitábamos tener en orden nuestros papeles y los
del niño. Teníamos muchos sueños y planes para el futuro, ella quería ser artista de cine y yo quería
ser piloto de carreras, pues la adrenalina de las altas velocidades me tenía cautivado. Cuando ella
terminó su carrera de Licenciada en Administración de Empresas, le insistí mucho para que sacara el
título, pero un día me dijo llorando, que ella había estudiado la carrera en la Universidad de L. A. E.
para darle gusto a su mamá, que a ella lo que le gustaba era el baile y el teatro, y como ella era una
buena bailarina y había estado en el teatro universitario con un reconocido maestro (Lalito
Montemayor), le dije que en Tampico y Madero no podría estudiar eso y que ella necesitaba prepararse
bien para llegar a ser una gran artista, que solo en México D. F., había escuelas de Arte donde ella
podría estudiar la carrera de actriz, bailarina y, por qué no, de cantante, pues en las academias de arte
ven todas estas áreas, y me tomó la palabra pues investigó y supo que pronto harían una audición
para aceptar alumnos en la academia de Andrés Soler perteneciente a la famosa ANDA, (Asociación
Nacional De Actores). La mayoría de los artistas de México habían salido de esta academia, y se fue
con un compañero de teatro de la universidad al que llamábamos Guty, y que también traía el mismo
gusanito de ser artista y se presentaron en la audición, la cual fue difícil, pero ellos no tuvieron
problema alguno y fueron aceptados. Cuando ella me dio la noticia por teléfono, en mi corazón sentí
tristeza porque vi claramente que ella tendría que irse a vivir a la capital un mínimo de 3 años, pero yo
no me podía echar para atrás a estas alturas, yo mismo le había propuesto que hiciera esto y ahora
tenía que sostenerlo y sobre todo apoyarla. Esto fue suficiente para que anduviera “suelto”, sin pareja,
y buscaba mitigar mi soledad con los amigos en fiestas o cantinas; mi manera de beber empezó a ser
cada vez más frecuente y en mayores cantidades. Recuerdo que cuando era estudiante de Vocacional,
en el Tecnológico de Madero, bebíamos los fines de semana en fiestas de la colonia o de otro colonia, o
en algún salón de baile donde hubiera una tertulia o quinceañera, y en ocasiones lo hacíamos entre
semana, pero cuanto mi esposa se fue a México, iba a las cantinas solo, o a fiestas solo o con algún
amigo, y a veces me ponía tan nostálgico que me encerraba en mi habitación, y con un equipo de
sonido para automóvil que había improvisado sobre un gran altavoz de madera, ponía algunas cintas
de audio de música romántica; había comprado una guitarra y algunos métodos de guitarra fácil para
aprender a tocarla y poderle cantar alguna melodía de amor a mi amada esposa cuando regresara de
México, pero como siempre lo hacía acompañado de cerveza, terminaba borracho y dormido y solo
unas cuantas canciones muy sencillas logré entonar, y además se me olvidaban; necesitaba tener los
cancioneros para poder tocarlas como si fueran libros pautados de música, y así pasamos esos tres
años que para mi fueron desastrosos, puesto que yo estaba cada vez mas descarriado. Yo la sentía
más lejana y comencé a tener ansiedad y angustia por que toda me indicaba que ella estaba
mezclándose en el mundo artístico y yo la veía cada vez más lejos y distante, además un familiar la
colocó como empleada de Petróleos Mexicanos y claro, el diablillo comenzó a envenenarme el alma
diciéndome, “¿crees que va regresar? Ella ya te ha engañado con otro y tu ni te has dado cuenta”, así
que cada vez que venía teníamos discusiones y arranques de celos, o cuando yo iba a México a verla,
no podía verla hablando sola con alguien porque ya desconfiaba.
¡Qué horrible es vivir en la incertidumbre! Mi angustia y mi ira las mitigaba con alcohol; cuando estaba
borracho, me transformaba en una buena persona, alegre, sociable, de buen humor, y hasta los que
veía como rivales los hacía mis amigos… solo cuando estaba borracho.
Para ese tiempo estaba totalmente atrapado en el alcoholismo, ya no podía vivir sin él, lo necesitaba
para “SER FELIZ”, pero realmente cada vez me alejaba de la felicidad y las cosas iban empeorando.
Recuerdo que en ese tiempo reflexionaba sobre las cosas que estaban pasando en mi vida y veía un
futuro muy oscuro, así que me dije: “esto no puede seguir así, tengo que hacer algo.” Puesto que no
tenía nada, alquile un apartamento conjuntamente con una cuñada, ahí vivíamos hasta que ya no
pudimos mas y nos fuimos alquilados a otro lado, en una casa independiente en una buena vecindad, y
me puse una meta: recuerdo que decía “yo tengo que llegar a tener mi casa propia y dos coches, uno
para ella y otro para mi antes de los treinta y cinco años y un buen trabajo para jubilarme joven”, así
que me fui al sindicato de petroleros a pedir una plaza para mi, (como hijo de petrolero, en ese
tiempo, teníamos derecho a ser trabajadores de planta), y después de dar muchas vueltas me dieron
mi plaza como trabajador de Petróleos Mexicanos, y ¿saben dónde me la dieron? en México D. F.
Me fui un año a trabajar allá, me fue muy bien y como era de turno, tenía la opción de trabajar por la
mañana, así que estando en México podía estar más cerca de mi mujer amada… ¡ PUES NO ! porque
ella ya había terminado la carrera de actriz, y estaba más en Cd. Madero que en México. Pero yo me la
pase muy bien pues allá estaba uno de mis mejores amigos, uno de los que mencioné anteriormente,
uno de los que en la secundaria nos íbamos a beber juntos, que cariñosamente le llamábamos “Pichi”,
con el que hasta volé en globo aerostático, pues trabajaba en una empresa de publicidad con globos
aerostáticos, e hice mucha cosas interesantes: Entré a una empresa de multinivel, e hice cursos de
superación personal los cuales me sirvieron para levantar la autoestima; además me leía en el metro
todos los libros de Og Mandino, hasta que salí de vacaciones y vine a Tampico; mi padre había ganado
el permiso para la construcción de 3 Jardines de Niños y como no tenia residente de obra, me propuso
que consiguiera un permiso por un año, y así lo hice, y en ese tiempo mi carrera de bebedor comenzó
a repuntar pues los supervisores de obra de la dependencia de gobierno que construían las escuelas,
había que llevarlos a comer y a beber… Después deje la supervisión de obras para convertirme en un
evaluador de casas y terrenos y esa actividad comenzó a darme muchos ingresos y las relaciones con
los banqueros fueron más fuertes, pero también había que invitarlos a comer y a beber para que no
fallara el trabajo, así que para ese entonces ya mi carrera de alcohólico estaba en su apogeo; no salía
de las cantinas, centros nocturnos, burdeles y todo centro de concupiscencia que se me atravesaba,
hasta que llegó la famosa devaluación de 1994 y la crisis económica que nos afectó a la mayoría de los
mexicanos, también pegó fuertemente en mis ingresos pues se cancelaron los créditos bancarios, y al
no haber crédito, el mercado de avales se fue al suelo, mis ingresos empezaron bajar
considerablemente y tenía deudas importantes; eso vino a agudizar mi alcoholismo pues era la única
manera de “fugarme” de mis problemas económicos y, en consecuencia, comencé a tener problemas
con mi esposa, con mis padres, con mis hermanos y amigos. Mis verdaderos amigos, según creía yo en
ese tiempo, eran los desconocidos con los que hablaba en la cantina y bebía hasta ponerme bien
borracho hasta altas horas de la madrugada, arriesgando mi vida y la de los que se cruzaban en mi
camino, pues ya borracho me daba por correr y además, ya era cliente de las delegaciones de transito,
pues continuamente me detenían las patrullas y cuando me atrapaban, me arreglaba con dinero para
que me soltaran, pero algunas veces fui detenido y multado fuertemente.
Y así seguí caminado por ese camino que de seguir por él, ya estaría muerto y en el infierno. Un
día de parranda llegue a la 6 de la mañana del día siguiente; cuando llegue a mi casa, no había nadie,
y así como andaba, me fui a buscar a mi esposa y a mis hijas a la casa de una cuñada. Mi mujer, para
variar, me hizo un escándalo y le dije que venía a por mis hijas, pero como no me las dieron y además
me cerraron la puerta, exploté en cólera y a golpes rompí la puerta del departamento de mi cuñada;
ésta llamo a la policía, los cuales llegaron en unos minutos y me llevaron detenido a la cárcel
preventiva de Cd. Madero, donde tenía que cumplir un arresto de 12 horas y pagar los daños
ocasionados. Recuerdo que mi hermano Marco Antonio fue y me dijo: “A quien le hablo para que te
ayuden a salir más pronto”, pero cuando fue, yo ya estaba en mi resaca física y moral, tratando de
reflexionar por que había llegado a esos extremos, y fue cuando sucedió lo más impactante de mi
vida:
En esos momentos yo no entendía que pasaba, pero en mi mente, mis pensamientos me hablaban en
tercera persona, y me decían, ¡Hasta donde piensas llegar!, no te das cuenta que estas destruyendo a
tus hijas y a tu esposa, estas destruyendo tu hogar, tu trabajo, a tus padres, tu relaciones con tu
hermano y tus amigos, estas destruyendo tu salud, arriesgando tu vida, si sigues así, vas a morir en
una riña de cantina, en un accidente de carretera, de una congestión alcohólica u otra enfermedad
como consecuencia de tu incontrolable forma de beber, es suficiente, tienes que hacer algo hoy;
cuando salgas de aquí, lo primero que harás será pedirles perdón a tu esposa y a tus hijas y después
iras a ver a un Psicólogo. ¡Y así lo hice!
Ahora puedo discernir que era Dios el que me estaba hablando. Al día siguiente, después de pedirles
perdón a mi esposa e hijas, fui a ver al Dr. Marco Amescua. Ya en varias ocasiones le había escuchado
hablar sobre varios temas que me parecían muy interesantes en un canal de televisión local de
Tampico, y además yo lo conocía de años antes cuando el apenas era un estudiante; él y su hermano
trabajaban para un líder sindical de ese tiempo. Cuando tuve mi primera sesión con él, me dijo: “Mira
yo no te puedo ayudar con lo del alcoholismo, yo voy a tratar de ayudarte con tus problemas
emocionales, pues veo que traes algunos desordenes muy manifiestos, a ver cuáles son las causas que
te han llevado a refugiarte en la bebida”, y me dejo de tarea que buscara un grupo de doble AA
(Alcohólicos Anónimos), para eso Dios ya estaba moviendo todos los hilos y Marco Antonio, mi
hermano, me comentó que un amigo de cuando íbamos a la escuela, ya llevaba 10 años en grupos de
AA y que él nos podía ayudar. Y así fue porque mi padre celestial me envió a mi amigo Carlos, que de
inmediato me acomodo en el Grupo Felicidad, de AA, y a la vez comencé a acompañar a mi esposa a la
congregación cristiana Agua Viva Internacional a la cual ahora pertenezco, y Dios empezó a
restaurarme; cada vez que iba a la iglesia y escuchaba a mi pastor Mike Jones, Dios me estaba
hablando; comencé a estudiar la Biblia y Dios me iba impactando cada día; hasta la fecha me sigue
impactando, es impresionante darse cuenta que toda mi vida estaba haciendo las cosas al revés, de
cómo Dios nos enseña en su Sagrada Escritura como debemos de caminar mientras estemos en este
mundo, y como Él nos creó. En la Biblia está escrito todo lo relacionado con el hombre, por eso los
teólogos modernos llaman a la Biblia, el Manual del Fabricante, pues Dios, que es nuestro creador o
fabricante, nos conoce al derecho y al revés como dice en su palabra, en Isaías 66:18.- Porque yo
conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y
vendrán, y verán mi gloria.
Nos dice cómo podemos ser buenos seres humanos, buenos padres, buenos hijos, buenos hermanos,
buenos amigos y compañeros de trabajo, patrones y empleados, y esto es en cuanto a las relaciones
humanas, pero increíblemente también habla de las cosas materiales y del dinero, como podemos ser
buenos administradores y mayordomos, de las cosas que Él nos ha dado. Mucha gente no sabe, pero la
mayoría de las leyes están basadas en la Biblia, la medicina actual está apoyada en leyes sanitarias,
desde hace mas de 4.000 años, en el Antiguo Testamento.
Para finalizar este capítulo, yo te puedo testificar que la Palabra de Dios si funciona, lo he
experimentado en cuerpo, alma y en espíritu; si tú que estás leyendo este testimonio, tienes
problemas de alcohol, pero además tienes en tu corazón resentimiento, odio, amargura, piensas que
todo mundo te quiere hacer daño, has pensado en el suicidio, piensas que la vida es muy injusta, y
además le das vuelta a los problemas, porque los ves demasiado grandes y sientes que te van
aplastar, te sientes fracasado y que no sirves para nada, pues tengo una buena noticia: Jesucristo es la
Respuesta, es la única solución, el sanará todas tus heridas y perdonará todos tu pecados, pero lo
mejor te dará la salvación y la vida eterna y es gratis, es por gracia, es un regalo inmerecido, pues Él
nos escogió y nos amó antes de la fundación de este mundo y no lo digo yo, está escrito en su Palabra
en el libro de Efesios, capitulo 1 versos 3 al 5: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en
él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor
habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro
afecto de su voluntad.
Ahora en estos 6 años que he caminado de la mano de mi Señor Jesucristo, me ha restaurado, ya no
he bebido ni una sola gota de alcohol, ni he fumado, ni digo malas palabras, ni voy a las cantinas o
lugares de concupiscencia, trato de ser obediente a Su Palabra, y aunque todavía estoy luchando con
algunas cosas como mi mal carácter y otras cositas, yo sé y estoy convencido que el Señor terminará
Su Obra en mi. Mientras lo hace ahora le sirvo con agradecimiento, obediencia y amor, toco la guitarra
en la alabanza de una pequeña congregación hermana, Agua Viva Esteros, predico y comparto de Su
Palabra, y testifico de lo que Jesús ha hecho en mi vida.
SEÑOR, TE DOY GRACIAS POR HABERME RESCATADO DEL ALCOHOLISMO Y POR TODAS LAS
BENDICIONES QUE ME HAS DADO, DESDE QUE DECIDI HACER TU VOLUNTAD.
Usado con permiso. Paco Borrego Flores, Instituto InterGlobal, ©2008.
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