2014, un buen año para la OTAN

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2014, un buen año para la OTAN
Manlio Dinucci :: 02/01/2015
2014 ha sido el año de la resurrección de la alianza atlántica, gracias al golpe de Estado en
Ucrania y la ofensiva del Emirato Islámico en Irak y Siria
Ambas operaciones, organizadas clandestinamente por la OTAN, hoy le permiten un regreso al
escenario de la guerra fría. Y de esa manera EEUU se convierte nuevamente en la «potencia
indispensable».
Para Washington y su alianza transatlántica, 2014 podía haber sido un año negro sobre todo en dos
escenarios: en una Europa sin guerra donde, a pesar de la ampliación de la OTAN hacia el este, se
fortalecían los lazos económicos y políticos entre la Unión Europea y Rusia y en la que casi todos los
aliados estaban reacios a aumentar el gasto militar hasta el nivel que el Pentágono exigía; y en un
«Medio Oriente ampliado» donde se desarrollaba la guerra de Estados Unidos y la OTAN
contra Siria y donde Irak se distanciaba de Estados Unidos y se acercaba a China y Rusia, países
cuya alianza teme cada vez más la Casa Blanca.
Washington sentía que se hacía cada vez más urgente encontrar una «nueva misión» para la OTAN.
Una misión que apareció de momento. El putsch de la plaza Maidan, preparada desde mucho antes
–incluso con el entrenamiento de fuerzas neonazis ucranianas– trajo a Europa un regreso a una
situación análoga a la de la guerra fría, provocando una nueva confrontación con Rusia. La ofensiva
del Emirato Islámico, también preparada desde mucho antes, financiando y armando grupos
islamistas –algunos de ellos anteriormente clasificados como terroristas– desde la guerra contra
Yugoslavia y la guerra contra Libia, permitió a las fuerzas Estados Unidos-OTAN intervenir en Siria
para destruir no el Emirato Islámico sino el Estado sirio y para volver a ocupar Irak.
A la «nueva misión» de la OTAN se le dio carácter oficial durante la cumbre de septiembre, en Gales,
con la presentación del Plan de Acción de «reactividad», cuyo objetivo oficial es «responder rápida y
firmemente a los nuevos desafíos contra la seguridad» atribuidos a la «agresión militar de Rusia
contra Ucrania» y al «aumento del extremismo y de los conflictos sectarios en el Medio Oriente y el
norte de África». El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha calificado el Plan como «el
mayor fortalecimiento de nuestra defensa colectiva desde el fin de la guerra fría».
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El secretario de Estado estadounidense John Kerry y el nuevo secretario general de la OTAN, Jens
Stoltenberg, celebran la reactivación de la actividad militar.
Para empezar, en sólo 3 meses la OTAN multiplicó por 4 la cantidad de cazabombarderos que
pueden ser utilizados tanto en misiones de guerra convencional como de guerra nuclear con bases
en la región báltica –que fue parte de la Unión Soviética–; envió aviones de guerra electrónica
AWACS al este de Europa y aumentó el número de navíos de guerra en el Mar Báltico, el Mar Negro
y el Mediterráneo; desplegó en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania fuerzas terrestres
estadounidenses –incluyendo unidades acorazadas pesadas–, británicas y alemanas; intensificó las
maniobras conjuntas en Polonia y en los países bálticos hasta sobrepasar la cantidad de
200 maniobras en todo el año.
También en base al Plan de Acción y «reactividad» se inició el fortalecimiento de las capacidades de
la «Fuerza de Respuesta de la OTAN» con la creación de «paquetes» de unidades terrestres, aéreas
y navales que pueden ser enviadas rápidamente al este de Europa, el Medio Oriente, el Asia central
–incluyendo Afganistán, donde la OTAN aún mantiene sus fuerzas especiales–, África u otras
regiones. En ese contexto ha de crearse una nueva «Fuerza de Intervención Conjunta de muy gran
rapidez», capaz de ser «desplegada en pocos días, principalmente en la periferia del territorio de la
OTAN».
Simultáneamente se abrió en Riga, Letonia, el «Centro de Excelencia de Comunicaciones
Estratégicas de la OTAN», a cargo de la nueva guerra fría contra Rusia con el uso de instrumentos
como «operaciones informativas y sicológicas».
Según el acuerdo firmado el 1º de julio ante el Comando Aliado para la Transformación (en Norfolk,
Virginia), Italia también forma parte del Centro de Excelencia para la nueva guerra fría, junto con
Gran Bretaña, Alemania, Polonia y las tres repúblicas bálticas.
Así contribuyen Italia y la Unión Europea a abrir la «nueva área de diálogo con Moscú» anunciada
por Federica Mogherini, Alta Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea.
Il Manifesto / Red Voltaire
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