sucesion ab intestato s/ incidente de separacion de hecho

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DeCyT 2010‐2014 ‐ Facultad de Derecho ‐ UBA
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Perdida de vocación hereditaria- Divorcio- Separación sin voluntad de unirse – Art. 3.574 del
C. C.
AUTOS: J. G. E. S/ SUCESION AB INTESTATO S/ INCIDENTE DE SEPARACION DE HECHO
TRIBUNAL: Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial
de San Isidro
FECHA: 17/09/2013
TEXTO COMPLETO:
En la ciudad de San Isidro, a los 17 días del mes de Septiembre de 2013, se reúnen en Acuerdo
los señores Jueces de la Sala Tercera de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial
del Departamento Judicial de San Isidro, doctores JUAN IGNACIO KRAUSE y MARIA IRUPE
SOLANS, para dictar sentencia definitiva en el juicio: "J. G. E. S/ SUCESION AB INTESTATO S/
INCIDENTE DE SEPARACION DE HECHO", causa nº SI-38155-2011 y habiéndose oportunamente
practicado el sorteo pertinente (arts. 168 de la Constitución de la Provincia y 263 del Código
Procesal Civil y Comercial), resulta que debe observarse el siguiente orden: Dres. Krause y
Soláns, resolviéndose plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES
1ª ¿Es justa la sentencia apelada?
2ª ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
VOTACION
A la primera cuestión, el señor Juez doctor Krause dijo:
1º) La sentencia de fs. 76/80 rechazó la excepción de falta de legitimación activa interpuesta
por Lucía Josefina Rojas e hizo lugar al incidente promovido por E T Y y E F Y, excluyendo a la
primera de la herencia de quien fuera su cónyuge G. E. J.
Apela la demandada a fs. 13, conforme agravios de fs. 85/87, contestados a fs. 89/91.
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Profesor Adjunto: Juan Antonio Seda. Cátedra: Graciela Medina.
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Los actores se presentan en carácter de herederos en la sucesión de su hermano G.
E. J., fallecido el 22 de Febrero de 2011 y solicitan la exclusión de la herencia respecto de la
cónyuge del causante, Lucía Josefina Rojas. Relatan que los cónyuges J.-Rojas se encontraban
separados de hecho desde el año 1994, fecha en la que G. J. tomó conocimiento de la
infidelidad de su esposa y decidió retirarse de la casa donde convivían porque era de los
padres de su esposa. Agregan que desde esa fecha la Sra. R convive con su concubino, con
quien tuvo dos hijos y que después de la separación nuca tuvo contacto con su esposo, aún
sabiendo que tuvo un grave accidente de tránsito luego del cual quedó discapacitado.
La demandada plantea la falta de legitimación activa sosteniendo que los hechos ventilados
son causales subjetivas que sólo pueden ser invocadas por quien las sufre. Afirma que luego de
un feliz matrimonio con el Sr. J., éste decidió, pese a su negativa, retirarse del hogar debido a
que no podía tener hijos; que los sentimientos de ambos no resultaron afectados por la
separación pese a sus diferentes posturas respecto a la descendencia, y que su esposo no vivió
el nacimiento de sus hijos como una injuria, ni su relación con el padre como adulterio, pues si
así fuera lo hubiera planteado judicialmente.
La sentenciante rechazó la falta de legitimación activa interpuesta por la demandada R por ser
la exclusión de herencia una acción que puede ser ejercitada por los parientes que concurren a
la sucesión con el excluido o que son llamados a la misma a falta de él. En cuanto a la cuestión
de fondo, dispuso que de acuerdo a lo normado por el art. 3575 del Código Civil la separación
de hecho sin voluntad de unirse de los esposos es una de las causales de exclusión de la
vocación hereditaria y tuvo por probado que ambos cónyuges compartieron la decisión de
poner fin a la convivencia, imposibilitando ello declarar la inocencia o culpabilidad de uno o de
otro y excluyendo, en consecuencia, la posibilidad para ambas partes de participar en los
bienes gananciales que con posterioridad a la separación de hecho aumentaron sus
patrimonios. Consideró, por tanto, inadmisible la pretensión de la cónyuge de participar en los
bienes de su esposo adquiridos después de la separación de hecho sin voluntad de unirse.
Se agravia la demandada porque la sentenciante tuvo por no probada su inocencia en la
separación con el Sr. J. Afirma que su conclusión respecto a que ella estaba de acuerdo con la
separación se funda en suposiciones y que, por el contrario, está probado que fue J. quien
abandonó voluntariamente el hogar que compartían, equivaliendo tal actitud a la calificación
de abandono "voluntario y malicioso", por lo que no hace falta ninguna otra prueba. Agrega
que la sentencia confunde separación de hecho con la ruptura del vínculo matrimonial, y que si
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las partes hubieran querido romper con el vínculo matrimonial hubieran iniciado
alguna acción. Sostiene, en definitiva, que no se da en el caso ninguno de los supuestos
previstos por el art. 1306 del Código Civil, ya que no existió divorcio entre las partes, y está
demostrado que las separación se produjo por el abandono del hogar conyugal por parte del
causante.
2º) No es tema controvertido que el Sr. G. J. y la Sra. L R se encontraban unidos en matrimonio,
que no tuvieron hijos; que en el año 1995 el marido abandonó el hogar conyugal, ya que el
terreno de la casa donde convivían pertenecía a los padres de su esposa, y que estando
probada y reconocida por los litigantes la separación de hecho habida entre J. y R, pesaba
sobre esta última la carga de acreditar su inocencia en la separación.
Cabe destacar al respecto que el régimen del matrimonio es de orden público, por insertarse
de modo primordial en el conjunto de principios de jerarquía superior a los que la comunidad
considera estrechamente vinculada la existencia y conservación de la organización social
establecida (Salvat-Romero del Prado, "Tratado de Derecho Civil - Parte General", vol. I, núm.
247; causa 44.302 del 28-5-87 de Sala II). Cada cónyuge es titular de derechos para gozar y
obligaciones a cumplir, con prescindencia de las contingencias que la vida puede deparar a la
pareja. El matrimonio es punto de convergencia de las más diversas exigencias de la vida, que
está determinada por la necesidad de una plenitud carnal y espiritual de los casados (Garbino,
en "Código Civil Anotado", Astrea, tomo I, pág. 685). De ahí la imposición legal de los derechos
y deberes de los cónyuges, fijados por la ley de modo imperativo (arts. 198/200 del C. Civil,
texto seg. ley 23.515).
Y el deber de cohabitación se funda en la comunidad de vida que impone el matrimonio y cuya
primera consecuencia es la de residir bajo el mismo techo. Es clave para satisfacer aquellas
exigencias, al extremo de que el ordenamiento jurídico solamente autoriza que por
circunstancias excepcionales los cónyuges se vean obligados a mantener transitoriamente
residencias separadas o que, por causas de suma gravedad, sean relevados judicialmente de
convivir (art. 199 C. Civil, causa 57.288 del 20-X-92 de Sala IIª).
La separación de hecho es el estado en que se encuentran los cónyuges que se han desligado
del deber de cohabitación, sin haber sido dispensados por una sentencia o acto jurisdiccional
(Pellet, Vincentt, cit. por Moreno Dubois y Tejerina en "Examen y crítica de la Reforma del
Código Civil", ed. Platense 1973, vol. 4-II, pág. 573, nota 349; causa 57.288 del 20-10-92 de Sala
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II); no desaparece por tener los esposos un trato amable frente a terceros. Por ello,
el hecho que los cónyuges ocasionalmente se vieran, tal como describen las testigos H (fs.
58/59 a la 15º) y L (fs. 60 a la 7º), no significa que el matrimonio -en el más estricto sentidosiguiera su curso normal (art. 384 del C.P.C.C. y 198 y conc.del Código Civil). Los motivos y
elecciones personales que llevaron a los cónyuges a adoptar las conductas desplegadas
(alejamiento del esposo del hogar conyugal, separación de hecho por más de quince años,
concubinato de la esposa con un tercero), han quedado en la esfera íntima de las partes
involucradas y carecen de eficacia a los fines de evitar las consecuencias legales derivadas de
tales comportamientos asumidos (conf. causa 107.502 del 20-5-10 RSD 51/10 de Sala III; arts,
3574, 3575 y conc. del Código Civil).
De la interpretación armónica de los arts. 204 y 3574 del Código Civil, resulta que los cónyuges
separados personalmente por la causal de separación de hecho pierden recíprocamente la
vocación sucesoria, a menos que uno de ellos haya probado su inocencia (Ferrer-Medina
"Código Civil Comentado" Tº II, pag. 115 ed. Rubinzal-Culzoni). El art. 3575 del Código Civil,
dispone que cesa también la vocación hereditaria de los cónyuges entre si en caso de que
viviesen de hecho separados sin voluntad de unirse. Prevé la norma que si la separación fuese
imputable a la culpa de uno de los cónyuges, el inocente conservará la vocación hereditaria
siempre que no incurriere en las causales de exclusión previstas en el art. 3574.Aquélla norma
no tiende a castigar al cónyuge ni a premiar a los consanguíneos, sino a fortalecer el
matrimonio, supeditando sus efectos mortis causa a la incolumidad de la comunión de vida
que legal y éticamente le son inherentes (causa 57.288 del 20-X-92 de Sala IIª ya citada).
En sintonía con ello y tal como se dispusiera en la sentencia, ha establecido la Suprema Corte
que en el juicio por exclusión de herencia de un cónyuge separado de hecho corresponde a
ambas partes la prueba de sus asertos, con la consecuencia de que, demostrada la separación
de hecho, corresponde al cónyuge supérstite que quiera hacer valer su vocación hereditaria
probar su inocencia y deseo de unión, para lo cual es menester haber realizado actos
tendientes a hacer cesar ese estado de cosas (SCBA., Ac. 22.134 del 3-3-1976, D.J.J. T. 112, pág.
121; "Ac. y Sent." 1977-I, 266; en igual sentido, Fleitas Ortiz de Rozas-Roveda "Regimen de
bienes del matrimonio 2º ed. actualizada, pág. 227, ed. La Ley; Chechile "La separación de
hecho entre cónyuges...", pág. 200, ed. LexisNexis; Mendez Costa "De nuevo sobre la exclusión
hereditaria conyugal por separación de hecho" J.A. 1980-I, 479; CCJU 44082 RSD-195-51 S 108-2010 sum. Juba 44082).
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En el caso, a diferencia de lo que sostiene la apelante, no está probado que la
separación de hecho de los cónyuges se produjera por un alejamiento voluntario y malicioso
de G. J., puesto que los testigos propuestos por los actores fueron contestes al declarar que él
se fue del hogar ante una infidelidad de ella (test. M fs. 51/52 a la 5º y 6º; test. R fs. 53/54 (fs.
53/ 54 a la 8º), y los testigos de la demandada dijeron entender que la razón de la separación
fue el no poder tener hijos (test. H fs. 58/59 a la 5º y test. L fs.60 a la 5º). Por lo demás, surge
de la propia confesión de la demandada y de los dichos de los testigos que desde hace años
vive en concubinato con el Sr. M, con quien tuvo dos hijos (fs. 9/12, fs. 55 a la 9º posic., fs.
51/52 a la 7º y 9º; fs. 53/54 a la 8º y 9º; fs. 58/59 a la 11 y 12; fs. 60 a la 3º), por lo que, aún
cuando se considerara al marido responsable de la separación por haber sido quien se alejó del
hogar conyugal y por ello inicialmente no hubiera quedado excluida la cónyuge de la sucesión
por no ser culpable de la separación, resulta indudable que luego perdió su vocación
hereditaria por haber vivido en concubinato, causal de exclusión prevista por el art. 3574 del
Código Civil, al que remite el art. 3575 del mismo cuerpo legal (conf. CCJU 44082 RSD-195-51 S
10-8-2010 sum. Juba 44082; Hernandez-Ugarte "Sucesión del cónyuge", pág. 465 ed.
Universidad; Ferrer-Medina "Cód. Civ. Com." Tº II, pág. 117, ed. Rubinzal-Culzoni).
Ello así, merituando la incuestionada separación de hecho de los cónyuges, la falta de prueba
por la demandada sobre su voluntad y conducta restauradoras de la unión y sobre la
culpabilidad que atribuye a su cónyuge en la separación, y acreditado el concubinato en el que
incurriera la accionada, previsto en la norma como causal de exclusión, corresponde concluir
en que la pérdida de su vocación hereditaria decidida en la sentencia debe ser confirmada
(arts. 3574 y 3575 del Código Civil; 163 inc. 5º y 375 del CPCC.; conf.causas 40.191 del 26-1285, 56.586 del 2-7-92 y 57.288 del 20-10-92 de Sala II).
Corresponde pues, desestimar los agravios de la recurrente.
Voto por la afirmativa.
A la misma cuestión, la señora Juez doctora Soláns por iguales consideraciones, vota también
por la afirmativa.
A la segunda cuestión, el señor Juez doctor Krause dijo:
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Dada la forma como se ha resuelto la cuestión anterior, corresponde: confirmar la sentencia
en todo lo que decide y ha sido materia de agravio. Las costas devengadas ante la Alzada se
imponen a la recurrente vencida (art. 68 del C.P.C.C.). Se difiere la regulación de honorarios
para su oportunidad (art. 31 dec. ley 8904/77).
ASI LO VOTO
A la misma cuestión la señora Juez doctora Soláns por iguales motivos vota en el mismo
sentido.
Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente:
SENTENCIA
Por ello, en virtud de las conclusiones obtenidas en el Acuerdo que antecede y de los
fundamentos expuestos en el mismo: se confirma la sentencia en todo lo que decide y ha sido
materia de agravio. Las costas devengadas ante la Alzada se imponen a la recurrente vencida
(art. 68 del C.P.C.C.). Se difiere la regulación de honorarios para su oportunidad (art. 31 dec.
ley 8904/77).
Reg. not. y dev.
Juan Ignacio Krause- Juez
María Irupé Soláns - Juez
Claudia Artola - Secretaria
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