trazos de una experiencia en salud mental. el

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TRAZOS DE UNA EXPERIENCIA EN SALUD MENTAL.
EL LUGAR DEL PSICOANÁLISIS APLICADO EN LA
ENSEÑANZA ORIGINARIA DE LACAN
Lacan sostuvo a lo largo de su práctica tres caminos de experiencia
que recorrió sin cesar: la enseñanza, en su seminario desde 1949,
aunque se publicó desde 1953; la práctica del psicoanálisis en su
gabinete en el 5, rue de Lille; y una actividad en el Hospital Saint-Anne,
donde llevó adelante de modo ininterrumpido sus célebres y demasiado
desconocidas presentaciones de enfermos.
Cuando fundó su primer Escuela, la Escuela Francesa de Psicoanálisis
(EFP), planteó la actividad en tres secciones, una sección de estudio de
la doctrina y los textos del campo freudiano, una sección de psicoanálisis
puro y una sección que llamo de psicoanálisis aplicado1.
El paralelo y cierto equilibrio es notorio entre los lugares en la Escuela
y los ejes de su experiencia como psicoanalista. Un equilibro en el que
sostenía las dos cuestiones que le importaban, practicar el psicoanálisis
y mantener abierta la pregunta qué es un psicoanalista ? Consideraba
que de otro modo la cuestión sería cerrada, y además, desde otros
discursos, con otros fines.
En esta Escuela de Psicoanálisis que creo Lacan en 1964 había
entonces tres secciones. A su vez, para cada una de estas secciones
hay un proyecto de trabajo específico y orientado desde el psicoanálisis.
En modo alguno se trata en estas secciones de grados o
degradaciones de la opción lacaniana. En todo caso, podrían
considerarse las tareas de cada sección con los pares conceptuales
enseñanza y transmisión, por un lado, trabajo analítico en intención y en
extensión, por otro lado.
Vamos a avanzar aquí algunos temas relativos al Psicoanálisis
Aplicado.
En la propuesta originaria de Lacan no se trataba con relación a las
tareas de la Sección de Psicoanálisis Aplicado de cuestiones de duración
del tratamiento, terapia más o menos corta, ni de valoraciones clasistas
del estilo de psicoanálisis para algunos, psicoanálisis para muchos según
las posibilidades materiales o lugares donde se desarrolla.
Se trata de distintos ejes o lugares de inserción de la práctica de los
psicoanalistas.
Rescatar la perspectiva lacaniana cuando fundamentó la sección de
Psicoanálisis Aplicado en su Escuela en 1964 nos resulta de interés
clínico y ético en la actualidad pues con el paso de los años la
articulación original que Lacan había planteado para estos distintos ejes
o prácticas de los psicoanalistas se ha ido desdibujando. A falta de esa
articulación original se ha generado mucho ruido y los practicantes,
1
J. Lacan, Acta de Fundación de la EFP, 21 de Junio de 1964.
1
incluso las instituciones pierden la posibilidad de sostener con claridad
sus fundamentos. La confusión se generaliza. La práctica se degrada y
finalmente vienen a poner orden en el psicoanálisis desde otros
discursos, desde la Universidad o desde el Estado.
Pero allí ya no importará sostener abierta la pregunta qué es un
psicoanalista ? Mucho menos encontrar la respuesta en los análisis
mismos y en aquello que de ello puedan decir quienes concluyeron la
experiencia tal como lo propuso Lacan2.
¿ Cómo definía Lacan la Sección de Psicoanálisis Aplicado ?
Recordemos muy brevemente y para que ustedes puedan medir la
diferencia, que la sección de psicoanálisis denominado puro en 1964 era
aquella cuya actividad era la praxis donde se producía el nuevo analista,
es decir, el psicoanálisis didáctico. Luego los términos cambiarían pero
seguirá tratándose de la práctica analítica que apunta hacia el final de
análisis del cual surge el nuevo analista, aquel de quien la Institución
Analítica espera que en el frescor de ese momento, llamado momento
del pase, nos pueda decir algo sobre qué es un analista, sobre los puntos
más relevantes de una cura y del final de un análisis.
La sección de psicoanálisis aplicado de la Escuela en cambio, es
aquella que cobijaba proyectos terapéuticos, llevados adelante por
“sujetos psicoanalizados o no por poco se hallen en condiciones de
contribuir a la experiencia psicoanalítica”3.
¿ De qué modo ?
“...mediante la crítica de sus indicaciones en sus resultados... por la
puesta a prueba de los términos categóricos y de las estructuras que en
ellos introduje... en el examen clínico, en las definiciones nosográficas,
en la posición misma de los proyectos terapéuticos”4.
Vamos a desarrollar ahora en este trabajo los fundamentos de una
experiencia que bien hubiera podido en 1964 ubicarse bajo la rúbrica de
la sección de Psicoanálisis Aplicado en la EFP. Plantearemos
particularmente aquellos conceptos que sostienen nuestra actividad en la
dirección de un Centro de Día y Hogar psiquiátrico que venimos llevando
adelante desde hace pronto quince años5.
¿ Cuáles fueron las definiciones del Proyecto terapéutico en cuestión ?
Para comenzar, en el inicio de la experiencia, cuando fundamos la
clínica, hicimos pie en las estructuras freudo-lacanianas de la
subjetividad.
Así fue que nos pusimos las primeras balizas y condiciones de
posibilidad. Nos propusimos trabajar con sujetos psicóticos. Es decir, no
atendemos en ninguna de las modalidades que desarrollamos y que son
de internación y de centro de día a pacientes neuróticos, ni perversos. No
atendemos pacientes adictos a las drogas, alcoholistas, menores
2
J. Lacan, Proposición del 9 de Octubre de 1967.
J. Lacan, Acta de Fundación de la EFP.
4
Idem.
5
Hogar y Centro de Día Doña Luz, Tortuguitas, Provincia de Buenos Aires.
3
2
delincuentes ni otras patologías que golpean a las puertas. Es decir que
la primera pauta está apoyada en un eje nosográfico y de clínica
diferencial según las estructuras freudo-lacanianas.
Segundo concepto, este muy específico de Lacan que guía nuestro
trabajo, el concepto de no-todo, que tuvo para nosotros una especificidad
clínica de enorme incidencia.
Podemos presentar algunas declinaciones o consecuencias clínicas
del trabajo con este riquísimo concepto.
Una de ellas es que trabajamos con esta orientación pero que no
todos
somos
psicoanalistas,
no
todos
psicoanalizados
ni
psicoanalizantes.
Damos además el mayor valor a la
interdisciplinariedad del equipo.
No todo lo que hacemos es psicoanálisis. No somos una institución
psicoanalítica sino una Institución de Salud Mental. Consideren ustedes
que el dispositivo es de internación o de centro de día, es decir que los
pacientes están con nosotros al menos 15 horas semanales.
El paciente suele llegar a nosotros con diversos trastornos psicóticos
o asociados a las psicosis, motricidad deteriorada, dificultades
cognitivas, abandonos diversos ligados a los tratamientos o internaciones
psiquiátricas donde sólo importa la compensación dejando de lado
cuestiones subjetivas o relativas al lazo social y presentan diversos
deterioros derivados de la estructura.
Tercer concepto que nos guía entonces, - recuerden que el primero fue
el de diagnóstico estructural y el segundo el de no-todo -, hacemos de
secretarios del alienado, de prótesis, de cuarto nudo y desde esa
perspectiva surgen las estrategias terapéuticas.
Si una de las consecuencias existenciales de la estructura psicótica es
la segregación, la imposibilidad para el sujeto de sostenerse en el lazo
social, el proyecto terapéutico se orienta allí para paliar esa inercia
mortificante de la estructura presente en el campo de las psicosis.
Esto lo hacemos en lo cotidiano de las actividades que proponemos
con gran flexibilidad. Hay para quienes apoyamos más en tal o cual
aspecto, pero en todos los casos apuntamos a inscribir al sujeto psicótico
en aquello donde el neurótico se inscribe habitualmente solo y el
psicótico no puede hacerlo. Esto va de la escolaridad al cybercafe, del
gimnasio a la utilización del transporte, de la natación a la capacidad de
escribir, producir objetos de valor social reconocible, reanudar un lazo
familiar caído, la lista es tan larga como avatares hay en la vida de cerca
de cuarenta personas.
Cuarto concepto. La cuestión subjetiva desde el inicio: la inversión de
la demanda desde la admisión. Aún el sujeto autista más profundo tiene
la eficacia subjetiva necesaria para consentir o no a una propuesta
terapéutica. Desde éste hasta el sujeto paranoico en su despliegue y aún
en su reticencia cada uno de ellos puede consentir o no al proyecto
terapéutico que proponemos. De allí surge la modalidad singular de
admisión que siempre practicamos. Una admisión es entonces un
3
proceso, puede llevar un día o tres meses, dos encuentros al menos, o
quince. Siempre más de un tiempo pues un tiempo es el del sujeto traído,
a partir de allí hay que instaurar otro tiempo que inicia la dialéctica de la
demanda. Esto es inusual y genera sorpresas interesantes en algunos
casos. Así como el sujeto neurótico tiene en la praxis analítica un período
de entrevistas preliminares que pueden llevar o no al comienzo de un
análisis, así un proceso de admisión de un sujeto psicótico en esta
Institución puede llevar a comenzar con él en una modalidad prestacional
de Internación o Centro de Día o no.
Quinto concepto. Un dispositivo terapéutico bien construido, una
estrategia terapéutica para cada cual. Hay proyecto terapéutico, hay
dispositivos, programas, un territorio balizado que apunta a presentar una
suerte de “ruta principal”6. A partir de esa consistencia cada paciente
hará fallar el dispositivo a su modo, lo utilizará a su modo, nos
interpelará a su modo y según sus tiempos y así se irá dibujando la
estrategia terapéutica para cada cual. Una paciente utilizará el Centro de
Día de Media Jornada para estabilizar su jornada como esposa, un
paciente utilizó los productos de la huerta y el taller de cocina para ser
recibido como novio capaz de proveer en la casa de su suegra.
Cada uno pondrá también en juego su particular eficacia subjetiva y
nosotros desde la perspectiva lacaniana que nos evita volver a transitar
los caminos rebatidos del furor curandis no buscamos su rehabilitación al
mercado capitalista del trabajo, somos flexibles a la estructura.
Sexta. Los talleres, la producción de objeto y su subjetivación. En otro
lugar ya planteamos el debate acerca de la cuestión de los talleres en el
dispositivo7. El dispositivo interdisciplinario donde se despliegan diversos
talleres y actividades terapéuticas, educativas, de socialización e
inscripción del sujeto en los más diversos planos de la actividad humana
puede tener lugar en ese marco institucional y lenguajero amplio donde
también tiene lugar la psicoterapia o el tratamiento individual. No para
todos o en todos los casos, sino allí donde se plantea ya sea porque la
estrategia terapéutica lo requiere, ya sea por la demanda del sujeto. El
espacio del psicoanalista no requiere necesariamente de un marco
externo . Recordemos la postura de Maude Mannoni cuando fundó
Bonneil: era de rechazo de los dispositivos de talleres y otros que desde
su ideología antipsiquiátrica en ese momento rechazaba. El demanda de
los pacientes fue contundente: los pacientes demandaron un dispositivo
que incluyera esas actividades rechazadas por la fundadora de Bonneuil
y ésta volvió sobre sus pasos reconociendo su prejuicio. Un dispositivo
todo-psicoanálisis deja a los pacientes librados, en su no inscripción, a la
inercia de las pulsiones y los libra a la agresividad y la mortificación. Ese
no es el campo para el encuentro con la palabra. Nosotros planteamos
un dispositivo con talleres y actividades que posibilitan el desarrollo de la
6
J. Lacan, Seminario III, Las Psicosis, cap. 15 y 16.
Anibal Dreyzin, ¿ Un dispositivo institucional para las psicosis de la infancia ?, Margen Analítico, ed.
Letra Viva (2000, Buenos Aires).
7
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subjetivada en las áreas cognitiva, de la motricidad, ocupacional y
expresiva. Insistimos en la especificidad de cada saber y cada práctica.
En particular evitamos todas las actividades infantilizantes que hacían a
la tradición asilar y nos vedamos los caminos que conducen a la
producción de objetos que reduplican la segregación propia de la
estructura, objetos que algunos llaman esquizofrénicos. Los pacientes en
su medida producen objetos de valor de mercado, hay un trabajo
apropiación y subjetivación de esas producciones. En la hora de piscina
no se interpreta. En cambio hay un momento específico para el
tratamiento individual.
La extraterritorialidad del tratamiento individual no es formal. La
demanda surge allí donde está la oferta y esa oferta es posible en el
dispositivo.
La palabra encuentra su lugar en espacios particularizados de la vida
institucional, que no empuja, ni siquiera a la palabra. El goce empuja, el
psicoanalista no empuja. El dispositivo terapéutico no tiene que empujar.
Séptima cuestión. La duración del tratamiento. La psicosis acompaña al
sujeto a lo largo de su vida. Nosotros no nos hacemos en consecuencia
ningún planteo de finalización del tratamiento. En todo caso
acompañamos al sujeto en el despliegue y nos prestamos a modificar el
dispositivo propuesto toda vez que eso le es útil al sujeto. Así, un mismo
paciente puede estar internado y luego en una modalidad ambulatoria o
al revés, puede concurrir todo el día o medio día o tres veces a la
semana, estar internado siete días a la semana o cinco o cuatro. Lo
fundamental es que el sujeto sabe que nos prestaremos flexiblemente a
sus procesos, que cuenta con nosotros.
Lo fundamental es que a lo largo del tiempo el sujeto sepa más de cómo
manejarse con su estructura en la vida.
Anibal Dreyzin
Marzo 2008
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