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Estudios
Cuando la violencia se convierte en una forma de vida: El caso de El Salvador
Carolina Sampó1
La problemática de la violencia lleva décadas ganando las portadas de los diarios en El
Salvador. Desde la Guerra Civil y la posterior pacificación, el rol que han adquirido las Maras
en la profundización de la (in)seguridad pública debe ser resaltado. Lo que a principios de
este siglo aparecía como un fenómeno social complejo, fue adquiriendo nuevas aristas hasta
convertirse en un flagelo criminal sumamente difícil de explicar, entender y erradicar. El Estado y todas sus imperfecciones, dan cuenta no sólo de la incapacidad de detener el crecimiento de las Maras sino también de cómo es posible generar las condiciones para su expansión
aun sin quererlo. La tregua pactada allá por el año 2012 que pareció darle un respiro a la sociedad civil, terminó convirtiéndose en un boomerang y hoy hablamos del país más violento
del hemisferio, el segundo más violento del mundo (Después de Siria), que sin duda atraviesa
un grave crisis no solo de seguridad sino también institucional. En este sentido, los sucesivos
gobiernos parecen profundizar la crisis sucesivamente. Desde el final de la tregua (que significó el reconocimiento de que el Estado no puede manejar la problemática de las Maras) hasta hoy, la situación no ha dejado de agravarse.
Si los homicidios son un indicador de la inseguridad, los números de El Salvador son
más que alarmantes. De acuerdo con datos de la Policía Nacional Civil el primer bimestre de
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Doctora en Cs. Sociales (UBA). Magister en Estudios Internacionales (UTDT). Licenciada en Ciencia Política (UBA). Ex becaria doctoral y posdoctoral del CONICET. Docente de la
Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de Palermo.
Anuario en Relaciones Internacionales/2014
Departamento de Seguridad y Defensa / Página 2
este año registró 1399 muertes, cifra nunca antes alcanzada en las últimas dos décadas. Vale
decir que, el año pasado, cuando el país se consolidó como el más violento del hemisferio,
para ese mismo periodo se reportaron 643 asesinatos, es decir, menos de la mitad que en
este 2016 (un 118% más). El año 2015 cerró con un promedio de 18,2 personas asesinadas
por día, número que ha continuado elevándose hasta los 22.8 homicidios diarios para febrero
de 2016. En El Salvador, una persona muere cada poco más de 60 minutos de acuerdo con
estos datos.
Ahora, ¿a qué obedece el recrudecimiento de la violencia en El Salvador? Sin duda es
un fenómeno multicausal que tiene su raíz en la debilidad del Estado. La falta de control territorial, las carencias en torno a la seguridad pública, la falta de posibilidades socioeconómicas,
el sinnúmero de armas de fuego que inundan las calles (que se incrementa todos los días en
30, es decir 11 mil nuevas armas por año, sólo en el mercado legal), el avance de la Mara
Salvatrucha y de la Barrio 18 en distintos sectores ya no sólo de San Salvador sino también
en todo el territorio nacional y los escuadrones de la muerte que se han generado para contrarrestar el avance de las Maras (aunque no se sabe mucho de este tema), parecen ser los
factores más relevantes.
El gobierno de SachezCerénha mostrado un nivel de inoperancia, en términos de resolución de problemas de seguridad pública, nunca antes visto. Durante su presidencia, no sólo
aumentaron los homicidios sino que las organizaciones criminales, especialmente las Maras
han crecidos en término económicos, sociales y de poder. Vale decir que el centro de San
Salvador es, de acuerdo con múltiples reportes, una zona en la que el imperio de la ley ya no
existe y el control territorial está repartido entre la Mara Salvatrucha, la barrio 18 (y sus facciones) y la mara Mao Mao. En este sentido, el problema más acuciante no es sólo el pago de
extorsiones sino la movilidad dentro del centro histórico. Los límites de dominación territorial
se han vuelto tan difusos que los individuos ponen en riesgo su vida constantemente al, por
ejemplo, cruzar la calle. El problema es que la demarcación territorial es clara sólo para las
facciones y la incursión en distintas áreas de San Salvador puede devenir en la muerte, como
ponen de manifiesto más de una docena de casos.
El camino a emprender parece difícil. Las políticas de mano dura no han dado resultados eficientes y sostenidos en el tiempo. De allí la importancia de utilizar mecanismos alternativos. En esta dirección parece moverse el gobierno de Honduras que hace pocos días promovió un golpe al entramado financiero de los líderes de las Maras. En esta primera etapa se
decomisaron decenas de viviendas y vehículos, se bloquearon más de 130 cuentas bancarias.
De acuerdo con fuentes oficiales, el operativo que comenzó a fines de febrero y aún continúa
derivó en la incautación de cerca de 9 millones de dólares en bienes. Doce líderes y colaboradores de la MS 13 además fueron arrestados por la Policía Nacional; entre ellos se destacan el
alcalde de la ciudad de Talanga, situada a 50 kms de Tegucigalpa y un ex suboficial de la policía. El dinero decomisado proviene especialmente del pago de extorsiones y de otros delitos
complejos desarrollados por las diversas clikas.
Anuario en Relaciones Internacionales 2014
Departamento de Seguridad y Defensa / Página 3
Sin duda la situación de El Salvador es muy compleja y requiere de toda la cooperación
posible. La adopción de medidas alternativas puede derivar en una mejor estrategia frente a
las Maras que tanto daño le hacen a la seguridad pública.
Anuario en Relaciones Internacionales 2014
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