¿ES SOSTENIBLE EL DÉFICIT EXTERNO DE EEUU?

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gdeladehesa 13 Sep 2016 17:59 1/3
¿ES SOSTENIBLE EL DÉFICIT EXTERNO DE EEUU?
Guillermo de la Dehesa, Presidente del CEPR, Centre for Economic Policy Research, Londres
La economía mundial se encuentra en una situación aparentemente paradójica.
Estados Unidos es no sólo la primera potencia, económica, política y militar del mundo sino
también el primer deudor mundial en términos absolutos, ya que, en estos momentos, tiene un
desfase anual entre su ahorro y su inversión internos de 660.000 millones de dólares, lo que se
refleja automáticamente en un déficit igual por cuenta corriente de su balanza de pagos, que ya
alcanza casi el 6 por ciento de su PIB y el 2 por ciento del PIB mundial. Para financiar tan
elevado déficit externo ha logrado absorber anualmente casi el 80 por ciento de todo el ahorro
disponible del resto del mundo, cuyos principales suministradores están siendo Japón, China,
Alemania, Corea, Rusia y los países exportadores de petróleo de Oriente Medio, que tienen, en
contrapartida y, por definición, un superávit de ahorro nacional y otro similar por cuenta
corriente en su balanzas de pagos, con el que están financiado el déficit externo americano.
Durante muchos años, desde 1995 a 2001, dicho déficit externo americano ha
sido financiado, voluntariamente y en su mayor parte, por el ahorro privado del resto del mundo,
a través de inversiones privadas directas y de cartera en empresas americanas y en la compra
de bonos y otros instrumentos de deuda privados y públicos americanos. Hoy, sin embargo, las
entradas netas de capital privado son negativas luego son los Bancos Centrales del resto del
mundo, especialmente los de los países asiáticos (Japón, China, Hong Kong, Corea y Taiwán
fundamentalmente), los de los países europeos y los de los países exportadores de petróleo
del Oriente Medio, por este orden, los que financian cerca del 70 por ciento del déficit externo
de EEUU y de paso casi todo el fuerte deterioro del presupuesto americano desde 2001.
Además, estos Bancos Centrales están dando una financiación barata a EEUU,
ya que algunos de ellos, especialmente los de los países asiáticos, están acumulando enormes
reservas (cerca de 1,8 billones europeos de dólares) como resultado de sus políticas de
mantener la paridad de sus monedas con un dólar que se deprecia, con lo que compran
dólares y venden su propia moneda, pero a cambio consiguen vender productos y servicios a
EEUU a precios competitivos, es decir también baratos, con lo que evitan que la depreciación
del dólar esté aumentando la inflación americana en relación con los elevados precios del
petróleo.
La pregunta que se hacen todos los economistas es doble. La primera es ¿Por
cuánto tiempo va a durar esta financiación? La segunda es ¿Como va a restablecer EEUU sus
desequilibrios sin provocar un menor crecimiento mundial? La mayor parte de los economistas
más conocidos, como Rogoff, Obstfeld, Roubini, Blanchard, Giavazzi y Krugman, entre otros,
opinan que el déficit corriente de EEUU, provocado por un aumento en la demanda americana
de bienes y servicios extranjeros y un aumento de la demanda extranjera de activos
americanos, es insostenible, tiene necesariamente que reducirse en los próximos años y la
cuestión fundamental es evitar que su financiación por parte los bancos centrales extranjeros
caiga rápidamente y provoque un desplome del dólar que sería muy grave para el resto del
mundo. Opinan que lo mejor que puede ocurrir es que el ajuste sea suave y que se reduzca un
poco la demanda interna de EEUU, que se desplaza a bienes y servicios de importación, que
aumente un poco más la demanda interna de Japón y Europa y el dólar siga cayendo muy
lentamente hasta que el déficit pueda alcanzar niveles razonables, del 2,5 por ciento del PIB.
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Otros economistas, por el contrario, como Dooley, Folkkerts-Landau y Garber
estiman que vivimos en un nuevo sistema de “Bretton Woods” que es estable y que va a durar
cierto tiempo. El antiguo sistema de “Bretton Woods” estaba basado en que Europa y Japón
fijaban sus monedas al dólar y mantenían su financiación a EEUU ya que este les devolvía todo
lo que invertían en bonos en dólares, en compras de bienes y servicios. El nuevo sistema de
“Bretton Woods” es parecido al anterior, pero siendo esta vez Japón, China y el resto de los
países asiáticos los que ocupan el lugar de Europa y Japón. Para estos países asiáticos, los
beneficios de mantener sus monedas pegadas al dólar exceden de los costes de acumular sus
reservas en dólares. Países en desarrollo como China y otros pueden seguir vendiendo en
EEUU y aumentando sus exportaciones, creando empleo y absorbiendo su vasto exceso de
mano de obra agrícola poco cualificada y barata, mientras van creando su propia industria
moderna exportadora urbana de cara poder absorberla en su totalidad en el futuro.
Hay un tercer grupo de economistas que, en lugar de concentrarse
exclusivamente en los efectos negativos del déficit por cuenta corriente, en los “flujos” de
ahorro y de capitales que atrae del resto del mundo y en el aumento de su deuda externa, lo
hacen también en los “fondos o stocks” de sus activos internacionales, es decir, en la posición
patrimonial externa neta del país, resultante de restar del valor de sus activos internacionales,
el valor de sus pasivos internacionales, que ambos tienden a ser cada vez son mayores debido
a la globalización y a la integración creciente de los mercados financieros mundiales. Este es el
caso de Lane, Milesi-Ferretti, Gourinchas y Rey entre otros. Este nuevo enfoque, que consiste
en combinar el “efecto renta” o de los flujos de comercio y de capitales, con el “efecto riqueza”
de los fondos, permite llegar a la conclusión de que el ajuste de los desequilibrios temporales
externos como el del actual déficit por cuenta corriente de EEUU, va a ser mucho más suave
que lo ha sido en el pasado y esto por dos razones:
La primera razón es que el enorme crecimiento de los pasivos y activos
financieros internacionales se debe a que ha habido un amplio y creciente proceso de
diversificación internacional del riesgo por parte de los inversores, tanto de países de la OCDE
como, crecientemente de los países en desarrollo, que han asignado sus portafolios a los
distintos países de acuerdo con sus cuotas del mercado mundial para reducir su riesgo
promedio, con lo que siguen manteniendo unas elevadas asignaciones de inversión a EEUU y
al dólar.
La segunda razón, es que cuando un país avanzado como EEUU tiene un
desequilibrio externo y su moneda se deprecia, como ha ocurrido con el dólar, porque unos
inversores en dólares los venden y otros dejan de comprarlos, ante la expectativa de que se
deprecien, sin embargo, dicha depreciación del dólar, que aún no ha tenido casi efecto de
mejora de sus exportaciones y de reducción de sus importaciones, ya que suele tomar tiempo
su efecto, resulta inmediatamente beneficiosa para el patrimonio neto externo de EEUU. Este
país tiene, por un lado, la mayor parte de su patrimonio externo, invertido fuera de EEUU,
denominado en moneda extranjera, especialmente en euros y yenes, que se han apreciado
notablemente respecto al dólar. Por otro lado, tiene sus pasivos externos, que son la
contrapartida de los activos de países extranjeros sobre EEUU, incluida su deuda externa,
denominados en dólares en casi su totalidad, que se han depreciado con respecto a sus
activos en moneda extranjera, con lo que su patrimonio externo neto ha aumentado
considerablemente de valor.
Este “efecto riqueza” patrimonial positivo ha sido lo suficientemente grande
como para compensar más de dos terceras partes del “efecto renta” negativo provocado por el
déficit corriente actual. Esto indica que, entre el gran aumento de la diversificación internacional
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de activos de los inversores nacionales, que tiende a ser muy estable y el efecto patrimonial
externo neto positivo que produce la depreciación del dólar, el déficit corriente americano
puede mantenerse elevado durante más tiempo del esperado y su ajuste puede ser suave.
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