ENCUENTRO NACIONAL DE DOCENTES UNIVERSITARIOS CATÓLICOS ENDUC 2013 Universidad Católica de Cuyo – Provincia de San Juan - Título: “De la confrontación a la integración” - Comisión sugerida: a) Persona Humana - Resumen: El presente trabajo se aboca a la discusión analítica en torno a posturas maniqueas como lo es el desarrollo de la educación de gestión estatal y la de gestión privada en términos de educación superior no universitaria. Metodológicamente, el lector irá encontrando un diagnóstico de la educación superior, el detalle de las exigencias y necesidades que a cada institución se le van exigiendo, así como las tensiones presentes en uno y otro ámbito. Asimismo, en cada línea, se hará presente un enfoque claramente humanista que sin ocultar situaciones de injusticia y trato desigual, no pierde de vista la misionera tarea de educar. - Datos de la autora: Carina P. Lucero ([email protected]) La autora es Profesora en Ciencia Política y Licenciada en Ciencias Sociales y Humanidades (UNQ). Se especializó en Historia (UNQ) y es Magister en Estudios Latinoamericanos con Orientación en Gobierno y Relaciones Internacionales (UNCuyo). Es docente de nivel medio en espacios de Historia Latinoamericana, Argentina y Sociología. Es profesora titular del espacio Historia Social, Política, Económica y Cultural de América Latina, en los Profesorados de Educación Primaria y Educación Inicial del Instituto de Formación Docente San Antonio 30 P.T. Ha participado de proyectos de investigación del área de ciencias sociales asociados a la currícula escolar y dictado cursos de actualización docente avalados por resolución de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Mendoza, siendo también la titular de la Jefatura de Extensión, Capacitación y Perfeccionamiento Docente del I.S.A. 30 P.T. Es miembro activa de la comisión curricular de la provincia en cuanto al desarrollo de los diseños de los nuevos profesorados. Actualmente se desempeña como Rectora del Instituto de Formación Docente San Antonio 30 P.T. De la confrontación a la integración Por la Mgter. Carina P. Lucero A modo de introducción Desde hace un tiempo bastante considerable en términos de extensión y sentido, referirnos a educación de gestión pública y privada es nota distintiva de debates y confrontaciones. Se destacan sus diferencias y espacios de desencuentro más que los puntos en común, desafíos y compatibilidades. 1 El presente trabajo busca ahondar en este punto de inflexión para proponer aristas en torno al necesario camino mancomunado de ambas gestiones, destacando para ello el caso de los institutos católicos abocados a la educación superior. Lo público, lo privado y el bien común Es usual apelar a la categorización que vincula casi directa y explícitamente a la educación impartida por las instituciones de gestión estatal como “pública”, lo cual entraría en clara distinción con lo impartido en las escuelas privadas, lo “no público”. Sin embargo nada más erróneo que asentir a estas acepciones. Tanto unas como otras se distinguen en términos de gestión organizativa, pero comparten la misión de atender a un bien “público” que es la educación. Ser un bien público implica entenderlo como connotación clave en el desarrollo de la persona humana y el trabajo sistemático de las instituciones y las personas que la componen por hacer de cada uno seres cada día mejores. Supone abordar el desafío de no perder el rumbo, de recordar que hemos sido creados para grandes cosas, que cada esfuerzo bien fundado acompañará el proceso de perfectibilidad de los sujetos. Creer y categorizar en su defecto que las instituciones estatales atienden a la educación como un bien público y que las privadas lo proveen en tanto servicio, es sostener paradigmas erróneos, que ocultan piezas claves de verdad y que por sobre todo siguen abonando oposiciones donde debieran vislumbrarse complementos. Circunscribir la dedicación de nuestras instituciones al desenvolvimiento de un “servicio” implicaría poner el centro de todas las preocupaciones en la esfera mercantil y por ende vincular casi indefectiblemente la educación a la obtención de ganancias económicas y el objetivo del lucro. Quienes hemos decidido defender la causa de las instituciones católicas de gestión privada sabemos que el nodo no pasa por allí. Patrocinamos nobles principios, intentando en cada propuesta pedagógicocurricular no perder la centralidad de la persona, el desarrollo de su perfectibilidad y sus virtudes en un contexto socio-político que no siempre lo comprende. Al momento de conceptualizar y analizar el rol del Estado muchas son las posiciones que surgen, unos dirán que está al servicio de los particulares, otros que si bien se funda en un contrato de la sociedad termina siendo cooptado por la clase social dominante económica e ideológicamente en determinado momento y quienes creen que el Estado en tanto institución, forma parte de un proceso natural de organización humana que acompaña a otras instituciones 2 de base como la familia y luego la escuela en el crecimiento de las personas1. El Estado, desde esta última acepción es parte del orden político natural que debiera velar incansablemente por el “bien común”. El “bien común” no es lo que cotidianamente entendemos como el beneficio de la mayoría. Supone perseguir en cada acto la plenitud de sentido, el logro más pleno de la perfección y la trascendencia de las personas. No implica necesariamente la suma de los bienes particulares de cada uno de los miembros o cuerpos intermedios que componen la sociedad. Es común porque es de todos y de cada uno al mismo tiempo, porque es indivisible y alcanzable de forma conjunta2. Atender al bien común implica custodiar, bregar y respetar la promoción integral de la persona, sus derechos fundamentales, sus causas primeras así como sus objetivos más elevados3. Asegurar el bien común es la razón de ser de toda comunidad política. El Estado como tal debe asegurar a sus ciudadanos las condiciones necesarias en términos culturales, morales, materiales, espirituales y por supuesto, educativos. Iguales y diferentes La educación superior ha atravesado y atraviesa muchos desafíos. En este contexto, no son pocos los obstáculos que a los Institutos de Educación Superior Privados les toca afrontar. De igual manera, tanto institutos privados como públicos deben cumplir entre sus objetivos4 el formar profesionalmente en lo humanístico, social, tecnológico en su más alto nivel; contribuir a la preservación de la cultura; promover la generación y el conocimiento en todas sus formas y desarrollar las actitudes y valores que requiere la formación de personas responsables. Para lograr esas metas, se cuentan entre sus funciones5: la formación de cientos de profesionales en su itinerario inicial y como oferta posterior, su capacitación y perfeccionamiento, instancias de investigación, articulaciones con el sistema socio-productivo y comunicación de los saberes científicamente válidos. Sin embargo, a “iguales” desafíos no le acompañan “iguales” recursos. Durante muchos años, los organismos vinculados a la política educativa nacional-provincial-jurisdiccional, al referirse a la Educación de Nivel Superior 1 A grandes rasgos y haciendo los saltos correspondientes, la primer tradición se correspondería politológicamente con las doctrinas liberales, las segundas con las del materialismo histórico y la última con la Doctrina Social de la Iglesia. 2 Const. Past. Gaudium et spes. 1966. 3 Juan XXIII. Carta encíclica Mater et magistra. 1961. 4 Siguiendo lo expuesto en la Ley 6.970, Título V, Capítulo II, Art. 105. 5 Siguiendo lo expuesto en la Ley 6.970, Título V, Capítulo II, Art. 106. 3 de gestión privada raras veces distinguen entre la visión, misión y población que atienden en comparación con otras instituciones. Desde hace muchos años la comunidad católica ha asumido el desafío de acompañar la gestión de los diversos estados en la formación educativa de sus ciudadanos, no sólo desde la explicitación de los sistemas escolares sino desde los orígenes a través de la atención de huérfanos, desposeídos, ancianos –entre otros-. La comunidad católica ha trabajado en vistas de la misión de educar en sentido integral, cultivando y transmitiendo las diversas disciplinas curriculares, al servicio de una armoniosa articulación entre fe y desarrollo científico. Convoca para ello a personas comprometidas con la misión, quienes como auxiliares del proceso educativo y con la gracia natural y sobrenatural6 buscarán guiar a los niños, jóvenes y adultos a un estado de perfección. En ese marco, la misión del nivel superior es simple y complejamente atender a la esperanza de formar maestros católicos. Estrada escribía en 1870 …”el magisterio es una de las más sublimes formas de caridad. El maestro transmite ideas, prodiga cariños, fecundiza la mente, modera las pasiones, desenvuelve la facultad de sentir en toda la espléndida esfera de sus determinaciones, educa, es decir, equilibra, armoniza …”7. Actualmente los institutos de gestión privada son explícitamente excluidos de la mayoría de las convocatorias y programas nacionales, sobre todo los vinculados a investigación educativa, becas de capacitación docente, entrega de herramientas tecnológicas, mejora institucional y materiales didácticos. Claro están a cada paso las dos tenazas8 que muchas veces generan situaciones de asfixia en nuestros institutos, la ideológica con la defensa acérrima del constructivismo –explicitada en las sugerencias metodológicas y selección de contenidos de los diseños curriculares- y la económica que discrimina presupuestariamente a nuestras instituciones por el sólo hecho de ser confesionales. Si bien el INFOD (Instituto Nacional de Formación Docente) es desde su creación9 un organismo de amplias facultades en términos de política educativa y presupuestaria, los Institutos de gestión privada respondemos en primer instancia a nuestras autoridades de línea. Dichos emisarios provinciales sostienen sistemáticamente que la asignación de aportes y recursos financieros debe realizarse estableciendo un orden de prioridades, el cual se encuentra encabezado por los niveles educativos obligatorios, dicho de otra manera los Miguel Ángel Fuentes (2008) dirá …”todos estos auxiliares con la gracias en su doble sentido natural y sobrenatural sirven; sin gracia no”. En: De Lobos a Corderos. Pág. 6. 7 Estrada, José Manuel. Memoria sobre la educación común en la Provincia de Buenos Aires. Pág. 138. 8 Se ha referido a ellas en muchas oportunidades Mons. Aguer en sus alocuciones. Sirva de ejemplo el discurso pronunciado en oportunidad de inaugurar las 20° Jornadas de Formación Docente, Sta. Fé, octubre de 2011. 9 Ley Nacional de Educación n°24.521. Art. 76. 2007. 6 4 recursos disponibles –que son muy inferiores si se los compara con los de la educación de gestión pública- sólo están pensados para primaria y secundaria. Esta respuesta constante que reciben nuestros representantes legales en cuanta negociación se involucran, es gravísima y lo es en un doble sentido. En primer instancia supone la explicitación de que la educación superior no es prioridad dado que no es obligatoria. Con ello se limita la posibilidad concreta de contar con profesionales de la docencia cristianos preparados integralmente para su inserción en los niveles primario y secundario. En segundo término, siembra subterráneamente la tensión y la progresiva pérdida de solidaridad entre los distintos niveles ante las necesidades materiales que se van presentando. Unos reclaman por lo que no tienen – superior- y otros no están del todo convencidos en sumarse al reclamo por miedo a la merma, canje o suspensión de lo obtenido –primario y secundario-. Desde el nivel superior no sólo se trabaja entorno al magno desafío de un diálogo fecundo y humilde entre ciencia y razón; se diseñan proyectos de trabajo comunitarios, capacitaciones y actualizaciones docentes, seguimiento de egresados e inserción de sus competencias. Se difunden trabajos de investigación, artículos e ideas con el claro objetivo de iluminar, colaborar y reforzar las prácticas cotidianas que por la inercia del mismo sistema educativo a veces no nos detenemos a pensar. Superior piensa, diseña, hace y sueña no en clave “superior”, sino para “primaria” y “secundaria”. La mayoría de sus preocupaciones son de allí originarias. De manera que la lucha por desprenderse u oxigenarse de esas presiones, no debe ser sólo del nivel superior, sino de todos los niveles, así como de los Consejos de Educación y las Comisiones Episcopales. Lo que está en riesgo es la oferta formativa de la cosmovisión cristiana. Más que nunca se hace difícil pensar hasta qué punto las instituciones de educación superior podrán sostenerse sin el aporte estatal. Téngase presente como caso ejemplificador que desde que se inició la transformación curricular de los Profesorados de tres años a su conversión a cuatro años –los casos del Profesorado de Educación Inicial y Educación Primaria-, el crecimiento en cursado y disponibilidad no fue acompañado por los recursos financieros necesarios. Los itinerarios transitados y el capital acumulado También interpelando muchos documentos y declaraciones oficiales, las instituciones de gestión privada y más específicamente los institutos de educación superior abocados a la formación docente cuentan en su haber con un acerbo cultural que antecede a la conformación e institucionalización de los organismos creados para su gestión. Dicho en otros términos, muchas instituciones antes “terciarios”, hoy dedicados a la “educación superior no universitaria” son más añejos que las coordinaciones o direcciones provinciales. 5 En la provincia de Mendoza, como en muchos puntos del país, la provincialización de la educación operada en la década de los ´90 supuso la conformación de equipos técnicos, direcciones de línea y referentes regionales que se dedicaran a la puesta en marcha de documentos y dispositivos “organizadores” de las instituciones existentes. Se produjeron y producen decenas de archivos, instrumentos y herramientas para el funcionamiento de las instituciones educativas pero ninguna de ellas atiende a la trayectoria y recorridos históricos transitados. No se recuperan las experiencias vividas, más bien se tiende a “contar la historia” desde la existencia de los organismos de gestión. Muchas instituciones de gestión privada abocadas a la formación docente cuentan en su devenir con un capital humano y cultural de inmenso valor, pues han sabido transitar y sobrevivir a las modificatorias de la legislación y las prioridades de la política educativa intentando no perder en ese andar su ideario y compromiso con la formación de docentes de calidad, comprometidos con Dios, la Patria y la verdad. Estas instituciones son las que con un tercio de los recursos10 afrontan los mismos desafíos que la ley establece y demuestran gran compromiso hacia el interior de su organización así como para con sus comunidades. Cuando la privatización no es privativo de las escuelas privadas Siguiendo un interesante trabajo del Lic. Carlos Torrendel11 quien interpela la clasificación convencional de lo público y lo privado, pueden esbozarse una serie de argumentos atinentes a defender la identidad de la escuela católica en pie de igualdad con las de gestión estatal. El autor señala cómo por sentido común se ha ido incorporando erróneamente la idea de que la escuela “pública” en sus distintos niveles es más pluralista, democrática y abierta que las confesionales, correspondiéndole a esta última los calificativos inversos. Muy por el contrario, las instituciones de gestión estatal han sido cooptadas desde hace tiempo por grupos que buscan sistemáticamente imponer sus ideas poco democráticas de secularización, encumbrándolas como estandarte de un pensamiento único y autorreferencial que deja fuera de carrera todo aquello que se le oponga. De modo que en vastas oportunidades, quienes defienden las instituciones de gestión estatal frente al avance de los procesos de privatización, terminan legitimando la “captura invisible o privatización corporativa”12 de determinados grupos que desde allí buscan imponer su mirada de mundo al resto de la sociedad. He aquí otro punto de inflexión. Las instituciones que nos dedicamos a la formación educativa católica en todos sus niveles, asumimos la misión de la 10 Comparando con los recursos en términos de horas cátedras docentes que reciben los Institutos de Educación Superior de gestión estatal. 11 Torrendel, Carlos. Desprivatizar la escuela estatal y las políticas educativas. Revista Consudec n° 1102. 12 Ibídem. 6 entrega. Más aún si se trata de un instituto formador de futuros profesionales. A sus puertas llegan muchos aspirantes … algunos en busca de una consolidación en su formación religiosa y otros en busca de una carrera que les permita crecer como personas, obtener méritos particulares y una inserción laboral o empleo digno. Más que nunca el camino de Jesús opera no como una imposición, sino más bien como propuesta; una propuesta que encuentra su sentido sin descalificar al otro. Aristas para seguir pensando En el mes de julio de 2013, al sur de Sicilia ocurrió una tragedia que involucró a muchos inmigrantes que, año a año cruzan por Lampeduza ante la esperanza de obtener un empleo y un futuro mejor. La presencia del recién ordenado Santo Padre en el lugar del accidente hizo visible ante la comunidad internacional la frecuencia de estos desmanes. "¿Quién es el responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Nadie! ¿Quién de nosotros lloró por estas personas que estaban en el barco, por las jóvenes madres que llevaban a sus niños, por estos hombres que deseaban algo para sostener a sus familias?” clamó Francisco y agregó “ La cultura del bienestar nos hizo insensibles a los gritos de los otros... somos una sociedad que olvidó la experiencia del llanto, la globalización de la indiferencia nos sacó la capacidad de llorar." Sus palabras atraviesan la tragedia y se mancomunan con la problemática educativa en tanto preocupación por atender al bien común. Muestra la vigencia del planteo y sobre todo la necesidad de defender Su palabra y dar testimonio, sirviendo con alegría a la tarea educativa y creciendo cada uno desde su rol, desde esa maravillosa tarea que Jesús nos encomendó. Bibliografía - Carta Encíclica Lumen Fidei. Julio de 2013. - CHESTERTON, G.K (2006). Lo que está mal en el mundo. España. 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