Tema IV. El proceso general de elaboración de tests INDICE

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Tema IV. El proceso general de
elaboración de tests
INDICE
o Introducción
o Los pasos del proceso de elaboración
de tests
 Identificar el objetivo por el que se
utiliza el test
 Definir el constructo
 Diseñar el test
 Elaboración de los ítems
 Revisión de los ítems
 Los pasos siguientes...
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Introducción
La mayoría de los tests de rendimiento, aptitud y actitudes
utilizados tradicionalmente por los psicólogos son elaborados desde una
aproximación al escalamiento centrada en la persona. Las razones de
esta preponderancia son la sencillez del modelo de escalamiento
necesario para localizar a las personas en el continuo (suma de la
puntuación obtenida en cada ítem como valor de escala del sujeto); y,
en mayor medida, la inexistencia de requisitos y comprobaciones
difíciles de cumplir sobre el nivel de medida de los valores de escala
obtenidos. Para paliar estas insuficiencias, los instrumentos elaborados
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desde esta perspectiva suelen reflejar un interés serio en alcanzar un
nivel óptimo de precisión y utilidad de las mediciones que
proporcionan.
El objetivo general de este tema es familiarizar al lector con el
procedimiento general de elaboración de tests. Los aspectos de este
proceso en los que debería fijar su atención son los sucesivos
“controles de calidad” por los que pasa el instrumentos antes de estar
listo para su utilización. La elaboración de tests siguiendo los pasos que
vamos a exponer, si no pueden asegurar la elaboración de un tests de
calidad, sin duda evitarán cometer los defectos más comunes en los
tests no elaborados por profesionales expertos.
El contenido del tema es una presentación de cada uno de los
pasos del proceso general para la elaboración de tests. El desarrollo en
profundidad de cada paso junto a la aplicación “real” de sus contenidos
tiene lugar en la asignatura optativa “Elaboración de tests, escalas y
cuestionarios”; donde el alumno los pone en práctica elaborando por sí
mismo un test de rendimiento o un cuestionario.
Los pasos del proceso de elaboración de
tests
La versión general del procedimiento puede aplicarse, de forma
general, a una gran variedad de tests (tests de rendimiento, tests de
aptitudes, tests de actitudes, etc).
Los pasos en que suele secuenciarse el proceso de elaboración de
un tests son:
1. Identificar el objetivo principal para el que va a utilizarse el
test.
2. Definir el constructo.
3. Diseñar el test.
4. Elaborar el conjunto inicial de ítems.
5. Revisar los ítems.
6. Realizar ensayos preliminares con los ítems.
7. Realizar estudios de campo con los ítems sobre una muestra
representativa de la población futura de personas que va a
responder al test.
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8. Determinar las propiedades estadísticas de las respuestas a los
ítems; eliminado, si fuera necesario, los ítems que no cumplieran
los criterios establecidos.
9. Diseñar y realizar estudios de fiabilidad y validez con la forma
final del test.
10. Elaborar los criterios de administración, puntuación e
interpretación de las puntuaciones.
La estrategia de elaboración puede representarse con el siguiente
esquema:
CONSTRUCTO
DEF. SINTACTICA
DEF. SEMANTICA
ELABORACION DE
ITEMS
CALIDAD DE LOS
ITEMS
TEST
PRECISION
UTILIDAD
TEST FINAL
El esquema presenta sólo las etapas y las relaciones entre ellas
más significativas. La rigidez inevitable en cualquier esquema no hace
justicia a la enorme flexibilidad del proceso, ya que los resultados
obtenidos en cualquier etapa pueden conducir a re-elaborar lo realizado
en etapas anteriores.
Estos pasos representan el trabajo mínimo necesario para
asegurar que las puntuaciones tienen la calidad técnica suficiente, y
que servirán para el objetivo por el que se recogieron.
En este tema expondremos los contenidos de los pasos del 1 al
6, ya que recogen el núcleo principal del proceso de elaboración del
test; el resto serán objeto de temas sucesivos...
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1. Identificar el objetivo por el que se
utiliza el test
Parece obvio que cuando se decide elaborar un test, no se hace
“porque sí ...” (aunque en muchos casos, a la vista del test no
podemos descartar esta idea), sino que la decisión de elaborar un
test parte de la necesidad de recoger información para una posterior
toma de decisiones: educativas, clínicas, orientadoras, etc, (Crocker y
Algina, 1986).
Por tanto, el primer paso en el proceso de construcción de un
test debe ser especificar los propósitos para los que van a utilizarse
las puntuaciones obtenidas con el test, es decir, para qué se
utilizarán las puntuaciones, qué tipo de interpretación haremos de
ellas,
qué grupos de personas responderán al test, qué
consecuencias, intencionadas o no, puede tener la utilización del test,
etc.
Todo el tiempo que se invierta en identificar y clarificar para
qué van a utilizarse las puntuaciones es positivo. Si el objetivo no
está claramente identificado, el proceso de elaboración del test tiene
grandes posibilidades de producir un mal test. De hecho, no es
arriesgado afirmar que la mayoría de las críticas más frecuentes
dirigidas a los tests, tienen su origen en la vaguedad o confusión del
objetivo para el que se emplean (Ebel y Frisbie, 1986). Es habitual
que el responsable de la construcción del test se lance al,
aparentemente claro, proceso de elaboración del test, sin antes haber
aclarado para qué quiere dicho test.
La influencia del objetivo a lo largo del proceso de elaboración
del test es constante. Pongamos un ejemplo: llega a determinar
características tan aparentemente técnicas de los ítems como es su
dificultad. La Tabla I muestra la relación entre posibles objetivos de
un test de rendimiento y la dificultad promedio de los ítems del test.
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POSIBLES OBJETIVOS DE UN
TESTS DE RENDIMIENTO
Asignar notas al finalizar un
proceso de enseñanza
Seleccionar
estudiantes
para
cursos avanzados de una materia
Identificar
estudiantes
que
necesiten clases de apoyo
DIFICULTAD PROMEDIO DE
LOS ÍTEMS DEL TEST
Ítems fáciles, de dificultad media
y difíciles
Ítems difíciles
Ítems fáciles
Tabla I: Relación entre objetivos y dificultad promedio de los ítems de rendimiento.
La clave para entender la importancia que atribuimos a la
identificación clara del objetivo, puede exponerse de forma sencilla: el
objetivo para el que se emplee el test determina las características del
test. De hecho, durante el proceso de elaboración, las dudas sobre que
decisión resultará más acertada (e. g., el formato para los ítems) se
resuelve con el siguiente criterio: optar por la decisión que contribuya
más a alcanzar el objetivo del test.
Definir el constructo
Hay que recordar que el constructo es una "etiqueta verbal", por
lo que es necesario establecer una regla para determinar qué
conductas van a considerarse evidencias de las presencia del
constructo. A esta regla, como es habitual, debemos pedirle que este lo
más formalizada posible de forma que cualquier persona que la utilice
pueda recoger las mismas muestras de conducta.
Pero además, la definición de un constructo, como indicamos en
temas anteriores, debe realizarse a dos niveles: 1) en términos de
comportamientos observables, y 2) en términos de las relaciones
lógicas o matemáticas del constructo con otros constructos y/o con
otros comportamientos observables no indicadores del constructgo,
dentro de un esquema teórico. Este segundo nivel de definición es el
que permite interpretar las puntuaciones.
Es necesario reconocer que esta situación -definición del
constructo a los dos niveles- no ha sido habitual, predominando las
definiciones subjetivas o idiosincráticas que el autor del test hacía del
constructo. Para evitar esta situación, el autor del test dispone de un
conjunto de procedimientos que garantizan una aproximación
sistemática a la definición de los constructos.
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Entre los más habituales:
1. Análisis de contenido. El procedimiento consiste en hacer
preguntas abiertas sobre el constructo que se pretende medir,
categorizar las respuestas y utilizar las categorías "más
frecuentes" como los "comportamientos" o "componentes" del
constructo.
2. Revisión de la literatura. El autor del test debe utilizar para
medir el constructo los comportamientos que otros autores han
estudiado más frecuentemente como indicadores del constructo.
Evidentemente, es el procedimiento común a todo tipo de test
que se quiera elaborar.
3. Incidentes críticos. La lista de comportamientos procede de
la información que proporcionan expertos en el constructo sobre
los comportamientos que caracterizan a las personas que
estarían situadas en los extremos del continuo.
4. Observación directa. El autor identifica los comportamientos
por observación directa de personas que manifiestan el
constructo.
5. Juicio de expertos. El autor del test recurre a un grupo de
expertos en el constructo para que le informen de los
comportamientos que lo representan.
6. Identificación de los objetivos instruccionales. Se utiliza
sobre todo para los tests de rendimiento. Estos tests suelen
elaborarse para medir los resultados de la enseñanza de un
determinado contenido. Para medir los resultados necesitamos
conocer los objetivos que se pretendían alcanzar con esa
enseñanza. Estos objetivos son los objetivos instruccionales, que
en este paso de la elaboración del test son los comportamientos
que representan el constructo.
Los procedimientos anteriores no son igualmente útiles para todo
tipo de tests. El autor del test deberá elegir el procedimiento, o
procedimientos, que pueden resultar más adecuados para el test que
desea elaborar.
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Diseñar el test
El diseño del test se suele plasmar en las denominadas
“especificaciones del test”. Las especificaciones del test sirven para
describir de forma completa y fácil la estructura y contenido del test.
En los dos pasos anteriores, además de concretar el propósito para el
que hemos decidido elaborar el test hemos relatado los objetivos
instruccionales que pretendemos medir con él. Las especificaciones
del test resumen toda esta información de manera que alguien que
no haya participado en los dos pasos anteriores pueda hacerse una
idea completa de lo que pretendemos medir con el test.
Podemos proponer una analogía para transmitir el alcance de
las especificaciones del test. Intentemos comparar la planificación del
test con la elaboración de un proyecto para construir una casa. La
persona que decide construirse una casa parte de una idea general y
vaga sobre como que le gustaría que fuese su casa. En los primeros
contactos con el arquitecto debe precisar esa idea. Después, el
arquitecto le pedirá que concrete qué habitaciones quiere tener y
como situarlas. A continuación, el arquitecto intentará reflejar con la
mayor precisión posible toda esa información en unos planos que
entregará al constructor para su ejecución. ¿Donde está la semejanza
con el proceso de elaboración del test? Bien, la persona que decide
construirse una casa puede ser quien necesita la información que
puede aportarle el test. La relación de habitaciones y donde situarlas
es similar a redactar los objetivos instruccionales que el test intentará
medir. Por último, la concreción en unos planos del proyecto presenta
muchas semejanzas con la elaboración de las especificaciones del
test: los “planos” del test son sus especificaciones.
¿Quién debe realizar las especificaciones del test? La
preparación de las especificaciones del contenido del test es una
responsabilidad del autor del test. Esta tarea debe preceder al
trabajo del escritor de ítems. El escritor utilizará esta información
para plasmar las intenciones del autor del test. Frecuentemente, sin
embargo, el trabajo del autor del test y del escritor de ítems es
desarrollado por la misma persona o grupo de personas. Este rol dual
puede ser óptimo para la elaboración de un buen test, dado que los
objetivos del test pueden comprenderse con más precisión si el
escritor de ítems es la misma persona que elaboró originariamente
los objetivos. Sin embargo, debemos tener cuidado con este rol dosen-uno, ya que puede resultar tentador atajar en el proceso de
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elaboración del test esbozando simplemente las especificaciones del
test en lugar de escribirlas realmente.
El término "especificaciones" puede resultar algo confuso. El
sentido con el que se utiliza en este contexto es el de "características
generales", "diseño general", etc. En definitiva, se trata de estructurar
el constructo que se pretende medir indicando los comportamientos
que lo evidencian, las dimensiones en que estos pueden agruparse, y la
importancia relativa que cada uno de los comportamientos debe recibir.
La "importancia relativa" se traducirá en el número de ítems utilizados
para medir cada uno de dichos comportamientos.
Las "especificaciones del test" tienen un sentido más evidente en
el caso de los tests de rendimiento (tests elaborados para medir los
resultados de un proceso de aprendizaje). Una vez que se han
elaborado los objetivos instruccionales -resultados del aprendizaje
expresados en términos medibles-, el autor del test suele elaborar las
especificaciones del tests atendiendo a dos propiedades independientes
de los ítems: el contenido y los procesos cognitivos u operaciones
mentales que la persona debe emplear para resolver la tarea recogida
en el ítem.
Esta separación entre "contenido" y "procesos cognitivos" queda
clara en el siguiente ejemplo. Dos objetivos instruccionales para un test
de rendimiento en Estadística podrían ser:
A. Definir la media aritmética.
B. Calcular la media aritmética de una distribución de valores.
Si examinamos los dos objetivos instruccionales ambos miden
resultados de aprendizaje sobre un mismo contenido: la media
aritmética; pero, mientras el objetivo A requiere el recuerdo de un
material previamente memorizado, el objetivo B demanda el recuerdo
y la aplicación de principios de cálculo en un ejemplo concreto.
Las especificaciones del test para la elaboración de tests de
rendimiento suelen incluir tres elementos: 1) la descripción del
contenido que se pretende evaluar; 2) los procesos cognitivos que las
personas deberán aplicar para resolver las tareas: y 3) la importancia
relativa de cada dimensión, reflejada en el número de ítems del test
que recibirán cada apartado y nivel de procesamiento.
Para ayudar al autor del test y al escritor de los ítems hay
disponibles en la literatura diversos sistemas de clasificación de las
operaciones cognitivas. Estos sistemas de clasificación -denominados
genéricamente "taxonomías"- suelen organizar jerárquicamente las
posibles operaciones cognitivas, presentan descripciones de cada una
de ellas, y suelen ofrecer las condiciones psicológicas necesarias -como
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formular las tareas- para poner de manifiesto los diferentes niveles de
procesamiento. Tal vez la más conocida de estas taxonomías es la
Taxonomía de Objetivos Instruccionales de Bloom et al. (1956).
El formato más habitual con el que suelen presentarse las
especificaciones del test es la Tabla de Especificaciones del Test. Es una
tabla bidimensional en la que por convención la descripción del
contenido se sitúa en las filas de la tabla y los niveles de procesamiento
en las columnas, dentro de cada casilla aparece el número de ítems
que va a utilizarse para cada cruce de contenido x nivel de
procesamiento.
El número de ítems que aparece en las casillas de la Tabla refleja
la importancia que el autor del test quiere conceder a cada apartado
del contenido, y a cada nivel de procesamiento. Dicho número tendrá
importantes implicaciones para la interpretación de las puntuaciones en
el test, cuestión que remite a la necesidad de que los resultados de
aprendizaje que van a medirse con el test deban reflejar la dinámica de
la actividad instruccional seguida para la enseñanza del contenido.
La Tabla II muestra un ejemplo de tabla de especificaciones
del test para un test de rendimiento en el área de estadística
descriptiva:
AREA DE
CONTENIDO
Medidas de
Tendencia
Central
Medidas de
variabilidad
Medidas de
relación
NIVELES DE PROCESAMIENTO
CONOCIMIENTO
COMPRENSION APLICACION
15
5
1
10
5
1
10
5
1
Un mero examen superficial revela que, por ejemplo, en este
test priman los objetivos instruccionales de conocimiento sobre los
otros dos niveles, el apartado del contenido que más atención recibe
es el dedicado a las “medidas de tendencia central”, y sólo habrá tres
ítems que propongan a las personas tareas de aplicación, etc.
Hay varios factores que suelen considerarse a la hora de
asignar los ítems por las celdillas de la tabla: tiempo dedicado a la
enseñanza, importancia adjudicada a un determinado contenido o
tipo de tarea, necesidad de unos contenidos concretos para una
enseñanza posterior, etc. El carácter de estos criterios justifica la
advertencia de que no es obligatorio completar todas las casillas de la
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tabla. Sea cual sea, el autor del test debe conocer que el reparto de
ítems que realice determinará las futuras líneas de interpretación de
las puntuaciones que reciban las personas en el test.
También para la elaboración de tests de actitudes puede ser útil
la elaboración de las especificaciones del tests -sea en el formato que
sea-, ya que pueden orientar al autor del test hacia que
comportamientos o componentes del constructo actitudinal deben
recibir más o menos atención durante la elaboración de los ítems.
La elaboración de los ítems
En esta etapa de la elaboración del test la tarea a la que se
enfrenta el autor del test puede resumirse en una sola expresión: cómo
medir lo que quiere medir (lo que quiere medir es el resultado de los
pasos anteriores). Elaborar un conjunto inicial de ítems conlleva
habitualmente las actividades siguientes:
1. Elegir un formato adecuado para los ítems.
2. Comprobar que el formato elegido es adecuado para la
población de personas que responderán al test.
3. Seleccionar y entrenar a los escritores de ítems.
4. Escribir los ítems.
5. Supervisar el trabajo de los escritores de ítems y comprobar la
calidad de los ítems.
La elección del formato adecuado para los ítems debe basarse en
consideraciones como: qué formatos han sido utilizados antes en tests
similares, las capacidades de la población de personas para enfrentarse
a los diferentes formatos, el tiempo a invertir en responder a los ítems
con distintos formatos, etc. La elección del formato puede adquirir tal
importancia que se decida hacer un pequeño estudio -previo a la
redacción final de los ítems- con diferentes formatos sobre una muestra
de la población final de personas, para obtener información objetiva de
la idoneidad de cada formato.
Por la importancia atribuida al formato de los ítems es necesario
detenerse un momento en los distintos formatos más utilizados;
agrupándolos en "formatos para los tests de ejecución óptima" y
"formatos para los tests de ejecución típica". Comencemos por los
primeros.
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Formatos para los tests de ejecución óptima
Para los tests de ejecución óptima -tests de rendimiento o tests
de aptitudes- hay disponibles una gran variedad de formatos. También,
habitualmente suelen agruparse en dos categorías principales: 1) los
que requieren que la persona produzca -genere- la respuesta (e. g.,
preguntas abiertas, ensayos, etc.), y 2) los que ofrecen una serie de
alternativas de respuestas para que la persona elija la que considere
que es la respuesta correcta a la pregunta. Los primeros suelen recibir
el nombre de formatos de respuesta elaborada, y los segundos,
formatos de respuesta elegida. Por el sistema de puntuación a los
primeros también es habitual nombrarlos como formatos subjetivos, y
a los segundos, formatos objetivos.
Los formatos objetivos más utilizados son:
 Formatos verdadero-falso. Presentan un frase y dos posibles
respuestas, habitualmente: acuerdo-desacuerdo, si-no, verdaderofalso, etc.
 Formatos de elección múltiple. Consiste en un enunciado que
plantea una pregunta o problema, y un conjunto de posibles
respuestas a la pregunta o problema. Del conjunto de posibles
respuestas sólo una es la respuesta correcta.
 Formatos de emparejamiento. Encabezando el ítem aparece un
enunciado que relaciona dos conjuntos de elementos: autores y
obras, descubrimientos y fechas, síntomas y enfermedades. La
tarea de la persona consiste en relacionan los elementos de los
dos conjuntos.
La regla de puntuación habitual para este tipo de ítems es
asignar un punto a la respuesta correcta a la pregunta y/o problema, y
cero puntos a las respuestas incorrectas. La puntuación total de la
persona suele ser el resultado de sumar los puntos obtenidos en cada
una de las preguntas.
La asignatura “Elaboración de tests, escalas y cuestionarios”
aborda en detalle las características de cada uno de estos formatos y
sus ventajas e inconvenientes. Como introducción puede bastar con
uno de los criterios más importantes para juzgar la calidad de estos
ítems: los sujetos que conocen la respuesta correcta a la pregunta no
deben tener problemas a la hora de seleccionar la alternativa de
respuesta adecuada, y los sujetos que no conocen la respuesta
correcta, deben encontrar todas las alternativas de respuesta igual de
creíbles.
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No podemos olvidar las recientes críticas que reciben los
formatos de respuesta elegida. En líneas generales, suele decirse que
sólo miden comportamientos memorísticos y difícilmente niveles de
procesamiento más elevados: comprensión, relación de conceptos, etc.
Sin entrar en detalle, es necesario hacer dos puntualizaciones: 1) el
formato del ítem no condiciona el nivel de procesamiento que pueda
medirse, los casos de ítems que sólo miden comportamientos
memorísticos suelen ser ítems mal elaborados; 2) el formato debe
estar condicionado al resultado del aprendizaje que se pretenda medir
con el, debiéndose elegir siempre el formato más adecuado a cada
resultado del aprendizaje.
Formatos para los tests de ejecución típica
Los tres formatos más utilizados para la elaboración de los ítems
de cuestionarios de actitudes, inventarios de personalidad, etc, son el
formato de acuerdo-desacuerdo, el formato de Likert y la lista de
adjetivos bipolares. La descripción y análisis de cada uno de estos
formatos se aborda en la asignatura “Elaboración de tests, escalas y
cuestionarios”.
Revisión de los ítems
Una vez que se han redactado los ítems el autor del test debería
empezar a revisarlos. En un primer momento, el autor puede solicitar
la colaboración de colegas para que informalmente revisen la precisión,
corrección gramatical, ambigüedad, y otros posibles defectos técnicos.
Los ítems con algún problema deben revisarse tantas veces como sea
necesario. Cuando los defectos más evidentes hayan sido corregidos, el
autor del test debe someter el test a un proceso de revisión más formal
en el que debe examinar aspectos como: 1) la precisión (i.e. el grado
en el que el ítem es una buena medida de la variable), 2) la adecuación
de las especificaciones del test, 3) posibles defectos técnicos en la
redacción de los ítems, 3) la corrección gramatical, 4) la presencia de
estereotipos hacia determinados grupos de personas, y 6) el nivel de
legibilidad.
Puede ser necesario recurrir a diferentes tipos de expertos para
revisar cada uno de los aspectos anteriores. Por ejemplo, puede pedir
la colaboración de expertos en el contenido o variable que mide el test
para examinar la precisión y adecuación de las especificaciones;
expertos en la elaboración de tests para que revisen los posibles
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defectos técnicos en los ítems; miembros de los posibles grupos
minoritarios afectados para que detecten la posible presencia de
estereotipos o prejuicios, etc.
La revisión de los ítems puede realizarse antes o después de los
primeros ensayos con los ítems. Criterios económicos suelen
determinar el orden de estos dos procesos para analizar la calidad de
los ítems. Así, si los expertos están fácilmente disponibles y su
colaboración no es excesivamente costosa, la revisión puede hacerse
antes de llevar a cabo los primeros ensayos con los ítems. Por otra
parte, es habitual que de estos primeros ensayos salgan ítems que de
nuevo necesitan ser revisados o redactados. De ahí que, si además la
participación de los expertos es costosa, muchos autores de tests
prefieran hacer la revisión una vez que se han hecho los primeros
ensayos con los ítems.
Antes de que los ítems vayan a editarse para la forma final del
test suelen presentarse a una muestra pequeña de sujetos. El número
de personas que participen en estos primeros ensayos puede oscilar de
15 a 30, cuando se pueden disponer de pocas personas, o de 100 a
200, en el caso de los tests comerciales.
Los primeros ensayos con los ítems deben ser pruebas bastante
informales. El autor del test debe aprovecharlos para observar el
comportamiento de las personas mientras responden a los ítems,
registrando las pausas, dudas, cambios de respuesta, etc, que pueden
ser indicadores de confusión en los ítems. Tras terminar la
administración de los ítems es aconsejable realizar un pequeño debate
con los participantes para que cuenten sus impresiones y puedan
sugerir posibles mejoras en los ítems.
También es recomendable calcular algunos estadísticos
descriptivos de las distribuciones de respuestas a los ítems. De estos
estadísticos el autor del test puede obtener información sobre aspectos
como la dificultad promedio de los ítems para el grupo de personas, la
variabilidad en las respuestas a los ítems, etc.
La revisión de los ítems es una actividad que conlleva números
pasos. Además, los resultados de cada uno de estos pasos genera
revisiones y modificaciones adicionales en la redacción de los ítems.
Sea como sea, el resultado de la revisión debe ser un conjunto de
ítems sobre los que el autor del test tenga la confianza suficiente como
para realizar con ellos los estudios de campo a gran escala.
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Los pasos siguientes...
Una vez revisados los ítems, el siguiente paso en la construcción
del test es realizar un estudio de campo con el test. Generalmente, el
estudio de campo se realiza administrando el test a una muestra
representativa de la población posible de personas que en un futuro va
a responder al test.
Del estudio de campo proceden los datos con los que estudiar las
propiedades estadísticas de las distribuciones de respuestas a los
ítems. Las técnicas para analizar dichas propiedades se conocen con el
nombre genérico de "Análisis de Items". El resultado de este análisis de
ítems es la forma final del test.
A continuación, la forma final del test es estudiada para conocer
la precisión de las puntuaciones que proporciona y su utilidad para el
objetivo que se pretendía alcanzar con el test. Aspectos que han sido
objeto de los tradicionalmente denominados estudios de fiabilidad y
validez.
Para finalizar con la elaboración de las normas de administración,
puntuación e interpretación de las puntuaciones obtenidas con el test.
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