27 folios

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Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 1
INTRODUCCIÓN
¿Qué es la Historia del periodismo?
La Historia como materia se mueve entre las Ciencias Sociales y las
Humanidades. La Historia del Periodismo comienza a estudiarse a finales del siglo
XIX, con Cooley y Park, que descubren los medios para las Ciencias Sociales. Es la
época en la que se ve la fuerza integradora de los medios para los inmigrantes en
Nueva Cork y su capacidad de movilización social, con el Affaire DReyfuss.
Pese al auge de los proto-medios en el XVIII, hasta principios del siglo XIX,
el periodismo no se consideraba una profesión, sino una herramienta de ilustración.
En el XIX se tomará como herramienta política y, posteriormente, comenzará a
considerarse como una actividad empresarial.
Concepciones de la Historia
Hay varias concepciones de la Historia. La humanística se preocupa por el
peso del hombre en el pasado, se recurre a la imaginación y el recuerdo, por lo que
se tiende a hablar de una Historia heroica, más o menos real. El resultado son
textos entretenidos, que se siguen haciendo en nuestros días. Eso sí, ahora se
emplea mayor documentación.
La concepción científica se centra en la búsqueda de la verdad a través de
la razón. Entronca con las ciencias sociales, pues más que estudiar al hombre, se
busca estudiar la sociedad. Los historiadores científicos no narran, sino analizan.
Sus obras son textos áridos que, sin embargo, tuvieron mucho éxito en los 60 con
el Estructuralismo.
A los humanistas les interesa el pasado, los científicos sociales ponen de moda el
presente. La escuela francesa de los Annales, que pone de moda la historia del
acontecimiento, supuso el divorcio entre ambas tendencias. Pero, a partir de los
años 50 la Escuela de Chicago, y en especial Robert Vogel, comienza a hacer
estudios históricos narrativos pero uniéndolos con el estudio científico de la
Historia.
Historia del Periodismo Español
El periodismo es una parte de la comunicación, pero con unas características
determinadas. Estudiaremos los sistemas informativos, que se corresponden con
los sistemas sociales imperantes, desde el siglo XV, con la llegada de la imprenta,
hasta nuestros días.
Metodología
La metodología descriptiva sigue la línea humanística, se concibe la
Historia de manera lineal. Las primeras historias del periodismo pertenecerán a
esta concepción.
El método morfológico fue creado por Kayser, que inventó la ficha que
lleva su nombre. Su base es que todos los periódicos tienen una morfología que
puede recogerse en la ficha para ser estudiada y comparada.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 2
La metodología estructuralista surgió en los años 60-70. Es de origen
marxista y no sólo se preocupa por los periódicos en sí, sino también por la
estructura informativa. En sus estudios recurren mucho a la cuantificación.
Por último, en los últimos 20 años del siglo XX aparece la teoría de
sistemas. Es la búsqueda de la Historia Total. La realidad se concibe como un
sistema que engloba distintas estructuras. Un sistema cambiante que depende de
variable distintas variables.
En cuanto a la variable tiempo, por un lado encontramos el tiempo K,
ciclos (en principio económicos) de 50 años, en los que hay un ascenso y una
bajada. Braudel, en cambio, habla de tres tiempos: largo (una época), medio
(equivale a un tiempo K) y corto (un evento, una explosión histórica).
La variable espacial se mueve a través de cuatro conceptos:
superestructura o leyes, estructura o flujo informativo, infraestructura o
turbio entorno (condiciona al sistema sin estar en él: partidos políticos, sindicatos,
clero...) y elemento formal, un análisis en el que se puede recurrir a la ficha K.
Podemos encontrar dos tipos de sistema: el lineal, que se corresponde con
el antiguo régimen (autoritario) y el complejo, en el que se tienen en cuenta las
relaciones de los distintos elementos, como pueden ser la Opinión Pública y el
poder.
Estudios sobre los medios
Tras los primeros estudios de Cooley y Park, aparecerá una generación
subyugada por el poder de los medios, entre ellos, destaca Laswell. La
efectividad de la propaganda en la I Guerra Mundial, suscita un gran interés por
estudiar el poder de la prensa y la naciente radio. Será en los años 30 cuando se
destinen fondos (Payne) para medir la influencia propagandística del cine.
Tras la Segunda Guerra Mundial, volverá a repetirse el interés por los
medios como arma de propaganda. El cine bélico y su influencia en las tropas se
convertirá en objeto de estudio. También en los años 40 se produce el traslado a
Estados Unidos de la Escuela de Frankfurt.
Los años 50 verán el renacer del poder de los medios. A partir de esa fecha,
Marshall McLulhan centra su estudio en la televisión ya que asegura que será el
más poderoso de los medios. Entre esa década y la siguiente, Siebert y Peterson
crean el concepto de teorías sobre la prensa: autoritaria, liberal, totalitaria y la
responsabilidad social. Estos dos autores incorporan, además, el concepto de
sistema. Para ellos, el sistema social era igual al sistema de prensa.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 3
SISTEMA INFORMATIVO DE LOS AUSTRIAS
Suele establecerse la distinción entre los Austrias mayores (Carlos I y
Felipe II), de carácter fuerte y con habilidad política y los Austrias menores
(Felipe III, Felipe IV y Carlos II), que no supieron gobernar bien por apatía y falta
de voluntad en los dos primeros casos, bien por incapacidad mental, en el último.
Los Reyes Católicos serán los predecesores de la dinastía.
Los Reyes Católicos (1474-1516)
La etapa de los Reyes Católicos es una de las épocas cruciales para la
cultura española. Fernando siempre se vio como un Rey renacentista y como tal
procuró proteger el saber de su época. Estamos en la etapa en la que el Reino de
España se unifica, convirtiéndose en un Estado moderno. Unido a esto también se
busca una unificación en lo cultural, en la que resulta decisiva la recién importada
(c. 1500) imprenta.
La imprenta va a tener dos etapas en el Reinado de Isabel y Fernando. En
un principio, la ven como una gran posibilidad de extender la cultura. La
protegen e incluso hacen dos leyes (c. 1480) para dar privilegios a un impresor y
para eximir de impuestos a quienes importen libros.
Pero la situación cambia en 1485. El obispo de Metz (Alemania) ve que en
algunos libros se pueden leer herejías y propone establecer un sistema de licencias
para controlarlo. En 1501, el papa Alejando IV hace una bula en la que el control
eclesiástico se extiende a toda la Iglesia.
Pero el control no quedaba ahí, desde 1478 había comenzado a funcionar la
Inquisición con carácter político (antes había habido una exclusivamente
religiosa). Una institución, regida por el Inquisidor General, que fiscalizaba todos los
libros e imponía un duro régimen de sanciones a quienes imprimiesen textos
prohibidos. El sistema se basaba en la delación. El librero culpable, no podría
ejercer su profesión y debería pagar el precio de los libros que se repartiría entre el
fisco, el juez y el delator. El pago por la acusación garantizaba la continuidad del
mecanismo.
Ante esta situación, los Reyes Católicos cambian de postura y lanzan, el 8 de
julio de 1502, la Pragmática de Toledo, que será la primera ley de imprenta
en España, cuyas bases se mantendrán hasta el XVIII. Los puntos principales eran
la necesidad de licencias (otorgadas por civiles o eclesiásticos), la prohibición de
imprimir asuntos supersticiosos, el cuidado tipográfico y el sistema punitivo (el
mismo que el impuesto por la Inquisición).
La imprenta sería controlada así por el Consejo de Castilla, la Iglesia y la
Inquisición (que formaba un Estado dentro del Estado, a medio camino entre la
Iglesia y el Reino). Para potenciar su papel en el control de los impresos, el
Concilio de Letrán establece “el control de la imprenta para toda la cristiandad”.
En la época se daba una notable circulación de la información, tanto
manuscrita, como impresa. Pero esta información en hojas sueltas no sufría
demasiados controles, ya que, más que asuntos heréticos, su contenido eran
noticias para satisfacer la curiosidad pública (chismes), temas bélicos e información
sanitaria (epidemias). La información no sólo provenía del interior de la Península.
El Reino de Castilla y Aragón tenía importantes posesiones en el Mediterráneo
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 4
(llegaban los Papeles de Levante) y América (donde destacan los escritos de
Hernán Cortés y la Carta de Cristóbal Colón -1493- en la que relata lo que se
encontró al llegar a América).
Dos personajes importantes de la época fueron también Pedro Mártir de
Anglería, cronista de los Reyes Católicos y Elio Antonio de Nebrija, que en 1492
publica la primera gramática castellana. El hecho de ser “castellana” tiene una
connotación política: se pretendía unificar al Reino en torno a Castilla. Además, esta
gramática se publicó sin licencia previa, sólo en círculos universitarios, como
protesta por el sistema de control de la Inquisición.
Carlos I de España y V de Alemania (1517-1556)
La conquista de América tendrá como consecuencia la creación de un nuevo
consejo, el de Indias, en 1524. Será el órgano encargado de fiscalizar los libros
que se publiquen allí. La ley imperante sigue siendo la de 1502.
En 1554, con las Ordenanzas del Consejo de Castilla, el poder político
aumenta su peso específico: la licencia para imprimir sólo podrán darla laicos.
Carlos V se hace así con un arma para luchar contra el Luteranismo y sólo deja a la
Iglesia el control sobre los temas que le atañen. Pese a que el poder religioso
pierde importancia, la Inquisición seguirá controlando librerías y fronteras,
atribución que había logrado en el Concilio de Trento (1515) donde, además, se
publican las primeras listas de libros prohibidos.
El material informativo está, en principio, muy disperso. La mayoría es en
forma de hojas sueltas, aunque se aprecia un intento regularizador con el auge
de las gacetas. Carlos V era un Rey “avisado” lo que le hace interesarse por
crónicas del extranjero como los Papeles de Levante o la correspondencia que
recibe de Hernán Cortés.
Felipe II (1556-1598)
Es el monarca mejor informado de su tiempo. En su Reinado, se asiste al
auge de las gacetas, aunque siguen siendo importantes las hojas sueltas, muchas
procedentes del extranjero, por el afán de conocimientos del Rey, que incluso paga
las crónicas interesantes de la Indias y del conflicto otomano. Así, se produce una
avance en la profesión periodística.
Siguiendo la línea reglamentarista de Felipe II, en 1558 se publica la
Pragmática Sanción, en la que se reitera la ley de 1502, pero que endurece la
capacidad represiva (se llega a hablar de la pena de muerte) y se intenta
controlar mejor los impresos: se exigen datos de sus responsables y se impone la
tasa para evitar precios abusivos. Para aumentar la cultura, las cartillas escolares y
devocionarios podían imprimirse sin autorización. Aparecerá la figura de los
mecenas como impulsores culturales.
En 1560, la corte se traslada a Madrid. Seis años después comenzará a
funcionar la imprenta en la nueva capital del reino. Al principio sólo se ocupará de
asuntos administrativos, ya que no había Universidad. Pero pronto, Madrid
comienza a ser un hervidero político y social, lo que se refleja perfectamente en
los mentideros, por donde circulaba una gran cantidad de información. Lo que
sucede y se oye en los mentideros se trasladará al teatro, que pronto se hará
tremendamente popular.
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Es la época, además, del sumo interés de la Iglesia por maniatar todo lo
relacionado con la imprenta: una bula papal de Gregorio XII (1572) condena a
galeras a los hombres “ilícitamente curiosos”. Poco después, Pío V añadirá la pena
de muerte y la confiscación de bienes.
Felipe III (1598-1621)
El primero de los Austrias menores comienza no promulga ninguna ley
importante sobre imprenta. Sin embargo, la decadencia política nacional lleva
aparejado un auge cultural e informativo. Los mentideros estarán en ebullición –
sobre todo el de la Puerta del Sol, donde llega el correo-. Aparecerán en esta época
los primeros informadores como tales y se generalizará el término gaceta.
Los pioneros del periodismo español pertenecían al 5% culto de la población
española. Solían ser de estamentos privilegiados, aunque no ricos y conseguían la
información de sus abundantes relaciones. Uno de estos primeros proto-periodistas
es Luis Cabrera de Córdoba, que ya fue cronista con Felipe II y ataca duramente
a su sucesor. Tiene credibilidad, pues cuenta con muchas fuentes y suele dar una
lectura política a los hechos.
El siglo de Oro de la Literatura tiene como ejemplos a Lope de Vega o
Cervantes. Los escritores toman como temas historias del mundo informativo.
Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana, hace referencia a los términos
más utilizados para el periodismo de la época: se habla de “diarios”, “cartas” y
“nuevas”.
Felipe IV (1621-1665)
En su Reinado se publica la primera ley de prensa e imprenta, será el 13
de junio de 1627. No cambia nada en cuanto a los libros, pero la novedad es que
ahora tipifica el material informativo (cartas, gacetas, coplas, etc). La propia
tipificación provoca que se estabilice esta nueva jerga del periodismo..
Aparece en esta época la primera publicación periódica de nuestra historia: la
Gazeta Nueva, que nace en 1661. Con tintes oficialistas (el nombre está tomado
de la Gazeta oficial francesa de Renaudot), está hecha por Fabro Bremundan,
secretario de Juan José de Austria, hermano bastardo del Rey. En un momento
de levantamientos sociales (Portugal y Cataluña), supone el inicio del control
positivo de la Opinión Pública, ya no basta la censura. Se da mucha importancia
a las noticias internacionales, silenciando los problemas internos. Tiene unos inicios
complicados: en sus tres primeros meses no tiene nombre fijo. Después será
mensual hasta 1663. Se cerrará y cuatro años más tarde la recomprará Bremundan
y la sacará como Gazeta de Madrid, lo que hoy es el BOE. Será el comienzo de una
expansión periodística, publicaciones pseudo-oficiales que saldrán en capitales de
provincia como Zaragoza o Barcelona.
Serán también muy importantes las cartas de jesuitas. Eran grandes
observadores, estaban facultados para confesar y tenían la obligación de escribir al
cabeza de comunidad en sus viajes. Esto los convertía en grandes cronistas. Serán,
junto a los dominicos, las dos órdenes religiosas imperantes. Pero los jesuitas,
como Baltasar Gracián, serán muy críticos con la sociedad, lo que acabará por
provocar la incautación de sus cartas por el Duque de Aranda (siglo XVIII).
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 6
Otros impresos que tomarán fuerza serán los pronósticos, que intentaban
popularizar lo desconocido. Aunque también se les acusa de superchería.
Gonzalo de Céspedes y Meneses marcará un hito en la historia temprana
del periodismo español. Su obra Historia de Felipe IV, Rey de las Españas será
motivo de polémica: escribe sobre un Rey vivo, pero además, recurre como fuente
a las hojas y gacetas extrajeras. Tomás Tamayo, cronista de la época, criticará
esta selección de fuentes, acusando a Céspedes de no ser veraz.
Otros informadores de la época serán Almansa Mendoza, José de Pellicer
o José de Barrionuevo. Todos ellos tienen características comunes: un alto status
cultural, han viajado por Europa y tendencia a la sátira fruto de la decadencia.
Carlos II (1665-1700)
Se mantiene la ley de 1627, sin embargo, se aplica la censura para
asuntos concretos como la boda del Rey, ya que la sátira podía ser muy mordaz.
Aparecen, además, la figura del impresor real y del juez de imprentas, que será
el Presidente del Consejo de Castilla. No se conoce la fecha en que se creó el
Juzgado de Imprenta, es un órgano dentro del Consejo de Castilla que se encarga
de la censura. Esto hace pensar que se reconoce el despegue de la prensa
periódica.
El mismo año en que acaba el Reinado de Carlos II, Pierre Boyle asegura
en Respuestas a las preguntas de un provinciano que es necesario hacer un informe
sobre las publicaciones periódicas, ya que habían alcanzado mucha importancia.
Con este libro se entiende que se inaugura la Edad Moderna del Periodismo.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 7
EL SIGLO XVIII
El año 1700 supone el cambio de la dinastía de los Habsburgo (Austria) por
los Borbones, unos monarcas menos queridos por el pueblo y que se apoyan
mucho menos en la Iglesia. La oposición se expresará mediante una dura sátira
política, pero se suele aceptar a la corona y la Iglesia. Será un siglo de progreso,
cada vez serán más los escritos económicos y menos los religiosos. España
desarrollará en este siglo lo que Inglaterra hizo en el anterior: el Parlamentarismo y
la prensa.
En este siglo aparecen muchos periódicos de vida efímera, también
almanaques y pronósticos. Una información mucho más controlada que antes.
Sólo escapaban las publicaciones clandestinas, pero era muy difícil sacarlas por la
falta de público.
Madrid era la ciudad con mayor número de publicaciones (también la más
poblada). Había también periódicos en ciudades estratégicas como Sevilla o
Zaragoza y en los puertos.
Los periodistas y el público son, prácticamente, los mismos: los
periódicos solicitan la aportación de los lectores, estos artículos no suelen firmarse,
a lo sumo con seudónimo. También entran en el contenido textos copiados de
publicaciones extranjeras. Entre los lectores, tiene un gran peso el clero, ya que
eran de la escasa población culta.
A partir
primero que lo
sobre todo, en
de lectores, ya
de los años 60 comienza a venderse la prensa por suscripción. El
hace es Caxón de Sastre, de Mariano Nipho. La suscripción se daba,
provincias y el extranjero. También se da mucho la venta a grupos
que los periódicos eran muy caros.
La prensa oficial estaba representada por la Gazeta de Madrid, con muchos
medios; el Mercurio Histórico y Político, que se asocia al poder tras su creación
y el Diario de Avisos (1758) de Nipho, primado por el Gobierno con publicidad, y
que, sobre todo, se dedicaba publicar anuncios. La Gazeta y el Mercurio son los dos
únicos medios donde se habla de política ya que ellos no tenían que pasar por una
censura externa (eran de la casa) y tenían acceso a las valijas diplomáticas.
La prensa ilustrada también crece de manera significativa, es el primer
periodismo especializado y cuenta con el respaldo oficial. Mientras, comienza a
aparecer la prensa informativa, en principio es minoritaria, el círculo ilustrado no
la apoya y el Gobierno recela de ella.
Los periodistas –al principio llamados diaristas, jornalistas o escritoresperiódicos- comienzan a profesionalizarse. A lo largo de XVIII hay 67
periodistas catalogados, pero sólo 3 son profesionales y sólo uno –Nipho- vivía bien
de la profesión. El resto eras escritores que vivían de un mecenas u ocupaban un
cargo público. También cobraban algo los llamados gacetistas –era peyorativo pues
dependían del poder y por eso cobraban-.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 8
Felipe V (1700-1746)
Los Borbones serán unos Reyes más ilustrados que los Austrias. Felipe V,
era un Rey de carácter abierto, lo que revolucionó la sociedad española. Una de las
claves de este comienzo de siglo es el interés por la instrucción.
El siglo comienza con una guerra civil, la Guerra de Secesión. En ella,
también intervienen otros países como Francia. En este período, la información
fluye con cierta libertad, pero casi siempre se trataban temas bélicos. Tras vencer
en la batalla de Almansa (1707), Felipe V despoja de sus fueros a todas las
regiones salvo a Navarra, que le había apoyado. En 1713 termina la guerra y
con ello Felipe V corta el flujo de información. Todas las publicaciones que no
acaten las normas ilustrado-absolutistas serán cerradas. Los diarios, no se podían
exceder en asuntos sobre las buenas costumbres, la Corona o la Religión Católica.
Entre 1705 y 1745 se dictan 6 normas que continúan con el sistema de
licencias anterior. Además, se impone una reorganización: se controlará a
quienes tengan una imprenta y se tendrá mucho cuidado con los impresos
extranjeros. Hay mucha xenofobia, sobre todo contra Francia, alentada por la
Iglesia. Con todo este control, la oposición sólo podrá funcionar de manera
clandestina.
Con Felipe V se inicia el proyecto ilustrado, en el que se incluye la creación
de instituciones culturales (Biblioteca Real –la actual Biblioteca Nacional-, RAE...)
La ilustración entra por una triple vía: la Universidad, en la que ya no sólo se
imparte teología; las sociedades económicas de amigos del país, que eran
típicamente ilustradas y la prensa, que estará al servicio del poder.
De los nobles que se habían enfrentado al Rey en la Guerra de Secesión,
surge el Partido Español, que intentará crear una oposición popular a lo francés
y a la corona. Estará controlado por el clero y tendrá gran actividad publicística
clandestina (padresnuestros, avemarías, etc). La Iglesia y el Partido Español van
creando el caldo de cultivo para la rebelión contra Francia de 1808.
La voz del Partido Español se canalizará a través de El Duende crítico, de
Manuel Freire de Silva. Sólo saldrá durante 5 meses, entre 1735 y el 36, pero
tendrá una altísima difusión (los lectores harán copias cada semana –sale los
jueves-). Es clandestino, satírico, político y siempre se mostrará en contra de
los Borbones y la Ilustración. Dejará de salir cuando se detenga a su dueño, que
era carmelita portugués y actuaba como agente doble. Pero tendrá muchos
imitadores y a partir de entonces, la prensa de oposición –incluso Larra- recurrirá
muchas veces al “Duende” como nombre de su cabecera.
En 1737 aparece la primera publicación autorizada tras la Guerra de
Secesion, Diario de los Literatos de España. Nace en la tertulia Hermosilla
(fuente también de la R.A. de Historia). Tendrá carácter ilustrado, pero sus autores
principales (Salafranca, Puig y De la Huerta y Vega) son clérigos ultracatólicos,
no progresistas. Su periodicidad es irregular, pero toca todas las materias de la
cultura de la época y expresa las ideas culturales que corren por Europa. Deja de
salir en 1742.
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Fernando VI (1746-1759)
En cuanto a la política normativa, es un Rey continuista. Tan sólo introduce
algunos cambios en el Real Decreto de 1749: no se podrá atacar por escrito al
honor de las personas –es la primera vez que una ley lo defiende-, nombra a un
juez de imprenta que no es el presidente del Consejo de Castilla.
El elegido para el cargo será Juan Curiel, con fama de autoritario. Su
nombramiento supone una personalización de la censura, ya que tendrá a su
mando un cuerpo de censores remunerados en función de la tasa del libro (antes
los censores los proponía el autor), crea un reglamento de imprentas que será base
para los demás. Esta política va de 1552 hasta 1769, cuando los censores dejan de
ser pagados, aunque será el reglamento que retome Godoy.
En 1758 aparece la primera publicación de Mariano Nipho, el Diario
noticioso. Nipho será el único periodista totalmente profesional del siglo. No
es ilustrado en el sentido cultural, pero si será un buen divulgador. Era periodista
de tijera y tenía buen olfato. Sus temas predilectos son la felicidad (en el sentido de
sensualidad), el pensamiento religioso (ataca la superstición, las procesiones),
España desde una perspectiva europeísta, críticas a la nobleza (frente al hombre
hecho a sí mismo) y clero, la educación como forma de acabar con la pobreza.
Su Diario noticioso –luego pasó a llamarse Diario curioso y en 1788 Diario de
Madrid- fue la primera publicación diaria en España y gozó de privilegios. Luego
sacó Caxón de Sastre –semanario breve donde exalta los valores españoles
tradicionales- en el que incorpora la suscripción. También sacará La Estafeta de
Londres, en él ejerce como periodista de tijera y defiende los avances de
Inglaterra frente a España.
Nipho funda el periodismo moderno español. Frente a la idea de prensa
como ilustración, él ve el negocio en otro sitio. Incorpora la periodicidad diaria, la
suscripción y la correspondencia de los lectores. Incluye, para fomentar la lectura
de su periódico anuncios gratis para particulares.
Carlos III (1759-1788)
Incorpora la prensa como base del proyecto ilustrado. Él mismo tendrá
un periódico protegido, El Censor, en el que también escribirá. Este periódico tuvo
tres épocas (Febrero-Diciembre 1781, Noviembre 1783-Abril 1784 y Septiembre
1785-Agosto 1787), marcadas por los conflictos con la censura. Tanto es así que
la Ley de Prensa del 85 se hace, en gran parte para protegerlo de la censura y la
Inquisición.
El Censor no tiene una periodicidad fija y todos sus números van firmados
por Luis García Cañuelo y Pereira (sus dueños eran L. G. Cañuelo y Luis
Pereira). Sufre la realidad que le rodea (supone un adelanto al Romanticismo y
Larra) y toca los mismos temas que El Pensador. Pero el discurso de El Censor es
más duro, crítico y progresista. Por sus páginas pasarán Samaniego,
Jovellanos, Meléndez Valdés, etc. Será el primer periódico que separe literatura
y periodismo. Aunque sus tiradas no sean muy amplias (500 ejemplares) tendrá
una gran influencia, tanta que en 1789 la Inquisición lo incluye en su lista de
publicaciones prohibidas.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 10
En el aspecto normativo, Carlos III sigue la línea anterior, aunque realiza
varios cambios:
En 1762 abole la tasa de impresión de libros (salvo los libros de
instrucción o culturales). Es una medida liberalista que tuvo como resultado el
aumento de precios. Al año siguiente, elabora una lista de los libros protegidos,
además, elimina la remuneración de los censores. También regula la
propiedad intelectual, para evitar que muchos autores plagiaran a extranjeros.
En julio de 1767 lanza dos reales decretos en los que se prohíben las
licencias para pronósticos, romances de ciegos y coplas de ajusticiados (que
siguieron haciéndose de manera clandestina) y se insta a las personas “con talento”
que creen nuevos periódicos. Comienza así el auge en el número de
publicaciones.
En 1785 establece una Ley de Prensa. Era una ley distinta a la de
imprenta, pues sólo afectaba a las publicaciones periódicas. En la nueva Ley, se
dice que sólo el juez de imprenta controlará los periódicos –no el resto del
Consejo-. El juez de imprenta era un cargo de confianza del Rey. También se
regulaba el formato, el plazo de presentación y la censura para los periódicos. Con
esta orden, se protegen todos los periódicos, eliminando requisitos administrativos,
pero también se les quita trascendencia política. En cualquier caso, en esta época
aparecen multitud de nuevos periódicos, que antes habían escaseado por la acción
de la Iglesia.
En octubre de 1788, poco antes de morir, lanza una Real Orden para que
los periodistas fomentaran el teatro –para los Ilustrados era una escuela de
sabiduría- Será un teatro muy moralista.
Precisamente, durante el Reinado de Carlos III, inicia su obra periodística
José Clavijo y Fajardo. Lo hará con El Pensador, periódico influido por The
Spectator que tendrá dos etapas. Clavijo era admirador del Rey, formaba parte del
proyecto ilustrado. Su periódico, del que aparecieron 86 ejemplares habla de cierta
liberación sexual, de la importancia de la educación e incluso de un acercamiento a
la necesidad de la igualdad de fortunas, tesis en la que se nota la influencia de
Tocqueville.
Canario, aunque muy pronto pasó a vivir en la Corte, Clavijo tenía mayor
formación que Nipho, pero siempre se quejó de las pocas ventas de El Pensador. No
obstante, su influencia será tal, que Larra se mostró siempre deudor de esta
publicación.
En plena prerrevolución francesa (1787) nace El Observador. Pretende
traer la revolución a España y para ello reunirá en torno a su periódico a un
grupo de jóvenes con una nueva mentalidad buscando hacer algo parecido a El
Censor, pero más desprendido del poder. Sus inmediatos problemas con la censura
harán a su dueño, José Marchena, huir a Francia, donde luchará con los
girondinos.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 11
Carlos IV (1788-1808)
Su Reinado coincide con la Revolución Francesa, lo que será un enorme
foco de tensión dada la procedencia de los monarcas. En su Reinado, hubo tres
Gobiernos diferentes.
Conde de Floridablanca
Hace el primer censo de España. El 80% de la población era analfabeta y,
los únicos que estaban interesados en la prensa eran los ilustrados (1%, 100.000
personas).
Su etapa se conoce como el Pánico de Floridablanca. El conde tenía
miedo de un contacto propagandístico con Francia y establece un cordón sanitario
para proteger a España. Con este aumento de celo, emergerá de nuevo el poder de
la Inquisición. En 1791 lanza la 2ª Ley de Prensa que cerrará todas las
publicaciones menos las oficiales: Gazeta de Madrid, el Mercurio de España y el
Diario de Avisos. Los editores negocian con él y acaba permitiendo algunas
publicaciones, pero siempre que no se trate la política.
Conde de Aranda
Es francófilo y aperturista. No deroga la ley de 1791, pero permite entrar
propaganda y periódicos franceses. El final de su gobierno fue muy problemático: a
raíz de la ejecución de Luis XVI (enero de 1793) los países católicos declaran la
Guerra a Francia. El conde de Aranda es destituido.
Gracias a su aperturismo, aparecen muchas publicaciones nuevas como
diarios (no tenían que salir cada día), gacetas (eran o pretendían ser oficiales),
semanarios...
Godoy
Sustituye al conde de Aranda y con su entrada comienza a descender el
número de publicaciones activas. Carlos IV estaba muy influido por Godoy y la
Reina, lo que hizo ganar peso a la Iglesia. Se lanza toda una campaña
propagandística –folletos, libelos, etc.- para atacar a la Convención. Godoy será
el que en 1795 firme la paz con Francia.
También establece el reglamento de 11 de abril de 1805. Con él, se crea un
juzgado de imprenta al margen del consejo de Castilla. En él, entrarán José
Antonio Melón, Pedro Estala y Leandro Fernández de Moratín. Formarán un
triunvirato del buen gusto que se convierte en dictadura cultural: sólo aceptan
publicaciones que sean de su agrado y el de Godoy. Además, mostrarán mucho
interés por la prensa agrícola, como el Semanario de Agricultura, para instruir a los
campesinos, muchas veces, a través de los párrocos.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 12
EL SIGLO XIX
El siglo XIX verá las consecuencias de la Revolución Industrial, también el
auge del liberalismo (teoría liberal de prensa). Sin embargo, España pasará los
primeros 30 años de este siglo anclada en el absolutismo.
La Guerra de la Independencia (1808-1814)
El tratado de Fontainebleau (27 de Octubre de 1807) permitía la entrada en
España de tropas francesas con destino a Portugal, pero Napoleón deja sus tropas
en España, lo que provoca una fuerte oposición popular. En marzo de 1808, el
Motín de Aranjuez supone el asalto del palacio de Godoy y la abdicación de
Carlos IV en su hijo Fernando VII. La primera norma del nuevo Rey será revocar
la ley de 1805 (Godoy), por lo que el Consejo de Castilla será de nuevo encargado
de las licencias. Poco después, Fernando y su familia marchan a Francia. A cargo
del país se queda la Junta Real, pero Francia impone a Murat y provoca los
levantamientos del 2 de mayo. Comienza la Guerra de la Independencia.
Durante el período de Guerra, España pasa a manos de Napoleón. Con
ello, se instaura su sistema informativo, fuertemente centralizado y con un diario
por provincia sin información política propia. Se traslada a Madrid el modelo
de París (cuatro periódicos autorizados, uno de ellos vocero oficial) y la Gaceta se
convierte en un remedo del Monitor Universal: pasa a ser bilingüe, sale a diario y
su contenido tiene que ser supervisado por el diario francés. El Diario de Madrid se
suspende temporalmente y El Mercurio pasa a ser una revista de comentarios, a
cargo del Marqués de Caballero y con redactores afrancesados. El consejo de
Castilla seguirá encargado de las licencias, pero su carácter nacional choca con la
idea de universalidad de los franceses.
En el verano de 1808 Napoleón concede una carta otorgada a los
españoles: el Estatuto de Bayona. Será el primer texto constitucional de
España (no será Constitución por ser una carta otorgada); en cuanto a la prensa,
deja el control de la libertad de imprenta a 5 senadores (son más conservadores
que los diputados), aunque no llega a efecto, puesto que se deja la legislación
para después de la guerra. Además, se establece que las sesiones de las Cortes
no son públicas.
La acción del bando patriota se centra en llenar el vacío de poder que ha
dejado el Rey, ya que no reconocen el Gobierno napoleónico. Establecerán juntas
provinciales coordinadas por una Junta Suprema Central. Ésta tendrá sede en
Aranjuez, luego Sevilla y finalmente Cádiz. Las tareas de esta junta serán, por un
lado legislar y por otro pedir ayuda a Inglaterra, a los que se tiene como aliados y
de los que se recibe dinero (ayudan a España para tener un aliado contra Francia y
para minarla y hacerse con posesiones en América). Será un régimen continuista
que no contemplará la libertad de prensa, pero el conflicto no permite ese
hermetismo.
Como propaganda positiva, la Junta decide crear un periódico patriótico
en algunas provincias y lanza el Semanario Patriótico (será oficioso). Esta
publicación tendrá 3 etapas, según dónde esté la Junta. Sus redactores serán
Antillón y Blanco White y cesará cuando aparezca la Constitución, ya que su
misión era tutelar su llegada.
El 24 de septiembre de 1810 se convocan las primeras Cortes Generales y
Extraordinarias en Cádiz. El ambiente era ya más favorable a la libertad de
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 13
imprenta, la junta había sido sustituida por una regencia de 5 miembros que deben
convocar elecciones y tratar el tema de la libertad de prensa. Las cortes se dividen
en tres bloques: el afrancesado, el español (partidarios de una vuelta
constitucional de Fernando VII) y el americanista. La libertad de imprenta es
aprobada, supone un giro a la izquierda, ya que hasta pocos años antes, la mayoría
de diputados se mostraban contrarios por las presiones de la Iglesia.
El resultado de esta aprobación es el Decreto de 10 de noviembre de
1810. Será el primero en el que se apruebe la libertad de prensa como libertad
política, lo que da fin a la teoría autoritaria e inicio a la liberal. Son 20 artículos
en los que se suprime la censura previa para temas políticos (no se puede atacar a
la Iglesia), aunque se establecen las Juntas de Censura (provinciales y central) en
las que tiene representación la Iglesia. También se reconoce el derecho a no firmar
un artículo (el responsable será el impresor), se suprimen el Juzgado privativo de
imprenta y el cuerpo de censores y se recogen delitos contra el poder, la sociedad y
los particulares, siendo las penas pecuniarias salvo si se interpone querella.
Esta nueva libertad supondrá una diarrea de imprentas. Aumentarán los
medios de información y muchos recogerán las sesiones de las Cortes, que eran
públicas. Los periódicos suplantaban a los diarios de sesiones (no había
taquígrafo) publicando ciertas intervenciones de parlamentarios.
Aprobado este decreto, se comienza a discutir la Constitución, siguiendo un
modelo liberal y progresista. El asunto de la libertad de imprenta se dejó para el
artículo 317, ya que al ser una Constitución Ilustrada, la prensa se concibe
dentro de la Instrucción Pública, no del debate político. Cuando se aprueba la
Constitución (19 de marzo de 1812) aparecen multitud de periódicos. Hay muchas
denuncias sobre ellos, pero no suelen triunfar. Los diarios liberales eran más
denunciados que los absolutistas.
El 10 de junio de 1813, aparece un decreto que reforma el de 10 de
noviembre de 1810: se contempla la figura de impresos injuriosos, se ahonda en la
responsabilidad del impresor, se crea el Reglamento para las Juntas de Censura y
se reconoce el derecho de propiedad sobre lo publicado.
En este período, la prensa se dividirá conforme a la política. Por un lado,
estará la prensa patriótica, en la que encontramos la prensa liberal (Semanario
Mercantil, El Redactor General, La Abeja Española) y servil-absolutista (Diario de
Tarde, Atalaya de la Mancha). Por otro, está la prensa afrancesada, entre la que
encontramos a El Imparcial, de Estala, la Gaceta de Sevilla o el Diario de Barcelona.
El sexenio absolutista (1814-1820)
Fernando VII regresa a España gracias al Tratado de Valençay (diciembre
1813) con Napoleón; a cambio, Francia se asegura de que sus partidarios en
España puedan alcanzar altos cargos. Las cortes lo considera impuesto por
Napoleón, pero unos meses después, en abril del 14, Fernando VII es recibido
apoteósicamente en Valencia. Allí, un grupo de generales le entrega el Manifiesto
de los Persas, en el que piden que no acepte la Constitución y ponen las tropas a
su servicio. Fernando VII lanza a través de su mano derecha, Pedro Macanaz, el
Manifiesto al País (4 de mayo de 1814), en el que refuerza la idea de seguridad y
libertades para el futuro y censura los “abusos” de la libertad de imprenta.
Ese mismo día, se publica una Real Orden que reinstaura la censura previa,
la licencia para publicar periódicos o fijar carteles y delega en los gobernadores
políticos para cumplir tal misión. Muchos liberales se exiliaron o escondieron, otros
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 14
fueron detenidos, pero a pesar de la dureza del Rey, hubo periódicos, como el
diario Lucildo, que sí le apoyarán.
Prácticamente un año después (2 de mayo de 1815) se inicia la etapa más
dura. El Rey elimina toda la prensa menos la Gaceta y el Diario de Madrid, hace
renacer los Tribunales de Imprenta y reanuda la Inquisición (eliminada en 1813),
que hará listas de libros prohibidos y obligará a quemar las publicaciones liberales
públicamente.
No habrá sitio pues para la prensa de oposición, esta se exilia y sigue
publicando en Español en capitales extranjeras, por ejemplo, en Londres. La prensa
que queda se dividirá entre los periódicos serviles-antiliberales como El
Fernandino y Lucildo, los dos oficiales y los científicos y literarios. Éstos últimos
comienzan a aparecer a partir de 1817, cuado el Rey abre la mano a los
afrancesados, dóciles por su “leyenda negra”. Aparecerán títulos como Crónica
científica y Literaria de José Joaquín de Mora, Minerva de Pedro de Oliva o
Miscelánea, publicación americanista de Javier de Burgos.
En el campo político, cada año del sexenio se produjo algún levantamiento.
Mina, Díaz Polier, Richard o Lacy serán generales que se rebelen contra la
monarquía. Sin embargo será Rafael Riego quién el 1 de enero de 1820 jure la
Constitución. Comienza el proceso revolucionario hasta el triunfo del golpe en
marzo.
El trienio liberal (1820-1823)
Desde enero a marzo de 1820 los levantamientos y la creación de juntas
locales se sucederán. También se asiste al surgimiento de multitud de publicaciones
que se saltan las normas. El 7 de marzo el Rey jura la Constitución. Tres días más
tarde lanza un Manifiesto al país y con ello se inicia la etapa liberal. Se abren las
Cortes (siguen siendo estamentales), en las que cabrán políticos progresistas
exaltados, doceañistas (los moderados de Argüelles), los absolutistas y los
afrancesados. Pero en la calle hay un fuerte movimiento antirreformista, liderado
por los carlistas, que acabará provocando una guerra civil.
La nueva libertad supone la vuelta a las normas de 1810 y 1812:
desaparecen el Juzgado Privativo de Imprenta y la Inquisición. Se establecen
nuevas juntas de censura, pero más controladas por los liberales, que desconfían
del Rey, del Ejército y de la Iglesia. Los afrancesados disfrutarán de una amnistía y
volverán. Tras ello, crean El Censor, dirigido por el afrancesado Alberto Lista.
Como ocurre con la afrancesada, toda la prensa se dividirá en función de la
política: habrá periódicos exaltados, moderados y absolutistas. Destaca la
prensa satírica, que se vale ahora de los avances en el diseño gráfico. La política
estará también representada en las sociedades patrióticas y en los cafés políticos,
que tendrán sus correspondientes publicaciones.
Para regular el renacido flujo informativo, surge la ley de 22 de octubre de
1820. Será un texto más abierto, que reconoce la libertad de publicar
pensamientos (no sólo políticos) aunque no atacar a la Iglesia. Tipificará delitos
como la subversión, la sedición o la desobediencia civil o legal, aunque ahora sólo
se habla de multas y reclusión en un lugar seguro (no de cárcel). La
responsabilidad se establece para el autor, el editor y el impresor; pero la principal
novedad de esta ley es la implantación del jurado para los delitos de
imprenta, lo que ofrece mayor libertad.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 15
Esta ley coincide con el auge de El Universal, que había nacido en 1814
inaugurando la concepción de periódico de referencia (imparcial y de calidad). El
periódico pide moderación y concordia, defendiendo con ello la misma tesis del
Gobierno de Martínez de la Rosa, por lo que será acusado de venderse al poder.
Esta ley se ve completada con la adición de 12 artículos el 7 de junio de
1821. Se trata ahora de impedir los abusos de la libertad de imprenta por
parte de diputados, así que se establece que el jurado que los juzgue también
deberá estar compuesto por diputados. Desde entonces, éstos se niegan a firmar
artículos de prensa.
Otras tres normas cierran el apartado reglamentario de esta época. En junio
de 1821 se publica un reglamento para las Juntas Protectoras de la Libertad
de Imprenta; en febrero de 1822, una ley adicional intenta frenar el
movimiento antimonárquico, sobre todo el de la sátira a través de grabados; y,
por último, el código penal de junio de ese año contempla los delitos civiles y
penales para la prensa y pone especial cuidado en proteger la fama y el honor de
las personas.
Será el trienio liberal cuando el periodismo alcance su mayoría de edad.
Se adopta el formato sábana inglés, se cuida la litografía, y se potencia todo
aquello que tenga tintes políticos, convirtiéndose en armas muy influyentes para la
opinión pública. Junto a El Universal, será muy importante El Espectador, de
Evaristo San Miguel. San Miguel era lugarteniente de Riego y su periódico tiene
corte exaltado y ejerce de portavoz de la masonería. Cuando el Gobierno de
Martínez de la Rosa cae, San Miguel le sustituye, por lo que El Espectador pasa a
ser un diario oficioso. Continúan también El Censor, el Imparcial o Miscelánea.
El trienio muere por los excesos políticos y la presión internacional. España
tenía una Constitución muy avanzada para la época y la Europa de la Santa Alianza
no podía permitir a un Rey subyugado a ella. Los levantamientos monárquicos en
Navarra y norte de España (1822) acaban provocando la llegada de los Cien mil
hijos de san Luis, que dan el poder a un gobierno provisional de ultras fernandinos.
Se vuelve a establecer el Juzgado Privativo de Imprenta y el 1 de octubre de
1823 Fernando VII lanza un Manifiesto en el que no reconoce nada de lo
establecido por las Cortes durante el trienio.
La década ominosa (1823-1833)
Tras la caída del régimen liberal, apenas quedan en pie algunas
publicaciones realistas como El Realista o El Restaurador. Pero la década será
una etapa de especial ensañamiento contra las ideas liberales: el 30 de enero de
1824 se suprime toda la prensa política, salvo la oficial. Vuelve la Inquisición y
con ella las listas de libros prohibidos, la persecución e incluso la ejecución de
impresores (Villar, 1831). El 12 de julio de 1830, aparece un reglamento de
imprenta que retoma todas las limitaciones anteriores: censura, licencia y
requisitos para impresores y libreros. Larra ya se había dado a conocer con su
Duende Satírico del Día (1828), pero apenas le dejan sacar 5 números. En 27 de
agosto 1832 aparece la primera entrega de El Pobrecito Hablador.
En octubre de 1832 Fernando VII cae enfermo y deja la regencia a María
Cristina. De ideas algo más aperturistas, contacta con los afrancesados y sustituye
a Calomarde por Cea Bermúdez, liberal moderado. En septiembre de 1833 muere
el Rey; María Cristina se reafirma como regente hasta la mayoría de edad de Isabel
II y dice que buscará un sistema liberal. Los carlistas no lo desean y dan pie a la
guerra.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 16
Transición al liberalismo (1833-1836)
La Guerra Carlista había comenzado casi inmediatamente después del inicio
de la regencia de María Cristina. Los levantamientos marcarán esta etapa y el
comienzo de la siguiente, pues, el Abrazo de Vergara, que pone fin a la guerra, no
se producirá hasta el 31 de agosto de 1839.
Gobierno de Cea Bermúdez (septiembre 1833-enero 1834).
Tiene como misión defender la Regencia y para ello vuelve al despotismo
ilustrado. En cuanto a la imprenta, reúne notables, como Quintana, para
estudiar su desarrollo. Esta decisión tendrá sus frutos en enero de 1834, cuando
aparezca un reglamento de imprentas. Sin embargo, la parte dedicada a la
prensa se dejará para el siguiente Gobierno.
Cea Bermúdez propone un gobierno más aperturista, se amplía la amnistía,
crea el Ministerio de Fomento para encargarse de la cultura y la prensa y copia la
idea francesa de boletines provinciales. También hay que destacar la aparición
de la prensa isabelina o cristina que, como La Estrella o La Aurora de España,
atacan al carlismo y los primeros intentos de prensa obrera: El Vapor (1833,
Barcelona).
Gobierno de Martínez de la Rosa (enero 1834-junio 1835).
Será el encargado de desarrollar el reglamento de prensa (junio de
1834). Un reglamento ilustrado que limita la libertad de prensa imponiendo
licencias y censura previa (había un cuerpo de Censores Regios, propuestos por
los Gobernadores Civiles), fianza, prohibición de atacar a la corona y la religión e
incluso se da la posibilidad de que los Gobernadores Civiles puedan censurar un
periódico bajo su responsabilidad. Además, se impone la necesidad de un editor
responsable, por lo que los periódicos, ahora, tendrán nombre y apellidos.
La prensa se divide en frentes. Por un lado, está la prensa favorable al
poder encabezada por El Universal. Fue el mejor periódico del trienio liberal y
ahora se recupera con los mismos hombres. Será un periódico político (sin
intereses comerciales) que se posiciona en el justo medio, será, por lo tanto,
favorable a Martínez de la Rosa. Entre 1834 y 1836 cambiará de nombre (La
Abeja, La Ley) por problemas políticos y de multas.
Frente a ellos, se encuadra la prensa de oposición. En ella, encontramos a
los liberales avanzados (centro-izquierda), doceañistas opuestos al estatuto, con
periódicos como El mensajero de las cortes (Duque de Rivas) o El
observador. Más a la izquierda, siguiendo a Mendizábal, están los progresistas,
como El Eco del Comercio de Fermín Caballero.
Y justo en la posición contraria, a los carlistas, que tras la firma de la paz
muestran su oposición a la libertad de prensa. Su principal periódico era La Gaceta
del Real de Oñate, una especie de boletín oficial que sólo se publicaba en la zona
de influencia carlista, estará, además, perseguida.
Es la época, además, en la que surgen nuevos tipos de prensa. El Español
aparece como el primer periódico empresarial de España. Está creado por
Andrés Borrego, que se inspira en el Times. Tiene muchos fondos, por lo que
contará con grandes plumas y (Larra, Donoso Cortés, Espronceda) y aunque se
muestre apartidista, irá creando la ideología del conservadurismo.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 17
Unida a la explosión de la litografía, aparece una prensa ilustrada, no
suelen ser periódicas y buscan entretener con las imágenes además de informar.
Ejemplos son el Semanario Pintoresco Español de Mesonero Romanos y El
Artista.
Gobierno del conde de Toreno (junio 1835-septiembre 1835).
Su principal aportación es situar a Mendizábal (de ideas muy avanzadas) al
frente del ministerio de Hacienda, en el que estará durante tres etapas distintas.
Gobierno de Juan Álvarez Mendizábal (septiembre 1835-mayo 1836).
Durante este período se gesta la desamortización, en la que se busca quitar
tierras a la Iglesia para entregarlas a la incipiente burguesía financiera. El proyecto
suponía el fin del reparto feudal de tierras. Será una etapa positiva para la cultura
del país, por ejemplo, se reabre el Ateneo de Madrid. Regresan muchos exiliados de
1812 y junto a ellos aparece una nueva generación (Larra). El progresismo se
sitúa como primer frente político, apoyado en El Eco del Comercio y como oposición
surge el Partido Moderado. Nacerán así los partidos políticos como tales.
Gobierno de Francisco Javier Istúriz (mayo 1836-agosto 1836).
Istúriz llega al poder por la dimisión del Gabinete de Mendizábal. En esta
etapa se celebran las primeras elecciones directas. Larra se “vende” al partido
moderado para optar a un escaño por Ávila. Pero la sargentada de la Granja
invalida las elecciones, obliga a jurar a la Reina la Constitución de 1812 y
reinstaura las leyes de prensa de 1820 (lo que incluye al jurado).
La Revolución de la Granja (1836-1840)
El 12 de agosto de 1836 estalla el motín de la Granja. Se invalidan las
elecciones y se otorga el poder a dos progresistas: Calatrava y Mendizábal. Tras
unas elecciones constituyentes, se decide hacer otra Constitución en lugar de
reformar la de 1812. Será liberal, por lo tanto, reconoce la publicidad de las
sesiones de las Cortes y la inmunidad parlamentaria.
El principal cambio respecto a la Constitución de 1812, en el apartado de
libertad de expresión, es que ésta se reconoce como un derecho fundamental
(artículo II), será, además, un concepto mucho más amplio, ya que no se habla de
libertad política, sino de libertad de ideas (parecido a la ley de prensa del 20, en la
que se recogía la libertad de pensamiento). Como toda norma progresista,
emplazará al jurado para juzgar casos de prensa, además, con mucha celeridad (si
la autoridad suspendía una publicación, su caso debía ser juzgado a las 48 horas).
No obstante, se mantiene la figura del editor responsable y el depósito previo.
Los progresistas gobiernan hasta octubre de 1837, poco antes de caer, les
da tiempo a hacer otra ley de prensa (17 de octubre). En ella, se da la primera
definición de periódico: “todo impreso que se publique en plazos determinados o
no, siempre bajo un mismo título y que no exceda de seis pliegos de papel”. Será
una ley algo más restrictiva ya que prohíbe expresamente atacar a las Cortes, a
la corona o a la religión. Se establece, además, el depósito previo. El principal
enemigo eran los republicanos, así que se ponen fianzas muy altas para evitar que
saquen periódicos. La responsabilidad era del firmante, pero si no, del editor (había
un pliego de condiciones para serlo). Era frecuente que las publicaciones tuvieran
varios editores para que el periódico pudiera seguir saliendo mientras uno de ellos
respondía de una acusación ante los tribunales.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 18
En 1839, los moderados modifican esta ley con una Real Orden (5 de
junio) que pretende luchar contra los peligros de la prensa. Se amplían los
requisitos para ser jurado, se prohíbe vocear los periódicos (el voceo podía
originar disputas en la calle) y se insta a las autoridades a controlar con mayor celo
las publicaciones.
Los periódicos de la época se mantendrán financiados por los recientemente
creados grupos políticos, caciques, clubes o fondos reservados. Salvo las unidas a
partidos políticos, las publicaciones tendrán una vida corta.
La prensa
progresista se mantiene igual, aprovechando la coyuntura política en torno a su
cabecera más importante: El Eco del Comercio.
Mientras, muchos periódicos moderados desaparecen, entre ellos, el
más importante: El Español. Pero surgirán otros de nuevo cuño, como El Mundo o
El Porvenir, de Donoso Cortés, que emprenderán una campaña de desprestigio
contra las instituciones progresistas. Donoso Cortés supone una apertura de la
Iglesia hacia el liberalismo. Pese a las reticencias iniciales, él les hace ver que el
modelo liberal de prensa puede ser un gran arma adoctrinadora.
Una vez perdido El Español, Andrés Borrego vuelve al mundo periodístico
con El Correo Nacional, que sigue un estilo inglés en el que también caben
algunas ideas del socialismo utópico.
El bando carlista, después del Abrazo de Vergara, también se integra en el
modelo liberal de prensa, aunque sigue defendiendo el absolutismo. Nacen El
Católico, La Cruz y La Restauración.
Al margen de sistema están los periódicos socialistas y republicanos.
Serán los más perseguidos, pero casi siempre consiguen burlar la ley. Entre ellos
estarán el Diario de los pobres o El mensajero del pueblo.
Por último, encontramos la prensa satírica. Dado que durante este período
gobiernan las dos tendencias, habrá medios satíricos de los dos bandos. En el ala
moderada está Fray Gerundio, de Modesto Lafuente, que tendrá dos etapas, la
primera en León y la segunda, coincidiendo con la llegada moderada al poder, en
Madrid. En el lado contrario esta El Guirigay, de Luis González Bravo. Nace,
precisamente, en 1838 y muestra una línea muy revolucionaria, tanto, que es
cerrado por decreto. Su dueño, Luis González Bravo se pasará luego a los
moderados, llegará a jefe de Gobierno y será un duro represor de la libertad de
prensa.
Trienio esparterista (1840-1843)
En septiembre de 1840, después de una revuelta popular, Espartero
propone a María Cristina un cambio político aperturista. Pero ésta se niega y
prefiere el exilio en Francia. El militar ayacucho se convierte entonces en el más
firme candidato a encauzar el cambio político. Al frente de un gobierno-regencia se
le encarga la convocatoria de elecciones para configurar una cámara que
designase al regente hasta la mayoría de edad de Isabel II –ampliada de los 14 a
los 18 años-. Los comicios se demoran casi un año, hasta mayo de 1841.
Espartero era el más firme candidato a ganar las elecciones. No sólo
aparecía como cabeza visible del cambio (su Gobierno provisional era el
organizador de las elecciones), además, un año antes había acabado con la guerra
carlista. Pero el general tendrá problemas desde el principio: el ala más radical de
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 19
su partido, el progresista, teme que el gobierno de Espartero como único regente
desemboque en dictadura militar. Prefieren una regencia tripartita, de la que toman
el nombre de Trinitarios. En contra también tendrá a los moderados, los carlistas
y a un incipiente descontento social.
Espartero ganará esas elecciones por escasa diferencia y pondrá en
práctica un programa avanzado, cuyas normas de prensa se basarán en las de
1837. En una Circular de diciembre de 1840, muestra su mejor cara: permite
todo tipo de críticas y exige a los Gobernadores una actitud imparcial (mucho más
laxa que en la ley de 1837). Sin embargo, los excesos de estas críticas y un intento
de golpe de estado moderado le llevan a dictar, un año después, una segunda
Circular en la que pide un férreo control a las publicaciones críticas; los
Gobernadores vuelve a tener la capacidad de suspender publicaciones (como en la
ley de 1837).
Otra norma, ésta como ley (julio 1842) cambia la definición de periódico
para perseguir a los innombrados: ya no será necesario que tengan nombre para
ser considerado periódicos. Pese a que la libertad sigue siendo amplia (sobre todo
comparada con épocas anteriores), en mayo de 1843 Espartero dará otra vuelta de
tuerca contra lo que él concibe contra ataques a la Constitución: a partir de esa
fecha no podrán Circular periódicos no autorizados.
Pese a que fue precisamente la opinión pública la que encumbró a Espartero,
los principales periódicos estaban en su contra. Especialmente duro era el
caso de El Eco del Comercio, que aunque progresista –como Espartero- había
tomado parte por los trinitarios. En respuesta, Evaristo San Miguel, amigo del
general, resucita a El Espectador. Será este diario, junto a La Iberia, El Patriota
(Mendizábal) y El Centinela, los que defiendan la opción unitaria del progresismo.
En el bando contrario, los periódicos moderados serán los más importantes
de la época, ya que, hasta la revolución de 1868 tendrán los mejores medios. Entre
ellos destacan El Correo Nacional –donde se desgrana el sentimiento de Andrés
Borrego-, El Heraldo –que le sustituye en 1842-, El trueno y El Sol -que
defienden la opción de María Cristina e Isabel II tras su exilio- y El Cangrejo,
cerrado por un decreto que le acusa de connivencia con los golpistas del 41.
Resurgirá como La Postdata.
Más a la derecha, encontramos periódicos carlistas como El Católico, La
Cruz o La Restauración –que aparece al final del perído-. Por último, también
existen publicaciones al margen de la ley, de ideología republicana, socialista o
anarquista. Ejemplos serán El Huracán y El Peninsular.
Será en este período cuando, por primera vez, la prensa se muestre como
un importante actor político. Ya en julio de 1842 se había producido la primera
huelga en el gremio, la de cajistas, que se hizo al margen de la legislación.
Además, salvo aquellos medios decididamente esparteristas, el resto se
dedica a echarle encima a la opinión pública y al pujante sector industrial catalán,
le acusan de dictador y anglófilo. El punto culminante de esta situación se dará en
octubre de 1842, cuando El Eco del Comercio y el grupo de prensa moderada
(encabezado por El Heraldo) plasmen en un documento sus intenciones
comunes contra Espartero: crean una asociación para defender la libertad de
prensa y reclaman como legítima Reina a la niña Isabel II (tenía 13 años). Tras la
revuelta de la prensa, la falta de apoyo de los militares y los graves errores
políticos del general (como el bombardeo de Barcelona en 1842) Espartero se verá
obligado a exiliarse a Inglaterra e Isabel II es declarada mayor de edad.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 20
La década moderada (1843-1854)
En esta etapa, España se moderniza. En 1848 llega el ferrocarril, lo que
mejora las comunicaciones, sobre todo el correo y la periodicidad de las
publicaciones (habrá diarios con más de una edición). El telégrafo también llega a
fines de los 40 y eso da pie a la creación de agencias. Ideológicamente, es un
período convulso: es la época del Manifiesto Comunista y de la revolución europea
(1848). España se verá salpicada por estos acontecimientos. Prueba de ello es la
aparición del Partido Demócrata (1849) y de diversos colectivos socialistas y
comunistas.
La transición: Olozaga y González Bravo (noviembre 1843-mayo 1844)
El 8 de noviembre de 1843 se declara a Isabel II mayor de edad y se
convierte en Reina de España. El día 20 de ese mismo mes, se formará un Gobierno
de transición encabezado por el progresista Olozaga, pero pronto (el 1 de
diciembre) el moderado Luis González Bravo se convierte en presidente del
Consejo de Ministros y ministro de Estado.
El mandato de González Bravo será la bisagra entre el progresismo y la
década moderada. Bajo su gobierno, se crea la Guardia Civil (1844), utilizada en el
ámbito rural como arma política, y se establece una nueva ley de imprenta (10
de abril 1844) muy restrictiva. González Bravo, que había sido azote de los
moderados desde El Guirigay, se convierte ahora en un eficiente censor de la
libertad de prensa.
El propio concepto de ley de imprenta ya supone una concepción moderada:
los progresistas, en cambio, han preferido, tradicionalmente, crear una ley
específica para la prensa. Esta ley de González Bravo tendrá aspectos tomados de
los progresistas (jurado) y de los moderados (aumento de fianza y editor
responsable). Sin embargo, será decididamente conservadora: crea registros de
impresores, permite al Gobierno secuestrar publicaciones, eleva los requisitos para
ser editor responsable y jurado, se mantiene la censura previa para escritos
religiosos y exige un duro control sobre los elementos gráficos, que estaban
creciendo rápidamente.
En cuanto a la definición de periódico que contempla, ya es necesaria
periodicidad ni título fijo, pero sí que se hable de política. Otras novedades son la
aparición del derecho de réplica y de la propiedad intelectual.
Gobierno de Narváez (mayo 1844-enero 1850)
La cabeza visible del moderantismo, Narváez, se convierte en jefe de
Gobierno en 1844. Una de sus primeras acciones será promulgar una nueva
Constitución (23 de mayo 1845) que, pese a ser moderada, apenas tiene
diferencias con la progresista de 1837. El cambio más visible en cuanto a la prensa
será la retirada de competencias al jurado en esta materia. Se ve la intención
moderada de acabar con esta institución.
Poco después, en julio de 1845, un decreto de imprenta acaba con los
rasgos progresistas de la ley de González Bravo: el jurado se sustituye por
cinco jueces de primera instancia, aumenta el control sobre el sistema informativo
y sobre todo las imágenes y se amplía el campo de delitos subversivos y sediciosos
que contemplaba el reglamento anterior. Se inicia en esta época la segunda etapa
de El Español, de Andrés Borrego. Será una publicación moderada, pero con cierta
apertura hacia Europa.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 21
Entre mayo de 1844 y enero de 1851 Ramón María Narváez será jefe del
Gobierno español en cuatro ocasiones. En los períodos intermedios, el país estará
regido por los fugaces mandatos de Istúriz, Carlos Martínez de Irujo, Pacheco, José
de Salamanca, García Goyena y Serafín María de Sotto.
Precisamente, será en la segunda etapa de Narváez cuando se promulgue
el decreto de marzo de 1846. Será una norma coyuntural que apenas dura dos
meses, pero da una idea del talante de los moderados respecto a la prensa:
permite a las autoridades políticas suspender y suprimir periódicos y contempla que
el editor de una publicación suprimida no puede fundar otra hasta que lo aprueben
las cortes.
Entre octubre del 1847 y enero de 1851 tendrá lugar el “gobierno largo” de
Narváez. El principal balance de esta etapa fue la neutralización de la revolución del
48 en España y la preparación del Concordato con la Santa Sede, por la que esta
acataba la desamortización a cambio de ser subvencionada.
Gobierno de Bravo Murillo (enero 1851-septiembre 1852)
Después de un fuerte ataque de Donoso Cortés contra Narváez, éste va a
dimitir y Bravo Murillo se sucede en el cargo. Su etapa está marcada por el
atentado carlista contra la Reina el 2 de febrero de 1852, que se había casado en el
1848 provocando otra guerra con los tradicionalistas. El 2 de abril de 1852,
Bravo Murillo dicta una ley de imprenta para cortar los ataques a la
monarquía desde la prensa. Ya en el preámbulo de la norma, relaciona la
beligerancia periodística con las revueltas sociales.
Además, para la nueva ley, no es necesario que una publicación esté
impresa para ser considera periódico. También se extiende la censura previa a los
textos literarios que incluyen los diarios y para temas de ultramar. El
reestablecimiento del jurado da una idea de falso progresismo: esta
institución no juzgará los ataques a las Cortes o la Corona y, además, para formar
parte de ella habrá unos requisitos muy altos.
Gobierno de Federico Roncali, conde de Alcoy (sep. 1852-abril 1853)
El nuevo Gobierno endurece aún más las condiciones para los periódicos.
Una norma de prensa de 2 de enero de 1853 elimina el jurado y vuelve a la
ley de 1845. Las medidas represivas se endurecen, incluso contra publicaciones
moderadas. Esto provoca malestar en el sector periodístico que lanza un Manifiesto
clandestino, una premonición de la revuelta de 1854.
Después de Roncali gobernarán Lersundi, Sartorius, Fernández de Córdoba y
Ángel Saavedra, Duque de Rivas. Será con Saavedra como presidente del Gobierno
cuando se produzca la Vicalvarada que dará inicio al bienio progresista.
La prensa en la época
Los periódicos seguirán siendo afines a una doctrina política. Sin embargo, el
periodismo comienza a tener identidad propia, se empieza a ver que el negocio
está más en servir al público que en subordinarse a un partido. Ejemplos de esta
prensa informativa serán El Telégrafo (1850) y la Carta Autógrafa (1848), de
Manuel María de Santa Ana. Esta publicación será una especie de agencia de
noticias, a imitación de Havas, que ampliará el universo de fuentes hasta llegar a la
calle, los cafés, etc. En 1851 la convierte en La correspondencia autógrafa
confidencial y en 1859 será La Correspondencia de España, el periódico más
importante –compitiendo con El Imparcial- de los siguientes 30 años.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 22
La prensa moderada será la más numerosa. Encabezada por el inflexible
Heraldo (órgano preferido de Narváez), también se alinean en esta postura La
Patria (Pacheco), El Español y La Época, que apuesta por la simbiosis entre la
política y la información en un intento por parecerse al Times. Sólo se venderá por
suscripción y tiene una de sus bazas en los folletines.
En la prensa progresista, El clamor del público sucede a El Eco del
Comercio como principal medio, mientras El Espectador languidece. Los jóvenes del
partido debatirán en El Siglo (1848). Otros ejemplos serán El Tribuno (cercano al
partido demócrata) y Las Novedades.
Las principales publicaciones del bando carlista serán La Esperanza (que
llega hasta la Primera República) y El Católico (más religioso que político). En el
lado opuesto, la prensa obrera y revolucionaria tendrá su auge después de
1848. El principal medio será La Organización del Trabajo de Fernando Garrido
y Sixto Cámara.
En 1849 el Partido Demócrata se escinde del Progresista. Encabezados
por intelectuales como Pi y Margall y Cautelar, estaban a favor de la República. Las
ideas expuestas en sus medios les harán objeto de suspensiones como la de La
Europa.
Como siempre en contra del poder, la prensa satírica (La Murga, El
Sueco) tendrá gran influencia aunque no gozará de grandes tiradas y será
duramente reprimida. Entre sus autores destaca Wenceslao Ayguals de Izco (La
Linterna), un republicano, incansable opositor del carlismo y gran impulsor del
folletín en la prensa. Con este tipo de publicaciones se unía la literatura al
periodismo y se acercaban los libros (muy caros) a las clases más bajas. Otro
periodista satírico importante es Juan Martínez Villergas con El Burro, El moro
Muza, El Tío camorra, etc. Eran publicaciones muy ácidas que se apoyaban en la
caricatura ya que la imagen gráfica era más difícil de juzgar y sancionar.
En la prensa intelectual destaca Jaime Balmes. Sus publicaciones (La
Sociedad, La Civilización, El pensamiento de la nación, El conciliador)
analizan y critican la situación de la sociedad y de los medios (ataca al folletín).
Será impulsor de modas y corrientes intelectuales.
Otros tipos de prensa de la época serán la especializada (La revista de
Correos, Boletín de Veterinaria) y la clandestina, encabezada por El Muerciélago,
también llamado “diario nocturno”. Será esta una publicación muy crítica, que
circulaba por el ámbito político y atacaba a los moderados y a la Reina. Parece ser
que lo hacían miembros del propio partido moderado, entre ellos el antiguo
presidente Bravo Murillo.
El bienio progresista (1854-1856)
El movimiento de Vicálvaro de 1854 se inició como un malestar entre los
militares conservadores, pero acabó desencadenando una revuelta de corte
progresista. Después de los alzamientos de julio en Madrid y Barcelona, la Reina
llama a Espartero para que forme Gobierno. Detrás estaba el Manifiesto del
Manzanares, firmado por O’Donell, Cánovas y Nocedal, entre otros, en el que se
pedían medidas aperturistas. Espartero será la cabeza política del país. Pese a sus
intentos por enviar a O’Donell como capitán general a la Habana, éste rechaza el
puesto y forma parte del Gobierno al frente del poder militar. Espartero y O’Donell
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 23
formarán el conocido como ministerio de los dos cónsules bajo las siglas de la
recién creada Unión Liberal.
La llegada de Espartero al poder supone un nuevo aire aperturista.
Mediante un Real Decreto, el nuevo gobierno reestablece la ley de imprenta
progresista de 1837. Unos días más tarde concede una medida de gracia por la
que devuelve a los editores las multas pagadas por la norma del 2 de abril de 1852,
salvo para los delitos de injurias y calumnias. Además, otra Real Orden vuelve a
tomar como definición de periódico la primera dada por Espartero (ley de
julio de 1842) y poco después se reconoce la capacidad mutua de prensa y poder
para controlarse.
En julio de 1855 se presentó un proyecto de Constitución que resumía el
ideario progresista. No llegó a promulgarse a causa del fin del bienio, pero en
diciembre de 1855 se reestablece el jurado para delitos de imprenta, salvo
para los casos de daños al honor.
El fracaso del bienio se hace patente cuando en junio de 1856, tras la
dimisión de Espartero, O’Donell toma todo el control del Gobierno e impone
medidas restrictivas. El 15 de septiembre de ese mismo año, reinstaura la
Constitución del 45 (con algunas modificaciones) por Real Decreto. Un mes más
tarde, la insistencia de O’Donell en no retirar la nueva desamortización de Madoz y
el consiguiente descontento de la Iglesia, acaba provocando la desconfianza en
todo el Gobierno y su dimisión en octubre de 1856.
En cuanto a la prensa del bienio, seguirá más o menos alineada con las
distintas tendencias políticas. La recientemente creada Unión Liberal recibe el apoyo
de periódicos ya existentes como La Nación, El diario español y La época. También
se crearán para apoyarla publicaciones como El siglo XX y Unión Liberal, que
buscó sin éxito una subvención del Gobierno.
La nueva situación política daña gravemente a los periódicos moderados,
tanto, que muchos se adhieren a la Unión Liberal y abandonan a Narváez. En esta
línea ideológica moderada, encontramos a El Padre Cobos como ejemplo de
prensa satírica. Dura, aproximadamente todo el bienio y, pese a su carácter casi
secreto, se sabe que detrás estaba Cándido Nocedal.
En el frente de la izquierda, los progresistas siguen contando con periódicos
como Las Novedades (Fernandez de los Ríos), El clamor público (doctrinal), Las
Cortes (Evaristo San Miguel, recibía dinero para apoyar a Espartero) y el naciente
La Iberia (luego será fundamental para Sagasta en el Sexenio Revolucionario).
Por su parte, la prensa demócrata intenta coaligar posturas (socialistas,
republicanos, etc.) en torno a La discusión. Continúan diarios como La Europa o El
tribuno y ejemplos radicales como El eco de la clase obrera y El eco de las
barricadas. En el verano de 1855 aparece una prensa marginal, de escasa
duración de corte también radical: tendrá forma de hojas sueltas (El miliciano, La
Propaganda).
La prensa católica se divide entre la carlista (continúa La Esperanza) y la
neocatólica, con la que Donoso Cortés pretendía hacer frente al liberalismo.
Títulos de la época son La Regeneración (es el principal órgano); La Estrella y La
Fe, que poco después se unirán.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 24
Últimos años del Reinado de Isabel II (1856-1868)
Gobierno de Narváez – Nocedal (octubre 1856- octubre 1857)
Dos días después de la dimisión de O’Donell, Narváez es otra vez llamado a
formar Gobierno. Contará, como ministro de la Gobernación, con Cándido Nocedal.
Será esta una etapa especialmente dura para la prensa. Poco después de llegar
al poder, Nocedal dicta un Real Decreto (noviembre 1856) por el que se
reestablece el decreto de abril de 1844 y sus modificaciones en julio de 1845. Para
la prensa, supone tener que entregar ejemplares dos horas antes de sacarlos a la
calle. Una Circular posterior insistirá en su reacción contraria al bienio: se emplaza
a evitar discusiones sobre la corona y la Iglesia, que habían sido muy atacadas.
Además, crea plazas especiales de censores de boletines.
Pero la persecución a la prensa no acaba aquí, y en julio de 1857 Nocedal
dicta la que será la ley de imprenta más dura de todo el siglo. Destaca la
implacable persecución de los ataques a la Iglesia (Nocedal era neo-católico), la
corona y el Ejército, considerados los delitos más graves y la adopción de los
tribunales de imprenta (cinco jueces y un presidente-fiscal de imprentas).
El depósito previo obligaba a entregar un ejemplar dos horas antes de la
circulación, lo que facilitaba la censura previa y las suspensiones por parte de la
autoridad. La responsabilidad sobre los escritos se amplía al autor (todos los
artículos debían ir firmados), al traductor al editor y al impresor. En los escritos
clandestinos, el impresor siempre será cómplice. La fianza y las multas eran muy
altas, con lo que se pretendía ahogar económicamente a las publicaciones
contrarias.
En cuanto a la definición de periódico, se sigue considerando como tal a
cualquier publicación con o sin título y con salida a intervalos regulares o no, pero
ahora, se amplía el tamaño reconocido hasta los 10 pliegos. Junto al editor
responsable (una persona sólo podía editar un periódico), se crea la figura del
director, lo que implica cierta profesionalización. Las autoridades debían conocer el
nombre de esas dos figuras, además del de todos los miembros de la redacción.
Tras la caída de Narváez, Francisco Armero y Peñaranda formó Gobierno. Le
sucedieron Istúriz y O’Donell .
Gobierno de O’Donell (junio 1858- enero 1863)
En esta época asistimos al auge de la prensa de la Unión Liberal. Al ser
el partido más reciente, era el que contaba con menor número de medios. Pero
O’Donell cambia la situación dedicando fondos reservados a la creación de
publicaciones favorables.
La Época era el único periódico de la Unión Liberal cuando O’Donell llega al
poder. Era un periódico para clases altas (sólo se vendía por suscripción) que
O’Donell compró a Andrés Cuello con fondos reservados. En 1859 el marqués de
Santa Ana creó, a partir de sus cartas, La Correspondencia de España, será el
de mayores ventas junto al Imparcial y también estará pagado por el Gobierno,
como El constitucional o El Día. En 1860 aparece El Contemporáneo, de Luis
Alvarado, –a mitad de camino entre lo literario y lo político- que se convertirá en el
órgano de expresión de los jóvenes del partido.
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 25
Gobierno de Alejandro Mon y Cánovas (marzo 1864 – septiembre 1864)
Después de los mandatos de Pando y Aráosla, la llegada de Alejandro Mon a
la presidencia del Gobierno convirtió a Antonio Cánovas en ministro de la
Gobernación. Bajo su mandato, se redactó la Ley de imprenta de 1864, que
suavizaba la de Nocedal. Bajó la fianza, convirtió los delitos de prensa en
penales (no pecuniarios) y comenzó a configurar el jurado, aunque en principio
nombró jueces para asuntos de imprenta. La ley provocó un escándalo al adjudicar
a tribunales militares los delitos de prensa contra el Ejército. Unos días después,
Cánovas tuvo que cambiar la ley, suavizándola aún más e incorpora al jurado. La
apertura se completó en julio de ese mismo año, cuando un Real Decreto
declaraba la amnistía para los condenados por delitos de imprenta en la etapa
anterior.
Gobierno de Narváez (septiembre 1864-junio 1865)
El Partido Moderado de Narváez volvió al poder durante unos meses. En su
caída, tuvo mucho que ver Emilio Castelar. Éste había publicado en La
Democracia, un artículo (El rasgo) en el que ridiculizaba a la Reina. Fue expulsado
de su cátedra, lo que provocó una mayoritaria reacción de estudiantes y profesores
que acabó en tragedia por la represión policial. Esto acabó provocando la caída de
Narváez y su sustitución por O’Donell.
Gobierno de O’Donell y José Posada Herrea (junio 1865-julio 1866)
En junio de 1865, volvía la Unión Liberal, con O’Donell presidente del
Gobierno y Posada Herrera como ministro de la Gobernación. Dos levantamientos
militares pusieron a prueba la capacidad de O’Donell, que salió victorioso de
ambos pero perdió el apoyo de la Reina. Dimitió el 10 de julio de 1866 siendo
sustituido por Narváez.
De esta época data la creación de la primera agencia de prensa española,
Fabra, que traslada a nuestras fronteras el periodismo telegráfico de Wolf, Reuters
y Havas, con la que firma un acuerdo.
Gobierno de Narváez y González Bravo (julio 1866- 23 de abril 1868)
La llegada de Narváez (presidente) y González Bravo (ministro de la
Gobernación. Luego -23 de abri de 1868- llegará a estar al frente del Gobierno)
supuso una vuelta a la represión, tanto que progresistas y demócratas acercan
posturas y firman los acuerdos de Ostende (1866) contra el Gobierno de Narváez.
Esta colaboración entre partidos será el germen de los levantamientos de Prim
contra la monarquía isabelina.
González Bravo dicta una ley de prensa (marzo 1867) que compite en
dureza con la de Nocedal. Baja la fianza (que debían pagar todas las publicaciones
políticas) pero se mantiene el depósito previo y la suspensión por la autoridad, la
obligación de dar el nombre de todos los miembros de la redacción, los delitos de
imprenta serán juzgados por tribunales de primera instancia y se continúan
persiguiendo duramente los ataques a la religión y al clero. La ley da indicios de la
profesionalización de la prensa: se concibe a la fotografía como parte de la
imprenta, se reconoce la posibilidad de varias ediciones diarias y la vigilancia se
centra más en la figura del director.
Con todo, la principal novedad de la ley, y el asunto por el que más críticas
recibe es el sistema de advertencias, copiado de Francia, que decretaba la
Resúmenes Historia del Periodismo Español. De las Heras, 26
supresión de un periódico a los tres avisos. La nueva ley será pronto contestada
por el sector mediante una Carta al público en la que piden libertad de expresión.
Además de la prensa de la Unión Liberal, la prensa moderada –con gran
tradición y buenos medios- tendrá grandes tiradas en conjunto. Sin embargo,
ninguno de sus periódicos alcanzará grandes ventas, pues el partido estaba dividido
en facciones y cada cual tenía su publicación. Ejemplos de estas publicaciones son
El león español, La España o El Estado.
La prensa de la izquierda ganará peso en provincias a causa de las altas
fianzas para imprimir en Madrid y la gran difusión de periódicos progresistas como
Las novedades o La Iberia. Esta corriente, que acepta la monarquía, acerca
posturas con los demócratas. Un ejemplo es La discusión, un periódico que
alternará su ideario entre las dos posturas. La prensa demócrata era la más
intelectual. Apoyaba el sufragio universal, lo que la convertía en la favorita de los
jóvenes y las capas más humildes. Ejemplos serán La Democracia, de Castelar o El
Pueblo, de García Ruiz.
En el bando tradicionalista-absolutista, encontramos pocos periódicos,
pero con una amplia tirada, ya que el clero estaba mayoritariamente suscrito. En
1855 había muerto Carlos María Isidro, pero los carlistas defienden la legitimidad
de su hijo, el conde de Montemolín. Ejemplos de este tipo de prensa serán El
pensamiento Español (foro de viejos carlistas que aceptan a Isabel II, pero no
renuncian a mostrar su pensamiento en la prensa), La Esperanza y La
Regeneración.
Con el poder casi todo el tiempo en manos de los moderados, la prensa
satírica debía ser progresista o democrática. El máximo ejemplo es Gil Blas, que
atacará duramente a la Iglesia y la monarquía. Su radicalidad le cuesta tres
suspensiones entre su creación (1864) y su muerte (1872). También tendrá cierta
importancia El Cascabel.
Por último encontramos la prensa ilustrada, revistas que, por ser más
caras, iban dirigidas a las clases medias. El Semanario Pintoresco de Mesonero
Romanos cae en 1857 y rápidamente es sustituido por El museo universal, donde
se ve el cambio generacional y un paulatino desinterés por la política. Estas
revistas, además, son reflejo del acercamiento de España a América, aparecen
La América (1857) o Crónica de Ambos mundos (1860). Poco después del inicio
del sexenio revolucionario La ilustración española y americana (1869) sustituye a El
museo universal a la cabeza de este tipo de publicaciones.
Otra novedad importante de este periodo es el surgimiento de los primeros
corresponsales de guerra. La mayoría escritores, intentan motivar al lector con
un lenguaje vivaz y patriótico. El conflicto de Marruecos será, por ejemplo, el tema
central de Historia de un testigo de la guerra de África, de Pedro Antonio de
Alarcón. En 1860 aparece el primer periódico marroquí, El eco de Tetuán, que
sólo dura un número.
Personajes importantes de la época serán Bécquer, que colabora con
dibujos y textos en La Ilustración de Madrid, El Museo Universal y El
Contemporáneo (donde publica las Cartas desde mi celda); Juan Valera, que
también colabora en El Contemporáneo, además de crear la sección Revista de
Madrid en La crónica de ambos mundos y La revista peninsular; Benito Pérez
Galdós que trabaja en La Nación (progresista) hasta que inicia su carrera como
escritor y Emilio Castelar, que antes de La Democracia había trabajado en el Eco
Universitario y El Tribunal.
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