OPINION DE LA ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE DERECHO TRIBUTARIO Y DE LA ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE DERECHO FINANCIERO RESPECTO DEL TEMA DE LA DESOBEDIENCIA TRIBUTARIA La ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE DERECHO TRIBUTARIO Y LA ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE DERECHO FINANCIERO por decisión mayoritaria de sus Asambleas de Asociados celebradas el 22 de enero de 2003 y el 24 de enero de 2003, fieles a su misión institucional, vista la discusión pública planteada en el país sobre el tema de la desobediencia tributaria, consideran su deber dar a conocer las siguientes conclusiones: 1) La desobediencia civil, consagrada en el artículo 350 de la Constitución vigente, en virtud de la cual debe desconocerse cualquier régimen, legislación o autoridad, independientemente de que tenga origen legítimo, que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos, cuenta entre sus muy diversas manifestaciones con la que se adopte en materia tributaria. 2) La desobediencia civil en materia tributaria puede entenderse como el incumplimiento colectivo, consciente, voluntario, público, transitorio y sin propósito de aprovechamiento de las obligaciones tributarias, como una forma de protesta ética y política, contra la autoridad o el régimen destinatario de los ingresos públicos de carácter tributario, por causa del uso ilegítimo que de ellos se haga. 3) El deber que impone el artículo 133 de la Constitución de coadyuvar a los gastos públicos mediante el pago de los tributos previstos en las leyes, se encuentra subordinado al cumplimiento por parte de las autoridades encargadas de administrarlos de los principios de honestidad, participación, solvencia, transparencia, rendición de cuentas, autorización legal presupuestaria y sobre todo responsabilidad, consagrados en los artículos 141, 311, 312, 313, 314 y 315 de la Constitución. Si estos principios no fueren acatados por la Administración Pública, no sólo se deslegitimaría el gasto público sino el deber de pagar el tributo que lo financia. 4) El gasto público, cubierto en parte con ingresos de origen tributario, debe ir dirigido al cumplimiento de la misión que los artículos 3 y 316 de la Constitución atribuyen al Estado, esto es, la defensa y el desarrollo de la persona, el respeto a su dignidad, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo, la protección de la economía nacional y la garantía del cumplimiento de los demás principios, derechos y deberes en ella consagrados. El destino de recursos públicos a fines contrarios a la consecución de esta misión, así como su represamiento en claro incumplimiento de transferencias constitucionales y legales a los Estados y Municipios (Situado, FIDES y LAE), igualmente deslegitimarían el gasto público y la exigencia del pago de tributos con respecto a los habitantes de las entidades perjudicadas. 5) El ordenamiento constitucional y legal prevé los mecanismos, procedimientos y acciones, administrativos y jurisdiccionales, a ser seguidos ante los Poderes Públicos a los fines de responsabilizar civil, penal y administrativamente a los funcionarios que en la administración de fondos públicos infrinjan el ordenamiento jurídico. Así mismo prevé los medios masivos de participación política de los ciudadanos destinados a expresar su voluntad y a canalizar su inconformidad. Si estos procedimientos ordinarios se hicieran inviables, no sólo porque sea materialmente imposible ejecutar el contenido de una decisión favorable dirigida a justiciar el agravio, sino también por la inactividad, parcialidad o desacato de esos órganos competentes, entonces habrá lugar a la situación extrema prevista en el artículo 350 de la Constitución. 6) No obstante ser la desobediencia civil un derecho-deber que se ejerce con fundamento en los artículos 22, 333 y 350 de la Constitución, la verdadera legitimidad de la desobediencia tributaria y por ende la no generación de sanciones para quien a ella se acoja, dependerá del hecho notorio del consenso general que tal conducta tenga entre los contribuyentes, así como también de la manera en que se instrumente, del contexto extremo en el que se adopte y de que no implique un aprovechamiento particular del contribuyente. 7) En caso de ser rechazada la desobediencia tributaria por la autoridad, esta podrá iniciar procedimientos contra el contribuyente, entre ellos los dirigidos a la intimación y ejecución para el cobro de los tributos omitidos, cuyos resultados sólo serán válidos de respetarse en ellos el derecho a la defensa y al debido proceso, así como las demás garantías establecidas en los tratados sobre derechos humanos suscritos por la República y en el resto de la legislación patria. En todo caso, las sanciones que con ocasión a estos procesos pudieran imponerse serían de tipo económico (multas, intereses y recargos), mas no restrictivas de libertad. 8) Las penas restrictivas de libertad, que sólo podrían imponer los tribunales competentes, proceden únicamente en casos de defraudación (engaño a la Administración) y apropiación indebida de los agentes de retención o de percepción de tributos ajenos recaudados en nombre del Fisco, delitos estos que no se configuran en el contexto de la desobediencia, por el solo hecho de dejar de pagar los tributos propios. 9) Las conductas fundamentadas en causa legítima son incompatibles con la noción de delito. Esto es válido tanto para quien informa como para quien decide acogerse a la desobediencia tributaria; en consecuencia, informar y orientar en derecho a la población acerca de este tema no constituye instigación a delinquir, ya que la colectividad general tiene derecho a conocer acerca del ejercicio de los derechos que la asisten. 10) La desobediencia tributaria no está dirigida a cuestionar el deber que tienen todos los ciudadanos de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos. Por lo tanto, quienes a ella se acojan, sólo quedarían exceptuados de cumplir con sus obligaciones tributarias mientras subsistan las circunstancias extraordinarias que motivaron tal declaratoria, por lo que una vez restablecida la plena vigencia y eficacia del estado de derecho, deberán ingresar al Fisco Nacional los tributos dejados de pagar, ya que la desobediencia tributaria no tiene por finalidad privar al Estado de los recursos necesarios para el cumplimiento de su misión, sino evitar que los tributos pagados sean destinados a fines distintos de aquéllos que justificaron su creación, o utilizados para financiar actuaciones contrarias a los valores, principios o garantías democráticos o derechos fundamentales consagrados en la Constitución. 11) La desobediencia tributaria es una medida extraordinaria habida consideración de las consecuencias que ese hecho colectivo podría eventualmente acarrear para la normalidad de la nación y del Estado, así como también para la ética social de los contribuyentes, por lo tanto requiere para su adopción de situaciones en las que tales efectos cedan ante la necesidad de preservar valores preeminentes como los enunciados en los parágrafos 3º y 4º de este documento y se hubieren hecho inviables los procedimientos ordinarios para su preservación y obtención de justicia. ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE DERECHO TRIBUTARIO, AVDT ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE DERECHO FINANCIERO, ASOVEDEFI