“EL CEMENTERIO ENCANTADO” Era un cementerio normal, pero, a la vez un poco sucio, grande, oscuro, ruidoso y muy repugnante. Un día por la noche, los vecinos del barrio oyeron algo extraño. Ellos pensaban que eran animales del bosque, pero descubrieron que ese ruido venía del cementerio. Fueron todos a mirar a ver qué pasaba y cuando entraron, vieron una señora con una larga sábana blanca desenterrando muertos, a la que llamaban la güestia. Ellos salieron de allí corriendo porque tenían miedo de que los mataran. Pero la güestia los había oído entrar y ella los quería matar, porque ella siempre decía que nadie podía entrar en su cementerio, pues quien entraba moría. En esa misma noche, la güestia decidió ir por cada casa del poblado. Pero los vecinos la vieron y decidieron salir cada uno de sus casas con un arma en la mano y entre todos decidieron matarla. Ellos se pusieron a matarla, pero ella, no se dejó matar tan fácilmente; ella también tenía un arma, y los mató a todos menos a los niños. Ella se fue en brazos con todos los muertos hacia el cementerio y, los niños, cuando se levantaron y vieron que sus padres estaban muertos, se echaron a llorar. Solo quedaron los niños en aquellos pueblos con sus hermanos mayores. La güestia después de llegar al cementerio, los enterró a todos y en sus tumbas puso: están matados por la güestia. Al día siguiente, Manuel, un niño del poblado, le preguntó a su hermano mayor: -Hermano, ¿Quién es la güestia?-le dijo Manuel. El le contestó: -Es una persona que desentierra a la gente que muere y matan a las personas de algunas casas, como, nuestros padres -contestó su hermano. Después de estar un rato en el sofá, Manuel decidió salir un poco a jugar con sus amigos del barrio pero, la güestia lo estaba viendo a él y a sus amigos. Manuel, al verla, se lo contó a sus amigos y todos corrieron a sus hogares. Cuando llegó a su casa, su hermano le preguntó: -¿Por qué vienes corriendo a casa? –le preguntó su hermano. -Porque hemos visto a la güestia y nos ha dado miedo contestó Manuel. -Cierra todas las puertas de casa con pestillo y también las ventanas - dijo su hermano. -Vale, como tú digas - respondió Manuel. Todos los niños del poblado obedecieron a sus hermanos La güestia decidió investigar sobre aquel niño con sus compañeras del cementerio. Al día siguiente, cuando la güestia vio a Manuel le amenazó con la muerte y el niño cada vez le tenía más miedo. La güestia, esa misma noche, decidió quedarse con todo el poblado y mató a todos los niños e invitó a sus amigas a vivir en aquel poblado tan alejado de la civilización. Al final, la güestia se quedó a vivir en el poblado para siempre. Romina 6º