ECONOMÍA INTERNACIONAL ¿Porqué se internacionalizan las empresas? Desde los remotos tiempos en los que la humanidad descubrió las bondades del mercado y del comercio la ampliación y el crecimiento de los mismos, junto con su principal actora, la empresa, ha constituido la tendencia predominante. Ya en los siglos XIV y XV el entramado financiero europeo y las extensas redes comerciales, gestionadas por poderosas familias, ocupaban un destacado lugar en las incipientes economías mercantilistas de la época. Fue más tarde cuando los pioneros en el estudio de la economía, Adam Smith y David Ricardo, expusieron de manera teórica las ventajas que este mercado y este comercio internacional ofrecían en términos de eficiencia económica y cuyos benevolentes resultados sin duda no escaparon a sus antepasados. Con la mención por el primero de ellos del fenómeno de la división internacional del trabajo se ponía nombre a un proceso que culmina hoy día con la extensa descentralización y deslocalización de las actividades productivas y financieras de las empresas más importantes. El objetivo de este ensayo es reflexionar sobre las distintas causas que originan esta expansión más allá de las fronteras de sus respectivos estados de las actividades económicas de las empresas y que apuntan en el futuro hacia una profundización en este proceso de internacionalización económica y financiera. Las decisiones de las empresas, como agentes económicos racionales inmersos en la realidad económica, se ven influenciadas de manera decisiva por los múltiples incentivos económicos a los que se enfrentan. De esta manera surge la motivación económica como factor relevante a la hora de considerar la internacionalización de las empresas. Al hecho de ampliar el mercado potencial al que dirigen sus esfuerzos, con la posibilidad de obtener importantes ahorros vía economías de escala, se le unen las ventajas competitivas alcanzables a través de la explotación de las ventajas comparativas que el país de destino pueda poseer, ya sean en el mercado laboral, en otros mercados de factores, en el grado de desarrollo económico y social ó incluso en la legislación (mercantil, medioambiental, fiscal, etc.) o ausencia de ella. Del mismo modo, se puede considerar que las empresas al adoptar sus decisiones tienen en cuenta el riesgo de sus actividades, persiguiendo algú tipo de minimización condicionada. La internacionalización ofrece posibilidades para reducir el riesgo de mercado al que se ve expuesta la empresa mediante la diversificación hacia áreas económicas ó países con distinto nivel de desarrollo y en distintas fases del ciclo económico. Asímismo, esta diversificación hacia distintos mercados con distintas monedas puede llevar a una reducción de la exposición de la empresa a los distintos tipos de riesgo de cambio. Cabe mencionar en este contexto la posibilidad de gestionar los precios de transferencia entre las distintas filiales con el objetivo de reducir el montante total de impuestos que la empresa ha de satisfacer. Todas estas oportunidades alcanzables mediante la internacionalización constituyen ventajas per se y han de ser analizadas, en lo que a sus respectivos mercados se refiere, de una manera global y estratégica por toda empresa que aspire a llevar a cabo un proceso de internacionalización. Considerando a la empresa como una unidad de producción condicionada por su entorno es necesario al estudiar su internacionalización analizar otro tipo de causas no económicas que se engloban en el ámbito político−ideológico. Hemos asistido a lo largo de la historia, por motivos económicos y políticos, a numerosos delirios proteccionistas que han minado la capacidad de desarrollo y crecimiento de las economías que los han sufrido, al igual que la de sus socios comerciales. Todo parece apuntar, sin embargo, a que una nueva fase de apertura general de las economías, con una progresiva eliminación de los aranceles y menores impedimentos a la libre circulación de capitales, que se inició con el orden económico internacional resultante de los acuerdos de Bretton Woods, tiende a consolidarse. En efecto, la comunidad internacional se ha dotado durante este último medio siglo de una serie de instituciones que abogan por el mecanismo de mercado y por la liberalización de las relaciones comerciales entre países y cuenta con numerosos argumentos teóricos que justifican esta política. Es destacable asímismo la progresiva expansión de la democracia como forma de gobierno, contribuyendo a eliminar las actuaciones discrecionales de otras formas de gobierno más autoritarias y suavizando de alguna manera las relaciones entre países, suponiendo todo esto una mayor 1 estabilidad política, requisito importante en la decisión de internacionalización. También hay que mencionar la instauración en los citados acuerdos del sistema de cambios fijos patrón dólar−oro que, aunque no se pudo mantener más allá de 1973, supuso una eliminación de las riesgos asociados a la fluctuación del valor de las divisas, creando incentivos a la expansión internacional de las empresas. Más recientemente, durante los primeros ochenta, el triunfo de la economía de la oferta en los EE.UU y en el R.U, con sus firmes convicciones a favor de una mayor liberalización, desregulación y privatización, ha iniciado una ola de seguimiento en el resto de las economías que ha propiciado y está propiciando un mayor impulso a la competencia y a la internacionalización de las empresas. Ciertamente, la entrada de nuevos competidores en el mercado doméstico representa una amenaza para las empresas establecidas que tratarán de recuperar la cuota perdida arrebatándoles mercado a sus nuevos competidores en sus países de origen. Este avance hacia una mayor competencia y apertura general de las economías se ha visto potenciado por el fin de la guerra fría consecuencia del desmantelamiento de la U.R.S.S y la consiguiente apertura y transición hacia el sistema económico capitalista de las economías del antiguo bloque comunista. Pero, volviendo a la pregunta del título − ¿qué es lo que verdaderamente lleva a las empresas a buscar su internacionalización? ¿Es el factor político ó predomina la causa económica como verdadera impulsora de la internacionalización de las empresas y de la actividad económica? Durante el siglo XV la gran potencia imperial de la época, China, emprendió bajo la tutela del emperador una serie de expediciones a otras regiones del planeta. La lección que obtuvieron los consejeros fue que el mundo no tenía nada que ofrecer a China y decidieron proseguir con su aislamiento del resto del mundo. Este ejemplo, aunque un tanto burdo, nos sirve para ilustrar que si bien los factores político−ideológicos mencionados representan un papel muy importante, el motivo económico constituye, en opinión del autor, la razón última de la internacionalización. En efecto, la legislación a favor de la apertura de las economías a los intercambios comerciales y a la inversión extranjera difícilmente tendrá ningún efecto real en ausencia de incentivos económicos para las empresas ó para los ciudadanos. Más aún, pese a que en algunos sectores no existe este apoyo político y legal a las inversiones e intercambios transfronterizos el interés económico se abre camino y busca los medios por los que lograr sus objetivos. En esta línea de argumentación es necesario citar los casos de contrabando, duplicación ilícita, narcotráfico etc., que, al margen de la legalidad, satisfacen los intereses de productores y consumidores. Mayor grado de sofisticación y apoyo legal alcanzan ciertos instrumentos financieros desarrollados en los EEUU, los American Depositary Receipts (ADR´s), que permiten la existencia de un mercado organizado de acciones de empresas radicadas en países sin una plena convertibilidad de su divisa. El factor económico representa pues el verdadero motor de la internacionalización, aunque no cabe duda de que puede verse ampliamente favorecido por las disposiciones legales que adopten los gobiernos. Los factores políticos actúan de este modo como impulsores , paralizadores ó incluso desaceleradores de un proceso de internacionalización que hunde sus raíces en los objetivos económicos perseguidos por sus protagonistas. La políticas de los países más influyentes de la comunidad internacional, así como los procesos más ó menos avanzados de integración económica existentes, apoyan, como ya se ha dicho, la profundización en la internacionalización de la empresa. Desde el ámbito académico también se apuesta por la liberalización del comercio y de los movimientos internacionales de capital como medio para promover el crecimiento y la eficiencia económica. Sin embargo el fenómeno de la internacionalización de la actividad económica suscita entre algunos grupos y países, sobre todo en épocas de recesión y de turbulencias financieras, antiguos recelos en aspectos tales como la soberanía nacional, la venta de activos a extranjeros, el medio ambiente, la pérdida de puestos de trabajo nacionales, las condiciones laborales y el reparto de los beneficios del comercio. Constituye pues un reto para los gobiernos y las instituciones internacionales el saber gestionar de manera adecuada las múltiples fuerzas que intervienen en aras de un mayor y más extendido crecimiento económico y de unos resultados distributivos moralmente aceptables. 2