La muerte de Jesús

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IMPONER NUESTRA MENTALIDAD DE LOS SIGLOS XX-XXI
A ESCRITOS DEL SIGLO I-II
E, INCLUSO, AL MISMO JESÚS DE NAZARET
Benvolgut Mauri:
Hace unos meses “dialogué” contigo a partir de tu escrito publicado en Cuadernos de la
Diáspora que llevaba por título “Religión católica” o “cristianismo”. En busca de una
comprensión e interpretación actuales del misterio de Jesús de Nazaret. Por mi parte,
yo puse a aquel primer diálogo el título de “Los límites de la investigación histórica
moderna”. Tu escrito abría espacios a otras reflexiones y así ya te avisaba que seguirían
otros “diálogos”, por ejemplo sobre “el sentido expiatorio dado a la muerte de
Jesús”.Recordemos que tus reflexiones empezaban en el Templo expiatorio de Gaudí...
“Construir un templo expiatorio en el siglo XX-XXI… ¿puede tener sentido
cuando disponemos de unos conocimientos, sobre Jesús y los inicios del
cristianismo, que orientan hacia una comprensión, sensibilidad y mentalidad
ajenas a los templos y a la idea de Dios que implica la mentalidad expiatoria? (p.
176).
A mí me hubiera gustado más que esta pregunta hubiera quedado, aprovechando tus
propias palabras, de esta manera:
“Construir un templo expiatorio en el siglo XX-XXI… ¿puede tener sentido
dado el universo mental moderno, tan diferente del antiguo (p. pàg.173), que
orienta hacia una comprensión, sensibilidad y mentalidad ajenas a los templos y
a la idea de Dios que implica la mentalidad expiatoria?
El querer suprimir tu frase “cuando disponemos de unos conocimientos sobre Jesús”
queda -me parece a mí- suficientemente explicado en nuestro anterior diálogo.
Podríamos decir que de Jesús sabemos mucho y que sabemos muy poco.
De Jesús sabemos mucho: sabemos todas (o muchas de) las imaginables posibilidades
que, en su contexto histórico, la vida y la praxis de Jesús hubiera podido tener. Y
sabemos muy poco: no podemos llegar a saber cuál, de todas estas imaginables
posibilidades, fue la de Jesús.
Es verdad que de los “inicios del cristianismo” disponemos ahora de nuevos
conocimientos, que dejan abierta la puerta a que cada investigador diga la suya.
Y estos nuevos conocimientos de los inicios del cristianismo nos ponen delante de una para algunos desconcertante- pluralidad, variedad y diversidad de grupos/sectas de
seguidores de Jesús. Hoy día me gusta añadir: y de grupos que, sin tener su origen en
Jesús de Nazaret, acabaron integrándose en la “gran iglesia”.
Me parece que en tu escrito no tienes suficientemente en cuenta esta “desconcertante
pluralidad, variedad y diversidad” existente ya desde los inicios, que darían buenos
argumentos para mantener tu tesis, que -por lo que toca al tema de hoy- me atrevo a
enunciarla, aprovechando tus frases, de esta manera:
En el siglo XX-XXI nosotros podríamos encontrar una nueva comprensión y
formulación del misterio de Jesús, en la cultura actual, que no pasara por una
interpretación sacrificial veterotestamentaria que atribuiría a la muerte de Jesús
un valor de redención y de sacrificio expiatorio.
Con esta tesis tuya estoy totalmente de acuerdo. Poco a poco, por etapas que pudieran
ser asumidas por el grupo, he ido suprimiendo de mi canon (la gran plegaria de toda la
asamblea en la eucaristía) todas las expresiones que hacen referencia a un sacrificio, a
una víctima inmolada y a una muerte expiatoria por los pecados para apaciguar a un
Dios airado. Por ejemplo:
Los números romanos remiten a las cuatro plegarias
oficializadas después del concilio.
 ...que aceptes... este sacrificio santo y puro que te ofrecemos (I)
 ...te ofrecemos... este sacrificio de alabanza (I)
 Acepta esta ofrenda... líbranos de la condenació eterna (I)
 ...te ofrecemos, Dios de gloria y majestad... el sacrificio puro, inmaculado y
santo (I)
 Dirige tu mirada serena y bondadosa sobre esta ofrenda: acéptala como
aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abraham, la oblación pura
de tu sumo sacerdote Melquisedec (I)
 ...que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo (I)
 El, en cumplimiento de tu voluntad, extendió sus brazos en la cruz (II)
 ...te ofrecemos, Padre, el pan de vida y el cáliz de salvación (II)
 ...que santifiques estos dones que hemos separado para ti (III)
 Te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo (III)
 Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad (III)
 Te pedimos, Señor, que esta Víctima de reconciliación (III)
 ...para cumplir tus designios él mismo se entregó a la muerte (IV)
 ...te ofrecemos su Cuerpo y Sangre, sacrificio agradable a ti y salvación para
todo el mundo (IV)
 Dirige tu mirada sobre esta Víctima que tú mismo has preparado (IV)
 ...seamos en Cristo víctima viva para tu alabanza (IV)
Sería bueno que este lenguaje no volviera a ser recuperado. No es una
invitación a apartar de nuestra visión la imagen de un condenado a
muerte, sino a contemplar esta muerte como el resultado de una vida
vivida coherentemente.
Aprovechaba la variedad de los textos neo-testamentarios en sus palabras atribuidas a
Jesús sobre el pan y la copa para omitir la frase entregado por vosotros y en remisión de
los pecados, aunque todavía mantenía un derramada por todos vosotros. Más tarde,
ajustándome más a la versión de la Primera Carta a los Corintios (11, 25), prescindía de
este añadido de derramada por todos vosotros y de la frase que tenía en la epíclesis de
derramada por la liberación de todos.
Ya ves que ya he hecho los deberes que más o menos nos pides. No sé si leíste una carta
mía a Andrés Torres Queiruga (tienes en tu escrito unas cuantas citas de él, de las cuales
no es ahora el momento de hablar), publicada en mi web y en el blog de Lamiarrita,
donde expresaba alguna reflexión sobre nuestra última eucaristía en Lamiarrita 2011.
Ya ves que voy "limpiando" poco a poco mi canon. En la Eucaristía del último
día, en la cual formaste parte del equipo que "presidía", hiciste también, sobre la
marcha, una labor de limpieza y fuiste cambiando algunas frases del modelo que
seguíamos. Quizás por hacerlo sobre la marcha, no cambiaste algunas frases que,
a mi modo de ver, necesitaban una limpieza mucho más a fondo. Me estremecí
cuando nos hiciste "ofrecer la sangre de tu Hijo"... ¿Querías presentarnos un
Dios sediento de sangre? ¿O quizá pensaste que en aquellos parajes tan cercanos
a las "brujas de Zugarramurdi" lo de "ofrecer sangre" era algo comprensible y
aceptable?
Ya sé que la culpa no es tuya. La culpa es de aquellos que no me hacen caso y
siguen llevando a Lamiarrita esos malditos libros de canciones y oraciones...
Y muy bien puedes suponer que comparto tu “graciosa” crítica:
Durante un año, ¡cuántos encuentros, congresos, cursos y seminarios habrá que,
curiosamente, primero traten sobre Jesús de Nazaret conforme al lenguaje y los
conocimientos actuales y luego, en su clausura, incluyan la celebración de la
eucaristía al modo convencional, donde aparece la entrega “por nuestros
pecados” y se nombra “este sacrificio, mío y vuestro”! (pág. 184)
*
*
*
Y una vez dicho todo esto, pasemos a la parte crítica.
Fue posteriormente, cuando se dejaron de lado las causas históricas de la muerte
de Jesús, así como el interés por su vida, cuando el cristianismo volvió a la
interpretación sacrificial veterotestamentaria… (pág. 178)
Yo diría que esta “interpretación sacrificial veterotestamentaria” la encontramos ya en
los escritos (no todos) del Nuevo Testamento. Pero esta frase tuya, un poco arreglada,
podría tener toda la razón:
Fue posteriormente, unos veinte años después de la muerte de Jesús, cuando un
judío de la dáspora, a quien poco importaban las causas de la muerte de Jesús y
que no demostró ningún interés por su vida, introdujo una interpretación
sacrificial veterotestamentaria.
Este “judío de la diàspora” es Pablo de Tarso, el autor de los escritos más antiguos
conservados:
Rm 8,32
Aquel que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo es posible que con él
no nos lo regale todo?
o[j ge tou/ ivdi,ou ui`ou/ ouvk evfei,sato avlla. u`pe.r
h`mw/n pa,ntwn pare,dwken auvto,n( pw/j ouvci.
kai. su.n auvtw/| ta. pa,nta h`mi/n cari,setaiÈ
Gal 1,4
Él [el Señor, Jesús Mesías] se entregó por nuestros
pecados para librarnos de este perverso mundo presente,
según la voluntad de Dios y Padre nuestro
kai. kuri,ou VIhsou/ Cristou/ tou/ do,ntoj e`auto.n
u`pe.r tw/n a`martiw/n h`mw/n( o[pwj evxe,lhtai
h`ma/j evk tou/ aivw/noj tou/ evnestw/toj ponhrou/
kata. to. qe,lhma tou/ qeou/ kai. patro.j h`mw/n(
Gal 2, 20
…y mi vivir humano de ahora es un vivir de la fe en el Hijo
de Dios, que me amó y se entregó por mí.
o] de. nu/n zw/ evn sarki,( evn pi,stei zw/ th/| tou/
ui`ou/ tou/ qeou/ tou/ avgaph,santo,j me kai.
parado,ntoj e`auto.n u`pe.r evmou/Å
Rm 4, 24s …nosotros, que tenemos fe en el que resucitó de la
muerte a Jesús Señor nuestro, entregado por nuestros
pecados y resucitado para nuestra justificación.
ÅÅÅtoi/j pisteu,ousin evpi. to.n evgei,ranta
VIhsou/n to.n ku,rion h`mw/n evk nekrw/n( o]j
paredo,qh dia. ta. paraptw,mata h`mw/n kai.
hvge,rqh dia. th.n dikai,wsin h`mw/nÅ
1Cor 11, 23 El Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado,
cogió un pan, dio gracias, lo partió y dijo: Esto es mi
cuerpo que se entrega por vosotros; haced lo mismo en
memoria mía.
o[ti o` ku,rioj VIhsou/j evn th/| nukti. h-| paredi,deto
e;laben a;rton kai. euvcaristh,saj e;klasen kai.
ei=pen( Tou/to, mou, evstin to. sw/ma to. u`pe.r
u`mw/n\ tou/to poiei/te eivj th.n evmh.n
avna,mnhsin
Ya hace tiempo que puse en la web:
¿Os atreveis a hacer una pregunta a san Pablo?
Escuche, maestro, cuando Ud., en la Primera Carta a los Corintios escribe “que
había de ser entregado”, ¿por quién había de ser entregado? ¿Por Judas?
Pablo nos miraría con cierto aire de suficiencia y nos preguntaría:
Y este Judas, ¿quién es?
Aquí nos dedicamos a la teología y no a las historietas. ¿Quién entrega a Jesús?
¿Quién es el autor de nuestra redención? El Padre...
Para ampliar este tema
¿Quién entregó a Jesús?
¿No tenemos aquí una interpretación sacrificial, expiatoria, vicaria?
¿Y veterotestamentaria? También, pero quizás no únicamente. En el mundo grecoromano, en el que vivía Pablo, había grupos religiosos que mantenían interpretaciones
parecidas. En la actual iglesia romana de Santa Prisca encontramos esta inscripción:
Et nos servasti aeternali sanguine fuso
Y tú nos has salvado derramando la sangre eterna
Pero esta inscripción proviene de los propietarios anteriores: la iglesia de Santa Prisca
fue construida en el siglo IV o V sobre un “mitreum”, lugar de reunión de los fieles
seguidores de Mitra.
Para ampliar este tema
El banquete cultual de Mitra
Estos días he empezado a leer (a ratos) un libro de Alfredo Fierro (Después de Cristo).
Hay momentos en que pienso que me está copiando. Mira lo que dice de san Pablo:
Las epístolas de Pablo no ofrecen más referencia biográfica sobre Jesús que la
última cena con sus amigos y la muerte en cruz, esta en relación estrecha con la
resurrección.
Pablo no conoció a Jesús y no nos lo da a conocer. Decir que no lo conoció se
queda corto, pues ni le conoció, ni pareció importarle no haberle conocido. No le
importa como haya sido y vivido Jesús, ni tampoco lo que haya enseñado.
Y como le traen sin cuidado los detalles -minucias para él- de la vida y doctrina
del exaltado a Cristo, por Pablo no sabemos absolutamente nada de Jesús: qué
hizo, qué dijo, qué enseñó. Hay una sola excepción a esto, el recuerdo de lo que
hizo Jesús “la noche en que iba a ser entregado”: la cena última con la copa de
vino y la partición del pan (1Cor 11, 23-27). Esta información coincide con los
evangelios, y puede darse por cierta.
Fuera de este rito y de la crucifixión, el lector de las cartas paulinas no saca nada
en limpio acerca de Jesús… Pablo no necesita que su Cristo haya existido y,
mucho menos, que haya vivido y predicado en Galilea en tal momento
concreto… Lo único que necesita para su fabulación teológica es que haya
debido morir por designio de Dios: sea en cuerpo terrestre o en fantasía mítica…
A Pablo nada más le interesa que su fetiche elegido y adorado ha muerto para
salvar a la humanidad. Y lo que añade, esto sí decisivo, siendo, además, el
primero que lo dice -entre los autores de escritos llegados hasta nosotros-, es que
Cristo está vivo y que ha sido visto por numerosos leales. Este es el único
Jesucristo que le concierne, el que nace o renace con la “resurrección”.
Si quieres leer todo el fragmento
*
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*
La diversidad y variedad de cristologías (respuestas a la pregunta sobre la identidad de
Jesús y sobre su relación con Dios y con los otros seres humanos) y de soteriologías
(respuestas a la pregunta sobre qué hizo Jesús y sobre cómo lo que hizo repercute en
nosotros) que encontramos en los escritos del Nuevo Testamento no agota, ni mucho
menos, la “desconcertante” variedad que podemos encontrar en los escrito de los siglos
I y II de los diversos grupos que más tarde llegarían a configurar el “cristianismo” o que
quedarían excluidos.
No es ahora el momento de hacer un repaso de todas ellas ni de las que son presentes en
el Nuevo Testamento.
Pero sí que quiero poner de manifiesto que, en el evangelio de Marcos, del cual tú dices
muy bien que “es el primero en estructurar su evangelio en la vida de Jesús” (pág. 178)
(quizás partiendo de un relato ya preexistente de la pasión), encontramos ya esta
interpretación:
Mc 10, 45
…pues tampoco el Hijo del hombre ha venido para que le
sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por
todos
ÅÅÅkai. ga.r o` ui`o.j tou/ avnqrw,pou ouvk h=lqen
diakonhqh/nai avlla. diakonh/sai kai. dou/nai th.n
yuch.n auvtou/ lu,tron avnti. pollw/nÅ
Esta interpretación será seguida, al pie de la letra, por Mateo (20, 28), pero no por Lucas
(cfr. 22, 24-30). ¿No es ésta una interpretación sacrificial y veterotestamentaria?
Fácilmente, las diversas ediciones bíblicas nos remiten, en sus notas sobre este
versículo, a Is 53, 10-11, a la figura del Siervo de Yahvé.
Is 53, 10s
Yahvé quiso triturarlo con el sufrimiento. Entregando su
vida como expiación por los pecados, verá su
descendencia y prolongará sus años; lo que Yahvé quiere
prosperará por su mano
Por los trabajos de su alma verá la luz y se saciará de
conocimiento; él, que es justo, justificará a muchos porque
cargó con las culpas de ellos.
kai. ku,rioj bou,letai kaqari,sai auvto.n th/j plhgh/j
eva.n dw/te peri. a`marti,aj h` yuch. u`mw/n o;yetai
spe,rma makro,bion kai. bou,letai ku,rioj avfelei/n
avpo. tou/ po,nou th/j yuch/j auvtou/ dei/xai auvtw/|
fw/j kai. pla,sai th/| sune,sei dikaiw/sai di,kaion eu=
douleu,onta polloi/j kai. ta.j a`marti,aj auvtw/n
auvto.j avnoi,sei
La nota a Mt 20, 28 de la Bíblia Interconfessional Catalana dice:
En Jesús se realiza lo que Isaías había anunciado sobre el siervo de Yahvé que da
la vida para salvar a los pecadores (Is 53, 10-11). Ved 1Tm 2, 5-6; 1Pe 2, 21-25.
Jesús, con este gesto que manifiesta su amor universal, hace realidad el designio
salvador de Dios.
Más larga es la nota de la Bible de Jérusalem que, una vez traducida, dice:
Los pecados de los hombres conllevan una deuda delante de la justicia divina, la
pena de muerte exigida por la Ley Llei (cf. 1Cor 15, 5; 6, 2; Cor 3, 7.9; Gal 3,
13; Rm 8, 3-4). Para liberarnos de esta esclavitud del pecado y de la muerte (Rm
3, 24), Jesús pagarà el rescate [la rançon] y saldarà [acquittera] la deuda
entregando el precio de su angre (cfr. 1Cor 6, 20; 7, 23; Gal 3, 13; 4, 5), es decir,
muriendo en lugar de los culpables, como estaba anunciado del “Siervo de
Yahvé”.
No es necesario recordar que los tres evangelios sinópticos nos transmiten aquella
tradición que Pablo decía que “había recibido del Señor” (quizás una manera humilde
de decir que él mismo la había inventado) sobre aquella última cena del grupo. Dentro
de sus variantes encontraríamos estas expresiones:
Lc 22, 19
Esto es mi cuerpo, entregado por vosotros
Tou/to, evstin to. sw/ma, mou to. u`pe.r u`mw/n
dido,menon
1Co 11, 24 Esto es mi cuerpo, [entregado] por vosotros
Tou/to, mou, evstin to. sw/ma to. u`pe.r u`mw/n
Mc 14, 24
Esto es mi sangre, la sangre de la alian<a, derramada por
muchos.
Tou/to, evstin to. ai-ma, mou th/j diaqh,khj to.
evkcunno,menon u`pe.r pollw/n
Mt 26, 28
Esto es mi sangre, la sangre de la alianza, derramada por
muchos en remisión de los pecados
to. ai-ma, mou th/j diaqh,khj to. peri. pollw/n
evkcunno,menon eivj a;fesin a`martiw/n
Lc 22, 20 Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre,
derramada por vosotros
Tou/to to. poth,rion h` kainh. diaqh,kh evn tw/|
ai[mati, mou to. u`pe.r u`mw/n evkcunno,menon
1Co 11, 25 Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre
tou/to to. poth,rion h` kainh. diaqh,kh evsti.n evn
tw/| evmw/| ai[mati
Hace unos cuantos años (el 2007) fui publicando en la web una catequesis eucarística.
En el capítulo dedicado a estos textos sinópticos y de Pablo, hacía estos comentarios:
La muerte de Jesús en la cruz -una de tantas en un país ocupado- ejecutada bajo
la acuación de “El Rey de los judíos (~O basileu.j tw/n VIoudai,wn) (Mc 15,
26), pasa a tener un valor sacrificial: por vosotros (to. u`pe.r u`mw/n\) (1Cor),
entregado... derramada por vosotros (dido,menonÅÅÅ to. evkcunno,menon
u`pe.r u`mw/n) (Lc). Y de alcance universal: por muchos (u`pe.r pollw/n)
(Mc)
 La primera alianza, la del Sinaí, quedó sellada uniendo en una misma
sangre, la de los novillos inmolados, Dios (con la otra mitad roció el altar)
y el pueblo (Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo).
No dejéis de leer Ex 24, 1-11.
 Para el tema de la “nueva alianza” es necesario leer el profeta Jeremías (31,
31-34), texto que el autor de la Carta a los Hebreos citará totalmente (la cita
más larga existente en el Nuevo Testamento del Antiguo Testamento
 Marcos habla, muy escuetamente, de alianza. Pero, ¿es posible hacer esta
lectura: Esta es la sangre de mi alianza.
Si quieres ver esta posibilidad
Una explicación de Pepe Godoy
 Marco añade, ignorando quizás que son dos cosas diferentes, al sacrificio de
la alianza (Ex 24, 1-11) el sacrificio de expiación (derramada por muchos)
(Lv 16)
"Yuxtaposición brutal" la llamó Hans Colzemann. Si el traductor de la edición
francesa hizo bien su trabajo, los dos atributos de "sangre" (como sacrificio de la
alianza y como sacrificio expiatorio) se dan de narices (la mejor traduccción por
"les deux attributs se heurtent")
 Mateo, cansado quizás de ir siempre “a rueda” de Marcos, se atreve a añadir
por su cuenta: “en remisión de los pecados”
Se están poniendo los fundamentos de una teología que muchos hubieran
deseado que nunca hubiera existido: la de un Dios airado que exige la muerte de
su Hijo.
Aquel mismo año desde uno de los despachos del Vaticano surgió una polémica. Y
quise participar en ella:
Por muchos... Por todos...
EL
Mediada ya esta catequesis eucarística llega a mi conocimiento por
PREGÓ y por ATRIO que el Vaticano quiere introducir un pequeño
cambio en la misa: ya no podremos decir " por
todos",
deberemos decir
"por muchos". Esta falta de espíritu universalista por parte de las altas
instancias vaticanas ha herido los sentimientos de muchos cristianos "sin
fronteras"
Se han producido, en consecuencia, reacciones críticas...
Yo podría añadirme a ellas... El Vaticano invade competencias de las
comunidades locales. ¿No tienen éstas el derecho de expresar en sus
reuniones eucarísticas -si así lo sienten- su fe en una salvación universal?
La razón dada por el Vaticano (ser más fieles al texto latino de las
ediciones típicas: "pro multis") no la encuentro muy acertada: si hubiera
pedido fidelidad al texto griego de las palabras que el Nuevo testamento pone
en boca de Jesús: u`pe.r u`mw/n (por vosotros), u`pe.r pollw/n (por
muchos).
Pero con algunas de las reacciones críticas producidas no estoy
demasiado de acuerdo. Algunas de ellas parecen tener miedo a introducir
cambios... Y yo soy de los que pienso que son necesarios muchos cambios.
Filológicamente, no soy nadie para opinar "si el pro multis latino
tiene un valor semántico reductivo con relación al oi` polloi, griego", pero
posiblemente -según un artículo de Justin Taylor- en algunos escritos de los
primeros tiempos cristianos, la expresión griega oi` polloi, puede referirse a
un conjunto numéricamente indeterminado, pero bien definido como grupo.
Yo animaría a Casimir Martí a convocar en su parroquia esta
catequesis indicada en el documento vaticano, para explicar que Jesús no
murió ni por muchos, ni por todos; pura y simplemente murió ajusticiado. Más
tarde, algún grupo cristiano, no todos, quisieron dar a esta muerte una
significación sacrificial.
*
A pesar de toda esta parte crítica, tu tesis
*
*
En el siglo XX-XXI nosotros podríamos encontrar una nueva comprensión y
formulación del misterio de Jesús, en la cultura actual, que no pasara por una
interpretación sacrificial veterotestamentaria que atribuiría a la muerte de Jesús
un valor de redención y de sacrificio expiatorio.
que yo, como ya te he dicho, comparto, puede seguir manteniéndose. Y, como ya te he
insinuado, apoyándonos en la “desconcertante” variedad y diversidad de escritos de
aquellos primeros años. Recordar dos de ellos será suficiente, todos dos los tienes -y los
tenías- a tu alcance.
El primero, cronológicamente, sería el llamado Documento Q o Evangelio Q (¡ya sabes
que es un texto hipotético!), el cual fue copiado por Mateo y Lucas y esta “integración”
fue la mejor manera -quizás- de hacer desaparecer un evangelio incomodo.
Lo que tiene de notable el pueblo de Q es que no era cristiano. No veía a Jesús
como un mesías o como el Cristo. No tomaba sus enseñanzas como una crítica
severa del judaísmo. No consideraba su muerte como un suceso divino, trágico o
salvador. Y no imaginaba que se había levantado de entre los muertos para
gobernar un mundo transformado. Pensaba en cambio que era un maestro cuyas
enseñan-zas le permitían vivir con entusiasmo en tiempos turbulentos. Por lo
tanto no se reunía para rezar en su nombre, para reverenciarlo como dios o para
cultivar su memoria mediante himnos, oraciones y rituales. No formó un culto
del Cristo como el que surgió entre las comunidades cristianas con las que están
familiarizados los lectores de las epístolas de Pablo. El pueblo de Q no era
cristiano: era el pueblo de Jesús
Burton L. Mack
L’evangeli perdut
Plantear como hipótesis una fuente de dichos que resulta centrarse mucho más en
los dichos de Jesús que en sus hechos maravillosos, que menciona el
advenimiento del Hijo del Hombre pero guarda silencio acerca de una muerte
vicaria o una resurrección, y que parece reflejar y ensalzar una forma de
marginalidad social, tuvo consecuencias de largo alcance y, en parte imprevistas,
en lo tocante a nuestro modo de reconstruir la teología, las costumbres y la
ubicación social del primitivo movimiento de Jesús. Admitir Q equivale a
admitir "la diferencia" en los comienzos mismos del movimiento de Jesús.
El evangelio Q de dichos resulta ser una excelente ventana a través de la cual ver
el "descubrimiento" de la diversidad y la diferencia en el cristianismo primitivo
(no hay "opiniones comunes" que se puedan considerar características de todos
los sectores del movimiento de Jesús)
La existencia de Q plantea cuestiones teológicas importantes acerca de la
diversidad y la diferencia en los estadios fundacionales mismos del movimiento
de Jesús, no sólo en algún estadio secundario y anómalo.
John S. Kloppenborg
Q. El evangelio desconocido
Para ampliar este tema
El Documento Q
El siguiente texto que hubieses podido recordar es la Didach [Didakhé] o Doctrina de
los Doce Apóstoles, la existencia del cual sólo nos era conocida por referencias de
autores antiguos. Fue encontrado en un manuscrito griego de Constantinopla y
publicado el año 1883. Parece que se trata de una compilación de elementos muy
antiguos, la mayor parte de los cuales podrían datarse en el siglo I.
El conjunto está formado por diversas instrucciones de carácter moral, litúrgico y
disciplinario, quizás para el uso de predicadores ambulantes. Su particular interés radica
en darnos a conocer las formas más primitivas de la catequesis moral, con fuerte
influencia judía, y los elementos más antiguos de la liturgia bautismal y eucarística,
como también la organización eclesiástica en el momento en que, junto con los
predicadores ambulantes, empieza a surgir una jerarquía estable y una organización en
las iglesias locales.
En la Didakhé encontramos en los capítulos IX y X dos celebraciones eucarísticas
distintas, en las cuales se puede reconocer una misma estructura dividida en cuatro
partes, compartiendo temas y frases comunes a ambos.
Si lo quieres ver...
Las conclusiones a las que llega John Dominic Crossan en su libro Jesús: Vida de un
campesino judío (pág. 417-421) son éstas:
 A finales del siglo I había cristianos [mejor: seguidores de Jesús] de Siria
(meridional?) que celebraban una eucaristía del pan y del vino sin el menor
vestigio de banquete pascual, de Última Cena y sin ningún simbolismo que
-directa o indirectamente- hiciera mención de la pasión.
 Es muy difícil que este grupo de cristianos tuvieran conocimiento de todos
estos elementos y hubieran decidido omitirlos.
 Es pues necesario pensar que estos elementos no eran conocidos desde el
principio por todos
 y que no procedían, por tanto, de una institución solemne, formal y
definitiva del mismo Jesús.
*
*
*
Mauri, tú eres uno de estos cristianos que, sensibles al “universo mental moderno” y a la
“actual sensibilidad democrática”, buscan una “interpretación, en términos de nuestro
tiempo, de lo que fue y significó la vida de Jesús, su experiencia y su trayectoria” y
quisieran, pues, que esta “interpretación sacrificial veterotestamentaria” no hubiera
existido nunca.
Pero no podemos negar la existencia, en los textos fundacionales y normativos del
cristianismo, de esta interpretación (no la única) de la vida y muerte de Jesús de
Nazaret. Tu escrito y otros, que pueden tener un éxito de ventas en las librerías
religiosas, pueden tener el peligro de querer imponer nuestra mentalidad de los siglos
XX-XXI a unos textos (difíciles de descifrar, a veces) de finales de siglo I y del siglo II.
Algunos de estos escritos de nuestro tiempo, bien expuestos en los escaparates de las
librerías, incluso quieren imponerla a Jesús de Nazaret, ya haya sido este -en expresión
de John Dominic Crossan- un “campesino judío”·(a mediterranean Jewish Peasant), o según John P. Meier- un “judío marginal” (a marginal Jew), o, más simplemente, como nos diría Geza Vermes- un “judío” (Jesus the Jew).
Ya te he dicho que a veces tengo la impresión que Alfredo Fierro me copia:
En el Cristo, más que en cualquier otro personaje, la leyenda y la ficción, más
poderosas que la historia, han devorado a la realidad.
No deja de sorprender, por eso, que en propósito loable de movilizar la fe
cristiana a favor de la libertad y de la justicia, se enarbolen como tesis
inconcusas meras conjeturas con nula fiabilidad histórica y con exiguo respaldo
en los propios evangelios. Se asegura, por ejemplo, que la causa de la muerte de
Jesús fue “un combate por la justicia” y que “él derribó los símbolos opresivos:
enfermedad, posesión depreciación social, exclusión, pecado” (Ch. Duquoc y
otros). El texto de los evangelios no autoriza, en absoluto, a asegurarlo. El único
símbolo opresivo con el que, según ellos, Jesús tropieza y que quiere derribar, es
el legalismo sostenido por la aristocracia sacerdotal en una aplicación rígida de
la ley de Moisés. Pero, además, la escasa fiabilidad de los evangelistas torna
irrisoria cualquier tesis de este corte. La vida y la doctrina de Jesús no derriban
nada; si acaso, son las leyendas acerca de él las que derriban, y ni siquiera las
leyendas primigenias, sino algunas lecturas muy posteriores de las mismas. En
efecto, otras lecturas, las dominantes durante siglos, no han contribuido a
derribar símbolos opresivos, sino consolidarlos. Lo que, de modo paradójico,
permite adjudicar a Jesús los más audaces gestos frente al poder no es la
presencia de indicios de ello, sino su ausencia: es carecer de historia. El difuso
espectro del Jesús del Nuevo Testamento constituye arcilla entre las manos para
poderlo modelar, cada cual, según las preferencias de su corazón.
Alfredo Fierro
Después de Cristo
Pág 34
Dejemos, pues, que los escritos del primer siglo sean escritos del primer siglo, dejemos
que Pablo y todos aquellos autores que se esconden bajo los nombres de Marcos,
Mateo, Lucas... sean hombres de su tiempo, dejemos que Jesús de Nazaret sea “judío” y
un judío del primer tercio del siglo I que vivía en una Palestina dominada por el
Imperio.
Nosotros, para considerarnos -y que podamos ser reconocidos- como miembros de la
tradición judeo-cristiana, no estamos obligados a “centrarnos con más verdad y más
fidelidad en la persona de Jesucristo”. Ya dije que era algo imposible...
Si lo quieres ver...
La imposible “autocorrección” de Pagola
Ya hace tiempo (en el año 1991) me expresaba así delante de un grupo de compañeros
jeuitas:
Delante de Jesús también nos hemos de preguntar: ¿qué he visto en él? ¿cuáles son los
valores que tomo de él? ¿cuáles son sus actitudes que no comparto?. También él, como todo
testimonio humano, es un “testigo”, un punto de referencia limitado: limitado por todo un
conglomerado de valores, de criterios, de costumbres, de visiones, de tendencias…, que
vienen de muy lejos, que vienen de su “tiempo”. Y limitado por opciones personales que él
hizo y que no necesariamente han de ser asumidas por todos.
Y en un sermón de Primera Comunión del 94 decía:
Recordar no es copiar; hacer memoria de alguien no es imitarlo, no es repetir. Recordar no es
querer revivir una situación ya pasada. Sería tan fácil, si nos fuera posible, seguir repitiendo
las palabras de Jesús, ir copiando sus gestos y sus acciones, hablar de Dios como Jesús lo
hizo, seguir manteniendo sus esperanzas y sus planteamientos políticos… Sería tan fácil, si
ello fuera posible, vivir los mismos radicalismos de Jesús: ni pan, ni bolsa, ni dinero.
Ahora, en estos últimos tiempos, ya me atrevo a decir en la web y en público: “el Dios
de Jesús ya no puede ser nuestro Dios”
Bonavista (Tarragona)
Febrero 2013
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