Estudios Relato de un acuerdo histórico Ivan Latzke Blake 1 No resulta una tarea difícil identificar cuál fue el hecho más importante en la política de Irán, tanto interna como externa, para el periodo que abarca el presente anuario. El hecho al cual se está haciendo referencia es quizás el más importante en Medio Oriente en el periodo, y de los más relevantes de la historia de la potencia persa. El acuerdo alcanzado en los primeros días del mes de julio de 2015 entre las delegaciones de Irán y los países que conforman el G5+1 (Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Rusia, China y Alemania) en torno al programa nuclear iraní promete escribir una nueva página en la relación entre este país y Occidente. En el presente artículo se intentará dar cuenta del proceso de negociaciones que concluyó con el acuerdo definitivo, de los actores internos y externos, regionales y globales que influyeron en dicho proceso o intentaron hacerlo, de las marchas y contramarchas, de los puntos de discordia, y de las causas y posibles consecuencias de aquél. El relato del proceso Durante el periodo analizado se dieron dos extensiones de la fecha límite que se había acordado originalmente. En noviembre del año 2013, cuando se oficializó el proceso de conversaciones que desencadenaría en un acuerdo sobre el programa nuclear iraní, se acordó que el proceso comenzaría en enero de 2014, y tendría como fecha límite el 20 de julio del mismo año. En vistas del plazo acordado, el día 16 de dicho mes se reunieron en Ginebra las delegaciones de los países comprometidos. Las partes llegaron a la reunión sabiendo que las conversaciones no habían avanzado lo suficiente para llegar a un acuerdo final. Sin embargo, y en vistas de que los países en cuestión habían cumplido con la parte del tratado que le correspondía a cada uno, se decidió extender las conversaciones por 4 meses más, llevando la fecha final al 24 de noviembre de dicho año. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) había declarado que para el 20 de julio Irán ya había eliminado la totalidad de sus 1 Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires. Maestrando en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de La Plata. Secretario del Departamento de Medio Oriente del Instituto de Relaciones Internacionales (UNLP). Docente en Sociología de Medio Oriente, Facultad de Ciencias Sociales (UBA). reservas de uranio enriquecido al 20 por ciento, el tipo de uranio que se necesita para fines bélicos; gran parte de ese uranio fue diluido, y otra parte convertido en óxido de uranio. También congeló su programa nuclear, aunque se encargó de que quede en claro que no renunciaba a la investigación y utilización de la energía nuclear para fines pacíficos, como también de exigir que Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas levanten las sanciones económicas que pesaban sobre el país asiático para que las conversaciones pudieran llegar a buen puerto. Las potencias occidentales, por su parte, habían cumplido en mayor medida con su compromiso de alivianar las sanciones económicas, y habían liberado diversos fondos iraníes que se encontraban congelados en bancos extranjeros. Como se mencionó previamente, el nuevo plazo para alcanzar un acuerdo definitivo concluía el 24 de noviembre. Durante dicho periodo, al igual que había ocurrido en el anterior, se sucedieron diversas reuniones entre las delegaciones de los diferentes países vinculados al proceso, con el fin de ir saldando las diferencias que impedían llegar a un acuerdo con respecto al programa. La reunión cumbre esta vez fue en Viena, pero la situación fue similar a la que habían enfrentado cuatro meses antes: las delegaciones llegaron a la reunión con la seguridad de que de allí no saldría ningún acuerdo, pero con la convicción de que era necesario proseguir con el proceso. La nueva prórroga se fundamentó no ya sólo en el compromiso mostrado por las diferentes partes en el cumplimiento del acuerdo, sino en la certeza de haber logrado avances importantes sobre los diferentes puntos en discusión. El nuevo plazo propuesto fue de ocho meses, de los cuales en los primeros tres se debía llegar a un acuerdo marco, para luego arribar al 30 de junio del presente año a la firma de un acuerdo final. A finales de marzo las diferentes delegaciones diplomáticas volvieron a verse las caras con la tranquilidad de haber realizado avances sustanciales, aunque se requirieron ocho días de reunión para poder anunciar al mundo que se había alcanzado un Acuerdo Marco. El documento logrado parecía haber contentado a las diferentes partes, más allá de las dudas que generaban en los sectores de oposición, tanto en Irán como en Estados Unidos. Según fue anunciado, se lograba que el programa de enriquecimiento de uranio del país persa fuera limitado y supervisado bajo controles estrictos por un período de hasta 25 años por parte del OIEA, mientras que el 95 por ciento de uranio ya producido por Irán debía diluirse o enviarse al exterior. Como contraparte, los cancilleres de las potencias aseguraron que se levantarían las sanciones vinculadas con el programa nuclear que pesan sobre la economía iraní. Por delante quedaban tres meses en los cuales debían discutirse las cuestiones más finas, de un mayor tecnicismo, con el objeto de dar contenido a los acuerdos generales alcanzados. La noticia que justifica la pertinencia del presente informe fue que del encuentro realizado a finales de junio entre las delegaciones del G5+1 e Irán no emanó una nueva prórroga sino un acuerdo definitivo. Luego de más de un año y medio de arduas negociaciones, se pudo arribar a la redacción de un texto que cubriera las exigencias de cada una de las partes involucradas. El acuerdo definitivo El acuerdo logrado, según declaraciones de los líderes de las potencias, contenía los resguardos necesarios para impedir a Irán la utilización de su programa nuclear con fines bélicos, permitiendo, a su vez, proseguir con el desarrollo del mismo, asegurando su uso pacífico. Los puntos centrales del texto fueron los siguientes: a. Irán reducirá su capacidad de enriquecimiento de uranio en dos tercios y dejará de usar para dicho fin su instalación subterránea en Fordow; b. Reducirá su arsenal de uranio poco enriquecido a 300 kg, un 3.67% del actual. Esta reducción se logrará ya sea mediante la dilución o el envío fuera del país de dicho material; c. El núcleo del reactor de agua pesada en Arak será eliminado, y rediseñado de tal manera de no producir cantidades significativas de plutonio; d. Irán permitirá que inspectores de Naciones Unidas ingresen a los sitios donde sospechen que se desarrollan actividades nucleares no declaradas, incluidos los sitios militares; e. Una vez que el OIEA haya verificado que Irán tomó las medidas necesarias para reducir el tamaño de su programa, las Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea levantarán las sanciones que pesan en su contra; f. Se mantendrán las restricciones sobre el comercio de armas convencionales durante los próximos cinco años, y durante ocho años en el caso de la tecnología de misiles balísticos; g. Si existieran acusaciones de que Irán no cumple con sus obligaciones, una comisión conjunta tratará de resolver la disputa, dentro de un lapso de 30 días. Si ésta fracasara, será remitido al Consejo de Seguridad de la ONU, que tendrá que votar si continúa o no con el levantamiento de las sanciones. Un veto de un miembro permanente implicará la reimposición de las sanciones. Todo el proceso tomaría 65 días. En declaraciones realizadas por el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al parlamento norteamericano, el mandatario aseguró que el acuerdo impide el desarrollo de un programa nuclear con fines bélicos por parte de Irán, no basándose en la confianza, sino en el control riguroso. Afirmó que este tipo de acuerdos no se firma con aliados, sino con enemigos como Irán o la Unión Soviética. Advirtió a los congresistas que iba a vetar cualquier legislación que busque boicotear el acuerdo, aclarando, sin embargo, que el mismo deja a disposición del próximo presidente norteamericano la posibilidad de volver a aplicar las sanciones en caso de que Irán no cumpliera con el tratado. Obama defendió el acuerdo afirmando que las sanciones tenían por objeto obligar a Irán a buscar la vía diplomática y, en este sentido, habían cumplido con dicha finalidad. Por su parte, y a través de su cuenta oficial de Twitter, el presidente de Irán, Hassan Rouhani, declaró que nuevos horizontes emergen con la firma del tratado, y que el mismo supone la resolución de una crisis “innecesaria”. También afirmó que este acuerdo implica el levantamiento de las sanciones y no su suspensión, pues, de caso contrario, no se habría firmado. Las reacciones regionales En la región de Medio Oriente, el proceso contó con la oposición de los países más importantes, y con mejores vínculos con Estados Unidos: Arabia Saudita e Israel. Las posiciones fueron alterándose, pero el miedo a que un acuerdo, y el consecuente levantamiento de las sanciones, beneficiaran a Irán y su posición en la región, se mantuvo constante. El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a contrapelo de la comunidad internacional, calificó al acuerdo de “error histórico”, y advirtió sobre el peligro que éste podía implicar: "Irán recibirá cientos de miles de millones de dólares que le permitirán hacer funcionar su máquina del terror, su agresión y su expansión en Oriente Medio y en el mundo"2. Durante todo el proceso de negociaciones se opuso al mismo, tratando de influir en el gobierno norteamericano para llevarlo a su fracaso. De hecho, en marzo del presente año, invitado por la oposición a la administración Obama, el premier israelí dirigió unas palabras al parlamento norteamericano, donde declaró su ferviente rechazo a un posible acuerdo con Irán y advirtió los peligros que éste implicaría. Esta acción le permitió, a nivel local, dar el puntapié final en la carrera a su reelección, y revertir los pronósticos que lo colocaban en segunda posición. Por su parte, Arabia Saudita expresó dos posiciones, una antes y otra después de firmado el Acuerdo Marco, pero siempre marcando el riesgo que podía significar para la estabilidad de la región un Irán fortalecido. Según expresa Mariela Cuadro, “la oposición de Arabia Saudita al acuerdo nuclear aparece vinculada al temor del país árabe de que el levantamiento de sanciones en contra de Teherán y el permiso para que éste continúe con su programa nuclear, posibilite a la potencia persa una mayor injerencia en los asuntos árabes” (Cuadro; 2015: 3). Esta postura contraria representó la primera posición con respecto al acuerdo, claramente vinculada al temor saudí a que una mejora en la economía iraní, sumado a la mejora en la relaciones con Estados Unidos y Europa, minara su posición predominante en la región. Una vez firmado el Acuerdo Marco, donde se definían las cuestiones centrales, la posición del país del Golfo viró a expresar la necesidad de que se arribe a un acuerdo definitivo. En las declaraciones finales de un encuentro entre Estados Unidos y los países que conforman el Consejo de Cooperación del Golfo desarrollado en Camp David en mayo del corriente año, se señalaba la necesidad de un acuerdo comprehensivo, verificable, que trate las preocupaciones regionales e internacionales sobre el programa nuclear de Irán, el cual es del interés para la seguridad de los Estados-miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, de Estados Unidos y de la comunidad internacional en su conjunto.3 El Secretario de Defensa norteamericano, Ashton B. Carter, declaró después de una visita al Rey saudí Salmán bin Abdulaziz que la potencia del Golfo apoyaba el acuerdo logrado entre Irán y las potencias4. Sin embargo, según difundieron algunos medios, la casa saudí también deslizó sus dudas en torno a los mecanismos planteados por el acuerdo a la hora de verificar la actividad nuclear iraní, como también de aquéllos mediante los cuales las potencias podrían volver a aplicar las sanciones en caso de incumplimiento del acuerdo por parte de Irán. 5 Reflexiones finales El acuerdo alcanzado por Irán y las potencias que conforman el bloque G5+1 es indudablemente de carácter histórico. Tiene la potencialidad de alterar la situación geopolítica de la región del Medio Oriente, como así tener implicancias a nivel mundial. Para Irán, respecto a su política doméstica, debería implicar un alivio en su economía atravesada por una fuerte crisis. Sin embargo, aventurar hipótesis de hasta qué punto alteraría la relación de fuerzas regionales entre 2 http://www.clarin.com/mundo/Netanyahu-acuerdo-nuclear-Iran-error-historico_0_1393660777.html 3 https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2015/05/14/us-gulf-cooperation-council-camp-david-jointstatement 4 http://www.nytimes.com/2015/07/23/world/middleeast/iran-nuclear-deal-saudi-arabia.html 5 http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/middleeast/saudiarabia/11756739/Saudi-Arabias-King-Salman-backs- Israel-over-Iran-nuclear-deal-concerns.html Arabia Saudita y la potencia persa; o cómo podría modificar el mapa regional e influir en los conflictos que se están desarrollando en la actualidad en Medio Oriente sería de una falta de rigurosidad académica imperdonable. Las potencialidades del acuerdo son claras y evidentes; hasta qué punto puede aprovecharlas el gobierno iraní, de qué manera podrían contrarrestarlas sus principales contrincantes en la región, o cómo reaccionarán los demás gobiernos y grupos políticos de la región a este cambio de panorama, no se puede saber por anticipado. Sólo el trascurso del tiempo y la acción de los actores regionales e internacionales determinarán el futuro de una región tan central en el mundo.