1. Sistema BAL de evaluación de colecciones de Derecho. Balbina

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SISTEMA BAL DE EVALUACIÓN
DE COLECCIONES DE DERECHO
Balbina Chavarro Olaya1
[email protected]
Resumen
El objetivo del presente artículo es poner a disposición de la comunidad
de bibliotecólogos un método de evaluación de colecciones diseñado
para ser aplicado en el área de Derecho. Las reflexiones y el método
que aparecen a continuación son el resultado de un trabajo
interdisciplinario que se llevó a cabo durante tres años en la Biblioteca
de Derecho de la Universidad de los Andes. Gracias a este trabajo
conjunto, desarrollé una metodología que condujo a una reorganización
de algunas de las colecciones de la biblioteca con miras a la prestación
de un mejor servicio y a una localización más eficiente del material
bibliográfico. La metodología aquí expuesta será de utilidad para los
bibliotecólogos que tengan a su cargo otras bibliotecas de Derecho y
además puede motivar a otros colegas a buscar el apoyo de sus
instituciones para elaborar métodos análogos aplicables a bibliotecas de
otras disciplinas.
Palabras clave: evaluación de colecciones bibliográficas.
1
Bibliotecóloga, archivista y traductora. Realizó estudios de Bibliotecología en la Universidad de la Salle
y de Lenguas Modernas en la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Recibió una formación
especializada en el área de Administración de Sistemas de Información en The National Technical
Information Service, entidad perteneciente al U.S. Department of Commerce. Trabajó durante 24 años en
la Universidad de los Andes primero como jefe de procesos técnicos automatizados, luego como jefe de
Hemeroteca, luego como jefe de referencia general y especializada, luego como jefe de la sección
Desarrollo de colecciones de la Biblioteca General y finalmente en calidad de directora de la Biblioteca
de Derecho.
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BAL METHOD TO EVALUATE LAW
COLLECTIONS
Balbina Chavarro Olaya
[email protected]
Abstract
The purpose of this paper is to offer the Librarian Community a
method of evaluation of collections designed to be applied in the area
of Law. The reflections and method that appear below are the result of
an interdisciplinary work that took place during three years in the Law
Library at The Los Andes University. Thanks to this joined work, I
developed a method that lead to reorganize some of the Library’s
collections, in order to offer better service and to locate the
bibliographical material more efficiently. The methodology here
presented will be useful for the librarians, who have in charge other
Law Libraries and moreover, it can motivate other colleagues to seek
the support of their institutions to create analogical methods to
libraries of other disciplines.
Key words: Library collections evaluation
3
1. Introducción
Una biblioteca es un espacio físico y virtual en el cual se encuentran libros, revistas y
materiales digitales para el uso de una determinada comunidad. Las bibliotecas pueden
ser generales, lo cual significa que en un mismo lugar se encuentran libros e
información sobre áreas muy diversas del saber, o bien, especializadas, esto es,
bibliotecas en donde sólo hay textos de una disciplina en particular. Bibliotecas
generales son, por ejemplo, la Luis Ángel Arango. Bibliotecas especializadas son por su
parte las bibliotecas universitarias de Derecho, Arquitectura, Medicina, Textiles o
Humanidades, entre otras.
Las instituciones educativas destinan regularmente una parte del presupuesto a la
adquisición de libros, dado que éstos son una fuente primordial de conocimiento y un
soporte para la formación de los profesionales. Cuando una biblioteca general tiene un
gran número de unidades bibliográficas y el espacio no es suficiente para contenerlas a
todas, surge entonces la necesidad de crear bibliotecas alternas. Las bibliotecas alternas
se forman por áreas de conocimiento. Es así como se originan las bibliotecas
especializadas en las universidades.
En Colombia, como los ejemplos anteriores lo sugirieron, existen bibliotecas tanto
generales como especializadas. Aunque poseemos un número significativo de obras en
todos los campos, carecemos sin embargo de una política declarada de evaluación de las
colecciones existentes2. A mi modo de ver, cuando una colección tiene más de 10.000
volúmenes, empieza a ser urgente la labor de evaluarla tanto cualitativa como
cuantitativamente3. La evaluación es un aspecto esencial de la buena gestión de una
biblioteca. Una biblioteca no puede ser un mausoleo en expansión. El crecimiento
bibliográfico debe ajustarse a unas pautas que concuerden con el desarrollo de los
saberes y con las necesidades de los investigadores.
En términos generales, los propósitos de la evaluación de una colección son determinar
lo que ésta debería tener y no tiene o lo que tiene y no debería tener. Factores como la
2
Parece que esta situación también se da en otros países y es la que ha llevado a algunos bibliotecólogos
a formular sus propios criterios de evaluación de bibliotecas. “Durante muchos años las bibliotecas han
operado en un medio en gran medida carente de evaluaciones objetivas. Si no había apenas quejas graves,
se tendía a suponer que el servicio era por lo menos satisfactorio. Dicha suposición era, con frecuencia,
errónea pero los bibliotecarios, carentes de métodos y medidas de rendimiento objetivos, quedaban en
cierto modo complacidos con sus servicios”. Cita de Evaluación de la biblioteca. F. W. Lancaster.
ANABAD. Madrid, 1996.
3
En este escrito manejo los conceptos “biblioteca” y “colección” como diferentes. El término
“biblioteca” se refiere al conjunto de libros, software, hardware, personal y servicios que se ofrecen en un
espacio concreto. El término colección alude, en cambio, al conjunto de libros, revistas o materiales
digitales que se encuentran en una biblioteca. Si en una biblioteca hay revistas, libros, CDs y otros
recursos bibliográficos, a cada uno de estos grupos de recursos se le da el nombre de colección. Una
biblioteca, en consecuencia, posee en principio varias colecciones. El trabajo que yo realicé se centró en
la evaluación de la colección de libros de la biblioteca. La colección de libros de una biblioteca de
Derecho está compuesta a su vez por otras coleccionen que corresponden a las ramas o subdivisiones del
Derecho. Así pues, se puede hablar de la colección de Derecho Civil, la colección de Derecho Penal o la
de Derecho Internacional, entre otras.
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calidad de las publicaciones y ediciones, el cambio en los intereses de los usuarios y la
necesidad de utilizar de manera consciente los recursos económicos —en muchos casos
limitados— para la compra de libros, son algunas de las razones que justifican la
evaluación de una colección. Mi método de evaluación está pensado para que el
bibliotecólogo que lo aplique adquiera una mayor conciencia de los recursos que su
biblioteca posee y en esa medida esté en capacidad de organizar la información de
manera tal que los usuarios encuentren el material que necesitan, conozcan las obras que
son fundamentales dentro de su profesión o dentro de un área de su profesión y tengan
un eficaz acceso a ellas. Estos son los objetivos de la evaluación de una colección en
general.
La razón de ser de una evaluación no es en ningún sentido retirar libros de manera
inescrupulosa. Es posible que algunas personas se opongan a la iniciativa de evaluar una
colección argumentando que todo libro, por más malo que sea, por más desactualizado
que esté, le deja alguna enseñanza al que lo lee. Esta opinión aunque muy romántica
desconoce la importancia de sopesar el valor de la información para de este modo hacer
un uso productivo del tiempo que se le dedica a la lectura de un libro o a la
investigación de un tema. En la actualidad, el volumen de información que está al
alcance de la mano es inconmensurable si tenemos en cuenta que ésta ya no se
encuentra solamente en los libros sino también en las bases de datos bibliográficas y en
los libros electrónicos y documentos digitalizados a los que se tiene acceso a través de
la gigantesca base de datos llamada Internet. El organizar las bibliotecas, buscando que
en ellas estén las obras de la mejor calidad, hará que el tiempo que los usuarios invierten
en su lectura sea mucho más productivo.
Aunque a nivel mundial algunos bibliotecólogos se han interesado en el tema de la
evaluación de colecciones, las propuestas de las que tuve conocimiento no se ajustaban
a las necesidades y peculiaridades de la evaluación que yo me proponía emprender. En
ese entonces, primaba en otros países la evaluación de grandes cantidades de libros, lo
cual impedía la valoración específica de las unidades bibliográficas. Lo que importaba
era mantener las colecciones relativamente ordenadas y actualizadas, pero sin que ello
implicara emprender una evaluación unidad por unidad. Este enfoque se mostró
entonces como opuesto a los propósitos de mi evaluación, dado que yo quería hacer un
examen minucioso de cada unidad bibliográfica. No obstante, durante los primeros años
de mi estadía en la Biblioteca de Derecho me dediqué a buscar y leer aquellos
documentos y textos que podrían enriquecer mi proyecto de evaluación. Mi
metodología se nutrió en cierto sentido de la literatura secundaria, pero en su mayoría
fue el resultado de mi reflexión personal y de mi experiencia como bibliotecóloga4.
4
Uno de los libros en los que se aborda el tema de la evaluación de colecciones es el de Lancaster. El
libro se titula Evaluación de la biblioteca (véase la bibliografía al final del artículo). Para efectos del
trabajo que yo estaba desarrollando, los planteamientos del autor resultaron muy generales. Lancaster
elabora lineamientos generales de evaluación de una biblioteca. Yo quería que mi metodología apuntara
por el contrario a una evaluación de cada unidad bibliográfica.
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2. La planeación de la evaluación
En el año 1989 asumí la dirección de la Biblioteca de Derecho de la Universidad de los
Andes, después de haber tenido a mi cargo durante 15 años diversas divisiones de la
biblioteca. En ese entonces la colección contaba con unos 15.000 volúmenes y unos 70
títulos de revista. Había libros en diversos idiomas, de diversas áreas del Derecho y
otras disciplinas como Ciencia Política, Relaciones Internacionales, Economía y
Finanzas amén de bastantes libros de Humanidades y Ciencias Sociales. Después de
conocer a fondo los recursos bibliográficos que tenía la biblioteca, llegué a la
conclusión de que se requería someter la colección a una evaluación general, pues los
recursos se podían administrar mejor. La colección estaba creciendo continuamente,
pero al lado de los libros nuevos permanecían libros ya obsoletos5. Había una cierta
anarquía en la clasificación, algunos libros no aparecían, otros estaban invadidos por el
moho y otros permanecían en el anonimato y olvido. Empecé entonces a bosquejar unas
pautas y un modelo para realizar la evaluación de la colección. Para mí era fundamental
hacer de la biblioteca un lugar propicio y agradable para la investigación y el estudio.
Quería que mi biblioteca fuera un lugar atractivo, alegre y ordenado que tuviera
colecciones accesibles, pertinentes, actualizadas y de calidad.
Solicité el respaldo de la Facultad. Le manifesté a la vicedecana que la biblioteca en
efecto estaba creciendo en cuantía y que cada día se tenían textos de mejor calidad, pero
que, sin embargo, era indispensable controlar este crecimiento y hacer una evaluación
de las colecciones según las áreas del Derecho para definir cuáles de ellas requerían una
mayor atención y de este modo establecer un equilibrio. También le comenté que tal
evaluación conduciría a un mejor aprovechamiento del espacio físico y virtual de la
biblioteca. La evaluación del contenido y vigencia de las obras debía estar a cargo de
especialistas. La vicedecana aprobó mi proyecto y en consecuencia se me dio la licencia
para conformar mi equipo de trabajo.
Elaboré los formatos para la evaluación y, por recomendación de mi esposo, especialista
en evaluación en el ámbito educativo, organicé los elementos esenciales de todo libro
para que recibieran una calificación. Al final del formato destiné una sección para la
calificación global del libro. La evaluación contemplaba tanto aspectos atinentes al
contenido como aspectos atinentes a la forma del libro. Gracias a estos formatos
llegaríamos a conocer el estado de una parte significativa de la colección.
La evaluación contó con el respaldo de la Decanatura de Derecho y algunos profesores
de la Facultad y de la Biblioteca General de la cual dependía de Biblioteca de Derecho.
El éxito del proyecto dependía en cierta medida del apoyo logístico que la Facultad y
Lancaster llama “obsoletos” a los libros que han perdido su vigencia. El bibliotecólogo dice que un libro
debe ser declarado obsoleto cuando disminuye su consulta. Según sus estudios, un libro es altamente
consultado durante los seis primeros años en que está en la biblioteca y de ahí en adelante la frecuencia de
consulta empieza a disminuir, debido a la aparición de nuevos textos que abordan la misma temática de
una manera más actual. Sin embargo, vale aclarar que la baja consulta no es una razón suficiente para
declarar obsoleto a un libro, ni tampoco para justificar su salida de una colección.
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los directivos de la biblioteca nos ofrecieran. Como mi biblioteca pertenecía a un
sistema, los resultados del trabajo se le darían a conocer a la dirección de bibliotecas.
3. Objetivos concretos de la evaluación de una colección de Derecho
La evaluación de los libros de Derecho tiene como objetivos concretos los siguientes:
1. Conocer qué libros hay en cada área y cuántos hay.
2. Determinar la profundidad del contenido de los libros: esto incluye evaluar la
seriedad del contenido, las controversias que el libro ha despertado entre los
autores, la justificación y argumentación de las tesis principales así como la
presentación de la temática.
3. Evaluar la fortaleza de la colección en cada área del Derecho en términos del
número de libros que la componen y de la calidad de los mismos.
4. Definir en qué consiste la debilidad de una cierta área: esto debe contemplar
aspectos como la actualidad de los recursos bibliográficos, la calidad de su
edición y contenido, la existencia de libros de autores con un prestigio
internacional.
5. Establecer la relación entre la edición originaria de un libro y sus ediciones
posteriores. Algunas veces ocurre que las nuevas ediciones no contienen ningún
cambio fundamental con respecto a la edición originaria. La razón de ser de
estas publicaciones aparentemente nuevas es el deseo deshonesto de los editores
de ganar más dinero haciéndoles creer a los lectores y entidades educativas que
los libros nuevos contienen información diferente para que éstos los compren.
Como se ve, un conocimiento de la relación de un libro con sus ediciones
posteriores puede llevar a un uso más provechoso de los recursos económicos
destinados a la adquisición de nuevo material bibliográfico.
6. Establecer un balance entre jurisprudencia y doctrina. Una de las divisiones
tradicionales que rige en Derecho es la de jurisprudencia y doctrina. Se entiende
por “jurisprudencia” los documentos en los que aparecen los fallos de los
tribunales de justicia. Estos documentos revelan las interpretaciones de las que
son objeto las leyes, cuando se las va aplicar a casos particulares. “Doctrina”,
por su parte, es el conjunto de obras en las cuales están los fundamentos
filosóficos de la disciplina. Puede ocurrir que en una biblioteca una de estas
áreas sea más fuerte que la otra, en cuyo caso ha de buscarse el equilibrio. El
Derecho es tanto un saber práctico que implica el conocimiento de la aplicación
de la ley en contextos concretos —jurisprudencia—, como un saber teórico, lo
cual supone una reflexión constante en torno a la validez de las leyes y a los
fundamentos que las sustentan —doctrina—. Una buena biblioteca de Derecho
debe poseer, en síntesis, materiales que correspondan al ámbito de la legislación
y al ámbito del litigio así como al ámbito del profesor y estudiante que se ocupa
de la teoría del Derecho.
7. Saber cuántos ejemplares hay de un libro y por qué razón hay tal cantidad de
ejemplares. Esto es especialmente importante en lo que respecta a las obras de
referencia y a los códigos. Para saber si el número de ejemplares en una
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biblioteca es suficiente hay que tener en cuenta el tamaño de la comunidad de
usuarios.
8. Saber qué libros contienen normatividad derogada.
9. Determinar si otras bibliotecas de la misma institución tienen la misma obra,
dada su pertinencia en el contexto de otras disciplinas.
10. Definir qué libros no son de Derecho y por qué, no obstante, están en la
biblioteca de Derecho.
11. Definir qué papel juega un determinado libro dentro del currículo de la carrera.
Para la consecución de los objetivos mencionados es preciso examinar el prólogo, la
tabla de contenido, el contenido, los comentarios, conclusiones y la bibliografía de cada
libro.
4. Ensayo de evaluación
Antes de comenzar con la evaluación de la colección, se recreó el procedimiento con un
volumen pequeño de libros. Los participantes del proyecto pusieron en práctica las
pautas de evaluación y dieron una calificación a las unidades bibliográficas escogidas.
La evaluación paso por cinco filtros diferentes. Al final se tomó la decisión acerca del
futuro de los libros evaluados. Este pequeño ejercicio sirvió para predecir si la
evaluación tendría éxito y diagnosticar si los criterios elegidos eran los correctos.
Gracias a esta experiencia se hicieron algunos cambios en las pautas de evaluación y en
la distribución del trabajo.
5. La ejecución de la evaluación
Durante los años 1995-1998, ejecuté entonces la evaluación de la colección con la
colaboración de abogados de la Facultad de Derecho, estudiantes de tesis y los
asistentes que en ese entonces trabajaban conmigo. La evaluación se realizó con ayuda
de los conocimientos especializados de los abogados y estudiantes así como de mis
conocimientos y experiencia en bibliotecología. El trabajo interdisciplinario fue algo
especialmente significativo, dado que ni los especialistas solos podían hacer una
evaluación cabal de un libro por carecer de los conocimientos bibliotecológicos, ni los
bibliotecólogos hubiéramos podido realizar la evaluación, por no poseer el
conocimiento del experto. La intervención de abogados, profesores e investigadores de
las diversas áreas del derecho, le dio a la evaluación un gran soporte. Los evaluadores
empezaron a recorrer el contenido de los libros; algunas veces declararon que una obra
no pertenecía al área en donde estaba. La evaluación se convirtió en un espacio de
discusión en torno al valor de los contenidos de las obras. Esto sirvió para enriquecer el
conocimiento de los abogados y estudiantes involucrados.
La evaluación tuvo por objeto determinar la vigencia, la importancia para un área
específica, el valor del contenido y el estado físico de diversos materiales bibliográficos.
También se tuvo en cuenta la frecuencia de consulta de la obra así como su fácil
ubicación por medio del sistema virtual de la biblioteca. La valoración de estos aspectos
nos llevo a decidir si un libro debía permanecer o no dentro de la colección, o bien, si
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requería ser restaurado o reemplazado. A algunos libros se les otorgó el valor de “obras
clásicas” —lo cual significaba que debían estar de manera permanente en la
biblioteca—. Se llevó a cabo una reorganización de todo el material bibliográfico
evaluado en términos de “colección pertinente al currículo” y “colección periférica”. La
seria apreciación de las unidades bibliográficas sirvió para liberar espacio tanto físico
como virtual y con ello dar cabida para el material nuevo. Todo esto nos llevó a
formular unas políticas más claras para el desarrollo posterior de la colección.
Después de haber concluido la evaluación de una determinada unidad bibliográfica, se
agregaron sus datos básicos en un informe general. Estos datos eran: nombre del libro,
número de acceso, signatura topográfica, encabezamientos de materia (puntos de
acceso) bajo los cuales debía aparecer el texto en el sistema, área a la que pertenecía y
calificación obtenida en la evaluación.
Hubo casos en los que la decisión de dejar o sacar un libro dio lugar a controversias
entre los miembros del equipo. En el informe general se dieron a conocer los pros y los
contras que motivaron la discusión en torno al libro. La decisión final sobre la
permanencia o eliminación de los libros evaluados quedó en manos de la vicedecanatura
de la Facultad. La participación de la vicedecana y de los profesores fue muy
importante, dado que ellos estaban al tanto de las tendencias jurídicas en los estamentos
gubernamentales y, en consecuencia, conocían las orientaciones que en el futuro
tomarían las leyes en determinadas áreas del Derecho. Esto influyó en la decisión de
conservar un determinado recurso bibliográfico. Los conocimientos de los abogados
sirvieron también para pronosticar los años de vida útil de algunos de los textos
evaluados.
La proyección que se les dio a los libros pertenecientes a una determinada área del
Derecho, ayudó a diagnosticar el ritmo de envejecimiento de esa área. Junto con las
valoraciones de los abogados especialistas, tuvimos en cuenta el criterio de Lancaster
para tal efecto. Según este bibliotecólogo, una manera de determinar el envejecimiento
de un área consiste en medir el ritmo o frecuencia con que son consultados los libros
que la conforman. En nuestro caso, esta labor fue sencilla, pues poseíamos un récord de
consultas para cada libro. Cada vez que un libro era consultado o pedido en préstamo, a
la tarjeta fechadora del libro se le ponía un sello. Hoy en día, esta información
permanece en la base de datos de las bibliotecas. Sin embargo, el hecho de que un libro
no fuera muy consultado no fue razón suficiente para eliminarlo de la colección, pues la
baja consulta de un ítem bibliográfico a veces se debe no a que el texto sea de mala
calidad o a que esté desactualizado sino a factores externos como errores en la
ubicación, demoras en la devolución o falta de publicidad acerca de su existencia.
6. Los formatos y criterios de evaluación
Como mencioné en páginas anteriores, en la etapa de planeación, elaboré unos formatos
en los cuales se contemplaron los elementos esenciales de todo libro. Se agregó además
una tabla de calificación para que el evaluador le otorgara un puntaje a cada uno de los
aspectos. Al final se debía hacer un cómputo de los puntajes para que con ello la unidad
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bibliográfica recibiera una calificación global. En el formato también se dejó un espacio
para comentarios y observaciones del evaluador. Por último el evaluador tenía que
firmar el formato y escribir la fecha en la que se había concluido la valoración de la
unidad. En el formulario también se dejó un espacio para la firma de la bibliotecóloga y
el representante de la Facultad.
El puntaje total de cada libro se midió en una escala de 1 a 100 puntos. Si un libro no
obtenía por lo menos 50 puntos, esto significaba que debía ser retirado de la colección
porque no se justificaba su permanencia dentro de ella. Algunos de los libros que
obtuvieron una calificación por debajo de 50 puntos fueron aquellos cuyo contenido ya
había sido reevaluado( derogado) o no era lo suficientemente importante. Si un libro
obtenía 50 o más puntos, entonces, se lo sometió a un proceso de reclasificación o
restauración cuando fue necesario. El puntaje indicó que el libro debía permanecer en la
biblioteca.
A continuación enumeraré los criterios que se tuvieron en cuenta en la evaluación de los
libros:
1. Edición: se evaluó si la editorial que había publicado el libro era una entidad
seria y reconocida.
2. Contenido: se evaluó la calidad del contenido de la obra, la organización y
presentación del mismo y su vigencia. Aquí también se tuvo en cuenta el
prestigio del autor. Para determinar el prestigio del autor se consultaron las
bibliografías de otros libros sobre el mismo tema y se verificó si este autor
aparecía allí.
3. Estado físico del libro: se revisó el estado del libro, esto es, se examinó si tenía
moho, si debía ser encuadernado nuevamente o si le faltaba alguna página.
Adicionalmente se tomaron datos sobre las cualidades físicas del libro, tales
como tamaño, volumen, peso, tipo de portadas, letra y tipo de papel en que fue
impreso.
4. Consulta: se analizó la frecuencia con que el ítem era consultado y se la comparó
con la de otros libros que trataran el mismo tema.
5. Aspectos técnicos: se verificó el número de acceso del libro, su asiento en la
base de datos virtual y su ubicación dentro de la colección de acuerdo con el
Sistema de Clasificación Dewey.
En ningún caso fueron razones suficientes para sacar un libro: el que el libro estuviera
derogado, el que fuera escrito en una lengua extranjera o el que hiciera referencia a la
legislación de otro país, se requirió estudiar además de estos, otros factores que nos
llevaran a la decisión de ponerle un puntaje bajo al libro.
7. Áreas evaluadas
Al comenzar el trabajo, hicimos una lista de las áreas según las cuales estaba
organizada la colección. Luego separamos en grupos los libros que requerían un examen
urgente bien por estar derogados, bien por estar en mal estado o bien por estar
incompletos. A continuación, mencionaré las colecciones que se evaluaron.
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Colección de códigos
Los códigos, como se sabe, son los libros que contienen un inventario de las leyes que
rigen en un determinado ámbito de la vida social o de las relaciones interpersonales. Es
normal que en una biblioteca de Derecho haya un gran número de ejemplares de cada
código, dado que estos libros son altamente consultados por los abogados y estudiantes.
Sin embargo, es sumamente importante evaluar la vigencia de los códigos, pues éstos
son también las obras que más rápidamente caen en la obsolescencia debido a los
cambios que los legisladores introducen en las leyes, y puede ocurrir que, por falta de
una evaluación minuciosa, lleguen códigos que ya están derogados a manos de los
usuarios. Esto puede implicar la aplicación equivocada de una ley a un caso particular
en el contexto académico (estudiantil), debido a que no se tiene conocimiento de la
existencia de las leyes más recientes. Con todo, algunos de los códigos antiguos deben
permanecer en la biblioteca para aquel que quiera emprender una investigación acerca
de la evolución de las leyes en el tiempo. Los códigos derogados deben tener algún
distintivo para que el usuario sepa que ya no tienen vigencia.
En nuestro caso se evaluaron los siguientes códigos: Código Civil, Código Penal,
Código Sustantivo del trabajo, Código Contencioso Administrativo, Código de
Procedimiento Penal, Código de Procedimiento Civil, Código del menor, Regímenes del
empleado oficial y Regímenes de seguridad social. Para la evaluación de los códigos
nos basamos en la vigencia de la normatividad contenida en ellos; tuvimos en cuenta
además las reformas que cada uno había sufrido en los últimos años. En esta labor fue
particularmente útil la orientación del director del Consultorio Jurídico. Éste nos explicó
que para una correcta apreciación de un código no solamente se debe contemplar la
legislación contenida en él, sino también la doctrina y la jurisprudencia relacionadas con
ésta.
Colección de Derechos Humanos
Después de examinar los libros de Derechos Humanos, se concluyó que ninguno de
ellos debía ser retirado de la colección. Todos los libros en esta área se mostraron como
relevantes para el currículo y la investigación. No obstante, se constató la necesidad de
actualizar y mejorar esta rama del Derecho. Aquí se consultó la lista entregada por los
proveedores, en la cual aparecían los títulos nuevos en esta materia. La evaluación
reveló que, si bien la colección contaba con ejemplares de obras clásicas y de calidad,
era indispensable adquirir materiales que concordaran con la Constitución Política de
Colombia de 1991; además debíamos organizar el área con base en la nueva legislación.
A partir de la Constitución de 1991, los Derechos Humanos fueron objeto de una
consideración diferente por parte de los legisladores. Desde entonces han surgido
discusiones y debates en torno a qué son los derechos fundamentales, cómo debe
protegerlos la ley y cuáles son los procedimientos para resolver situaciones en las que
están en juego estos derechos. La biblioteca debía entonces contener información
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actualizada sobre los desarrollos de esta temática tanto en el ámbito nacional como en el
ámbito internacional.
Colección de Derecho Internacional y Estudios Internacionales
En ese entonces había en la universidad un Centro de Estudios Internacionales (CEI).
Las obras de este centro se encontraban en la Biblioteca de Derecho. En cierto momento
de la evaluación, se le pidió al director del Centro que le buscara una nueva ubicación a
los libros en mención, dado que la biblioteca estaba llegando al tope de su capacidad.
Estos libros, por lo demás, no le pertenecían a la Facultad del Derecho. Se hizo, no
obstante, una revisión de los libros del Centro y se los envió a la Biblioteca General.
Allí se los ubicó en un sector específico para que los investigadores pudieran
consultarlos fácilmente. Así se consolidó la colección de Estudios Internacionales. Por
otra parte, se evaluaron los libros de Derecho Internacional con la ayuda de un profesor
de la Facultad y se descubrió que, aunque la cantidad de libros de esta área era en
realidad pequeña, se contaba no obstante con títulos valiosos y obras actuales. Con la
orientación del profesor se elaboró una lista de aquellas obras que enriquecerían
sustancialmente la colección.
Colección de Derecho Canónico
Si bien había algunos libros de Derecho Canónico en la biblioteca, ésta era una de las
áreas más débiles. Esto se debía a que el enfoque de la enseñanza en la Facultad tendía a
enfatizar otras áreas del Derecho. La evaluación sirvió para que los directivos de la
Facultad se preocuparan por fortalecer el área en cuestión y en consecuencia ordenara la
compra de algunos títulos clásicos, de los cuales nunca se había tenido un ejemplar.
Obras de Informática y Sistemas
La Facultad había adquirido algunos libros de Informática y Sistemas con el propósito
de que sirvieran de soporte para la pequeña división de Sistemas que operaba en la
Facultad. Adicionalmente, la Facultad había creado un Centro de Investigaciones de
Informática Jurídica y en la biblioteca reposaban los libros que se habían comprado para
el funcionamiento de este centro. Al hacer la evaluación, descubrimos que si bien
algunos de los libros trataban temas atinentes al Derecho o a la utilización de
herramientas informáticas en el manejo de material jurídico, también había libros de
Ingeniería de Sistemas pura, cuya presencia en la biblioteca era injustificada. La
mayoría de estos libros se mandaron a la Biblioteca General y sólo se dejaron algunos
ejemplares de aquellas obras clásicas que en un momento dado podían ser de interés
para los que trabajaran en temas de informática jurídica.
Colección de Ética y Filosofía
También encontramos muchos libros de Filosofía, lo cual era comprensible dada la
relación entre este saber y el Derecho y dado que la Facultad consideraba que los
egresados debían tener una fuerte formación en Filosofía del Derecho. Algunos de estos
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libros se trasladaron a la biblioteca general para que fueran ubicados en la colección de
Filosofía. Se conservaron ejemplares de aquellos libros que trataban temas de filosofía
del Derecho. Se dejaron además algunos textos de pensadores clásicos que abordaban
temáticas jurídicas, aunque su enfoque no fuera directamente jurídico. Las obras de
algunos filósofos clásicos hacían parte de la bibliografía de diversos cursos de la carrera
tales como Filosofía, Lógica, Ética o Hermenéutica jurídicas. Por ello, no sólo se
conservaron los títulos clásicos estudiados en estas materias sino que además se solicitó
la compra de nuevos ejemplares y la adquisición de mejores ediciones.
Colección de Sociología
Luego examinamos las obras de Sociología que teníamos. Aquí ocurrió algo similar a lo
que ocurrió con los libros de Ética y Filosofía. Encontramos libros de Sociología pura.
Éstos fueron enviados a la biblioteca general. Los estudiantes interesados en ahondar en
los fundamentos de la Sociología del Derecho, podrían en dado caso dirigirse a la
biblioteca central y consultar allí las obras en las que yacen los fundamentos de la
Sociología. Dejamos los libros de sociología jurídica, dado que éstos eran
indispensables para los abogados.
Colección de Ciencia Política
En la biblioteca también había un número significativo de libros de Ciencia Política.
Esto se debió a que en el pasado no existía una biblioteca independiente de Ciencia
Política sino que los libros de esta disciplina estaban en la biblioteca de Derecho por un
acuerdo entre las Facultades. A esto se sumó el hecho de que muchas de las obras de
Ciencia Política se consideran también como obras jurídicas. Se dejaron los libros que,
según los evaluadores, hacían parte del campo de acción del abogado, a la vez que se
envió a la biblioteca general el resto de la colección de Ciencia Política, para que allí se
le asignara un lugar. Los abogados y estudiantes de Derecho tendrían acceso a estas
obras en su nueva ubicación.
Colección de Economía
Por último evaluamos los libros de Economía que teníamos. La mayoría se enviaron a la
biblioteca general, dado que no se justificaba su permanencia en Derecho. Los libros de
economía pura se enviaron directamente al Centro de Estudios de Economía (CEDE) de
la universidad y se hicieron las modificaciones correspondientes en la base de datos. Se
dejaron los libros de Derecho Económico; se conservó también un número limitado de
libros de Economía que eran esenciales para la carrera, las especializaciones y
específicamente para los cursos de Derecho Financiero, Finanzas Públicas y Contaduría.
El hecho de tener que sopesar la permanencia o retiro de materiales de disciplinas afines
al Derecho, nos hizo comprender que los límites que separan un saber de otro no
siempre son claros. Por esto, en el informe final se hizo hincapié en que parte del
desarrollo futuro de la colección debía contemplar la adquisición de obras de otras áreas
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para con ello contribuir al trabajo interdisciplinario. La biblioteca, en tanto sustento de
la labor de los abogados, no sólo debía poseer libros de Derecho sino también de otras
disciplinas tales como Ciencias Políticas, Sociología, Economía o Filosofía, para que
los abogados pudieran entrar en diálogo con los estudiosos de esas otras disciplinas. Los
directores de una biblioteca no deben permitir sin más la entrada de libros que no
pertenezcan a su área de conocimiento, pero tampoco deben desconocer los vínculos de
ésta con otras. En ese sentido, también es un error eliminar sin más textos de disciplinas
afines o apoyar una política que niegue de plano la adquisición de libros de otras
disciplinas. Lograr un equilibrio en este punto no es fácil; sin embargo, una evaluación
seria de los contenidos de las obras justamente traerá luces frente al dilema de dejar o
eliminar un libro que aparentemente debería estar en otra biblioteca.
Filtros de la evaluación
Para que la toma de decisiones en torno a la permanencia de un libro en la biblioteca
fuera lo más objetiva y concienzuda posible, cada libro fue sometido a la evaluación de
varias personas. Cada evaluador examinó el libro desde una óptica diferente. A este
proceso de valoración múltiple lo llamaré “evaluación por filtros”. En mi proyecto, seis
personas constituyeron los filtros de la evaluación. Cada evaluador expresó y argumentó
su opinión acerca de la pertinencia de un determinado ítem bibliográfico. A
continuación explicaré en qué consistió la labor de cada uno de ellos.
El personal de servicios al público: los libros fueron revisados en forma general por las
personas que prestaban los servicios al público. Ellas aportaron información valiosa en
cuanto al nivel de consulta del material y la opinión que tenían del mismo tanto los
profesores como los estudiantes. También nos proporcionaron información acerca de
aquellos materiales que durante el semestre entraban en reserva por petición de algún
profesor. Estos materiales eran con frecuencia la bibliografía básica de los diversos
cursos de la carrera. El personal de servicios al público también dio datos generales
sobre aquellas obras de las cuales se necesitaban más ejemplares, dado que los que
había no alcanzaban a cubrir el volumen de solicitudes.
La bibliotecóloga: aparte de actuar como coordinadora del equipo y diseñadora del
método, mi trabajo consistió en identificar cada obra, su autor o autores, su actualidad a
la luz de su año de publicación, el prestigio de la editorial, el título del libro, la materia a
la que pertenecía según el Sistema de Clasificación Dewey, el número que se le había
asignado de acuerdo con este sistema, sus puntos de acceso, la signatura topográfica, el
número de acceso, el número de inventario —esto en caso de que fuera distinto al
número de acceso—, el número de páginas y el estado general del libro. Revisé los
datos de catalogación. Examiné también la tabla de contenido, los índices, la
introducción, las conclusiones y la bibliografía. Realicé una lectura técnica del
contenido de cada libro. El libro recibió en esta etapa del proceso la primera
calificación, de acuerdo con los criterios bibliotecológicos. Ya en este momento, la
evaluación empezó a arrojar resultados, dado que descubrimos que algunos libros
debían someterse a reclasificación y que para otros se requería el cambio en sus
encabezamientos de materia.
14
Los abogados: abogados recién graduados o estudiantes de tesis recibieron los
formularios y los libros que les correspondía evaluar. En algunos casos, fue necesario
también analizar la relación que el libro tenía con la Constitución, con la jurisprudencia
y con la legislación vigente. Los abogados hicieron uso de sus conocimientos y de su
lectura de otros libros para establecer el vínculo entre la obra evaluada y los otros libros
que pertenecían a la misma área. Al final de la evaluación, cada abogado le dio una
calificación al libro a la luz de sus contenidos y su pertinencia para la disciplina. Los
evaluadores tomaron como base de su evaluación la división tradicional de la disciplina
en áreas, tales como Derecho Constitucional Colombiano, Derecho Laboral, Derecho
civil, Derecho Comercial, Derecho Público, Derecho Penal, Derecho de familia, etc.
Para los estudiantes que participaron en el proyecto, la evaluación fue una experiencia
sumamente constructiva, dado que gracias a ella tuvieron una visión diferente del
Derecho y sus áreas. El ejercicio sin duda fue formativo, dado que los llevó a entablar
discusiones académicas, a sopesar la información sobre un mismo punto, a descubrir la
diversidad de enfoques o posturas frente a una problemática jurídica y a percatarse de la
caducidad de algunas de las obras.
La vicedecanatura: al comienzo de la evaluación, organicé un cronograma de reuniones
con la vicedecana de la Facultad. En estas reuniones ella recibió un informe verbal del
estado general del proceso de evaluación. También le di a conocer las discusiones que
habían surgido en torno a algunos libros. La vicedecana recibía los formularios de los
libros evaluados la semana anterior a la reunión. Cuando estuvo de acuerdo con la
decisión del equipo sobre la permanencia de un libro en la biblioteca, firmó el
formulario, lo cual se interpretó como la decisión final sobre el futuro del libro
evaluado. La opinión de la vicedecana en ciertos momentos fue crucial dado que ella
estaba al tanto de los planes de gobierno y esto sirvió para predecir la transitoriedad de
algunos de los libros evaluados. En algunas ocasiones se consideró conveniente
consultar de manera adicional a un especialista, aunque todos los otros participantes de
la evaluación hubieran sugerido dar de baja un determinado libro.
Los especialistas por materias: cuando se dictaminó que un libro debía salir de la
colección y, sin embargo, la vicedecanatura expresó sus dudas al respecto, se le pidió un
nuevo concepto a un abogado que fuera especialista en el área a la que pertenecía el
libro. Esta situación generó tensiones dentro del grupo, dado que algunos de los
especialistas pusieron en entre dicho la labor realizada por los abogados, la vicedecana y
la bibliotecóloga. Algunos de los especialistas, en lugar de apelar a sus conocimientos
para evaluar de manera objetiva la unidad bibliográfica, se sintieron ofendidos con la
idea de que se quisiera eliminar un libro que quizás para ellos tenía un valor especial, ya
fuera porque había sido producido en su país o porque había sido crucial durante su
formación profesional. Otros especialistas por fortuna se mostraron dispuestos a traer
luces sobre el valor de una determinada obra.
La renuencia de los especialistas a participar con objetividad en nuestra evaluación, nos
sirvió para corroborar que en Colombia no estamos acostumbrados a evaluar nuestros
15
propios recursos bibliográficos. Esta situación, sin duda, debe cambiar. Es necesario
mostrarles a los abogados cuán importante es evaluar los materiales de las bibliotecas.
El conocimiento especializado es una herramienta poderosa a la hora de sopesar el valor
de un libro. Es entonces claro que independientemente de la desafortunada postura que
adoptaron algunos especialistas en nuestra evaluación de la colección, en otras
evaluaciones, se debe contar, no obstante, con la asistencia de los expertos en cada área.
A algunos de los profesores involucrados, la evaluación les hizo ver de una manera
diferente los recursos de la biblioteca. Estos profesores comenzaron a consultar libros
que no conocían o con los cuales habían tenido muy poco contacto hasta entonces.
Incluso incluyeron algunos de los libros evaluados dentro de la bibliografía de consulta
obligatoria que entregaban en los cursos a su cargo.
El jefe de procesos técnicos: los libros escogidos también fueron examinados por el jefe
de procesos técnicos. Esta persona se preocupó por verificar que el código de barras del
libro lo vinculara con la información correcta del sistema de catalogación y que el libro
hubiera recibido el tratamiento técnico adecuado, esto es, que se le hubiera asignado el
número correcto de clasificación para que estuviera ubicado virtual y físicamente en el
área adecuada. La sección de procesos técnicos trabajó con eficacia, cuando esto fue
requerido por la Biblioteca. Se hizo una confrontación de cada ítem con la base de datos
topográfica. En algunos casos se dio de baja cierto material; en otros casos se
corrigieron errores en la base de datos. Esta sección fue la que definió qué se iba a hacer
con los libros que iban a ser retirados de la colección. Por ejemplo, para el caso de los
códigos, se decidió que los derogados no se le regalarían a ninguna otra institución.
Estos libros fueron destruidos, previa autorización de la vicerrectoría académica.
La biblioteca general: la dirección de la biblioteca general recibió periódicamente
informes acerca de las decisiones tomadas sobre los materiales bibliográficos evaluados.
Los informes llevaban además el visto bueno de procesos técnicos. Para ese entonces,
aún no se había retirado ningún libro de la colección a la espera de la autorización final
por parte de la dirección general. La dirección en ningún caso se opuso a la opinión de
los evaluadores.
Resultados de la evaluación
La evaluación parcial de la biblioteca arrojó los siguientes resultados:
 Se descubrieron libros que no habían sido consultados debido a que habían estado
largo tiempo perdidos, dado el tamaño de la colección. Estos libros se habían dado
equivocadamente de baja en el inventario pasado.
 Se reconoció el nivel de consulta de los libros por materias.
 Se estableció la actualidad de los libros evaluados con base en su copyright y en la
relación de su contenido con la jurisprudencia y la legislación vigente.
 Durante la evaluación, se encontraron algunos libros pertenecientes a colecciones
privadas que habían sido entregadas a la biblioteca en calidad de donación. Algunos
de los libros con ex libris habían sido poco consultados en los últimos años. Sin
16
embargo, todos estos libros se dejaron en la biblioteca por considerar que poseían un
valor que estaba más allá de la información que pudieran contener y porque tenían el
rango de colección especial. La mayoría de estos libros había pertenecido a personas
de reconocida reputación en el ámbito del Derecho en Colombia.
 Nos dimos cuenta de que libros muy valiosos no habían sido consultados porque no
se le había informado a la comunidad de usuarios acerca de su existencia.
 Se descubrieron errores cometidos en inventarios anteriores.
Con base en los resultados obtenidos en la evaluación, se tomaron las siguientes
medidas:
1. Libros hasta entonces perdidos o que se encontraban en el lugar equivocado fueron
reubicados en el lugar correcto.
2. Se retiraron las obras mutiladas o en mal estado.
3. Se verificó la clasificación de los libros evaluados. Algunos de estos libros fueron
objeto de un proceso de reclasificación, por considerar que de acuerdo con su
contenido pertenecían a otra área del Derecho.
4. Se definió qué áreas del Derecho debían fortalecerse desde el punto de vista
bibliográfico. Con base en la valoración del estado de cada área, se le entregó un
documento a la vicedecanatura, con el propósito de que programara la compra de
libros para las áreas bibliográficamente menos desarrolladas. En ese documento se
incluyó una lista de títulos de aquellas obras consideradas como indispensables por
los especialistas y de las cuales, sin embargo, no se tenía ningún ejemplar.
5. Se organizó conceptualmente la biblioteca, de tal manera que las obras más
consultadas por los estudiantes se reconocieran como “bibliografía pertinente para el
currículo” y las otras se consideraran como “bibliografía periférica”.
6. A las obras fundamentales de cada rama del Derecho se les dio el estatus de obras
clásicas. Éstas, por consiguiente, debían estar de manera permanente en la
biblioteca.
7. Se decidió qué obras derogadas o antiguas debían permanecer en la biblioteca, para
propósitos de investigación.
8. Las obras en fotocopia, cuyo original no se podía adquirir, se mandaron
encuadernar.
9. Se dejaron sentadas las bases para una evaluación posterior de la hemeroteca de
Derecho, de los lenguajes de recuperación de información jurídica, de los criterios
de clasificación y de los servicios al público. Con respecto a este último punto, se
hizo énfasis en la necesidad de mejorar el servicio de referencia especializada y los
procesos de diseminación de información sobre la biblioteca, sus recursos y sus
servicios.
10. Se hizo un inventario de los programas de software utilizados en ese entonces en la
biblioteca así como del hardware que teníamos. Para ello contamos con la ayuda del
centro de cómputo de la Facultad. Como consecuencia solicitamos nuevos recursos
tales como computadores o programas más eficientes de búsqueda de información.
11. Debido a que el número de personas encargadas de las labores de la biblioteca se
había mostrado como insuficiente, se sugirió la contratación de nuevo personal tanto
con conocimientos de bibliotecología como con conocimientos de Derecho.
17
12. Se retiraron finalmente las obras que, tras la evaluación, no debían permanecer en la
biblioteca. Con esto disminuyó el volumen y peso de la colección, lo cual resultó
especialmente benéfico, dado que la estructura del edificio de la biblioteca estaba
llegando al tope de su capacidad.
13. Se le informó a la vicedecanatura que había una gran urgencia de cambiar la
distribución de la biblioteca. Posteriormente se ubicaron los anaqueles en el primer
piso y en el segundo piso se pusieron las mesas de trabajo para los estudiantes.
Adicionalmente se le solicitó a la vicedecanatura que buscara una solución al
problema de las bajas temperaturas, dado que esto hacía que los estudiantes no se
sintieran deseosos de desarrollar sus labores académicas en la biblioteca; el frío
además estaba perjudicando la salud de los profesionales y asistentes que laboraban
en el lugar y favorecía la formación del moho que deterioraba los libros.
14. Se enviaron a la biblioteca general los libros que no pertenecían a Derecho. La
dirección a su vez realizó la reubicación del material bibliográfico.
15. Se descartaron los códigos derogados. Se dejaron sin embargo 5 ejemplares de cada
título para investigación.
16. Se ordenó la restauración de los libros en mal estado. Se solicitó el uso de colores
claros en la encuadernación con el fin de salir de la monotonía y de dar luz a la
colección en general.
17. Las colecciones se organizaron dejando espacios al final de cada anaquel para la
ubicación de los textos nuevos.
18. Se cambiaron los rótulos y fichas deteriorados de algunos libros. Esto sirvió para
facilitar la búsqueda del material bibliográfico tanto por parte de los encargados del
préstamo de libros como por parte de los usuarios mismos.
19. Se hizo una lista de las áreas que aún quedaban por evaluar.
20. Se enfatizó en la necesidad de emprender nuevos proyectos de evaluación de la
biblioteca.
21. Se corrigieron los errores cometidos en inventarios pasados.
Conclusión
La evaluación de colecciones nos sirvió para conocer el estado de cerca del 40% de los
libros de Derecho. Asimismo, se pudo, por un lado, medir el ritmo de envejecimiento de
las colecciones evaluadas y, por otro lado, proyectar adecuadamente su crecimiento
posterior. Gracias a la evaluación y apreciación de los recursos, se descubrieron las
debilidades y fortalezas de la biblioteca, y en consecuencia, se invirtió mejor el dinero
del que se disponía para la compra de nuevos materiales.
Es tarea del bibliotecólogo someter sus colecciones a una evaluación continua para con
ello agilizar la prestación de los servicios, optimizar la ejecución del presupuesto y
mantener en buen estado los materiales. Una colección ordenada, actualizada y sólida en
sus contenidos sin duda atraerá la atención de los usuarios. La biblioteca será un lugar
agradable para el crecimiento intelectual y el progreso del conocimiento.
Consejos prácticos para el futuro evaluador
18
A la hora de emprender la evaluación de una colección, es importante organizar el
trabajo por etapas. Cada etapa debe llevarse a cabo en unos plazos fijos. Asimismo,
como en general las colecciones son bastante grandes, se requiere dividir el volumen
bibliográfico en varios grupos. La evaluación de un determinado número de ítems
corresponderá a una de las etapas del proceso completo. Aunque no siempre se podrá
cumplir con las fechas fijadas en un comienzo, dado que por el camino pueden surgir
imprevistos —v.g. alguno de los evaluadores no pudo cumplir con la meta que se le
asignó o bien, la evaluación de ciertos libros implicó más tiempo del que se pensó—, se
debe contar, no obstante, con un cronograma y, en la medida de lo posible, el trabajo del
equipo se debe ajustar a él. Para no tener tropiezos en la consecución de las metas, el
tiempo estipulado para cada etapa de la evaluación debe contemplar un periodo
adicional en caso de que el trabajo dure un poco más. Hay que fijar una fecha en la cual
se espera que el trabajo esté totalmente concluido.
Si una colección es demasiado grande, es recomendable que el equipo evaluador
inicialmente se limite a examinar una porción de ésta. Dependiendo de los resultados
que arroje esta evaluación, más adelante se puede continuar con otra parte de la
colección y así sucesivamente hasta que todo el acerbo bibliográfico haya sido
evaluado.
La evaluación de una colección requiere el respaldo institucional. De manera que si
usted ve que los directivos de su institución no están muy dispuestos a ayudarle en su
proyecto, es aconsejable que lo postponga para un momento que sea más propicio. Ya
llegarán nuevas personas de mente abierta, que no sólo lo apoyarán, sino que además
terminarán involucrándose de manera directa en el trabajo. Una evaluación de este tipo
no se debe llevar a cabo en un clima organizacional adverso. La evaluación está pensada
como un ejercicio intelectual, en el cual los participantes obtengan una ganancia en
conocimiento. Por eso, hay que convencer a los miembros de la institución del gran
beneficio que trae consigo una evaluación bibliográfica. Para ello puede ser útil hacer
una exposición de los objetivos de la evaluación, el cronograma que se va a seguir, las
personas que participarán, así como los beneficios concretos que se obtendrán. No
sobrará recalcar que en ningún momento se pretende eliminar sin más libros de la
colección, sino más bien administrar de manera óptima los recursos que se poseen.
19
GLOSARIO
 Autor: persona o entidad que escribe un libro, un artículo o un documento.
 Bibliografía: relación o lista de libros o escritos referentes a una materia
determinada.
 Clases: categorías epistemológicas bajo las cuales se organiza el material de una
biblioteca.
 Colección: conjunto de libros que pertenecen a un área de conocimiento o a una rama
de un área de conocimiento.
 Colecciones: grupos y subgrupos de materiales bibliográficos que constituyen el
cuerpo de una biblioteca.
 Currículo: plan de estudios.
 Editor: persona encargada de la revisión y publicación de libros, artículos, revistas y
documentos.
 Evaluación de colecciones: valoración de un conjunto de libros, revistas, documentos
u otros materiales bibliográficos pertenecientes a un área o subárea de conocimiento.
 Ex libris: sello que se estampa en el reverso de la tapa de los libros, en el cual
aparece el nombre del dueño.
 Formulario: documento con espacios en blanco que se usa para evaluar las
cualidades de un libro.
 Información derogada: información jurídica que ya no tiene vigencia. Información
que ya no está en vigor dado que otra ley o leyes la han modificado o derogado.
 Lenguajes de recuperación de información: encabezamientos de materia o puntos de
acceso que se toman de las listas oficiales, tesauros, índices y otras obras de
referencia para presentar cada ítem bibliográfico.
 Libro clásico: texto en el cual yacen los fundamentos del desarrollo de una ciencia.
 Libro mutilado: libro al cual le falta una o más páginas o una o más partes.
 Número de acceso: código de barras o conjunto de dígitos que se le otorga a cada
libro cuando llega a una biblioteca.
 Puntos de acceso: términos bajo los cuales se puede ubicar un ítem dentro de una
biblioteca. En el pasado se utilizaba la expresión “encabezamientos de materia” para
lo que en este artículo algunas veces designamos como “puntos de acceso” o
“lenguajes de recuperación de información”.
 Referencia especializada: servicio mediante el cual los usuarios reciben una
orientación exhaustiva y puntual acerca de los materiales en los que se trata un tema
específico de un área específica del saber.
 Restauración: proceso de reparación de un libro.
 Sistema Dewey de Clasificación: sistema creado por Melvil Dewey para organizar el
conocimiento humano.
 Signatura topográfica: compuesto de números y letras que se le asigna a cada libro
para identificarlo. En la signatura topográfica se utilizan unos símbolos que indican
el autor y la colección a la que pertenece el libro.
 Vigencia: cualidad de un libro según la cual la información contenida en él está en
vigor o no ha sido reevaluada hasta el momento.
20
ANEXO
Formato para la evaluación de colecciones de Derecho
PROGRAMA DE EVALUACIÓN DE COLECCIONES DE LIBROS
Dentro del Programa de evaluación de colecciones de libros de Derecho se calificará el estado actual de cada unidad
bibliográfica, su relevancia y pertinencia. Se buscará una justificación para su permanencia en la colección.
También se establecerá si el libro es clásico, si su contenido está vigente, si existen en la biblioteca otras obras
que lo superan y son más actuales, si se debe adquirir más ejemplares, si la obra debe trasladarse a otra
biblioteca o si debe ser retirada definitivamente de la colección.
l. PRESTIGIO EDITORIAL (15 puntos)
1.1. Título: _____________________________________________________________
______________________________________________________________________.
1.2. Autoridad del autor: __________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
1.3. Pie de imprenta:
Ciudad: ____________________. Editor: ___________________.
Fecha de la edición: _________________________.
1.4. Forma de adquisición
Compra: _______. Canje: ________. Donación: _______.
¿Qué tipo de donación? a) De una familia: _____. b) De una entidad o biblioteca: ______.
2. DATOS DE PROCESAMIENTO
2.1. Número de acceso: ________________.
2.2. Signatura topográfica: _________________.
2.3. Código de barras: ____________________.
2.4. Puntos de acceso (encabezamientos de materia):
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
3. RELEVANCIA Y ACTUALIDAD DEL CONTENIDO
3.1. ¿El libro pertenece al currículo de la carrera de Derecho, las especializaciones o la maestría en
Derecho? SI___. NO__.
3.2. ¿El libro posee tabla de contenido? SI___. NO___.
3.3. ¿El libro posee un índice? SI___. NO___. ¿De qué tipo? _____________________
______________________________________________________________________.
21
3.4. ¿Le parece útil el índice? Justifique su respuesta.
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
3.5. ¿En que áreas o temas es reconocido el autor del libro?
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
3.6. ¿El contenido del libro está vigente? SI___. NO___.
Justifique su respuesta: _________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
3.7. ¿El libro es una obra clásica? SI___. NO___.
4. CONSULTA POR PARTE DEL USUARIO (20 puntos)
4.1. Nivel de consulta: Alto ___. Medio ___. Bajo ___. Ninguna consulta ___.
4.2. Observaciones: _______________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
5. ASPECTO FÍSICO DEL LIBRO (5 puntos)
5.1. Estado físico: Perfecto ___.
Regular ___.
El libro requiere restauración ___.
El libro requiere encuadernación de lujo por ser un clásico ___.
6. OBSERVACIONES
6.1. Observaciones generales del evaluador sobre la obra evaluada:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
6.2. Observaciones de la bibliotecóloga:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
22
6.3. Observaciones de la vicedecana:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
6.4. Observaciones del especialista:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
7. PUNTAJE TOTAL (en escala de 1 a 100 puntos):
7.1. El libro debe permanecer en la biblioteca de Derecho: SI___. NO___.
7.2. El libro debe trasladarse a otra biblioteca de la universidad: SI___. NO___.
7.3. El libro debe permanecer en la biblioteca para investigación: SI___. NO___.
7.4. El libro se debe dar en donación: SI___. NO___.
7.5. El libro debe ser eliminado: SI___. NO___.
_________________________
Firma del abogado evaluador
_________________________
Firma de la bibliotecóloga
_________________________
Firma de la vicedecana
____________________
Fecha
23
Bibliografía
 Córdoba, Jaime. Modelo integrado de evaluación curricular y evaluación formativa
en la etapa de preplanteamiento. CAFAM-Nova University. Bogotá, 1978.
 Escalante, Carlos. El problema y la hipótesis. ICFES. Bogotá, 1967.
 Facundo, Ángel. El proyecto de investigación. Guadalupe. Bogotá, 1987.
 --------, Aprender a investigar. Guadalupe, Bogotá, 1987.
 Gallardo, Yolanda. Recolección de información. ICFES. Bogotá, 1997.
 Lancaster, F.W. Evaluación de la biblioteca. ANABAD. Madrid, 1996.
 López, Gloria. Modelo de evaluación de colecciones de libros para bibliotecas. s.p.i.
 Pérez López, Ana. La evaluación de colecciones: métodos y modelos. Aparece en
Documentación de las ciencias de la información. Vol. 25. Universidad de Granada,
2002. Págs 321-360.
 Müller, Heinz (ed.). Law Librarianship: a Handbook. Fred B. Rothman & Co.
Littleton, 1983.
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