Los nuevos olivares del Alentejo: relato de una geografía

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Los nuevos olivares del Alentejo:
relato de una geografía emergente.
José Domingo Sánchez Martínez (1) y Vicente José Gallego Simón (2).
(1) Departamento de Antropología, Geografía e Historia de la Universidad de Jaén, España.
(2) Centro Andaluz para el Desarrollo Rural de la Universidad Internacional de Andalucía, España.
Resumen
El cultivo olivarero es una de las mayores especializaciones agrarias de los
países mediterráneos. Aquellos que, además, ostentan la condición de miembros de la
Unión Europea, han resultado beneficiados por la existencia de un marco regulatorio
muy favorable introducido por la Política Agrícola Común (PAC). En determinadas
regiones españolas, de hecho, se ha conformado un monocultivo verdaderamente
extraordinario, cuyo ejemplo máximo es la provincia de Jaén, en la que el 90% de las
tierras cultivadas se dedican ya a tal uso.
Nos proponemos analizar la reciente expansión del olivar en la región
portuguesa del Alentejo, un proceso más tardío que el anteriormente citado pero no por
ello menos espectacular, pues se basa en la formación de grandes explotaciones de
carácter intensivo, que han llegado a la región básicamente de la mano de técnicos e
inversores españoles, protagonistas de un verdadero proceso de deslocalización que ha
generado enormes expectativas y, a la vez, preocupaciones en los territorios españoles
donde predominan explotaciones más reducidas y menos productivas. Para ello,
repararemos en las siguientes cuestiones: análisis de los factores que han desencadenado
la expansión del cultivo, estudio de las dimensiones y características de las nuevas
empresas agrarias establecidas y exploración de los retos y estrategias comerciales que
tiene por delante el sector.
1. Introducción
El olivo es la variedad domesticada de una planta silvestre con porte arbustivo
originaria de Asia Menor. La inicial expansión por toda la cuenca mediterránea se
explica por su adaptación a las condiciones ecológicas generales del clima característico
de esta región del mundo; y es producto también de las intensas relaciones humanas que
desde la más remota antigüedad se han producido en una encrucijada geográfica que
acerca tres continentes. Hasta la Península Ibérica, por ejemplo, llega de la mano de la
civilización fenicia en el primer milenio a. C., si bien conoce su primera etapa dorada
cuando el territorio cae bajo la influencia directa de Roma, cosa que no sucede hasta
después de la tercera Guerra Púnica (149-146 a. C.). En efecto, luego de la definitiva
derrota del ejército cartaginés, se extenderá rápidamente desde la Baetica hacia todas las
zonas adyacentes de clima favorable, para así satisfacer las demandas de un comercio
floreciente. Desde este mismo foco andaluz, a partir del siglo XVI conoce su primera
expansión extra-mediterránea, alcanzando zonas favorables del continente americano en
México, Perú, Chile, Argentina o California. En las últimas décadas, el olivo ha
colonizado terrenos agrícolas de lugares aún más remotos o exóticos, de manera que
hoy lo encontramos en países como China, Australia, Sudáfrica o Japón, en condiciones
ecológicas similares (clima mediterráneo de veranos secos y calurosos) o parecidas
[1]
(clima tropical modificado por la altitud) a las de su lugar de origen, siempre entre los
30 y 45 grados de latitud en ambos hemisferios (Civantos, 2008; Vilar, 2011).
De acuerdo con los datos aportados por el Consejo Oleícola Internacional, en
2007 el cultivo ocupó un total de 7,66 millones de ha. De ellas, 4,98 millones
correspondían a países de la Unión Europea. La mitad aproximada de esta última
cantidad estaba localizada en España, que mantiene con claridad su condición de primer
país oleícola del mundo tanto por superficie como de acuerdo a la producción de aceite
de oliva y aceituna de mesa. En efecto, aunque el cultivo ha llegado a muchos rincones
del planeta, lo cierto es que todavía se caracteriza por una fuerte concentración de las
producciones, como se pone de manifiesto en la tabla 1, donde se recogen únicamente
las cifras correspondientes al aceite.
Tabla 1. Panorama mundial de la producción de aceite de oliva.
(cantidades medias de las campañas 2004/2005 a 2009/2010)
País productor
Producción
%
País productor
Producción
(miles de Tn)
(miles de Tn)
Albania
5,0
0,2
Israel
6,2
Arabia Saudí
2,9
0,1
Italia
585,9
Argelia
33,2
1,2
Jordania
26,0
Argentina
20,3
0,7
Líbano
8,2
Australia
11,3
0,4
Libia
12,6
Chipre
5,7
0,3
Marruecos
88,3
Croacia
5,0
0,2
México
0,8
Egipto
5,0
0,2
Montenegro
0,5
Eslovenia
0,4
0,0
Palestina
15,8
España
1.908,4
52,5
Portugal
44,4
Estados Unidos
1,9
0,1
Siria
138,4
Francia
5,0
0,2
Túnez
165,0
Grecia
363,5
17,3
Turquía
128,5
Irán
4,3
0,2
Otros países
12,5
Total mundial
2.793,2
100
Total mundial
2.793,2
Fuente: http://www.internationaloliveoil.org/ (consultado el 15 de febrero de 2011)
%
0,2
27,9
0,9
0,3
0,5
3,2
0,0
0,0
0,6
2,1
4,8
5,9
4,6
0,4
100
Como puede apreciarse, Portugal presenta unas cantidades modestas, aunque el
cultivo está experimentando un fuerte crecimiento durante los últimos años, como
posteriormente tendremos oportunidad de comprobar.
Una de las novedades más interesantes de las expansiones olivareras
características de los dos últimos decenios es la introducción de plantaciones que
responden a un modelo más productivista. El olivar tradicional era un cultivo
mayoritariamente de secano, en el que cada árbol estaba separado entre 10 y 12 metros,
de manera que se alcanzaba una cifra de entre 80 y 100 olivos/ha. En las nuevas
plantaciones, sin embargo, el regadío es generalizado, lo que permite doblar las
cosechas y regularizarlas, pues en condiciones de secano el árbol presenta una acusada
vecería en relación con los contrastados ciclos meteorológicos que son habituales en las
latitudes medias. Cuando se dispone de agua y se está en condiciones de aportar
nutrientes en cantidades óptimas, el objetivo es multiplicar el número de árboles para,
de esta manera, aumentar la superficie foliar expuesta al sol y, consecuentemente, la
cantidad de fruto a cosechar. El ejemplo extremo de esta estrategia es el denominado
olivar superintensivo, consistente en la formación de setos a partir de la introducción de
hasta 2.500 olivos/ha. De todas formas, al menos en el caso de España, el modelo
[2]
preferido estos últimos años ha sido el llamado olivar intensivo, que supone plantar
entre 200 y 300 olivos/ha. En ambos casos, las podas permiten adaptar la planta a la
recogida mecanizada de la cosecha, en el primer caso mediante vendimiadoras y en el
segundo con diferentes tipos de vibradoras (Araque, Sánchez y Gallego, 2002).
Este tipo de modelos son precisamente los que se han generalizado en el proceso
de expansión del cultivo en el Alentejo, una región que ocupa el centro-sur de Portugal
con 31.603,2 km2 (1/3 del territorio nacional) y una población de 753.407 habitantes, de
lo que resulta una densidad demográfica de 23,8 hab./km2, apenas una quinta parte de la
media del país. Es un territorio de marcado carácter rural, siendo las ciudades más
pobladas Santarém (63.435 hab.), Évora (54.469) y Beja (34.319). Desde el punto de
vista físico destaca el predominio de tierras llanas o ligeramente onduladas, y la
presencia de suelos ácidos, uno de los fundamentos que explica la presencia de grandes
dehesas de alcornoque que contribuyen a que Portugal sea el primer productor mundial
de corcho. El clima es mediterráneo, pero muy dulcificado por la cercanía del Atlántico,
de manera que las temperaturas medias regionales se sitúan en los 17,1ºC, siendo los
veranos calurosos y los inviernos relativamente ajenos a las heladas. Las precipitaciones
presentan un rango que va desde los 750 a los 500 mm anuales (Instituto Nacional de
Estatística, 2009).
A partir de este momento vamos a tratar de explicar los factores que han
desencadenado la expansión del olivar que, en apenas 4 años, los que van de 2004 a
2009, pasó de 128.000 ha a 160.000 ha, un comportamiento excepcional si
consideramos que la tónica general del país fue precisamente la contraria; así como
presentar algunas de las características que tienen tanto la fase productiva como la
relacionada con la transformación y comercialización del aceite.
2. Los factores desencadenantes del cambio.
En primer lugar, debemos destacar la disponibilidad de agua abundante, segura y
barata. El olivar no es un cultivo muy demandante de agua en términos comparativos.
Se ha calculado que son suficientes 1.500 m3/ha para alcanzar producciones óptimas, y
que incluso en situaciones deficitarias (1.000 m3/ha), se pueden lograr muy buenos
resultados si el riego se realiza en los momentos más adecuados (Hidalgo y Pastor,
2003). Pues bien, en el año 2002 se cerró el Embalse de Alqueva sobre el río Guadiana,
un proyecto considerado estratégico para el Alentejo y en el que el gobierno portugués
venía trabajando desde 1975. Se trata de una obra que, al menos a la escala europea,
resulta imponente, pues tiene una capacidad de almacenaje de 4.150 Hm3, formando una
lámina de agua de 250 km2 de perímetro, que resulta ser el mayor lago artificial de todo
el continente1. Este embalse fue construido con múltiples fines2: incrementar la
superficie regada, producir energía, asegurar el abastecimiento urbano de una región
con frecuentes cortes y restricciones, facilitar el desarrollo de emprendimientos
turísticos, etc.
1
El embalse de mayor capacidad existente en España, país en el que las grandes presas superan el millar
y prácticamente no tiene río de importancia sin regular, el único que se le puede comparar es el de La
Serena, también sobre el Guadiana, con 3.219 Hm3.
http://www.embalses.net/pantano-581-la-serena.html. (consultado el 15 de febrero de 2011)
2
Una información más detallada sobre el particular puede consultarse en la web de la Empresa de
Desenvolvimento e Infra-estruturas do Alqueva, S.A. http://www.edia.pt
[3]
El sistema global de riegos del Alqueva, una vez concluido, llevará agua a
115.000 ha, y estará constituido, además de por el embalse principal, por otros 15
embalses de regularización, 314 km de canales a cielo abierto, 9 estaciones elevadoras
principales, 31 depósitos de regularización, 56 estaciones elevadoras secundarias, 2.240
km de conducciones subterráneas y cerca de 10.000 hidrantes o puntos de toma de agua
a pie de explotación, desde donde los usuarios privados podrán utilizarla. De momento,
la superficie regable es aproximadamente la mitad de la prevista, esperándose que se
complete en el año 2013. Está dividido en tres grandes zonas: el subsistema Alqueva,
que lleva agua a las áreas situadas al oeste de Beja y al Alentejo Central (62.595 ha); el
subsistema Pedrógão, que bonifica tierras del este de Beja (21.860 ha); y el subsistema
de Ardila, que riega los concejos de Moura y Serpa (3.630 ha). En estos momentos, el
gobierno portugués trata de cerrar los precios que cobrará a los usuarios quienes, hasta
el momento, han podido regar gratuitamente y, de acuerdo con las cantidades que se
manejan, podrán hacerlo en el futuro a precios realmente competitivos3.
Sobre la base de formar olivares muy productivos, además del agua, otro factor
clave ha sido la disponibilidad de tierras que, al menos presentan cuatro grandes
ventajas. De una parte, la existencia de fincas de gran extensión, de acuerdo con una
estructura de la propiedad de la tierra de corte latifundista (Roux, 1982 y 1983). Esta
oportunidad no ha dejado de valorarse por buena parte de los inversiones españoles, que
han formado grandes explotaciones continuas que contrastan fuertemente con las que
caracterizan el cultivo en España. Aunque, ciertamente, no faltan ejemplos de grandes
explotaciones (considerando como tales las que superan las 100 ha), en efecto, el olivar
español es característicamente minifundista. Una buena referencia la ofrece la provincia
de Jaén4: con 562.948 ha de olivar se registraban en 2006 un total de 140.653
explotaciones, es decir, que la media superficial por explotación era de tan sólo 4 ha.
En segundo lugar, se trata de suelos considerados como fértiles o muy fértiles,
que tradicionalmente han estado dedicados a usos extensivos y atesoran gran cantidad
de nutrientes. Además, como antes apuntábamos, predominan las pendientes moderadas
o nulas, hecho fundamental para mecanizar la totalidad de las labores culturales,
incluyendo la recogida. Por si todo ello fuera poco, se trata de propiedades que, al
menos para los primeros inversores, resultaban extraordinariamente más baratas que las
que pudieran encontrar en cualquier provincia española. En aquellos casos se llegaron a
pagar unos 6.000 €/ha, una cantidad claramente interesante5 si consideramos que,
aunque había que hacer frente a los costes que suponen plantación e instalación del
regadío, en España la media que se pagaba en 2008 era de 24.678 €/ha, y llegaba a
48.087 €/ha en el caso del olivar de regadío destinado a la producción de aceituna para
almazara6.
3
La previsión del organismo encargado de la gestión del pantano del Alqueva, EDIA, ha fijado unos
precios que oscilan entre los 0,053 €/m3 en baja presión y los 0,089 en alta. Revista Olival & Azeite,
suplemento de la Revista Frutas, Legumes e Flores, nº de sep./oct. de 2010, pag. 7.
4
Estos datos proceden de la Delegación Provincia de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de
Andalucía en Jaén.
5
Coincidiendo con el crecimiento financiero-especulativo de la burbuja inmobiliaria española (19982007), en la provincia de Jaén, la más productiva del país, se llegaron a pagar cantidades de 60.000 €/ha
por olivares de secano, y de hasta 100.000 €/ha por olivares de regadío. Se trató, obviamente, de
operaciones que no tenían sentido desde la más estricta lógica económica, por lo que en la actual
coyuntura de crisis han dejado de producirse compraventas de este calibre (Sánchez, Gallego y Araque,
en revisión).
6
Encuesta de precios de la tierra 2008. Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2009).
[4]
Por otra parte, no podemos olvidar que la remuneración de los trabajadores
agrarios en Portugal está bastante por debajo de la que reciben sus colegas españoles.
Valga como ejemplo lo sucedido durante la campaña de recolección de 2010-2011:
mientras que en el país luso un jornalero recibió 32 € por una jornada de 8 horas, la
tabla salarial del convenio del campo en la provincia de Jaén cifraba la remuneración en
unos 50 € de media por una jornada de 6 horas y 30 minutos7.
Tampoco debemos minusvalorar otros factores humanos: la cercanía con las
zonas españolas más especializadas en la producción de aceite, como es el caso de las
provincias sevillana y cordobesa; la proximidad idiomática y cultural; la completa
desaparición de las barreras físicas y económicas dada la condición de país eurocomunitario de Portugal, y la garantía jurídica que ello conlleva; el conocimiento
atesorado como consecuencia de la investigación y la experimentación durante los años
precedentes en España con los modelos intensivos e hiperintensivos; o la acumulación
de grandes capitales tanto en el propio sector olivarero, como en otros que conocieron la
bonanza que caracterizó al período de burbuja inmobiliaria antes comentado.
El culmen de todas estas oportunidades ha sido la disponibilidad del gobierno
portugués a facilitar, mediante la concesión de ayudas contempladas en los programas
de desarrollo rural que cofinancian la Unión Europea y los distintos estados miembros,
la implantación de estos nuevos sectores productivos. Así, ha costeado una parte de los
desembolsos realizados por plantación e instalación de regadíos, y concedido ayudas
para la construcción de la infraestructura que permite la obtención del aceite. Durante la
fase actual del programa PRODER, dentro de la medida de modernización y
capacitación de empresas, los apoyos llegan al 40% de la inversión para nuevas
explotaciones agrícolas cuyo montante total supere los 100.000 €. Si la explotación se
encuentra en zona desfavorecida y el solicitante es un agricultor joven, el porcentaje
puede subir hasta el 55%. El segundo de los componentes que se apoyan (empresas de
comercialización y transformación), se subvenciona en parámetros similares8.
Esta opción de apoyo es decisiva para los olivares nuevos, por cuanto que en la
Unión Europea sólo los olivicultores cuyas explotaciones comenzaron a producir antes
de mayo de 1998 reciben ayudas. Se trata de cantidades fijas (desacopladas de las
actuales producciones pero calculadas en función de los rendimientos obtenidos durante
el período 99/00-02-03) que en el caso de España ascienden a una media de 1.05 €/kg de
aceite (Asociación Española de Municipios del Olivo, 2010).
3. Las dimensiones de la apuesta productivista.
La expansión olivarera en el Alentejo es un fenómeno único en Europa, pues la
deslocalización de la producción de aceite de oliva a nivel mundial en los últimos años
se ha concentrado en los países mediterráneos de África y Asia Menor. Y, como
decimos, el protagonismo de este proceso lo tienen grandes grupos inversores
españoles. De acuerdo con nuestras estimaciones (véase tabla 2), desde 2004, tales
http://mapa.es/estadistica/pags/PreciosTierra/Encuesta_Precios_Tierra_2008.pdf (consultado el 28 de
septiembre de 2010).
7
http://www.asajajaen.com/ (consultado el 16 de febrero de 2011).
8
Programa de Desenvolvimento Rural. Ministerio da Agricultura, do Desenvolvimento Rural e das
Pescas. http://www.proder.pt/PresentationLayer/conteudo.aspx?menuid=443&exmenuid=373
(consultado el 23 de febrero de 2011).
[5]
grupos han puesto en cultivo cerca de 30.000 ha, una superficie que representará en
poco tiempo una producción cercana a 40.000 tn de aceite.
Tabla 2. Principales grupos económicos españoles presentes en el olivar del Alentejo (2011)
Grupo
Municipio
Finca
Superficie (ha)
Áncora
Beja y otros
Fonte dos Frades y otras
2.970
Bogaris
Beja, Ferreira,
Herdades do Sobrado, Malhada
3.302
Setúbal y Alentejo
Velha, Cid Almeida, Ladeira y
Litoral
Enxara, Herdadihna
Gómez Cabrera
Beja
Rabadoa y otras
2.620
Arteoliva-Alenlagar
Ferreira do Alentejo
Varias
1.200
Tany Nature
Elvas
Herdade Dona Joana
400
Martínez-Sagrega
Moura
Herdade dos Machados
6.000
Olivais do Sul
Portel
Herdade da Azambuja
600
(Marcor Ebro)
Innoliva (Del Pino)
Varios
Olivais de Fátima, Carmo,
3.275
Covadonga y Conceiçao
Fernández-Parlade
Évora-Ferreira
Varias
2.500
(Sevilla)
Cortez de Lobao
Serpa
Herdade Maria da Guarda
500
Hnos. Peña Ortega
Ferreira
s. d.
500
Hnos. Ostos
Mourao
Vale do Formosa
800
Grupo Agraria
Varios
Varias
2.000
Total
26.667
Fuente: Elaboración propia.
Estos nuevos “señores de la tierra” han venido a reforzar una estructura de la
propiedad marcada por el dominio incontestable del latifundio, solo cuestionada a partir
de la Revolución de los Claveles de 1974 (Roux, 1983; Villaverde Cabral, 1979;
Gónzalez Hernández y Núñez Rivero, 1979). No obstante, los grandes propietarios
españoles lo que sí han hecho es modificar profundamente la forma de gestión
tradicional de la gran explotación agraria extensiva. En los años 50 el latifundio
alentejano explotaba en régimen directo las mejores tierras, en tanto que las de peor
calidad eran entregadas en parcelas y bajo el régimen de aparcería a los seareiros
(pequeños campesinos). En los 60 se produce una fuerte diferenciación entre los
latifundios con tierras de mayor calidad, que comenzaron el camino hacia la
reconversión en grandes empresas capitalistas; y los correspondientes a terrenos
mediocres, que optaron por la extensificación productiva, por la reforestación o incluso
el abandono (Oliveira Baptista, 1993). Tras el proceso revolucionario de 1974, más de
un millón de hectáreas se convierten en el objeto de deseo de las clases más populosas,
organizadas en torno a cooperativas y unidades colectivas de producción; sin embargo,
la entrada de Portugal en la Comunidad Económica Europea dio al traste con este
proceso de reforma agraria, acabando con los sueños de miles de trabajadores agrícolas
alentejanos.
Dentro del panorama de los nuevos propietarios españoles se pueden diferenciar
dos grandes estrategias. La primera corresponde con la de empresas de naturaleza
agraria y/o agroalimentaria, con tradición asentada en el sector oleícola andaluz y que
vieron en Portugal la oportunidad de consolidar sus aspiraciones empresariales tanto en
términos de producción como de transformación y comercialización, lo que supone
explotaciones dimensionadas, instalación de almazaras propias y apuesta por penetrar
en el mercado de habla portuguesa. Casos dignos de reseñar son la del grupo cordobés
[6]
Áncora, entre cuyo accionariado se encuentra familias como De Prado o Martínez
Sagrera, muy vinculadas al sector; o la también firma cordobesa Arteoliva, que ha
construido una de las mayores almazaras del mundo en Ferreira do Alentejo, capaza de
molturar 150 millones de kg de aceituna.
El segundo modelo inversor procede del sector de la construcción, al ver en
Portugal una oportunidad óptima para diversificar sus carteras de negocios o colocar los
beneficios obtenidos durante el prolongado crecimiento de dicho sector en España.
Estas inversiones fueron realizadas en muchos casos a través de endeudamiento
financiero, y las previsiones de resultados se calcularon en un escenario de precios
mucho más favorables que los actuales, por lo que en muchos casos se han encontrado
con problemas que han propiciado un cierto movimiento en el mercado de la tierra,
pasando las explotaciones de unas manos a otras en relativo poco tiempo, y también han
influido en la ralentización del ritmo de nuevas plantaciones fundadas en
planteamientos especulativos de corto recorrido. No deja de ser llamativo, en todo caso,
la apuesta de empresas como la sevillana Bogaris, anteriormente dedicada en exclusiva
al sector del ladrillo y ahora especializada en energía, medio ambiente y agricultura, que
acapara ya más de 3.000 ha plantadas. Otro caso parecido es el de Innoliva, liderada por
la familia Del Pino, propietaria de conocidas empresas constructoras como Ferrovial y
Cintra, y que cuenta también con la participación de Caixa de Catalunya y el grupo
inmobiliario MRA, y que se ha convertido también en uno de los mayores propietarios
de olivares intensivos y superintensivos.
Aún es pronto para conocer el resultado final de estas apuestas empresariales,
pues su experiencia se limita a apenas un lustro en la mayoría de los casos. Lo que sí
está claro es que los proyectos más dependientes de financiación externa resultan más
vulnerables que aquellos que se han fundado sobre criterios de rentabilidad de medio y
largo plazo.
De lo que ya no queda ninguna duda es del impacto que estas nuevas
explotaciones han tenido en términos productivos. Con datos de 2009 la región
alentejana tenía una superficie olivarera de 159.915 ha, es decir, el 41,34% del total
nacional. En el período que va de 2007 a 2009 esta superficie se incrementó ligeramente
(apenas un 2%), mientras que la producción lo hizo de forma extraordinaria. En
concreto, lo hizo en un 193%. Esta es la mejor prueba de la efectividad de unas
plantaciones jóvenes que cada año van incrementando sus cosechas y que han permitido
que la región haya alcanzado en 2009 el 52% de la producción total de aceite portugués,
cuando dos años antes era sólo el 45%.
Estas cifran tan espectaculares y representativas del impacto de las nuevas
explotaciones olivareras, se verán reforzadas en años venideros, pues el proceso de
modernización del olivar alentejano no tiene parangón en el resto del país. De hecho, de
acuerdo con la información estadística facilitada por el Ministerio de Agricultura,
Portugal experimentó una reducción del 30% de las explotaciones de olivar entre 1999 y
2007, significando ello una pérdida del 13% de la superficie. Mientras tanto, en el
Alentejo la superficie ha crecido más de 30.000 ha entre 2005 y 2009, y el protagonista
del mismo ha sido el olivar intensivo de nueva plantación, aunque también se observan
algunos intentos de intensificar explotaciones tradicionales apoyándose en el regadío.
En estos momentos, el 28,1% del olivar alentejano se corresponde con explotaciones
[7]
intensivas y superintensivas9 (Instituto Nacional Estatística, 2011). Estas tipologías se
concentran en los municipios cercanos al Embalse de Alqueva, es decir, en el Bajo
Alentejo10, como se puede comprobar en la tabla nº 3.
Tabla 3. Superficie olivarera en el Alentejo en diciembre de 2008 (ha).
Comarca
Superficie plantada
Intención de plantar
Superficie total
Alentejo Litoral
6.961
522
7.483
Alto Alentejo
46.122
4.048
50.170
Alentejo Central
34.502
5.646
40.148
Baixo Alentejo
63.911
13.833
77.744
Total
151.496
24.049
175.545
Fuente: Ministerio de Agricultura de Portugal (2011).
%
4,3
28,6
22,9
44,3
100,0
Según los informes suministrados por el gobierno portugués, en 2020 se ha
previsto un escenario en el que la región podría alcanzar una superficie olivarera de
185.000 ha, y una capacidad productiva de aceite de 380.000 Tn de aceite cuya base es
la expansión de estos modelos de gran densidad de planta por superficie y regadío
asegurado.
4. El reto comercial.
A la vez que se incrementaba la capacidad productiva, el consumo interno (tabla
4) y la exportación de aceite de oliva en Portugal han experimentado una dinámica
expansiva durante los últimos años.
Tabla 4. Evolución del mercado interno de aceites de oliva envasados (kg) según calidades (*).
Año
Virgen Extra
Virgen
Aceite común
Total Anual
2007
16.897.880
4.113.738
16.911.979
37.923.596
2008
17.738.672
4.045.877
20.343.393
42.127.942
2009
19.104.391
3.599.130
19.901.341
42.604.862
Fuente: Casa do Azeite.
(*) A estos valores debe añadirse un autoconsumo estimado en unos 20 millones de kg.
Las exportaciones se han dirigido a España (13%), pero también a dos de sus
mercados preferidos: el gigante brasileño, al que se destinó el 62% del aceite de oliva
virgen, y Angola (6%), un país que no para de aumentar la demanda a medida que
mejora sus indicadores económicos. No cabe duda que estas razones explican también
el atractivo encontrado por los productores españoles llegados al Alentejo.
No obstante, el mejor exponente del potencial de Portugal en el mercado
internacional es el Grupo Sovena Ibérica de Aceites, de capital multinacional y con sede
en el país luso, que se ha convertido en la segunda mayor empresa oleícola del mundo.
Esta corporación, que se dedicaba en los años 90 a la comercialización de aceites de
semillas y la fabricación de jabones, en los últimos años se ha consolidado merced a su
alianza con uno de los principales grupos de distribución alimentaria de España, la
cadena de supermercados Mercadona. Sovena es una empresa líder en la extracción,
refinado, envasado y venta de aceite de oliva en España, ha penetrado en el mercado
9
De ellas, unas 4.000 son de olivar superintensivo. Esta información ha sido suministrada por el
Ministerio de Agricultura, do Desenvolvimiento Rural e das Pescas.
10
Especialmente en los municipios de Beja, Ferreira do Alentejo, Serpa y Moura.
[8]
portugués con gran fuerza a través de la marca Oliveira da Serra, el brasileño (tras
adquirir Simão & Cª), y el estadounidense, tras la compra en 2005 de la compañía East
Coast Olive Oil, la mayor envasadora de aceite de oliva de ese país 11. La estrategia
empresarial hasta el momento ha sido muy clara: buscar alianzas estratégicas con
grupos empresariales de otros países para penetrar en sus mercados, bien a través de
marca propia (Andorinha en Brasil), bien con marca del distribuidor (Hacendado de
Mercadona en España).
La novedad más interesante en el comportamiento de este gigante empresarial, y
lo que nos devuelve al núcleo central de nuestra investigación, es su reciente
preocupación por consolidar su propia base productiva sobre la plantación y adquisición
de fincas de olivares intensivos y superintensivos. Como operan a gran escala y
consiguen reducir notablemente los costes de producción, el resultado de esta estrategia
es que consiguen beneficios en un contexto de bajos precios del aceite. Por contra, este
panorama resulta desolador para zonas productoras tradicionales sin capacidad para
competir por la existencia de propiedades atomizadas y minifundistas, así como un
estructura productiva de tipo oligopsónico, donde conviven cientos de miles de
productores y unos pocos compradores en origen, cuyo paradigma es la provincia de
Jaén.
La estrategia productiva de Sovena, al igual que la comercial, es también de
carácter internacional. Así, se ha asociado a la empresa marroquí SOMED para operar
en ese país, si bien el proyecto de mayor envergadura se inició en 2007 con la creación
de Elaia, cuyo objetivo es acaparar alrededor de 10.000 ha en Portugal12 y 2.000 en
España y Marruecos, lo que le permitiría producir el 10% de sus necesidades de
aprovisionamiento. Al servicio de este proyecto se encuentra la creación de una
almazara en Beja.
5. Consideraciones finales.
Las transformaciones acaecidas en el Alentejo son el contrapunto perfecto a los
territorios olivareros tradicionales. Aquejados estos últimos de problemas crónicos
como la falta de profesionalización de las explotaciones agrarias; incapaces de asumir el
protagonismo en la fase comercialización; caracterizados por estructuras de la propiedad
más parecidas a fórmulas de autoabastecimiento que a una orientación al mercado; han
sido llevadas a su límite por el mantenimiento de unos precios del producto tan bajos,
que han acabado por generar pérdidas al no cubrir los costes producción. De hecho, se
ha calculado que en estos momentos el 49,82% de las explotaciones olivareras
jiennenses (el mayor espacio productivo del mundo) no son rentables, y que esta cifra
llegaría al 99,47% si desaparecieran las ayudas provenientes de la PAC (Consejo
Económico y Social de la Provincia de Jaén, 2011). Por supuesto, el olivar portugués
tradicional se encuentran en esta misma disyuntiva y la experiencia alentejana no ha
hecho sino incrementar las disparidades ya existentes (Ramos, 2006).
11
http://www.sovenagroup.com/es (consultado el 15 de abril de 2011).
A este fin, el marzo de 2010, Sovena adquirió 5.433 ha de olivar del Proyecto Tierra del Grupo SOS
por una cantidad de 91 millones de €.
http://www.revistaalcuza.com/REVISTA/articulos/GestionNoticias_558_ALCUZA.asp (consultada el 16
de diciembre de 2010).
12
[9]
El reto es extraordinario, pues casi ninguno de los fundamentos que han
permitido el desarrollo de las nuevas estrategias de corte empresarial que hemos
descrito en Portugal, pueden tener traslación inmediata a zonas como la provincia de
Jaén. Esta situación nos provoca importantes interrogantes: ¿Asistiremos a nuevos
episodios de deslocalización? ¿Es posible la convivencia pacífica de olivares de
distintas “velocidades económicas”? En caso contrario ¿es la solución una nueva
reconversión productiva imitando el modelo productivo y empresarial que hemos
descrito en el Alentejo? Si es así, ¿cómo llevar a término este cambio? Y, finalmente
¿cuántos y quiénes pueden ser los beneficiados y perjudicados de realizarse tal
reconversión?
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Este trabajo forma parte del proyecto de investigación “El monocultivo olivarero en la provincia de Jaén:
proceso de formación, diversidad paisajística y perspectivas territoriales”, subvencionado por la
Universidad de Jaén (UJA2010/12/58) con el patrocinio de la Caja Rural de Jaén.
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