Intervención del Estado

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Tema 10: La intervención del Estado
El juego de la oferta y la demanda en los mercados de productos genera bienes y servicios y en los mercados
de trabajo genera puestos de trabajo, salarios y una distribución mejor de la renta.
El mercado es capaz de decidir qué bienes se producen, cómo y para quién se producen.
El autor en este capítulo trata de identificar las circunstancias en las que es deseable la intervención del
Estado. Para ello trata de responder a tres preguntas:
• ¿En qué circunstancias fallan los mercados?
• ¿Cómo puede ayudar la intervención del Estado?
• ¿Qué grado de intervención del estado es deseable?
• LOS FALLOS DEL MERCADO
Podemos visualizar las posibilidades de intervención del Estado centrando la atención en la cuestión del qué.
Nuestro objetivo es producir la mejor combinación de productos con los recursos existentes −> combinación
optima de productos.
El mercantilismo del mercado transfiere recursos de una industria a otra en respuesta a las demandas de los
consumidores. Las variaciones de los precios de mercado encauzan los recursos los recursos de una industria a
otra.
Utilizamos el término de fallo de mercado para referirnos a los resultados que no son perfectos. El fallo del
mercado implica que las fuerzas de la oferta y la demanda no nos han llevado al mejor punto de la curva de
posibilidades de producción. Los fallos de mercado abren la puerta a la intervención del Estado y si éste no
puede hacer la tarea, necesitamos algún tipo de fuerza distinta del mercado para conseguir las respuestas
correctas.
Los fallos de mercado justifican la actuación del Estado, y necesitamos saber como y cuándo falla éste. Son
cuatro las causas especificadse los fallos de mercado:
• Los bienes públicos
• Las externalidades
• El poder del mercado
• La equidad
• LOS BIENES PÚBLICOS
Un bien público es un bien o un servicio cuyo consumo por parte de una persona no excluye su consumo por
parte de otra. Sin embargo, un bien privado nadie más puede consumirlo.
A la lista de bienes públicos se añaden la administración de la justicia, la regulación del comercio y el
ejercicio de las relaciones exteriores.
Como un bien público es bien de todos, los consumidores se niegan a pagar por él esperando que sea pagado
por otros (parasitarios: se aprovechan de un bien por el cual no han pagado) debido a que tienen una renta
limitada para gastar.
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El mercado falla: no podemos basarnos en el mecanismo del mercado para asignar los recursos a la
producción de bienes públicos por mucho que se deseen. El problema estriba en que el mercado tiende a
producir una cantidad insuficiente de bienes públicos y una cantidad excesiva de bienes privados.
Para conseguir bienes públicos el Estado tendrá que obligar a los consumidores a pagar impuestos, utilizará
los ingresos fiscales para pagar la producción de defensa, el control de las crecidas y otros bienes públicos.
• LAS EXTERNALIDADES
El término externalidades se refiere a todos los costes o beneficios de una actividad de mercado que recae en
terceros, es decir, en otras personas distintas del productor o consumidor inmediato. El mercado produce una
cantidad insuficiente de los bienes que generan beneficios externos y produce una excesiva de los que generan
costes externos. Puede ser necesaria la intervención del Estado para acercar más la combinación de productos
al punto óptimo de la sociedad.
También hay externalidades en la producción.
Los mercados son incapaces de resolver el problema de las externalidades, veamos de nuevo cómo se toma la
decisión básica de producción. La elección del nivel de producción se basa en la comparación de los costes
marginales y los ingresos marginales.
Los individuos tienden a maximizar su bienestar personal, sopesando los beneficios privados y los costes
privados. Siempre que hay costes externos, una empresa privada no asigna sus recursos y gestiona su planta
pensando en maximizar el bienestar social.
La ineficiencia del mecanismo del mercado puede expresarse estableciendo una distinción entre los costes
sociales y los costes privado. Los costes sociales son los costes totales de todos los recursos que se utilizan en
una determinada actividad productiva. Por otra parte, los costes privados son los costes de recursos en que
incurre el producto específico.
Cuando los costes sociales son diferentes de los privados, existen costes externos. De hecho, los costes
externos son iguales a la diferencia entre los costes sociales y los privados:
• Costes externos = costes sociales − costes privados
Cuando hay costes externos, el mecanismo del mercado no asigna eficientemente los recursos. Se trata de otro
caso de fallo del mercado.
Nuestro bienestar social colectivo sería mayor con una conducta de mercado diferente y un medio ambiente
más limpio. Si los costes de la contaminación son externos, las empresas producen una cantidad excesiva del
bien contaminante.
Se observa la existencia de una diferencia entre los costes privados y los sociales en muchas actividades de
consumo. Un consumidor tiende a maximizar su bienestar personal.
El contaminador se beneficia sustituyendo los costes privados por costes externos. Los incentivos del mercado
fomentan la contaminación del medio ambiente.
La incapacidad del mercado para incluir los costes ecológicos en las decisiones de producción y de consumo
justifica la intervención del Estado. En este caso, nuestro objetivo es reducir los incentivos para producir y
consumir productos que impongan elevados costes externos de la sociedad. De dos formas:
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• Alterando los incentivos del mercado
• Soslayando los incentivos del mercado
Poniendo tasa de emisión por productos contaminantes, esto eleva el coste marginal privado y anima a reducir
la producción.
Aunque las tasas por emisión pueden utilizarse para alterar los resultados del mercado, el enfoque de los
incentivos no es la única opción. También se utiliza a menudo la regulación directa. Pero una regulación
excesiva de los procesos puede elevar los costes de la protección del medio ambiente y reducir los incentivos
para buscar innovaciones que ahorren costes.
• EL PODER DEL MERCADO
El poder de mercado suele ser causa de las respuestas defectuosas. Es la capacidad para alterar el precio de
mercado de un bien o de un servicio. Pueden utilizarla para enriquecerse y no para llevar a la economía a la
combinación optima de productos.
El monopolio es el tipo grave de poder de mercado. Las patentes también porque impiden a otros hacer o
vender un determinado producto. También confiere poder de mercado el control de recursos, los acuerdos de
limitación de la producción o la eficiencia de la producción en gran escala.
El tipo de intervención del Estado más evidente en este caso es impedir las concentraciones de poder de
mercado o desmantelarlas. Éste es el fin esencial de la política antimonopolio. En Estados Unidos se dan tres
leyes:
• La ley Sherman (1890)
• La ley Clayton (1914)
• La Federal Trade Commission Act (1914)
Aunque la política antimonopolio ha dado algunos resultados impresionantes, sus posibilidades son limitadas.
• LA EQUIDAD
Los bienes públicos, las externalidades y el poder de mercado provocan una asignación incorrecta de los
recursos.
Además de qué debe producirse, también nos preocupa el para quién debe producirse distribuyendo una
mayor parte de la producción total entre los que tienen más renta. Aunque este resultado sea eficiente no es
equitativo. En lugar de basarnos exclusivamente en el mecanismo del mercado para determinar la renta de los
individuos, realizamos trasferencias de renta. Las transferencias son pagos de renta que no se intercambian
por bienes o servicios. Se utiliza para aumentar la renta de las personas a las que el propio mercado les
suministra demasiado poca.
Según esta ayuda, la reducción de la miseria es un bien público. En la medida que la ayuda económica
beneficia significativamente al público en general, la redistribución de la renta es un bien público.
• LA INESTABILIDAD MACROECONÓMICA
Los fallos microeconómicos del mercado implican que nos encontramos en el punto erróneo de la curva de
posibilidades de producción o que estamos distribuyendo injustamente la producción obtenida.
Históricamente, el mercado se ha visto sacudido por brotes de desempleo e inflación. Estos elementos han
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llevado a algunos la influencia del Estado en la vida macroeconómica. El objetivo de la intervención
macroeconómica es fomentar un crecimiento económico, es decir, pleno empleo, estabilidad de precios y
crecimiento productivo.
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